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1
Roxin, Claus. Derecho Penal. Parte General. 2° edición, Civitas, Madrid, 2006.
como tipo subjetivo el dolo, constituido informalmente como conocimiento y voluntad;
formalmente, como la voluntad de realización del tipo penal en estricto conocimiento
de las circunstancias objetivas de hecho. Además, se debe admitir que el tipo subjetivo
se consuma también con el dolo eventual, contextualizado mayoritariamente por la
doctrina cuando el sujeto tiene certero conocimiento y se tome en serio la posibilidad
de realización del hecho típico y, aun así, se conforma con ello 2. En el caso del
“conocimiento” presente en el caso, consideramos impropio conforme a máximas de
actuación y razonabilidad “desconocer” o “pretender desconocer” el carácter atípico de
encomendar el encubrimiento de cinco maletines cargados de dinero; esto es, pudo no
haber existido intencionalidad manifiesta en realizar el tipo penal, pero aun cuando
presumía o “debía presumir” mediante inferencia las circunstancias que comprometían
a dicho dinero, realizó el acto típico. De ese modo, es atisbable el dolo eventual. Si
enfocamos el caso desde la posición normativista del dolo que, por ejemplo, nos
ofrece la profesora Ingeborg Puppe 3, que entenderá esta figura como la atribución de
una resignación por parte de la persona sobre el resultado, aun estando en
condiciones en que una persona razonable (que responda a máximas de actuación vía
la norma) no actuaría de dicha forma, observamos el mismo resultado: el taxista Jorge,
aun procesando, por las circunstancias de la entrega, el alto riesgo de estar
interviniendo en la ocultación de dinero con origen ilícito, no abogó por la máxima de
actuación que dicho resultado podría ocurrir en dicho momento, sino que continuó con
la conducta lesiva.
Asimismo, no se puede apelar a la utilización de la prohibición de regreso (del cual se
sustenta el Recurso de Nulidad N.° 4166-1999-LIMA) que imbuye las conductas
adecuadas por el rol social que enuncia el normativismo de Jakobs, por cuanto, habida
cuenta de que, además, como incide recurrentemente el Acuerdo Plenario N.° 03 –
2010, el agente sabe o puede presumir que el dinero posee un origen de orden ilícito,
sin necesidad expresa de conocer qué delito previo lo impele o circunstancias
objetivas que a él se circunscriban. Del mismo modo, incluso ante la demostración de
que se ubica dentro del rol social de un taxista llevar encomiendas u objetos de un
lugar a otro, su conocimiento excede el límite de su oficio por el conocimiento
circunstancial.
4
Gálvez Villegas, Tomás. Autonomía del delito de lavado de activos. Cosa juzgada y cosa
decidida. Ideas Soluciones Editorial, pp. 199 – 200.
5
Pariona Arana, Raúl. Consideraciones críticas sobre la llamada autonomía del lavado de
activos. Manuscrito del artículo a publicarse en Anuario de Derecho Penal 2015. Lima, mayo de
2015, p. 10.
6
Roxin, Claus. Ob. cit., p. 144.
para colegir la proveniencia del bien materia de análisis 7. Así, concluimos que es
relevante la acreditación material del delito fuente o previo del lavado de activos.
7
Pariona Arana, Raúl. Ob. cit., p. 14.