Evolución de determinadas magnitudes (o propiedades) propiamente termodinámicas relativas a
un determinado sistema termodinámico. Desde el punto de vista de la termodinámica, estas transformaciones deben transcurrir desde un estado de equilibrio inicial a otro final; es decir, que las magnitudes que sufren una variación al pasar de un estado a otro deben estar perfectamente definidas en dichos estados inicial y final. De esta forma los procesos termodinámicos pueden ser interpretados como el resultado de la interacción de un sistema con otro tras ser eliminada alguna ligadura entre ellos, de forma que finalmente los sistemas se encuentren en equilibrio (mecánico, térmico y/o material) entre sí. Calor y trabajo. El calor y el trabajo son energías en tránsito y por tanto no funciones de estado. El primero es energía térmica en tránsito y el segundo energía mecánica en tránsito. Los cuerpos no tienen calor ni trabajo, sino que los intercambian: absorben o ceden calor y reciben o realizan trabajo. El criterio de signos aceptado en termodinámica técnica establece que calor absorbido y trabajo realizado son positivos, y que calor cedido y trabajo recibido son negativos. Ello condiciona los signos en la formulación de los principios de la Termodinámica. Según este criterio no toda forma de energía entrante en el sistema es positiva ni toda la saliente es negativa, sino que depende de si es calor o trabajo.