Tal vez te dé más profundidad y concentración para hacer este trabajo, poner en el ambiente

exterior cosas que te sirvan... música tranquila, una veladora, alguna imagen... tú sabes lo que
te ayuda.

Puedes iniciar leyendo esta introducción:

“No hay nada en las personas que podamos

hacer de una vez por t odas, por eso existe la
audacia de volver a empezar…”

Quiero recordar esta frase del H. Roger, fundador de Taizé, al presentarte este cuadernillo,
porque es la inspiración del dibujo y lo hago con muuucha esperanza de poder animar tu caminar
personal.

La vida se construye poco a poco, cada día, con sudor y esfuerzo, piedra sobre piedra... y eso
quiero animar.

Pidámosle junt@s a Jesús que nos de la AUDACIA de empezar a proyectar nuestras vida cada
mañana, cada encrucijada, cada cansancio, cada caída…

Yo creo que tod@s vamos por la vida en busca de sentido, anhelando vivir en plenitud, ser
felices... y que un Proyecto Personal de Vida, puede ser una muy buena excusa para detenernos
y tomarnos en serio esta aventura que es la vida.

El PPV no es la solución completa, ni la respuesta a todas las preguntas, es una ayuda externa,
herramienta, instrumento... ojalá te sea útil y ojalá... ¡QUE SEA PARA BIEN!, para nuestro bien.

¿Cómo resuena esta frase en tu interior, en tu experiencia?

¿Frente a qué cosas tendrás que ser audaz para comenzar a proyectar tu vida?
Lee el siguiente cuento. Subraya los diferentes momentos o tiempos de la vida que se describen.

Un cuento para comenzar…

“Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva
con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño.

Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propó-
sito. Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la
enseñan a todos los demás.

Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño co-
mienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la
gente se junta nuevamente y canta.

Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción. Finalmente, cuando

el alma va a irse de este mundo, la familia y los amigos se acercan a su cama e igual que para
su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición.

En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en al-
gún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lle-
van al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor y enton-
ces le cantan su canción.

La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y
el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no
tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros.

Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pue-
den ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los de-
más. Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo, tu totalidad cuando te sientes culpable y
tu propósito cuando estás confundido”.

Este hermoso cuento puede también mostrarnos lo que es un PPV (Proyecto Personal de Vida).
Al hacer nuestro PPV tratamos de escucharnos y recordar nuestra canción, nos regalamos un
tiempo tranquilo para estar a solas con nosotros mismos y preguntarnos, para ver cómo nos ha
ido en la vida, qué regalos hemos recibido, qué dificultades nos están impidiendo crecer, cuáles
son los sueños que me arrastran a seguir caminando…

Y recordar nuestra canción, el sentido de nuestra vida, el sueño de nuestro corazón para op-
tar… porque nos hacemos adultos cuando nos escogemos a nosotros mismos, porque una perso-
na sin proyecto es una existencia a la deriva… ¡Ánimo, tú puedes! Entonces creemos nuestro
PPV.
 ¿Cuál es el momento actual de tu vida? ¿En qué procesos vitales estás ahora?

¿Qué puede simbolizar la “CANCIÓN” en este cuento? Nosotros, que no somos africanos, ¿en qué cosas
podríamos encontrar esta referencia de nuestra identidad? Tú ¿en qué la encuentras?

Lee la aplicación en los dos últimos párrafos del cuento.