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Tema 1.

LA CATALOGACIÓN

La Catalogación en el marco del Proceso Documental

Como señala Pérez Alvarez-Ossorio (1988) la información es un fenómeno de carácter


cíclico: el investigador produce información para iniciar su trabajo, el cual, a su vez
dará origen a nuevas informaciones que entran en el ciclo de transferencia o proceso
documental.
Ruiz Pérez (1992) apunta que el ciclo del proceso documental se inicia con la
producción de nuevas ideas como resultado de una investigación. Esta información
producida tiende a ser difundida por medio de documentos primarios, es decir,
originales. El problema surge cuando el crecimiento desmesurado de este tipo de
documentos, imposibilita al usuario ejercer un control adecuado sobre ellos. Se hace
necesaria una actividad intermedia.
Comienza la segunda etapa del proceso, la de tratamiento, cuyo objetivo es acondicionar
la información para que pueda ser usada de manera eficaz. La primera y más importante
fase de esta etapa es el análisis documental. Las operaciones del análisis dan como
resultado unos documentos secundarios, cuya información ya no es original. El
documento secundario actúa como intermediario o instrumento de búsqueda obligado
entre el documento original y el usuario que solicita información.
En la tercera etapa, una vez tratada y preparada la información, se procede a su
almacenamiento en las memorias documentales para su posterior recuperación. En una
cuarta fase se lleva a cabo la recuperación de la información, que puede realizarse en
una doble vertiente: a petición del usuario o a iniciativa del propio servicio documental
interesado en dar a conocer la información que controla.
Cabe señalar una quinta etapa, la de la utilización de la información. Por supuesto el fin
de la recuperación de la información es su utilización, y aunque ello recae bajo la
responsabilidad del usuario, los servicios de documentación, por medio de la formación
y el estudio de usuarios, del conocimiento de la información que controlan, y de sus
servicios de difusión de la información realizan una importante labor orientativa.
Chaumier (1979) ha preferido la expresión cadena documental y la concibe como el
conjunto de operaciones sucesivas, articuladas entre si y necesarias para la puesta a
punto de los sistemas documentales. En su opinión, las fases de la cadena documental
son las siguientes: colecta (adquisición, selección, registro); tratamiento (análisis y
recuperación) y difusión.
Los autores españoles coinciden con Chaumier e incluyen dentro del Tratamiento las
operaciones de análisis y de búsqueda. García Gutiérrez (1984) concibe esta fase como
la operación intelectual de aplicar técnicas específicas normalizadas (análisis) a un
colectivo documentario con el fin de hacerlo controlable y utilizable (recuperación)
(1984). Ruiz Pérez (1990), por su parte, considera que el tratamiento centraliza toda la
actividad analítica como medio de control y como elemento que potencia la
recuperación. Consideración lógica si admitimos que el Análisis se efectúa sobre
documentos originales y que la recuperación de los mismos parte, necesariamente, de
los resultados del análisis.

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El análisis documental se desarrolla con la finalidad de crear métodos y técnicas para
analizar documentos, clasificar contenidos y con ello facilitar su uso colectivo. Ello se
fundamenta en la idea de que los significados de los contenidos temáticos de alguna
manera se ligan con los significados de otros, lo cual permite recuperar después
documentos con significados comunes. En el proceso de transferencia de la información
o proceso documental el análisis documental y la recuperación de información son
inseparables.
El ámbito del análisis documental comprende el estudio de los principios, conceptos,
técnicas y métodos que permiten formular enunciados cuya función es expresar una idea
acerca de un documento por medio de palabras, signos y códigos convencionales, con la
intención de que éstos constituyan una representación que haga las veces del documento
a fin de poder identificarlo, describirlo, clasificarlo y localizarlo.
Entre los estudiosos españoles, García Gutiérrez (1984) opina que se trata de aquella
técnica documental que permite mediante una operación intelectual objetiva, la
identificación y transformación de los documentos en productos que faciliten la consulta
de los originales en aras del control documental y con el objetivo último de servicio a la
comunidad científica.
Pinto (1993), por su parte, opina que el análisis documental está constituido por un
conjunto de operaciones (unas de orden intelectual y otras mecánicas y repetitivas) que
afectan al contenido y a la forma de los documentos originales, reelaborándolos y
transformándolos en otros de carácter instrumental o secundario, que faciliten al usuario
la identificación precisa, la recuperación y la difusión de aquéllos.
Estas definiciones nos presentan un análisis documental integrado tanto por el análisis
formal como por el análisis de contenido. Sin embargo, tradicionalmente han existido dos
corrientes principales en la concepción del análisis documental, la corriente integradora
que aúna el análisis formal y el de contenido basándose en la doble estructura del
documento: soporte (continente) / información (contenido), y la corriente restringida
que reserva el concepto de análisis documental y lo identifica con el análisis de
contenido. Los partidarios de esta corriente argumentan la radical diferencia entre las
operaciones de descripción física o externa y las que tratan de su contenido.
Coincidimos en que el análisis de la forma del documento y el análisis de su contenido
operan sobre planos analíticos diferentes (nivel del significante, normalizable y
automatizable / nivel del significado, más difícilmente normalizable y automatizable), y
distintos son también sus fines (la recuperación del documento / la recuperación de la
información contenida en los documentos).
Para la corriente integradora los niveles de análisis están en relación directa con los dos
elementos que forman el documento: forma (soporte) y contenido (mensaje),
distinguiéndose pues entre análisis formal o externo y análisis de contenido o interno. El
análisis formal se efectúa sobre el continente o soporte documental, y el interno sobre el
contenido o mensaje del documento, cada uno de ellos con sus operaciones documentales
propias.
La fase de análisis formal sirve para la identificación precisa de los documentos científicos
de forma que se puedan localizar fácilmente cuando sean demandados.
El campo de actuación del análisis formal se concreta en dos operaciones
complementarias. La descripción bibliográfica supone la identificación, extracción y
formalización de los elementos que mejor representan a un documento, en tanto que la
catalogación se centra en la elección de los puntos de acceso y la forma de las entradas. La

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descripción bibliográfica sirve para la identificación del documento y la catalogación para
su localización.
El análisis de contenido penetra en el mensaje de los documentos y desenmaraña su carga
informativa. Su objetivo no es ya identificar el documento sino conocer la información que
contiene. Esta fase consta de dos operaciones: la indización, orientada a poner de
manifiesto el tema del documento entresacando los aspectos característicos que lo
representan para su posterior localización, y la construcción de resúmenes, encaminada a
extraer la información sustancial del documento original.
El producto de estas operaciones o procesos son los diversos documentos secundarios:
registros bibliográficos, catálogos, índices y resúmenes, destinados al servicio de la
comunidad científica pues hacen posible el control, conocimiento y difusión de los
documentos originales a los que representan.
Pinto (1993) subraya que estos documentos secundarios cumplen una triple función:
1- Constituyen la memoria de las unidades de información, al menos desde el punto de
vista de su identificación física. Es el caso de los registros de un catálogo.
2- Actúan como servicio de alerta, informando a los usuarios de todo lo que se publica en
los temas de su interés.
3- Funcionan como repertorios en las tareas de búsqueda retrospectiva y recuperación de
la información.

La Catalogación: concepto y proceso


Es preciso apuntar que los bibliotecarios y algunos estudiosos de la representación de la
información identifican la descripción bibliográfica y la catalogación, y otros, como
Guinchat y Menou (1992), Maltese (1988) o Carrión (1990) consideran que la
catalogación engloba a la descripción bibliográfica. Carrión opina que la catalogación
comienza con la descripción de cada documento y termina con la confección de un
catálogo, es decir, de un índice ordenado de los asientos que presentan los fondos de
una biblioteca y que constituyen su memoria.
Otros autores, sin embargo, distinguen ambas operaciones, tal es el caso de Pinto (1993)
que concibe la catalogación como el proceso por el que son transferidos conforme a
determinadas reglas ciertos datos técnicos de un documento a un soporte documental.
Esta operación completa el asiento bibliográfico dotándole de encabezamiento, registro
de fichas secundarias, etc.
El asiento/registro resultante de la descripción será completado por esta operación de
catalogación, mediante la asignación de los correspondientes puntos de acceso, que
servirán para localizar la descripción correspondiente.
La finalidad de la catalogación es la localización de los documentos, misión que se
consigue merced a su producto que es el catálogo y que está constituido por series de
registros bibliográficos.
El proceso de la catalogación consta de varias etapas:
1- Examinar el documento o la descripción bibliográfica previamente elaborada;
2- Determinar sus puntos de acceso;
3- Elegir el principal;

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4- Concretar las formas de los puntos de acceso.
La elección de los puntos de acceso es fundamental porque será determinante para la
localización y recuperación posterior del documento en el catálogo. Las fuentes de
información para la elección de los puntos de acceso son las mismas que las utilizadas
para la descripción, ya que la fuente inmediata es la descripción misma dentro de la cual
debe hallarse el punto de acceso escogido.
Las reglas para la elección y la forma de los puntos de acceso son válidas para la
descripción de cualquier tipo de materiales, salvo pequeñas particularidades. De ahí la
amplitud del concepto básico de responsabilidad que alcanza tanto al concepto de autor
personal –en cuanto persona o personas principalmente responsables de la creación del
contenido intelectual o artístico de una obra-, como al de influjo en la producción de la
misma –directores, guionistas, intérpretes, etc.-.
Dicha selección no siempre es sencilla porque en la descripción, punto de partida para la
la extracción de puntos de acceso, puede haber o no mención de responsabilidad,
pueden existir una o muchas menciones, porque en cada una de ellas pueden aparecer
varios nombres y porque los nombres pueden corresponder a personas físicas o a
entidades. Caben, pues, las siguientes posibilidades básicas:
1- Que el punto de acceso sea un nombre de persona;
2- Que el punto de acceso sea un nombre de entidad;
3- Que el punto de acceso haya de ser buscado fuera de la mención de responsabilidad,
es decir, en el título.
Fijar la forma de los puntos de acceso es imprescindible porque, de un lado, el mismo
autor puede usar varios nombres, el mismo nombre puede presentarse bajo muchas
formas y constar de muchas partes entre las que hay que elegir el elemento de entrada y,
de otro, los títulos para la misma obra pueden tener variantes y constar de varias partes.
Sería ingenuo pensar que los códigos de catalogación resuelven la incontrolable
casuística que se puede dar en los documentos. Descansan en principios cuya
consistencia no es metafísica, sino que se fundamentan en la experiencia y hábitos de
actuación. Caben, pues, la ambigüedad y la subjetividad.
De ahí que las bibliotecas tengan que complementar sus catálogos bibliográficos con
catálogos de autoridades, que fijen las formas válidas para los puntos de acceso y
realicen referencias que aseguren la unidad en la forma escogida, haciendo confluir
todas las posibilidades en una determinada.

Los Principios Internacionales de Catalogación


En 2003 se celebró en Frankfurt la primera de una serie de reuniones, los IFLA
Meetings of Experts on an International Cataloguing Code, que se hicieron coincidir
con el congreso anual de la IFLA y cuyos objetivos fueron examinar los códigos de
catalogación utilizados en los distintos países, comparar sus similitudes y diferencias
para ponderar la posibilidad de realizar un acercamiento entre prácticas catalográficas y,
por último, valorar la viabilidad de desarrollar un código internacional de catalogación.
Del primer encuentro surgió un borrador de declaración de principios de catalogación,
que se revisó y actualizó en las reuniones sucesivas y que fue publicado en febrero de
2009.

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El Statement of International Cataloguing Principles, que actualiza y sustituye a los
Principios de París de 1961, se aplica a los catálogos en línea actuales y del futuro, y
está pensado para guiar el desarrollo de códigos de catalogación.
El documento se articula en siete apartados: alcance de la declaración; principios
generales; entidades, atributos y relaciones; objetivos y funciones del catálogo;
descripción bibliográfica; puntos de acceso, y, por último, fundamentos para las
capacidades de búsqueda.
Los principios toman como punto de partida la tradición catalográfica existente, es
decir, los Principios de París (1961), las contribuciones de Cutter (1904), Lubetzky
(1979), y el modelo FRBR (Functional Requirements for Bibliographic Records) de la
IFLA.
Amplían el alcance con respecto a los Principios de París. Se ha pasado de unos
principios que sólo hacían referencia a la elección y a la forma de los puntos de acceso
bibliográficos, a unos principios, mucho más comprensivos, que tienen en cuenta todos
los datos incluidos en los registros bibliográficos y de autoridad. Se aplican, por tanto, a
todos los datos bibliográficos, descripción y puntos de acceso incluidas las materias, de
todos los tipos de recursos bibliográficos, y a los datos de autoridad.
La sección dedicada a los puntos de acceso es la más extensa del documento, e
introduce modificaciones significativas con respecto a los Principios de París. Ya no se
habla de encabezamientos ni de entradas, conceptos ambos ligados al catálogo manual,
sino de puntos de acceso controlados y no controlados.
Los puntos de acceso controlados son todos los que se incluyen en los registros de
autoridades, y engloban tanto los puntos de acceso autorizados como las formas
variantes, y se aplican a los nombres de las entidades persona, familia, entidad
corporativa, obra, expresión, manifestación, ítem, concepto, objeto, acontecimiento y
lugar. Los puntos de acceso no controlados se corresponden con los datos bibliográficos
de nombres, títulos, códigos, palabras clave, etc., que no se controlan por medio de
registros de autoridad, tal es el caso del título propio de una manifestación.
La última sección de la declaración de principios está dedicada a los fundamentos de las
capacidades de búsqueda. Entre otras cuestiones referentes a los mecanismos de
búsqueda, se apunta una clasificación de los puntos de acceso que los organiza en
esenciales y adicionales. Los puntos de acceso esenciales son los que se basan en los
atributos y las relaciones principales de cada entidad del registro bibliográfico y del
registro de autoridad.
Los códigos de catalogación que se deriven de estos principios tendrán que concretar,
entre otros muchos aspectos, hasta qué punto son obligatorios u opcionales algunos de
los puntos de acceso adicionales que hasta ahora se consideraban puntos de acceso
secundarios y que, como tales, formaban parte del registro bibliográfico.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. P. 21-38, 62-66.

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LECTURAS Y CONSULTA
Biblioteca Nacional (España). Catálogo de autoridades [en línea] Disponible en:
http://www.bne.es/es/Catalogos/CatalogoAutoridades/index.html
IFLA. Declaración de Principios Internacionales de Catalogación. Disponible en:
http://www.ifla.org/files/cataloguing/icp/icp_2009-es.pdf
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. CAPÍTULO 1. SUBAPARTADO 1.2. El Proceso de Transferencia
de la Información. El tratamiento Documental. CAPÍTULO 2. La representación formal
de los documentos. P. 35-49.

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TEMA 2
NORMATIVAS PARA LA CATALOGACIÓN
LOS INICIOS Y LA NECESIDAD DE LA
NORMALIZACIÓN
La necesidad de un acceso rápido y universal a la
información bibliográfica y la cooperación entre
sistemas y unidades de información han generado un
importante esfuerzo normalizador

Instituciones nacionales (AENOR, AFNOR, ANSI) e


internacionales (FID, IFLA, ISO, UNESCO) han emitido
normas relativas al formato de fichas, al vocabulario y
terminología y a la descripción formal del documento
LOS INICIOS Y LA NECESIDAD DE LA
NORMALIZACIÓN
La ISBD (International Standard Bibliographic
Description) constituyó el primer instrumento
proporcionado al catalogador por el programa de la
IFLA para el Control Bibliográfico Universal (CBU)

Los antecedentes de las normas ISBD se remontan a


la Reunión Internacional de Expertos en Catalogación
que se celebró en Copenhague en 1969 y que se
proponía establecer unas normas de descripción
bibliográfica únicas para todos los países
LOS INICIOS Y LA NECESIDAD DE LA
NORMALIZACIÓN
• El alcance de las normas ISBD desborda las
fronteras nacionales, tanto por sus objetivos como
por la amplia utilización que se hace de ellas, pues
casi todas las bibliotecas y bibliografías nacionales
las han adoptado como sistema descriptivo

• Por lo que se refiere a las normas de catalogación


los códigos de catalogación son “una ordenación
sistemática de leyes y estatutos que eviten la
inconsistencia y duplicación de los catálogos”
ANGLO AMERICAN CATALOGUING
RULES (AACR)
• Fueron pioneras las Anglo American Cataloguing
Rules (AACR), fruto de la colaboración entre
bibliotecarios británicos y norteamericanos

• Primera Conferencia Internacional sobre Principios


de Catalogación (ICCP), celebrada en Paris en
1961
• que se ocupó de problemas y nociones generales de
catalogación
• de establecer principios sobre los encabezamientos del
catálogo de autores y obras anónimas.
ANGLO AMERICAN CATALOGUING
RULES (AACR)
• Después de varias reuniones de los comités de trabajo, se
publica en 1967 la primera edición de las reglas
angloamericanas –AACR-, pero con dos textos, uno para los
ingleses y otro para los norteamericanos, con ciertas
diferencias
• Estas normas fueron revisadas a raíz de la resolución
adoptada en la Reunión Internacional de Expertos en
Catalogación de 1969 (Copenhague) en la que se planteó la
necesidad de una descripción internacional normalizada

• En 1974, tras publicarse la primera edición normalizada de la


norma ISBD(M), ésta se incorporó a las AACR reemplazando a
las normas de descripción anteriores
ANGLO AMERICAN CATALOGUING
RULES (AACR2)
• El resultado fue la aparición en el año 1978 de la segunda
edición de la AACR (AACR2), con el objetivo de constituirse
en código internacional
• La novedad principal de la norma AACR2 reside en su
estructura:
• se prioriza la descripción de los documentos que ocupa los
primeros capítulos,
• a continuación se presta atención a la elección de los puntos de
acceso
• a la selección de la forma apropiada
• y a la elaboración de asientos secundarios y de referencia
necesarios
LAS REGLAS DE CATALOGACIÓN

• La implantación generalizada de las AACR2 en los


países occidentales, obligó a España a revisar sus ya
obsoletas normas de catalogación que databan de
1902: Instrucciones para la redacción de catálogos de
las bibliotecas públicas del Estado.
• En 1980 se nombró una comisión de especialistas para
revisar las Instrucciones. Fruto de su trabajo fue la
elaboración de la primera edición de las Reglas de
Catalogación, que basadas en las AACR2 aparecieron
en dos fases:
• en 1985 las Reglas de Catalogación I: Monografías y
Publicaciones Seriadas,
• en 1988 las Reglas de Catalogación II: Materiales Especiales.
LAS REGLAS DE CATALOGACIÓN

• En 1995 se publicó una edición refundida y revisada


en un único volumen organizadas:

• las normas ISBD de descripción bibliográfica en los 12


primeros capítulos
• Capítulo 13 dedicado a la catalogación analítica
• Capítulo 14 a la elección de puntos de acceso,
• Capítulo 15 sobre la forma del encabezamiento
• Capítulo 16 dedicado al título uniforme
• Capítulo 17 acerca de la elaboración de referencias
EL PROCESO DE LA CATALOGACIÓN

El proceso de la catalogación consta de varias


etapas:

• Examinar el documento o la descripción


bibliográfica previamente elaborada
• Determinar sus puntos de acceso
• Elegir el principal
• Concretar las formas de los puntos de acceso
EL PROCESO DE LA CATALOGACIÓN

La elección de los puntos de acceso es fundamental


porque será determinante para la localización y
recuperación posterior del documento en el
catálogo

La fuente de información para la elección de los


puntos de acceso es la descripción misma dentro de
la cual debe hallarse el punto de acceso escogido
EL PROCESO DE LA CATALOGACIÓN

Fijar la forma de los puntos de acceso es


imprescindible porque:
• el mismo autor puede usar varios nombres
• el mismo nombre puede presentarse bajo muchas
formas y constar de muchas partes entre las que
hay que elegir el elemento de entrada
• los títulos para la misma obra pueden tener
variantes y constar de varias partes
LAS REGLAS DE CATALOGACIÓN

• Se incluyen también:
• tablas de transliteraciones de otros alfabetos
• listas de términos abreviados en catalogación
• un glosario
• un índice analítico que facilita el uso

La última edición de las RRCC que data de 1999 no pudo


tener en cuenta los últimos avances en este campo, en
concreto, los estudios de la IFLA, FRBR (Functional
Requirements for Bibliographic Records) y FRAD (Functional
Requirements for Authority Data), los Principios
Internacionales de Catalogación y la ISBD consolidada.
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN
• Un estudio de 1988 había puesto de manifiesto una serie
de dificultades para el futuro del control bibliográfico:

• la evidencia de que este control por parte de las bibliotecas


nacionales era parcial y se limitaba, en la mayoría de los
casos, a materiales impresos y de distribución comercial
• una tendencia a rebajar los estándares de catalogación,
provocada por los costes del proceso y la necesidad de un
control ágil que al no existir hacía peligrar el uso de los registros
bibliográficos elaborados centralizadamente;
• la convicción de que las bibliotecas nacionales tenían que
cooperar con otros agentes para la creación de registros
bibliográficos de calidad, puntuales y con una buena relación
coste/efectividad
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN
• En 1990 se celebró en Estocolmo el Seminar on
Bibliographic Records, organizado por la IFLA

• De los resultados del seminario destaca la


resolución 2ª que señala que se encargará un
estudio para definir los requisitos funcionales de los
registros bibliográficos que tome en consideración
la variedad de necesidades de los usuarios y la
variedad de tipos documentales
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN

• El estudio Functional Requirements for Bibliographic


Records (FRBR) (1998), resultado de la citada
recomendación, es hito importante por el análisis
que realiza de los registros bibliográficos y por el
modelo que propone para llevarlo a cabo.

• Es también el marco de referencia de los Principios


Internacionales de catalogación (2009)
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN
• Del modelo diseñado en FRBR parte también el
esperado código de catalogación RDA: Resource
Description and Access, texto que pretende sustituir
a las Anglo-American Cataloguing Rules, 2nd ed.,
2002 revision, con actualizaciones hasta 2005
(AACR2)
• Asimismo, el estudio ha guiado, más o menos
directamente, las revisiones recientes de los textos
ISBD hasta llegar a la edición preliminar
consolidada de la International Standard
Bibliographic Description (ISBD) (2007)
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN
• Finalmente, existen dos secuelas de FRBR que
aplican el análisis propuesto en este estudio a los
datos de autoridad de nombres y títulos y a los
datos de autoridad de materia.

• Se trata de los informes Functional Requirements for


Authority Data (FRAD) publicado en 2009 y
Functional Requirements for Subject Authority
Records (FRSAR) publicado en 2010.
EL PROCESO DE RENOVACIÓN EN
CATALOGACIÓN
• El grupo de normalización de la Biblioteca Nacional
española ha propuesto al Consejo de Cooperación
Bibliotecaria la adopción de la nueva ISBD consolidada
para la descripción bibliográfica, manteniendo las
reglas de catalogación para la elección y forma de los
puntos de acceso a los registros bibliográficos, de forma
transitoria hasta la toma de una decisión definitiva
acerca de la adopción de una nueva norma
• España tendrá que elaborar otro código de
catalogación adaptado a FRBR y FRAD:
• Para ello podrá fundamentarse en el código italiano REICAT
(Regole Italiane di Catalogazione)
• en el anglosajón RDA (Resource Description and Access)
• otra posibilidad es aceptar RDA como propio
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• Las reuniones de Experts on an International
Cataloguing Code, que comenzaron en 2003 en
Francfort, pretendían investigar la posibilidad de
desarrollar un código internacional de catalogación:

• La conclusión a la que se llegó es que parece un objetivo


difícilmente asumible

• No obstante, la influencia de las AACR2 se ha extendido fuera


del ámbito anglófono por lo que parece probable que
muchos países opten por la adopción del nuevo código
angloamericano RDA cuyo proceso de desarrollo que empezó
como un proceso de revisión de AACR2 ha sido más largo de
lo esperado
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• Las reuniones de Experts on an International
Cataloguing Code, que comenzaron en 2003 en
Francfort, pretendían investigar la posibilidad de
desarrollar un código internacional de catalogación:

• La conclusión a la que se llegó es que parece un objetivo


difícilmente asumible

• No obstante, la influencia de las AACR2 se ha extendido fuera


del ámbito anglófono por lo que parece probable que
muchos países opten por la adopción del nuevo código
angloamericano RDA cuyo proceso de desarrollo que empezó
como un proceso de revisión de AACR2 ha sido más largo de
lo esperado
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• RDA se presenta con unas características que lo
hacen atractivo desde el punto de vista
internacional: sigue los modelos conceptuales FRBR
y FRAD y asume los Principios Internacionales de
Catalogación
• Las nuevas reglas superan al código de
catalogación anterior porque proporcionan pautas
para la catalogación de recursos digitales y ponen
un mayor énfasis en auxiliar al usuario para
encontrar, identificar, seleccionar y obtener la
información deseada
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
El desarrollo del nuevo código reconoce que
actualmente las bibliotecas trabajan dentro de un
entorno digital basado en la Web, lo que implica la
relación con los creadores de metadatos y con los
usuarios de entornos no bibliotecarios
RDA apoyará la integración de los registros
bibliográficos con aquellos producidos por otras
comunidades de metadatos, facilitando que los
registros creados por las bibliotecas se utilicen más
allá de su ámbito
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
Se trata de una norma de contenido, independiente
de la codificación y de la visualización.
Se centra en la información necesaria para describir
un recurso y no para la visualización de esa
información.
Los usuarios podrán utilizar el contenido de RDA con
diversos esquemas de codificación:
ISBD, MARC 21, Dublin Core, MODS (Metadata
Object Description Standard) etc.
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• Al igual que en AACR2 y RRCC, RDA incluye normas
para la descripción de recursos y la elección y forma de
los puntos de acceso
• Presenta, asimismo, información sobre la elaboración de
referencias y relaciones entre registros
• El concepto de entrada principal no es aplicable a los
OPACs y este término no será usado en RDA. No
obstante, seguirá existiendo la necesidad de elegir un
punto de acceso (“preferred access point”) para cada
obra o expresión con la finalidad de creación de las
citas bibliográficas y para colocar las obras y las
expresiones en el catálogo en línea
RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• La American Library Association (ALA) terminó de revisar
RDA en junio de 2010. Se abrió a continuación un
período de prueba en la utilización de este código y en
2011 las bibliotecas nacionales de EEUU han analizado
los resultados obtenidos publicándose en un informe
final de fecha 9 de mayo de 2011 que concluye
recomendando la adopción del nuevo código por
parte de las tres bibliotecas nacionales de Estados
Unidos a partir de enero de 2013 una vez que las
recomendaciones surgidas en el marco de la
evaluación sean incorporadas al mismo

RESOURCE DESCRIPTION AND ACCESS
(RDA)
• Fuera del ámbito anglosajón la aplicación de la
nueva norma parece caminar despacio en el
momento actual
• No se dispone todavía de edición en español

• Mas información:
http://www.loc.gov/aba/rda/
TEMA 3
FORMATOS MARC
PUNTO DE PARTIDA

El tratamiento automatizado de la información


bibliográfica presupone que los datos han de estar
estructurados de manera suficientemente precisa
para permitir a los programas informáticos su
identificación y tratamiento. Se trata de un paso más
en la normalización establecida por las ISBD, AACR2,
RDA, REICAT, en el caso español, las RRCC, etc.
CONCEPTO

El Formato MARC (Machine Readable Cataloguing)

• es un formato normalizado legible por máquina, es


decir, un conjunto de normas para identificar,
almacenar y transferir información bibliográfica o
afín y cuyo objetivo es el intercambio de esa
información a nivel internacional
ORÍGENES

En 1961 la Library of Congress de Washington


comenzó a trabajar en la creación del formato
MARC con la pretensión de automatizar sus fondos.
El MARC I apareció en 1966 y a la vista de sus
posibilidades para intercambiar información
bibliográfica con otras instituciones se introdujeron
modificaciones en este modelo y así en 1968 se
publicó la 1ª edición del nuevo formato denominado
MARC II
En 1969 la estructura del formato fue presentada a
la ISO, pasando a convertirse en Norma ISO 2709
OBJETIVOS

• Crear una descripción bibliográfica única


• Proporcionar una estructura y unos códigos
identificadores del contenido normalizados que
faciliten el intercambio y comunicación de
información bibliográfica, en soporte informático,
entre distintos sistemas automatizados de
bibliotecas
• Independizar los datos del equipo físico y de los
programas, para facilitar la migración
MODALIDADES DE FORMATOS MARC

• Registros bibliográficos
• Registros de Autoridad
• Registros de fondos y localizaciones
• Clasificaciones
• Community informations (Informaciones locales, noticias)

Los Registros bibliográficos se encuentran muy normalizados en


todas las variantes del formato MARC.
La normalización en los Registros de autoridad y de fondos y
localizaciones está menos avanzada
Los dos últimos formatos se emplean sólo y escasamente en el
entorno anglosajón
VARIANTES DE FORMATOS MARC

La rápida extensión del formato MARC, convertido


en vehículo necesario para el intercambio
bibliográfico, propició el nacimiento de múltiples
formatos nacionales que tenían en cuenta las
peculiaridades catalográficas de cada país, de ahí
que sea más correcto hablar de familia de formatos
MARC
VARIANTES DE FORMATOS MARC

• USMARC: Formato de Estados Unidos


• UKMARC: Formato de Reino Unido
• MARCAL: Formato de América Latina
• CANMARC: Formato de Canadá
• INTERMARC: Formato de Francia
• ANNAMARC: Formato de Italia
• CATMARC: Formato de Cataluña
• IBERMARC: Formato de España (excepto Cataluña)
UNIMARC Y MARC 21

• En 1977 apareció la 1ª edición de UNIMARC, con la


pretensión de hacer compatibles estas versiones
nacionales. En España no tuvo demasiado éxito
• En estos últimos años un nuevo formato MARC, nacido
a finales de los 90, se está convirtiendo en estándar
internacional de facto, se trata del MARC 21
• Es el resultado de la armonización de los formatos
USMARC y CANMARC
• Este formato introduce la etiqueta 856 para indicar la
localización y el acceso a recursos electrónicos
• Tiene una versión en SGML/XML y puede trabajar con el
modelo de metadatos Dublin Core
FORMATO IBERMARC

• En España, la introducción del formato MARC fue


una adaptación del USMARC y data de 1976
• Se trataba de una edición provisional del
IBERMARC para monografías que fue revisada en
1981, siendo esta última la primera edición oficial
• En 1996 la Biblioteca Nacional publica la obra
Formato IBERMARC para registros bibliográficos,
proponiendo la abreviatura de IBERMARC5 para
esta 5ª edición que contempla, por primera vez, la
totalidad de los materiales bibliográficos
FORMATO IBERMARC

• Se trata de la adaptación del USMARC a la


práctica catalográfica de nuestras Reglas de
Catalogación
• Amplía con respecto a ediciones anteriores el
número de campos y subcampos cuidando,
especialmente, las etiquetas 1XX, 6XX, 7XX, 8XX y
algunos 24X
• Son nuevos los formatos para material gráfico
proyectable y no proyectable, el de manuscritos, el
de registros sonoros y el de registros electrónicos
DE IBERMARC A MARC 21

• En 2001, la Biblioteca Nacional española publicó la


6ª edición del formato IBERMARC adaptado a
MARC 21
• En 2004 apareció el Formato IBERMARC para
registros de fondos y localizaciones
En noviembre de 2007 la Biblioteca Nacional
cambió de formato IBERMARC a MARC 21
Previamente se había empezado a trabajar en el
mapeo de los formatos para que la migración de la
información fuera lo más exacta posible
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN
El registro debe estar constituido por 3 partes
esenciales:
• cabecera,
• directorio
• zona de datos
1. CABECERA
zona de 24 caracteres, numerados del 0 al 23 que contiene
información codificada necesaria para el tratamiento
automatizado del registro bibliográfico. Se trata de información
general sobre la estructura del registro y es indispensable para
la transferencia de los registros de un sistema a otro. Señala el
tipo de registro de que se trata, su estado, si es ISBD, etc. Es un
campo obligatorio que no contiene códigos
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN
2. DIRECTORIO
Se trata de 12 caracteres que informan sobre los campos
variables del registro, su longitud y las posiciones que
ocupan. Sirven para identificar la ubicación de los
campos y resultan imprescindibles para el intercambio de
información. Es el Sistema Automatizado de Gestión
Bibliotecaria el que realiza los cálculos. El catalogador no
interviene. Su significado es el siguiente:

• Posiciones 0-2: etiqueta del campo variable


• Posiciones 3-6: longitud del campo variable
• Posiciones 7-11: posición en el registro del primer carácter de
un campo concreto
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN
3. ZONA DE DATOS
Recoge el contenido del registro bibliográfico y está
formada por:
• Campos de longitud fija
• Campos de longitud variable, donde se hallan los datos
propiamente catalográficos

• En esta zona de datos se utilizan tres tipos de


códigos:
• a. Etiquetas de campo
• b. Indicadores
• c. Códigos de subcampo
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN
• a. Etiquetas de campo

En el registro MARC, cada una de las áreas de la


descripción están incluidas dentro de un único
campo
El término campo se usa para referirse a un
componente de un registro en línea que contiene un
grupo de elementos de datos definidos
Dentro de un registro MARC a cada campo se le
asigna un nombre que representa el contenido del
campo y una etiqueta de tres caracteres numéricos
que identifica el campo
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN

La primera cifra es la que determina la función de la etiqueta:

• 0XX Información de control (ISBN, CDU,etc.)


• 1XX Punto de acceso principal/preferido (RDA)
• 2XX Título, edición
• 3XX Descripción física
• 4XX Mención de serie
• 5XX Notas
• 6XX Materias
• 7XX Puntos de acceso secundarios de colaboradores y
títulos
• 8XX Puntos de acceso secundarios de serie
• 9XX Reservados
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN

b. Indicadores

Además de las etiquetas, cada campo en el registro


MARC puede contener dos indicadores. Si aparecen
estos indicadores van a continuación del número de
etiqueta

Se trata de los dos dígitos situados detrás de la etiqueta


de campo, su función es aportar información
complementaria que variará según el campo
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN

c. Códigos de subcampo
Un registro en formato MARC contiene además otros dos tipos
de designación del contenido:

El subcampo se refiere a una parte componente de un campo


y contiene una pieza de información específica dentro del
área. Es el equivalente a los elementos en el formato ISBD

El código de subcampo es un código de un carácter que se


usa para identificar un subcampo dentro de un campo.

Este código se utiliza con un símbolo especial, el delimitador,


para identificar el comienzo de un subcampo
MARC 21 BIBLIOGRÁFICO: ESTRUCTURA
Y CODIFICACIÓN

El formato especifica igualmente la repetibilidad (R)


o no repetibilidad (NR) de cada campo o subcampo
La puntuación asignada es la propia establecida por
las ISBD y recogida en nuestras RRCC
Los softwares de Gestión Bibliotecaria pueden ser los
encargados de asignarla por defecto
Cada institución documentará en su Manual de
procesos si incluye o no puntuación y en qué
posición, si antes o después del identificador de
contenido
CAMPOS RELACIONADOS CON LOS
PUNTOS DE ACCESO

• 100 Punto de acceso principal- Nombre de Persona (NR)


• 110 Punto de acceso principal- Nombre de Entidad (NR)
• 111 Punto de acceso principal- Nombre de Congreso (NR)
• 130 Título uniforme como punto de acceso principal (NR)

• 600 Punto de acceso secundario de materia- Nombre de persona (R)


• 610 Punto de acceso secundario de materia- Nombre de entidad (R)
• 611 Punto de acceso secundario de materia- Nombre de congreso (R)
• 630 Punto de acceso secundario de materia- Título uniforme (R)
• 650 Punto de acceso secundario de materia- Término de materia (R)
• 651 Punto de acceso secundario de materia- Nombre geográfico (R)
CAMPOS RELACIONADOS CON LOS
PUNTOS DE ACCESO
• 700 Punto de acceso secundario- Nombre de persona (R)
• 710 Punto de acceso secundario- Nombre de entidad (R)
• 711 Punto de acceso secundario- Nombre de congreso (R)
• 730 Punto de acceso secundario- Título uniforme (R)
• 740 Punto de acceso secundario- Título relacionado o analítico no
controlado (R)

• 800 Punto de acceso secundario de serie- Nombre de persona (R)


• 810 Punto de acceso secundario de serie- Nombre de entidad (R)
• 811 Punto de acceso secundario de serie- Nombre de congreso (R)
• 830 Punto de acceso secundario de serie- Título uniforme (R)
CAMPOS RELACIONADOS CON LOS
PUNTOS DE ACCESO
En los campos 1XX, 6XX, 7XX y 8XX se ha mantenido
una misma fórmula para señalar el tipo de contenido
Con los dos últimos caracteres de la etiqueta se
alude a los significados siguientes:

• X00 Nombre de persona
• X10 Nombre de entidad
• X11 Nombres de congreso
• X30 Títulos uniformes
 

Tema 4. EL REGISTRO BIBLIOGRÁFICO. ESTRUCTURA, REQUISITOS Y


FUNCIONES

Las operaciones de descripción bibliográfica y catalogación, tienen como resultado la


elaboración del registro bibliográfico/documental y el catálogo, siendo aquel la materia
prima del segundo y éste, en cierta medida, la memoria de las unidades de información.
El término registro bibliográfico es relativamente nuevo, es fruto de la incorporación de
las nuevas tecnologías a las bibliotecas y vino a sustituir a otros términos como el de
asiento bibliográfico o ficha bibliográfica.
En la denominación del producto de la descripción bibliográfica y/o catalogación se
aprecia, por tanto, cierta imprecisión, y a menudo se utilizan como sinónimos asiento y
registro. No obstante, autores como Gredley y Hopkinson (1990) afirman que el término
asiento resulta más adecuado en el contexto de una bibliografía impresa o de un
catálogo en fichas o en papel, donde se refiere a un listado de los datos bibliográficos
relativos a un documento bajo un posible punto de acceso o encabezamiento. En el caso
del catálogo tradicional de fichas existirán varios asientos de cada documento en
función de los diferentes puntos de acceso adjudicados. El término registro resulta más
apropiado en el contexto automatizado, donde el registro bibliográfico matriz se
encuentra en el ordenador y aparece en la pantalla del ordenador al ser interrogada la
base de datos por múltiples puntos de acceso.
Asimismo, hay autores que prefieren hablar de asiento/registro catalográfico o de
asiento/registro documental en lugar de asiento/registro bibliográfico por considerar, en
el último caso, que no todo lo que se cataloga es material librario. En cualquier caso,
todos estos términos se refieren al producto de la catalogación, que nos permite
identificar e indicar los datos formales y aparentes del documento original,
distinguiendo cada unidad de las demás.
Desde el punto de vista de su finalidad, el registro bibliográfico ha sido concebido como
la suma de todas las áreas y elementos (…) que pueden ser usados para describir,
identificar o recuperar cualquier ítem físico (publicación, documento) o su contenido
informativo (Anderson, 1989). En el mismo sentido lo define Hagler (1997): la
descripción de un documento lo suficientemente detallada para identificarlo de un
modo único entre otros documentos y que especifica dónde puede localizarse el registro
dentro de un archivo de tales registros.
Gerdley y Hopkinson (1990), por su parte, conciben el registro bibliográfico como una
colección de elementos informativos, organizados de una manera lógica, que
representan a un ítem bibliográfico. El ítem bibliográfico es definido, a su vez como
cualquier documento, libro, publicación u otro registro de la comunicación humana;
cualquier grupo de documentos o partes de un documento tratados como una entidad.
En el estudio de la IFLA, Functional Requirements for Bibliographic Records (FRBR)
(1998), se conceptualiza el registro bibliográfico como el grupo de datos que son
asociados con las entidades descritas en los catálogos bibliotecarios y las bibliografías
nacionales. En este grupo se incluyen los datos descriptivos, los datos usados en los
puntos de acceso para personas, entidades corporativas, títulos y materias que funcionan
como índice de entrada o punto de acceso; otros datos usados para organizar un fichero
de registros (números de clasificación, resúmenes, sumarios, etc.) y los datos


 
 

específicos de los ejemplares de las colecciones bibliotecarias, tales como los números
de registro y las signaturas topográficas.
En España la introducción del término registro bibliográfico ha sido tardia, prueba de
ello es que en el glosario de las vigentes Reglas de Catalogación (1999) no aparece ese
término sino el de asiento bibliográfico, al que conceptualiza como registro o
descripción de acuerdo con unas normas, de una unidad bibliográfica o documental.
Para terminar este apartado conceptual acudimos a Ríos (2002) quien concibe el registro
bibliográfico como un conjunto de elementos informativos, organizados conforme a
unas normas, que permiten identificar a una unidad documental de manera unívoca en
vistas a su localización y posterior recuperación.

Estructura del registro bibliográfico

El registro bibliográfico permitirá identificar e indicar los datos formales y aparentes del
documento original, distinguiendo cada unidad de las demás. El asiento bibliográfico
contiene tres series de datos: los que sirven para la identificación del documento, que es el
más voluminoso y que es el resultante propiamente de la descripción bibliográfica, los que
sirven para su localización dentro de una colección determinada (punto de acceso
principal, puntos de acceso secundarios, signatura y número de registro) y los que sirven
para la indización de los asientos.
El registro bibliográfico contiene, por tanto, los detalles que describen a una unidad
bibliográfica dentro de una colección bibliotecaria. Las formas de presentación de estos
datos han sido múltiples y han ido variando con el tiempo. Actualmente conviven el
formato ISBD (formato ficha) con el formato MARC y el formato de etiquetas.
La estructura de los distintos formatos es bastante similar y se pueden diferenciar en
ellos las siguientes partes o secciones:
La descripción bibliográfica:
De acuerdo con nuestras Reglas de Catalogación (1999) la descripción bibliográfica es
el conjunto de datos bibliográficos con que se registra o identifica un documento, de
acuerdo con unas reglas. Es la parte del registro bibliográfico que contiene la
descripción e identificación del ítem. Los datos que aparecen dentro de la descripción
son, en su mayor parte, transcritos tomando como punto de partida la propia unidad
documental. La estructura de la descripción fue fijada por la International Standard
Bibliographic Description (ISBD).
La descripción bibliográfica se divide en ocho áreas. Por área se entiende cada una de
las secciones de la descripción bibliográfica que comprende uno o varios elementos
relacionados entre sí (Reglas de Catalogación, 1999).
En un registro bibliográfico en forma de ficha o formato ISBD las áreas se agrupan en
párrafos. Las cuatro primeras áreas de la descripción forman el primer párrafo. A esta
parte del registro se le suele denominar cuerpo de la ficha. Las dos áreas siguientes,
áreas 5 y 6, forman un único párrafo. El área de notas forma el siguiente párrafo de la
descripción. Finalmente, el último párrafo lo constituye el área de número normalizado
y condiciones de adquisición.
Cada área consta de distintas piezas de información. El término elemento se utiliza para
referirse a palabra, frase o grupo de caracteres que describen datos homogéneos de un


 
 

documento y que toman parte de un área de la descripción bibliográfica (Reglas de


Catalogación, 1999). Dentro de cada área los elementos se presentan en el orden y
precedidos de la puntuación especificada por las ISBD.
En el registro MARC, cada una de las áreas de la descripción está incluida dentro de un
único campo. El término campo se usa para referirse a un componente de un registro en
línea que contiene un grupo de elementos de datos definidos. Dentro de un registro
MARC a cada campo se le asigna un nombre que representa el contenido del campo y
una etiqueta de tres caracteres numéricos que identifica el campo. Cada etiqueta de
campo es única para el tipo de información que se incluye en él.
Además de las etiquetas, cada campo en el registro MARC puede contener dos
indicadores. Si aparecen estos indicadores van a continuación del número de etiqueta.
Un indicador es un carácter numérico o alfanumérico, asociado a un campo de longitud
variable, que proporciona información adicional sobre el contenido del campo (Manual
UNIMARC, 1996). La información transmitida por el indicador varía dependiendo de la
etiqueta con la que se asocia.
Un registro en formato MARC contiene además otros dos tipos de designación del
contenido. El subcampo y el código de subcampo. El término subcampo se refiere a una
parte componente de un campo, contiene una pieza de información específica dentro del
área. Es el equivalente a los elementos en el formato ISBD. Un código de subcampo es
un código de un carácter que se usa para identificar un subcampo dentro de un campo.
Este código se utiliza con un símbolo especial, el delimitador, para identificar el
comienzo de un subcampo.
El formato de etiquetas es más sencillo de interpretar por el usuario. La información se
presenta precedida de una etiqueta que expresa el contenido de los elementos que
aparecen a continuación. En general se sigue el orden del formato ISBD o formato
ficha.
Los puntos de acceso:
Además de la descripción, el registro bibliográfico contiene los puntos de acceso. Un
punto de acceso es el nombre, término o signo bajo el cual puede ser buscado e
identificado un asiento bibliográfico (Reglas de Catalogación, 1999). Los puntos de
acceso pueden ser de distintos tipos: autores y colaboradores personales y corporativos,
títulos, autor-título, series, materias, número de Clasificación Decimal Universal
(CDU), etc. Cada uno de ellos es usado como una entrada al catálogo. Un usuario del
catálogo podrá localizar el registro bibliográfico a través de cualquiera de los puntos de
acceso provistos en el registro.
En los catálogos manuales se distingue entre puntos de acceso principales y puntos de
acceso secundarios. El punto de acceso principal lo conforma el autor (en su defecto
primer autor o el título si la mención de responsabilidad es compartida por más de tres
autores). Los puntos de acceso secundarios los forman los restantes puntos de acceso
(segundo y tercer autor, colaboradores, títulos, series, materias y CDU). El asiento
bibliográfico que contiene como encabezamiento -en la primera línea de la ficha,
precediendo a la descripción bibliográfica- el punto de acceso principal recibe el
nombre de asiento principal y es definido por nuestras Reglas de Catalogación como el
asiento que, bajo el encabezamiento principal, contiene todos los datos necesarios para
identificar una obra y que sirve de base para la redacción de los asientos secundarios.
El asiento secundario es el asiento resultante de utilizar como punto de acceso un
encabezamiento distinto del encabezamiento principal. Los asientos secundarios son


 
 

reproducciones del asiento principal pero con otro encabezamiento superpuesto al punto
de acceso de la ficha principal. En todos los asientos consta un registro de fichas
secundarias detrás de la descripción bibliográfica donde figuran los diferentes puntos de
acceso por los que se quiere localizar el documento representado en el catálogo.
Los encabezamientos de materia son términos normalizados usados para representar el
tema o temas de la unidad documental. Pueden asignarse uno o más encabezamientos de
materia al registro bibliográfico, dependiendo del contenido del ítem y de las directrices
para asignar los encabezamientos de materia. En un asiento en ficha los
encabezamientos aparecen al final de la ficha, en el registro de fichas secundarias
precediendo al resto de los puntos de acceso secundarios. Los encabezamientos se
numeran con números arábigos y los puntos de acceso derivados directamente de la
descripción con números romanos.
Sin numeración y al final del asiento aparece la CDU. El número de clasificación es un
número que se asigna al documento de acuerdo a su materia principal, usando para ello
un esquema de clasificación decimal que sitúa cada ítem en una de las diez clases que a
su vez se dividen en diez subclases y así sucesivamente. Existe correspondencia entre
los encabezamientos de materia asignados a la unidad documental y las notaciones de la
clasificación.
En los catálogos automatizados el registro bibliográfico es único y podrá ser recuperado
por todos los campos que se considere conveniente y hayan sido indexados. La
diferenciación entre punto de acceso principal y secundario ha perdido significado. No
obstante, el formato MARC distingue campos para los puntos de acceso principal y
secundarios. El del punto de acceso principal precede a los correspondientes campos de
la descripción bibliográfica. La etiqueta MARC para el punto de acceso principal es
1xx, las de puntos de acceso secundarios para nombres de personas, entidades
corporativas, congresos, títulos uniformes, variantes del título y combinaciones de
autor-título es 7xx. Los segundos y tercer dígitos de ambas etiquetas varían en función
de que el punto de acceso sea de nombre de autor personal (100/700), de entidad
(110/710), etc. Las etiquetas MARC para puntos de acceso secundarios de serie son 8xx
y los campos para los encabezamientos de materia se asignan a la etiqueta MARC 6xx.
Estas etiquetas ocupan posiciones finales en el registro bibliográfico.
En los catálogos en línea, el número o números de la CDU pueden o no aparecer en el
registro, y dependiendo del catálogo puede asignarse a diferentes etiquetas del formato
MARC.
Otros componentes del registro bibliográfico:
Además de la descripción bibliográfica y de los puntos de acceso un registro
bibliográfico contiene una signatura topográfica. La signatura es un signo formado por
cifras, letras o por una combinación de ambas, que se pone en un libro o documento,
así como en su asiento bibliográfico, para indicar el lugar que ocupa en una biblioteca
o archivo (Reglas de Catalogación, 1999). La signatura representa, por tanto, la
localización topográfica del ítem. Tras localizar el registro bibliográfico de un
documento a través del catálogo -el documento secundario-, la signatura topográfica se
utiliza para hallar el propio documento -documento original o primario- dentro de la
colección de la biblioteca.
En los catálogos de fichas la signatura solía situarse en la parte superior izquierda del
asiento. En los catálogos automatizados los datos de localización del ejemplar suelen
situarse después de los datos bibliográficos, es decir al final del registro bibliográfico.


 
 

En los documentos originales la signatura figura en el tejuelo o etiqueta adherida al


material.
La signatura más característica se compone de tres partes: la primera parte es el número
de clasificación que identifica la materia principal del documento; la segunda parte está
formada por las tres primeras letras del apellido del primer autor -punto de acceso
principal-; y la última parte la constituyen las tres primeras letras del título del
documento. No obstante, existe otro tipo de signaturas como la de números currens o
consecutivos que puede coincidir con el número de registro.
El número de registro precedido de la abreviatura R., indica el número de orden que
corresponde al documento en el libro de registro de entrada de la biblioteca o en la base
de datos del OPAC (Online Public Access Catalogue) o catálogo automatizado. La
etiqueta de campo del número de registro en el catálogo en línea difiere en los diferentes
formatos MARC como sucede con el número de la CDU.

Funciones del registro bibliográfico

Ningún registro bibliográfico puede describir un documento como un objeto físico


ignorando su contenido intelectual y viceversa. El registro bibliográfico actúa como
puente entre la información intangible (la obra) y su contenedor tangible (un
documento), conduce al usuario hacia el contenido informativo, pero también sirve
como el archivo de identificación de una publicación física para su compra, préstamo u
ordenación (Hagler, 1997).
Grosso modo, el registro bibliográfico tiene dos funciones:
1- Función de archivo o de inventario: permite identificar y localizar el documento
original.
2- Función informativa: permite seleccionar los contenidos pertinentes según las
demandas de los usuarios.
En la época donde todos los servicios de información estaban basados firmemente en lo
que una biblioteca poseía y almacenaba en sus propios recintos, la función de
inventariar la colección era al menos tan importante como la función de información, y
el registro bibliográfico era un instrumento administrativo fundamental. Su estructura y
características se establecieron en ese momento y todavía refleja ese origen.
El período de la biblioteca autosuficiente fue la fase anterior a la automatización de las
operaciones manuales basadas en los registros escritos a mano (más tarde
mecanografiados) que eran leídos o interpretados a través del ojo humano. Hoy en día,
la numeración normalizada -ISBN o similar- y el código de barras son los métodos
utilizados para el control del inventario, un proceso que ya no requiere la interpretación
humana de dichos datos.
La llegada de la informatización, de las redes de comunicación y principalmente de
Internet trae consigo la biblioteca digital o biblioteca sin paredes, sin límites. En el
nuevo contexto disminuye el valor de la función de inventariar de los registros y
aumenta la importancia de la función de informar. Los bibliotecarios crean y mantienen
los registros bibliográficos con el fin de utilizarlos para buscar y encontrar el material
relevante de acuerdo con las peticiones de información del usuario, y para localizar y
posteriormente entregar dicho material (Hagler, 1997).


 
 

Estrechamente ligada a la mención del objetivo del registro se encuentra la calidad del
mismo. Las discusiones sobre la calidad del registro giran en torno a dos exigencias
básicas:
1- La fidelidad: la medida en que el registro refleja el objeto físico y, por lo tanto,
permite su identificación.
2- La amplitud: el número de campos y subcampos (áreas y elementos) empleados y la
cantidad de información incluida en ellos.
Se hace necesario fijar los elementos imprescindibles del registro bibliográfico -aquéllos
con valor informativo para la mayoría de los usuarios-, y actualizar las normativas
seguidas en su realización en función de los resultados obtenidos. Esta es la misión del
estudio de la IFLA sobre los Requerimientos Funcionales de los Registros
Bibliográficos (Functional Requirements for Bibliographic Records) (FRBR, 1998).
Los objetivos del estudio se cifraban en la recomendación de un nivel básico desde el
punto de vista de la funcionalidad y unos requisitos de datos básicos para la creación de
los registros por parte de las agencias bibliográficas nacionales, es decir, se trata de
definir un nivel elemental de normalización que permita a las agencias bibliográficas
nacionales reducir sus costes de catalogación a través de la creación de registros más
simples, pero que al mismo tiempo asegure que todos los registros producidos por
dichas agencias bibliográficas nacionales satisfagan las necesidades esenciales de los
usuarios.
 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.


Gijón: Trea, 2011. P. 38-46.
 

CONSULTA

Reglas de catalogación. Edición nuevamente revisada. Madrid: Ministerio de


Educación y Cultura: Boletín Oficial del Estado, 1999


 
 

Tema 5. FRBR, FRAD y FRSAR

Functional Requirements for Bibliographic Records (FRBR)

El proceso de renovación empezó, como asevera Estivill (2009) hace 20 años, en el


verano de 1990, cuando se celebró en Estocolmo el Seminar on Bibliographic Records,
organizado por la Division of Bibliographic Control y el UBCIM Programme de la
IFLA.
Un estudio de 1988, realizado por el International MARC Network Committee de la
Conference of National Libraries, había puesto de manifiesto una serie de dificultades
para el futuro del control bibliográfico: la evidencia de que este control por parte de las
bibliotecas nacionales era parcial y se limitaba, en la mayoría de los casos, a materiales
impresos y de distribución comercial; una tendencia a rebajar los estándares de
catalogación, provocada por los costes del proceso y la necesidad de un control ágil que
al no existir hacía peligrar el uso de los registros bibliográficos elaborados
centralizadamente; y la convicción de que las bibliotecas nacionales tenían que cooperar
con otros agentes para la creación de registros bibliográficos de calidad, puntuales y con
una buena relación coste/efectividad.
En este contexto, el seminario de Estocolmo se convocaba con el objetivo principal de
examinar the purpose and nature of bibliographic records and the range of needs that
they can realistically be expected to meet and to consider alternative ways of meeting
those needs in a cost-effective and co-operative manner (Bourne, 1992). De las
resoluciones tomadas en el seminario destaca, por las repercusiones que ha tenido en la
escena catalográfica actual, sobre todo la resolución 2ª que señala que se encargará un
estudio para definir los requisitos funcionales de los registros bibliográficos que tome
en consideración la variedad de necesidades de los usuarios y la variedad de tipos
documentales.
El estudio Functional Requirements for Bibliographic Records (FRBR) (1998),
resultado de la citada recomendación, es en sí mismo un hito importante por el análisis
que realiza de los registros bibliográficos y por el modelo que propone para llevarlo a
cabo. Es también el marco de referencia del documento Statement of International
Cataloguing Principles (2009) publicado recientemente y que pretende actualizar los
Principios de París consensuados en 1961 en la International Conference on
Cataloguing Principles.
Los términos de referencia del estudio encomendado a la Section on Cataloguing se
concretaron en un doble encargo. Por un lado, había que establecer las funciones del
registro bibliográfico y, por otro lado, había que fijar un modelo de registro de nivel
básico que determinara las funcionalidades y los elementos de datos esenciales que
tenían que figurar en los registros creados por los centros bibliográficos nacionales. Se
entendía que del análisis formal del registro bibliográfico y de sus funciones, se podía
derivar un conjunto básico de elementos que asegurara la inclusión de la información
bibliográfica ineludible a la hora de satisfacer las necesidades de los usuarios en las
tareas que llevan a cabo en el catálogo.
Para analizar los requisitos funcionales del registro bibliográfico, el estudio no parte de
los objetivos del catálogo o de sus funciones, sino de las tareas que el usuario –lector,
bibliotecario, editor, distribuidor- lleva a término teniendo en cuenta, asimismo, la


 
 

diversidad de aplicaciones en que se utilizan los datos del registro bibliográfico –


desarrollo de la colección, adquisiciones, catalogación, préstamo, préstamo
interbibliotecario, producción de bibliografías, preservación, referencia y recuperación
de la información-. En este contexto, se considera que el usuario usa los catálogos de
biblioteca y las bibliografías nacionales para llevar a cabo las tareas siguientes (FRBR,
2009):
 Encontrar entidades que correspondan a los criterios de búsqueda del usuario;
 Identificar una entidad;
 Seleccionar una entidad adecuada a las necesidades del usuario;
 Acceder a la entidad descrita.
Svenonius (2000) que compara estos objetivos del catálogo con los establecidos por
Cutter (1904), Lubetzky (1979) y por los Principios de París (1961), propone añadir un
quinto objetivo, el de navegar por una base de datos bibliográfica. Los objetivos del
catálogo establecidos por Svenonius se han integrado en el Statement of International
Cataloguing Principles de la IFLA publicado en 2009.
El informe FRBR utiliza la técnica entidad/relación para analizar el registro
bibliográfico. En primer lugar, se definen las entidades que constituyen el objeto de
interés de los usuarios del catálogo organizadas en tres grupos. Las entidades del primer
grupo son los productos de la actividad intelectual o artística: la obra, la expresión, la
manifestación y el ítem. Las entidades del segundo grupo incluyen a los responsables
del contenido intelectual o artístico de las entidades del primer grupo, de la producción
física, distribución y custodia: persona y entidad corporativa. Las entidades del tercer
grupo incluyen las que constituyen la materia de una obra: las de los dos primeros
grupos más concepto, objeto, acontecimiento y lugar.
El informe enumera y define, para cada una de las entidades del modelo, los atributos o
las características mediante los cuales el usuario busca en el catálogo e interpreta los
resultados. La lista de atributos se obtuvo del análisis lógico de los datos que
normalmente se incluyen en los registros bibliográficos. Las fuentes utilizadas fueron
los textos ISBD, las GARE, las SGARE y el UNIMARC manual. También se tuvieron
en cuenta el borrador de las Categories for the Description of Works of Art de la Art
Information Task Force, la revisión de estudios de usuarios, etc.
Apunta Estivill (2009) que los atributos se expresan como características de la entidad
tal como los percibe el usuario y no tanto desde el punto de vista bibliográfico; así, por
ejemplo, el atributo “título de la manifestación” comprende diversos elementos ISBD:
título propio, título paralelo, título clave, y notas de títulos variantes y títulos
transliterados.
Las relaciones entre entidades sirven para enlazar una entidad con otra y así facilitar que
el usuario navegue por un catálogo o una base de datos. En general, el usuario encuentra
la entidad que busca mediante un atributo (por ejemplo, un nombre de persona, un título
o una materia), y a partir de las relaciones representadas en el registro bibliográfico
realizará las conexiones correspondientes. Las relaciones se pueden expresar con
atributos que hacen referencia a la obra, a la expresión o a la manifestación dentro de un
mismo registro, con puntos de acceso que relacionan a una persona o a una entidad con
la obra de la cual es responsable, con notas que especifican un tipo concreto de relación
entre una entidad descrita en el registro y otra entidad, etc.


 
 

El informe analiza las relaciones que se establecen entre obra, expresión, manifestación
e ítem, entre las entidades persona y entidad corporativa y las entidades del primer
grupo, y las relaciones de materia entre los tres grupos.
Finalizado el análisis entidad/relación, el estudio desentraña el papel que desempeñan
los atributos y las relaciones de las entidades obra, expresión, manifestación e ítem en
las cuatro tareas que el usuario efectúa por medio del catálogo –encontrar, identificar,
seleccionar y acceder a una entidad- en una escala de hasta 3. El resultado de esta
evaluación es la base para recomendar un nivel básico de funcionalidad para el registro
bibliográfico nacional.
Velluci (2008) califica el desarrollo del modelo conceptual FRBR y la elaboración de
unos nuevos principios de catalogación más adaptados al entorno digital como la
investigación conceptual más importante de los últimos veinte años. Inicialmente, sin
embargo, el informe pasó bastante desapercibido entre la comunidad bibliotecaria, ha
sido traspasado el milenio cuando se ha incrementado el interés por el modelo sobre
todo cuando se comenzó a relacionar con la revisión de las AACR2 y cuando, a partir
de 2002, comenzó a funcionar un grupo de trabajo de FRBR dentro de la Sección de
Catalogación de la IFLA encargado del mantenimiento, desarrollo y aplicación del
modelo.
La introducción del informe FRBR reconocía la necesidad de aplicar la misma técnica
entidad/relación a los datos de autoridad para conseguir un modelo conceptual
completo.

Functional Requirements for Authority Data (FRAD)

En abril de 1999 se creaba un grupo de trabajo dependiente de la División de Control


Bibliográfico de la IFLA: Functional Requirements and Numbering of Authority
Records (FRANAR) con un triple objetivo: definir los requisitos funcionales de los
registros de autoridad, estudiar la posibilidad de un International Standard Authority
Data Number y ser el representante oficial de la IFLA ante otros grupos interesados en
ficheros de autoridad.
En relación con el segundo objetivo, en septiembre de 2008 el Comité Permanente de la
Sección de Catalogación aprobaba un informe de Tillet (2008) en el cual se recomienda
abandonar la idea de desarrollar una numeración internacional de datos de autoridad
(International Standard Authority data Number) (ISADN), que ha sido un asunto
recurrente durante las últimas décadas. El informe sugiere seguir los progresos del
grupo de trabajo que prepara la norma ISO 27729, International Standard Name
Identifier (ISNI) y prestar atención a los avances del proyecto VIAF (Virtual
International Authority File) gestionado por OCLC.
Con respecto a los requisitos funcionales de los registros de autoridad, hay que señalar
que la última versión del estudio se titula Functional Requirements for Authority Data:
a conceptual model (Patton, 2009). El título ya no menciona, como inicialmente se
había previsto, los “registros de autoridad”, sino los “datos de autoridad”, dado que el
modelo no hace referencia a los registros propiamente dichos, sino a los datos que se
tienen que registrar, los atributos y las relaciones que caracterizan a las entidades. Tras
pasar dos revisiones mundiales el informe se ha publicado en 2009.
El documento se centra principalmente en datos de autoridad de personas, familias y
entidades corporativas. Su objetivo es analizar los requisitos funcionales de los tipos de


 
 

datos de autoridad necesarios en el control de autoridades y en el intercambio


internacional. El modelo conceptual diseñado parte de la identificación y definición de
las entidades que son objeto de interés de los usuarios de los datos de autoridad. Se
tienen en cuenta las entidades definidas en FRBR: obra, expresión, manifestación e
ítem; persona y entidad corporativa; concepto, objeto, acontecimiento y lugar. Ahora
bien, a las entidades del segundo grupo se añade una tercera, familia, considerada
necesaria, sobre todo, en el control de autoridades de fondos de archivo.
Asimismo, FRAD declara otras entidades adicionales: nombre, que es la entidad
referida a todas las entidades bibliográficas; punto de acceso controlado, que se elabora
a partir del nombre y que sería el punto de acceso autorizado de acuerdo con unas reglas
de catalogación concretas y las formas variantes del nombre; reglas, que gobiernan el
punto de acceso controlado, y agencia, que es el centro bibliográfico que aplica las
reglas y crea el punto de acceso controlado.
Al definir los atributos y las relaciones de las entidades, FRAD se centra sobre todo en
los puntos de acceso controlados de nombres que se asocian con las entidades persona,
familia y entidad corporativa, y de nombre-título y título asociados con las entidades
obra, expresión, manifestación e ítem.
Los atributos que se enumeran y se definen en el estudio derivan de las fuentes
siguientes: FRBR, Guidelines for Authority Records and References (GARR), Unimarc
manual-authorities format, Mandatory data elements for international shared resource
authority records (MLAR), y, por último, International Standard Archival Authority
Record for Corporate bodies, Persons and Families (ISAAR (CPF)).
El análisis y la definición de relaciones se organizan en cuatro categorías: las relaciones
de nivel superior que se dan entre las entidades del modelo; las relaciones entre
personas, familias, entidades corporativas y obras, que serían básicamente las
referencias de véase y véase además desde expresadas en los campos 5XX de los
registros de autoridades MARC 21; las referencias entre nombres y personas, familias,
entidades corporativas, que serían principalmente las referencias de véase y véase desde
expresadas en los campos 4XX, y las relaciones entre puntos de acceso controlados que,
en un fichero de autoridades multilingüe, corresponderían a un punto de acceso
controlado equivalente (otra lengua, otra escritura, etc.).
Al igual que en el informe FRBR, el modelo entidad/relación definido en el estudio
FRAD tiene como finalidad evaluar la relevancia de los atributos y las relaciones de
cara a las tareas para las que el usuario utiliza los datos de autoridad. Ahora bien, en
este informe se indican los atributos y las relaciones más pertinentes para cada tarea sin
ponderación y del análisis no se deriva un registro básico dado que ya existían unas
recomendaciones previas de la IFLA Mandatory data elements for international shared
resource authority records (MLAR) (1999).
Se considera usuarios de los datos de autoridad tanto a sus creadores, catalogadores,
como a las personas que realizan búsquedas en el catálogo a través de los puntos de
acceso controlados y sus variantes.
Las tareas definidas son las siguientes:
 Encontrar una entidad o un conjunto de entidades que correspondan a los criterios
establecidos de búsqueda, o bien explorar el universo de las entidades bibliográficas
usando sus atributos y relaciones;


 
 

 Identificar una entidad o validar la forma del nombre que se ha de usar como punto
de acceso controlado;
 Contextualizar las entidades;
 Justificar la elección.

Functional Requirements for Subject Authority Records (FRSAR)

En abril de 2005 se formaba un tercer grupo de trabajo con el objetivo de completar el


modelo conceptual iniciado en FRBR con el análisis de los requisitos funcionales de los
datos de autoridad de materia. El grupo de trabajo Functional Requirements for Subject
Authority Records (FRSAR) que depende de la sección de Clasificación e Indización de
la IFLA, tiene un triple encargo: elaborar el modelo conceptual de las entidades del
grupo tres de FRBR que hacen referencia a la materia de las obras; proporcionar un
marco de referencia estructurado para relacionar los datos dentro de los registros de
autoridad de materia con las necesidades de los usuarios de dichos registros, y, por
último, valorar su potencial para el intercambio y uso de los datos de autoridad de
materia dentro del sector de las bibliotecas y ámbitos relacionados.
En este estudio se consideran usuarios potenciales de datos de autoridad los
profesionales que crean metadatos, los bibliotecarios de referencia y de servicios
públicos, otros profesionales que buscan información para terceros, los catalogadores
que crean vocabularios controlados, los creadores de tesauros y ontologías y los
usuarios finales que utilizan los sistemas de recuperación para satisfacer sus necesidades
de información.
Con respecto a las tareas que los usuarios llevan a cabo con los datos de autoridad, el
estudio introduce una novedad en relación con los modelos anteriores, y es que las
define a partir de un estudio piloto y una encuesta distribuida a los catalogadores,
creadores de tesauros, creadores de metadatos y referencistas. Las tareas establecidas
son las siguientes:
 Encontrar una entidad o un conjunto de entidades materia que se correspondan con
los criterios de búsqueda establecidos;
 Identificar una entidad materia;
 Seleccionar una entidad materia;
 Obtener información adicional, registros bibliográficos o recursos sobre esta entidad
materia;
 Explorar las relaciones entre entidades materia, las correlaciones con otros
vocabularios de materia y la estructura de un área temática.
El modelo conceptual diseñado en FRSAR también introduce modificaciones con
respecto a las entidades materia del grupo tres de FRBR (concepto, objeto,
acontecimiento y lugar), y propone un enfoque más abstracto cuyo resultado es un
modelo simple que incluye la entidad obra, que tiene como materia la entidad
thema, a la que se designa con la entidad nomen.
Thema comprende las entidades del primer grupo y las del segundo, al igual que las
materias posibles. La entidad nomen puede ser específica de un dominio o
comunidad o de una lengua, y en principio se reconocen dos tipos de nomen: el


 
 

identificador que se asigna a una entidad y que es persistente y único, y el nombre


elaborado (constructed name), que equivaldría al punto de acceso controlado de
FRAD, seleccionado de acuerdo con un vocabulario controlado, unas reglas, unas
directrices, etc.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. P. 57-59, 79-83.

LECTURAS Y CONSULTA
Biblioteca Nacional (España). Normativas [en línea]
http://www.bne.es/es/Servicios/NormasEstandares/
Estivill Rius, A. Estado actual de la normativa de catalogación. Primera parte: el
escenario internacional. [en línea] BID: textos universitaris de biblioteconomía i
documentació, n. 22, juny de 2009. Disponible en: 
http://www.ub.edu/bid/22/estivill2.htm
Ríos Hilario, A. B. Nuevos horizontes en el análisis de los registros y la normativa
bibliográfica. Gijón: Trea, 2003.
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. CAPÍTULO 2. Apartado 2.4 y CAPÍTULO 3.
 


 
Tema 6. EL CATÁLOGO. FUNCIONALIDADES

El catálogo, producto final de la catalogación, es el conjunto ordenado de asientos completos


de los documentos de una determinada colección. Se podría decir que es el documento
secundario por antonomasia, en razón de su antigüedad y eficacia instrumental. Su finalidad es
clara: identificar y localizar cualquier documento con un esfuerzo mínimo (Pinto, 1993)

En 1876 Cutter (1904) fijó los propósitos de un catálogo:

1- Permitir a una persona encontrar un documento del que conoce: el autor, el título o la
materia.

2- Mostrar lo que la biblioteca tiene: de un autor determinado, de una materia, o de un tipo de


literatura.

3- Ayudar en la elección de un documento según su edición o según su carácter (literario o


tópico).

Carrión (1990) subraya que el catálogo debe ser capaz de satisfacer las siguientes cuestiones:

1- Si en la biblioteca existe una obra de la que se conoce el responsable o el título;

2- Qué obras hay de un autor o responsable determinado;

3- Qué ediciones existen de una obra y si hay una edición determinada;

4- Qué obras hay sobre un tema o asunto;

5- Qué obras hay de una materia.

A las tres primeras cuestiones tradicionalmente, hasta la implantación del OPAC, respondía el
catálogo de autores, cuya ordenación es alfabética; a la cuarta el catálogo de materias también
ordenado alfabéticamente y a la última el catálogo sistemático en el que los asientos se
ordenan según un plan de clasificación preestablecido.

Junto a estos catálogos principales algunas bibliotecas tenían catálogos de títulos o catálogos
diccionarios (refundición en uno del catálogo de autores, títulos y materias), ambos ordenados
alfabéticamente.

Todos estos catálogos aunque sirven para el trabajo interno de la biblioteca, son sobre todo
catálogos de usuario. De uso interno de la biblioteca es el catálogo topográfico que tiene como
fin el control de los fondos de la biblioteca: sirve de lista en los recuentos para certificar la
integridad o faltas de la colección; y contiene el registro de fichas secundarias para orientar en
la actualización de los demás ficheros/catálogos en caso de reposiciones, cancelaciones o
cambios de signaturas. En muchas bibliotecas la signatura topográfica coincide con el número
de registro y, por consiguiente, el topográfico es un verdadero inventario. Otras veces coincide
en buena parte con el sistemático, pues en algunas bibliotecas se utiliza el sistema de
clasificación para ordenar los fondos en las estanterías.

1
Esta amplia tipología de catálogos se debe a que las entradas en los catálogos son múltiples,
respondiendo a la necesidad de obtener la información que contiene el fondo documental,
cualquiera que sea el dato para iniciar la búsqueda.

De entre los distintos tipos de catálogos destacaba el catálogo de autores como el principal
para la explotación de los fondos literarios e informativos. Este catálogo además servía de base
para la elaboración de los demás.

En los Principios de París de 1961 se expresaron las funciones del catálogo de autores: el
catálogo debe conseguir por un lado establecer si la biblioteca posee una obra determinada, y,
por otro, qué obras de un autor y qué ediciones de una obra son conservadas en esa biblioteca.

En opinión de Eva Verona (1963) los objetivos del catálogo de autores son los mencionados
en los Principios de París, pero introduce el fin último de la información que proporciona el
catálogo: la localización del documento determinado. Así, asevera que los objetivos de un
catálogo alfabético de autores son:

1- Localizar rápidamente un libro determinado;

2- Proporcionar información respecto a todas las ediciones, traducciones, etc. de una obra
determinada siempre y cuando existan en la biblioteca;

3- Proporcionar información respecto a todas las obras de un autor determinado siempre y


cuando existan en la biblioteca.

Grosso modo, la finalidad de un catálogo es proporcionar información sobre qué posee una
biblioteca y dónde está con vistas a su utilización.

El Statement of International Cataloguing Principles (Principios internacionales de


catalogación) de la IFLA, publicado en 2009, actualiza los Principios de París y amplía los
objetivos del catálogo, que además de servir para encontrar, identificar y seleccionar recursos,
incluye la obtención de acceso al ítem y la navegación por el catálogo.

Los principios internacionales de catalogación (2009)

El documento se articula en siete apartados: alcance de la declaración; principios generales;


entidades, atributos y relaciones; objetivos y funciones del catálogo; descripción
bibliográfica; puntos de acceso, y, por último, fundamentos para las capacidades de
búsqueda.

Los principios toman como punto de partida la tradición catalográfica existente, es decir,
los Principios de París (1961), las contribuciones de Cutter (1904), Lubetzky (1979), y el
modelo FRBR de la IFLA.

Amplían el alcance con respecto a los Principios de París. Se ha pasado de unos principios
que sólo hacían referencia a la elección y a la forma de los puntos de acceso bibliográficos,
a unos principios, mucho más comprensivos, que tienen en cuenta todos los datos incluidos
en los registros bibliográficos y de autoridad.

2
Una vez enunciado el alcance de los principios, el documento incluye unas
recomendaciones que deben guiar la elaboración de los códigos de catalogación. La
declaración de intenciones comienza manifestando que el interés o la conveniencia del
usuario debe ser el principio director de todo código de catalogación. Las demás
recomendaciones incluyen: la elección de un vocabulario de uso común; la representación
de las entidades tal y como se denominan a sí mismas; la corrección o precisión a la hora de
representar a una entidad; la inclusión de los elementos necesarios para permitir al usuario
la identificación de una entidad sin ambigüedades; que los elementos de datos que se
incluyen sean significativos; la economía como principio rector cuando existen varias
opciones; la coherencia y la normalización de los datos; y, por último, la integración en un
conjunto común de reglas, que tienen que guiar las descripciones de todos los tipos de
materiales y las formas controladas de los nombres de todas las entidades.

En la sección tres de los Principios de 2009 se declara que los códigos de catalogación
tienen que tener en cuenta las entidades, los atributos y las relaciones que se definen en los
modelos conceptuales del universo bibliográfico (FRBR, etc).

El apartado de los Principios dedicado a las funciones y a los objetivos del catálogo parte
de los formulados por Svenonius (2000) y que derivan, reformulándolas, de las tareas del
usuario enumeradas en el informe FRBR.

El catálogo tiene que ser un instrumento eficaz que facilite al usuario:

1- Encontrar recursos bibliográficos en una colección como resultado de una búsqueda que
utilice atributos o relaciones de los recursos con la finalidad de:

 Encontrar un solo recurso.

 Encontrar conjuntos de recursos que representen: todos los recursos que


pertenecen a la misma obra; todos los recursos que contienen la misma
expresión; todos los recursos que ejemplifican la misma manifestación;
todos los recursos asociados a una persona, familia o entidad corporativa;
todos los recursos sobre una materia concreta; todos los recursos definidos
por otros criterios (lengua, lugar de publicación, tipo de contenido, tipo de
soporte, etc.), normalmente como delimitación secundaria del resultado de
una búsqueda.

2- Identificar un recurso o un agente bibliográfico (es decir, confirmar que la entidad


descrita corresponde a la entidad buscada o distinguir entre dos o más entidades con
características similares).

3- Seleccionar un recurso o un agente bibliográfico apropiado a las necesidades del


usuario (es decir, elegir un recurso que satisfaga los requisitos del usuario respecto al
medio de expresión, al contenido, al soporte, etc., o descartar un recurso que no sea
apropiado a las necesidades del usuario).

4- Adquirir u obtener acceso al ítem descrito (es decir, proporcionar información que
permitirá al usuario adquirir un ítem mediante la compra, el préstamo, etc., o acceder

3
electrónicamente al ítem mediante una conexión en línea a una fuente remota); o
acceder, adquirir u obtener datos de autoridad o datos bibliográficos.

5- Navegar por el catálogo (es decir, mediante presentación de vías claras por las que
moverse, incluyendo la presentación de relaciones entre obras, expresiones,
manifestaciones, ítems, personas, familias, entidades corporativas, conceptos, objetos,
acontecimientos y lugares).

Las aportaciones de la declaración de Principios de 2009 con respecto a los textos


anteriores de Cutter (1904), Lubetzky (1979) y a los Principios de París (1961) son: la
inclusión de dos objetivos nuevos, obtener y navegar, y sobre todo la relevancia que se
concede al primer objetivo de encontrar, dado que se potencia al máximo la función
agrupadora del catálogo. Afirma Estivill (2009) que los Principios prescriben la agrupación
de todos los recursos que pertenecen a la misma obra, los que contienen la misma expresión
y los que ejemplifican la misma manifestación.

En la breve sección dedicada a la descripción bibliográfica, los Principios de 2009


establecen que se requiere una descripción individualizada para cada manifestación, y que
esta descripción puede incluir atributos de la obra y de la expresión. Asimismo, se prevé el
uso de un estándar que para bibliotecas será la ISBD. También consideran diferentes
niveles de detalle en las descripciones.

La sección dedicada a los puntos de acceso es la más extensa del documento, e introduce
modificaciones significativas con respecto a los Principios de París. Ya no se habla de
encabezamientos ni de entradas, conceptos ambos ligados al catálogo manual, sino de
puntos de acceso controlados y no controlados.

Los puntos de acceso controlados son todos los que se incluyen en los registros de
autoridades, y engloban tanto los puntos de acceso autorizados como las formas variantes, y
se aplican a los nombres de las entidades persona, familia, entidad corporativa, obra,
expresión, manifestación, ítem, concepto, objeto, acontecimiento y lugar. Los puntos de
acceso no controlados se corresponden con los datos bibliográficos de nombres, títulos,
códigos, palabras clave, etc., que no se controlan por medio de registros de autoridad, tal es
el caso del título propio de una manifestación.

La última sección de la declaración de principios está dedicada a los fundamentos de las


capacidades de búsqueda. Entre otras cuestiones referentes a los mecanismos de búsqueda,
se apunta una clasificación de los puntos de acceso que los organiza en esenciales y
adicionales. Los puntos de acceso esenciales son los que se basan en los atributos y las
relaciones principales de cada entidad del registro bibliográfico y del registro de autoridad.

En el registro bibliográfico, estos puntos de acceso esenciales incluyen:

 El punto de acceso autorizado del nombre del creador de la obra o del primer creador
cuando se cita más de uno;

 El punto de acceso autorizado de la obra/expresión (que puede incluir el punto de


acceso autorizado del creador);

4
 El título propio o título restituido de la manifestación;

 El año o los años de publicación o emisión de la manifestación;

 Los términos de materia controlados y/o los números de clasificación de la obra;

 Los números normalizados, identificadores y “títulos clave” de la entidad descrita.

En el caso de los registros de autoridad, los puntos de acceso esenciales son los siguientes:

 El nombre o el título autorizado de la entidad;

 Los identificadores de la entidad;

 Los nombres variantes y las formas variantes del nombre o del título de la entidad.

Con respecto a los puntos de acceso adicionales, se considera que los atributos de otras
áreas de la descripción bibliográfica o del registro de autoridades pueden servir como
puntos de acceso opcionales o como mecanismos que se pueden utilizar para filtrar o
limitar la búsqueda. En los registros bibliográficos, estos puntos de acceso adicionales
incluyen, entre otros, los siguientes:

 Nombres de creadores que no son el primer nombre mencionado;

 Nombres de personas, familias o entidades corporativas que tienen un papel diferente


del de creador (por ejemplo, intérpretes);

 Títulos variantes (por ejemplo, títulos paralelos, títulos de la cabecera);

 Puntos de acceso autorizados de colecciones;

 Identificadores del registro bibliográfico;

 Lengua de la expresión que se incluye en la manifestación;

 Lugar de publicación;

 Tipo de contenido;

 Tipo de soporte.

En los registros de autoridad los atributos que son la base de los puntos de acceso
adicionales incluyen, entre otros, los siguientes:

 Nombres o títulos de entidades relacionadas;

 Identificadores de los registros de autoridad.

5
Los códigos de catalogación que se deriven de estos principios tendrán que concretar, entre
otros muchos aspectos, hasta qué punto son obligatorios u opcionales algunos de los puntos
de acceso adicionales que hasta ahora se consideraban puntos de acceso secundarios y que,
como tales, formaban parte del registro bibliográfico.

Tipos de catálogos

Por lo que se refiere a la presentación física de los catálogos, esta ha sido variada: en fichas, en
lista, en CD-ROM, y en acceso directo en línea. Hoy cuando se habla de catálogos se habla
sólo del OPAC. El catálogo propiamente dicho no existe, lo que existe es un conjunto de datos
y de órdenes, una serie de posibilidades que se actualizan en el momento oportuno. Es la hora
de los OPAC que diversifican y facilitan la búsqueda del usuario, convirtiéndole en un
interlocutor interactivo.

Un rasgo principal de los sistemas en línea es la mayor flexibilidad de acceso a los registros
individuales de la base de datos, hasta el punto de que teóricamente un asiento catalográfico
puede ser recuperado por casi todos los términos que aparezcan en cualquier parte del registro
almacenado en la base para dicho asiento. La expansión de los puntos de acceso a los asientos
en el catálogo en línea ha conseguido un nivel de flexibilidad en la búsqueda y en la
recuperación no logrado por los catálogos anteriores. Además del mayor número de puntos de
acceso está la posibilidad de afinar y extender la búsqueda por medios tales como la lógica
booleana y búsquedas por términos ajustados al usuario por parámetros adicionales como la
fecha de publicación, el idioma, etc.

La creación de los catálogos en línea ha planteado el problema de la conversión de los


registros bibliográficos manuales, cuando se trata de centros que existían con anterioridad a su
sistema automatizado. El proceso de conversión del catálogo manual en catálogo en línea es
conocido generalmente como conversión retrospectiva o retroconversión, cuyo objetivo es la
creación de una base de datos catalográfica.

El módulo de los sistemas integrados de gestión bibliotecaria (SIGB) que más se ha


desarrollado y ha evolucionado en los últimos años es el catálogo bibliográfico. Ello es fruto,
como señala Játiva (2009), tanto del interés de las investigaciones sobre recuperación de
información en el usuario final, como de las mejoras de las aplicaciones que han llevado a
cabo las empresas del sector. Las prestaciones de los catálogos bibliográficos de última
generación se están generalizando en las bibliotecas como un instrumento de integración de
fuentes de información, diversificación de los modos de búsqueda, ampliación de recursos
consultables, gestión y tratamiento de los resultados, enriquecimiento de recursos
bibliográficos, acceso a textos completos y como una herramienta de comunicación, creación
y puesta en común de información entre usuarios.

Los catálogos en línea, como ya se ha indicado, han avanzado en los últimos tiempos si bien
se hayan circunscritos al ámbito bibliotecario. Los registros MARC deben ser expresados en
XML y permitir, de ese modo, la interoperabilidad de metadatos. La cooperación bibliotecaria
es imprescindible, y la iniciativa de OCLC de crear un catálogo mundial -WorldCat- se halla

6
en la senda idónea, pero no podemos olvidar que los recursos de las bibliotecas tienen que
poder ser utilizados conjuntamente con los recursos no bibliotecarios de ahí que resulte
necesario la coordinación con todos los agentes implicados en la creación, distribución y
uso de datos bibliográficos.

Referencias bibliográficas

Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.


Gijón: Trea, 2011. P. 46-49, 62-66.

Estivill Rius, A. Estado actual de la normativa de catalogación. Primera parte: el escenario


internacional. [en línea] BID: textos universitaris de biblioteconomía i documentació, n. 22,
juny de 2009. Disponible en: http://www.ub.edu/bid/22/estivill2.htm

IFLA. Principios Internacionales de Catalogación [en línea]. (2009). Disponible en:


http://www.ifla.org/files/cataloguing/icp/icp_2009-es.pdf

7
Tema 7. ELECCIÓN Y FORMA DE LOS PUNTOS DE ACCESO.
NORMAS

El Control de autoridades

El catálogo bibliográfico es el producto de las dos operaciones derivadas del análisis


formal, la descripción bibliográfica y la catalogación. El catálogo de autoridades deriva
de la última. Ambos catálogos se encuentran estrechamente vinculados. El catálogo de
autoridades no puede ser considerado bajo ninguna otra perspectiva que no sea la del
catálogo bibliográfico al que sirve.
La vinculación entre ambos catálogos y los elementos que forman parte del proceso de
recuperación de información en el catálogo bibliográfico han sido expuestos por
Jiménez y García (2002).
El primer elemento que entra en juego en el desarrollo de un catálogo de autoridades es
la existencia de una colección de documentos. Toda unidad documental tiene asignada
como una de sus funciones primordiales el mantenimiento de una colección organizada.
Para ponerla a disposición del usuario, debe poseer un instrumento capaz de identificar
esos documentos y de facilitar su localización de manera rápida y eficaz; este
instrumento es el catálogo bibliográfico.
El catálogo bibliográfico, concebido como el conjunto ordenado de los registros
bibliográficos que identifican a los documentos, constituye, sin duda, el principal
instrumento de recuperación de información de cualquier unidad documental y el gran
mediador entre la colección documental y el usuario. A través de él, el usuario debe ser
capaz de efectuar con rapidez y eficacia las siguientes dos operaciones básicas:
1) localizar un documento específico del cual se conoce el autor, el título o
la materia; y
2) recuperar grupos de documentos que compartan una característica
común, como puede ser un mismo autor, título, materia, etc.
El catálogo puede llevar a cabo ambas operaciones (localización y reunión de
información), gracias a la existencia en los registros bibliográficos de los llamados
puntos de acceso. Un punto de acceso o encabezamiento es el término o términos que
posibilitan la búsqueda y localización de un documento o grupo de documentos en el
catálogo. Puede tratarse de un nombre de persona, un nombre de entidad, un título de
una obra, un término de materia, un nombre geográfico, etc.
El modo en que el catálogo bibliográfico se vale de los puntos de acceso para recuperar
información es sencillo. Cuando el usuario de un catálogo efectúa una búsqueda a partir
de un elemento de información conocido, referente a un determinado autor, título,
materia, etc., el catálogo comprueba si existen puntos de acceso que coincidan o
contengan el término que se ha empleado como clave de búsqueda. En caso afirmativo,
el catálogo localizará y mostrará los registros bibliográficos que se encuentran
vinculados a dichos puntos de acceso. En caso contrario, el resultado de la búsqueda
será negativo y el catálogo no nos mostrará ningún registro.
Se puede concluir, por tanto, que el papel que los puntos de acceso desempeñan en la
recuperación de información es fundamental. Sin embargo, hay que asegurarse de que

1
esta recuperación va a ser realmente ágil y eficaz, y esto es algo que no garantizan, por
sí solos, los puntos de acceso. Es necesario algo más, es necesario que los puntos de
acceso estén debidamente normalizados, unificados y diferenciados para que puedan
funcionar siempre como un elemento homogéneo de búsqueda.
Conviene recordar que los puntos de acceso se redactan a partir de la información
contenida en los documentos. Si el catalogador registrara la información de los puntos
de acceso tal y como aparece en los documentos, sin someterlos a un control, la
búsqueda sería dificultosa y los resultados obtenidos poco fiables, dado que los datos
que se refieren al autor, título, etc., pueden aparecer en los documentos en formas
variadas. Además hay que contar con la posibilidad de que un mismo autor pueda firmar
sus trabajos con nombres distintos o que sea conocido por distintas variantes de su
nombre. De ahí que sea preciso lograr que la forma de estos puntos de acceso sea única,
para diferenciar puntos de acceso similares que correspondan a autores/obras diferentes,
y consistente, de modo que podamos recuperar todo el conjunto de registros
bibliográficos que comparten una característica común. Sin ambas condiciones,
unicidad y consistencia, la recuperación a través del catálogo no será óptima.
El catalogador deberá, por tanto, forzar los datos de los documentos, someter los puntos
de acceso a un proceso de control, denominado control de autoridades, a fin de
establecer una forma única y uniforme para cada punto de acceso. Estas formas
normalizadas y predeterminadas de los puntos de acceso son las autoridades, que
constituyen la mejor garantía para una recuperación óptima de la información. Las
autoridades forman parte integrante de unidades más amplias de información, los
registros de autoridad, donde, aparte de la forma aceptada del punto de acceso, se
recogen además otros datos relativos al mismo. El conjunto organizado de estos
registros de autoridad es lo que constituye el catálogo de autoridades.
El catálogo de autoridades es un elemento auxiliar cuya consulta es esencial para una
recuperación adecuada de información en el catálogo bibliográfico. Generalmente, en
los sistemas de información automatizados implantados en bibliotecas y centros de
documentación, la consulta de las autoridades por parte del usuario se realiza a través
del propio catálogo bibliográfico. La vinculación entre uno y otro catálogo es tan
estrecha que permite integrar la búsqueda de los datos relativos a las autoridades y a los
registros bibliográficos en un mismo módulo de búsqueda.
Si bien la expresión control de autoridades ha comenzado a utilizarse recientemente, el
concepto propiamente dicho no es algo nuevo. En opinión de Delsey (1989), aunque no
se formulase con la misma terminología de hoy, el principio básico que rige el control
de autoridades ya estaba implícito en los fundamentos relativos a los objetivos del
catálogo bibliográfico que venían siendo enunciados desde mediados del siglo XIX.
Sin embargo, como apuntan Jiménez y García (2002), no será hasta principios de los
años ochenta del siglo XX, coincidiendo con la plena automatización de las bibliotecas,
cuando el control de autoridades comience a ser asumido y estudiado como una
actividad fundamental en la cadena documental.
Desde entonces, el control de autoridades ha sido definido de muy diferentes formas.
Schmierer (1980), uno de los primeros teóricos de la materia, lo concibe como la
operación que consiste en la determinación de los puntos de acceso y en el registro de
las decisiones que se han tomado para su elección. El control de autoridades, según esta
autora, comprendería tres grandes actividades:
1. La recopilación, registro y mantenimiento de los datos de autoridad.

2
2. La verificación de dichos datos.
3. La utilización de formas establecidas y autorizadas como puntos de acceso en el
catálogo de la biblioteca.
Hagler y Simmons (1982) ofrecen otro punto de vista sobre el concepto, al definirlo
como la operación que consiste en descubrir todas las variantes posibles con las que
puede nombrarse a una persona, institución, materia, etc., para posteriormente
determinar de entre ellas, y conforme a unas reglas determinadas, el punto de acceso y
sus correspondientes referencias cruzadas.
Abraham (1984) introduce en su definición, por primera vez, el término consistencia, en
el sentido de uniformidad y homogeneidad: el control de autoridades es un proceso que
proporciona consistencia en los encabezamientos de un catálogo documental.
Por su parte, Elías y Fair (1983) aportan algo nuevo al concepto al referirse al control de
autoridades como la operación que permite agrupar o reunir bajo una misma entrada
los nombres iguales, las diferentes formas de un mismo nombre, los nombres
relacionados, las frases y los títulos que son puntos de acceso en el catálogo.
Subrayan Jiménez y García (2002) que una de las definiciones más acertadas y
pragmáticas es la proporcionada por Clack (1990), para quien el control de autoridades
es el proceso consistente en asegurar que cualquier entrada elegida como punto de
acceso en el catálogo -ya sea nombre, título uniforme, título de serie o materia- sea
única y no pueda confundirse, por ser idéntica, con ninguna otra entrada que ya esté
almacenada en el catalogo o que pueda estarlo en un futuro. A esta variedad de
definiciones formuladas a lo largo de estas décadas se ha de unir una amplia gama de
términos para designar la operación a la que se refiere el control de autoridades.
Si bien la expresión “control de autoridades” ha sido y sigue siendo la forma
predominante en la literatura sobre la materia, también es posible encontrar con cierta
frecuencia denominaciones como: control de puntos de acceso, gestión de autoridades,
gestión y mantenimiento de autoridades, trabajo de autoridades y control de acceso. La
diferencia entre estos términos es puramente léxica y han de ser considerados
sinónimos, dado que todos ellos designan la misma operación técnica.
Consideramos que con esta operación lo que realmente se somete a control son los
puntos de acceso surgidos de la operación de catalogación, y no las autoridades, que
son, en definitiva, el resultado de ese control. Si bien actualmente la expresión control
de autoridades se encuentra consolidada, en el diseño del nuevo código anglosajón de
catalogación, Resource Description and Access, se ha optado, acertadamente, por el uso
de la expresión control de punto de acceso.

Los objetivos del control de autoridades

El control de autoridades juega un papel de filtro y de actividad preliminar e


indispensable para la constitución de un catálogo de autoridades. Proporciona
consistencia e integridad a los catálogos bibliográficos, bases de datos de información
bibliográfica o documental, etc. Además, es un medio para lograr precisión en la
recuperación.
Sus objetivos fundamentales son los siguientes:
 Unificar puntos de acceso idénticos, pero que estén expresados de forma distinta.

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 Diferenciar puntos de acceso distintos que se pueden identificar de la misma
manera, esto es, homónimos.
 Convertir el catálogo bibliográfico o la base de datos en una red de relaciones que
permitan al usuario moverse con seguridad desde formas no aceptadas como
autoridad, pero posibles, a las formas aceptadas, y desde formas aceptadas a otras
aceptadas relacionadas, mediante el sistema de referencias.
 Dirigir al usuario, mediante notas explicativas, a una clase, categoría o grupo de
puntos de acceso que pueden hacerle mejorar su búsqueda de información en el
sistema.
De estos objetivos, unificar y diferenciar son, indudablemente, la base de todo proceso
de control de autoridades.
El catálogo de autoridades sería, por tanto, un conjunto organizado de registros de
autoridad que contiene los datos relativos a los puntos de acceso de un catálogo
bibliográfico; constituye, por tanto, la garantía de la mayor uniformidad y objetividad
de criterios aplicados en una biblioteca o centro documental. Se convierte, por si
mismo, en una norma para el centro de información que lo crea y mantiene.
El catálogo de autoridades garantiza una recuperación óptima de información en el
sistema de información. Esta función la cumple:
 Informando al usuario de cuál es la forma autorizada de un punto de acceso.
 Dirigiendo de una forma no autorizada a la autorizada de un punto de acceso.
 Dirigiendo de una forma autorizada a otra autorizada de un punto de acceso,
relacionada semánticamente con ella.
 Individualizando cada punto de acceso con datos específicos (biográficos,
históricos, administrativos, etc.) relativos al mismo.
Los elementos básicos que constituyen el fichero de autoridades son los registros o
entradas de autoridad. Aunque de modo genérico suele denominarse registro de
autoridad a cualquier entrada con información normalizada sobre un punto de acceso, se
distinguen tres clases básicas de registros:
1- Registro de referencia propiamente dicho: conjunto de informaciones acerca de un
punto de acceso normalizado (autoridad) que incluye la forma elegida como
autorizada, las formas no autorizadas, las fuentes consultadas que justifican cada
variante encontrada, y las posibles relaciones con otros puntos de acceso. Además,
puede incluir notas explicativas para el usuario, instrucciones para el catalogador
que aseguran la uniformidad en su aplicación, e información de tipo interno (número
de registro, códigos de validación, fecha de creación y modificación, etc.).
2- Registro de referencia específica: constituye una unidad de información relativa a un
punto de acceso no autorizado. Su función en el catálogo es dirigir al usuario desde
una variante no admitida a la forma admitida (autoridad).
3- Registro de referencia general: sirve para dirigir al usuario desde un punto de acceso
autorizado a una determinada clase o categoría de encabezamientos. También se
utiliza para informar al usuario del catálogo de una convención o práctica que se
aplica a un grupo definido de puntos de acceso, a fin de proporcionar una guía para
su localización.

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Normas, recomendaciones y herramientas

Evidencia Delsey (1989) que el concepto del control de autoridades y la preocupación


por la unificación de los puntos de acceso en los registros bibliográficos no es algo
nuevo, sino que ya estaba implícito en los principios relativos a los objetivos del
catálogo que venían siendo enunciados desde mediados del siglo XIX. No obstante, el
establecimiento de un marco internacional normalizado para la creación y gestión de
autoridades sí que ha constituido un proceso muy reciente, tanto que aún hoy permanece
abierto y en continuo debate.
Los primeros intentos para instaurar un sistema internacional de autoridades se
retrotraen a la década de 1960 y nacen vinculados al programa de la IFLA Control
Bibliográfico Universal (CBU/UBC). Si bien el concepto de CBU es más conocido a
través de sus normativas y publicaciones relacionadas con la descripción documental,
como las ISBD y el formato UNIMARC, éste ha jugado un papel fundamental en el
impulso de estudios y proyectos que han culminado en el desarrollo de una serie de
directrices y estándares para la creación e intercambio de registros de autoridad.
El CBU establece, con respecto a las autoridades, dos principios fundamentales. El
primero de ellos especifica que cada país debe ser quien asuma la responsabilidad de
establecer la forma autorizada del nombre de sus autores nacionales, tanto personales
como corporativos; el segundo principio del CBU es que la agencia bibliográfica
nacional encargada de realizar en cada país sus registros de autoridad correspondientes
haga accesibles dichos registros a otros países que puedan necesitarlos.
Los esfuerzos que ha venido realizando la IFLA durante los últimos veinticinco años
para el cumplimiento de los principios del CBU en lo relativo a las autoridades se han
dirigido a tres objetivos esenciales:
1- La normalización de la práctica para la redacción de los puntos dde acceso y de la
estructura de los registros de autoridad y referencia.
2- La promoción de las agencias bibliográficas nacionales como los centros
responsables de la creación y difusión de los registros de autoridad de un país.
3- El estudio y desarrollo de una infraestructura tecnológica que permita el intercambio
internacional de datos de autoridad.
Además de los logros y resultados obtenidos por la IFLA en este terreno, hay que
destacar el importante papel normativo que han supuesto los códigos de catalogación y
los formatos de codificación electrónica emanados de las distintas agencias
bibliográficas nacionales, en especial los procedentes del ámbito americano, como son
las Anglo-American Cataloguing Rules (AACR2) y el formato USMARC, que tanta
influencia han tenido en el desarrollo de normas nacionales sobre autoridades en
España.
Nos ocuparemos en los epígrafes siguientes de los instrumentos normativos sobre
autoridades.

Códigos de catalogación nacionales

Son los verdaderos estándares de uso para la normalización de las autoridades. Los
distintos códigos de catalogación nacionales fueron redactados a partir de la adopción
de los principios de la Conferencia de París. Tienen un carácter amplio, dado que

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recogen tanto las reglas relativas a la descripción documental (ISBD) como las referidas
a los puntos de acceso (elección de encabezamientos, construcción, y redacción de su
forma, establecimiento de referencias, etc.). Por lo que respecta a las autoridades, los
códigos catalográficos actuales respetan los principios generales expuestos en las
publicaciones de la IFLA que citaremos a continuación, constituyendo, de este modo, la
normativa por excelencia para la determinación y redacción de las formas autorizadas
de los puntos de acceso.
Recomendaciones de la IFLA para la construcción de los puntos de
acceso normalizados

Los primeros pasos en la consecución del concepto del CBU de autoridades se dieron en
la Conferencia Internacional sobre Principios de Catalogación celebrada en París en
1961. Es esta fecha, como indican Jiménez y García (2002), la primera que hay que
recordar cuando se habla de la normalización en el campo de las autoridades, ya que,
aunque en la conferencia internacional se debatieron múltiples asuntos relacionados con
la catalogación, el tema de la normalización de los puntos de acceso de persona y
corporativos en los catálogos recibió una especial atención, y los acuerdos allí
alcanzados al respecto sembraron la semilla para el desarrollo de directrices de
aplicación internacional. Así fueron surgiendo las diferentes publicaciones de la IFLA
que incluyen directrices de carácter general para la determinación y forma en que se han
de redactar los puntos de acceso en el catálogo.
La primera de estas directrices, Names of persons hace referencia a las autoridades de
nombres personales y se publicó por primera vez en 1963. Después ha conocido hasta
cuatro ediciones revisadas y actualizadas en los años 1967, 1977, 1980 y 1996.
Posteriormente fueron apareciendo las publicaciones Anonymous classics: a list of
uniform headings of European literatures (1978), referida a títulos uniformes para obras
clásicas anónimas europeas; List of uniform headings for higher legislative and
ministerial bodies in Europe and countries (1979, 2ª ed. ), para encabezamientos de
instituciones oficiales; Form and structure o f corporate headings (1980), para nombres
de entidad en general; Names of States: an authority list of language form for
cataloguing entries (1981), que incluye nombres geográficos y jurisdicciones
territoriales, y List of uniform titles for liturgical works of the Latin rites of the Catholic
Church (1975, 1981, 2ª ed.), donde se establecen títulos uniformes autorizados para las
obras litúrgicas de la Iglesia Católica.
Todos estos documentos constituyen, en conjunto, la normativa internacional
fundamental para el establecimiento de las autoridades y han sido un referente obligado
para todos aquellos códigos de catalogación nacionales que se desarrollaron a partir de
la Conferencia de París y que han ido incorporando estas recomendaciones en sus
diferentes ediciones.
Estas publicaciones ofrecen únicamente directrices de tipo general. Con ellas la IFLA
no pretende normalizar, en el sentido literal del término, las diferentes convenciones
nacionales para el establecimiento de los puntos de acceso a los catálogos, su objetivo
es recopilar las diferentes formas que cada país utiliza, según sus propias
particularidades lingüísticas y culturales, para redactar los nombres de autores
personales, corporativos, títulos uniformes, etc., y proporcionar, a partir del estudio de
las mismas, una base lógica que sirva como modelo para la construcción de las
autoridades en el marco internacional.

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Directrices para los registros de autoridad y referencia (GARE)

A mediados de la década de 1970, el programa del CBU/UBC comienza a dirigir su


atención no tanto a la formulación de los puntos de acceso como a los principios para la
creación de los ficheros de autoridad y los procedimientos para facilitar el intercambio
de información sobre autoridades.
Será en 1977, en el marco del congreso de la IFLA celebrado en Bruselas y dentro del
programa del CBU, cuando se apruebe un proyecto específicamente dirigido a la
creación de unas recomendaciones básicas para la creación de ficheros de autoridad y el
intercambio internacional de las informaciones, haciendo especial hincapié en los
ficheros de autoridades automatizados.
En 1984 salen a la luz las Guidelines for Authorities and Reference Entries,
denominadas comúnmente GARE, verdadero hito en el campo de la normalización de
las autoridades. La traducción al español se realizó en 1993 y la segunda edición de
estas directrices data de 2001. Las GARE ofrecen una estructura internacional
normalizada para la presentación y visualización de los datos de autoridad. Pero a
diferencia de la ISBD, las GARE no son normas sino directrices, es decir, intentan
proporcionar una estructura o marco general para las entradas de autoridad pero no
prescriben la forma concreta de los encabezamientos ni la puntuación interna,
cuestiones que confían a las reglas de catalogación de cada país, controladas por las
agencias bibliográficas nacionales que colaboran en el programa CBU/UBC. En función
de esto, las GARE tienen dos objetivos principales: definir los elementos necesarios
para las entradas de autoridad y establecer la estructura de las entradas.
En primer lugar, las GARE establecen tres tipos distintos de entradas: de autoridad, de
referencia y explicativas.
La entrada de autoridad es el encabezamiento admitido para usar en todos los registros
asociados a una persona, entidad u obra. Está estructurada en una serie de áreas y
elementos, de ahí el paralelismo con la ISBD, de manera que se pueda registrar toda la
información relativa a esa autoridad que pueda ser útil para la catalogación de otros
documentos y para facilitar la búsqueda al usuario.
Una vez establecida la entrada de autoridad según esta estructura, las GARE hacen
posible la creación de entradas de referencia en función de las citas de referencia que se
hayan incluido en aquella. Las entradas de referencia se emplean para dirigir al usuario
desde un encabezamiento utilizado para hacer la búsqueda al encabezamiento uniforme
o autorizado establecido por el centro catalogador.
En último lugar, existe un registro explicativo que es una clase especial de registro de
referencia. El registro explicativo no dirige al usuario a un encabezamiento uniforme
específico, sino a un grupo o clase de encabezamientos. Puede dar ejemplos de la clase
de encabezamientos buscados, pero los ejemplos se presentan sólo como sugerencias.
No pretende proporcionar una lista exhaustiva de los encabezamientos a consultar.

Directrices para los registros de autoridad y referencia de materia


(GSARE)
Tienen el mismo objetivo y función que las GARE, ciñéndose específicamente a las
autoridades de materia, ya sean de tipo temático o geográfico. Las Guidelines for

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Subject Authority and Reference Entries fueron publicadas por la IFLA en 1993 y
traducidas al castellano en 1995.
Tanto las GARE como las GSARE pretenden establecer normas para la presentación de
los registros de autoridad y referencia, ya sea en soporte impreso, microforma o en la
pantalla de un ordenador. La estructura especificada en tales directrices no tiene la
pretensión de servir como un estándar para la codificación electrónica de las
autoridades, aunque indudablemente ha tenido una gran influencia en el diseño de un
formato internacional automatizado, el UNIMARC/Authorities, publicado en 1991 y del
que contamos con una segunda edición de 2001.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. P. 69-79.

LECTURAS Y CONSULTA
Biblioteca Nacional (España). Normativas [en línea]
http://www.bne.es/es/Servicios/NormasEstandares/
Jiménez Pelayo, J.; García Blanco, R. El catálogo de autoridades: creación y gestión de
unidades de información. Gijón: Trea, 2002.
Reglas de catalogación. Edición nuevamente revisada. Madrid: Ministerio de
Educación y Cultura: Boletín Oficial del Estado, 1999
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. CAPÍTULO 3.

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Tema 8. EL FORMATO MARC DE AUTORIDADES

Formatos para Registros de Autoridad

Para trasladar la información de autoridad a formato legible por ordenador, los


elementos incluidos en los distintos registros deben representarse en un formato MARC.

En 1976, la Library of Congress publicó la version preliminar del Authorities: a MARC


Format: specifications for magnetic tapes containing authority records en cuya
introducción se especificaba el propósito y el alcance del formato: “El formato de
registros de autoridad MARC proporciona especificaciones e identificadores de
contenido para autoridades de nombres, títulos uniformes y materias. Otros tipos de
autoridades, tales como series pueden ser acomodados por este formato, pero las
provisiones para los campos o códigos específicos no se han realizado y están
pendientes de posteriores análisis”. La edición definitiva se publicó en 1981 y en ella se
incluían ya las especificaciones pertinentes a las entradas de autoridades de series.

En España, el primer borrador del Formato IBERMARC para Registros de Autoridad


fue difundido por la Biblioteca Nacional en 1993 y en 1999 apareció la primera edición.
Es preciso considerar que una de las funciones básicas de la Biblioteca Nacional como
agencia bibliográfica nacional es la elaboración y difusión de los registros de autoridad
de nombres de autores y títulos uniformes españoles.

El formato controla tanto nombres de personas y de entidades, como títulos, series,


materias, nombres de jurisdicción y geográficos. Establece relaciones entre las formas
de los puntos de acceso y fija los significados de los elementos que componen los
registros de autoridad.

El Formato IBERMARC para registros de autoridades fue diseñado para ser un


vehículo de información de formas autorizadas de nombres, materias y subdivisiones de
materia utilizadas en la construcción de los puntos de acceso de registros bibliográficos
IBERMARC. Sirve para fijar las formas que podrán emplearse como referencias a las
formas autorizadas y proporciona los medios que posibilitan el control de las
interrelaciones entre puntos de acceso.

La proliferación de formatos MARC nacionales que dificulta el intercambio de datos


entre países llevó a la IFLA a promover la creación de un formato de autoridades
compatible con todas las versiones nacionales del MARC y normalizado
internacionalmente, es decir, con equivalencia absoluta a las directrices GARE y
GSARE: el UNIMARC/Authorities, publicado en 1991.

Sin embargo, se ha terminado imponiendo el uso del formato MARC 21 de autoridades


en la mayor parte de los países de nuestro entorno. El MARC 21 es el resultado de la
armonización entre los formatos nacionales americanos (USMARC) y canadienses
(CANMARC). Desde 1994 las comunidades de usuarios de ambos formatos trabajaron
en la eliminación de diferencias entre ambos formatos. El resultado fue la primera
versión del Formato MARC 21 bibliográfico que data de 1999. El formato de
autoridades le seguiría en un plazo breve.

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Estructura de un registro de autoridades

 CABECERA: 24 posiciones, suministran información para procesar el registro.


 DIRECTORIO: 12 caracteres, contienen la etiqueta, longitud y localización del
carácter de comienzo de cada campo variable del registro.
 CAMPOS VARIABLES:
 Campos de control (00X)
 Campos de datos:

0XX Números y Códigos


1XX Encabezamientos (aceptados o no aceptados)
2XX Referencias complejas de Véase
3XX Referencias complejas de Véase además
4XX Menciones de referencia de Véase
5XX Menciones de referencia de Véase además
6XX Notas
7XX Enlaces con encabezamientos
8XX Presentaciones gráficas alternativas
9XX Campos locales

En los campos 1XX, 4XX, 5XX y 7XX se ha mantenido una misma fórmula para
señalar el tipo de contenido. Con los dos últimos caracteres de la etiqueta se alude a los
significados siguientes:

X00 Nombre de persona


X10 Nombre de entidad
X11 Nombres de congreso
X30 Títulos uniformes
X48 Término cronológico
X50 Materias
X51 Nombres geográficos
X55 Términos de género/forma
X80 Subdivisiones de materia general
X81 Subdivisiones geográficas
X82 Subdivisiones cronológicas
X85 Subdivisiones de forma

En los campos de datos hay dos clases de elementos de codificación:

 Indicadores: son las dos primeras posiciones de caracteres de un campo de datos y


contienen valores destinados a interpretar o complementar la información
encontrada en él. Tales valores se señalan por medio de un carácter que puede ser
una letra minúscula o un número o un blanco (#)
 Códigos de subcampo: se forman con dos caracteres y sirven para distinguir los
elementos de datos de un campo que requieren un tratamiento diferenciado. Consta
de delimitador ($) y de un carácter, con el que se identifica un elemento de datos.

Otros elementos de la estructura:

 La repetibilidad de cada campo y de cada subcampo se especifica (R)

2
 Otros códigos: código n (no aplicable), o (obligatorio), Oa (obligatorio cuando sea
aplicable), Op (opcional)
 La posibilidad de enlazar campos en los registros de autoridad. Esta técnica se basa
en la sintaxis de datos del subcampo $8 (número de enlace y secuencia).

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Jiménez Pelayo, J.; García Blanco, R. El catálogo de autoridades: creación y gestión en
unidades documentales. Gijón: Trea, 2002.

LECTURA Y CONSULTA
Biblioteca Nacional (España). Normativas [en línea]
http://www.bne.es/es/Servicios/NormasEstandares/
Formato MARC de autoridades: versión concisa en español [en línea]
http://www.loc.gov/marc/authority/spanish/ecadintr.pdf

Formato MARC de autoridades [en línea]


http://www.loc.gov/catdir/pcc/naco/concisoautoridades.pdf

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Tema 9. PROGRAMAS Y EXPERIENCIAS DE CONTROL DE AUTORIDADES

La gestión de colecciones digitales requiere el establecimiento de políticas efectivas de


control de autoridades de la mano de esfuerzos cooperativos que permitan el desarrollo
de corpus de entradas de autoridad que faciliten los procesos de catalogación, creación
de metadatos y recuperación de la información.

Son varias las iniciativas internacionales reseñables que se fijan en el control de


autoridades, desde VIAF -Fichero de Autoridades Virtual Internacional-, People
Australia, ISNI International Standard Name Identifier -Borrador ISO 27729-, I -
Institutional Identifiers de NISO, ORCID -Open Researcher and Contributor ID-, hasta
proyectos específicos dirigidos al control de autores y entidades en repositorios
digitales, como el pionero Names Project, financiado por JISC en el Reino Unido, o
Cooperative "Identities Hub" de OCLC . La mayoría de estas iniciativas se basan en la
cooperación entre bibliotecas o instituciones que desarrollan servicios web para la
consulta de ficheros de autoridades. Esta participación conjunta permite disminuir
costes, minimizar esfuerzos, evitar duplicados e incrementar la utilidad del servicio y es,
sin duda, este espacio colaborativo el entorno más propicio para el desarrollo de
proyectos sobre control de autoridades.

Las bases en las que se asienta el prototipo desarrollado por el Names Project del JISC,
Functional Requirements for Authority Data (FRAD): interoperabilidad, reutilización de
datos y mínima intervención manual, pueden señalar la trayectoria evolutiva en este
campo de estudio. En el ámbito temático, la tendencia hacia interfaces con
funcionalidades que permiten la búsqueda y navegación facetada ha sido el origen del
desarrollo de un prototipo en el que partiendo de la representación de los Library of
Congress Subject Headings (LCSH) en SKOS –Simple Knowledge Organization
System- se ha diseñado una ontología que asiste a los usuarios en la elección del
término correcto, relacionando automáticamente las palabras claves introducidas con los
correspondientes encabezamientos temáticos del sistema (Papadakis et al., 2009).
Parece esta una de las apuestas viables dirigidas a lograr la interoperabilidad sintáctica y
semántica de los sistemas.

Virtual International Authority File (VIAF)

VIAF (http://viaf.org/) es un proyecto conjunto de OCLC, la Library of Congress,


Deutsche Nationalbibliothek y la Bibliothèque Nationale de Francia que tiene como
finalidad la combinación de sus registros de autoridad para formar una sola base de
datos de autoridades y ponerla a libre disposición en la red. El objetivo último es
permitir que un usuario pueda buscar en las bases de datos utilizando su lengua gracias
a la existencia de ficheros de autoridad interrelacionados. Permite coexistir como
formas autorizadas a las diferentes variantes nacionales o regionales, respetando las
necesidades de los usuarios a nivel mundial en cuanto a preferencias de lengua o
alfabeto. Para los catalogadores reduce el coste, simplifica el mantenimiento de los
ficheros de autoridad y aumenta la visibilidad y utilidad de los ficheros de autoridades.


 
OCLC Research ha desarrollado un software para la comparación de nombres
construido sobre la base de WorldCat Identities y el trabajo de OCLC con FRBR de
agrupación de registros bibliográficos. Los criterios de comparación de VIAF incluyen
el examen de los nombres y su asociación con las obras existentes en múltiples ficheros
bibliográficos nacionales y Worlcat. Los registros de autoridad de VIAF se construyen
con información extraída durante el proceso de comparación e incluye elementos de los
registros fuente de autoridad y bibliográficos. El sistema enlaza las diferentes formas
aceptadas de un autor en los distintos países, agrupándolas en un solo registro.
El prototipo de base de datos se encuentra libremente disponible en Internet para su
consulta. Existen cuatro campos de búsqueda: todos los campos, nombres, nombres
aceptados, y títulos. Se puede buscar en cada una de las bibliotecas o en todas a la vez.
El sistema muestra los resultados según el nivel de relevancia. Aparecen agrupados los
registros de autoridad que VIAF ha identificado como referentes a la misma persona. Al
lado de cada resultado, cada bandera identifica al país o biblioteca cuya forma aceptada
para ese autor coincide con dicho resultado.
El proyecto VIAF se ha limitado hasta el momento a los nombres de persona, si bien se
está empezando a trabajar ya con los nombres geográficos. Con la adhesión de nuevos
miembros, como es el caso de la Biblioteca Nacional española y las futuras
incorporaciones, el gran reto de VIAF está en integrar nuevos alfabetos y expandir el
control global de autoridades a otros ámbitos.
Actualmente forman parte del proyecto trece bibliotecas nacionales y la Union List of
Artists Names del J. Paul Getty Trust y está en estudio la incorporación de nuevos
miembros.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Papadakis, I.; Konstantinos, K.; Mavropodi, R. y Stefanidakis, M. Subject-based
Information Retrieval within Digital Libraries Employing LCSHs. D-Lib Magazine,
2009, vol. 15, n. 9/10.
http://www.dlib.org/dlib/september09/papadakis/09papadakis.html
Rodríguez Bravo, B. Apuntes sobre representación y organización de la información.
Gijón: Trea, 2011. P. 82-83.

CONSULTA
VIAF: http://viaf.org/

People Australia: http://www.nla.gov.au/initiatives/peopleaustralia/

ISNI: http://www.isni.org/

I -Institutional Identifiers: http://www.niso.org/workrooms/i2

ORCID http://www.orcid.org/

Names Project: http://names.mimas.ac.uk/

Cooperative "Identities Hub" http://www.oclc.org/research/activities/idresource/


 

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