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En relación a los diferente clientes que he tratado en Rupturas traumáticas puedo decir que no
siempre esto es comprendido desde ellos ni desde las personas cercanas lo que está
sucediendo a nivel de emociones, pensamientos, conductas y estados fisiológicos muchas veces
piensan que no es normal sentir y estar del modo en que se sienten o a veces justificando su
estado y exigiendo cuidados, entendimiento y comprensión a quienes les rodean ya que el
sufrimiento en que se encuentran sobrepasa todo dolor humano.
Estas creencias erróneas pueden estigmatizar a la persona que está viviendo una ruptura un
duelo, es una situación profundamente dolorosa y desestabilizadora que puede requerir de un
acompañamiento y tratamiento psicoterapéutico ya que las rupturas de pareja generalmente
pueden producir una perturbación de fuerte intensidad, a nivel de los pensamientos, emociones y
conductas.
Se ha llegado a consensos en que las reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y
fisiológicas que se desencadenan tras una ruptura sentimental, son naturales y esperables por lo
tanto existen factores de riesgo para que la ruptura se convierta en trauma debido a lo
impredecible e inesperado de la ruptura, sintiendo la persona que sufre no tiene control sobre la
decisión en la que se encuentra se le ha sin poder participar o tener una opinión al respecto que
la puedas hacer comprender lo que está viviendo, afectando su autoestima. Además puede
comenzar a crearse una serie de sentimientos como por ejemplo los celos, sentimientos que no
son parte de las conductas habituales. Aparecen intensas sensación de rabia haciendo que
realicen conductas no efectuadas anteriormente a la ruptura.
Así adquirir un compromiso en la relación de pareja requiere de un tiempo de conocerse,
habituarse al otro a sus costumbres, hábitos, el desvincularse y de una manera abrupta necesita
de un periodo prolongado para adaptarse nuevamente a estar sin el otro. Cuando existe
convivencia, hijos, una vida compartida, en este escenario no solo habrá que superar el dolor
emocional, sino buscar soluciones, tales como situación financiera, reparto de los bienes en
común, crianza de los hijos. En muchas ocasiones donde este proceso se lleva a tribunales de
familia entonces se prolonga el sufrimiento, el dolor, la incomprensión donde la persona
abandonada tiene que superar y sacar fortalezas y recursos personales, para enfrentar esta
situación, sin embargo posteriormente cae en profundo abismo sin salida del dolor y sufrimiento.
Así también la forma en que una de las personas finaliza la relación y comunica su decisión, si
lo hace personalmente o por medio de un mensaje en whatssap, un e-mail afecta a la persona
abandonada con una magnitud diferente y profunda provocándose la precipitación y
cristalización de un duelo complicado de permanencia prolongada, esto llega hacer tan
fulminante y desestabilizador que la persona no entiende las causas de la ruptura, se siente
tratado con indiferencia y desprecio, lo cual no llega a ser integrado en su psique no puede
entender como después de amarla, la puede tratar con tanta frialdad.
Se dice que supuestamente, es más fácil superar una relación de dos meses que una relación de
dos años ya que nivel de compromiso de los roles que el compañero desempeña son mayores.
Sin embargo el vínculo establecido puede ser potentísimo a pesar de llevar con una persona
apenas unos meses, que coincide además con la etapa de enamoramiento, ante esto se puede
originar una idealización de la pareja ya que no ha existido el tiempo necesario para hacer una
análisis crítico amando pues, no se ha tenido la oportunidad de recuperar el juicio, también se
puede generar una desestabilización de la hormonas endógenas fenilectilamina, noradrenalia,
dopamina, dando orígenes de depresiones profundas y severas.
Es así que el nivel de los recursos de afrontamiento, tanto externos como internos; el tipo y
características de los sentimientos que nos ha ocasionado la pareja, no siempre se ama en la
misma forma e intensidad a cada uno de los compañeros sentimentales que se tienen a lo largo
de la vida; existen aspectos que no son significativos como el género y la edad, se puede tener
un duelo impactantemente profundo en cualquier momento del ciclo vital y afecta por igual a
hombres y mujeres, sin embargo puede diferencias en la forma de afrontarlo.
Una característica de las características de la Ruptura Traumática está dada por la experiencia
de haber pasado por ésta pérdida. Ante esto se genera un aprendizaje que está relacionado con
que el sufrimiento no es eterno, que posteriormente cuando el tiempo ha pasado la vida generara
nuevas experiencias, nuevas motivación el sufrimiento y dolor acabará y la vida seguirá adelante
con nuevos alicientes.
Por otra parte el duelo que se postergue entre cuatro meses y tres años se coincide en que las
primera fases están centradas en la angustia, negación e incredulidad, después se pasa a la
aceptación intelectual de la ruptura, posteriormente a una aceptación emocional, por lo que
sobreviene un estado depresivo y gran tristeza, seguido de rabia e ira, finalmente se llega a la
aceptación y superación de la ruptura.
En relación al duelo agudo no debería durar más de un año. Sin embargo en el segundo año
todavía puede haber reminiscencias de la ruptura como por ejemplo no tener ganas de iniciar
una nueva relación o, por lo menos, no desde el compromiso; tener ciertas sensaciones de vacío
en búsqueda de ella misma centrándose en sus propios intereses, priorizando sus deseos y
concretándolos en búsqueda de un alivio definitivo y a veces como autoafirmación, estas
características no son patológicas.
La características en lo cognitivo y emocional se da como apatía, desmotivación, sensación de
vacío existencial, tristeza, sensaciones de irrealidad e incredulidad inicial, inadecuación,
vergüenza, autocompasión, desesperanza, con poca confianza en un futuro que cuente con
ilusiones y proyectos. Dificultades de concentración, memoria selectiva, disminución del
rendimiento, sensación de incapacidad para procesar los pensamientos, indecisión, bloqueo.
Existe una alternación de emociones negativas y positivas como rabia, tristeza, ansiedad,
angustia, frustración, impotencia, odio, irritabilidad, entumecimiento, dolor, pena, desesperación,
amor, nostalgia, dulzura, esperanza, aumentados sentimientos de culpa, en los inicios del duelo
la persona se responsabiliza de la ruptura, esto puede tener un valor adaptativo, esto es, que la
persona considere que la otra parte puede reconsiderar la ruptura ante la promesa de cambio,
generando una mayor sensación de control sobre la situación.
La ansiedad flotante que advierte la persona que está experimentando una ruptura traumática
aumenta progresivamente a lo largo del día, siendo especialmente potente cuando la persona se
enfrenta a momentos de soledad. Es frecuente escuchar que ante estas situaciones les da pavor
quedarse a solas con los pensamientos incontrolables y angustiantes que les atormentan, los
ataques de angustia en momentos determinados, hiperventilación, palpitaciones, opresión
torácica y nudo en el estómago. Estos momentos se relacionan con estímulos que recuerdan a la
ex pareja. Necesidad de escapar de la situación en forma de deseos de morir, desaparecer o
cambiar el lugar de residencia. Aparecen altos niveles de pensamiento obsesivo e intrusivo
respecto a la relación, la ex pareja y la ruptura sin que este pensamiento le abandone en ningún
momento. Dentro del pensamiento obsesivo hay una constante sensación de no encontrar
respuestas, Además existe una constante revisión de Whastapp, fotos y Facebook, Twitter,
Linkedin y demás redes sociales, ocupando mucho de su tiempo postergando sus actividades
personales. Así también existe dificultad para dormir, alimentación se ve alterada,
somatizaciones llanto incontrolado que la conduce a buscar apoyo en sus vínculos más
cercanos.
DEPENDENCIA EMOCIONAL