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Mayas: Legado cultural

Categoría: Edad Antigua

La Civilización Maya se destacó por su extraordinaria capacidad para realizar obras que, van a sobrevivir
al período histórico en el que fueron realizadas. Monumentos funerarios, viviendas, palacios reales y, por
supuesto, los famosos templos piramidales que construyeron son algunas de sus expresiones más
notables, a las que se suman una producción escultórica, pictográfica y ceramista. También van a des-
tacarse en las ciencias, en especial las matemáticas y la astronomía, las que les permitirán confeccionar
su calendario. En estelas esculpidas, en murales bellamente pintados, en altares hermosamente
decorados, en los códices, en sus construcciones armoniosas, en los patios de pelota y en las puertas y
dinteles, se proyecta el legado cultural de la civilización maya, que llevó a la perfección la astronomía, la
escritura y las notaciones numéricas.

Chichén-Itzá

La ciencia de los mayas

Los conocimientos alcanzados por los mayas en matemáticas y astronomía pusieron a su cultura en lo
más alto del desarrollo mesoamericano precolombino. Inventaron un sistema numérico que incluía el
cero, una creación que les llevaría aún varios siglos a otras tantas culturas contemporáneas. También se
manejaron con dos calendarios, uno de ellos con la misma cantidad de días que el gregoriano. Detallistas
en la observación de los astros, también dominaron las cualidades sanadoras de la naturaleza que los
rodeaba. Los mayas se hicieron especialistas en cosmología y astronomía. Construyeron observatorios y
un sistema matemático que fue madurando hasta alcanzar una perfección que hoy asombra a los
estudiosos de su proceso histórico.

Como otras culturas de Mesoamérica, los mayas tuvieron un desarrollo científico considerable. En
cuanto a las matemáticas, se sabe que basaron su contabilidad en un sistema vigesimal y de base cinco, y
que recién hacia el 36 a.C. hay referencias documentales de la utilización del cero. Los tres símbolos
básicos eran el punto, al que le asignaron el valor uno, la raya, equivalente a cinco, y por último una
concha estilizada, para el cero. A diferencia de la numeración arábiga, que es horizontal, los números
mayas se disponían verticalmente, con los valores menores en la parte inferior y los mas altos arriba. De
esta manera, el cinco era una raya horizontal, a la que se le agregaban los puntos suficientes para de-
signar del seis al nueve. El diez eran dos rayas, y así sucesivamente.

Muestra inequívoca de sus conocimientos y aplicaciones matemáticas son, por ejemplo, sus
seguimientos sobre el movimiento de la Luna y los planetas. Las matemáticas fueron incorporadas al
calendario en el llamado calculo de computo largo, que consistía en la acumulación de cinco tipos de
ciclos de tiempo, en los coeficientes numerales por los que han de multiplicarse.

También fue sorprendente su capacidad para medir con exactitud la duración del año solar, de 365 días,
medición que, según varios estudiosos, era más exacta que la utilizada por entonces en Europa. Su
calendario tiene trascendental importancia científica y está íntimamente relacionado con la mitología, la
cosmología, la teología, la astronomía y las matemáticas. Se basa en un complejo sistema de gran
exactitud; se afirma que su precisión es comparable a la obtenida actualmente con base en los cálculos
de nuestra era electrónica.
El calendario maya tenía tres diferentes y simultáneas cuentas de tiempo: el Sagrado o Tzolkin de 260
dias, el Civil o Haab, de 365 días o kim, y la Cuenta Larga, de 144.000 días, es decir 20 ciclos de 20 años.
El primero se combinaba con el de 365 días, y entre ambos formaban un ciclo de 52 Haabs. También
contaban con ciclos de 13 días y de 20 días para el Tzolkin y el Haab, respectivamente. En ambos, las
anotaciones numéricas se escribían mezclando números con glifos. De los dos, el calendario mas
utilizado era el Tzolkin, especialmente para planificar tareas agrícolas y ceremonias religiosas.
Finalmente, la cuenta larga de 1.872.000 días tenía como finalidad inscribir las fechas de los grandes
eventos en el calendario, partiendo de un acontecimiento mítico que servía para referenciar cualquier
otro posterior.

El influjo del calendario en la vida de los mayas

"Apenas nacía, el niño maya era llevado ante el sacerdote para que este pudiera adivinar su destino,
determinar su ocupación futura y darle un nombre. En un texto sobre augurios se afirma que los niños
nacidos los días de Kan, Chuen y Men estaban destinados a ser artesanos; los nacidos en los días Khish y
Kib, guerreros; los nacidos del día de Khets'-nab, curanderos, etc. De este modo, los sacerdotes podían
clasificar inmediatamente a los niños por los empleos que habrían de ejercer y aconsejar a sus padres
sobre la forma de educarlos."

Yuri Knorozov, Los mayas en la vida y en la muerte (adaptación).

Astronomía

Se admite que la cultura maya alcanzó el mayor desarrollo astronómico y científico de toda la América
prehispánica. La atención mayor de los astrónomos mayas se detuvo con mayor precisión en el Sol, astro
al que siguieron en su trayectoria. También prestaron particular importancia a la Vía Láctea, conocida por
ellos como el Árbol del Mundo y representada por un majestuoso árbol floreciente: la ceiba.

Estudiaron el movimiento de los planetas y predijeron los eclipses. Los conocimientos astronómicos de
los mayas superaban a los de los egipcios; realizaron un calendario de una exactitud científica
verdaderamente sorprendente. Calcularon las revoluciones de Marte y Venus, lo mismo que los eclipses,
los solsticios y los equinoccios; todos estos conocimientos son mucho más sorprendentes en cuanto a
que las observaciones astronómicas solamente con taban con el ojo humano para ser realizadas.

Observatorio en Chichén-Itzá

La arquitectura

Las ruinas de construcciones arquitectónicas nos revelan que este arte conoció una época de gran
esplendor. Palacios en ruinas, pirámides, templos, juegos de pelota, observatorios astronómicos, puertas
de entrada, plataformas elevadas y centros ceremoniales, son algunas de las edificaciones del pueblo
maya, aparte de las que aún permanecen escondidas en las selvas, que atestiguan de manera elocuente
un extraordinario pasado.
Sobresalieron las construcciones de tipo civil y religioso, caracterizadas por diversos estilos
arquitectónicos. A través del estudio que han hecho arqueólogos y etnólogos, se sabe que éstas exigían
un largo proceso; además, una obra plasmaba la historia de varias generaciones, ya que ellas montaban
sobre las viejas estructuras las nuevas. Un rasgo distintivo de la arquitectura maya es la construcción de
grandes edificios en puntos determinados por su conveniencia para la observación astronómica.
Además, ya como un elemento común a otras culturas, por lo general levantaban sus ciudades en las
cercanías de cursos de agua, bosques, valles y selvas, lo que les permitía administrar una serie de re-
cursos naturales esenciales para la supervivencia de la comunidad.

Estilos de arquitectura en las ciudades mayas

En términos técnicos, las grandes construcciones mayas contaban con cimientos establecidos en amplias
plataformas rectangulares, sobre las que se erigían las pirámides y palacios. Además, contaban con
grandes calzadas para la circulación de las personas, y en sus centros, plazas circulares de amplias
dimensiones. Por lo general, también, a los lados de los edificios gubernamentales o de palacios y
templos, se levantaban canchas de juego de pelota. El centro de cada ciudad maya estaba compuesto
por un gran complejo de edificios. El plano de estos complejos ceremoniales se estableció en los
primeros días de esta civilización, alrededor del 2000 a.C.

Las primeras construcciones totalmente desarrolladas, con plazas rodeadas por pirámides de piedra
coronadas por templos y palacios, datan entre el 300 a.C. y 300 d.C. Estos grandes centros político-
religiosos se transformaron en verdaderas ciudades hacia comienzos de la etapa clásica de la civilización
maya (300 d.C.). Los siglos 600-800 d.C. fueron un período de vigorosa expansión. La ciudad de Tikal fue
reconstruida y se construyeron importantes templos, palacios, plazas y recintos de juego de pelota en
Palenque, Piedras Negras, Copán, Quiriguá, Naranjo y Cobá.

La ciudad seguía su diseño según la cosmovisión maya, en cuyo centro se hallaba lo religioso y a partir de
allí se distribuía hacia la periferia el resto de la ciudad, siguiendo siempre un orden jerárquico. De esta
manera, en los suburbios se levantaban las precarias casas de los trabajadores agrícolas. Los restos
arqueológicos y las ruinas de los grandes edificios permiten acercarnos en detalle a la arquitectura maya.
Uno de los aspectos que se compadecen con la visión religiosa es la elevada altura de los templos, que,
con un promedio de 40-50 metros, representaban un mayor acercamiento a las divinidades como a las
estrellas que tanto estudiaron.

Una extensa escalinata permitía el acceso desde la plataforma inicial hasta la cúspide, donde
habitualmente se establecía un templo ceremonial y sacrificial. Templos y palacios exhibieron paredes
gruesas que necesariamente precisaron de grandes esfuerzos humanos para su traslado y colocación,
paredes que a su vez eran revestidas con relieves de estuco o tallas directas sobre la misma piedra.
Principales centros urbanos mayas

La extensión temporal y geográfica de la civilización maya determinó la existencia de numerosos estilos


predominantes por épocas y regiones. Entre ellos se destacan los edificios de muros anchos y fachadas
decoradas en piedra y estuco de Copán y San Andrés; las pirámides inclinadas de El Petén central; los
palacios de dos plantas de Tikal; los edificios con grandes cuartos de Palenque; los de torres paralelas y
escaleras tan verticales que no pueden ser subidas de Becán y Chicanná; y las pirámides con patios de
columnas de Chichén-Itzá, donde las edificaciones son colosales y manifiestan influencias de los pueblos
invasores. Las columnas, los atuendos guerreros, las figuras de los Atlantes y el dios Chaccmool, son
algunos de los elementos que surgieron del proceso de fusión de la cultura maya con la tolteca, entre
otros muchos ejemplos.

Fruto de estos estilos son los grandes edificios, palacios y templos que aún asombran por su calidad y
magnificencia, como el observatorio de Uaxactún, el templo de Palenque y los diversos edificios y
templos de El Mirador, Tikal, Chichén-Itzá y Uxmal. Entre los monumentos más famosos encontrados
hasta ahora, vale la pena mencionar los gigantescos monolitos hermosamente tallados en forma de
prisma cuadrangular, que se encuentran en la región de Yucatán. Sus pirámides escalonadas truncas, de
la misma región, aunque menos monumentales que las egipcias, en cambio las supera en belleza.

En Chichén-Itzá se ha encontrado un notable complejo arquitectónico construido en círculos


concéntricos y templos en forma de pirámides escalonadas truncas, sostenidas con columnas decoradas
con figuras de serpientes emplumadas. La Casa del Gobernador en Uxmal presenta una bóveda sin arco,
formada con bloques cada vez más grandes que se juntan con el centro del espacio comprendido entre
dos muros. Cerca de Palenque hay un alto relieve que representa el sacrificio de un sacerdote al dios
Kukulkán, el mismo Quetzalcóatl de los Aztecas.
Casa del Gobernador - Uxmal

Arte del tallado en piedra

Variada en su tratamiento temático y rica en estilos, materiales y dimensiones -que van desde la
monumentalidad hasta las miniaturas-, la creación sobre piedra es una de las expresiones artísticas más
destacadas de la cultura maya. Ligada a las celebraciones rituales, representaciones religiosas y del
poder político, esculturas, relieves, discos, dinteles, columnas y estelas constituyen un legado en el que
el realismo y el simbolismo se mezclan permanentemente.

El arte escultórico maya es tan antiguo como su civilización, y la acompañó a lo largo de todo su
desarrollo. En particular, sus artistas se han destacado en la estatuaria, tanto en grandes como en muy
pequeños tamaños. También realizaron bajorrelieves y estelas, siendo las de mayores dimensiones las de
Quiriguá. El material por excelencia que utilizaron fue la piedra calcárea y el estuco, una pasta que
hicieron con polvo de piedra, conchas y algunos elementos vegetales que les sirvieron de aglutinante,
producto que luego era pintado en diversos y coloridos tonos.
Vista de estela tallada P de ruinas en el fondo

Toda la temática de la escultura maya gira en torno de los grandes personajes de su religiosidad,
sea ya en forma de representaciones divinas como en figuras y objetos que las identifican. En este
sentido, son características las figuras de dioses o animales asociadas a éstos. Las representaciones
humanas también han sido unas de sus inclinaciones temáticas más recurrentes, destacando para el caso
los tallados en relieve de Palenque y Copán, característicos por sus detalles de gran precisión y realismo.
Las estelas, en cambio, constituyen un maravilloso mundo de representaciones históricas y religiosas,
que suelen aportar datos clave para interpretar el curso de la sociedad maya, habitualmente
acompañadas por piezas de cerámica de carácter funerario y ritual.

Los artistas mayas eran maestros en los tallados en piedra y madera, en murales y en modelado en
estuco. Los alfareros no sólo producían tiestos para cocinar, sino también delicadas vasijas policromadas
ilustradas con escenas épicas del mundo sobrenatural, utilizadas como artículos funerarios. En cuanto a
la pintura, los mayas practicaron fundamentalmente la técnica del fresco, y por lo general carecieron de
la idea de perspectiva. También utilizaron el estuco para realizar sus obras, en especial los murales, los
que luego coloreaban vistosamente, con tonos rojos y azules. Los temas que abordaron en sus pinturas
murales prestan particular atención a la vida cortesana y los rituales ceremoniales.
Mural de Bonampak

El alto nivel técnico de los artesanos, la ejemplificación del poder e ideología maya en sus templos,
palacios y ciudades y sus impresionantes logros intelectuales en cuanto a la escritura y el calendario, se
combinaron para hacer de los mayas la civilización de mayor importancia del Nuevo Mundo.

Cerámica

La cerámica maya tuvo una diversa funcionalidad, siendo especialmente ricas las dedicadas a la vida
cotidiana (vasos, platos, distintos tipos de vasijas) y a las celebraciones religiosas, cuyas representaciones
necesitaban numerosos objetos para el culto. En la generalidad de los casos, la cerámica sumó también
una importante decoración, rica en figuras zoomorfas y dibujos geométricos. Las temáticas recurrentes
de sus decoraciones incorporan también escenas de la vida diaria y las funciones de la casta dirigente, en
especial nobles, militares y sacerdotes.
Piezas de ceramica maya

Característica de la cerámica maya será la delgadez y el pulimiento de sus paredes, además de la


multiplicidad de colores y, en ocasiones, el acabado acuarelado de su ornamentación. Las piezas se
confeccionaban para ser cocidas en hornos al aire libre que alcanzaban temperaturas de hasta 800
grados. Además de la cerámica, los mayas fueron expertos escultores, tanto en grandes como en muy
pequeñas dimensiones.

Escritura

Entre los pueblos americanos, el maya fue el único que inventó una escritura capaz de representar
fielmente el lenguaje hablado. Esta escritura se elaboraba con base en glifos o dibujos, que expresaban
sonidos o palabras enteras. Así, por ejemplo, un escudo y un mazo significaban guerra.

Los glifos

La civilización maya adoptó como soporte de su escritura al glifo, un signo grabado o pintado que
transmite un determinado concepto y que podía ser combinado con otros. En este sentido, y por su
notable contenido simbólico, los glifos mayas están emparentados con los jeroglíficos egipcios, aunque
jamás hubo contacto entre ambas culturas. El empleo de los glifos fue particularmente muy extenso en
el Período Clásico, y se han llegado a recopilar más de 10.000 inscripciones sobre edificios, monumentos,
alfarería y códices. Los mayas se valieron de esta escritura para dejar constancia de sus creencias
religiosas, de sus conocimientos astronómicos, y de los acontecimientos más importantes protagoni-
zados por reyes y personajes legendarios.

Glifos mayas en Copán

Los mayas escribieron con el sistema pictográfico, en el que combinaron símbolos fonéticos e
ideogramas. La conquista y la colonización posterior de los españoles lamentablemente destruyeron el
acervo original de la cultura maya, y se admite que fueron cientos los libros quemados. En particular,
todos los encontrados en la península de Yucatán fueron destruidos por órdenes de fray Diego de Landa
en julio de 1562. El descubrimiento de terrones rectangulares de yeso hace pensar que se trata de restos
de libros originales. De esta manera se perdió uno de los mayores tesoros de la cultura maya, quedando
apenas a salvo de las llamas y del tiempo tres libros y algunas páginas de un cuarto, todos ellos
conocidos como códices.

Los mayas fueron la única civilización verdaderamente alfabetizada del continente americano, pero por
muchos años sus inscripciones en jeroglíficos no pudieron ser descifradas sólo se podían leer los
números y las fechas. Sin embargo, desde fines de la década de los 50, fecha en que se realizaron
avances importantes en el desciframiento de los jeroglíficos, se ha revolucionado nuestro entendimiento
sobre la cultura e historia maya.

El conocimiento de la escritura no estaba al alcance de todos los estratos sociales del pueblo maya. Era
privilegio del grupo sacerdotal. Aunque en el período Posclásico se enseñaba a escribir a los gobernantes
y a los nobles, seguían siendo los sacerdotes quienes elaboraban los códices en los cuales consignaban
su historia, sus mitos y sus ritos, o sea que eran la base de las tradiciones orales transmitidas.

Códice Peresiano

Los códices mayas son libros escritos antes de la conquista y muestran algunos rasgos de la civilización
maya. Los que se han rescatado son el Códice de Dresde, el más antiguo, (Alemania Oriental), en cuya
biblioteca se encuentra; procede de la población Tikal. Está escrito en 39 hojas de maguey con figuras
jeroglíficas; contiene principios científicos de matemáticas y astronomía. El Códice Tro-Cortesiano, que se
encuentra en el museo de América en Madrid. Es de origen Itzá y describe escenas rituales y sociales,
por lo cual se convierte en una importante fuente para conocer las costumbres de los mayas. El Códice
Peresiano, se encuentra en la Biblioteca Nacional de París, procedente de Yucatán; contiene referencias a
los nombres de los meses y de los días y relatos sobre la mitología maya; hace mención del transcurso de
los días, meses y años, de las fechas de las festividades y de algunas plantas medicinales; contiene
también nociones de cirugía e higiene. Un cuarto, el Códice Pérez, es la recopilación de varios textos
procedentes de Maní, Tikal y otros sitios de Yucatán. En él se agrupan tablas y correlaciones de los
calendarios cristiano y maya; material profético, almanaques y fechas históricas. También, está el tratado
de Tierras de Maní y un relato de la conquista española, junto a otros acontecimientos de la península de
Yucatán entre 1511 y 1562. Y el Códice Grolier, el único que se encuentra en México.

Posteriormente se confeccionaron los Libros de Chilam Balam, que fueron redactados después de la
conquista española, recogen textos relativos a la historia, medicina, cosmología, astronomía, cronología
y textos no clasificados de los mayas. El Ritual de los Bacabes, siglo XVIII, es otra fuente escrita
procedente de Yucatán. Está compuesto por cuarenta y dos textos médicos de carácter ritual, en los
cuales se alude a las principales creencias míticas de los mayas. Estos hombres siempre quisieron
registrar sus concepciones religiosas, su historia y sus logros científicos. Quisieron transmitir la tradición,
prepararse para el futuro y conjurar las influencias maléficas, por medio de múltiples rituales.
Primera página del manuscrito del Popol Vuh, guardado en la Biblioteca de Newberry, Chicago. Colección
Ayer.

El Popol Vuh y Los Anales de los Cakchiqueles fueron escritos en maya yucateco, quiché y cakchiquel
respectivamente, pero en todos los casos utilizando el alfabeto latino incorporado por los colonizadores.
De todos ellos, sin duda el más conocido es el Popol Vuh o Popol Wuj (en quiché "Libro del Consejo" o
"Libro de la Comunidad"); es una recopilación de varias leyendas del Quiché, un reino de la civilización
maya situado al sur de Guatemala; más que en un sentido histórico, tiene valor e importancia en el plano
religioso. Escrito por un sacerdote maya, contiene la mitología y parte de la historia del pueblo maya, es
una narración que trata de explicar alguna manera el origen del mundo, la civilización y los diversos
fenómenos que ocurren en la Naturaleza. De él se han hecho varias versiones en español, en una de las
cuales participó el consagrado escritor y Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, admirador
incondicional de la Cultura de sus antepasados. Además los códices, que son manuscritos sobre fibra de
papel, procedente de un árbol tropical llamado amate; estas fibras son estucadas y luego pintadas con
figuras y glifos (caracteres jeroglíficos mayas).

Referencias:

MONTENEGRO González, Augusto. Civilización. Norma

MEISELES Bernal, Adolfo. Senderos. Cultural colombiana

Historia Universal. El Tiempo

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