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El documento habla sobre el Índice de Desarrollo Humano y cómo medir la calidad de vida. Plantea que evaluar la calidad de vida conlleva dilemas éticos y morales que desafían los sistemas económicos y sociales establecidos. También sugiere que la economía no puede separarse de consideraciones éticas y de justicia social, que son fundamentales para garantizar una vida digna para todas las personas.
El documento habla sobre el Índice de Desarrollo Humano y cómo medir la calidad de vida. Plantea que evaluar la calidad de vida conlleva dilemas éticos y morales que desafían los sistemas económicos y sociales establecidos. También sugiere que la economía no puede separarse de consideraciones éticas y de justicia social, que son fundamentales para garantizar una vida digna para todas las personas.
El documento habla sobre el Índice de Desarrollo Humano y cómo medir la calidad de vida. Plantea que evaluar la calidad de vida conlleva dilemas éticos y morales que desafían los sistemas económicos y sociales establecidos. También sugiere que la economía no puede separarse de consideraciones éticas y de justicia social, que son fundamentales para garantizar una vida digna para todas las personas.
Un cuestionamiento concienzudo de ello conlleva a conjeturas y dilemas éticos
y morales que confrontan las economías y los ordenes establecidos. Replantear la calidad y las formas de vida es revaluar también el modelo de sociedad. Por su parte, la economía no es ajena a la lupa de las eticidades y la moral política y civil como garantes de la equidad: principio supremo en que se sustenta la calidad de vida como vida digna, apelando, en esencia, a la justicia social como valor sublime.