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Cada vez que me presento desde mi profesión como diseñadora del hábitat, recibo dos
cuestionamientos, el primero es en relación a lo que se aborda y se enseña dentro de la
licenciatura y, lo segundo, siempre es el porqué decidí estudiar esa carrera. Desde mi
propia experiencia, puedo afirmar que, siempre me sentí atraída por las ciencias exactas,
recuerdo que en mi infancia solía decir que me dedicaría a descubrir el universo, sin
embargo, la vida y las circunstancias me llevaron en otras direcciones, donde finalmente
di con el diseño del hábitat. Cuando inicié mi proceso como estudiante de diseño del
hábitat, lo primero que noté fue la ausencia de maestras “DH”, la mayoría eran arquitectas
o de licenciaturas afines, así que, gran porcentaje de las asignaturas que cursé fueron
impartidas por maestros con los que, personalmente, no me sentí identificada siendo
estudiante, esto porque algunos ejercían un método de enseñanza que, lejos de incluir y
brindar de espacios seguros a los estudiantes, solían excluir a quienes “no daban la talla”.
¿Se han cuestionado cuántas mujeres urbanistas, arquitectas, planificadoras, etc, han
sido reconocidas por sus aportaciones teóricas y metodológicas para el estudio de la
ciudad desde la perspectiva de género?, ¿cuántas de ellas son latinoamericanas y
cuantas mexicanas?, estas dudas surgieron a partir de mi experiencia al encontrar que,
dentro de las asignaturas de la licenciatura, siempre se nos mencionaba a exponentes
como Le Corbusier, Kevin Lynch, Jan Gehl, Ebenezer Howard, Jaime Lerner y la
renombrada Jane Jacobs. No desestimo sus aportaciones en materia de ciudad, sino que,
señalo que habemos más mujeres quienes estamos haciendo lo posible desde nuestra
trinchera para hacernos visibles y que seamos tomadas en cuenta.
Los 100 urbanistas más influyentes publicado por Planetizen en 2017, demuestra la falta
de reconocimiento que aún existe a nivel internacional y nacional, de la participación de
las mujeres en materia de ciudad; 17 de 100 son mujeres, aunque la recordada Jane
Jacobs se mantiene como la más reconocida a nivel mundial, necesitamos generar estos
espacios de visibilización.
Desde lo personal, encontrar trabajo en el área del diseño del hábitat, me ha resultado
más complejo de lo que se expresa en el folleto publicitario de la licenciatura; actualmente
me encuentro laborando en el sector público, donde gano un salario medianamente
competitivo, no podría afirmar que mi trabajo es reconocido en su totalidad, sin embargo,
sigo/seguimos “abriendo cancha” para hacernos un espacio en la toma de decisiones en
materia de ciudad y, poco a poco, se van incorporando compañeras que cada vez más
resuenan con sus aportaciones intentando cerrar las brechas de desigualdad de género
que persisten en cualquier espacio.