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soberanía y poder
Una aproximación al pensamiento
político
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
2. La tradición liberal........................................................................... 12
2.1. Las teorías del contrato social .................................................... 12
2.1.1. Thomas Hobbes ............................................................. 12
2.1.2. John Locke ..................................................................... 15
2.1.3. Jean-Jacques Rousseau ................................................... 17
2.2. La teoría del contrato social en la actualidad: John Rawls .......... 20
2.3. Valoración y críticas del pensamiento contractual ..................... 21
2.4. La doctrina liberal ....................................................................... 23
3. La tradición marxista....................................................................... 25
3.1. La crítica marxista a las teorías del contrato social .................... 25
3.2. El pensamiento político .............................................................. 26
3.3. El materialismo histórico ............................................................ 28
3.4. Teoría del desarrollo capitalista .................................................. 30
3.5. Valoración y crítica de la tradición marxista .............................. 31
3.6. El marxismo en el siglo XXI: Steven Lukes y la teoría crítica ..... 32
Resumen....................................................................................................... 55
© FUOC • P08/80522/01932 Contrato, soberanía y poder
Bibliografía................................................................................................. 57
© FUOC • P08/80522/01932 5 Contrato, soberanía y poder
Introducción
Objetivos
7. Establecer los ejes de una mirada que permita interpretar eventos políticos
que tienen lugar en nuestro presente más contemporáneo.
© FUOC • P08/80522/01932 9 Contrato, soberanía y poder
3) El desarrollo acelerado del saber técnico y experto. Frente a Dios que gobier-
na el mundo, el individuo, por su parte, interviene sobre él y lo transforma.
La técnica asume la libertad de acción del sujeto y un empirismo que se guía
a partir de experiencia y hechos observados y no a través de dogmas preesta-
blecidos.
4) La aparición del Humanismo. Éste es una doctrina acerca del saber pura-
mente humano. Rechaza la teología y se asienta en una filosofía exclusiva-
mente natural. Se recupera la Antigüedad clásica frente a la teodicea medieval.
El Humanismo
En este contexto de transformación social Nicolás Maquiavelo fundará el de- Nicolás Maquiavelo
nominado realismo político. Su pensamiento se caracteriza por dos propuestas
Niccolò di Bernardo dei Ma-
que rompen completamente con la tradición medieval. En primer lugar, su chiavelli (1469-1527) nació en
obra rechaza la influencia de la teología y la moral. Le interesa la acción polí- Florencia y descendía de una
familia acomodada. Ejerció
tica aislada en tanto que representa la expresión más inmediata y evidente de muchos años como diplomá-
tico para la República florenti-
la vida social. En segundo lugar, su pensamiento se caracteriza por la ausen- na y entre sus principales escri-
tos destacan El príncipe (1513)
cia de teorías omnicomprensivas y por la presencia de análisis de realidades Discursos sobre la primera déca-
inmediatas y fehacientes. Por tanto, su interés no es tanto descifrar la esencia da de Tito Livio, 3 volúmenes
(1512-1517) y su Historia Flo-
trascendental y metafísica del acto político como averiguar los mecanismos rentina, 8 libros (1520-1525).
reales que lo guían e informan. Su análisis de la acción política se glosa en el
examen de dos grandes categorías, tal y como veremos a continuación.
materiales a su alcance.
© FUOC • P08/80522/01932 11 Contrato, soberanía y poder
Tales dimensiones serán las precursoras directas de las teorías del contrato so-
cial que aparecerán en el Barroco y en la Ilustración europea.
© FUOC • P08/80522/01932 12 Contrato, soberanía y poder
2. La tradición liberal
Si bien se considera habitualmente que Maquiavelo abre el camino del pensa- Thomas Hobbes
miento político moderno, Hobbes es el autor que establece en gran medida los
Thomas Hobbes (1588- 1679)
principales fundamentos de la filosofía política contemporánea. Además, es nació en Inglaterra, desde muy
recordado como el pensador que inaugura la reflexión sobre el Estado a partir joven viajó por toda Europa y
llegó a ser tutor del príncipe
de la idea de contrato social. de Gales. Entre sus principales
obras cabe señalar el Leviatán
y De Cive (1651) o De corpore
(1655).
Una de las grandes novedades de la obra de Hobbes consiste en que inicia su
reflexión sobre la sociedad a partir de los elementos pasionales y animales que
hay en el ser humano. En su libro De homine aparecen numerosas descripcio-
nes de las funciones del organismo humano que lo equiparan a cualquier otro
tipo de animal. Esto rompe directamente con los postulados medievales que
establecían una diferenciación estricta y radical entre la naturaleza humana y
animal. De hecho, Hobbes ni siquiera acepta que la razón constituya la prin-
cipal dimensión que diferencia a ambos tipos de seres.
A pesar de ello, el raciocinio permite que el principio de autoconservación se Para Hobbes el derecho natu-
exprese a partir de pactos y acuerdos que buscan maximizar los beneficios para ral debe distinguirse de la ley
natural. El primero hace refe-
todos los individuos y disminuir los riesgos. rencia a las necesidades del ser
humano y constituye su direc-
ta expresión. Es el derecho so-
En el Leviatán, Hobbes escribe que en el estado de naturaleza: berano de cada individuo a al-
canzar lo que considere desea-
"cada hombre es enemigo de cada hombre...; los hombres viven sin otra seguridad que sus ble y el estado que rige en la
vida natural. No obstante, la
propias fuerzas, y su propia inventiva debe proveerlos de lo necesario. En tal condición
ley natural tiene que ver con
no hay lugar para la industria, pues su productos son inciertos; y, por tanto, no se cultiva preceptos que existen en las
la tierra, ni se navega, ni se usan las mercaderías que puedan importarse por mar, ni hay pasiones del ser humano y que
cómodos edificios... hay un constante temor y peligro de muerte violenta; y la vida del se pueden inferir o alcanzar a
hombre es solitaria, pobre, grosera, brutal y mezquina." partir de la razón. Éstos lo in-
clinan de manera natural a la
Hobbes, T. (1980). Leviatán o la materia, forma y poder de una república, eclesiástica y civil paz. Su hallazgo permite el es-
(2.ªed., p.54). México: Fondo de Cultura Económica. tablecimiento de normas de
egoísta prudencia (ni morales,
ni metafísicas) que hacen po-
El fin de este estado se alcanza a través de un contrato que permite el cese sible la propia conservación y
seguridad. Su hallazgo es el
de hostilidades y en el que se delegan los derechos de los individuos en una objeto de la filosofía política.
única persona soberana. En ese momento nace la vida social y civilizada. Tal
acuerdo es por definición artificial, pues ya no se trata de vivir en la armonía
''El hombre es un lobo
que conjugan los instintos en el reino animal, sino de un acto racional que crea para el hombre''
la paz y, a la vez, una persona, que la salvaguarda. Así, surgen al mismo tiempo
Hobbes caracteriza este esta-
el Estado y el soberano. Este último puede gobernar con asesoramiento, pero do de naturaleza salvaje y des-
carnada como una situación
su voluntad es ley y su poder absoluto. en la que homo homini lupus,
'el hombre es un lobo para el
hombre', dicho de otro modo,
El contrato social es algo más que un consentimiento o concordia, representa es la guerra de todos contra
todos.
una unidad real de todos los seres humanos en una única persona. El ser hu-
mano cede su derecho a gobernarse con la condición de que el resto de seres
humanos realice la misma cesión y autorice todas las acciones del gobernante.
En buena lógica, resultan posibles otros estados que finalicen con ese estado
natural de violencia, por ejemplo, los que establecen una relación entre amo
y esclavo. Por tanto, semejantes acuerdos son imperfectos puesto que no res-
petan la indiscutible individualidad de cada ser humano.
Cuadro
El siguiente cuadro permite comparar las características y rasgos que el contrato social
otorga al soberano y a sus súbditos.
© FUOC • P08/80522/01932 14 Contrato, soberanía y poder
• La soberanía emanada del contrato es • Los seres humanos son libres en estado
inalienable. No se puede cambiar la for- natural y, por el contrato, renuncian a sus
ma de gobierno ni repudiar la autoridad. derechos.
• El soberano no puede ser castigado por • Una vez abandonado el estado de natura-
sus súbditos. leza la primacía de la ley representa la li-
bertad de la comunidad. Por tanto, la "li-
• El poder establecido determina todas las bertad" individual se limita a lo no regu-
facetas de la vida pública. lado (la elección del domicilio, del medio
de vida, la compra-venta de bienes, etc.).
• La Iglesia queda totalmente subordinada
al Estado. No hay posibilidad alguna de
establecer un poder distinto al del sobe-
rano.
2) Los seres humanos responsables del pacto social son, por tanto, los únicos
y verdaderos responsables de sus instituciones.
Las ideas de Locke constituyen el núcleo central del ideario liberal. De hecho, John Locke
multitud de comentaristas consideran su pensamiento político como el prin-
John Locke (1632-1704) nació
cipal impulsor de los regímenes burgueses representativos y una denuncia es- en Inglaterra y fue un gran co-
forzada del sistema absolutista. Como veremos a continuación, sus propuestas nocedor de la obra de Descar-
tes. Además de pensador po-
constituyen, al mismo tiempo, una continuación del pensamiento de Hobbes lítico, es uno de los grandes
teóricos del conocimiento y
y una ruptura. defensor de su génesis empíri-
ca. Sus dos grandes obras son
Ensayo sobre el entendimiento
Al igual que Hobbes, Locke analiza la sociedad partiendo de un hipotético humano (1690) y Pensamien-
tos sobre educación (1692).
estado de naturaleza. No obstante, su caracterización difiere bastante de la No obstante, sus escritos po-
líticos más interesantes son
realizada por el primero. Ensayo sobre el gobierno civil
(1660-1662), Tratados sobre
el gobierno civil (1689), Dos
El estado de naturaleza es: tratados sobre el gobierno civil
(1690) y Segundo tratado sobre
"un estado de libertad perfecta por el que pueden los hombres ordenar sus acciones, y el gobierno civi (1662), este úl-
disponer de sus posesiones y personas como quieran, dentro de los límites de la ley de timo texto se publicó tras su
la Naturaleza, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de otro hombre. Es también muerte.
un estado de igualdad, donde todo el poder y jurisdicción es recíproco, y nadie tiene más
que otro..."
Locke, J. (1990). Segundo tratado sobre el gobierno civil: un ensayo acerca del verdadero origen,
alcance y fin del gobierno civil (p.76). Alianza Editorial.
intervención a su mínima expresión para que los seres humanos ejerciten una
de sus libertades más básicas. Por tanto, existen situaciones de ley natural que
están más allá de la posible acción de la ley social.
La obra de Rousseau es especialmente importante porque supone una transi- Jean-Jacques Rousseau
ción en diversos sentidos. En primer lugar, normalmente es un autor caracte-
Jean-Jacques Rousseau
rizado como ilustrado, pero algunas de sus propuestas prefiguran el posterior (1712-1778) nace en Suiza
Romanticismo. En segundo lugar, su formulación del contrato social parece y muere en Francia tras pa-
sar muchos años de su vida
legitimar el statu quo establecido en el momento histórico que vivió y, sin em- huyendo de sus numerosos
enemigos. Entre sus obras más
bargo, muchas de sus ideas políticas influirán decisivamente en la Revolución importantes se encuentran
Emilio (1762), El contrato so-
Francesa, el desarrollo de las teorías liberales y el crecimiento del nacionalis- cial (1762) y el Discurso sobre
mo. En tercer lugar, su discurso sobre el mencionado contrato parece recoger el origen de la desigualdad entre
los hombres (1753).
la estela de predecesores como Hobbes o Locke, no obstante, lo replantea de
tal modo que sienta las bases para la posterior crítica marxista.
Emilio
"[...] el orden social es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Sin em-
bargo, este derecho no procede de la naturaleza. Por lo tanto, está basado en las conven-
ciones. Se trata de averiguar cuáles son esas convenciones."
Por tal razón, Rousseau recibirá la acusación de ser un simple utopista, pero él
siempre responderá que si entre un grupo de seres humanos no existiera un
interés común a todos ellos, que los una y aglutine en ciertas empresas, sería
imposible pensar la sociedad civil y mucho menos el sentido de un Estado.
En 1971 un profesor de filosofía política de Harward llamado John�Rawls pu- John Rawls
blicó un libro titulado Teoría de la justicia que inmediatamente levantó una
John Rawls (1921-2002) nació
tremenda polémica. Para muchos autores la obra era una importante contri- y murió en Estados Unidos. En
bución para la politología, disciplina que llevaba mucho tiempo anclada en 1999 recibió el Premio Schock
de Lógica y Filosofía y el Na-
discusiones estériles. Para otros, en cambio, el trabajo de Rawls no era convin- tional Humanities Medal. Sus
principales obras son: Teoría
cente y se presentaba como un ejercicio muy alejado de la praxis política real. de la justicia (1971), Liberalis-
mo político (1993), The Law of
Sea como fuere, su propuesta anclaba directamente la noción de justicia en las Peoples (1999), y Justice as Fair-
teorías clásicas del contrato social y suponía una documentada justificación ness: A Restatement (2001).
de la política liberal.
"Mi intención es presentar una concepción de la justicia que generaliza y lleva hasta un
alto nivel de abstracción la familiar teoría del contrato social... Para realizar tal cosa no
debemos conceptualizar el contrato original como la entrada en una sociedad particular
o la constitución de una forma particular de gobierno. Más bien, la idea directriz es que
los principios de justicia para la estructura básica de la sociedad son el objeto del acuer-
do original. Son los principios que personas libres y racionales...en posiciones de igual-
dad... aceptan... tales principios regularán sus futuros acuerdos, especificarán los tipos de
cooperación social y las formas de gobierno que pueden establecerse."
Posteriormente, algunos autores que pertenecen también a la tradición liberal Crítica a Rawls de Ronald
han acusado a Rawls de plantear con la noción de contrato una situación ori- Dworkin
ginal imposible de aceptar en la realidad. Tal imposibilidad significa que tam- Ronald Dworkin es un au-
poco se pueden aceptar legítimamente los dos mecanismos reguladores que tor que arguye que la fuerte
dependencia que la obra de
postula Rawls. Rawls tiene de las teorías del
contrato social la convierte en
un conjunto de postulados es-
peculativos incapaces de fun-
2.3. Valoración y críticas del pensamiento contractual damentar adecuadamente los
principios de la política liberal
real.
El pensamiento�contractual rompe completamente con la tradición medie-
val e inaugura una reflexión política en la que la elección, más o menos libre,
de los individuos crea la sociedad que habitan y el régimen de soberanía que
utilizan para gobernarse. La motivación para la elección puede ser definida
como económica, instrumental o práctica, mas, en última instancia, su prin-
cipal función es ofrecer seguridad y protección a los individuos.
© FUOC • P08/80522/01932 22 Contrato, soberanía y poder
Muchos autores retrotraen las teorías del contrato a la Grecia clásica, concre-
tamente a la diferencia entre lo natural y la convención. La idea de un acuer-
do como origen de la sociedad política y su organización aparece en algunos
sofistas, en Epicúreo y en alguna obra de Platón. En ese sentido, los griegos
clásicos atribuyen el origen de la justicia al deseo que todos tenemos de no
recibir daños o agresiones. La obligación, instinto o deseo de preservar la hu-
manidad en general y a nosotros mismos en particular, no se puede mantener
en el estado de naturaleza, y el disfrute de nuestras propiedades como condi-
ción de auto-preservación resulta especialmente precario en ese estado. Por el
contrario, la sociedad política o civil permite remediar estos problemas y llega
a nuestra existencia cuando el poder ejecutivo de cada uno de nosotros en
el estado de naturaleza es cedido a la sociedad como totalidad. Por tanto, en
última instancia será nuestra obligación de auto-preservación, que a veces se
define como derecho contra otras personas, la que impulsa de un modo casi
lógico la creación de la sociedad civil. Conviene resaltar que ese momento de
creación es un momento de consenso. En ese instante, nuestras obligaciones
morales se convierten en políticas y será el reconocimiento de la legitimidad
del poder político al que estamos sujetos lo que permitirá nuestra obediencia
al mismo.
en cuenta que en tanto que los gobiernos aseguran la paz y ciertas comodida- Lecturas recomendadas
des, no es el consenso de nuestros antepasados el que garantiza su estabilidad
Para ampliar el contenido del
sino nuestro acuerdo tácito y cotidiano. segundo argumento consúl-
tese:
A. McIntyre (1981). After Vir-
3) En tercer lugar se arguye que la idea de contrato social es redundante para tue. London: Duckworth.
explicar nuestras obligaciones con el Gobierno y el statu quo. Si preguntamos M. Walzer (1983). Spheres of
Justice. Oxford: Blackwell.
a las mencionadas teorías por qué los individuos deberían mantener sus pro-
mesas y acuerdos, sus respuestas se dan en términos de razones utilitarias o
en términos de las consecuencias que supondría la ruptura de tal promesa. Lectura recomendada
Por ejemplo: los individuos sufrirían la desaprobación de sus conciudadanos,
C. Taylor (1992). Multicultu-
no se beneficiarán de las ventajas de la cooperación social, etc. Por tanto, el ralism and the Politics of Re-
mantenimiento del acuerdo no es más que una institución o práctica social cognition. Princeton: Prince-
ton University Press.
útil a largo plazo para el ciudadano. Nos beneficiamos individualmente de que
En esta obra se pueden en-
todo el mundo mantenga esa promesa; es decir, es el interés general el que nos contrar más elementos para
desarrollar el tercer argumen-
beneficia particularmente. En ese caso, no es necesario apelar a un contrato to de crítica al pensamiento
o promesa que se realizó en el pasado como base de la obligación política, se contractual.
1) El principal supuesto del liberalismo político tiene que ver con el individuo.
Se considera a la persona como una estructura individual y autónoma, y esta
condición está por encima de todo aspecto social o colectivo.
© FUOC • P08/80522/01932 24 Contrato, soberanía y poder
3. La tradición marxista
Las propuestas y análisis de Karl Marx han tenido una impronta tremenda Karl Marx
en la historia factual e intelectual de Europa. No obstante, su reconocimiento
Karl Heinrich Marx nació en la
académico se dará de manera extremadamente tardía. Hasta la década de los antigua Prusia (1818) y murió
años sesenta del siglo pasado no se reconocerá la importancia que tiene en el en Londres (1883). Se le con-
sidera filósofo, historiador, so-
nacimiento de la sociología académica, hasta los setenta su relevancia en el ciólogo, economista y pensa-
dor socialista. Estableció las ba-
pensamiento histórico y hasta hace muy poco tiempo no se le concedió que su ses teóricas del denominado
socialismo científico y del comu-
obra haya permitido una completa reformulación de nuestra manera de en- nismo.
tender las relaciones sociales. Su herencia se ha prolongado en pensadores tan
relevantes como Louis�Althusser, que reivindicó el carácter eminentemente
científico de la obra de Marx, Jürgen�Habermas, que lo ha adaptado a una
sociedad profundamente mediática en su funcionamiento o Alain� Badiou,
que ha articulado sus propuestas con desarrollos de la teoría matemática de
conjuntos.
Para Hegel la sociedad civil incluía todas las relaciones familiares y económicas
que están fuera de la estructura jurídica y política del Estado. Tal sociedad es de
por sí un ámbito de egoísmo donde cada hombre compite contra los demás.
Los seres humanos son racionales y ordenados en la medida en que aceptan
el orden inherente del Estado que limita los intereses egoístas de las acciones
humanas. El Estado está separado de las vidas de los individuos y tiene priori-
dad lógica sobre ellos. El individuo que crea realmente la historia debe subor-
dinarse a los ideales de participación política que encarna lo estatal. Para Marx,
no obstante, el Estado�es�una�forma�de�alienación�de�la�actividad�política
y da cuerpo a unos derechos efímeros. Para Hegel los derechos políticos de
representación ejercen el papel de mediadores entre el individualismo egoísta
de la sociedad civil y el universalismo del Estado. Para Marx, sin embargo, la
realidad es la prosecución de intereses particulares y la participación general
en la vida política, sólo un ideal.
© FUOC • P08/80522/01932 27 Contrato, soberanía y poder
Del mismo modo, los economistas sostienen que las relaciones económicas
pueden tratarse de manera abstracta y sus conceptos tienen vida al margen de
la mediación de los propios seres humanos. Todo lo reducen a la experiencia
de un homo economicus. Para Marx, sin embargo, los fenómenos económicos
son fenómenos sociales y la existencia de un tipo de economía presupone un
tipo de sociedad. Y, por otro lado, los economistas soslayan sistemáticamente
lo que es intrínseco a la producción�capitalista: la división de clases, el con-
flicto endémico entre éstas por la distribución de los frutos de la producción
industrial y el predominio de la clase capitalista.
El ser humano nace en sociedad y es modelado por ella (sus facultades, gustos,
deseos, capacidades...). Todo individuo es el término de la cultura acumulada
por las generaciones precedentes. Y todo esto se subvierte y anula en el capi-
talismo. A pesar de tal cosa, Marx se considera un pensador optimista y cree
que la alienación se puede superar si se consigue abolir la propiedad privada.
Si se extirpa la relación entre ésta y el trabajo asalariado se acabará reorgani-
zando la sociedad. El producto de tal reorganización es denominado realidad
comunista. En ella no se niega la individualidad de cada persona, al contrario,
se respeta y permite la expansión de las capacidades y potencialidades de cada
individuo y, entre otras cosas, esa realidad es profundamente material.
Su obra es una crítica directa contra el idealismo que pretende analizar las
propiedades de una sociedad deduciéndolas del contenido de los sistemas de
ideas que predominan en ella. Esa posición no tiene en cuenta que la relación
entre valores y poder no es unilateral: los propietarios de los medios de pro-
ducción también producen los medios para difundir las ideas que legitiman
su predominio. La ideología, por tanto, debe analizarse en conexión con las
relaciones sociales que la incluyen. Por tanto, si deseamos conocer bien un
sistema ideológico, hay que estudiar los procesos concretos que dan origen a
sus ideas y los factores que determinan qué ideas se colocan en lugar destaca-
do dentro de una determinada sociedad. Ni la continuidad ni el cambio de
ideas pueden explicarse con las meras categorías internas de su contenido. Las
ideas evolucionan como elementos de la conciencia de unos seres humanos
que viven en sociedad, desplegando en su vida cotidiana una praxis muy es-
pecífica. De este modo, las circunstancias sociales en que acontece la actividad
de los individuos condicionan la percepción que éstos tienen del mundo en
el que viven.
© FUOC • P08/80522/01932 30 Contrato, soberanía y poder
Sin duda alguna, la obra más conocida de Marx es el Capital. En ella intentó El Capital de Karl Marx
explicar la dinámica de la sociedad burguesa y desvelar poco a poco la ley
El Capital se concibió como
económica que preside su movimiento de desarrollo. un tratado de crítica de la eco-
nomía política. Sin embargo,
puede interpretarse como un
El Capital arranca su examen mostrando que en el sistema capitalista no se análisis de la especificidad his-
tórica de la sociedad moderna.
produce exclusivamente para cubrir las propias necesidades. Hay un mercado En tanto que Marx arguye que
la esfera económica (el capital)
de intercambio con unas dimensiones terriblemente amplias. Así, toda mer- condiciona el funcionamien-
cancía producida tiene dos valores: un valor�de�uso y otro de�cambio. to de la sociedad moderna, el
examen de ese saber se con-
vierte en el punto de partida
para comprender cómo fun-
Marx toma de Ricardo�y�Adam�Smith la premisa de que cualquier objeto sólo ciona tal sociedad. La obra se
tiene valor en la medida en que se ha desempeñado cierta fuerza de trabajo divide en cuatro tomos: Tomo
I. El proceso de producción del
humano para producirlo. Y las condiciones de producción industrial permiten capital; Tomo II. El proceso de
circulación del capital; Tomo
que un trabajador produzca en un día mucho más de lo necesario para cubrir III. El proceso global de la pro-
ducción capitalista; Tomo IV.
el coste de su subsistencia. Todo lo que produce y va más allá de lo que nece-
La teoría de la plusvalía.
sita es plusvalía, un excedente de valor que queda en posesión del capitalista.
Categorías tradicionalmente importantes en la economía como pueden ser los
precios, las rentas, los tipos de interés, etc. son relevantes para Marx, pero no
tanto como la relación social que está en la raíz de todas ellas: una profunda
explotación.
Con este análisis Marx muestra que las crisis del capitalismo no son un colap-
so o riesgo del sistema sino un mecanismo regulador que permite restaurar
cierto equilibrio cuando se alcanza un nivel determinado de sobreproducción.
Además, el capitalismo necesita una cuota de parados, un ejército de reserva
que sirve para controlar los salarios. Para Marx, mientras la clase capitalista
acumula cada vez más riqueza, los salarios de la clase obrera no pueden subir
más allá del nivel de subsistencia. Y, por otro lado, el capitalismo presenta la
tendencia hacia la concentración y la centralización del capital. Esto lleva a la
constitución de unidades productivas cada vez mayores.
Reflexión
3.5. Valoración y crítica de la tradición marxista Toma del palacio de invierno (1917, San
Petersburgo)
Entre los elementos que Marx soslayó en sus análisis y ya comenzaban a des-
puntar en su momento histórico conviene destacar el auge�del�capitalismo
especulativo. Éste se prefigura como un sistema que no se apoya en la pro-
ducción directa de bienes y que no se ciñe estrictamente al ciclo de desarrollo
que hemos comentado anteriormente.
Del mismo modo, su análisis también fue opaco a la enorme capacidad de Reflexión
adaptación y transformación que exhibe el sistema capitalista ante sus reitera-
En cualquier caso, la obra de
das crisis. Esa adaptación implica transformar completamente la sociedad eu- Marx ha dejado una profunda
ropea, asumir cierto nivel de intervención del Estado en la economía, el creci- huella en el pensamiento eu-
ropeo. Su legado ha sido reco-
miento del sector de empleados de cuello blanco o la sustitución de la antigua gido, reelaborado y renovado
por numerosos autores y diver-
clase alta de propietarios por un pluralismo de elites más amorfo y difuso. sas escuelas de pensamiento.
Muchas interacciones sociales cotidianas son consideradas por este autor co-
mo instrumentos de poder. Por tanto, la sociedad civil es conceptualizada co-
mo esfera de interacción cotidiana y terreno de liza de fuerzas sociales con
intereses contrapuestos. La sociedad civil está dominada, material e ideológi-
© FUOC • P08/80522/01932 33 Contrato, soberanía y poder
Teoría crítica
Para muchos autores las propuestas de Michel Foucault suponen una verdade- Michel Foucault
ra renovación del pensamiento político. Este autor rompe con los postulados
Michel Foucault (1926-1984)
tradicionales de la izquierda sin alinearse en ningún momento con los plan- es ampliamente conocido por
teamientos liberales. Por tanto, su gran acierto consiste en abrir un nuevo es- la convulsión que sus métodos
de trabajo (arqueología y ge-
pacio para la reflexión política y, en buena medida, tal novedad se inicia con nealogía) han supuesto en el
campo de la filosofía y la histo-
su reformulación de la idea de poder. ria. Reivindicó una tradición de
análisis anclada en autores co-
mo Spinoza y Nietzsche y de-
4.1. La reconceptualización del poder fendió la necesidad de la crea-
tividad rigurosa en el pensa-
miento.
Foucault rompe con los denominados "postulados�del�poder" que comparten
ampliamente la tradición marxista y la liberal.
Entre un amo y un esclavo existe una relación de poder porque el primero la ejerce per-
manentemente, durante todas las horas del día, a través de grandes y pequeños gestos,
decidiendo qué hará o no, su esclavo, qué vestirá, con quién hablará...
que genera un acuerdo. Foucault, por el contrario, piensa las relaciones de po-
der como no-exteriores a otros tipos de relaciones. No se someten a unifica-
ción trascendental, ni se someten a centralización global. Coexisten junto con
dimensiones como el conocimiento o la técnica. Los dispositivos científicos,
por ejemplo, o saberes académicos conllevan aparejados relaciones de poder,
y viceversa. Resulta importante aclarar que el ejercicio del poder muchas ve-
ces se apoya en elementos generados por el saber, pero no son la misma cosa.
Estas relaciones deben conceptualizarse como las dos caras de una moneda.
Siempre están unidas, pero son perfectamente diferenciables.
establece nuevos límites. Por tanto, las leyes cambian sobre el telón de fondo
de nuevas distribuciones de ilegalismos (cambios de naturaleza, modalidad,...)
y no gracias a la voluntad del legislador. De hecho, la ley es para Foucault la
guerra misma, la gestión agónica de ese topos de ilegalismos; un ejercicio que
no tendrá nunca final.
En uno de sus libros más importantes, Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, Fou-
cault escribe:
"El análisis en términos de poder no debe postular, como datos iniciales, la soberanía del
Estado, la forma de la ley o la unidad global de una dominación; éstas son más bien for-
mas terminales. Me parece que por poder hay que comprender, primero, la multiplicidad
de las relaciones de fuerza inmanentes y propias del dominio en que se ejercen, y que
son constitutivas de su organización; el juego que por medio de luchas y enfrentamien-
tos incesantes las trasforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones
de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen cadena o sistema, o, al
contrario, los corrimientos, las contradicciones que aíslan a unas de otras; las estrategias,
por último, que las tornan efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional
toma forma en los aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías so-
ciales. La condición de posibilidad del poder, en todo caso el punto de vista que permite
volver inteligible su ejercicio (hasta en sus efectos más periféricos y que también permite
utilizar sus mecanismos como cifra de inteligibilidad del campo social), no debe ser bus-
cado en la existencia primera de un punto central, en un foco único de soberanía del cual
irradiarían formas derivadas y descendientes; son los pedestales móviles de las relaciones
de fuerzas los que sin cesar inducen, por su desigualdad, estado de poder –pero siempre
locales e inestables. Omnipresencia del poder: no porque tenga el privilegio de reagru-
parlo todo bajo su invencible unidad, sino porque se está produciendo a cada instante,
en todos los puntos, o más bien en toda relación de un punto a otro. El poder está en
todas partes; no es que lo englobe todo, sino que viene de todas partes. Y el poder, en lo
que tiene de permanente, de repetitivo, de inerte, de autorreproductor, no es más que el
efecto de conjunto que se dibuja a partir de todas esas movilidades, el encadenamiento
quesea poya en cada una de ellas y trata de fijarlas. Hay que ser nominalista, sin duda:
el poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que
algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en
una sociedad dada".
Reflexión
Pero ¿cómo propone Foucault que debemos entender el liberalismo? Para este autor no
es exactamente una teoría o un marco ideológico. Obviamente, éstos existen, pero la
esencia del proyecto liberal consiste en una práctica autorregulada y con objetivos muy
concretos. Es, de hecho, una racionalización concreta del ejercicio de gobierno. El libe-
ralismo es ante todo una ruptura con la razón de Estado. En el proyecto liberal no se
gobierna para el Estado, por el contrario, se hace para la sociedad. Es un proyecto en el
que se gira el punto de referencia y se plantea una nueva pregunta: ¿por qué hay que
gobernar?, ¿qué hace necesario que exista un Gobierno y qué fines debe perseguir en
relación con la sociedad para justificar su existencia?
Reflexión
Lecturas recomendadas
Resulta sumamente interesante la definición que ofrece Foucault del liberalismo. Sus
principales rasgos nos permiten establecer un fuerte contraste con lo expuesto en el apar- Las dos obras fundamenta-
tado sobre la tradición liberal. les para comprender la con-
ceptualización que hace Fou-
cault del liberalismo son Se-
Los rasgos fundamentales del liberalismo según Foucault son los siguientes: guridad, territorio, población y
Nacimiento de la biopolítica,
ambas publicadas en Fondo
de Cultura Económica en los
1) El liberalismo instaura una nueva relación entre conocimiento y gobierno:
años 2006 y 2007.
el gobierno se vincula a los conocimientos positivos sobre la conducta humana
que desarrollan las ciencias sociales. Aparecen nuevos elementos de gobierno
como pueden ser los hechos, las teorías, los diagramas y las técnicas de los
especialistas.
3) Se genera una estrecha relación con los saberes expertos y técnicos. Esto
significa que aparecen formas de autoridad distintas a las del Estado, que el
ámbito de lo social o sociedad civil gana importancia y que se torna posible
gobernar a distancia, es decir, desde los centros de producción de saberes es-
pecializados se definen normas que tomará el ciudadano para gobernar y con-
ducir su vida.
Ejemplo de biopoder
Foucault distingue dos técnicas de biopoder que surgen en los siglos XVII y
XVIII: la anatomopolítica y la biopolítica. Veámoslas a continuación.
© FUOC • P08/80522/01932 40 Contrato, soberanía y poder
"No se debería decir que el alma es una ilusión, o un efecto ideológico. Pero sí que existe,
que tiene una realidad, que está producida permanentemente en torno, en la superficie y
en el interior del cuerpo, por el funcionamiento de un poder que se ejerce sobre aquellos
a quienes se castiga, de una manera más general sobre aquellos a quienes se vigila, se
educa y corrige, sobre los locos, los niños, los colegiales, los colonizados, sobre aquellos a
quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo de toda su existencia
[...]. Más que ver en esta alma los restos reactivados de una ideología, reconocerías en ella
más bien el correlato actual de cierta tecnología del poder sobre el cuerpo".
4.2.1. La anatomopolítica
"[...] extensión progresiva de los dispositivos de disciplina a lo largo de los siglos XVII y
XVIII, su multiplicación a través de todo el cuerpo social, la formación de lo que podría
llamarse en líneas generales la sociedad disciplinaria".
cerrado a otro. Cada uno de éstos tiene su propia ley y su propia lógica. En ca-
da ocasión, el individuo, se enfrenta a una disciplinarización nueva, a un co-
mienzo desde cero. Para nuestro individuo siempre hay normas que aprender,
valores que internalizar y hábitos que asimilar. Es un comenzar y recomenzar
sin fin. Acabada la escuela llega el cuartel, luego el taller, la familia, cada cierto
tiempo el hospital, a veces la cárcel... Cada círculo es una nueva producción
de subjetividad. Cada variable fabrica una marca que identifica al individuo,
y un número (matrícula) que indica su posición en la masa. Foucault muestra
que nunca hubo incompatibilidad entre ambos planos, el poder es al mismo
tiempo masificador e individualizante. Es decir, forma un cuerpo con aquellos
sobre quienes se ejerce, al mismo tiempo que moldea la individualidad de cada
uno de los miembros.
4.2.2. La biopolítica
Por todo esto, cuando publicó La voluntad de saber ofreció una segunda téc-
nica de biopoder que complementaba la anatomopolítica, nos referimos a la
biopolítica.
"Lo que es propio de las sociedades modernas no es que hayan obligado al sexo a perma-
necer en la sombra, es que se han obligado a hablar siempre de él, ensalzándolo como
el secreto."
Cuadro
Anatomopolítica Biopolítica
Recientemente, algunos autores han planteado correcciones al esquema fou- Biopolítica y biopoder
caultiano. Sostienen que la noción de biopolítica subsume, de hecho, a la idea
Entre los autores que no distin-
de anatomopolítica puesto que en la actualidad todo ejercicio de poder es en guen la idea de biopolítica de
primera instancia una acción sobre poblaciones y colectivos, y, en segunda, la de biopoder destacan�Anto-
nio�Negri, Giorgio�Agamben
una actividad sobre el individuo. Por tanto, los términos de biopolítica y bio- y Paolo�Virno, como desarro-
llaremos a continuación.
poder operan, a todos los efectos, como sinónimos.
© FUOC • P08/80522/01932 47 Contrato, soberanía y poder
Negri forma parte de un grupo de autores italianos (Paolo Virno, Sergio Bo-
logna, Franco Piperno y Mauricio Lazzarato) que han reinterpretado comple-
tamente la tradición marxista. El punto de partida de ese ejercicio ha sido
la relectura�de�la�teoría�del�valor�de�Marx. Su propuesta ha consistido en
ofrecer una clave política de interpretación y dejar de lado la económica. En
ese sentido, arguyen que la producción humana no debe entenderse exclusi-
vamente como trabajo, además, debe considerarse como fuerza. Ésta es una
especie de potencia con una naturaleza ontológicamente fundante, es decir,
crea realidad. Por tanto, el trabajo es al mismo tiempo un producto, algo que
se realiza y se puede comercializar, y un poso de creatividad que no se pue-
de definir pero está siempre presente en la acción colectiva de los seres hu-
manos. Pues bien, al contrario de lo que pensaba Marx, el capital no busca
comerciar o utilizar el trabajo, pretende, de manera más compleja, apropiarse
de esa fuerza, del mencionado impulso creador y utilizarlo como motor de su
desarrollo. Por tanto, estos autores consideran que es un error pensar que la
clase obrera está supeditada a los propietarios de los medios de producción.
En su lugar, el capital depende para su supervivencia de la fuerza creativa y
productora del trabajo que vende el obrero. De hecho, la explotación expresa
la necesidad que tiene el capital de superar su subordinación y dependencia
de la clase obrera-productora.
a) La existencia de la burguesía.
En esta relectura de Marx, el materialismo histórico no debe ser entendido Antonio Negri
como una historia natural de la acumulación de capital, sino, más bien como
Antonio Negri (1933) nació en
un examen de los movimientos de la lucha de clase a la luz de los intentos de Italia y saltó a la fama porque
apropiación y expolio por parte del capital. en los años setenta fue acusa-
do de dirigir las Brigadas Rojas.
© FUOC • P08/80522/01932 48 Contrato, soberanía y poder
Para Negri, existe una permanente tensión entre el poder constituido del ca-
pital y el poder constituyente (impulso creador) de ese sujeto colectivo que es
la clase obrera-productora. Frente a la fuerza ontológicamente fundante que
es el trabajo, el capital responde con revoluciones tecnológicas continuas en
la organización del trabajo y genera eso que denominamos desarrollo. En esta
atrevida relectura no hay transición desde el capitalismo hacia un hipotético
Estado comunista. El comunismo no es una forma alternativa que lógicamen-
te se constituye en un proceso histórico ni es una transición; es algo previo,
la naturaleza de la fuerza que el capitalismo busca explotar, es algo que vive
en el interior mismo del capitalismo y constituye su propia condición de po-
sibilidad.
Cuadro
La reflexión de Giorgio Agamben sobre el concepto de biopolítica parte del Giorgio Agamben
intento de solventar una paradoja que planteó Michel Foucuault en unos cur-
Agamben (1942) nació en Ita-
sos impartidos en el Collège de France (los cursos son Seguridad, territorio, po- lia y es profesor de Filosofía en
blación y El nacimiento de la biopolítica). Ésta se formularía del siguiente modo: la Universidad de Verona.
"En la época actual, todas estas instituciones –fábrica, escuela, hospital, psiquiatría, pri-
sión– no tienen por finalidad excluir, sino, por el contrario, fijar a los individuos (...) El
objetivo es, por tanto, una inclusión a través de la exclusión".
"Hombre sagrado es, empero, aquél a quien el pueblo ha juzgado por un delito; no es
lícito sacrificarle, pero quien le mate, no será condenado por homicidio. En efecto, en
la primera ley tribunicia se advierte que si alguien mata a aquel que es sagrado por ple-
biscito, no será considerado homicida. De aquí viene que se suela llamar sagrado a un
hombre malo e impuro".
Agamben, G. (1998). Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida (p.32). Valencia: Pre-
Textos.
Es decir, tenemos a una persona que ha sido juzgada, a quién podemos matar,
pero no sacrificar. Para esclarecer esta complejidad Agamben propone recupe-
rar una distinción terminológica que se establece en Grecia, es importantísima
en Roma y llega hasta nuestro presente. Tal distinción tiene que ver con la
definición de vida.
El pensamiento griego clásico distinguió entre zoe y bios para referirse a la vida.
La bios alude a un vivir transido de diferencialidad, ligado a un contexto, a una
forma de vida. Por otro lado, zoe refiere el mero hecho de vivir. Hace alusión
a la vida desnuda, alejada de todo vestigio de forma o diferencialidad. La zoe
es el simple vivir, una vida indiferenciada. Zoe y bios permiten distinguir dos
dimensiones importantes en el ser humano. Un trasfondo impropio, general,
colectivo, común. Y un primer plano propio, cualificado, formado. Pues bien,
Homo Sacer es una figura que señala un momento excepcional en el que un
ser humano, o sea, bios, a través de un interdicto, de un juicio o de un bando,
emitido desde una estructura de poder es despojado precisamente de esa bios
y se convierte en pura zoe, en vida desnuda o mera vida.
Por tanto, el derecho�romano era capaz de definir un ser humano con dos
características:
Reflexión
La aportación más novedosa de Agamben consiste en plantear que el Homo Sacer es una
anomalía�o�excepción generada a través de una fórmula jurídica. Gracias a ésta la vida
cualificada abandona a un ser humano y éste se torna una especie de hoja en blanco
sobre la que se puede realizar cualquier acción. Esta operación, para el autor, es la forma
originaria de toda política. La producción de nuda vida o zoe es la operación política
más básica. Es el resultado de un momento de excepción dictada por un poder soberano.
El soberano, a través de un bando, crea esa excepcionalidad y como resultado la nuda
vida. Pues bien, conviene aclarar que el soberano es la imagen especular e invertida del
Homo Sacer. Si este último es una excepción o anomalía, el soberano también. Éste es una
figura que a través de bandos hace lo que ningún otro ciudadano puede hacer, producir
estados de excepción y, por tanto, nuda vida. El hecho de pensar que se puede separar
zoe y bios es la formulación política originaria de la imposición del vínculo del soberano.
Para Agamben toda acción política tiene que ver en última instancia con la gestión de la
vida, así que debemos considerar toda política como biopolítica.
A partir de este esquema de reflexión, Agamben ofrece una relectura del con-
trato social de Hobbes y, por tanto, de todo el pensamiento contractual. El
autor arguye que la fundación de la sociedad, en Hobbes, no se basa realmente
en un pacto sino en la creación de una excepción: la figura del soberano. Ésta,
a su vez, convierte en excepción a todos los ciudadanos puesto que pueden
impartir el derecho de muerte sobre ellos. El soberano está más allá de la nor-
ma, de hecho, tiene la potestad de suspenderla, de emitir bandos que generan
estados de excepción. Y, éste es el acto político más originario: establecer un
bando, un umbral de indeterminación entre derecho y hecho, entre naturale-
za y ley. En la excepción tales dimensiones se confunden.
excepción. Tal proceso pretende generar zoe. El poder quiere delante un cuer-
po con el que poder hacer cualquier cosa, sin atender a norma o código moral
alguno. El cuerpo en el campo de concentración es un cuerpo abandonado,
expuesto, sin refugios, sin máscaras, completamente desnudo por dentro y por
fuera. El campo de concentración, no importa si es el campo franquista, el nazi
o el estalinista, es el gran experimento biopolítico de la modernidad.
estamos sometidos a operaciones tan radicales como las que ofrece el campo
de concentración, pero en nuestro día a día nos enfrentamos o somos atra-
pados por pequeñas operaciones que nos quitan alguna cualidad para que el
poder intente sobreescribirnos o sobrecodificarnos algún rasgo, componente
o dimensión necesario para su ejercicio de gobierno.
"El hecho nuevo de la política que viene es que no será una lucha por la conquista o el
control del Estado, sino lucha entre el Estado y el no-Estado (la Humanidad), la disyun-
ción insuperable de las singularidades cualesquiera y la organización estatal."
Resumen
Maquiavelo preparó el terreno para las teorías del contrato social. Éstas aca-
barán de convertir la reflexión política en un campo completamente vivo e
independiente. Si bien la de Hobbes todavía defiende el poder absoluto del
monarca frente al resto de súbditos e instituciones, las propuestas de Locke
y Rousseau introducirán una bifurcación y someterán al soberano a algunas
instancias de control, ya sea el contrabalanceo de otro tipo de poderes o la vo-
luntad general de los gobernados. Finalmente, esa bifurcación permitirá que
se formule la doctrina liberal que conocemos actualmente. En ella se defiende
un individuo autónomo, que vela por sus intereses, igual ante la ley y que
rechaza el excesivo intervencionismo de su Estado. De hecho, este último es
concebido como mero garante de la seguridad de sus ciudadanos o simple me-
diador en situaciones de conflicto.
Marx denunciará las falacias del liberalismo. Mostrará que los individuos es-
tán condicionados por las relaciones de producción de su sociedad y que la
supuesta igualdad entre ellos no es real; además, argüirá que existen diferen-
tes clases sociales que compiten entre sí por los recursos. La clase que posee
los medios de producción también detenta los resortes para impactar en las
conciencias y en el pensamiento de la clase que vende su fuerza de trabajo. No
obstante, Marx sostendrá que el capitalismo encierra en su interior la semi-
lla de su propia superación. Sus necesarias condiciones de producción acaba-
rán generando una conciencia en la clase trabajadora que despertará un mo-
vimiento de revolución y transformación social.
Bibliografía
Agamben, G. (1998). Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida. Valencia: Pre-Textos.
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Díez del Corral, L. (1984). El Liberalismo doctrinario (4.ª ed.). Madrid: Centro de Estudios
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Locke, J. (1941). Ensayo sobre el gobierno civil (2.ª ed. española, 1.ª traducción directa). Mé-
xico: Fondo de Cultura Económica.
Locke, J. (1990). Segundo tratado sobre el gobierno civil. Madrid: un ensayo acerca del verdadero
origen, alcance y fin del gobierno civil. Madrid: Alianza Editorial.
Touchard, J. (1983). Historia de las ideas políticas (5.ª ed.). Madrid: Tecnos.