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La historia de Samsung

La marca Samsung se ha ganado el respeto como una de las compañías más importantes en
la industria tecnológica. Sus productos nos acompañan en nuestro día a día: smartphones y
tablets Galaxy, Smart TVs con gran calidad de imagen, electrodomésticos inteligentes...
Pero la historia del fabricante coreano es bastante curiosa, y va mucho más allá del mundo
de la tecnología.
Inicios inesperados
Los orígenes de Samsung son quizá poco comunes, sobre todo si pensamos en los
productos por los que es famosa la compañía en la actualidad. Y es que la marca
inicialmente estaba centrada en un mercado completamente distinto. En 1938, Lee Byung-
chul, perteneciente a una familia adinerada de terratenientes, fundó Samsung en la ciudad
de Taegu, actualmente llamada Daegu. El nombre de la compañía en la grafía coreana
significaba "tres estrellas", y la palabra “tres” se asociaba a algo que es grande y poderoso.
Inicialmente Samsung era básicamente un comercio alimentario. Disponía de una tienda en
la ciudad, en la que se vendían verduras y pescado locales, y noodles fabricados por la
propia compañía. Pero no era un simple supermercado: también se dedicaron al comercio a
mayor escala desde el principio, comprando y vendiendo productos por la región y
exportando a diferentes provincias de China.
La compañía ganó éxito rápidamente, y Lee Byung-chul pudo ampliar el negocio pocos
años después de su fundación. En 1947 la sede de la compañía sería desplazada a Seúl
como parte de la expansión del negocio. Pero la Guerra de Corea llegaría no mucho
después, en el año 1950, y le complicó bastante las cosas a Samsung. La empresa tuvo que
dejar Seúl durante el conflicto bélico por seguridad. No obstante, esto no supuso un gran
problema para Lee Byung-chul, y Samsung se recuperó rápidamente. Cuando la guerra
llegó a su fin en 1953, creó varias compañías subsidiarias de Samsung, dedicadas
principalmente a manufacturar harina, azúcar y productos textiles. El objetivo era
diversificar, asegurarse de que la empresa tenía poder en industrias muy distintas, para
generar cada vez más ganancias. La jugada salió bien: Corea del Sur había implantado
políticas proteccionistas para que los conglomerados nacionales pudieran expandirse sin
afrontar competencia por parte de industrias internacionales. Esto le dio una gran ventaja a
Samsung, que pudo librarse de tener que competir y recibió financiación por parte del
gobierno. Gracias a ello, la empresa siguió creciendo exitosamente.
Expansión al mercado tecnológico
En 1969 crearon varias divisiones en la empresa centradas en la tecnología. Pero de nuevo,
si algo es obvio en la trayectoria de esta compañía, es que siempre fueron conscientes de
que su éxito venía de no cerrarse a un solo campo. Por ello, comenzaron a invertir dinero en
I+D. Esto les permitió ampliar su línea de productos y desarrollar diversos aparatos
electrónicos, herramientas de ingeniería genética, semiconductores, nanotecnología, y
mejores sistemas de telecomunicaciones. Por supuesto, no todos los productos estaban
destinados a ofrecer tecnología a otras compañías. Entre los 70 y los 80 Samsung puso a la
venta televisores a color, ordenadores personales, aparatos de aire acondicionado, e incluso
neveras. Poco a poco se estaban haciendo un lugar en muchos hogares.
Cambios en los años 90
Los primeros cincuenta años de vida de Samsung estuvieron llenos de éxitos. Incluso
cuando el camino se llenaba de obstáculos, la compañía logró salir adelante y crecer hasta
el punto de ponerse a la cabeza en diferentes industrias. Y en los 90, Samsung comenzaría
un nuevo capítulo en la historia de la empresa. Para empezar, fragmentaron la empresa en
cuatro conglomerados de empresas diferentes, cada uno dedicado a una empresa específica.
Uno de estos conglomerados se quedaría con el nombre de Samsung Electronics, y en
adelante su foco serían el desarrollo de productos electrónicos y tecnológicos, tanto de
comercialización propia como para ser componentes de productos de otras empresas.
En 1999 Samsung lanzó al mercado su primer teléfono con conexión a internet, y el primer
teléfono del mundo con receptor de televisión. Por supuesto, eran modelos muy básicos si
los comparamos con los smartphones que tenemos actualmente. Pero en veinte años la
tecnología evoluciona mucho, y en esa época ambos dispositivos eran verdaderamente
revolucionarios.
La era Galaxy
A comienzos del siglo XXI, Samsung ya estaba más que establecida como una de las
marcas más importantes del sector tecnológico, y se había convertido en un fabricante
esencial de componentes para otras empresas. Aunque en la primera década de los 2000
tuvieron avances importantes en el ámbito de la telefonía, el año clave sería sin duda el
2010, año de nacimiento de la gama de smartphones y tablets Galaxy. Ese año lanzaron el
primer Samsung Galaxy al mercado, conocido como Samsung GT-I7500, que se convirtió
en uno de los primeros móviles en tener Android como sistema operativo. Y desde
entonces, la familia Galaxy ha crecido año tras año, con numerosos modelos nuevos de
gama alta, media y baja en cada generación. Esto ha sido clave para mantenerse en el
mercado, ya que les permite seguir plantando cara a marcas de alta gama como Apple, sin
alejarse en el proceso de consumidores que piden precios más asequibles.
Entre los argumentos a favor de un alza de la cotización de las acciones de Samsung,
podemos citar el hecho de que esta empresa puede crear alianzas estratégicas de alta calidad
con otros grandes grupos tecnológicos. Samsung invierte mucho dinero en investigación y
desarrollo, y es conocido por proponer de forma regular modelos de productos innovadores.
De este modo, mantiene una cierta dinámica y puede conservar su liderazgo frente a sus
principales competidores. En concreto, Samsung está especialmente bien posicionado en
los mercados emergentes de Asia, de los que está cerca desde el punto de vista geográfico,
y en los que también es uno de los principales vendedores de productos de alta tecnología.

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