0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
16 vistas2 páginas
El documento describe una visita del autor a la ciudad de Bilbao. En tres oraciones, resume que el autor conoció Bilbao cuando fue a comprar cristales para una empresa en la que trabajaba. Aunque ha vuelto varias veces, cree que no volverá a ver la ciudad de la misma manera que entonces, con sus cafés, mujeres, niños, luces y ruidos característicos. Bilbao le pareció una ciudad absurda pero para vivir y beber.
El documento describe una visita del autor a la ciudad de Bilbao. En tres oraciones, resume que el autor conoció Bilbao cuando fue a comprar cristales para una empresa en la que trabajaba. Aunque ha vuelto varias veces, cree que no volverá a ver la ciudad de la misma manera que entonces, con sus cafés, mujeres, niños, luces y ruidos característicos. Bilbao le pareció una ciudad absurda pero para vivir y beber.
El documento describe una visita del autor a la ciudad de Bilbao. En tres oraciones, resume que el autor conoció Bilbao cuando fue a comprar cristales para una empresa en la que trabajaba. Aunque ha vuelto varias veces, cree que no volverá a ver la ciudad de la misma manera que entonces, con sus cafés, mujeres, niños, luces y ruidos característicos. Bilbao le pareció una ciudad absurda pero para vivir y beber.
paseando por sus calles, emigrando, bebiendo en sus tabernas, y también, por supuesto, de otras cien mil maneras. Yo conocí Bilbao yendo a comprar cristales para una empresa en la que trabajé; y aunque después la he visto muchas veces pienso que como entonces no la veré jamás, con su café de gatos y mujeres en aquel barrio hermoso como la muerte, y luego, anatemas murales, niños blancos llevados por niñeras increíbles, luz de plomo y carbón en los paseos, y monjas monjas monjas y bocadillos de jamón, historias de un pasado tenebroso conversaciones, niño pórtate bien, qué leches, sírvanos dos chiquitos paga éste, ayer trincaron a Ramón, ay mi chico, me matas, sigue sigue, y el zumbido, el martillo, la competencia de las vagonetas, todo rodeando aquel Bilbao absurdo con aire medio inglés y derrotado, ciudad para vivir, para beber, si no le llevan los demonios, oiga, y tanto ruido junto para nada, tanta muerte en la guerra y la perdieron, tanto placer, y sólo por diez duros. LIFE VEST UNDER YOUR SEAT – Luis Garcia Montero
A Dionisio y José Olivio
Señores pasajeros buenas tardes
y Nueva York al fondo todavía, delicadas las torres de Manhattan con la luz sumergida de una muchacha triste, buenas tardes señores pasajeros, mantendremos en vuelo doce mil pies de altura, altos como su cuerpo en el pasillo de la Universidad, una pregunta, podría repetirme el título del libro, cumpliendo normas internacionales, las cuatro ventanillas de emergencia, pero habrá que cenar, tal vez alguna copa, casi vivir sin vínculo y sin límites, modos de ver la noche y estar en los cristales del alba, regresando, y muchas otras noches regresando bajo edificios de temblor acuático, a una velocidad de novecientos kilómetros, te dije que nunca resistí las despedidas, al aeropuerto no, prefiero tu recuerdo por mi casa, apoyado en el piano del Bar Andalucía, bajo el cielo violeta de los amaneceres de Manhattam, igual que dos desnudos en penumbra con Nueva York al fondo, todavía al aeropuerto no, rogamos hagan uso del cinturón, no fumen hasta que despeguemos, cuiden que estén derechos los respaldos, me tienes que llamar, de sus asientos.