Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JOHN F. WALVOORD
provided by Centro Cristiano de Apologética Bíblica 2021
CADA PROFECÍA DE LA BIBLIA
Explicaciones Claras para Tiempos Inciertos
JOHN F. WALVOORD
Prefacio
Introducció n
1. Profecía en el Pentateuco
2. Profecía En Los Libros De Histó ricos
3. Profecía En Los Libros De Poéticos
4. Profecía en Isaías
5. Profecía en Jeremías
6. Profecía en Ezequiel
7. Profecía en Daniel
8. Profecía en los Profetas Menores
9. Profecía en los Evangelios
10. Profecía en el libro de los Hechos
11. Profecía en las Epístolas Paulinas
12. Profecía en las Epístolas Generales
13. Introducció n General y Profecía acerca de la Iglesia en Apocalipsis
14. Profecía sobre la Visió n de Juan del Cielo y el Tiempo del Fin
15. Profecía de la Segunda Venida, el Milenio y el Estado Eterno
Gráficos
El Templo Milenario
El Templo Milenario Propio
Las Puertas del Templo Milenario
Los Imperios Mundiales de la Biblia en la Historia De Israel
Las Setenta Semanas de Daniel: Daniel 9:24–27
Los 483 Añ os en los Calendarios Judío y
Gregoriano
Orden predicho de Eventos Proféticos relacionados con Israel
Orden de los Acontecimientos de la Profecía Bíblica
Eventos previstos Relacionados con las Naciones
Acontecimientos previstos Relacionados con la Iglesia
Apariciones de Jesú s después de la Resurrecció n
Resurrecciones Mayores
Juicios Divinos Mayores
El Día del Señ or
Eventos Importantes de la Profecía Incumplida
Orden de los Sellos, las Trompetas y las Copas
PREFACIO
Durante muchos añ os se me había instado a compilar una lista de todas las profecías
importantes de las Escrituras y a proporcionar una exposició n de ellas. Este libro, en
un intento por satisfacer esta necesidad, explica mil pasajes de la Biblia y, por primera
vez en la literatura actual, todas las profecías de la Biblia se explican en un solo
volumen. El significado es especialmente sorprendente con la llegada del siglo XXI, que
ha seguido agudizando el interés por la interpretació n profética.
El principal problema en la interpretació n de la profecía es si la Escritura debe
interpretarse en su sentido natural o literal. Esto se discute en la introducció n.
También es importante entender que, en la interpretació n de la profecía, cada profecía
está relacionada con otras profecías como una pieza de un tapiz para el todo. En
consecuencia, se tuvo que usar un sistema que desplegaría la profecía de una manera
ordenada y relacionaría las profecías entre sí. Para lograr esto, el método general de
estudio de la Escritura profética se abordó desde el punto de vista bíblico, comenzando
en el Génesis y terminando en el Apocalipsis. En los evangelios, el enfoque cronoló gico
se modificó para tratar las profecías principales de los evangelios sinó pticos y
considerar por separado la profecía del evangelio de Juan. A menos que se indique lo
contrario, las citas bíblicas son de la Santa Biblia, Nueva Versió n Internacional.
Lo má s significativo es el hecho de que la mitad de estas profecías, quinientas de
ellas, ya se han cumplido literalmente, lo que establece má s allá de cualquier pregunta
intelectual que los pasajes proféticos de la Biblia tenían la intenció n de ser
interpretados literalmente. La evidencia es abrumadora de que Dios quiere decir
exactamente lo que dice como profecía tras profecía que ya se ha cumplido
literalmente. Cuando la historia haya seguido su curso, todas las profecías se
cumplirá n.
Aunque es imposible en un volumen tratar en profundidad cada interpretació n, el
objetivo de este volumen es proporcionar una exposició n explicativa de cada profecía
significativa de las Escrituras con alguna menció n de puntos de vista alternativos. De
esta manera, el lector dispondrá de una interpretació n funcional e inteligente de la
profecía que se ajuste en el esquema má s amplio de la profecía como cumplida o por
cumplirse, y se le dará una comprensió n introductoria de la profecía como base para
un estudio adicional.
El competente trabajo de Karen Grassmick como taquígrafa contribuyó en gran
medida a mejorar el libro. Se reconoce con gratitud la cooperació n de la
administració n del Seminario de Dallas al permitirme tiempo libre.
John F. Walvoord
Verano 1998
INTRODUCCIÓN
LA IMPORTANCIA DE LA PROFECÍA
En la historia de la iglesia, las porciones escatoló gicas o proféticas de las
Escrituras han sufrido má s por una interpretació n inadecuada que cualquier
otro tema teoló gico importante. La razó n de esto es que la iglesia se desvió de
una interpretació n literal normal y gramatical de la profecía a una que no es
literal y está sujeta al capricho del intérprete. Este enfoque falso para
interpretar la profecía se contradice má s allá de toda duda por el hecho de que
tantos cientos de profecías ya se han cumplido literalmente.
En los dos primeros siglos de la era cristiana, la iglesia era
predominantemente premilenial, interpretando las Escrituras para enseñ ar que
Cristo cumpliría la profecía de Su segunda venida para traer un reinado de mil
añ os sobre la tierra antes de que comenzara el estado eterno. Esto se
consideraba normal en la teología ortodoxa. La interpretació n temprana de la
profecía no siempre fue convincente y, a veces, fantasiosa, pero en su mayor
parte, la profecía se trató de la misma manera que otras Escrituras.
En los ú ltimos diez añ os del siglo segundo y en el siglo tercero, la escuela
de teología herética de Alejandría, Egipto, propuso el principio erró neo de que
la Biblia debe interpretarse en un sentido alegó rico o no literal. Al aplicar este
principio a las Escrituras, subvirtieron todas las principales doctrinas de la fe,
incluida la profecía. La iglesia primitiva se levantó y negó enfá ticamente el
sistema alejandrino y, en gran medida, restauró la interpretació n de las
Escrituras a su sentido literal, gramatical e histó rico. El problema era que en la
profecía había predicciones que aú n no se habían cumplido. Esto hizo que fuera
má s difícil probar que la profecía se cumplía literalmente. El resultado fue algo
catastró fico para la idea de una interpretació n literal de la profecía, y la iglesia
se tambaleó en el á rea de la interpretació n del futuro.
Agustín (354-430 d.C.) rescató a la iglesia de la incertidumbre en lo que
respecta a las Escrituras no proféticas, pero continuó tratando la profecía de
una manera no literal con el propó sito de eliminar un reino milenario en la
tierra. Extrañ amente, Agustín sostuvo una segunda venida literal, un cielo
literal y un infierno literal, pero no un milenio literal. Esta distinció n arbitraria
nunca se ha explicado.
Debido a que el amilenialismo, que niega un reino milenial literal en la
tierra después de la segunda venida, es esencialmente negativo y obstaculiza la
interpretació n literal inteligente de la profecía, hubo poco progreso en esta
á rea. La iglesia continuó creyendo en el cielo, el infierno y el purgatorio, pero
descuidó o explicó los largos pasajes que tenían que tratar con Israel en la
profecía y el reino en la tierra como se revela con frecuencia en el Antiguo
Testamento. Incluso en la Reforma Protestante, la profecía no fue rescatada de
este obstá culo en su interpretació n.
Aunque los remanentes de la iglesia aú n avanzaban en el punto de vista
premilenial, no fue hasta los siglos XIX y XX que comenzó a afianzarse un
movimiento para restaurar la verdad literal de la profecía. El siglo XX fue
especialmente significativo en el progreso de la interpretació n profética, ya que
muchos detalles de la profecía fueron debatidos y aclarados de una manera que
antes no era posible. Aunque el amilenialismo continú a siendo el punto de vista
mayoritario de la iglesia, entre aquellos que tienen una alta visió n de las
Escrituras, la interpretació n premilenial ha recibido una exposició n detallada,
que sirve para proporcionar una visió n inteligente del presente y el futuro
desde el punto de vista de la profecía bíblica.
La importancia de la profecía debería ser evidente, incluso
superficialmente, al examinar la fe cristiana, ya que aproximadamente una
cuarta parte de la Biblia fue escrita como profecía. Es evidente que Dios tenía la
intenció n de apartar el velo del futuro y dar alguna indicació n de cuá les eran
sus planes y propó sitos para la raza humana y para el universo en su conjunto.
El descuido y la mala interpretació n de las Escrituras que apoyan la
interpretació n premilenial ahora se está corrigiendo en cierta medida.
En la naturaleza de la fe cristiana es esencial una só lida esperanza para el
futuro. El cristianismo sin futuro no sería el cristianismo bá sico. En contraste
con la escatología de las religiones paganas, que a menudo pintan el futuro de
una manera amenazadora, la esperanza del cristianismo es brillante y clara y
ofrece al cristiano la idea bá sica de que la vida venidera es mejor que la
presente. Como dijo Pablo en 2 Corintios 5: 8: "Tenemos confianza, digo, y
preferiríamos estar lejos del cuerpo y en casa con el Señ or". En la fe cristiana, el
futuro se pinta como un gozo y felicidad en la presencia del Señ or sin los males
que son comunes a esta vida.
La revelació n de la profecía en las Escrituras sirve como evidencia
importante de que las Escrituras son precisas en su interpretació n del
futuro. Debido a que aproximadamente la mitad de las profecías de la Biblia ya
se han cumplido de manera literal, proporciona una base intelectual adecuada
para asumir que la profecía que aú n no se ha cumplido tendrá igualmente un
cumplimiento literal. Al mismo tiempo, justifica la conclusió n de que la Biblia
está inspirada por el Espíritu Santo y que la profecía, que va mucho má s allá de
cualquier esquema del hombre, es en cambio una revelació n de Dios de lo que
seguramente sucederá . El hecho de que la profecía se haya cumplido
literalmente sirve de guía para interpretar las profecías que aú n está n por
venir.
La profecía bíblica, correctamente interpretada, también proporciona una
guía para establecer el valor de la conducta humana y las cosas que pertenecen
a esta vida. Para un cristiano, la pregunta fundamental es si Dios considera que
lo que está haciendo tiene valor o no, en contraste con el sistema de valores del
mundo, que es en gran parte materialista.
La profecía es también un apoyo para la revelació n bíblica de la justicia de
Dios y un apoyo para la afirmació n de que la fe cristiana tiene una relació n
integral con la moralidad. Obviamente, la vida presente no demuestra
completamente la justicia de Dios ya que muchas situaciones de maldad no son
juzgadas activamente. La Escritura que es profética al tratar con esto indica que
cada acto será llevado al juicio divino de acuerdo con la norma infinita del Dios
santo y, en consecuencia, la profecía proporciona una base para la moralidad
basada en el cará cter de Dios mismo.
La profecía también proporciona una guía sobre el significado de la
historia. Aunque los filó sofos continuará n debatiendo una filosofía de la
historia, la Biblia indica que la historia es el desarrollo del plan y el propó sito
de Dios para revelarse a sí mismo y manifestar su amor, gracia y justicia de una
manera que sería imposible sin la historia humana. En la fe cristiana, la historia
alcanza su punto culminante en el plan de Dios para el futuro en el que la tierra
en su situació n actual será destruida y se creará una tierra nueva. Una
interpretació n adecuada de la profecía sirve para apoyar y mejorar todas las
demá s á reas de la teología, y sin una interpretació n adecuada de la profecía,
todas las demá s á reas, hasta cierto punto, se convierten en revelació n
incompleta.
Al intentar comunicar el significado de las Escrituras en relació n con el
pasado y el futuro proféticos, la profecía sirve para iluminar y comprender
muchos aspectos de nuestra vida presente, así como nuestra esperanza
futura. En un esfuerzo por comprender e interpretar correctamente la profecía
como un ejercicio teoló gico justificable, es necesario establecer una base
adecuada para la interpretació n.
LA INTERPRETACIÓ N DE LA PROFECÍA
Supuestos generales en la interpretación bíblica
Como en todas las ciencias, la teología se basa en supuestos. La humanidad
se encuentra viviendo en un mundo ordenado con leyes naturales observables
y evidencia de diseñ o. La naturaleza del mundo ordenado en el que vivimos
revela una interrelació n evidente de propó sitos que requieren la existencia de
un Dios que es infinito en poder, racional y tiene los elementos bá sicos de
personalidad, intelecto, sensibilidad y voluntad. Los hechos observables de la
naturaleza, así como la revelació n a través de las Escrituras, deben ser
consistentes con ese Dios. Estos hechos, organizados en un sistema racional,
son la sustancia de la teología, lo que la convierte en una ciencia que abarca los
hechos revelados sobre Dios, la creació n y la historia. A los hechos observables
en la naturaleza, las Escrituras revelan la verdad adicional de que el Dios de la
historia es misericordioso, santo, amoroso, paciente, fiel, bueno y tiene infinitos
atributos de conocimiento, poder y propó sito racional.
Lo que es cierto de la teología en su conjunto es especialmente cierto de la
interpretació n bíblica. Al abordar la interpretació n de la Biblia, al menos cuatro
suposiciones son esenciales.
1. Para tener una interpretació n coherente y consistente de la Biblia, es
necesario asumir que existe amplia prueba de que la Biblia fue inspirada por el
Espíritu Santo y que los autores humanos fueron guiados en la escritura de la
Escritura y en la selecció n. de las mismas palabras que usaron. En
consecuencia, la Biblia es una revelació n infalible que contiene toda la verdad
que Dios pretendía incluir y excluye todos los hechos que no se pretendía
incluir. Como Palabra inspirada de Dios, debe esperarse que, correctamente
interpretada, la Biblia no se contradiga.
2. La Biblia tenía la intenció n de comunicar la verdad sobre Dios y el
universo, registrar hechos histó ricos, revelar principios éticos, proporcionar
sabiduría para los juicios humanos, revelar valores morales y materiales y
proporcionar predicciones de eventos futuros.
3. La Biblia revela progresivamente la verdad de Dios de tal manera que se
reconocen los cambios en la regla moral de la vida, como el contraste entre la
ley mosaica y la presente era de gracia. La revelació n posterior puede
reemplazar la revelació n anterior como está ndar de fe sin contradecirla.
4. Aunque la Biblia es un libro inusual, en muchos aspectos es una pieza
normativa de literatura, que usa palabras para transmitir la verdad y, sin
embargo, brinda una gran variedad de formas literarias, como historia, poesía y
profecía, y a veces usa palabras normales. figuras de habla. Aunque es un libro
sobrenatural, la Biblia habla de maneras normativas que pueden ilustrarse en
literatura fuera de la Biblia.
Reglas generales de interpretación bíblica
Aunque la interpretació n de la Biblia es un problema sumamente
complejo, si se siguen ciertas reglas generales, evitará n que el intérprete
malinterprete las Escrituras.
1. Al acercarse a las Escrituras, primero que nada, debe haber un estudio
de las palabras que se usan, sus usos generales, variedad de significado,
contexto histó rico, contexto teoló gico y cualquier determinació n del significado
probable de la palabra usada en un contexto particular.
2. Las palabras de las Escrituras se usan en un contexto gramatical que
debe observarse, incluidos asuntos tales como si la palabra se usa en una
declaració n de hecho, un mandato, una meta deseada o una aplicació n a una
situació n particular.
3. En cualquier interpretació n, es muy importante descifrar a quién se
dirige la Escritura, ya que esto implica la aplicació n de la declaració n.
4. La Escritura nunca debe interpretarse aisladamente de su contexto. Se
debe pensar cuidadosamente en el contexto inmediato, el contexto general y el
contexto de toda la Escritura. Esto servirá para relacionar la revelació n
contenida con otras revelaciones divinas.
5. El cará cter literario de la Escritura interpretada debe tenerse en cuenta
ya que la Biblia está escrita en una variedad de estilos literarios — como
historia, poesía, adoració n, predicció n — y usa una variedad de figuras
retó ricas. Estos factores determinan la interpretació n de un texto en particular.
6. Si la Escritura está inspirada por el Espíritu Santo y sin error, es
importante comparar cualquier texto en particular con todas las demá s
Escrituras que puedan ser relativas. Por ejemplo, el libro de Apocalipsis a
menudo se puede interpretar mediante un estudio del libro de Daniel. Una
Escritura servirá para arrojar luz sobre otras Escrituras.
7. Aunque la Biblia está escrita en gran parte en estilo fá ctico para ser
interpretada como una presentació n fá ctica normal, la Biblia, como toda la
demá s literatura, usa figuras retó ricas, y deben reconocerse por su significado
pretendido. Todas las formas de literatura bíblica finalmente producen una
verdad fá ctica.
8. Al interpretar la Biblia, uno debe buscar la guía del Espíritu Santo que
mora en nosotros, que ilumina las Escrituras y guía su interpretació n.
PROFECÍA EN EL PENTATEUCO
Isaac y Jacob
Génesis 21:1–21. La regla de que la profecía normalmente se interpreta
literalmente se ilustra una vez má s en el nacimiento de Isaac. Por imposible que
pareciera, Abraham y Sara eran los padres de Isaac. Agar e Ismael fueron
despedidos con la bendició n de Abraham, pero sin las promesas que heredaría
Isaac (vv. 9-20). Las promesas hechas a Ismael también se cumplieron (1 Cró n.
1: 28-29).
Génesis 22:15-18. Debido a que Abraham había obedecido a Dios, se le
prometió nuevamente innumerables bendiciones, victoria sobre los enemigos y
que todas las naciones serían bendecidas gracias a él. Esto se cumple en la
historia y la profecía.
Génesis 24:1–26:6. A Isaac se le prometió que la bendició n sobre Abraham
le pasaría, y que cumpliría en parte la promesa de una gran nació n y una
bendició n para todo el mundo. El lugar de la bendició n estaba en la tierra que
Dios le había prometido a Abraham. En esa tierra, Dios proporcionó una esposa
para Isaac (24:1-66). Isaac y Rebeca no tuvieron hijos durante diecinueve añ os,
y parecía que Isaac tendría el mismo problema que tenía Abraham de no tener
un heredero adecuado. Veinte añ os después del matrimonio, cuando Isaac tenía
sesenta añ os, nacieron Jacob y Esaú (25:20, 26).
La promesa de la tierra también se repitió en Génesis 26. Isaac, como su
padre, trató de ir a Egipto debido a la hambruna en la tierra. En confirmació n de
profecías anteriores, los versículos 2 al 6 repiten la promesa de la tierra: “La
L ORD se le apareció a Isaac y le dijo: 'No desciendas a Egipto; vive en la tierra
donde te digo que vivas. Quédate en esta tierra por un tiempo, estaré contigo y
te bendeciré. Porque a ti y a tu descendencia les daré todas estas tierras y
confirmaré el juramento que hice a tu padre Abraham. Haré que tus
descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo y los daré a
todos. estas tierras, y por tu descendencia todas las naciones de la tierra será n
bendecidas, porque Abraham me obedeció y guardó mis exigencias, mis
mandamientos, mis decretos y mis leyes. ' Isaac se quedó en Gerar”.
Génesis 27:1–40. Aunque Jacob no era el primogénito, se confabuló con su
madre Rebeca para engañ ar a Isaac, que ahora era viejo y ciego, para que
concediera la bendició n que normalmente recibiría el primogénito. Las
Escrituras registran que Isaac bendijo a Jacob con una bendició n profética: “Ah,
el olor de mi hijo es como el olor de un campo que la L ORD ha bendecido. Que
Dios les dé del rocío del cielo y de las riquezas de la tierra: grano en abundancia
y vino nuevo. Que las naciones te sirvan y los pueblos se inclinen ante ti. Sé
señ or de tus hermanos y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Sean malditos
los que te maldigan, y benditos los que te bendigan” (vv. 27-29). Cuando Esaú
llegó má s tarde, Isaac también lo bendijo y profetizó su futuro (vv. 39–40). Sin
embargo, fue la voluntad de Dios que Jacob y no Esaú fuera quien heredara las
promesas abrahá micas. Estas promesas se cumplieron en la historia y la
profecía.
Génesis 27:41–28:22. La promesa de la tierra, sin embargo, continuó siendo
el imá n alrededor del cual se desarrollaría la historia de Abraham, Isaac y
Jacob. Debido al odio de Esaú hacia Jacob, su madre Rebeca hizo los arreglos
para enviarlo de regreso a su pueblo. En el camino, el Señ or reiteró la promesa
de la tierra: “Yo soy el SEÑ OR, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. Te
daré a ti y a tu descendencia la tierra en la que está s acostado. Tu descendencia
será como el polvo de la tierra, y te extenderá s hacia el occidente y el oriente,
hacia el norte y hacia el sur. Todos los pueblos de la tierra será n bendecidos a
través de ti y tu descendencia. Yo estoy contigo y te cuidaré dondequiera que
vayas, y te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya hecho lo
que te he prometido” (28:13-15).
Esta profecía es de suma importancia porque deja en claro que la promesa
de la tierra, así como otras promesas dadas específicamente a la simiente
prometida de Abraham, le fueron dadas a Isaac, no a Ismael, y a Jacob, no a
Esaú . Si bien algunas de las promesas de bendició n se extendieron a todos los
descendientes de Abraham, la promesa de la tierra se limitó a Jacob y sus
herederos.
Génesis 36:1–37:36; 39:1–48:22. Los ú ltimos capítulos del Génesis
describen la historia de Jacob. Génesis 37:1 resume: "Jacob vivió en la tierra
donde su padre había estado, la tierra de Canaá n". A medida que se
desarrollaba la historia de
Jacob y sus hijos, José fue vendido como esclavo a Egipto (vv. 1-36) y al final
rescató a su pueblo ylos llevó a Egipto para escapar del hambre (41:1-43; 45:9-
46: 7). En el sueñ o profético de José (37:5-7) se predijo que sus hermanos se
inclinarían ante él (vv. 8-11). Esto se cumplió má s tarde en Egipto (42: 6). En
los capítulos finales de Génesis se registraron varias declaraciones proféticas.
Estas profecías incluían la predicció n de que el copero de Faraó n sería
restaurado (40: 12-13, 21) y su panadero sería ahorcado (vv. 18-19, 22). Ambas
profecías se cumplieron (vv. 21-22). Má s tarde, esto allanó el camino para
interpretar el sueñ o de Faraó n (41: 1-42), que predijo siete añ os de abundancia
seguidos por siete añ os de hambre (vv. 25-36). Esto se cumplió má s tarde (vv.
47–57). José fue elevado a un puesto junto al faraó n y puesto a cargo del
almacenamiento de grano (vv. 37-42). Esto hizo posible que Jacob volviera a
ver a José, segú n predijo la profecía (46:4) y se cumplió (v. 29). Hacia el final de
su vida, Jacob pronunció su bendició n sobre José y sus hijos (48:15-20).
Génesis 49:1–28. Jacob había reunido a sus hijos alrededor de su cama para
darles su bendició n profética final.
A Rubén, el primogénito, se le elogió con la descripció n: “Mi fuerza, la
primera señ al de mi fuerza, sobresaliente en honra, sobresaliente en poder” (v.
3). Sin embargo, el elogio adicional de Rubén fue interrumpido por el hecho de
que había profanado la cama de su padre. Como lo expresó Jacob: “Turbulento
como las aguas, ya no sobresaldrá s, porque subiste a la cama de tu padre, a mi
lecho y lo profanaste” (v. 4). La referencia aquí es al adulterio de Rubén con la
concubina Bilhah de Jacob (35:22). Aunque Rubén como primogénito
normalmente recibiría la doble herencia y se le daría el lugar de liderazgo (1
Cró n. 5:1-2), no hay evidencia de que haya recibido su herencia y no
proporcionó liderazgo a Israel (cf. Jue. 5:15-16).
Simeó n y Leví se agrupan en la profecía de Jacob (Génesis 49: 5-7). Se
caracterizaron por ser violentos con la espada y haber "matado hombres en su
ira" (v. 6). Ambos eran culpables de ira, ferocidad y crueldad, y Jacob predijo
que serían esparcidos por la tierra (v. 7).
Judá es un tema de gran reconocimiento profético (vv. 8-12). Jacob predijo
que Judá triunfaría sobre sus enemigos y sería fuerte como un leó n (vv. 8–9). La
profecía má s significativa dada fue que el cetro, refiriéndose al futuro Mesías,
vendría de la tribu de Judá . Jacob predijo: “No se apartará el cetro de Judá , ni el
bastó n de gobernante de entre sus pies, hasta que llegue a quien pertenece y la
obediencia de las naciones es suya” (v. 10). Esto se cumplió en Cristo
(Apocalipsis 2:27; 12:5; 19:15). Esto se refiere claramente a que Cristo viene de
la familia de David, que es parte de la tribu de Judá . Se le describe
poéticamente: “Atará su burro a una vid, su pollino a la rama má s selecta;
lavará sus vestidos en vino, sus ropas en sangre de uvas. Sus ojos será n má s
oscuros que el vino, sus
dientes má s blancos que la leche” (Génesis 49:11-12). El lenguaje poético indica
la abundancia que caracterizará al reino milenario, cuando habrá abundancia
de enredaderas para que les amarren un burro. El vino será tan abundante
que puede considerarse agua de lavado. La blancura de los dientes
provendría de beber leche. Esta es una descripció n poética de la abundancia
del reino milenial.
En relació n con Zabuló n, Jacob predijo: “Zabuló n vivirá a la orilla del mar y
se convertirá en un puerto para barcos; su límite se extenderá hasta Sidó n”
(v. 13). Aunque Zabuló n no estaría bordeado por el mar, estaría lo
suficientemente cerca como para que se beneficiaran del comercio marítimo.
En cuanto a Isacar, Jacob predijo: “Isacar es un asno deshuesado que yace
entre dos alforjas” (v. 14). Sin embargo, se le representa sometido a trabajos
forzados (v. 15).
En cuanto a Dan, Jacob predijo: “Dan hará justicia a su pueblo como una de
las tribus de Israel. Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto al camino,
que muerde los talones del caballo y el jinete cae hacia atrá s” (vv. 16-17). El
nombre "Dan" significa "juez", lo que implica una justicia justa e igualitaria. En
lugar de eso, Dan es descrito como una serpiente que muerde los talones del
caballo, lo que hace que el jinete caiga de su caballo. En esta predicció n está
implícito que Dan no está a la altura de las expectativas de su nombre. Algunos
creen que el hecho de que la idolatría apareció primero entre los hijos de Jacob
en la tribu de Dan (Jueces 18:30) es una razó n para esto. La tribu de Dan
también se omite en la descripció n de los ciento cuarenta y cuatro mil de Israel
(Ap. 7: 4- 8), lo que implica que no era una tribu destacada.
Jacob insertó una sú plica por la liberació n de Dios antes de continuar su
profecía, diciendo: "Espero tu liberació n, VIEJO " (Génesis 49:18). Al contemplar
las dificultades que encontrarían las tribus de Israel, Jacob reconoció que solo
Dios podía librarlo.
En relació n con Gad, Jacob predijo: "Gad será atacado por una banda de
asaltantes, pero él los atacará tras ellos" (v. 19). El nombre "Gad" significa
"ataque", y hay un juego de palabras en esta predicció n donde Gad, el atacante,
es atacado, pero ella profecía indica que Gad contraatacará . Los ataques
sorpresa de los enemigos eran comunes, y la profecía puede referirse a esto (cf.
1 Cró n. 5:18-19).
En cuanto a Aser, Jacob predijo: “La comida de Aser será rica; él proveerá
delicias dignas de un rey” (Gén. 49:20). La tribu de Aser estaba ubicada en un
á rea de Canaá n con tierra fértil, capaz de proporcionar mucha comida, y
posiblemente la predicció n se relaciona con esto.
En cuanto a Neftalí, Jacob predijo: “Neftalí es una cierva liberada que da
hermosos cervatillos” (v. 21). La tribu de Neftalí se asentó al noroeste del Mar
de Galilea en una zona montañ osa y aquí se representa como un ciervo
libre. Deborah, en su canció n, describió tanto al pueblo de Zabuló n como a
Neftalí arriesgando sus vidas “en las alturas del campo” (Jueces 5:18).
Jacob dio una larga predicció n acerca de José: “Vid fructífera es José, vid
fructífera junto a un manantial, cuyas ramas trepan por el muro” (Génesis
49:22). José es representado como una vid fructífera de acuerdo con el
significado del nombre de su hijo Efraín, que significa "fructífero". Jacob predijo
que José sería atacado: “Con amargura lo atacaron los arqueros, le dispararon
con hostilidad. Pero su arco se mantuvo firme, su brazo fuerte se mantuvo
flexible, porque la mano del Fuerte de Jacob, por el Pastor, la Roca de Israel, por
el Dios de tu padre, que te ayuda, porque el Todopoderoso, que te bendice con
bendiciones de los cielos arriba, bendiciones del abismo que está abajo,
bendiciones del pecho y del vientre” (vv. 23–25). José es representado como
fuerte y capaz de defenderse de todos los ataques porque está bajo las
bendiciones de Dios.
Jacob continuó : “Las bendiciones de tu padre son má s grandes que las
bendiciones de las montañ as antiguas, que la generosidad de las colinas
seculares. Descanse todo esto sobre la cabeza de José, sobre la frente del
príncipe entre sus hermanos” (v. 26). Las extensas profecías acerca de José
indican el interés y la preocupació n particulares de Jacob por él, y Jacob predijo
grandes bendiciones para José en medio de sus hermanos.
Jacob concluyó con una profecía acerca de Benjamín: “Benjamín es un lobo
rapaz; por la mañ ana devora la presa, por la tarde reparte el botín” (v. 27). Los
benjamitas eran grandes guerreros y aquí se los describe como poderosos
como un lobo.
En general, las profecías que Jacob otorgó a sus hijos se cumplieron en su
historia posterior. En sus profecías, Jacob era realista, imaginaba lo malo y lo
bueno, y estimaba con eficacia y precisió n el cará cter de sus hijos. Como elLas
Escrituras indican que a cada uno se le dio “la bendició n que le correspondía”
(v. 28). Después de su profecía, Jacob dio su ú ltimo suspiro.
PROFECÍA EN É XODO
Cuatro libros está n dedicados al éxodo de Egipto, los añ os de vagar por el
desierto y la muerte de Moisés. Aunque son principalmente libros histó ricos, se
revelaron numerosas profecías a lo largo de esta parte de la historia de Israel.
En la mayoría de los casos, las profecías describen eventos que pronto se
cumplirían.
El Éxodo Comenzó
Éxodo 12:31–36. Después de la décima plaga, el faraó n permitió que los
hijos de Israel se fueran, y fueron librados de Egipto como Dios le había
profetizado a Moisés. Los israelitas pudieron tomar plata, oro y otros despojos
de los egipcios porque los egipcios estaban ansiosos por verlos partir después
de la décima plaga (vv. 33–36). El éxodo de Egipto fue el movimiento má s
importante en la historia de Israel hasta el movimiento de Israel del siglo XX de
regreso a la Tierra Prometida.
PROFECÍA EN NÚ MEROS
Profecía en Cades Barnea
Números 14:20–34. El pueblo de Israel no siguió al Señ or ni confiaba en que
É l los conduciría a la Tierra Prometida. El Señ or predijo que ninguno de la
població n adulta de hombres que salió de Egipto, excepto Caleb y Josué, podría
entrar en la Tierra Prometida. Esto se cumplió en la historia (26: 63–65). Dios
también predijo que los niñ os a quienes dijeron que serían tomados como botín
serían los que conquistarían la Tierra Prometida.
Números 21:8–9. La serpiente que fue hecha de bronce y elevada sobre un
palo es un tipo de Cristo crucificado (Juan 3:14-15).
PROFECÍA EN DEUTERONOMIO
En el resumen de Moisés de la historia de Israel y su ú ltima palabra a los hijos
de Israel, registrada en Deuteronomio, se dieron promesas adicionales de
naturaleza profética.
La conquista de Jericó
Josué 6:1–5. De acuerdo con Su promesa a Josué, cuando llegaron a Jericó ,
Dios dijo: “Mira, he entregado a Jericó en tus manos, junto con su rey y sulucha
contra los hombres. Marcha alrededor de la ciudad una vez con todos los
hombres armados. Haga esto durante seis días. Haga que siete sacerdotes
carguen trompetas de cuernos de carneros frente al arca. El séptimo día,
marche alrededor de la ciudad siete veces, con los sacerdotes tocando las
trompetas. Cuando los oiga tocar un toque prolongado de trompetas, que todo
el pueblo dé un gran grito; entonces los muros de la ciudad se derrumbará n y el
pueblo subirá , todos de inmediato” (vv. 2-3).
Josué 6:6–27. Cuando Josué obedeció el mandato sobre la manera de
conquistar, la promesa se cumplió y conquistaron Jericó , salvando solo a Rahab,
su padre, su madre y sus hermanos (vv. 23, 25). Después de la conquista de
Jericó , segú n las Escrituras, “Josué pronunció este solemne juramento: 'Maldito
ante la SEÑ OR sea el hombre que se comprometa a reconstruir esta ciudad,
Jericó : a costa de su hijo primogénito pondrá sus cimientos; a costa de su hijo
menor alzará sus puertas” (v. 26). Esto se cumplió como se registra en 1 Reyes
16:34, “En la época de Acab, Hiel de Betel reconstruyó Jericó . É l puso sus
cimientos a costa de su hijo primogénito Abiram, y levantó sus puertas a costa
de su hijo menor Segub, de acuerdo con la palabra de la L ORD pronunciada por
Josué, hijo de Nun”. La profecía se cumplió literalmente.
La conquista de Ai
Josué 7:1–8: 29. Después de la desobediencia de Israel registrada en Josué
7, Dios instruyó a Josué sobre có mo tomar a Hai. “Entonces el SEÑ OR le dijo a
Josué: 'No temas; no te desanimes. Lleva a todo el ejército contigo, sube y
ataca a Hai. Porque he entregado en tus manos al rey de Hai, a su pueblo, a su
ciudad y a su tierra. Haréis con Hai y su rey como hicisteis con Jericó y su rey,
excepto que os llevaréis el botín y el ganado. Pon una emboscada detrá s de la
ciudad '” (8:1– 2).
En el curso de la conquista, el Señ or instruyó a Josué: “Extiende hacia Hai
la jabalina que tienes en la mano, porque en tu mano entregaré la ciudad” (v.
18). Los versículos que siguen el mandato de Dios describen la caída de Hai y
có mo Josué cumplió los mandatos del Señ or.
La profecía en Gabaón
Josué 10:1–28. Después de que Israel no consultó al Señ or, fueron
engañ ados para hacer un pacto con Gabaó n. Los enemigos de los gabaonitas
atacaron a Gabaó n con el resultado de que Josué tuvo que marchar contra los
enemigos de Gabaó n.
En ese momento, “La L ORD le dijo a Josué: 'No les temas; Los he entregado
en tu mano. Ninguno de ellos podrá resistirte'” (v. 8). Las Escrituras que siguen
registran el cumplimiento, ya que los ejércitos fueron totalmente destruidos.
Oración de Ana
1 Samuel 1:1–2:11. Como una de las dos esposas de Elcana, Ana tuvo que
soportar la vergü enza de no tener un hijo, en contraste con la otra esposa de
Elcana. Aunque su esposo la trató con amabilidad, las Escrituras registran su
amargura y su oració n en el marco de la puerta del templo: “Con amargura de
alma, Ana lloró mucho y oró al SEÑ OR. E hizo un voto, diciendo: ' Oh SEÑ OR de
los ejércitos, si tan só lo miras a tula miseria de la sierva y acuérdate de mí, y no
te olvides de tu sierva, sino dale un hijo, luego lo entregaré a la L ORD por todos
los días de su vida, y nunca se usará navaja en su cabeza '” (1:10 –11).
Elí pensó que Ana estaba borracha y la reprendió . Cuando ella explicó que
había estado orando con gran angustia y dolor, Elí respondió : "Ve en paz, y que
el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido" (v. 17). A su debido tiempo
nació Samuel, su nombre significa "oído de Dios", en reconocimiento de que él
era una respuesta a la oració n. Después de que fue destetado, Ana lo llevó a Elí
para que permaneciera en el templo por el resto de su vida junto con el
sacrificio de un novillo, un efa de harina y un odre de vino (vv. 24-28).
El segundo capítulo de 1 Samuel registra la oració n inspirada de Ana y
reconoce la grandeza de Dios al responder a su oració n y manifestar Su fuerza
sobrenatural.
El reinado confirmado
1 Samuel 12: 1–25. Al ensayar su liderazgo, Samuel le recordó al pueblo de
Israel su completa integridad. Sin embargo, habían pedido un rey. Entonces
Samuel les dijo: “Aquí está el rey que habéis elegido, el que pedisteis; Mira, la
L ORD ha puesto un rey sobre ti. Si le temes a la SEÑ OR y le sirves y le obedeces y
no te rebelas contra sus mandatos, y si tanto tú como el rey que reina sobre ti
sigues la SEÑ OR tu Dios, ¡bien! Pero si no obedeces la SEÑ OR, y si te rebelas contra
sus mandatos, su mano estará contra ti, como lo fue contra tus padres” (vv.
13- 15). Después de una nueva exhortació n, Samuel dijo: “Pero asegú rate de
temer a la SEÑ OR y servirle fielmente con todo tu corazó n; piensa en las grandes
cosas que ha hecho por ti. Sin embargo, si persistes en hacer el mal, tanto tú
como tu rey será n barridos” (vv. 24-25).
1 Samuel 13:1–14. Debido a que Saú l ofreció tontamente una ofrenda al
Señ or que Samuel debería haber hecho, se le informó a Saú l que su reino no
duraría. Esto se cumplió cuando David lo sucedió (2 Sam. 5:1-4). Sin embargo,
Saú l ganó muchas victorias militares sobre los enemigos de Israel (14:1-48).
David y Goliath
1 Samuel 17:1–58. Estalló la guerra entre los filisteos e Israel. Los filisteos
eligieron a Goliat, el gigante, para ser su campeó n y desafiaron a Israel a elegir a
alguien para luchar contra Goliat, con el acuerdo de que el campeó n de quien
fuera asesinado se rendiría. Después de algú n tiempo, nadie se ofreció a
desafiar a Goliat. Sin embargo, David, que visitaba a sus hermanos y les llevaba
provisiones, no podía entender có mo temían a Goliat. Planteó la pregunta de
por qué Goliat no fue desafiado.
Esta informació n llegó a Saú l, y después de algunas dudas, permitió que
David se acercara a Goliat. David declaró proféticamente a Goliat: “Tú vienes
contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en el nombre
del SEÑ OR Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has
desafiado. Este día la L ORD te entregará a mí, te golpearé y te cortaré la
cabeza. Hoy daré los cadá veres del ejército filisteo a las aves del cielo y las
bestias de la tierra, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos
los aquí
reunidos sabrá n que no es con espada o lanza lo que salva el Señ or; porque la
batalla es de Jehová , y él los entregará a todos en nuestras manos ”(vv. 45–47).
Como registra la Escritura, David triunfó sobre Goliat, usando su honda y
aturdiéndolo con una piedra. Cuando David cortó la cabeza de Goliat con su
propia espada, los hombres de Israel persiguieron a los filisteos y obtuvieron
una gran victoria (vv. 51–54). Estos eventos confirmaron la profecía de que
David sería rey sobre Israel.
Nacimiento de Salomón
2 Samuel 12:24–25. Se cumplió la promesa de un hijo que se sentaría en el
trono de David y construiría el templo (cf. 1 Reyes 2:12; 6:37).
Profecía de Micaías
Algunas profecías está n registradas en 1 Reyes que no está n relacionadas
con el pacto davídico. Uno es la profecía de Micaías.
El rey Josafat planteó la cuestió n de si debía unirse al rey Acab en una
conquista militar de Ramot de Galaad. Los profetas mentirosos de Acab los
instaron a ir a la batalla (1 Reyes 22:5–12; 2 Cró n. 18:5–11). Josafat desconfiaba
de estos profetas. Micaías profetizó que perderían la guerra (1 Reyes 22:13-28;
2 Cró n. 18:12-27). Fueron a la batalla y fueron derrotados y Acab murió (1
Reyes 22:37–38; 2 Cró n. 18:33–34).
PROFECÍA EN SEGUNDA DE REYES, PRIMERA Y
SEGUNDA DE CRÓ NICAS
Profecía de la muerte de Ocozías
2 Reyes 1:4, 16-17. En el libro de 2 Reyes, se revelan numerosas profecías y
también se registra su cumplimiento. Elías profetizó que Ocozías moriría
porque envió hombres a consultar a Baal-Zebub en lugar del Dios verdadero (v.
4). Su muerte se registró como profecía cumplida en los versículos 16-17.
Profecía de Elías
2 Crónicas 21:12-20. A la muerte de Josafat, su hijo Joram asumió el trono,
pero debido a su iniquidad, el profeta Elías predijo el juicio de Dios (vv. 12-
15). Predijo que Dios juzgaría a su familia y que Joram mismo moriría de una
enfermedad persistente. Esto se cumplió cuando la familia de Joram fue llevada
cautiva (vv. 16–17), y la muerte de Joram se describe en los versículos 18–20.
Profecía de Zacarías
2 Crónicas 24:20-22. Zacarías, hijo del sacerdote Joiada, se presentó ante el
rey Joá s y predijo que, por no haber obedecido el mandato del Señ or, el Señ or lo
había abandonado. Zacarías fue apedreado a causa de su mensaje, un hecho al
que Cristo se refirió en su lamento por Jerusalén en Mateo 23:35. En 2 Cró nicas
25:15-17, Dios envió un profeta a Amasías, prediciendo que Dios lo destruiría
porque no había escuchado el consejo de Dios. El resultado se registró en el
versículo 27, cuando Amasías fue asesinado.
PROFECÍA EN ESDRAS, NEHEMÍAS Y ESTER
Profecía en Esdras
En el libro de Esdras, solo un pasaje es profético. Los sacerdotes y los
levitas gritaron grandes alabanzas y acció n de gracias cuando Zorobabel y otros
pusieron los cimientos del nuevo templo del Señ or: “É l es bueno; su amor por
Israel permanece para siempre” (Esdras 3:11).
Profecía en Nehemías
Nehemías también tiene un solo pasaje profético. Al responder a los que
ridiculizaron la reconstrucció n del muro por parte de Israel, Nehemías dijo: “El
Dios del cielo nos dará éxito. Nosotros, sus siervos, comenzaremos a
reconstruir, pero en cuanto a ti, no tienes participació n en Jerusalén ni ningú n
reclamo o derecho histó rico sobre ella” (Neh. 2:20). Nehemías registró el
cumplimiento literal de esta profecía (6: 15-16).
Profecía en Ester
El libro de Ester es ú nico en las Escrituras, ya que no tiene ninguna
referencia directa a la deidad, la adoració n de Dios, la oració n, el sacrificio o la
profecía. Sin embargo, el libro confirma lo que está profetizado explícitamente
en otras Escrituras: Dios le daría Su cuidado infalible a Israel y lo perpetuaría
como nació n (Jer. 30: 8-11; 31:23-40).
3
PROFECÍA EN JOB
El libro de Job presenta un problema inusual en la interpretació n profética, ya
que gran parte de él registra los discursos de Elifaz, Bildad y Zofar. El Señ or
declaró específicamente en Job 42: 7 que Elifaz, Bildad y Zofar "no hablaron de
mí lo que es justo, como lo hizo mi siervo Job". Sin embargo, el Señ or no
condenó a Eliú y declaró que Job dijo “lo que es justo” (v. 7). Asimismo, en el
discurso de Elifaz en 5:17-26, hubo una verdad profética general, pero su
precisió n está sujeta a dudas en cuanto a su aplicació n a Job. La profecía de
Bildad (8: 20-22) fue defectuosa, ya que Bildad intentó demostrar que Job
estaba sufriendo a causa de sus pecados.
Job 11:14-20. Zofar habló proféticamente que, si Job quitaba el pecado, Dios
lo bendeciría. Pero su profecía se vio empañ ada al aplicar una profecía general
de juicio a los inicuos a Job.
Job 19:25-27. El mismo Job pronunció una de las grandes profecías del
Antiguo Testamento cuando declaró : “Sé que mi Redentor vive, y que al final
estará sobre la tierra. Y después que mi piel haya sido destruida, en mi carne
veré a Dios; Yo mismo lo veré con mis propios ojos, yo, y no otro. ¡Có mo anhela
mi corazó n dentro de mí! " (vv. 25-27). Era notable que Job, que vivía en un
tiempo antes de que se escribiera cualquier Escritura, no obstante, tenía
firmemente en mente la verdad profética de que su Redentor vivía en ese
momento y que algú n día estaría sobre la tierra. Job declaró su fe en que,
aunque su cuerpo sería destruido, vería a Dios cuando el mismo Job resucitara.
Job 23:10-11. Esta expresió n de Job también se erige como una de las
grandes profecías del Antiguo Testamento: “Pero él sabe el camino que
tomo; cuando me ha probado, yosaldrá como oro. Mis pies han seguido de cerca
sus pasos; Me he mantenido en su camino sin desviarme” (vv. 10-11).
Job 36: 8-12. Eliú declaró que aquellos que se arrepientan y obedezcan a
Dios “pasará n el resto de sus días en prosperidad y sus añ os en
contentamiento” (v. 11). Al contrario, los que se niegan a escuchar perecerá n.
Esta declaració n de la justicia general de Dios es cierta en la medida en que el
Señ or no incluyó a Eliú en Su condenació n (42:7).
PROFECÍA EN LOS SALMOS
Aunque el libro de los Salmos registra la adoració n, las oraciones y las
experiencias de los salmistas, era natural que la fe en Dios anticipara el futuro
profético. Destacado en la expectativa del pueblo del Señ or fue el cuidado
futuro y la fidelidad de Dios (1:1-3), la recompensa de los justos y el juicio
sobre los impíos (1:4-7; Apocalipsis 20:11-15), la expectativa de la venida del
Mesías, la esperanza del reinado de Cristo en su reino futuro (Sal. 2) y la
confirmació n de los pactos abrahá mico (105:8-11) y davídico (89:11-37).
Todas estas profecías se cumplen en la historia y la profecía.
Ademá s de las Escrituras que son específicamente proféticas de una
situació n futura, hay muchos pasajes que está n en tiempo presente y anticipan
una situació n futura. Ya sea que estos pasajes se clasifiquen o no como profecía,
no obstante, brindan apoyo e ilustran la gozosa esperanza de los santos de un
futuro glorioso.
PROFECÍA EN ISAÍAS
El libro de Isaías a menudo se considera el má s grande de los libros proféticos
del Antiguo Testamento. Isaías profetizó en los reinados de los reyes Uzías,
Jotá n, Acaz y Ezequías, reyes de Judá , en el período del 790 al 686 a. C. Segú n la
tradició n, Isaías fue martirizado durante el reinado del rey Manasés, después
del reinado del rey Ezequías.
La unidad del libro de Isaías ha sido sostenida por una só lida erudició n. El
libro tiene dos temas importantes. Los primeros treinta y nueve capítulos
tratan generalmente del juicio sobre el pecado, y los capítulos 40–66 enfatizan
el consuelo y la restauració n. Isaías se ocupó principalmente de los pecados del
pueblo de su generació n y reveló el juicio de Dios sobre ellos, que resultó en el
cautiverio asirio de las diez tribus durante su vida y má s tarde, después de su
muerte, el cautiverio de Judá y Benjamín por Babilonia. Su visió n profética, sin
embargo, fue mucho má s allá de su tiempo hasta el juicio final de Dios y el
establecimiento definitivo de la justicia en la tierra.
La pecaminosidad de Judá
Isaías 1:1–31. Como base para Su profecía de juicio, Dios presentó la
evidencia del pecado y la rebelió n. Judá era una nació n "cargada" de culpa (vv.
1- 4). Su observancia de las ofrendas no tenía sentido porque sus “manos
[estaban] llenas de sangre” (vv. 5–17). Dios juzgará y limpiará a Judá de sus
pecados (vv. 18-25) y restaurará jueces que será n justos (vv. 26-31). Esto se
cumple en la historia (2 Cró n. 36:14-21; Jer. 23:5-8; Ez. 20:33-38).
Juicio de Tiro
Isaías 23:1–18. Esta profecía de la destrucció n de Tiro (vv. 1-14) resultó en
un eclipse de la ciudad durante unos setenta añ os, después de los cuales se
recuperaría (vv. 15-18).
A Tiro le fue bien en el siglo VIII cuando el Imperio asirio estaba ganando
fuerza. Los setenta añ os a los que se hace referencia pueden ser los setenta
añ os del 700 al 630 a. C. Durante este período, el poder de Asiria disminuyó
gradualmente y terminó con su destrucció n en el 612 a. C. Esto permitiría a Tiro
recuperar fuerzas.
La profecía describía a todo el mundo mediterrá neo afligido por la
destrucció n de Tiro. Los comerciantes de Sidó n (v. 2), así como los egipcios (v.
3), lamentaron la angustia de Tyre. Incluso Tarsis, ubicada por algunos en
Españ a, se vio afectada porque su comercio se vio obstaculizado. Desde el
punto de vista de Isaías, lo que se predijo aú n estaba por cumplirse.
Al final de los setenta añ os (v. 17), Tiro y su comercio serían restaurados
nuevamente. Las fortunas de Tiro subieron y bajaron a lo largo de los siglos,
pero el golpe final llegó cuando Alejandro asedió la ciudad en 332 a. C. Como la
ciudad estaba en una isla, construyó una calzada, raspando todos los restos de
la ciudad continental para llenar el espacio. El resultado de esto puede verse
hoy. Aunque la ciudad revivió má s tarde, Alejandro la destruyó casi por
completo. Lo que fue cierto de Tiro en Isaías 23 también será cierto de la tierra
en su conjunto.
Enviados de Babilonia
Isaías 39:1–8. Ezequías mostró a los enviados de Babilonia todos sus
tesoros (vv. 1-2). Isaías lo reprendió por esto (vv. 3-4). Isaías le predijo a
Ezequías que todos sus tesoros serían llevados a Babilonia, incluidos algunos
de sus descendientes, pero que no ocurriría durante su vida (vv. 5-8). Aunque
no fue registrado por Isaías, en los quince añ os que Dios le dio, nació Manasés,
uno de los reyes má s malvados del reino de Judá . Hablando humanamente,
hubiera sido mucho mejor que Ezequías muriera antes de que se añ adieran
quince añ os a su vida.
Restauración de Israel
Isaías 45:14-25. Las profecías que siguieron van má s allá de lo que le
sucedería a Ciro y anticipan la venida del Señ or en Su reino milenial. Por
consiguiente, las profecías de esta secció n en su conjunto esperan su
cumplimiento futuro.
La promesa de salvación
Isaías 55:1–13. Se extendió una invitació n a todos los que tuvieran sed y no
tuvieran dinero para que vinieran y comieran vino y leche sin precio ni costo
(vv. 1–2). Dios hará un pacto eterno con Israel como lo hizo con David (v. 3). Al
hacer cumplir esta invitació n, Dios le recordó a Israel que debía escuchar y
buscar al Señ or mientras se le pudiera encontrar (vv. 3–7). Los versos finales
del capítulocontinú e exponiendo la maravilla del cuidado de Dios en la
naturaleza, así como en la proclamació n de Su Palabra que no volverá vacía (vv.
8-11). La profecía promete que Israel tendrá un gran gozo en el reino venidero.
Toda la naturaleza se unirá para regocijarse por la bendició n de Dios (vv. 12-
13).
Todas las bendiciones descritas en este capítulo está n relacionadas en el
versículo 3 con "un pacto eterno contigo, mi amor fiel prometido a David". Así
como las promesas de David y las promesas de su reino son eternas y de seguro
se cumplirá n, también se profetizaron las expectativas de Israel de su
restauració n y gozo en el milenio futuro.
El juicio sobre los impíos contrasta con la esperanza eterna de los justos
Isaías 66:1–24. Este capítulo describe el reino milenial después de la
segunda venida de Cristo. Debido a que el cielo es el trono de Dios, se sigue que
la tierra es “el estrado de mis pies” (v. 1). Por consiguiente, ningú n templo
puede contener realmente a Dios. Dios declaró que los sacrificios de Israel
serían inú tiles a menos que su corazó n estuviera con él. Dios prometió juzgar
con justicia a aquellos que no vivieran en una relació n correcta con É l (vv. 4-6).
La restauració n de Israel será como un niñ o nacido antes de su
tiempo. Israel será liberado y restaurado rá pidamente (vv. 8–9). Dios le ordenó
que se regocijara (v. 10). En el futuro milenio, Dios también prometió cuidar de
su pueblo como una madre que cuida a un bebé (vv. 11-13). Israel “florecerá
como la hierba” (v. 14). Pero los malvados verá n a Dios descender sobre ellos
en juicio (vv. 15-17). Incluso las naciones llegará n a ver la gloria de Dios, y los
que no sean de la nació n de Israel será n llevados a Jerusalén para adorar a Dios
(vs. 19-21).
Los versículos finales de Isaías repiten la promesa de que Dios cuidará de
los suyos para siempre, en contraste con aquellos que experimentan el castigo
eterno (vv. 22-24). El cierre del libro de Isaías es una severa advertencia para
aquellos que rechazan a Dios y una palabra de seguridad para aquellos que
ponen su confianza en É l. Estas profecías se cumplirá n en el milenio.
5
PROFECÍA EN JEREMÍAS
El cautiverio venidero
Jeremías 13:15-27. Cuando la gente preguntó por qué les estaba pasando
esto, Dios declaró : “Todo Judá será llevado al destierro, llevado por completo”
(v. 19). “Si te preguntas: '¿Por qué me ha sucedido esto?', Es por tus muchos
pecados” (v. 22). Esto se cumplió en el cautiverio babiló nico.
Guardar el sábado
Jeremías 17:19-27. La sú plica de Jeremías a los hijos de Israel de guardar el
día de reposo fue desatendida. Dios le ofreció una promesa condicional: si ella
guardaba Su sá bado y observaba Su ley, É l la bendeciría; si no lo hiciera,
“encenderé un fuego insaciable en las puertas de Jerusalén que consumirá sus
fortalezas” (v. 27).
Signo de la casa del alfarero
Jeremías 18:1–10. Usando la ilustració n de una vasija de barro estropeada
que está siendo moldeada en las manos del alfarero, Dios declaró a Jeremías
que podía hacer lo que hizo el alfarerocomo Israel era barro en sus manos. Dios
declaró que, si una nació n bajo la maldició n de Su juicio se arrepintiera de su
maldad, É l la aliviaría del desastre (v. 8). Si, por otro lado, anunciaba
bendiciones sobre la nació n o el reino, pero hacía lo malo, entonces Dios
“reconsideraría el bien que tenía la intenció n de hacer por él” (v. 10). La
bendició n bajo la ley mosaica estaba condicionada a la obediencia. Esta profecía
se cumplió en la historia de Israel.
Desastre previsto
Jeremías 18:11-23. A la luz de esto, Dios declaró : “'¡Mira! Estoy preparando
un desastre para ti e ideando un plan en tu contra. Así que apá rtate cada uno de
tus malos caminos y reforma tus caminos y tus acciones. ' Pero ellos
responderá n: 'No sirve de nada. Continuaremos con nuestros propios
planes; cada uno de nosotros seguirá la obstinació n de su malvado corazó n '”
(vv. 11-12). Dios acusó a Israel de “una cosa horrible” (v. 13). Israel se había
olvidado de Dios y había estado quemando incienso a los ídolos que no valían
nada (v. 15). Como resultado, “su tierra será devastada, objeto de permanente
desprecio; todos los que pasen se espantará n y meneará n la cabeza” (v.
16). Jeremías le pidió a Dios que cumpliera sus planes de castigar a Israel
porque ella estaba conspirando contra el mismo Jeremías.
Jeremías amenazado
Jeremías 26:1–24. Dios le ordenó a Jeremías que se parara en el patio de la
casa del Señ or y entregara el mensaje de Dios del juicio venidero a menos que
Judá se arrepintiera (vv. 2–6). Sin embargo, la gente no prestó atenció n a la
advertencia de Jeremías. En lugar de seguir la profecía de Jeremías, la gente
declaró que Jeremías mismo debía morir (vv. 7-8). El asunto se presentó
formalmente a los funcionarios de Judá (vv. 10-11).
Jeremías afirmó que las profecías que da son las ordenadas por el Señ or. Si
los oficiales lo matan, será n culpables de sangre inocente (vv. 12-15). Después
de la respuesta de Jeremías, se reconoció que su palabra venía del Señ or (v. 16).
La profecía del Señ or, dada en el tiempo de Ezequías, de que Jerusalén sería
destruida fue escuchada y creída por Ezequías (Isa 37:1-7), y el resultado fue
que el desastre no cayó sobre ellos (Jer. 26:17-19). Cuando Urías pronunció
las
mismas profecías que Jeremías, aunque huyó a Egipto, fue devuelto y asesinado
(vv. 20–23). Pero Jeremías fue liberado por la influencia de Ahicam y no fue
ejecutado (v. 24). Sus profecías se cumplieron en el cautiverio babiló nico.
El nuevo pacto
Jeremías 31:31–40. Dios declaró que haría un nuevo pacto con Israel (v.
31). Esto estaría en contraste con el pacto mosaico que les dio en Egipto (v.
32). En el nuevo pacto, Dios declaró : “'Pondré mi ley en sus mentes y la
escribiré en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos será n mi pueblo. Ya no
enseñ ará un hombre a su pró jimo, ni un hombre a su hermano, diciendo:
“Conoce al SEÑ OR”,
porque todos me conocerá n, desde el menor hasta el mayor”, declara
el SEÑ OR. 'Porque perdonaré su maldad y no me acordaré má s de sus pecados' ”
(vv. 33–34).
Esta es una de las grandes profecías del Antiguo Testamento que describe
el nuevo pacto que Dios hará , un pacto de gracia que se deriva de la muerte de
Cristo, lo que hace posible que Dios perdone tanto a Israel como a los gentiles
que vienen a él. Aunque Dios en gracia ha salvado y bendecido a Israel en el
pasado, el mayor cumplimiento para Israel será después de la segunda venida,
cuando será reunida en su tierra.
La certeza absoluta del nuevo pacto se describe en los versículos 35–36. El
nuevo pacto sería tan seguro como las leyes naturales que mueven la luna y las
estrellas y agitan el mar. Mientras continú en estas leyes de la naturaleza, Dios
continuaría Sus promesas a Israel. Este pacto no es un pacto condicional como
lo fue el pacto mosaico.
Así como Israel será perdonado en gracia bajo el nuevo pacto, así también
la iglesia en la era presente recibe gracia. Todos los sistemas de gracia
provienen de la muerte de Cristo, ya sea que se apliquen a Israel oa otros
pueblos. Por lo tanto, la iglesia en la época actual también participa en un nuevo
pacto. Esto puede explicarse mejor como un nuevo pacto de gracia hecho
posible por la muerte de Cristo, ya sea aplicado a Israel como en Jeremías o a la
iglesia como en el Nuevo Testamento. Toda gracia tiene su origen en la nueva
promesa de gracia, que tiene varias aplicaciones. Jeremías hace su aplicació n a
Israel, que en gran parte se cumplirá en relació n con el reino venidero en la
tierra después de la segunda venida.
La segunda promesa tranquilizadora del Señ or declaraba que solo si los
cielos se pudieran medir y la tierra se escudriñ ara debajo, É l rechazaría a los
descendientes de Israel (v. 37). De hecho, ni siquiera el hombre moderno con
sus grandes telescopios ha podido encontrar el fin del universo. La
continuació n del sol y la luna es un recordatorio constante de que Dios todavía
está cumpliendo sus promesas a Israel y la preserva como nació n. El nuevo
pacto es una revelació n profética importante a la que se le da má s tratamiento
en el Nuevo Testamento, y sus bonitas promesas continuará n para siempre.
En el tiempo relacionado con el reino futuro, Dios declaró que Jerusalén
“será reconstruida para mí desde la Torre de Hananel hasta la Puerta de la
Esquina. La línea de medició n se extenderá desde allí directamente hasta la
colina de Gareb y luego se dirigirá a Goah. El conjuntoEl valle donde se arrojan
los cadá veres y las cenizas, y todas las terrazas hacia el valle de Kidron en el
este hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, será n sagradas para el SEÑ OR.
La ciudad nunca má s será desarraigada ni demolida” (vv. 38-40).
Esta notable profecía, dada por Jeremías hace casi dos mil quinientos añ os,
se ha cumplido en la actualidad con la reconquista de Jerusalén. La Jerusalén
moderna ha construido esta á rea precisa, y hoy en día hay
hermosos apartamentos y calles en un lugar que anteriormente se usaba como
lugar para montones de basura y cadá veres. A pesar del hecho de que Jerusalén
ha sido demolida muchas veces, Dios declaró que esta secció n no sería
demolida, sino que continuaría siendo santa para el Señ or hasta la segunda
venida. Esta profecía es una de las señ ales de que la venida del Señ or puede
estar cerca.
El encarcelamiento de Jeremías
Jeremías 37:1–17. Ninguno de los asistentes del rey o del pueblo prestó
atenció n a las profecías de Jeremías (vv. 1–2). Sin embargo, Sedequías envió un
mensaje a Jeremías para que orara por él (v. 3). Debido a que el ejército de
Faraó n había venido de Egipto y atacó a los babilonios, se levantó el sitio
babiló nico de Jerusalén (vv. 4-5).
Jeremías instruyó al rey que cuando el ejército de Faraó n regresara a
Egipto, los babilonios regresarían, atacarían la ciudad y la incendiarían (vv. 7-
8). Dios declaró a través de Jeremías que no debían ser engañ ados, que
Babilonia ciertamente vendría y los destruiría (vv. 9-10).
Cuando Jeremías intentó salir de Jerusalén, fue arrestado, golpeado y
encarcelado (vv. 11-15). Jeremías, sin embargo, fue llevado en secreto al rey
Sedequías para que pudiera saber si había una palabra de Dios. “Sí”, respondió
Jeremías, “Será s entregado al rey de Babilonia” (v. 17). Esta profecía se cumplió
(2 Reyes 25:5-7).
La Caída de Jerusalén
Jeremías 39:1–18. Estas profecías se cumplieron literalmente. Cuando los
babilonios finalmente conquistaron Jerusalén, Sedequías y muchos otros
intentaron huir, pero fueron alcanzados por los babilonios (vv. 1-5). Los hijos
de Sedequías y los nobles de Judá fueron asesinados ante sus ojos. Luego
cegaron a Sedequías, lo ataron con grilletes de bronce y lo llevaron a Babilonia
(vv. 6–7). El triste resultado de ignorar la profecía se representó grá ficamente
en estos incidentes. Los babilonios prendieron fuego a la ciudad y los palacios,
llevaron a la gente de la ciudad al cautiverio en Babilonia y dejaron atrá s a los
pobres de la tierra (vv. 8-10).
Jeremías recibió un trato favorable de los babilonios y se le permitió
permanecer con su pueblo. Sin embargo, Jeremías envió un mensaje a Ebed-
Melec, el cusita, de que el Señ or lo protegería de la destrucció n y lo rescataría
porque había puesto su confianza en el Señ or. Ebed-Melec fue quien hizo que
Jeremías fuera rescatado de la cisterna (38:7-9).
Jeremías liberado
Jeremías 40:1–6. Jeremías fue encadenado junto con los otros prisioneros
para ir a Babilonia, pero cuando lo localizaron fue liberado y se le permitió
elegir si ir a Babilonia o quedarse atrá s (vv. 1-4). Jeremías decidió quedarse
atrá s (v. 5). Jeremías se quedó con Gedalías y otros que se quedaron atrá s (v. 6).
Gedalías asesinado
Jeremías 40:7–41: 18. Muchas personas que huyeron regresaron y
comenzaron a establecerse en la tierra. Gedalías fue advertida sobre un
complot para asesinarlo, pero no lo creyó . De acuerdo con la advertencia,
Ismael, el hijo de sangre real de Netanías, asesinó a Gedalías (41:1-3). Aquellos
que vinieron a Gedalías, trayendo sus ofrendas, sin saber que lo habían
matado, fueron masacrados por Ismael, excepto algunos que afirmaron tener
un tesoro (vv. 4- 9). Los demá s fueron hechos cautivos (v. 10). La profecía de
Jeremías se cumplió . Ismael, sin embargo, fue derrocado y tuvo que huir para
salvar su vida (vv.
11-15). Los que habían participado en el derrocamiento de Ismael temían que
los babilonios los castigaran, por lo que escaparon a Egipto (vv. 16-18).
La idolatría en Egipto
Jeremías 44:15-30. Los judíos rechazaron la advertencia de Jeremías y
anunciaron que adorarían a los dioses de Egipto (vv. 15-19). Jeremías les
recordó có mo Dioshabía castigado al pueblo de Israel. Cuando se negaron a
escuchar (vv. 20-24), Jeremías les recordó que Dios los haría perecer y que les
daría una señ al de que los castigaría en este lugar, es decir, que el faraó n Ofra,
rey de Egipto, sería entregado a Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Esta
profecía, así como Ezequiel 29:19-20, que se dio en 571 a. C., indicaron que la
invasió n aú n estaba por llegar. Probablemente se cumplió entre el 571 y el 567
a. C.
Invasión de egipto
Jeremías 46:13-26. Después de la derrota de los egipcios, los ejércitos
babiló nicos invadieron Egipto. Esto estaba de acuerdo con las profecías
anteriores de Jeremías de que Dios perseguiría a los israelitas que huyeron a
Egipto y los buscaría y los entregaría a los babilonios (cf. 42:13-22). La profecía
de Jeremías no solo predijo la invasió n, sino que describió a Egipto devastado y
en ruinas. Sería su día de desastre (46:21). Dios usaría a los babilonios para
juzgar a los dioses de Egipto (v. 25). Aunque la destrucció n de Egipto iba a ser
extensa, má s tarde Egipto reanudaría su vida normal (v. 26).
PROFECÍA EN EZEQUIEL
El cautiverio simbolizado
Ezequiel 12:1–28. Dios le dio a Ezequiel instrucciones para actuar al ir al
exilio (vv. 1-6). Obedeciendo lo que Dios ordenó , Ezequiel empacó sus cosas,
como si se fuera al exilio, cavó un hoyo en la pared y al anochecer cargó sus
cosas sobre sus hombros mientras la gente miraba (v. 7).
Dios le instruyó que si le preguntaban qué estaba haciendo, debía decirles
que simbolizaba que toda la casa de Israel iba al exilio (vv. 8-11). Dios describió
al “príncipe entre ellos” (v. 12) haciendo lo mismo que Ezequiel. Sin embargo, la
partida de Sedequías de Jerusalén só lo resultaría en que lo capturaran y lo
llevaran a Babilonia (vv. 12-13). La predicció n de que mientras iba a Babilonia
no la vería se cumplió durante la conquista de Nabucodonosor (Jer. 52:10-
11). Debido a que Sedequías estaba cegado, no pudo ver Babilonia a pesar de
que fue llevado a ella.
Se predijo la dispersió n de Israel entre las naciones del mundo (Ezequiel
12: 15-16). Esta predicció n no fue completada por los cautiverios de Babilonia
o Asiria, pero se cumplió en la dispersió n de Israel después de la destrucció n de
Jerusalén en el añ o 70 d.C.
Ezequiel recibió instrucciones de comer y beber y de “temblar de miedo”
(v. 18). De esta manera, simbó licamente, iba a representar lo que sucedería en
Jerusalén, ya que en su desesperació n vieron la tierra despojada de todo y sus
ciudades destruidas (vv. 17-20). Dios prometió cumplir sin demora las visiones
y revelaciones de su destrucció n (vv. 25-28). Esto se cumplió en la cautividad
babiló nica (2 Cró n. 36: 11-15).
El signo de la olla
Ezequiel 24:1–27. Se le ordenó a Ezequiel que registrara la fecha, porque en
esa fecha el rey de Babilonia comenzaría el sitio de Jerusalén (vs. 1-2). Esta
fecha fue en elnoveno añ o del rey Joaquín. El décimo mes y el décimo día
pueden calcularse como el 15 de enero de 588 a. C. Esta fecha significativa se
menciona en otras partes de las Escrituras (2 Reyes 25:1; Jer. 39:1; 52:4). La
ciudad no fue conquistada de inmediato y no fue destruida hasta el 586 a. C.
A Ezequiel se le dijo que representara otra pará bola. Se le indicó que
pusiera en una olla y le agregara la carne y las mejores piezas. Debía poner leñ a
debajo y llevar el agua a ebullició n (Ezequiel 24:3-5).
En los versículos que siguen, se compara la ciudad de Jerusalén con la
olla. Lo que había en ella se vaciaría (vv. 9-10). Luego se le ordenó a Ezequiel
que pusiera la olla vacía en el fuego hasta que se derritieran las impurezas
(v. 11). Pero el fuego no quitó el depó sito (v. 12). Dios declaró que este depó sito
era una imagen de la lascivia de los israelitas (v. 13). Aunque Dios intentó
limpiar la impureza, no se limpiaría hasta que se hubiera expresado Su ira
(v. 13). Dios declaró que no mostraría piedad y que serían juzgados segú n sus
pecados (v. 14). En apoyo de esta señ al, Dios le dijo a Ezequiel que su esposa
moriría. No debía lamentar ni hacer las diversas cosas que normalmente se
asocian con el duelo por los muertos (vv. 15-17). De acuerdo con esta
predicció n, su esposa
murió esa noche.
Cuando Ezequiel no siguió las costumbres habituales del duelo, le declaró a
Israel el mensaje de Dios de que estaba a punto de profanar su santuario. Sus
hijos e hijas serían asesinados, y cuando esto sucediera, ella tampoco se
lamentaría. Ezequiel fue una señ al para Israel de lo que iba a suceder (v. 24).
A Ezequiel se le dijo que cuando este evento ocurriera y Jerusalén fuera
destruida, recibiría la noticia y en ese momento Dios le hablaría (2 Cró n. 36:11-
15).
La Restauración de Israel
Ezequiel 39:25-29. En esta secció n, Dios anunció la restauració n de Israel,
como se predijo en muchos otros pasajes del Antiguo Testamento. Dios declaró :
“Ahora traeré de regreso a Jacob del cautiverio y tendré compasió n de todo el
pueblo de Israel, y seré celoso por mi santo nombre. Olvidará n su vergü enza y
toda la infidelidad que me demostraron cuando vivían seguros en su tierra sin
nadie que los asustara” (vv. 25-26). Esta predicció n de la restauració n es tan
literal como la predicció n de la batalla, y ambas tendrá n lugar en el futuro.
Dios, habiendo predicho previamente Sus juicios sobre Israel, aquí hizo un
punto especial de có mo será n reunidos por completo de las diversas tierras
extranjeras de donde fueron esparcidos. Esto fue descrito en Ezequiel 38. Ahora
Dios hace una predicció n específica y arrolladora: “Cuando los haga volver de
las naciones y los junte de los países de sus enemigos, me mostraré santo por
medio de ellos a la vista de muchas naciones. Entonces sabrá n que yo soy el
SEÑ OR su Dios, porque, aunque los envié al destierro entre las naciones, los
reuniré en su propia tierra, sin dejar ninguno atrá s. No voy a ya ocultar mi
rostro de ellos, porque yo derramaré mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice
Jehová el el SEÑ OR” (39:27-29). Dios no solo restaurará a Israel a la tierra, sino
que también prometió reunir a todo su pueblo de sus posiciones dispersas y
traerlos de regreso a la tierra. Esto ocurrirá en el período de apertura del reino
milenial. No será una opció n para los hijos de Israel, pero se les ordenará que
vengan a su Tierra Prometida. Esta es una predicció n arrolladora y dramá tica, y
apoya la doctrina de un futuro glorioso para Israel en el milenio.
Anteriormente en Ezequiel 20:33–38, Dios había declarado su propó sito de
reunir a Israel, pero purgará a los rebeldes o los inconversos para que solo el
justo Israel pueda poseer su antigua tierra. Un punto importante en la
interpretació n bíblica es tratar estas profecías en el sentido literal como lo son
las otras profecías que se han cumplido. Si es así, requiere que la segunda
venida de Cristo sea antes del reinado de mil añ os de Cristo o el regreso
premilenial del Señ or.
El templo milenario
Ezequiel 40:1–43:27. A partir de Ezequiel 40, se describen las
especificaciones del templo milenario y su sistema de adoració n. Los eruditos
han diferido sobre la cuestió n de si estas profecías deben tomarse literalmente
o en algú n sentido figurado. Algunos sugieren que los planes eran para un
templo
que reemplazara al de Salomó n, que había sido destruido. Pero no se construyó
tal templo. A otros les parece una imagen simbó lica de la iglesia, pero no
responden por qué se revelaron detalles tan específicos. Ademá s, aquellos que
adoptan la interpretació n figurativa no está n de acuerdo con el significado de
este templo. Dado que las especificaciones son muy específicas e implican un
templo literal y dado que tener un templo en el milenio coincidiría con un
período de gozo, paz y adoració n del Señ or, parecería mejor considerar este
templo como un templo literal, aunque existen problemas. de interpretació n
permanecen.
Ezequiel registró có mo el Señ or en una visió n lo llevó a una montañ a alta
donde fue presentado a un hombre que parecía hecho de bronce. El hombre le
dijo: “Hijo de hombre, mira con tus ojos y oye con tus oídos y presta atenció n a
todo lo que te voy a mostrar, por eso te han traído aquí. Dile a la casa de Israel
todo lo que veas” (40:4).
En la introducció n del templo milenario y su adoració n en el milenio,
Ezequiel continuaba su aná lisis de la restauració n de Israel espiritualmente,
que se incorporó en las predicciones de Ezequiel 33–39. En los primeros cuatro
capítulos de la secció n relativa al templo (40–43), el nuevo templo fue descrito
como el centro de adoració n. A esto le siguió la revelació n de las características
de la adoració n en los capítulos 44–46 y la divisió n final de la tierra para Israel
en los capítulos 47–48.
A medida que se desplegaba la imagen detallada del templo, era obvio que
no podía interpretarse como un plan para el templo construido por los
exiliados que regresaban de Babilonia. El templo que construyeron era
totalmente diferente en su estructura. Ademá s, es inexplicable si se toma esto
en un sentido simbó lico porque los detalles dados no eran necesarios para
un templo simbó lico. En consecuencia, aquellos que creen en interpretar la
profecía en un sentido literal creen que este será un templo real que se
construirá en el reino milenial. Puede haber un templo
anterior construido con diferentes
especificaciones en el período de la gran tribulació n antes de la segunda venida,
ya que un sistema de sacrificios de ofrendas fue restaurado y luego detenido
por los desarrollos políticos, pero no será el templo que se describe aquí en
Ezequiel. Antes de considerar los detalles del templo, se puede hacer la
pregunta justamente: ¿Por qué se revela el templo milenial con tantos
detalles? La respuesta parece ser que será el símbolo de la presencia de Dios
con su pueblo como prometió estar con ellos en la época del milenio. Como se
dijo anteriormente en 37:26–27, Dios declaró : “Los estableceré y aumentaré su
nú mero, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Mi morada estará con
ellos; Yo seré su Dios y ellos será n mi pueblo. Entonces las naciones sabrá n que
yo, el SEÑ OR, santifico a Israel, cuando mi santuario esté entre ellos para
siempre”.
El santuario en medio de ellos también será una garantía de la presencia
de Dios en medio de ellos, ya que Dios morará en el templo milenial de la
misma manera que lo hizo en el templo de Dios y el taberná culo antes de él. La
gloria de Dios había abandonado el templo de Salomó n como se describe en
Ezequiel 8–
11. La restauració n de Israel como nació n contará con el reingreso de la
presencia de Diosun templo y estar visiblemente con su pueblo. De acuerdo con
la promesa del nuevo pacto (37:26), el templo será la evidencia visible de la
presencia de Dios. Un templo tan grande está de acuerdo con las otras
promesas de la presencia y bendició n de Dios en el reino milenial y la
restauració n de Israel a su tierra.
Aunque los detalles de la construcció n del templo no tienen en sí mismos
un significado profético, poner estos detalles juntos implica una descripció n de
un edificio que nunca se ha construido en el pasado y que será la pieza central
del plan de Dios para el reino cuando Cristo regrese. Su tamañ o supera con
creces todo lo que se conocía en templos anteriores.
Como se describe en Ezequiel (40:5–42:20), las dimensiones exteriores del
complejo del templo formará n un cuadrado de 875 pies (500 codos) de ancho y
largo. El templo quedará orientado hacia el este, al igual que el taberná culo y
los templos de Salomó n y del exilio. Los lados sur, este y norte tendrá n un muro
exterior. También se construyen treinta habitaciones en el segundo y tercer
nivel. El templo en sí se proyecta desde el interior del muro occidental del
complejo del templo hacia el este y, excepto en el muro occidental, tiene patios
exteriores en tres lados: sur, este y norte, de 175 pies de ancho. Las
habitaciones dentro del á rea del templo está n asignadas a sus respectivos usos,
incluido el templo propiamente dicho en el centro con un patio interior al
frente que se extiende hacia el este. Los detalles, aunque no son proféticos en sí
mismos, juntos dan una visió n tremenda del lugar central de adoració n en el
reino milenial.
Ezequiel, que registró esta visió n del templo, recibió lo que equivalía a un
recorrido, lo que motivó la descripció n detallada. Fue guiado por un á ngel
descrito como "un hombre cuya apariencia era como el bronce" (40:3).
La vara de medir que usó el á ngel tenía seis codos de largo (v. 5), y una
vara de aproximadamente veintiuna pulgadas de largo. Por tanto, la vara de
medir total era de unos diez pies y seis pulgadas. Ezequiel entró por la puerta
oriental (v. 6); También había una puerta al sur y otra al norte,
correspondientes a las puertas del atrio exterior. El templo de Salomó n tenía
una puerta solo al este.
Cuando Ezequiel comprendió lo que estaba viendo, se le informó acerca de
las medidas que se mencionan en las Escrituras. Después de que se midió el
atrio exterior, Ezequiel registró que el á ngel midió el atrio interior (vv. 28–37).
Cada una de las puertas tenía mesas dispuestas a cada lado de la entrada
con el
propó sito de sacrificar los sacrificios, con ocho mesas, cuatro a cada lado,
disponibles en cada una de las tres puertas.
Tomado de The Bible Knowledge Commentary , Antiguo Testamento (David C Cook, 1985), p.1303. Usado con permiso.
PROFECÍA EN DANIEL
__
* Vea los comentarios sobre Daniel 9: 27b para la confirmació n de este añ o de 360 días.
† Dado que solo expiró un añ o entre el 1 a. C. y el 1 d. C., el total es 476, no 477.
‡ Un total de 476 añ os dividido por cuatro (un añ o bisiesto cada cuatro cuatro añ os) da 119 días
adicionales. Pero se deben restar tres días de 119 porque los añ os centenarios no son añ os bisiestos,
aunque cada añ o 400 es un añ o bisiesto.
Tomado de The Bible Knowledge Commentary , Antiguo Testamento (David C Cook, 1985), p.1363. Usado con permiso.
LA PROFECÍA EN OSEAS
Oseas 1:1. Poco se sabe acerca del profeta Oseas, excepto la informació n
biográ fica que se da en el primer versículo del libro. Fue descrito como el hijo
de Beeri, y su ministerio fue durante el reinado de cuatro reyes de Judá —
Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías — y siete reyes de Israel (las diez tribus) —
Jeroboam, hijo de Joá s; Zacarías; Shallum; Menahem; Pekah; Pekaía; y Hoshea.
El ministerio de Oseas fue principalmente para las diez tribus de Israel. Cuatro
de los reyes de Israel fueron asesinados en el cargo. Oseas vivió en el período
750- 722 a. C., que condujo al cautiverio de las diez tribus en 722 a. C., y sus
profecías en general fueron una advertencia para Israel, así como una
advertencia a las dos tribus de Judá del juicio venidero de Dios por sus pecados.
Aunque la obra de Oseas puede describirse de varias maneras,
probablemente sea má s esclarecedor considerar que su ministerio profético
gira en torno a tres temas: los pecados de Israel y Judá , el castigo de Dios por
estos pecados y su restauració n espiritual y política final. En consecuencia, los
pecados y el juicio resultante reconocidos en 1:2-9 fueron seguidos por la
restauració n (1:10-2:1). En 1:2–13 se describe una segunda serie de
acusaciones por los pecados de Israel y Judá , y en 2:14–3:5 se profetizaron la
restauració n y liberació n resultantes. Una tercera serie de acusaciones se
registró en 4:1–5:14, seguida de profecías de restauració n en 5:15–6:3. Un
cuarto período de acusaciones se reveló en 6:4-11:7, y la restauració n se
profetizó en 11: 8-11. Las profecías finales sobre los juicios venideros por los
pecados de Israel se dieron en 11:2-13:16, seguidas de una profecía de
restauració n que se encuentra en el capítulo 14.
A lo largo del libro, la relació n matrimonial entre Oseas y su esposa
adú ltera, Gomer, proporciona un hilo conductor a través de las profecías de
Oseas y típicamente representó la relació n de Yahweh con las doce tribus de
Israel, que eran vistas como una esposa adú ltera. Aunque, sin duda, los pecados
de Israel y Judá implicaron idolatría física real, las profecías abordan
predominantemente el adulterio espiritual, es decir, la infidelidad a Dios y el
amor al mundo.
La plaga de langostas
Joel 1:1-14. Lo que el profeta describió fue una invasió n de langostas, una
catá strofe muy temida por los del Antiguo Testamento. Algunos creen que las
langostas eran una descripció n de un ejército invasor, pero otros lo consideran
una invasió n literal de langostas, que destruye como un ejército invasor. Se
consumió toda la vida vegetal. Los sacerdotes fueron llamados al duelo y al
ayuno. Las langostas fueron descritas en el versículo 4, indicativo de la
destrucció n venidera en el día del Señ or. La profecía se cumplió con la
destrucció n inmediata de las langostas, pero el cumplimiento final se verá en la
gran tribulació n cuando ocurrirá una destrucció n similar.
Joel 1:15-20. Ademá s de la plaga de langostas, se describió la plaga de la
sequía, un juicio divino experimentado a menudo por Israel. El efecto de todo
esto en los pastos fue descrito como fuego que devoraba todo lo viviente. Esto
podría ser un incendio literal, pero má s probablemente se refiere al efecto de
las langostas y la sequía que producen el mismo efecto que causaría un
incendio. Esto presagió la destrucció n de la futura gran tribulació n.
La promesa de la restauración
Joel 2:18-27. En respuesta a tal arrepentimiento, el profeta prometió que el
Señ or respondería; Enviaría grano, vino y aceite y conduciría "el norteejército
lejos de ti ” (v. 20). Israel fue descrito como una nació n con abundancia de
comida que “te pagaría por los añ os que comieron las langostas” (v. 25). De esta
experiencia, Israel sabría “que yo soy el SEÑ OR tu Dios, y que no hay otro” (v.
27). Esto se cumplió en su regreso a la tierra después del cautiverio en
Babilonia.
LA PROFECÍA EN AMOS
Amó s se describió a sí mismo como procedente de Tecoa, una ciudad ubicada a
unas diez millas al sur de Jerusalén. Su ocupació n era la de pastor, pero debido
a la palabra inusual para pastor que usa, los intérpretes lo han juzgado no solo
como supervisor de rebañ os de ovejas y cabras, sino también como alguien que
cultivaba sicomoros-higueras (7:14). Dios lo llamó , sin embargo, para ser un
profeta principalmente para las diez tribus del reino de Israel, pero también
para impartir alguna profecía relacionada con el rey de Judá .
Las ciudades en las que vivió Amó s fueron pró speras durante los reinados
de Uzías (790-739 a. C.) en Judá y Jeroboam II (793-753 a. C.) en Israel, como
menciona Amó s en 1:1. La prosperidad de Israel y Judá en este período había
sido predicha por Elías cuarenta añ os antes (2 Reyes 13:7-19), y Joná s también
lo mencionó (14:25). Aunque ambos reinos prosperaban econó micamente, eran
culpables de fallas sociales y morales, y su culto era religioso en forma, pero no
en sustancia. En consecuencia, las profecías de Amó s anticipaban el severo
juicio que Dios infligiría sobre Israel, comenzando con el cautiverio asirio (722
aC) y má s tarde el cautiverio babiló nico de Judá (comenzando en 605 aC). Las
profecías de Amó s tenían la intenció n de sacar a Israel y Judá de su
complacencia y autosatisfacció n ocasionados por su prosperidad financiera.
El tiempo del ministerio de Amó s fue señ alado por el propio Amos como
dos añ os antes de un terremoto que los arqueó logos establecieron
aproximadamente en el 760 a. C. Para Amó s, el terremoto fue un símbolo del
poder de Dios para juzgar al mundo. Su ministerio profético probablemente
duró unos diez añ os, comenzando en 762 a. C.
LA PROFECÍA EN OBADÍAS
El libro de Abdías, el libro má s corto de la Biblia, fue escrito por un oscuro
profeta del que se sabe muy poco. Abdías era un nombre comú n y se refiere a al
menos doce personajes del Antiguo Testamento. Pero poco se sabe acerca del
profeta Abdías, excepto que su nombre significa "adorador de Yahvé". Las
opiniones de los estudiosos difieren en cuanto a cuá ndo se escribió el libro; no
hay una indicació n clara de la fecha en el libro en sí, y algunos lo fechan ya en el
reinado de Joram (848-841 a. C.) o tan tarde como después de la destrucció n de
Jerusalén en 586 a. C.
Las profecías de Abdías se referían principalmente a la nació n de Edom,
cuyo pueblo descendía de Esaú y eran enemigos tradicionales de Israel. El
conflicto entre Edom e Israel se remonta al conflicto entre Esaú y Jacob e
incluyó el incidente en el que los edomitas se negaron a pasar a Israel yendo de
Egipto a la Tierra Prometida (Nú m. 20:14-21). Edom fue objeto de muchos
juicios predichos; má s tieneSe ha dicho acerca de Edom que muchas otras
naciones extranjeras (Isa. 11:14; 34:5–17; 63:1–6; Jer. 9: 25–26; 25:17–26;
49:7–22;
Lam.4:21-22; Ezequiel 25:12-14; 35; Joel 3:19; Amó s 1:11-12; 9:11-12; Abd.; Mal.
1: 4). Edom personificó la arrogancia de los enemigos de Israel, quienes a
menudo fueron usados para castigar a Israel por sus pecados, pero, sin
embargo, fueron considerados responsables ante Dios como aquellos que
atacaron a Su pueblo elegido.
LA PROFECÍA EN JONAS
El relato de la inusual experiencia de Joná s, probablemente escrito por el
mismo Joná s, es una de las historias má s familiares del Antiguo Testamento.
Joná s se describió a sí mismo solo como el hijo de Amittai de Gat Hefer (2 Reyes
14:25), que estaba ubicado en Zabuló n (Jos. 19:10, 13). Joná s había recibido la
orden de ir a predicar a Nínive y había intentado huir del Señ or, solo para ser
disuadido por una gran tormenta en un barco con destino a Tarsis
(probablemente Españ a). Después de ser rescatado por el gran pez y arrojado a
la orilla, predicó su mensaje a Nínive, solo para ser decepcionado por su
asombroso arrepentimiento. Si el ministerio de Joná s ocurrió unos 150 añ os
antes de la caída de Nínive (612 a. C.), el libro registra una situació n ú nica en la
que Dios perdonó a una ciudad gentil durante má s de un siglo debido a su
arrepentimiento inmediato en respuesta a la predicació n de Joná s.
El libro de Joná s, esencialmente una narració n, contiene solo unas pocas
profecías má s allá de las que se cumplieron inmediatamente. Cuando la
tormenta envolvió el barco, Joná s profetizó acertadamente que, si lo arrojaban
por la borda, la tormenta cesaría: “'Levá ntame y arró jame al mar', respondió , 'y
se calmará . Sé que es mi culpa que esta gran tormenta haya venido sobre ti'”
(1:12). Después de dudar inicialmente en quitarle la vida, los marineros
arrojaron a Jonah por la borda. El mar se calmó de inmediato y fue una prueba
para los hombres de que el Dios de Joná s era un Dios real (vv. 15-16).
La profecía de que Nínive sería destruida en cuarenta días era
condicional. Después de su arrepentimiento, su juicio fue aplazado por 150
añ os
— para disgusto de Joná s. La narració n da una visió n notable de la falta de
ministerio de Israel en el mundo gentil.
Sin embargo, el principal significado profético de Joná s fue el hecho de que
Cristo mismo se refirió a Joná s y su experiencia como un tipo de Su propia
muerte y resurrecció n, como se indica en Mateo 12:39–40: “É l respondió : 'Una
generació n inicua y adú ltera pide una señ al milagrosa! Pero a nadie se le dará
sino la señ al del profeta Joná s. Porque como estuvo Joná s tres días y tres noches
en el vientre de un pez enorme, así el Hijo del Hombre estará tres días y tres
noches en el corazó n de la tierra '”.
En esta declaració n, Cristo no solo afirmó la historicidad del mismo Joná s,
sino también la historicidad de la extrañ a experiencia de Joná s de ser tragado
por un gran pez y finalmente entregado a salvo a la costa. También se ha
planteado la cuestió n de si los tres días y las tres noches significaban
automá ticamente setenta y dos horas. Algunos eruditos creen que pueden
incluir solo partes de tres días y que una parte del día se contaba como un todo
con frecuencia en la Biblia. En la visió n tradicional de la crucifixió n de Cristo el
viernes, el lapso de tiempo de Su resurrecció n fue menor que el profetizado
para Joná s a menos que se entienda que se refiere a partes de días. Algunos
explican esto colocando la muerte de Cristo en jueves o miércoles.
En relació n con la incredulidad de los fariseos y saduceos que buscaban
señ ales, Cristo declaró : "Una generació n impía y adú ltera busca una señ al
milagrosa, pero ninguna se la dará sino la señ al de Joná s" (Mateo 16:4; cf. Lucas
11:29-32).
Aunque algunos han dudado de la historia de Joná s porque fue un evento
inusual — verdaderamente sobrenatural — no es má s extrañ o que muchos
otros actos sobrenaturales de Dios. Los eventos de Joná s deben tomarse como
histó ricos, y su aplicació n profética por Cristo fue la confirmació n de la
veracidad e inspiració n del libro de Joná s. Obviamente, otros factores
sobrenaturales actuaron cuando el gran pez se tragó a Joná s y luego lo llevó a
tierra firme. Sin embargo, el factor principal de confirmació n fue la palabra de
Cristo mismo de que la historia de Joná s era verdadera, lo que ilustra el cará cter
sobrenatural de Su propia muerte y resurrecció n.
LA PROFECÍA EN MIQUEAS
El profeta Miqueas, el autor del libro que lleva su nombre, segú n su propia
declaració n, era de la ciudad de Moresheth, una ciudad de Judea a unas
veinticinco millas al suroeste de Jerusalén. Su nombre es una abreviatura de un
nombre má s largo, Micaías, que significa, "¿Quién es como Yahweh?" É l
ministró en el período de 750 a 686 aC, segú n su propia declaració n, en los
reinados de los reyes Jotam, Acaz y Ezequías (1:1; cf. Jer. 26:18). Fue
contemporá neo de
Isaías y Oseas y fue citado como alguien que predijo la ruina de
Jerusalén. Miqueas 3: 5 fue citado por aquellos que defendían las predicciones
de Jeremías (Jer. 26:18). Argumentaron que Ezequías había escuchado a
Miqueas, y Dios fue misericordioso con él, asegurando la seguridad de Jeremías
de la destrucció n (vs. 19-24).
Miqueas se destacó por predecir la caída del Reino del Norte de las diez
tribus de Israel en el 722 a. C. Alternó entre profecías de perdició n y
destrucció ny profecías de restauració n y perdó n. En el proceso, atacó los males
sociales y morales de su época. Su brillante imagen de la futura gloria de Israel,
sin embargo, tendió a suavizar las profecías de fatalidad que debían cumplirse
primero.
LA PROFECÍA EN NAHUM
Todo lo que se sabe sobre el libro de Nahum es que el profeta Nahum fue su
autor y que vivía en Elkosh, cuya ubicació n se desconoce. Varias personas han
hecho sugerencias sobre la probable ubicació n de Elkosh, incluido Jeró nimo
(340–420
d. C.), quien dijo que estaba en Galilea. É sta y otras posibles ubicaciones no
contienen ninguna informació n de convincente evidencia ya que el libro miraba
a Nínive desde el punto de vista de Judá . Elkosh probablemente se encontraba
en el sur de Galilea.
Nahum registró la caída de Tebas, una ciudad comú n de Egipto,
conquistada por el rey asirio Asurbanipal (663 a. C.). Nahum debió haber vivido
en el siglo VII
a. C., antes de la destrucció n de Nínive, que predijo y que se cumplió en el 612 a.
C.
Mencionado en las Escrituras ya en Génesis 10:11-12, Nínive era un tema
frecuente de profecía. Allí, Joná s entregó su mensaje de advertencia, que fue
escuchado por la generació n a la que habló , y se pospuso la destrucció n de
Nínive. Si la advertencia de Joná s a Nínive ocurrió durante el reinado de
Jeroboam II (793–753 a. C.), Nínive estuvo protegida de la destrucció n durante
casi 150 añ os antes de que finalmente cayera en el 612 a. C.
Durante la época del poder de Nínive, Azarías, rey de Judá (790-739 a. C.),
y Menaén, rey de Israel (752-742 a. C.), pagaron tributo y reconocieron el
dominio de Nínive. Nínive había conquistado las diez tribus en 722 a. C.,
pero Dios le impidió conquistar Jerusalén cuando 185.000 del ejército de
Senaquerib murieron sobrenaturalmente mientras intentaban conquistar
Jerusalén. Cuando las diez tribus fueron al cautiverio, las tribus de Judá y
Benjamín escaparon. Nínive cayó ante los ejércitos combinados de medos y
escitas en el mes de agosto del 612 a. C. Nínive estaba tan completamente
arruinada que se perdió en la historia hasta que los arqueó logos descubrieron
sus ruinas en 1845. Nahum 1: 1–11. Dios estaba enojado con Nínive debido
a Su propio cará cter. Nahum escribió : “La L ORD es un Dios celoso y
vengador; la L ORD se venga y se llena de ira. La L ORD se venga de sus
enemigos y mantiene su ira
contra sus enemigos” (v. 2).
Por otro lado, Dios había permitido que Nínive avanzara relativamente sin
control porque “la L ORD es lenta para la ira y grande en poder” (v. 3). Hace
temblar las montañ as y secar los ríos (vv. 4-5).
Cuando Dios eligió traer juicio sobre la malvada ciudad de Nínive, nadie
podría oponerse a É l (v. 6). Aunque “la SEÑ OR es buena, un refugio en tiempos de
angustia” (v. 7), había llegado el momento en que Nínive debía cargar con la ira
de Dios por sus pecados (vv. 8-11). Esto se cumplió en el 612 a. C.
Nahum 1:12-15. Nahum predijo que Nínive sería derribada y perdería su
poder político; sus templos e ídolos serían destruidos, y su pueblo descendería
al sepulcro (vv. 12-14). Esto se cumplió en el 612 a. C.
En contraste con Su ira y juicio sobre Nínive, Dios un día bendecirá a Judá :
“¡Miren, allá en las montañ as, los pies del que trae buenas nuevas, que proclama
la paz! Celebra tus fiestas, oh Judá , y cumple tus votos. Nunca má s los malvados
te invadirá n; será n completamente destruidos” (v. 15). Esto se cumplirá en el
reino milenial.
LA PROFECÍA EN HABAKKUK
El libro de Habacuc tiene la característica inusual del profeta que registra un
diá logo entre él y Dios en lugar de actuar como un instrumento de
comunicació n de Dios al hombre.
No se sabe mucho sobre Habacuc personalmente, e incluso se discute el
significado de su nombre. Se describió a sí mismo como un profeta (1:1), lo cual
era inusual en los libros proféticos del Antiguo Testamento; solo Hageo y
Zacarías también incluyeron el término profeta en sus introducciones.
El estilo literario del libro es similar al de los libros Sapienciales y los
Salmos. El libro mismo demuestra que Habacuc fue debidamente reconocido
como profeta y quetenía formació n teoló gica y litú rgica. En muchos sentidos, el
libro es uno de los enfoques má s incisivos de la cuestió n de la justicia de Dios al
tratar con el pecado humano.
Habacuc 1:1–4. Aunque el libro en sí no fecha el momento de su escritura,
se puede concluir del versículo 6, que predijo la invasió n babiló nica, que
Habacuc ministró en el siglo VII a. C. Aunque algunos fechan el libro desde el
reinado de Manasés (697-642 a. C.) o en el reinado de Josías (640-609 a. C.), es
má s probable que Habacuc ministrara má s cerca de la fecha de la invasió n
babiló nica durante el reinado de Joacim (609–598 a. C.). Por lo tanto, no solo
fue un profeta de la caída de Jerusalén, sino que má s tarde fue un testigo del
cumplimiento de la profecía. La fecha que relaciona la profecía con la invasió n
babiló nica del reino de Judá está respaldada por el contenido del libro, que
planteó la cuestió n de có mo un Dios justo podría usar a una nació n injusta como
Babilonia para castigar a Judá por sus pecados. El hecho de que Dios permitió
que los babilonios fueran victoriosos en la conquista de Judá creó problemas
teoló gicos para todos los que creían que los hijos de Israel eran un pueblo
especial. Esta pregunta de có mo la justicia de Dios se relaciona con esta
situació n domina el tono del libro y también conduce a la respuesta.
¿Por qué no se juzga a los impíos?
Habacuc vivió en la época de la apostasía que precedió al cautiverio
babiló nico. Aunque fue el momento en que Jeremías estaba desafiando a Judá a
regresar a Dios, hubo poca respuesta. Habacuc se quejó : “¿Hasta cuá ndo, VIEJO,
debo pedir ayuda, ¿pero no me escuchas? O gritarte: '¡Violencia!' pero tu no
salvas? ¿Por qué me haces mirar la injusticia? ¿Por qué toleras mal? Ante mí
hay destrucció n y violencia; hay contienda, y abunda la contienda” (vv. 2-3).
¿Por qué Dios va a usar una nación inicua como Babilonia para conquistar
a Judá?
Habacuc 1:12-17. Habacuc renovó su pregunta sobre por qué Dios usaría a
Babilonia, una nació n que era completamente malvada y menos justa que
Israel. Có mo podría ¿Dios toleró una nació n como esa, permitiéndole
conquistar Israel a pesar del estado pecaminoso de Babilonia?
Oración de Habacuc
Habacuc 3: 1-15. En respuesta a la tremenda revelació n de la justicia
suprema de Dios en la que juzgará cada pecado, Habacuc estalló en oració n y
adoració n: “El Señ or, he oído hablar de tu fama; Estoy asombrado por tus
obras, VIEJO” (v. 2).
Habacuc pasó a describir a Dios como un conquistador todopoderoso que
sacude la tierra y hace temblar a las naciones (v. 6). El poder de Dios dividió la
tierra para formar los ríos (v. 9). “El sol y la luna se detuvieron en los cielos” (v.
11). Dios en ira trata con las naciones y libera a su pueblo (vv. 12-13).
Habacuc 3:16-19. En respuesta a esto, Habacuc declaró : “Escuché y mi
corazó n latió con fuerza, mis labios temblaron ante el sonido; la
descomposició n se infiltró en mis huesos y mis piernas temblaron. Sin
embargo, esperaré pacientemente a que llegue el día de la calamidad sobre la
nació n que nos invade” (v. 16). Habacuc concluyó con la notable declaració n de
su fe en el tiempo de la apostasía: “Aunque la higuera no brote y no haya uvas
en las vides, aunque se acabe la cosecha de olivos y los campos no produzcan
alimento, aunque no haya ovejas en el corral y no hay ganado en los establos,
pero yo me regocijaré en el SEÑ OR, estaré gozoso en Dios mi Salvador” (vv. 17-
18).
La perplejidad de Habacuc al preguntarle a Dios por qué los malvados
continuaron floreciendo y por qué Dios usó a Babilonia como un instrumento
de venganza fue reemplazada por la simple confianza de Habacuc en Dios, que
no se basó en lo que vio sino en la Palabra de Dios y la promesa profética de la
justicia suprema. y triunfo de Dios.
El cierre del libro dice: “Para el director de mú sica. En mis instrumentos de
cuerda” (v. 19). Aparentemente, la oració n de Habacuc se convirtió en parte de
la adoració n y el servicio de Dios en el templo.
Aunque el libro de Habacuc no es principalmente profético, asegura a los
creyentes que Dios, en Su tiempo, traerá justicia al mundo, triunfará sobre los
malvados y librará a los justos.
LA PROFECÍA EN ZOFONIAS
El versículo inicial de Sofonías presenta al autor como el tataranieto de
Ezequías. En esta declaració n estaba implícito que tenía un alto rango social y
probablemente pertenecía a la realeza. Su ministerio fue durante el reinado del
rey Josías (640-609 a. C.). Probablemente era un pariente lejano de Josías y
contemporá neo de Jeremías, Nahum y probablemente Habacuc.
El punto culminante del reinado de Josías fue la recuperació n de la Ley por
Hilcías en el 622 a. C. (2 Reyes 22-23; 2 Cró n. 34). El descubrimiento de la Ley
provocó un avivamiento espiritual de Israel. El culto a Baal fue cortado (Sof. 1:
4), pero por lo demá s, la condició n moral de Judá justificó los severos juicios
que predijo Sofonías.
El reinado de Josías se produjo en un período en el que Asiria estaba
perdiendo poder, lo que hizo posible que el reino de Judá se expandiera y Josías
detuviera algunas de las prá cticas religiosas de los asirios. En 612 a. C., pocos
añ os antes de la muerte de Josías, Nínive, la capital de Asiria, fue
destruida. Aunque algunas de las prá cticas inicuas introducidas por el rey
Manasés, que precedió a Josías, fueron destruidas, incluso el avivamiento
espiritual no produjo ningú n cambio profundo en Judá .
Como resultado del estado espiritual de Judá , el libro de Sofonías se dedica
en gran parte a declarar el juicio venidero de Dios, al que se hace referencia
como el día de Yahvé o día del Señ or, al que se hace referencia unas diecinueve
veces en este libro.
El día del Señ or se entiende mejor como un tiempo en que Dios juzga
directamente al mundo, aunque también puede ser un tiempo de bendiciones
inusuales como en el milenio. La carga principal de las Escrituras con respecto
al día del Señ or apunta al juicio final en relació n con la segunda venida de
Cristo. El período inmediatamente anterior a Judá fue el cautiverio babiló nico,
que fue el día del Señ or en lo que respecta a Judá . Este tiempo de juicio
venidero, aunque se extendió a toda la tierra (1:2-3), fue principalmente en
Judá y Jerusalén (1:4- 2:3). Sin embargo, después del juicio sobre Jerusalén,
habría juicio sobre las naciones vecinas (vv. 4-15). El libro concluyó con la
restauració n final, refiriéndose al reino milenial, que tendrá lugar después de la
segunda venida de Cristo (3: 9-12).
El juicio del día del Señor caerá sobre las naciones circundantes
Sofonías 2:4-15. La tierra de los filisteos sería destruida, incluidas Gaza y
Ascaló n, Asdod y Ecró n (vv. 4-5). La tierra de los filisteos sería tan destruida
que se convertiría en un lugar para rebañ os.
Moab y Ammó n también compartirían el juicio: “'He oído los insultos de
Moab y las burlas de los ammoritas, que insultaban a mi pueblo y amenazaban
su tierra. Por tanto, tan ciertamente como yo vivo, 'declara
el SEÑ OR Todopoderoso, el Dios de Israel,' seguramente Moab llegará a ser como
Sodoma, y los amonitas comoGomorra: un lugar de maleza y pozos de sal, un
pá ramo para siempre. El resto de mi pueblo los saqueará '”(vv. 8–9). Los
cusitas, refiriéndose a los de Etiopía, también escucharían el juicio de Dios (v.
12). Dios finalmente juzgaría a Asiria y dejaría a Nínive desolada (v. 13). Donde
antes se encontraba la ciudad de Nínive sería un lugar para rebañ os y manadas
y el bú ho del desierto. La ciudad misma sería abandonada (v. 14). Estas
profecías se cumplieron en la historia.
Restauración de Israel
Sofonías 3:11-13. Lo má s importante para Dios será la restauració n del
pueblo de Israel en el día del Señ or. Dios declaró : “En ese día no será s
avergonzado por todos los males que me has hecho, porque quitaré de esta
ciudad a los que se regocijan en su orgullo. Nunca má s será s altivo en mi santo
monte. Pero dejaré dentro de ti a los mansos y humildes, que confían en el
nombre del Señ or. El remanente de Israel no hará ningú n mal; no hablará n
mentiras, ni se hallará engañ o en su boca. Comerá n y se acostará n, y nadie les
asustará ” (vv. 11-13). Esto se cumplirá en el milenio.
Aunque se produjo un avivamiento espiritual en Israel cuando regresaron
del cautiverio babiló nico a Jerusalén, el cumplimiento final será en el reino
milenial, después de la segunda venida de Cristo. Entonces habrá una
verdadera purga de lo que es contrario a Dios y la nació n de Israel, y los que
queden será n los verdaderos adoradores.
La bendición de Dios en la restauración de Israel
Sofonías 3:14-20. Israel es exaltado: “Canta, oh hija de Sion; da voces de
jú bilo, Israel. Alégrate y regocíjate con todo tu corazó n, hija de Jerusalén. La
L ORD ha quitado tu castigo, ha hecho retroceder a tu enemigo. El Señ or, el Rey
de Israel, está contigo; nunca má s volverá s a temer mal alguno” (vv. 14-15).
Será un tiempo en que Dios se deleitará en Israel (v. 17) y quitará sus dolores.
La profecía concluyó : “'En ese tiempo los reuniré; en ese momento te llevaré a
casa. Te daré honor y alabanza entre todos los pueblos de la tierra cuando
restaure tus fortunas ante tus propios ojos”, dice el Señ or” (v. 20).
El versículo final de Sofonías resume las promesas de Dios de bendecir a
Israel en el futuro, incluida la reunió n en su Tierra Prometida, el ser honrado y
elogiado por las naciones, y la restauració n de su buena fortuna al regresar a la
tierra. En el milenio, las promesas a Israel de la posesió n final de su tierra
(Génesis 12:1-7; 13:14-17; 15:7-21; 17:7-8) y la venida de Cristo como su
Mesías y Rey. resultará en la restauració n del reino davídico, cumpliendo las
promesas a David (2 Sam. 7:16; Sal. 89:3-4; Isa. 9:6-7; Dan. 7:27; Sof. 3:15). La
expresió n final del libro, "dice la SEÑ OR " (v. 20), es un recordatorio de que lo que
se ha prometido lo ha prometido el Señ or, que no deja de cumplir sus
promesas. Estas promesas se cumplirá n finalmente en el milenio.
LA PROFECÍA EN HAGEO
Poco se sabe acerca de Hageo, excepto que fue el primer profeta que habló a la
casa de Israel en el período postexílico. Su libro, el segundo libro má s corto del
Antiguo Testamento — solo Abdías es má s corto — reportó cinco mensajes
relacionados con la reconstrucció n del templo. Cada mensaje estaba fechado en
el añ o 520 a. C., el segundo añ o de Darío I. Hageo fue contemporá neo de
Zacarías, cuyo ministerio siguió al de él y al de Esdras, quien registró el primer
regreso a la tierra. Hageo 1:1–11 debe sercomparado con Esdras 4:24–5:1;
Hageo 1:12–15 debe compararse con Esdras 5:2 y Zacarías 1:1–6; Hageo 2:10–
23 debe compararse con Zacarías 1:7–6:15; también, Esdras 5: 3-17 y 6: 1-13
deben compararse con Zacarías 7-8.
Los mensajes que Hageo registró fueron entregados a Zorobabel, que era
gobernador de Judá , y al sumo sacerdote Josué. El tema de los mensajes se
estableció en Hageo 1–2, en el que Dios reprendió al pueblo por postergar la
reconstrucció n del templo.
Los peregrinos habían regresado a Jerusalén del cautiverio babiló nico en
538 a. C. y habían intentado construir el templo, poniendo los cimientos como
se registra en Esdras 3. Sin embargo, los adversarios los acusaron de
reconstruir la ciudad y lograron obtener una orden del rey Artajerjes (465-424
a.C.), quien les ordenó que dejaran de construir. Cuando Hageo entregó su
mensaje, habían
pasado dieciocho añ os desde el comienzo original. El rey Artajerjes había
muerto, pero aparentemente nadie se atrevió a continuar. El libro de Hageo
registra su reprimenda al pueblo de Israel por no construir el templo y el
comienzo de su empresa para construirlo.
LA PROFECÍA EN ZACARÍAS
Zacarías, el profeta cuyo libro lleva su nombre, fue un destacado profeta
postexílico. Hijo de Beraquías y nieto de Iddo, sacerdote (Zacarías 1:1), Zacarías
nació en Babilonia durante el tiempo de la cautividad babiló nica (Esdras 12:4,
16). Tanto Esdras como Nehemías lo describieron como “un descendiente de
Iddo” (Esdras 5:1; 6:14; cf. Nehemías 12:4, 16). É l era tanto profeta como
sacerdote. Su nombre, uno comú n compartido con otras treinta personas
mencionadas en el Antiguo Testamento, tiene el significado de "La
L ORD recuerda". Zacarías había regresado a Jerusalén desde Babilonia con la
primera expedició n de unos cincuenta mil judíos exiliados. Fue contemporá neo
de Hageo el profeta, Zorobabel el gobernador y Josué el sumo sacerdote (Esdras
5:1-2; Zacarías 3:1; 4: 6; 6:11).
Después del regreso de los judíos cautivos a Jerusalén, se había construido
un altar para renovar los holocaustos (Esdras 3:1–6), y el segundo añ o después
de su regreso, se colocaron los cimientos del templo (Esdras 3:8– 13; 5:16). Sin
embargo, debido a la oposició n de la gente de la tierra, la construcció n del
templo se detuvo hasta 520 a.C., cuando los hijos de Israel respondieron a la
predicació n del profeta Hageo y comenzaron a reconstruir (Esdras 5: 1-2; Hage.
1:1). Hageo no fue mencionado después del breve período en el que profetizó ,
pero Zacarías retomó el ministerio profético (v. 1; Zac. 1:1). Partes de la
profecía de Zacarías que fueron fechadas estaban relacionadas con la
reconstrucció n del templo, que se completó en el 515 a. C. Es posible que las
profecías sin fecha, como las que se encuentran en Zacarías 9–14, se hayan
escrito má s tarde.
Los eventos importantes, desde el primer sermó n de Hageo hasta la
dedicació n del templo, forman un trasfondo cronoló gico para el tiempo de
Zacarías y pueden desglosarse de la siguiente manera:
29 de agosto de 520 a.C. Primer sermó n de Hageo (Hage. 1:1-11; Esdras 5: 1).
21 de septiembre de 520 Se reanudó la reconstrucció n del templo (Hag. 1:12-15;
a.C. Esdras 5:2).
17 de octubre de 520 a.C. El segundo sermó n de aliento de Hageo (Hage. 2:1-9).
Octubre-noviembre de 520 Comenzó el ministerio de Zacarías (Zacarías 1:1–6).
a. C.
18 de diciembre de 520 a.C. El segundo mensaje de reprensió n de Hageo y el tercer
mensaje de aliento (Hage. 2:10-23).
15 de febrero de 519 a.C. Las ocho visiones de Zacarías (Zacarías 1: 7–6: 8).
7 de diciembre de 518 a.C. La delegació n de Betel con preguntas sobre el ayuno (Zac.
7).
12 de marzo de 515 a.C. Se dedica el templo (Esdras 6:15-18).
La advertencia de arrepentirse
Zacarías 1: 1–6. Dios advirtió a los hijos de los cautivos de Israel que no
fueran como sus antepasados: “'No sean como sus antepasados, a quienes
proclamaron los primeros profetas: Esto es lo que dice el SEÑ OR Todopoderoso:
“Vuélvanse de sus malos caminos y de su maldad prá cticas ". Pero no me
escucharon ni me hicieron caso, 'declara el Señ or” (v. 4). Los hijos de Israel se
habían arrepentido, pero ya era demasiado tarde. Fueron llevados al cautiverio.
La coronación de Josué
Zacarías 6:9-15. En una revelació n final que reú ne las ocho visiones, se le
ordenó a Zacarías que tomara plata y oro de tres exiliados: Heldai, Tobías y
Jedaías, y con la plata y el oro hiciera una corona para colocarla en la cabeza del
sumo sacerdote Josué. el hijo de Josadac (vv. 9-11).
El hecho de que Josué, el sumo sacerdote, fuera coronado en lugar de
Zorobabel, el gobernador, indicó que Dios se estaba guardando de la idea de
que Zorobabel era el cumplimiento de la promesa de Dios de que el
descendiente de David se sentara en un trono.
En la coronació n, Josué fue tomado como representante de Israel de la
venida del Mesías. Se dio la profecía: “Aquí está el hombre cuyo nombre es el
Renuevo, y él se ramificará de su lugar y construirá el templo del SEÑ OR. É l es
quien construirá el templo del SEÑ OR, y se vestirá de majestad y se sentará y
gobernará en su trono. Y será sacerdote en su trono. Y habrá armonía entre los
dos” (vv. 12-13).
Como Josué tuvo un papel relativamente menor en la reconstrucció n del
templo, el cumplimiento debe continuar hasta el Mesías, Jesucristo, en Su
segunda venida, cuando cumplirá la profecía por completo y será a la vez Rey
(Isa.9:7; Jer. 23:5; Miq. 4: 3, 7; Sof. 3:15; Zac. 14:9) y Sacerdote (Heb. 4:15; 5:6;
7:11-21). Un sacerdote de la orden levítica no podría sentarse en un trono y
reinar, pero Cristo será Rey y Sacerdote y combinará los dos oficios en Su
persona y obra.
En la situació n de la reconstrucció n del templo, la corona fue entregada a
Heldai, Tobías, Jedaiah y Hen para que fuera un monumento en el templo
cuando fue construido. La visió n se cerró con la promesa de que vendría ayuda
de muchos rincones del mundo para ayudar en la construcció n del templo (Zac.
6:15). Tomadas en su conjunto, las visiones tranquilizaron al pueblo de Israel
de que estaban en la voluntad de Dios al construir el templo y al mismo tiempo
que Dios tenía en mente la restauració n final de Israel, que aú n está por venir y
que lo hará . se cumplirá en el milenio.
El primer mensaje
Zacarías 7:4–7. En el primer mensaje, Dios hizo la pregunta: "¿Realmente
ayunaste por mí?" (v. 5). La implicació n era que era una mera ceremonia
sincualquier significado real. En consecuencia, Dios los reprendió por su
formalismo. Aunque habían preguntado sobre el ayuno en el quinto mes, en
realidad también habían observado un ayuno en el séptimo mes (Lev. 16:29,
31; 23:26–32). El ayuno del séptimo mes fue en conmemoració n del asesinato
de Gedalías, gobernador de Judea, relacionado con la caída de Jerusalén (Jer.
41: 2). Su fiesta en el séptimo mes, como la del quinto mes, no fue instituida
divinamente y no se relacionó con el ayuno que deberían haber observado en el
Día de la Expiació n.
El segundo mensaje
Zacarías 7: 8-14. En el segundo mensaje, su dureza de corazó n y no
escuchar la palabra de Dios sirvió para probar que sus fiestas no se observaban
con el espíritu correcto. Cuando Dios les dijo que no oprimieran a la viuda, al
forastero ni al huérfano, se negaron: “Pero se negaron a prestar atenció n;
obstinadamente dieron la espalda y taparon sus oídos. Hicieron sus corazones
tan duros como el pedernal y no quisieron escuchar la Ley ni las
palabras que el SEÑ OR Todopoderoso había enviado por su Espíritu a través de
los profetas anteriores. Así que el SEÑ OR Todopoderoso se enojó mucho” (vv. 11-
12). El resultado fue que Dios no escuchó sus oraciones cuando llamaron, y la
tierra quedó desolada (vv. 13-14).
El tercer mensaje
Zacarías 8:1–17. El tercer mensaje de Dios aseguró a Israel su restauració n
final en cumplimiento del propó sito de Dios. La promesa de restauració n fue
mucho má s allá del futuro inmediato de Israel y esperaba el reino milenial
después de la segunda venida de Cristo. Dios les reveló : “Esto es lo que dice el
Señ or: 'Volveré a Sion y habitaré en Jerusalén. Entonces Jerusalén será llamada
la Ciudad de la Verdad, y el monte del SEÑ OR Todopoderoso será llamado el
Monte Santo”(v. 3). Al afirmar que Dios regresaría a Sió n, se estaba refiriendo al
nombre dado al sitio del templo en Jerusalén, aunque originalmente se refería a
una fortaleza que David conquistó en el suroeste de Jerusalén. Por consiguiente,
Sió n era sinó nimo de Jerusalén (Sal. 2:6; Isa. 2:3; 4:3; 8:18; 33:20; Joel 2:1;
Amó s 1:2; Miq. 3:10, 12). Zacarías se refirió a Sió n como Jerusalén con
frecuencia (Zacarías 1:14, 17; 8:3; 9:9).
Dios prometió que Jerusalén sería segura para los ancianos y los niñ os en
la futura edad de oro (8:4). Lo que parecía maravilloso para la gente en el
presenteel tiempo (v. 6) sería eclipsado por el propó sito má s amplio de Dios de
traer a Israel de regreso a su tierra: “Esto es lo que dice el SEÑ OR Todopoderoso:
'Salvaré a mi pueblo de los países del este y del oeste. Los haré volver a vivir en
Jerusalén; ellos será n mi pueblo, y yo les seré fiel y justo como su Dios'” (vv. 7-
8). En vista del propó sito final de Dios de bendecir a Israel, se les animó a
reconstruir el templo (vv. 9-11). Dios bendeciría sus cosechas y haría que la
tierra produjera abundantemente (vv. 12-13). Como Dios los había juzgado
antes; ahora derramaría sobre ellos sus bendiciones (v. 15). Sin embargo, para
recibir bendiciones, deben hablar la verdad y vivir honorablemente ante Dios y
el hombre (vv. 15–16).
El cuarto mensaje
Zacarías 8:18-23. El cuarto mensaje dio la respuesta final a su pregunta
sobre los ayunos: “Esto es lo que dice el SEÑ OR Todopoderoso: 'Los ayunos del
cuarto, quinto, séptimo y décimo mes se convertirá n en ocasiones alegres y
alegres y festivales felices para Judá . Amen, pues, la verdad y la paz '”(vv. 18-
19). En otras palabras, la observancia de los ayunos tendría un significado real
y sería aceptable ante Dios.
Para animar aú n má s al pueblo de Israel, Dios prometió que Jerusalén sería
una gran ciudad mundial: “Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrá n a
Jerusalén para buscar al SEÑ OR Todopoderoso y suplicarle” (v. 22). En ese día se
reconocerá que el judío es bendecido por Dios, y las personas de otros idiomas
y naciones querrá n asociarse con ellos (v. 23; 14:16-19; Isa. 2:3). Esto se
cumplirá en el reino milenial.
Los cuatro mensajes considerados juntos fueron, por un lado, una
reprimenda por una ceremonia sin significado y, por otro lado, un estímulo
para ellos en la reconstrucció n del templo, así como en su esperanza de la
restauració n final y la bendició n espiritual para el pueblo de Israel en el reino
futuro.
El recogimiento de Israel
Zacarías 10: 9-12. Ademá s de cualquier bendició n que llegue a Israel antes
del reino en la tierra, aunque Dios los esparcirá en tierras lejanas (v.9),
sobrevivirá n y regresará n de Egipto, Asiria y otras partes del mundo (v.
10). Cuando atraviesen el “mar de angustia” (v. 11), será n fortalecidos en
contraste con el juicio de Dios sobre Asiria y Egipto (vv. 11-12). Esta fue una de
las muchas profecías que aú n no se habían cumplido y que describían a Israel
esparcido por el mundo, pero reunido en el momento de la segunda venida de
Cristo para poseer su Tierra Prometida.
LA PROFECÍA EN MALAQUÍAS
El libro de Malaquías es un clímax apropiado para el Antiguo Testamento,
proporcionando cuidadosamente la ú ltima expresió n profética hasta que
apareció Juan el Bautista en el Nuevo Testamento. De las referencias al culto en
el templo, estaba claro que el templo ya había sido reconstruido y terminado
como en el 515 a. C. Es probable que Malaquías fuera un contemporá neo má s
joven de Nehemías, cuyo ministerio fue para la misma generació n a la que se
dirigieron Esdras y Nehemías o para la generació n posterior a sus ministerios.
Malaquías se encontró con los mismos pecados de Israel que antes había
enfrentado Esdras en el 458 a. C. y Nehemías en el 444 a. C. La situació n incluía
la corrupció n del sacerdocio, como se ilustra en la crítica que Malaquías hizo de
ellos (1:6–2:9). Malaquías criticó el divorcio de esposas anteriores y los
matrimonios mixtos con gentiles en 2:10, y existía una condició n similar en
Esdras 9:1–2 y Nehemías 13:1–3, 23–28. De manera similar, hubo falta de
apoyo para los sacerdotes y los levitas (Mal. 3:10; cf. Neh. 13:10), y los pobres
fueron oprimidos (Mal. 3:5; cf. Neh. 5:4-5). Está claro que estos eran pecados
recurrentes, y la correcció n de Nehemías probablemente no duró mucho. El
nombre Malaquías parece significar "mi mensajero" y, como tal, fue el ú ltimo
profeta del Antiguo Testamento.
La forma del libro no tiene la forma de una cita directa de Dios, sino má s
bien la forma de preguntas y respuestas; Malaquías haría preguntas a los
sacerdotes u otras personas, y habría una disputa sobre la respuesta. Malachi
en el proceso ofrecería pruebas de que sus acusaciones y correcciones estaban
justificadas. Debían transcurrir varios siglos entre el ministerio de Malaquías y
la venida de Juan el Bautista, anticipada en Malaquías 3:1. Como ilustra el
primer versículo del libro, el contenido fue un mensaje de Dios dado a través de
Malaquías. La revelació n estaba relacionada con seis orá culos que trataban de
sucesivos problemas en Israel, a los que Malaquías se dirigió a la verdad de
Dios.
El primer oráculo: deberían amar a Dios
Malaquías 1:1–5. Estos versículos muestran el fracaso de Israel en
responder al amor de Dios. La discusió n comienza con la declaració n, “'Te he
amado', dice el Señ or. 'Pero preguntas: “¿Có mo nos has amado?”' (V. 2). El
Señ or respondió con la declaració n: "Sin embargo, amé a Jacob, pero aborrecí a
Esaú " (v. 2). Como prueba, Dios señ aló có mo la herencia de Edom había
quedado en ruinas (v. 3). Aunque Edom podría haberse jactado de que
reconstruirían, Dios declaró que, si lo hacían, demolería su edificio (v. 4).
La declaració n de que Dios amaba a Jacob, pero odiaba a Esaú debe
entenderse como una declaració n relativa en el sentido de que Dios, eligiendo
entre los dos, eligió a Jacob. Esaú fue el padre de Edom y los edomitas (Gén. 36:
1). Aunque era el primogénito, Jacob fue elegido incluso antes de nacer para ser
el heredero de la promesa mesiá nica.
En la historia posterior, Dios bendijo a Jacob y sus descendientes y no
bendijo a Edom, aunque tenían derecho a algunas promesas que Dios le había
dado a Jacob. Edom se había ido reduciendo gradualmente hasta que su ú ltimo
reconocimiento como pueblo separado se desvaneció en la historia. En
contraste, se prometió a Israel que sería una nació n para siempre (Jer. 31:35-
37). Como pueblo elegido, Israel debería haber reconocido el amor de Dios por
ellos y sus propó sitos, que deberían cumplirse tanto en la eternidad como en el
tiempo.
El tercer oráculo: debían estar agradecidos como pueblo del pacto de Dios
Malaquías 2:10–16. No solo habían pecado contra Dios, sino que también
habían pecado unos contra otros al profanar el pacto que Dios había hecho con
sus antepasados (v. 10). No solo habían pecado el uno contra el otro, sino que
también habían pecado contra Dios como grupo al profanar Su santuario y
adorar ídolos, a lo que Malaquías se refirió como “casarse con la hija de un dios
extranjero” (v. 11). Dios no quiso aceptar su ofrenda debido a sus pecados (v.
13), y ellos lloraron por ello. Habían sido culpables de quebrantar la fe con sus
esposas para formar otras uniones, a menudo con mujeres extranjeras (v.
14). Necesitaban dejar de quebrantar la fe con sus esposas y hacer lo malo ante
los ojos del Señ or (v. 16).
La última palabra
Malaquías 4:4–6. Como conclusió n de todo el libro y como preparació n
espiritual para los días venideros, Dios declaró : "Acuérdate de la ley de mi
siervo Moisés, de los decretos y leyes que le di en Horeb para todo Israel" (v. 4).
La ley que Dios entregó a través de Moisés fue Su palabra para el pueblo de
Israel, incluidos los mandamientos de hacer justicia y la prohibició n del mal. Se
les dio la promesa de que serían bendecidos si guardaban la ley, pero maldecían
si la rechazaban. La historia ha demostrado la verdad sobre esta predicció n.
La ú ltima palabra de Malaquías predijo la venida de Elías: “Mira, te enviaré
al profeta Elías antes de que llegue ese gran y terrible día del Señ or. É l volverá
el corazó n de los padres hacia sus hijos, y el corazó n de los hijos hacia sus
padres; si no, vendré y heriré la tierra con maldició n” (vv. 5-6).
Los intérpretes han diferido en cuanto a si Juan el Bautista cumplió esta
profecía de Elías. Segú n Mateo 11:7–10, se declaró específicamente que el
mensajero de Malaquías 3: 1 era Juan el Bautista y, como tal, alguien que
preparó el camino del Señ or en Su primera venida. Se predijo antes de su
nacimiento que Juan operaría en el espíritu y el poder de Elías (Lucas 1:17).
Aunque está claro que Juan el Bautista preparó el camino para el Señ or
(Isa. 40: 3; Mal. 3:1), Juan el Bautista expresó que él no era Elías (Juan 1: 21-23).
Cristo incluso llamó a Juan "el Elías que había de venir", con la estipulació n, "si
está s dispuesto a aceptarlo" (Mat. 11:14). El asunto se analiza má s a fondo en
Mateo 17:11-12, donde Cristo afirmó : "Elías viene y restaurará todas las cosas"
(Mateo 17:11). En otras palabras, debido a que Israel no aceptó a Juan el
Bautista como Elías, otro Elías está por venir. Pero en Mateo 17:12 Jesú s dijo:
"Elías ya vino, y no lo reconocieron".
Está claro que Elías era un tipo de Juan y, hasta cierto punto, Juan el
Bautista cumplió el papel de Elías. Pero, de manera predictiva, es difícil
determinar si el futuro vendrá con el espíritu y el poder de Elías o será Elías
mismo. Aunque algunos identifican a uno de los dos testigos en Apocalipsis
11:1–13 como Elías, no hay evidencia bíblica de que este sea el caso. El libro de
Malaquías se cierra con una advertencia de que, si el corazó n del pueblo de
Israel no se vuelve al Señ or, Dios golpeará la tierra con una maldició n (Mal.
4:6).
Así que el Antiguo Testamento, que comenzó con la declaració n "En el
principio Dios", termina con la posibilidad de una maldició n sobre la tierra,
seguida de varios cientos de añ os de silencio durante los cuales no hubo profeta
hasta que Juan el Bautista apareció en escena. Gran parte del Antiguo
Testamento ya se ha cumplido, pero mucho también aguarda su cumplimiento
futuro en los ú ltimos días.
9
La declaració n de María, sin duda, fue inspirada por el Espíritu Santo, pero
también reveló en María una madurez espiritual asombrosa para una mujer
joven y una fe inteligente en Dios que comprendía tanto los aspectos histó ricos
como proféticos de su experiencia.
En su declaració n, María afirmó que su regocijo estaba en Dios porque É l la
había sacado de su estado humilde y ahora todas las generaciones la llamarían
bienaventurada. Afirmó que la misericordia de Dios se extiende a quienes le
temen y que Dios realiza obras poderosas, derribando gobernantes y
estableciendo a otros. É l colmó a los hambrientos y despidió a los ricos. Lo má s
importante es que ha recordado sus promesas a Abraham y sus
descendientes. En esta declaració n, María estaba llamando la atenció n sobre el
hecho de que se puede esperar que las profecías sobre Abraham y el reino
davídico se cumplan literalmente.
María se quedó con Isabel hasta poco antes del nacimiento de Juan y luego
regresó a Nazaret.
La oración modelo
Mateo 6:9-15; Lucas 11:1–4. Esta oració n, ofrecida como modelo por Cristo
a sus discípulos, tiene tanto aplicació n actual como cumplimiento
futuro. Anticipa el reino futuro (v. 10). Exhorta a perdonar ahora a los que
pecan contra nosotros en vista del futuro perdó n de Dios para nosotros (v. 12).
Se reiteró la promesa de que, si perdonamos a los hombres, Dios nos
perdonará . Este perdó n es a nivel familiar má s que a nivel judicial ya que,
obviamente, los cristianos son justificados por la fe y no necesitan perdó n en el
sentido judicial.
La regla de oro
Mateo 7:12; Lucas 6:31. La ley bá sica de servir bien a los demá s, como
esperaríamos que nos sirvan a nosotros, es la esencia de la Ley y los Profetas
(Mateo 7:12), y lo que hagamos tendrá recompensa eterna.
La parábola de la levadura
Mateo 13:33; Lucas 13:20-21. Al preparar la masa que fermentaba y se
elevaba, era costumbre dejar fuera parte de la masa para extender el fermento
a la nueva tanda. Cristo usó este ejemplo para ilustrar la cualidad penetrante de
la verdad sobre el reino de los cielos, es decir, penetra a través de la masa y,
debido a la calidad de la levadura, hace que la masa parezca mucho má s grande
de lo que realmente es sin agregar cualquier valor alimenticio.
Los posmilenaristas, debido a su deseo de probar el reino en crecimiento,
tienden a decir que la levadura representa el evangelio que impregna el mundo
entero y, finalmente, afectando al mundo entero. Sin embargo, esto no se apoya
en otras Escrituras, donde la levadura se usa universalmente para representar
el mal. En los sacrificios no se permitía levadura en el pan, que representaba la
santidad. Sin embargo, en la ofrenda de comunió n (Lev. 7:11-13), los dos panes
que representan a la iglesia profesante (23:15-18) contenían levadura, así como
el reino de los cielos contiene una cepa de maldad aquí. Debido a que la
levadura tiende a inflar la masa, como la usó Cristo, representa el externalismo
de los fariseos, la incredulidad como se ilustra en los saduceos, la
mundanalidad como se representa en los herodianos y la mala doctrina en
general (Mat. 16:6–12; Marcos 8:14-21). Pablo, igualmente, usó levadura para
representar el mal (1 Cor. 5:6-8; Gá . 5:7-10). El hecho de que una cierta
cantidad de maldad penetre tanto en la iglesia profesante como en la verdadera
iglesia es un hecho de vida reconocido en las Escrituras. La historia de la iglesia
desde el primer siglo apoya con demasiada claridad la prevalencia del
externalismo, la incredulidad, la mundanalidad y la doctrina inexacta.
Parábolas en cumplimiento de profecía
Al concluir la revelació n de la pará bola anterior, Jesú s se refirió a las
pará bolas como un cumplimiento de la profecía y citó el Salmo 78:2: “Abriré mi
boca en pará bolas, hablaré cosas ocultas desde la creació n del mundo” (Mateo
13:35).
El tesoro escondido
Mateo 13:44. Jesú s comparó el reino de los cielos con un tesoro escondido
en el campo (v. 44). Describió el gozo que viene cuando un hombre lo descubre,
vende todo lo que tiene y lo compra (v. 44).
Los posmilenaristas, por su afá n de demostrar que el mundo está
mejorando, atribuyen esto a la salvació n como un caso en el que debemos
vender todo lo que tenemos para poder comprar el tesoro, que es Jesú s. Aunque
esta es una interpretació n comú n, también es defectuosa porque en la salvació n
un individuo no tiene nada con qué comprar el tesoro; está espiritualmente en
bancarrota. Una explicació n mucho má s precisa es identificar al hombre como
Jesucristo, el Salvador, que vende todo lo que tiene, es decir, deja las glorias del
cielo y compra el campo.
Aunque el pasaje no lo indica, en la medida en que estaba dirigido a los
judíos, ellos estaban muy conscientes del hecho de que el Antiguo Testamento
los describía como un tesoro en lo que a Dios respecta. É xodo registra el
mensaje dado a Moisés para que lo entregara a los hijos de Israel: 'Ahora bien,
si me obedecen plenamente y guardan mi pacto, entonces de todosnaciones
será s mi tesoro preciado. Aunque toda la tierra es mía, ustedes será n para mí
un reino de sacerdotes y una nació n santa. ' Estas son las palabras que dirá s a
los israelitas” (É xodo 19:5-6). Ademá s, el Salmo 135: 4 declara: "Porque la SEÑ OR
ha escogido a Jacob para ser ... su posesió n má s preciada". De las Escrituras es
evidente que Cristo en su venida tenía como propó sito principal la redenció n de
Israel, que se llevó a cabo en la cruz. En consecuencia, la interpretació n correcta
de la pará bola del tesoro es que representa a Jesú s vendiéndolo todo, en otras
palabras, muriendo en la cruz para comprar el tesoro (cf. Fil. 2:7-8; 1 Pedro
1:18- 19). Aunque Israel es obvio en el mundo de hoy, generalmente no se la
reconoce como el tesoro de Dios, y esta verdad explica por qué el tesoro estaba
escondido en el campo.
La parábola de la perla
Mateo 13:45–46. Una pará bola similar a la del tesoro se encuentra
representada por la perla que fue comprada por el comerciante que vendió
todo lo que tenía para comprarla (vv. 45-46). La influencia posmilenarista
nuevamente ha intentado representar esto como el creyente vendiendo todo lo
que tiene para comprar la perla, que es Jesucristo. Una vez má s, el problema es
que los incrédulos no tienen con qué pagar la salvació n. Solo Jesú s puede
proporcionar la salvació n y pagar el precio de nuestra redenció n. En
consecuencia, aquí como en la pará bola del tesoro, el comerciante representa a
Jesú s y la perla representa a la iglesia.
La perla es un organismo que crece en el costado de una ostra irritada. De
manera similar, la iglesia surge del costado herido de Cristo. Así como Cristo
murió por Israel, también murió por otros, incluidos los creyentes judíos y
gentiles de la época actual.
En las predicciones que Cristo hizo hace casi dos mil añ os, describió con
precisió n el progreso en la era actual. En los versículos 4-14 É l predijo al menos
nueve características distintivas del período: (1) falsos cristos (vv. 4-5); (2)
guerras y rumores de guerras (vv. 6-7); (3) hambrunas (v. 7); (4) pestilencia (v.
7 KJV); (5) terremotos (v. 7); (6) muchos má rtires (vv. 8-10); (7) falsos profetas
(v. 11); (8) aumento en la maldad con el amor enfriá ndose (v. 12); y (9) la
predicació n mundial del evangelio del reino (vv. 13-14). Lucas 21: 8-24 registra
profecías similares.
Todas estas situaciones se han cumplido en la historia. A pesar de los
avances en muchas á reas, el mundo todavía sufre guerras, hambrunas y
pestilencias. Los terremotos adquieren un papel cada vez má s grave. A medida
que aumenta la densidad de població n, los terremotos se vuelven má s
destructivos. La Escritura, por supuesto, predice el terremoto má s grande de
todos los tiempos en Apocalipsis 16:18-20, cuando las ciudades del mundo
aparentemente será n arrasadas poco antes de la segunda venida de
Cristo. Puede que sea cierto que estas señ ales se está n cumpliendo en la era
actual con una intensidad creciente, pero finalmente tendrá n un cumplimiento
aú n mayor y má s literal en el período de la gran tribulació n. El período de tres
añ os y medio de la gran tribulació n alcanzará su punto culminante en la
segunda venida de Cristo.
Debe hacerse una nota importante en este punto de que el rapto de la
iglesia y el fin de la era de la iglesia no se menciona en ninguna parte de esta
profecía. Algunos expositores han tratado de traer el rapto de la iglesia en
Mateo 24-25, pero esto solo ha introducido confusió n. El evangelio de Mateo no
habla de la era de la iglesia como tal, sino má s bien de toda la Era del Inter
advenimiento desde la primera venida de Cristo hasta Su segunda venida, y por
lo tanto trata de la gran tribulació n al final de la era presente.
La era de la iglesia es un período má s limitado porque comenzó el día de
Pentecostés con el advenimiento y el bautismo del Espíritu Santo y concluirá
cuando la iglesia sea sacada del mundo antes de que se cumplan las profecías
del tiempo del fin. Aunque Mateo anticipó la iglesia, en la declaració n a Pedro
(Mateo 16:18), no hay una exposició n de la era de la iglesia como la que se
encuentra má s adelante en Juan 13-17. Se llega con seguridad a la conclusió n de
que la edad de la iglesia y el rapto no se introducen hasta Juan 14:1–3.
Han surgido algunos problemas de Mateo 24:13 donde dice: “Pero el que
se mantenga firme hasta el fin, será salvo” (cf. Marcos 13:13). Una
interpretació n comú n de que aquellos que se mantengan firmes resistirá n hasta
el final de la tribulació n se contradice con el hecho de que miles de cristianos
será n martirizados durante la gran tribulació n (Apocalipsis 7:9-17). Entonces,
¿qué se entiende por salvació n al final de la tribulació n?
Esta declaració n se interpreta mejor como liberació n física, y predice que
aquellos que todavía estén vivos en el momento de la segunda venida de Cristo
habrá n demostrado su fe al permanecer con Cristo durante ese período y será n
liberados por Jesú s, o salvos, en la sensació n de que será n liberados de sus
perseguidores. En consecuencia, este versículo no tiene nada que ver con el
tema de la seguridad eterna o la cuestió n de si una vez que uno es salvo
siempre será salvo, sino que se refiere, má s bien, a la liberació n física de los
justos al final de la tribulació n. Por el contrario, muchos miles de los que
también son salvos morirá n e irá n al cielo, pero no permanecerá n en la tierra
hasta el momento de la segunda venida.
En esta secció n de Mateo 24:4–14, Mateo respondió a la pregunta sobre las
señ ales del fin y de la venida de Cristo y presentó las señ ales generales. Sin
embargo, Mateo no se ocupó de la primera pregunta que hicieron los discípulos
acerca de cuá ndo tendría lugar la destrucció n de Jerusalén, como lo predijo
Cristo en el versículo 2. Sin embargo, esto se responde en el evangelio de Lucas.
La señal de la destrucción de Jerusalén
Lucas 21:20-24. Lucas dijo que la señ al de que Jerusalén está rodeada de
ejércitos debería alertarlos sobre el hecho de que su destrucció n era inminente:
“Cuando veas a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabrá s que su desolació n está
cerca” (v. 20). En la medida de lo posible, se les instó a que huyeran a las
montañ as y salieran al campo abierto porque sería un tiempo terrible de
persecució n para Israel (vv. 21-22). Sería especialmente difícil para las mujeres
embarazadas y las madres lactantes porque sería el momento del juicio de Dios
sobre la tierra de Israel (v. 23). Jesú s predijo que muchos en Israel caerían
a espada o serían hechos prisioneros (v. 24). Jerusalén continuaría siendo
pisoteada por los gentiles hasta que se cumplieran los tiempos de los gentiles
(v. 24).
Los tiempos de los gentiles comenzaron en el 605 a. C. cuando
Nabucodonosor y sus ejércitos conquistaron Jerusalén y llevaron a los primeros
cautivos a Babilonia. Desde entonces, ha habido ocasiones en las que Israel tuvo
posesió n temporal de Jerusalén, pero no tuvo posesió n permanente. En el
momento en que Jesú s estaba en la tierra, aunque Israel estaba en Jerusalén, la
ciudad estaba bajo el control de los gentiles. Eso ha continuado hasta la
actualidad. Incluso hoy, Israel controla Jerusalén gracias al apoyo militar de
Estados Unidos.
ORDEN DE LOS EVENTOS DE LA PROFECÍA BÍBLICA
La parábola de la higuera
Mateo 24:32–35; Marcos 13:28–31; Lucas 21:29–33. Jesú s usó por primera
vez la higuera como una ilustració n de las señ ales de la venida del Señ or. Jesú s
declaró : “Ahora aprende esta lecció n de la higuera: tan pronto como sus
ramitas
se ponen tiernas y sus hojas salen, sabes que el verano está cerca. Aun así,
cuando ves todas estas cosas, sabes quecerca está , a la puerta” (Mateo 24:32–
33; cf. Marcos 13:28–29; Lucas 21:29–31). Una interpretació n comú n ha sido
interpretar la higuera como un tipo de Israel y el avivamiento de Israel como el
brote de la higuera. La higuera muy bien podría ser un tipo de Israel, pero no
parece que se use de esa manera en las Escrituras. Los higos buenos y malos se
mencionan en Jeremías 24:1–8; los higos buenos son los que se llevan en
cautiverio, y los higos malos son los que quedan en la tierra de Israel. Jeremías
29:17 también mencionó los higos. En Jueces 9:1-11 se mencionan las higueras,
pero no en relació n con Israel. Cristo los menciona en Mateo 21:19–20 y Marcos
11:12–14. No hay ninguna indicació n en la interpretació n de Mateo 21:18-22 y
Marcos 11:12-14, 20-26 que relacione la higuera con Israel. En consecuencia,
aunque muchos han seguido esta interpretació n, no existe una base bíblica.
Una mejor alternativa es la simple explicació n de que la higuera se usa
como ilustració n natural. Debido a que la higuera por naturaleza produce hojas
a fines de la primavera, ver hojas en una higuera es evidencia de que el verano
está muy cerca. Esta ilustració n se traslada a la segunda venida de Cristo.
Cuando ocurran los eventos descritos en los versículos anteriores, será una
clara indicació n de que la segunda venida de Cristo está cerca. La señ al en el
pasaje no es el avivamiento de Israel, que no es el tema de Mateo 24, sino má s
bien los detalles de la gran tribulació n, que ocurre en los tres añ os y medio que
preceden a la segunda venida. Por consiguiente, “todas estas cosas” (v. 33) no
se refiere al avivamiento de Israel sino a los eventos de la gran tribulació n. Sin
embargo, es cierto que Israel tendrá una medida de avivamiento antes de la
segunda venida de Cristo, pero esto se basa en otra revelació n bíblica en lugar
de en la revelació n presentada aquí.
El testimonio de Natanael
Juan 1:40–51. Andrés, que había sido llamado a seguir a Jesú s el día
anterior, primero fue a buscar a su hermano Simó n Pedro y lo llevó a Jesú s (vv.
40–42). Al día siguiente, llamaron a Felipe (v. 43). Felipe llamó a Natanael (v.
45), pero Natanael estaba preocupado porque dijo que ningú n profeta venía de
Nazaret (vv. 45-46). Cuando Natanael se acercó a Jesú s, Jesú s dijo: “Aquí hay un
verdadero israelita, en quien no hay nada de falso” (v. 47). Natanael se asombró
de que Jesú s lo conociera y le preguntó có mo lo conocía (v. 48). La respuesta de
Jesú s fue: “Te vi cuando aú n estabas debajo de la higuera antes de que Felipe te
llamara” (v. 48). Natanael reconoció que la ú nica forma en que Jesú s podía
conocerlo, porque había estado completamente solo, era que él era Dios, y
declaró : “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (v. 49). En
relació n con el hallazgo y el llamado de Natanael, Jesú s hizo el
pronunciamiento: “Crees porque te dije que te vi debajo de la higuera. Cosas
mayores que estas verá s” (v. 50). Entonces Jesú s añ adió : “En verdad os digo que
veréis el cielo abierto y los á ngeles de Dios que suben y bajan sobre el Hijo del
Hombre” (v. 51). En este pasaje sobre el llamado de Natanael, Juan estaba
probando ante todo que Jesú s es omnipresente en su deidad, lo que explica por
qué vio a Natanael debajo de la higuera, y también que era omnisciente,
sabiendo cosas en el futuro.
Jesús predice su traición por parte de Judas Iscariote, su negación por parte
de Pedro y su partida
Juan 13:21–38; cf. Mateo 26:21–25, 30–35; Marcos 14:18–21, 26–31; Lucas
22:21-23, 31-34. Después de referirse a la importancia de aceptarlo, Jesú s dijo
claramente: “Yo digovosotros la verdad, uno de vosotros me va a traicionar”
(Juan 13:21). Los discípulos no sabían qué hacer con esta declaració n (v.
22). Pero Juan, el discípulo amado, que aparentemente estaba junto a Cristo en
la mesa, le preguntó a Jesú s: "Señ or, ¿quién es?" (v. 25). Jesú s respondió : “'Es a
quien le daré este pedazo de pan cuando lo haya mojado en el plato'. Luego,
mojando el trozo de pan, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simó n. Tan pronto
como Judas tomó el pan, Sataná s entró en él” (vv. 26-27).
Aparentemente, solo Juan el apó stol sabía de la identificació n de Judas
Iscariote como el que traicionaría a Jesú s. El mismo Judas, después de tomar el
pan, salió (v. 30).
Entonces Jesú s anunció a sus discípulos: “Ahora es glorificado el Hijo del
Hombre y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios glorificará al
Hijo en sí mismo, y en seguida lo glorificará ” (vv. 31–32).
Entonces Jesú s anunció proféticamente que no estaría con ellos por mucho
má s tiempo. É l dijo: “Hijos míos, estaré con ustedes solo un poco má s. Me
buscará n, y como les dije a los judíos, así les diré ahora: adonde yo voy, ustedes
no pueden venir” (v. 33).
A la luz de su separació n de sus discípulos, Jesú s les dio un mandamiento
nuevo: “Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como
yo los he amado, deben amarse unos a otros. Todos sabrá n que son mis
discípulos, si se aman los unos a los otros” (vv. 34–35).
Los discípulos no se preocuparon por el mandamiento de amarse unos a
otros. De hecho, habían estado discutiendo entre ellos sobre quién sería el
mayor (Lucas 22:24). Pero estaban muy interesados en el hecho de que Jesú s
los dejaba. Simó n Pedro le hizo a Jesú s la pregunta: "Señ or, ¿a dó nde vas?" (v.
36). Jesú s respondió : “A donde yo voy, no me pueden seguir ahora, pero me
seguirá n má s tarde” (v. 36). Sin embargo, Pedro insistió y preguntó : “Señ or,
¿por
qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti” (v. 37). Jesú s respondió a
Pedro: “¿De verdad dará s tu vida por mí? Te digo la verdad, antes que cante el
gallo, ¡me negará s tres veces! (v. 38). Sin duda, Pedro fue sincero en su
profesió n de lealtad a Jesucristo, pero no sabía lo débil que era. La profecía de
Jesú s de que Pedro negaría al Señ or tres veces antes de que cantara el gallo se
cumpliría literalmente a la mañ ana siguiente.
Seguridad de la tormenta
Hechos 27:21-25. En relació n con el viaje de Pablo a Roma, los barcos
chocaron con una tormenta y durante muchos días estuvieron en peligro de
naufragio. En este momento de problemas, a Pablo se le dio una revelació n
especial. Hechos registra: “Después de que los hombres habían pasado mucho
tiempo sin comer, Pablo se puso de pie ante ellos y dijo: 'Hombres, deberían
haber seguido mi consejo de no zarpar desde Creta; entonces se habrían
ahorrado estos dañ os y pérdidas. Pero ahora les insto a que tengan valor,
porque ninguno de ustedes se perderá ; solo el barco será destruido. Anoche, un
á ngel del Dios de quien soy y a quien sirvo se paró a mi lado y me dijo: “No
temas, Pablo. Debes ser juzgado ante César; y Dios en gracia te ha dado la vida
de todos los que navegan contigo ". Así que, varones, tengan valor, porque tengo
fe en Dios de que sucederá tal como él me lo ha dicho'” (v. 21-25). Como
registra Hechos, el barco encalló en la isla de Malta y todas las personas a bordo
estaban a salvo. “De esta manera todos llegaban seguros a tierra” (v. 44). Esta
profecía de Pablo se
reforzó aú n má s en el versículo 34 cuando Pablo les dijo que sobrevivirían y los
animó a comer (vv. 33–36).
Aunque el libro de los Hechos no es principalmente un libro profético, nos
da un trasfondo histó rico dentro del cual ubicar las tremendas revelaciones
contenidas en las epístolas y libros posteriores del Nuevo Testamento.
11
La sabiduría de dios
1 Corintios 2:6–12. De acuerdo con su discusió n anterior sobre la sabiduría
de Dios en oposició n a la sabiduría del hombre, Pablo señ aló có mo la sabiduría
de Dios es una cuestió n derevelació n divina, que supera con creces la sabiduría
humana. Pablo declaró : “Sin embargo, hablamos un mensaje de sabiduría entre
los maduros, pero no la sabiduría de esta era ni la de los gobernantes de esta
era, que está n llegando a la nada. No, hablamos de la sabiduría secreta de Dios,
una sabiduría que ha estado escondida y que Dios destinó para nuestra gloria
antes de que comenzara el tiempo. Ninguno de los gobernantes de esta época lo
entendió , porque si lo hubieran hecho, no habrían crucificado al Señ or de la
gloria ”(vv. 6–8).
La sabiduría revelada de Dios supera con creces cualquier cosa que el
hombre pueda idear con su propia sabiduría. Esto se dijo ademá s: "Sin
embargo, como está escrito: 'Ningú n ojo ha visto, ningú n oído ha oído, ninguna
mente ha concebido lo que Dios ha preparado para los que le aman', pero Dios
nos lo ha revelado por su Espíritu". (vv. 9-10). La cita que Pablo registró es de
Isaías 64: 4.
En la revelació n que sigue, se discute el contraste entre la verdad espiritual
y la verdad natural, y la evaluació n del mundo de la sabiduría de Dios como
locura se debe a que no comprenden espiritualmente la verdad de la revelació n
de Dios (1 Cor. 2:14). La verdad espiritual que Pablo declaró aquí es el corazó n
de la vida espiritual y constituye la verdad que Dios revela a aquellos que
caminan en comunió n con él.
Ganar el premio
1 Corintios 9: 24-27. En el contexto anterior, Pablo discutió có mo se esforzó
por ganar a tantos como fuera posible (v. 19). Usando la figura de una carrera,
que era muy familiar para los que vivían en Corinto, la vida cristiana se
comparó con una carrera por un premio. Obviamente,al correr una carrera, uno
debe competir, y esto requería un entrenamiento estricto (v. 25). En las
carreras de Corinto era costumbre regalar una corona de laurel, que en pocos
días se desvanecía. Por el contrario, el cristiano se esfuerza por obtener una
corona que durará para siempre (v. 25). En vista de esto, Paul encontró
necesario limitarse
a las reglas de la carrera. No corrió sin rumbo fijo (v. 26). No pelea simplemente
golpeando el aire (v. 26). Hace que su cuerpo se someta y se convierta en su
esclavo para que, después de haber exhortado a otros, él mismo no sea
descalificado para el premio. La corona no es la salvació n, que es un regalo de
Dios para los que confían en Cristo; es, má s bien, la recompensa futura de quien
es cristiano y busca honrar a Cristo en su vida. La recompensa se recibirá en el
tribunal de Cristo (Ro. 14:10-12; 1 Cor. 3:11-15; 2 Cor. 5:10).
PROFECÍA EN 2 CORINTIOS
Aparte de la profética 2 Corintios 5, la segunda epístola de Pablo a los Corintios
tiene solo dos alusiones proféticas, ambas al día del rapto de la iglesia. En 1:14,
la referencia al día del Señ or Jesú s es una referencia específica al rapto, acerca
del cual Pablo había escrito anteriormente a los Tesalonicenses. En 4:14 él
habla de su resurrecció n y la de ellos, también una referencia al día del rapto (1
Tes. 4: 13-18). Pablo declara que se jactará de los corintios en el rapto (2 Cor.
1:14).
1. Juicio sobre Cristo en la cruz (Juan 1:29; Hechos 20:28; Rom. 3:23-26; 5:9;
1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:15, 21; Gá . 1:4 ; Tito 2:14).
2. Juicio contemporá neo sobre los pecados de los creyentes (1 Cor. 11:29–
32; He. 12:5–6; 1 Pedro 4:14–15; 1 Juan 1: 9).
3. El tribunal de Cristo (Romanos 14:10-12; 1 Corintios 3:11-15; 9:24-27; 2
Corintios 5:10; Efesios 6:8).
4. El juicio de Israel (Ezequiel 20:33–38; Mat. 24: 42–51; 25:1–30).
5. El juicio de las naciones (Mateo 25: 31–46; Apocalipsis 18:1–24; 19:17–
19, 21; 20:7–9).
6. El juicio de Sataná s y los á ngeles caídos (Mateo 25:41; Juan 16:11; 2 Pedro
2: 4; Judas 6; Apocalipsis 12:7–9; 20:1–3, 7–10).
7. El juicio del gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15)
PROFECÍA EN LA EPÍSTOLA A LOS GÁ LATAS
La epístola de Pablo a los Gá latas trata en gran parte con la cuestió n del
legalismo en lo que se refiere a la salvació n y en lo que se refiere a la
santificació n. Por consiguiente, la revelació n profética no fue parte de la
revelació n de este libro.
Sin embargo, debido a que nuestra vida se extiende desde el tiempo hasta
la eternidad, es imposible tener una visió n correcta de la vida sin una visió n de
su culminació n. Pablo nos llamó la atenció n sobre esto en Gá latas 6:7–10. En
este pasaje declaró la ley del sembrador, es decir, que lo que se siembra
determina lo que se cosecha. En consecuencia, quien vive de acuerdo con la
naturaleza pecaminosa cosechará el juicio de Dios.
Por otro lado, quien siembra para agradar al Espíritu heredará la vida
eterna (v. 8). Pablo no estaba diciendo que las buenas obras son
recompensadas con la vida eterna, sino que los que tienen buenas obras
demuestran que tienen vida eterna y cosechará n sus beneficios. En
consecuencia, exhortó a los gá latas: “No nos cansemos de hacer el bien, porque
a su tiempo segaremos si no nos damos por vencidos” (v. 9).
Dios permite que lo que sembramos produzca su cosecha, sea buena o
mala. Hasta cierto punto, Dios, sin embargo, interviene en gracia, y no siempre
permite que lo que hemos hecho mal tenga su juicio inevitable porque está
tratando con nosotros en gracia basado en nuestra fe en Jesucristo. Sin
embargo, es obvio que incluso bajo la gracia de Dios, un cristiano no hereda una
cosecha que no ha sembrado. Puede que la cosecha no esté en esta vida; puede
ser en la vida venidera en el tribunal de Cristo. Sobre esta base, Pablo continuó
con su exhortació n: “Por tanto, como hemosoportunidad, hagamos el bien a
todos, especialmente a los que pertenecen a la familia de los creyentes ”(v. 10).
PROFECÍA EN 1 TESALONICENSES
Probablemente la primera de las epístolas inspiradas de Pablo, 1
Tesalonicenses tiene un lugar especial porque estaba dirigida a una iglesia
joven. Pablo fundó esta iglesia en su segundo viaje misionero cuando pasó tres
días de reposo predicando el evangelio. Aunque los judíos que rechazaron el
mensaje de Pablo provocaron problemas y lo obligaron a irse, los jó venes
cristianos de Tesaló nica se mantuvieron firmes y formaron el nú cleo de la
iglesia allí. Para animarlos en su fe, Pablo les escribió sus dos epístolas.
Especialmente significativo es el hecho de que la doctrina de la venida del Señ or
y los eventos relacionados forman una de las principales doctrinas de 1 y 2
Tesalonicenses, con alguna referencia a la venida del Señ or en cada capítulo. La
instrucció n dada por Pablo en el campo de la profecía fue la base para
ampliar esta enseñ anza en sus epístolas. Especialmente significativo es el
relato detallado del rapto en 4:13-18.
La apostasía venidera
2 Timoteo 3:1–9. En la ú ltima epístola de Pablo dirigida a Timoteo, se dio
una revelació n detallada sobre el alcance de la partida, o apostasía, de Cristo en
los ú ltimos tiempos. Pablo dijo: “Habrá tiempos terribles en los ú ltimos días.
Las personas será n amantes de sí mismas, amantes del dinero, jactanciosos,
orgullosos, abusivos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin amor,
implacables, calumniadores, sin dominio propio, brutales, no amantes del bien,
traidores, imprudentes, vanidosos, amadores de los placeres en lugar de
amadores de Dios, teniendo apariencia de piedad pero negando su poder. No
tengas nada que ver con ellos ”(vv. 1-5).
En este aná lisis detallado de la iniquidad del corazó n humano, Pablo se
refería, por supuesto, a los que no eran salvos, que pueden tener una forma de
religió n pero se apartan de ella para manifestar su verdadero cará cter. La
apostasía, por supuesto, ya estaba presente en el tiempo que vivió Pablo, pero
con el progreso de la era actual, a pesar de la diseminació n de la verdad y la
disponibilidad de la Escritura, el mundo sin duda continuará siguiendo la
descripció n pecaminosa que el el apó stol Pablo dio aquí.
Pablo dio una descripció n má s detallada del cará cter de los apó statas: “Son
de la clase que se abren camino hasta los hogares y se hacen con el control de
las mujeres de voluntad débil, que está n cargadas de pecados y se dejan llevar
por toda clase de malos deseos, siempre aprendiendo pero nunca capaz de
reconocer la verdad. Así como Jannes y Jambres se opusieron a Moisés, también
estos hombres se oponen a la verdad: hombres de mente depravada, quienes,
en lo que respecta a la fe, son rechazados. Pero no llegará n muy lejos porque,
como en el caso de aquellos hombres, su necedad será evidente para todos ”(vv.
6-9).
La apostasía que existió en los días de Timoteo, y que ha continuado
manifestá ndose en la historia humana, contrasta con el testimonio de los
cristianos. Pablo caracterizó su vida como una de “fe, paciencia, amor,
paciencia, persecuciones, sufrimientos” (vv. 10-11). En contraste con el camino
de los malvados, a Timoteo también se le habían enseñ ado las Sagradas
Escrituras
desde la infancia (v. 15). Pablo concluyó con la gran afirmació n: “Toda la
Escritura es inspirada por Dios y es ú til para enseñ ar, reprender, corregir y
capacitar en justicia, a fin de que el hombre de Dios esté completamente
equipado para toda buena obra” (vv. 16-17). .
La inmutabilidad de Jesucristo
Hebreos 13: 8. Al considerar el pasado, el presente y el futuro relacionados
con la fe cristiana, este recordatorio dice: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y
por los siglos” (v. 8). Aunque hay progreso en la doctrina y progreso en la
experiencia y la historia registra muchos cambios, Jesucristo en Su deidad es el
mismo ayer, hoy y siempre. Aunque en la encarnació n participó de un cuerpo,
alma y espíritu humanos,que continú a por toda la eternidad después de Su
resurrecció n, en Su deidad Jesucristo es el mismo, teniendo los mismos
atributos, la misma gloria y el mismo poder. Los cristianos, en consecuencia, en
su fe en Cristo está n poniendo su confianza en cosas que no se pueden cambiar
porque está n relacionados con la persona de Cristo. Tomadas en su conjunto,
las profecías del libro de Hebreos sirven para apoyar y aclarar la fe cristiana
como la respuesta de Dios a la necesidad del hombre en el tiempo y la
eternidad.
La visión de Patmos
Apocalipsis 1:9-20. En el primer capítulo del libro de Apocalipsis, Juan, en la
isla de Patmos, donde estaba en el exilio, tuvo una tremenda revelació n de Jesú s
en Su gloria. A Cristo se le describe como “el Primero y el Ú ltimo. Yo soy el
Viviente; ¡Estaba muerto, y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos!
(vv. 17-18). Esta fue una experiencia para Juan que ya había pasado, y
aunque el
primer capítulo de Apocalipsis presenta la futura venida de Cristo, en general,
el primer capítulo trata de cosas que fueron.
Comenzando con el mensaje de É feso y las otras seis iglesias, la narració n
continú a con las cosas que está n, es decir, que está n presentes en la era de la
iglesia. En consecuencia, aunque hay profecía, tiene que ver con el presente
má s que con el futuro (vv. 9-20).
Sin embargo, a partir del capítulo 4, toda la narració n trata de eventos que
aú n son futuros, y solo la interpretació n que los considere futuros puede dar
una interpretació n seria a los detalles de la profecía que se registra.
La profecía a Esmirna
Apocalipsis 2:8-11. La iglesia de Esmirna estaba a unas treinta y cinco
millas al norte de É feso y, a diferencia de É feso, que ahora es una ciudad
desierta,
Esmirna sigue siendo un puerto importante y una ciudad rica y cosmopolita. La
ciudad de Esmirna, sin embargo, no era un lugar agradable para la pequeñ a
iglesia cristiana que se encontraba allí. Los que profesaban a Cristo se oponían
tanto a los gentiles impíos como a los judíos, a los que se les llamaba “una
sinagoga de Sataná s” (v. 9), y también Sataná s. Cristo los urge, sin embargo,“No
tengas miedo de lo que está s a punto de sufrir. Les digo que el diablo pondrá a
algunos de ustedes en la cá rcel para probarlos, y sufrirá n persecució n durante
diez días. Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida ”(v. 10). El hecho
de su sufrimiento presente y futuro se señ ala claramente en esta Escritura. La
alusió n a los “diez días” ha suscitado diversas interpretaciones. Probablemente
el mejor punto de vista es que es representativo de un breve pero intenso
período de sufrimiento. Se les instó a ser fieles a Dios, incluso hasta la muerte, y
se les daría “la corona de la vida” (v. 10). En contraste con su persecució n y
aflicciones actuales, en el cielo disfrutará n de la vida eterna como corona y
señ al de la bendició n de Dios.
El problema del sufrimiento en la experiencia cristiana se trata en las
Escrituras desde varios puntos de vista. En algunos casos es una disciplina (1
Cor. 11:30–32; cf. Hebreos 12:3–13). A veces se usa como preventivo,
manteniendo al cristiano del pecado (2 Cor. 12:7). Obviamente, el sufrimiento
le enseñ a a un hijo de Dios cosas que no podría aprender de otra manera, e
incluso se dice que Cristo “aprendió la obediencia por lo que padeció ” (Heb.
5:8). El sufrimiento a menudo dará fruto de esperanza (Rom. 5:3-5). Por su
naturaleza, el sufrimiento también aclara el testimonio del cristiano y
demuestra la realidad de su fe y compromiso (Hechos 9:16).
En este pasaje, primero se animaba a la iglesia de Esmirna a no tener
miedo al sufrimiento, lo que era un recordatorio de que realmente no debían
tener miedo mientras estuvieran en las manos de Dios. Ademá s, aunque
aparentemente no sufrieron el martirio, deben ser fieles hasta la muerte segú n
sea necesario. El sufrimiento de la iglesia en Esmirna continuaría en la historia
posterior, como se ilustra en el caso de Policarpo, quien fue obispo de la iglesia
en Esmirna y murió como má rtir.
Su sufrimiento, sin embargo, llevaría a que Dios los reconociera como
teniendo vida eterna, y tendrían la corona de la vida (Ap. 2:10). En las
Escrituras, se mencionan otras coronas, como la corona para el pastoreo fiel (1
Pedro 5:4) y la corona de oro, que era una evidencia de redenció n (Ap. 4:4). Los
tesalonicenses serían la corona de regocijo de Pablo (1 Tes. 2:19), y la corona
incorruptible, o la corona que no se pudriría, sería otorgada a aquellos que
mostraran dominio propio en la carrera de la vida (1 Cor. : 25). En la
experiencia cristiana, el sufrimiento precede a la corona. Se usa en las
Escrituras como reconocimiento de Dios del fiel compromiso con el Señ or.
También se extiende una invitació n a las personas: “El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no sufrirá ningú n dañ o en el
segundomuerte ”(Apocalipsis 2:11). Aquellos que tienen la vida eterna no
tienen que temer la muerte eterna, que será experimentada por los inconversos
(20:6, 15).
La profecía a Filadelfia
Apocalipsis 3:9-12. La ciudad de Filadelfia es inusual porque su nombre
significa "amor fraternal", una expresió n de afecto que se encuentra otras seis
veces en el Nuevo Testamento (Rom. 12:10; 1 Tes. 4:9; Heb. 13:1; 1 Pedro 1:22;
2 Pedro 1:7). Esta es la ú nica vez que se usa de una ciudad. Filadelfia estaba
ubicada en una zona rica en cultivos agrícolas, especialmente uvas, y la
població n disfrutaba de cierta prosperidad.
El mensaje a la iglesia en Filadelfia es inusual porque es casi en su
totalidad una alabanza, en contraste con el mensaje de Sardis, que es casi
completamente una condena. En la introducció n de Su mensaje a Filadelfia,
Cristo había declarado que había una puerta abierta frente a la iglesia de
Filadelfia. Cristo mismo tenía la llave de David, queabre el tesoro de Dios (v. 7).
La iglesia de Filadelfia fue elogiada porque, aunque su fuerza era pequeñ a,
había sido fiel al nombre de Jesú s (v. 8).
En la profecía relacionada con la iglesia en Filadelfia, Cristo hizo la
siguiente declaració n: “Haré que los que son de la sinagoga de Sataná s, que
dicen ser judíos aunque no lo son, pero que son mentirosos, los haré venir y
caer a tus pies y reconozco que te he amado ”(v. 9). Aunque aparentemente
hubo oposició n a la iglesia por parte de ciertos judíos que eran incrédulos, la
promesa es que tendrá n que reconocer sus faltas en el tiempo o en la eternidad
y reconocer el amor de Dios por la iglesia de Filadelfia.
La iglesia también fue elogiada por perseverar con paciencia (v. 10). Por
eso Cristo hizo una promesa: “Yo también os guardaré de la hora de la prueba
que
vendrá sobre el mundo entero, para probar a los que habitan en la tierra” (v.
10). La mayor parte del libro de Apocalipsis se refiere a la gran tribulació n y los
terribles juicios que se derramará n sobre la tierra en ese momento. Por
consiguiente, es muy significativo que a la iglesia de Filadelfia se le haya dado la
promesa de que se guardará n desde esta hora de prueba. El lenguaje es
explícito que no simplemente se mantendrá n alejados de la persecució n de ese
tiempo y las grandes catá strofes que ocurrirá n, sino que se mantendrá n
alejados de toda la hora, indicando que Dios los protegerá y no entrará n en este
período. .
Esto debe verse a la luz de la cuestió n de si la iglesia pasará por la
tribulació n o no. Lo que aquí se promete a la iglesia de Filadelfia es, de hecho, la
promesa de que no entrará n en el período de tribulació n que vendrá sobre el
mundo incrédulo. Aunque el pasaje no contiene nada que sugiera que la iglesia
de Filadelfia tendría que pasar por el juicio, la cuidadosa selecció n de palabras
indica que no entrará n en el período.
La preposició n de en relació n con la hora de la prueba (gr., Ek ) debe
entenderse como guardada de todo el período y no solo como liberació n al final
del tiempo de angustia. El pasaje dice que se guardarían de la hora, no
simplemente de los eventos de la hora. El uso de la preposició n aquí junto con
la hora debería dejar en claro que la liberació n es del período, no la liberació n a
través del período. Si se pretendiera enseñ ar que se conservarían durante el
tiempo de angustia, sería apropiado usar otra preposició n (gr., Dia ), que
significa "hasta".
El libro de Apocalipsis contrasta marcadamente a los ciento cuarenta y
cuatro mil representantes de las doce tribus de Israel (Apocalipsis 7; 14), que
pasará n por el período ileso, para los santos en general, tanto judíos como
gentiles, que sufrirá n el martirio (7:9-17). En realidad, nunca se menciona a la
iglesia por su nombre durante todo el período de la tribulació n (4:1–19:
10). Aunque puede seguir siendo un tema de debate si esto indica claramente
un rapto antes de la tribulació n, el pasaje ciertamente no ofrece consuelo a
aquellos que predicen que la iglesia pasará por la tribulació n. De acuerdo con la
enseñ anza de un rapto pretribulacional, el evento de Su venida se considera
inminente, en contraste con la segunda venida, descrita en Apocalipsis 19, que
tiene muchos eventos precedentes, incluida toda la tribulació n (4:1–19:10 ). El
rapto de la iglesia siempre se presenta como un evento inminente que podría
ocurrir en cualquier momento. En consecuencia, la promesa para la iglesia de
Filadelfia les aseguraba que cuando el Señ or viniera, serían arrebatados y
sacados del mundo antes del tiempo de angustia que vendría. Sin embargo,
debido a la promesa especial que les hicieron, se les aseguró que no pasarían
por este período de problemas.
A medida que se desarrolla la historia, el rapto no ha tenido lugar, y la
iglesia de Filadelfia fue a la gloria por medio de la muerte, pero estará sujeta a
la resurrecció n en el rapto en el momento de la venida de Cristo. La iglesia de
Filadelfia ha recibido muchas promesas, incluida la corona (311) y ha sido
hecha columna en el templo de Dios (v. 12). Esto, por supuesto, debe tomarse
como una forma de hablar porque un ser humano individual no podría
convertirse en un pilar del templo. A lo que se refiere es a que estará n de pie en
gloria en contraste con otros que han caído.
Debido a que Filadelfia estaba en un á rea sujeta a grandes terremotos y
había sido destruida varias veces por terremotos, el concepto de permanecer
firme indicaba la permanencia de su salvació n y recompensa. Ademá s, se dio la
promesa de que el nombre de Dios y el nombre de la ciudad de Dios, la Nueva
Jerusalén, que se describe como "descendiendo del cielo de Dios" (cf. 21:1–2),
sería escrito en cada individuo ademá s de "mi nuevo nombre" (3:12), lo que
indicará que pertenece a Cristo.
Como en el caso de otros mensajes a las iglesias, finalmente se hace un
llamamiento al individuo: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias” (v. 13). Incluso en Filadelfia puede haber algunos que no alcanzaron la
fe salvadora en Cristo, pero que pasaron solo por la forma externa de la
religió n. En consecuencia, el mensaje finalmente llega al individuo y se refiere a
su propia salvació n. El mensaje a la iglesia de Filadelfia debe ser considerado
por cada individuo en relació n con su fe en Cristo y su esperanza para el futuro.
La profecía a Laodicea
Apocalipsis 3:15-18. La iglesia de Laodicea se describe como una iglesia
desde un punto de vista espiritual que estaba en bancarrota y sin un rasgo
redentor. Aunque no se opusieron abiertamente a la verdad, tampoco apoyaron
la verdad y fueron lo que Cristo describe como “ni fríos ni calientes” (v. 15).
Cristo dijo: “Por eso, porque eres tibio, ni caliente ni frío, estoy a punto de
escupirte de mi boca” (v. 16). La iglesia de Laodicea era culpable de tener
religió n sin fe sincera o celo por servir al Señ or. Parte de su problema era que
estaban en una ciudad rica y autosuficiente que tenía buenos ingresos de la
industria de la lana. Su tibia situació n se debió a que no comprendieron sus
necesidades espirituales. La suficiencia financiera de su cultura los estaba
adormeciendo. Esto se puso de manifiesto en lo que Cristo tenía que decirles:
“Ustedes dicen: 'Soy rico; He adquirido riquezas y no necesito nada '. Pero no te
das cuenta de que eres un miserable, un miserable, un pobre, un ciego y un
desnudo ”(v. 17). Estaban bastante satisfechos con ser morales, religiosos y
exteriormente conformados a la descripció n de una vida cristiana. No hay
indicios de que fueran culpables de pecados graves. Su problema era que no
habían reconocido su bancarrota espiritual y su necesidad de volverse a Cristo.
Los adjetivos utilizados son grá ficos. Pablo usó la palabra desdichado para
referirse a sí mismo (Rom. 7:24) en su lucha con el pecado. La
palabra lastimoso también fue usada por Pablo en 1 Corintios 15:19 para
alguien que no cree en la doctrina de la resurrecció n. La palabra que se
usaba para pobre significaba pobreza total que reduciría a una persona a la
mendicidad. La situació n estaba lejos de sus mentes. Se les declaró "ciegos", es
decir, incapaces de reconocer la verdad espiritual y comprenderla. Se les
declaró "desnudos" porque no reconocieron su necesidad de tener vestiduras
espirituales.
En consecuencia, Cristo les aconsejó : “Les aconsejo que me compren oro
refinado en el fuego, para que puedan enriquecerse; y ropa blanca para vestir,
para que puedas cubrir tu vergonzosa desnudez; y ungü ento para poner en tus
ojos, para que veas ”(Apoc. 3:18). Los laodicenos caracterizaron al mundo a
medida que se acercaba a la vida, viendo las vestiduras exteriores de oro y plata
como evidencia de riqueza, pero incapaces de ver las necesidades espirituales
del individuo que puede tener todo lo que la riqueza puede comprar. Las
vestiduras que Cristo les provee incluirá n oro real, usado en las Escrituras para
describir la gloria de Dios. Vestiduras blancas, hablando de justicia, cubrirían su
desnudez y son simbó licasen referencia a la justicia de Dios que viene sobre
aquellos que ponen su confianza en Cristo. Su colirio era para hacerles ver.
En Laodicea había en ese momento un tratamiento para el dolor de ojos
que era comú n en el Medio Oriente. Sabían lo que el colirio podía hacer por
alguien físicamente con ojos doloridos, y aquí esto iba a ser transferido a sus
necesidades espirituales. En contraste con lo que se puede comprar con la
riqueza, es má s significativo que lo que Dios proporciona aquí es algo que no
se puede ganar ni comprar con la riqueza humana, sino que Dios mismo
debe suministrarlo a aquellos que depositan su confianza en É l. Como se indica
en Isaías 55: 1, los que acuden a Dios tienen una invitació n a recibir lo
necesario sin dinero y sin precio. Desafortunadamente, muchas iglesias en el
siglo veinte, en su totalidad o en parte, se parecen a la iglesia de Laodicea que
es autosuficiente en las cosas de esta vida pero está en la pobreza en cuanto
a las cosas de Dios. Aunque no se exigió una exhortació n clara para el
arrepentimiento en relació n con la necesidad de la iglesia de Laodicea, se les
advirtió que serían expulsados a menos que recurrieran a las riquezas
reconocidas por Dios, lo cual sería un
arrepentimiento, un cambio de opinió n acerca de su condició n espiritual.
La profecía dada a los vencedores
Apocalipsis 3:19-21. Al concluir los siete mensajes a las iglesias, se dio una
invitació n general a aquellos que escuchará n y vendrá n a Cristo. En primer
lugar, Cristo declaró el principio general: “Yo reprendo y disciplino a los que
amo. Por tanto, sé ferviente y arrepiéntete ”(v. 19). Como se ilustra en los
mensajes a las iglesias, Cristo declaró que su propó sito no era juzgar sino
llevarlos al arrepentimiento. Un hecho interesante es que se dirige a ellos como
"aquellos a quienes amo" (gr. Agapao ). El hecho importante es que Su
reprensió n y disciplina se derivan de Su amor por ellos. La palabra disciplina
tiene en sí el pensamiento de la formació n del niñ o desde la niñ ez hasta la edad
adulta. La exhortació n al juicio propio y al arrepentimiento es otro recordatorio
de que los cristianos que no se juzgan a sí mismos será n juzgados, como dice
Pablo en 1 Corintios 11:31–32: “Pero si nos juzgá ramos a nosotros mismos, no
seríamos juzgados. Cuando somos juzgados por el Señ or, somos disciplinados
para que no seamos condenados con el mundo ". Debido a que el creyente ha
establecido una relació n eterna con Dios como uno que es salvo, se revela que
Dios no permitirá que continú e en el pecado indefinidamente, pero tarde o
temprano, ya sea en el tiempo o en la eternidad, se ocupará de él.
Habiéndoles instado a tener comunió n con É l, Cristo ahora se describe a Sí
mismo como Aquel que está esperando su venida: “¡Aquí estoy! Me paro frente
a la puerta y golpeo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y comeré con
él, y él conmigo ”(Ap. 3:20). A veces se ha interpretado que este pasaje se
refiere a la salvació n, pero en el contexto parece referirse a aquellos que ya son
creyentes. El problema no está relacionado con la salvació n al comer con Cristo,
sino con el compañ erismo, la nutrició n y el crecimiento espiritual. Dios no se
impone a nadie, sino que espera que los creyentes vengan con fe simple para
recibir de Dios lo que solo Dios puede suplir.
El concepto de tocar y entrar se encuentra en las Escrituras, de las cuales
Lucas 12:35–40 es una ilustració n. Sin embargo, en este y en muchos otros
casos, la idea es que Cristo está afuera y los otros que está n adentro esperando
que É l venga deben abrir la puerta cuando É l venga. Cristo usó esto en una
pará bola: “Vístanse listos para el servicio y mantengan encendidas sus
lá mparas, como hombres que esperan que su amo regrese de un banquete de
bodas, para que cuando él venga y llame, puedan abrirle inmediatamente la
puerta” (Lucas 12:35-36).
La invitació n que Cristo extiende aquí para aquellos que desean venir a
comer con É l es una invitació n de lo má s graciosa e ilustra que la comunió n con
Dios siempre está disponible para aquellos que está n dispuestos a poner su
confianza en Cristo y venir a Dios. En esa comunió n, no solo disfrutará n de la
presencia del Salvador, sino también del alimento y el fortalecimiento que
proviene de participar de la verdad espiritual. Pueden fortalecerse cenando en
las cosas de Dios, las cosas de la salvació n, nuestra maravillosa esperanza, la
gracia sustentadora de Dios y todas las demá s bendiciones que son nuestras en
Cristo.
Como Cristo lo expresa, “Al que venciere, le daré el derecho de sentarse
conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono”
(Ap. 3:21). Aquellos que caminan con Cristo en comunió n en esta vida también
disfrutará n del derecho de comunió n y participació n en el trono de Cristo en la
eternidad venidera. Esta invitació n se extiende a todos en las iglesias que sean
fieles y que honren y sirvan al Señ or. Es otra ilustració n de la provisió n
misericordiosa que Dios ha hecho para aquellos que confían en É l.
El mensaje a las iglesias se cierra con la misma invitació n que se repite en
el mensaje de cada iglesia: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias” (v. 22). Dios ha hablado con palabras que no deben malinterpretarse,
pero mucho depende de que las personas escuchen y respondan a lo que
escuchan. La tragedia es que en muchos casos nadie escucha.
Tomados en su conjunto, los mensajes a las siete iglesias representan los
principales problemas espirituales de la iglesia a lo largo de los siglos. É feso
representó el peligro de abandonar el amor que caracterizó a los creyentes
cuando confiaron en Cristo por primera vez (2: 4). Esmirna ilustró el peligro del
miedo, aunque por lo demá s fueron fieles a Dios (v. 10). La iglesia de Pérgamo
es un recordatorio del peligro constante del compromiso doctrinal (v. 14-15).
La iglesia de Tiatira ilustró el compromiso moral (v. 20). La iglesia de Sardis
ilustró el peligro de la muerte espiritual (3:1–2). A la iglesia de Filadelfia,
aunque fiel, se le advirtió que se aferrara a las cosas en las que creían (v. 11).
Laodicea ilustró el peligro de la tibieza (vv. 15-16), de la religió n externa sin
celo interno y realidad.
Aunque el libro de Apocalipsis se ocupa principalmente de la profecía
sobre el futuro, fue escrito para ayudar a las iglesias de la era presente a
comprender los propó sitos de Dios y los grandes eventos que caracterizará n el
fin de la era.
14
La multitud de mártires
Apocalipsis 7:9-17. También en este capítulo se presenta otro grupo que
describió Juan. “Después de esto miré y allí delante de mí había una gran
multitud que nadie podía contar, de cada nació n, tribu, pueblo y lengua, de pie
delante del trono y delante del Cordero. Vestían tú nicas blancas y sostenían
ramas de palma en sus manos. Y clamaron a gran voz: 'La salvació n es de
nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero' ”(vv. 9-10). Este
grupo es notablemente diferente de los ciento cuarenta y cuatro mil porque son
una gran multitud que no está numerada, los individuos del grupo se relacionan
con cada nació n, tribu, pueblo y lengua, y está claro que ya no está n en la tierra.
pero en el cielo.
Juan pasó a describir la escena: “Todos los á ngeles estaban parados
alrededor del trono y alrededor de los ancianos y los cuatro seres
vivientes. Cayeron de bruces ante el trono y adoraron a Dios, diciendo:
'¡Amén! Alabanza y gloria y sabiduría y gracias y honor y poder y fuerza sean a
nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén! '”(Vv. 11-12). La ocasió n de que
estos estén de pie ante el trono mueve a los á ngeles a adorar. Luego, Juan
registró la respuesta a la pregunta de quiénes son: “Entonces uno de los
ancianos me preguntó : 'Estos con tú nicas blancas, ¿quiénes son y de dó nde
vienen?' Le respondí: 'Señ or, usted sabe'. Y él dijo: 'Estos son los que han salido
delgran tribulació n; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la
sangre del Cordero '”(vv. 13-14).
En los versículos que siguen se les describe como aquellos que han servido
al Señ or. Se les promete que nunca volverá n a sufrir hambre, sed o calor y que
Dios enjugará toda lá grima (vv. 16-17). Es obvio que son má rtires que
murieron en la gran tribulació n. Debido a que no adorarían al gobernante
mundial, fueron asesinados, pero estará n sujetos a la resurrecció n al regreso de
Cristo para poder entrar en el reino milenial como se indica en Apocalipsis
20:4.
Aunque ha habido muchas interpretaciones confusas de este capítulo que
intentan interpretar el capítulo de manera no literal, la interpretació n literal
tiene tanto sentido en vista de las profecías del período que es mucho mejor
que cualquier teoría competitiva. ¿Qué sería má s natural que seleccionar a los
judíos como un grupo simbó lico que testifique del poder protector de Dios?
¿Qué sería má s natural que seleccionar un nú mero igual de cada tribu? Después
de todo, Israel, como está profetizado en el Antiguo Testamento, juega un papel
importante en el tiempo del fin, como incluso Cristo predijo (Mat. 24:15-20). En
la gran tribulació n, la presentació n de muchos má rtires en el cielo de todas las
naciones también es una consecuencia natural de la gran tribulació n. Si la
interpretació n literal tiene sentido, ¿por qué buscar otra?
También se pueden llegar a varias conclusiones específicas. A veces se ha
planteado la cuestió n de si Israel se pierde para siempre como nació n y si se
borra la distinció n tribal. Desde un punto de vista humano, puede ser difícil
determinar la relació n tribal de un judío hoy; pero desde el punto de vista
divino, Dios conoce a los israelitas ya qué tribu pertenecen. Las diez tribus
no está n perdidas, pero son parte de las doce tribus que pertenecen a la nació n
de Israel. El registro de los muchos má rtires incontables que está n en el cielo
en este período también es una refutació n del concepto de que será
relativamente fá cil para los santos pasar por este período y ser preservados
hasta el final. En consecuencia, aunque se avanza la enseñ anza de que la
iglesia pasará por este tiempo de tribulació n y triunfará al final, la evidencia
apunta a lo contrario. La misma severidad de la gran tribulació n y el nú mero
de má rtires aquí indica que la mayoría de los que vienen a Cristo en el tiempo
del fin se enfrentará n a una elecció n, y un gran porcentaje de ellos será n
ejecutados por no adorar al gobernante mundial. Si la iglesia pasara por este
tiempo de terribles problemas, es dudoso que má s de una pequeñ a fracció n
pueda sobrevivir. En la gran tribulació n no hay protecció n contra el martirio
excepto estosciento cuarenta y cuatro mil mencionados específicamente aquí.
La palabra tranquilizadora de la provisió n de Dios para estos muertos
martirizados enriquece el concepto de có mo en el cielo los dolores de la tierra
será n borrados, y todos los salvos será n
objeto de la gracia de Dios.
explicó
anteriormente, aunque muchos en Israel perecerá n segú n lo advirtió Cristo
(Mateo 24:15-22), algunos creen que habrá un lugar específico en el desierto
donde Israel puede huir; otros lo toman como representativo de la seguridad de
quienes sobreviven. La descripció n de Sataná s como el Diablo tiene en sí el
pensamiento de calumniar o difamar (gr., Diabolos) y se usa unas 14 veces en el
libro de Job, así como en otras partes de las Escrituras (1 Cró n. 21:1; Sal. 109: 6;
Zac. 3:1–2). Sataná s es el oponente de Cristo, y así como Cristo defiende a los
creyentes, Sataná s los acusa.
Juan registró ademá s: “Entonces de su boca la serpiente arrojó agua como
un río, para alcanzar a la mujer y arrastrarla con el torrente. Pero la tierra
ayudó a la mujer abriendo su boca y tragá ndose el río que el dragó n había
arrojado de su boca. Entonces el dragó n se enfureció contra la mujer y se fue a
hacer la guerra contra el resto de su descendencia: los que obedecen los
mandamientos de Dios y se aferran al testimonio de Jesú s ”(Apocalipsis 12: 15-
17). Aunque el poder de Sataná s es tremendo, también lo es la fuerza que se les
da a los creyentes en esa hora de quienes se dice que vencerá n mediante la
sangre del Cordero y su testimonio (v. 11).
El diluvio que emana de Sataná s es probablemente una imagen simbó lica
de todo lo que Sataná s está haciendo para destruir a Israel. Esto incluiría la
enseñ anza falsa de que en el tiempo del fin vendrá como una inundació n. Las
circunstancias de la gran tribulació n también pondrían a prueba su fe en el
cumplimiento de la promesa de la venida del Mesías. Sataná s no solo intenta
perseguir a Israel sino a todos los demá s que obedecen los mandamientos de
Dios. Esto, por supuesto, se ilustra en Apocalipsis 7:9-17 y en muchas otras
Escrituras que hablan de los horrores de la gran tribulació n.
Desde el punto de vista del tiempo, se debe considerar que este capítulo
ocurrió antes de Apocalipsis 6 si este es el momento de la gran tribulació n. Las
secciones entre paréntesis que tratan temas específicos no son cronoló gicas en
su presentació n, pero dan una visió n amplia de las actividades del período.
Siete copas del juicio de Dios ordenadas derramadas sobre un mundo inicuo
Apocalipsis 16:1. Mientras Juan contemplaba la escena que tenía ante sí,
escuchó “una gran voz desde el templo que decía a los siete á ngeles: 'Id,
derramad las siete copasde la ira de Dios sobre la tierra ”(v. 1). La voz del
templo bien podría ser la voz de Dios, aunque el texto no lo indica. La voz
“fuerte” (gr., Megales ) es una palabra característica a lo largo de este
capítulo como se muestra en la KJV. En el versículo 1 una "gran" voz, en el
versículo 9 "gran" calor, en el versículo 12 el "gran" É ufrates, en el versículo 14
el "gran" día del Dios Todopoderoso, en el versículo 18 un "poderoso" o gran
terremoto, en el versículo 19 la "gran" ciudad, también en el versículo 19
Babilonia la "grande", en el versículo 21 "grandes" o piedras de granizo,
también en el versículo 21
hacha "inmensa" o gran plaga. Todo en este capítulo habla del clímax como el
período má s grande y terrible de la historia de la humanidad.
Debido a que las siete copas de la ira de Dios son similares a los juicios de
las trompetas y los de los sellos, los expositores han sido tentados a
equipararlos. Sin embargo, una cuidadosa atenció n a los detalles señ alará las
diferencias. Es cierto en la serie de las trompetas y las copas que las primeras
tratan de la tierra, la siguiente del mar, la siguiente de los ríos y manantiales de
agua, la siguiente del sol, la siguiente de la oscuridad, la siguiente de la el río
É ufrates, y el séptimo con un juicio integral que incluye todo lo que está en las
trompetas y todo lo que está en las copas de la ira de Dios, que se resumen en la
séptima copa como un gran terremoto y una gran tormenta de granizo.
Aunque los juicios son similares, se mencionan diferencias notables. Los
juicios de las trompetas se extienden a solo un tercio de la tierra, mientras que
los juicios de las copas generalmente se extienden a toda la tierra. Realmente
no hay problema de repetició n de juicios ya que lo que la Escritura está
revelando es que estos juicios a medida que avanza el tiempo se vuelven cada
vez peores y ocurren en orden cronoló gico rá pido. Las siete copas
aparentemente ocurren una tras otra en secuencia rá pida e inmediatamente
introducen la situació n de la segunda venida de Cristo. En Apocalipsis 16 se
revela una serie de juicios má s allá de todo lo mencionado anteriormente.
El primer cuenco
Apocalipsis 16:2. En obediencia a la voz del templo, el primer á ngel
derrama su cuenco. Como lo registró Juan: “El primer á ngel fue y derramó su
copa sobre la tierra, y aparecieron llagas horribles y dolorosas en la gente que
tenía la marca de la bestia y adoraba su imagen” (v. 2). Por el contrario, en la
primera trompeta se quema un tercio de la tierra (8: 7). En el primer cuenco de
la ira de Dios llagas y aflicciones dolorosasson experimentados por aquellos
que adoran a la bestia, la experiencia es similar a la experimentada por los
egipcios (Ex. 9:9-11). Los ú nicos que escapan a este juicio son los que se han
negado a adorar a la bestia.
El segundo cuenco
Apocalipsis 16:3. A continuació n, se vierte el segundo tazó n. “El segundo
á ngel derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre como la de un
muerto, y murió todo lo que vive en el mar” (v. 3). En la segunda trompeta, un
tercio del mar se convierte en sangre (8: 8). Este juicio nuevamente parece ser
similar al juicio de las plagas en Egipto (É xodo 7:20-25), que se derramó sobre
el río Nilo, lo que hizo imposible beber y mató a los peces en el río. En
referencia al mar, es posible que se limite al Mediterrá neo, pero se usaría la
misma palabra si todo el mundo estuviera involucrado.
El tercer cuenco
Apocalipsis 16:4–7. John luego registró el derramamiento del tercer
tazó n. “El tercer á ngel derramó su copa sobre los ríos y fuentes de agua, y se
convirtieron en sangre. Entonces oí al á ngel a cargo de las aguas decir: 'Tú eres
justo en estos juicios, tú que eres y que eras, el Santo, porque así has juzgado
porque han derramado la sangre de tus santos y profetas, y tú les he dado a
beber sangre como se merecen '”(vv. 4-6). En respuesta a esto, se escucha
nuevamente una voz desde el altar: “Sí, Señ or Dios Todopoderoso, verdaderos y
justos son tus juicios” (v. 7).
Los expositores tienden a tratar de explicar el juicio del mar
convirtiéndose en sangre como algo que no es realmente sangre. Si uno acepta
la omnipotencia de Dios, por supuesto, nada es imposible, y el mar podría
convertirse en sangre literal, o puede ser el lenguaje de las apariencias, pero en
cualquier caso es un juicio terrible, que hace que el agua no sea apta para los
peces en el mar y para beber por parte del hombre.
En la tercera copa se llama la atenció n sobre el martirio de los santos y el
rechazo de los profetas (v. 6). El juicio fue declarado justo (v. 5).
El cuarto tazón
Apocalipsis 16:8–9. John luego registró el cuarto tazó n. “El cuarto á ngel
derramó su copa sobre el sol, y al sol se le dio poder para quemar a la gente con
fuego. Ellosfueron chamuscados por el intenso calor y maldijeron el nombre de
Dios, que tenía control sobre estas plagas, pero se negaron a arrepentirse y
glorificarlo ”(vv. 8–9). Se pueden ver nuevamente similitudes y contrastes entre
la cuarta trompeta y la cuarta copa. El cuarto cuenco se relaciona solo con el sol
y aumenta la intensidad del sol. Por el contrario, la cuarta trompeta oscureció
un tercio del sol, la luna y las estrellas (8:12). Aunque la esfera del juicio es la
misma, el efecto es diferente.
El quinto cuenco
Apocalipsis 16:10-11. Se anuncia el quinto cuenco. “El quinto á ngel derramó
su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se hundió en las tinieblas. Los
hombres se mordían la lengua en agonía y maldecían al Dios del cielo a causa de
sus dolores y llagas, pero se negaban a arrepentirse de lo que habían hecho
”(vv. 10-11). Este juicio aparentemente aumentó la severidad de la aflicció n del
primer cuenco y describe a los asociados con la bestia, y también a otros, como
en agonía inusual. El tema familiar de la falta de arrepentimiento se repite aquí
(véase 2:21; 9:20-21). Cuando los hombres inicuos se enfrentan al poder de
Dios, no llegan fá cilmente al lugar del arrepentimiento, sino que aumentan su
rebelió n contra Dios.
El sexto cuenco
Apocalipsis 16:12. El sexto cuenco presenta una serie de hechos
interesantes. “El sexto á ngel derramó su copa sobre el gran río É ufrates, y sus
aguas se secaron para preparar el camino a los reyes de Oriente” (v. 12).
Cuando se derrama la sexta copa, cronoló gicamente, el tiempo de la
segunda venida está muy cerca. Una de las principales características del
período justo antes de la segunda venida es una guerra mundial en la que varias
partes del mundo se rebelan contra el gobernante mundial que ha tomado el
poder como dictador algú n tiempo antes. A la luz de esta conclusió n militar de
la gran tribulació n, la sexta copa hace su propia contribució n al preparar el
camino para que los reyes de Oriente crucen el É ufrates.
Pocas porciones de Apocalipsis han requerido una interpretació n má s
variada que este versículo. Un estudio de cien comentarios sobre Apocalipsis
revela cincuenta teorías diferentes, prá cticamente todas tratando de
interpretar lo que significan los "reyes de Oriente" (v. 12) y también de
determinar si el río É ufrates es literal o no. Las numerosas interpretaciones
simbó licas son su propia confesió n de que esta no es la interpretació n
adecuada.
En consecuencia, una interpretació n literal de esto es exactamente lo que
pide el texto, a saber, que el río É ufrates se secará , y esto preparará para la
invasió n militar de los reyes de Oriente, probablemente incluidos los
gobernantes de China y otros países.
La implicació n del texto es que esto se logra por medios sobrenaturales,
como un terremoto, aunque el método no se revela. En el siglo XX, sin embargo,
Rusia ayudó a construir una serie de presas a lo largo del río É ufrates para
capturar agua con fines de riego. El caso es que en determinadas épocas de la
temporada cuando se almacena toda el agua, el río É ufrates está seco. Si fluyera
a un ritmo normal, sería un río difícil de cruzar debido al terreno accidentado a
ambos lados del río. Con el lecho del río seco, no habría restricció n de
movimiento de un gran ejército del Este.
Aunque este pasaje no se conecta directamente con la sexta trompeta,
aparentemente el río se secó para que el gran ejército de doscientos millones lo
cruce como se indica en la sexta trompeta (9:14-16). Los dos eventos está n
cronoló gicamente cerca aunque pertenecen a series diferentes.
Aunque no se da má s informació n sobre el sexto tazó n, John luego registró
una pequeñ a secció n entre paréntesis, dando una descripció n general del
Armagedó n.
MISTERIO
BABILONIA LA GRANDE
LA MADRE DE LAS PROSTITUTAS
Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
Vi que la mujer estaba ebria con la sangre de los santos, la sangre de los
que daban testimonio de Jesú s ”(vv. 1–6).
La gran prostituta descrita en estos versículos es una representació n de la
cristiandad apó stata en el tiempo del fin. Cuando ocurre el rapto, todos los
verdaderos creyentes son arrebatados para estar con el Señ or, pero quedan
atrá s muchos miles de aquellos que hicieron alguna profesió n de fe.fe en Cristo
y afirmaban ser cristianos que no habían nacido de nuevo. É stos constituyen la
iglesia apó stata, que dominará la escena política y religiosamente hasta la
mitad de los ú ltimos siete añ os antes de la segunda venida.
La apostasía, llamada adulterio y fornicació n aquí, por supuesto se refiere
a la infidelidad espiritual, no al adulterio físico. La iglesia desprovista de
cualquier influencia redentora está ahora completamente unida al mundo y,
como indica el pasaje, está trabajando mano a mano con los poderes políticos.
Juan vio a una mujer sobre una bestia escarlata con siete cabezas y diez
cuernos. La bestia es obviamente el imperio político descrito en 13:1-10. El
hecho de que esté sentada sobre la bestia indica que está trabajando con las
bestias para lograr fines comunes, es decir, la subyugació n del mundo entero a
su autoridad, y que el poder político está apoyando a la iglesia apó stata. La
mujer usa los adornos de la religió n ceremonial en los que el pú rpura y el
escarlata son prominentes y que a menudo se realzan con piedras preciosas.
Por el título escrito en su frente, se la vincula con el misterio de Babilonia la
Grande. Al referirse a esta identificació n como un misterio, debido a que su
verdad ú ltima se aprende solo por revelació n divina, la influencia de Babilonia
para el mal está respaldada en las Escrituras desde Génesis 11 y continú a hasta
la revelació n de la destrucció n de la ciudad en Apocalipsis 18. .
Babilonia es el título que cubre todas las religiones falsas que afirman ser
cristianas en su contenido. La influencia babiló nica se infiltró claramente en la
iglesia, y gran parte de su ritual es similar a los ritos religiosos babiló nicos.
Cuando se introdujo a Babilonia en Génesis 11, su verdadero cará cter se
reveló como rebelde contra Dios e intentando construir una torre en
reconocimiento de la adoració n de deidades paganas. Debido a que esto era
contrario a la voluntad de Dios, confundió el lenguaje que la gente estaba
usando en ese momento para que no pudieran entenderse entre sí; por lo tanto,
el término Babel, que significa confusió n, se aplica a la historia posterior de
Babilonia (véase Génesis 11:9).
Debe tenerse en cuenta que el término Babilonia se aplica a la religió n
babiló nica; también se aplica a la ciudad de Babilonia; y se aplica al imperio de
Babilonia.
Babilonia tuvo una larga historia y alcanzó una prominencia considerable
en la época de Hammurabi (1726-1686 a. C.). Ella alcanzó su cima de gloria bajo
Nabucodonosor, quien vivió en lo que se conoce como el período neobabiló nico,
comenzando seiscientos añ os antes de Cristo. Fue en este período que Daniel
escribió el libro de Daniel. Arqueó logosHan descubierto gran parte de los
detalles de esta ciudad, habiendo podido descifrar las miles de tablillas
cuneiformes que se encontraron en Babilonia.
En esta secció n, sin embargo, la revelació n se concentra en la influencia
religiosa de Babilonia. Debido a que la religió n de Babilonia tenía la forma de un
rito religioso secreto en el que adoraban ciertos ídolos, se requiere una
revelació n divina para comprender completamente lo que tenían. La esposa de
Nimrod, quien fue el fundador de Babilonia, encabezó la religió n misteriosa que
caracterizó a Babilonia. Se le dio el nombre de Semiramis y, segú n la creencia
de los adherentes, tuvo un hijo concebido milagrosamente cuyo nombre era
Tamuz. Fue retratado como un salvador que cumple la promesa de liberació n
dada a Eva. Esta fue, por supuesto, una descripció n satá nica que impregna las
religiones paganas.
El concepto de mujer y niñ o fue incorporado en varios ritos religiosos que
fueron realizados por una orden sacerdotal que adoraba a la mujer y al niñ o.
A lo largo de las Escrituras se encuentran referencias sobre la adoració n
babiló nica, como la protesta de Ezequiel en contra del llanto por Tamuz
(Ezequiel 8:14-15). Jeremías objeta la prá ctica pagana de ofrecer tortas a
Semiramis como reina del cielo (Jer. 7:18). También se le ofreció incienso como
reina del cielo (44:17-19, 25). Una consecuencia de esto fue la adoració n de
Baal, que era una de las religiones paganas de Canaá n, y Baal a menudo se
identifica como la misma persona que Tamuz.
Las religiones misteriosas de Babilonia impregnaron el mundo antiguo, y
con el declive de Babilonia como ciudad y como imperio, la religió n
babiló nica llegó a Pérgamo, la ciudad en la que se encontraba una de las siete
iglesias de Asia. Aquellos que servían como sumos sacerdotes del culto
babiló nico a menudo estaban relacionados con Dagó n, el dios pez y el
"Guardiá n del Puente", que es el puente entre el hombre y Sataná s; y en
reconocimiento a esto, los sacerdotes llevaban coronas en forma de cabeza de
pez.
Cuando el cristianismo entró en contacto con la religió n babiló nica, creó
confusió n y confusió n en la iglesia. A lo largo de los siglos ha existido una
tendencia a que la iglesia esté anclada en el mundo en lugar de en Dios, y el
liberalismo moderno ha ido aú n má s lejos al apartarse de las Escrituras. La
profecía concerniente a Babilonia aquí, así como otras alusiones a la religió n en
el libro de Apocalipsis, demuestran que la apostasía tendrá su forma final en la
gran tribulació n en la adoració n del gobernante mundial y Sataná s.
En el período de la primera mitad de los siete añ os previos a la segunda
venida de Cristo, Babilonia combinada con el romanismo se convierte en una
religió n mundial: cristiana en nombre, pero no en contenido. Aquellos que
vengan a Cristo estará n sujetos a ellapersecució n de los que tienen verdadera fe
en Cristo. Aquellos que vengan a Cristo en el tiempo del fin tendrá n el doble
problema de evitar el martirio a manos de los gobernantes políticos y a manos
de la iglesia apó stata.
Juan estaba abrumado por esta revelació n y solo la entendió parcialmente,
y se le explicó . Escribió : “Cuando la vi, me quedé muy asombrado. Entonces el
á ngel me dijo: '¿Por qué está s asombrado? Te explicaré el misterio de la mujer y
de la bestia que monta, que tiene siete cabezas y diez cuernos. La bestia que
viste, una vez fue, ahora no es, y saldrá del Abismo e irá a su destrucció n. Los
habitantes de la tierra cuyos nombres no está n escritos en el libro de la vida
desde la creació n del mundo, se asombrará n al ver a la bestia, porque una vez
fue, ahora no está , y sin embargo vendrá '”(vv. 6). –8).
Uno de los argumentos sobresalientes y convincentes para adorar a la
bestia es el hecho de que regresa de la aparente muerte a la vida, como se
registra en 13: 3. La referencia al Abismo identifica el hogar de Sataná s y el
mundo de los demonios. Toda la religió n falsa que se encuentra en Babilonia es
satá nica en su origen y, por lo tanto, está estrechamente relacionada con el
mundo de los demonios.
El propó sito de la alianza entre la mujer y la bestia es que ambos buscan la
dominació n mundial. Cuando esto finalmente se logre, como indica el final de
este capítulo, el poder político ya no necesitará del poder religioso para
sostenerlo.
Como se discutió anteriormente, las referencias a la bestia como alguien
que “una vez fue, ahora no es y sin embargo vendrá ” (17:8) se ha tomado como
prueba de que el líder mundial es alguien que resucitó de un tiempo anterior en
la tierra. , incluidas posibilidades como Judas Iscariote, Neró n y otros
gobernantes mundiales. Sin embargo, la interpretació n preferible es considerar
la resurrecció n de la bestia como la resurrecció n del Imperio Romano o
considerar la posibilidad de una herida mortal sufrida en el intento de
asesinato del cual Sataná s lo cura milagrosamente. En cualquier caso, el
gobernante mundial aparece en escena como una persona milagrosa.
Debido a las cualidades aparentemente milagrosas que entran en el
gobernante del mundo, los no salvos, no en el Libro de la Vida, se asombrará n y
pondrá n su confianza en esta bestia como Dios.
El á ngel continú a refiriéndose a las siete cabezas como refiriéndose a los
siete reyes, “Esto requiere una mente con sabiduría. Las siete cabezas son siete
colinas sobre las que se sienta la mujer. También son siete reyes. Cinco han
caído, uno es, el otro aú n no ha llegado; pero cuando elviene, debe quedarse un
rato. La
bestia que una vez fue, y ahora no es, es un octavo rey. Es de los siete y va a su
perdició n ”(vv. 9-11).
Este pasaje ha causado una gran confusió n entre los expositores que han
tenido dificultades para entender lo que significa cuando dice que las siete
cabezas son siete colinas y que la mujer se sienta sobre ellas. La declaració n,
“Esto requiere una mente con sabiduría” (v. 9) está claramente indicada por la
historia de interpretació n de este pasaje.
Una de las explicaciones comunes es referirse a las siete colinas como la
ciudad de Roma, que se conoce como "la ciudad de las siete colinas". La antigua
ciudad de Roma estaba ubicada en la margen izquierda del Tíber, y siete colinas
fueron nombradas: Palatina, Aventina, Celiana, Esquilina, Viminal, Quirinal y
Capitolina. A medida que Roma crecía en poder y tamañ o, tomó otra colina,
Janículo, que también se contaba entre las siete colinas, y se omitió la colina
Capitolina. Má s tarde, se añ adió otra colina, Pincian, al norte de la antigua
Roma, que requería la sustracció n de una de las otras colinas.
Sin embargo, la confusió n de las siete cabezas de la bestia con las siete
colinas de Roma surge de la falta de atenció n a lo que dice el pasaje. A Juan se le
informó : “También son siete reyes” (v. 10). Si las colinas representan reyes,
entonces no se refieren a las siete colinas de Roma, y se cuestiona toda la
conclusió n de que Roma es la capital de la Babilonia eclesiá stica. Ademá s, se
hace una declaració n: “Cinco han caído, uno es, el otro aú n no ha venido; pero
cuando venga, será necesario que se quede un poco ”(v. 10). Esto no puede
referirse a colinas. ¿Có mo pueden identificarse los cinco que han caído y el que
está y el que aú n no ha de venir?
Algunos han identificado a los cinco como algunos de los gobernantes má s
prominentes de la antigua Roma, pero es difícil seleccionar cinco que merezcan
esta prominencia. En consecuencia, los eruditos han sugerido que en lugar de
los cinco que se refieren a reyes individuales, se refieren a las grandes naciones
del pasado que fueron imperios. Esto incluiría Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-
Persia, Grecia y la antigua Roma. Como Juan lo veía, la antigua Roma sería el
sexto rey, pero má s tarde en la historia, Roma reviviría y sería considerada un
séptimo rey. A esto es a lo que se refería Juan cuando dijo, “el otro aú n no ha
venido” (v. 10). Esta vista al menos es una posibilidad.
Sin embargo, a medida que avanzan los añ os que conducen a la segunda
venida de Cristo, el reino de diez naciones (Apocalipsis 13), que fue Roma
revivida, se convierte en un imperio mundial que, con su gobernante, es el
octavo rey. Esto se dice, "La bestia que una vez fue, y ahora no es, es un octavo
rey" (17:11).
Esta identificació n es una explicació n plausible, aunque no todos los
expositores estarían de acuerdo. Sin embargo, es importante para las
conclusiones sobre esta profecía que elimina el concepto de que Roma está
involucrada geográ ficamente como la sede de la Babilonia política. Deja abierta
la cuestió n de dó nde la Babilonia eclesiá stica tendrá su sede de poder. Quizá s lo
má s importante es que abre el camino a la posibilidad de que la Babilonia
política (la Roma revivida) tenga su centro de poder en la ciudad reconstruida
de Babilonia durante los ú ltimos tres añ os y medio previos a la segunda venida
de Cristo. Esto tendría su punto culminante en Apocalipsis 18, donde la ciudad
es destruida.
Si se acepta la explicació n de las siete cabezas de la bestia, queda la
pregunta de qué son los diez cuernos.
El á ngel declaró : “Los diez cuernos que viste son diez reyes que aú n no han
recibido un reino, pero que durante una hora recibirá n autoridad como reyes
junto con la bestia. Tienen un propó sito y dará n su poder y autoridad a la bestia
”(vv. 12-13).
Basado en un estudio de Daniel 7 y Apocalipsis 13, los diez cuernos
representan diez reinos que se unieron para formar el nú cleo del Imperio
Romano revivido que tuvo poder durante la primera mitad de los ú ltimos siete
añ os. Muchos han intentado encontrar diez reyes en la historia que se
correspondan con estos diez cuernos, pero la bú squeda es inú til porque, de
hecho, los diez cuernos no existen hasta que el Imperio Romano revivido, llegue
y no se cumplirá n hasta el se cumple la primera mitad de los ú ltimos siete
añ os. Ademá s, está claro que son simultá neos en su gobierno, no
sucesivos. Siempre se los considera diez reyes en una unidad en lugar de
monarcas sucesivos. Actú an unidos, como se ilustra má s adelante en este
capítulo (17:16-17). Como se indica en el versículo 13, su propó sito y lugar es
honrar al gobernante mundial.
El á ngel continú a en su predicció n: “Peleará n contra el Cordero, pero el
Cordero los vencerá porque es Señ or de señ ores y Rey de reyes, y con él será n
sus llamados, escogidos y fieles seguidores” (v. 14 ). Tanto la mujer como la
bestia, lo eclesiá stico y lo político, se oponen totalmente a Dios y a aquellos que
ponen su confianza en el Señ or en este momento.
La mujer se describe como una "que se sienta sobre muchas aguas" (v.
1). Esto es ahora interpretado por el á ngel: “Entonces el á ngel me dijo: 'Las
aguas que viste, donde la prostituta se sienta, son pueblos, muchedumbres,
naciones y lenguas'” (v. 15). Esto indica que la religió n falsa promovida por la
mujer así como el poder político promovido por la bestia son mundiales.
El siguiente desarrollo, sin embargo, es una tremenda revelació n adicional:
“La bestia y los diez cuernos que viste odiará n a la prostituta. La arruinará n y la
dejará n desnuda; comerá n su carne y la quemará n con fuego. Porque Dios ha
puesto en sus corazones el cumplir su propó sito acordando dar a la bestia su
poder para gobernar, hasta que se cumplan las palabras de Dios ”(vv. 16-17).
La misma iglesia eclesiá stica apó stata, tipificada por la mujer que fue
apoyada y creada con la ayuda del gobernante político, la bestia escarlata,
ahora está destruida. La pregunta es natural de có mo encaja esto en la
secuencia de eventos.
En el cuadro general de los ú ltimos siete añ os previos a la segunda venida
de Cristo, este pasaje indica que en la primera mitad de los siete añ os, esta
mujer, que representa la religió n mundial, tendrá poder, pero probablemente
será una continuació n de el movimiento de la iglesia mundial en el mundo
actual del cual la iglesia verdadera fue arrebatada antes en la secuencia de
eventos. Ahora, habiendo llegado a la mitad de los siete añ os cuando la cabeza
de las diez naciones asume el poder como gobernante mundial, la iglesia
apó stata ya no es ú til y, de hecho, está en el camino. En consecuencia, las diez
naciones destruyen a la mujer y terminan su poder y posició n.
El propó sito detrá s de esto es que el gobernante mundial afirmará ser Dios
mismo, y durante los ú ltimos tres añ os y medio, la religió n mundial consistirá
en la adoració n del gobernante mundial y la adoració n de Sataná s, quien es
reconocido como el poder detrá s del gobernante mundial. Esto fue declarado en
Apocalipsis 13: 4. “Los hombres adoraban al dragó n porque él había dado
autoridad a la bestia, y también adoraban a la bestia y preguntaban: '¿Quién es
como la bestia? ¿Quién podrá hacerle la guerra? '”. Todo el sistema religioso que
tiene su origen en la antigua Babilonia llega a su fin porque la forma final de
religió n, el culto al gobernante mundial, es el ateísmo y no necesita este apoyo.
El versículo final del capítulo trae otro concepto: “La mujer que viste es la
gran ciudad que gobierna a los reyes de la tierra” (17:18).
Esta afirmació n debe tomarse como representativa del cará cter religioso
de Babilonia representado por la prostituta, pero también como una gran
ciudad, posiblemente refiriéndose al Vaticano, que en la historia había
gobernado la tierra. El poder de la Iglesia Cató lica Romana fue hasta cierto
punto la extensió n de la influencia de la antigua Babilonia a lo largo de la
historia, particularmente en el período anterior a la Reforma Protestante. La
ciudad aquí debe tomarse en un sentido menos que literal porque se refiere a la
iglesia, que por su naturaleza no esuna ciudad má s que una prostituta. El
capítulo que sigue tratará del poder romano centrado en la ciudad de Babilonia.
La destrucción de la Babilonia política
Apocalipsis 18:1–24. Este capítulo continú a una revelació n profética sobre
Babilonia con el contexto y el significado de este capítulo como completamente
diferente del capítulo anterior. Apocalipsis 17 probablemente se cumpla antes
de que comience la gran tribulació n. Por el contrario, los eventos de Apocalipsis
18 probablemente se cumplan como un juicio en el momento de la segunda
venida de Cristo.
Los expositores han luchado con Apocalipsis 17 y Apocalipsis 18 en un
intento de encontrar una explicació n razonable de las profecías. Probablemente
el mejor enfoque para Apocalipsis 17 es considerarlo cumplido en el
movimiento de la iglesia mundial que será juzgado y destruido tres añ os y
medio antes de la segunda venida de Cristo.
Apocalipsis 18, sin embargo, trata específicamente de una ciudad que es
esencialmente una entidad política. La pregunta es: ¿Cuá ndo se cumplirá esta
profecía?
La interpretació n de este capítulo depende de la cuestió n de si Babilonia
será reconstruida como la capital del mundo en el tiempo del fin o si Babilonia
será cumplida por el papel de Roma en el período anterior a la segunda
venida. Como se señ ala en la exégesis de Apocalipsis 17, el concepto de que las
siete colinas se refieren a la ciudad de Roma resulta insoportable en el contexto,
y la evidencia de que la ciudad de Roma será en cierto sentido la Babilonia
representada aquí no lo hace. tener suficiente base de apoyo en otras Escrituras
para justificar la conclusió n.
En consecuencia, el enfoque adoptado aquí es anticipar a Babilonia como
una ciudad que será reconstruida como la capital del imperio mundial final y
será destruida tanto física como políticamente en el momento de la segunda
venida.
Esta conclusió n se basa en estudios del Antiguo Testamento sobre las
profecías de la destrucció n de Babilonia. En el Antiguo Testamento, varias
profecías apuntan a la destrucció n repentina y catastró fica de Babilonia (Isa.
13:5–6, 10, 19–22; 14:1–6, 22, 25–26; Jer. 51). Estas profecías que anticipaban
la destrucció n repentina de Babilonia no se cumplieron en la historia. Cuando
los medos y los persas se apoderaron de Babilonia en el 539 a. C., no
destruyeron la ciudad de Babilonia. La ciudad de Babilonia continuó siendo un
centro de població n durante la época de Cristo, cuando hubo una granColonia
de judíos que viven en la ciudad. En realidad, no hubo un acto de destrucció n
repentina, pero Babilonia gradualmente disminuyó como ciudad en los siglos
posteriores a la primera venida de Cristo hasta que hoy está en gran parte en
ruinas. En consecuencia, no se ha cumplido la promesa del Antiguo
Testamento . Es sobre esta base que algunos anticipan una Babilonia
reconstruida como parte del sistema del imperio mundial antes de la segunda
venida de Cristo.
Apocalipsis 18 encaja muy bien en este cuadro porque describe una
destrucció n catastró fica repentina de la ciudad y con ella la destrucció n de su
poder político y comercial. Presentado como está en relació n con la segunda
venida de Cristo en el libro de Apocalipsis, la implicació n es que la caída de
Babilonia en el Antiguo Testamento no cumplió todas las profecías.
El anuncio dado en Apocalipsis 18 es por “otro á ngel” que el que reveló la
destrucció n de Babilonia en Apocalipsis 17. Juan describió esto: “Después de
esto vi a otro á ngel que descendía del cielo. Tenía gran autoridad, y la tierra
estaba iluminada por su esplendor ”(18: 1). Este á ngel descendió
cronoló gicamente después del capítulo 17, y en el orden de la revelació n ocupa
el segundo lugar. En realidad, la destrucció n del capítulo 17 y la destrucció n del
capítulo 18 son dos eventos separados separados por tres añ os y medio.
John registró : “Con una voz poderosa gritó : '¡Caído! ¡Ha caído Babilonia la
Grande! Ella se ha convertido en un hogar para los demonios y un refugio para
todo espíritu maligno, un refugio para cada ave inmunda y detestable. Porque
todas las naciones han bebido el vino enloquecedor de sus adulterios. Los reyes
de la tierra cometieron adulterio con ella, y los mercaderes de la tierra se
enriquecieron con sus excesivos lujos '”(vv. 2-3). La caída de Babilonia, como se
profetiza aquí, será seguida por una despoblació n, un centro de poder
demoníaco y el hogar de los animales salvajes. Esto nunca ocurrió en la historia
de Babilonia. Las escrituras no aclaran si la destrucció n de Babilonia es
inmediatamente antes de la segunda venida o inmediatamente después. Sin
embargo, segú n 16:19, el gran terremoto que precede a la segunda venida
destruirá las ciudades
de los gentiles, y podría ser que Babilonia sea destruida al mismo tiempo.
Entonces Juan escuchó una revelació n adicional sobre la caída de
Babilonia. “Entonces oí otra voz del cielo que decía: 'Salid de ella, pueblo mío,
para que no participéis en sus pecados, para que no recibá is ninguna de sus
plagas; porque sus pecados está n amontonados hasta el cielo, y Dios se ha
acordado de sus crímenes. Devuélvele lo que ella ha dado; devolverle el doble
por lo que ha hecho. Mézclala una ració n doblede su propia taza. Dale tanta
tortura y dolor como la gloria y el lujo que se dio a sí misma. En su corazó n se
jacta: “Me siento como una reina; No soy viuda y nunca lloraré ”. Por tanto, en
un día sus plagas la alcanzará n: muerte, luto y hambre. Ella será consumida por
el fuego, porque el Señ or Dios es poderoso, que la juzga ”(18:4-8).
Se insta a los cristianos que vivan en Babilonia en el tiempo del fin a huir
de Babilonia, de la misma manera que se instó a los habitantes de Babilonia que
fueron salvos a huir de Babilonia en el Antiguo Testamento (cf. Jer. 50:4-9;
51:6).
. Asimismo, se instó a Lot a que abandonara Sodoma (Gén. 19:15-20). La
advertencia de que las plagas no los alcancen parecería indicar que esto puede
ser posterior a la séptima copa de la ira de Dios (Apocalipsis 16: 17-21). La
declaració n de que "sus pecados está n amontonados hasta el cielo" (18:5) es un
recordatorio de la Torre de Babel (Génesis 11:5-9), un recordatorio de có mo
Dios juzgó la Torre de Babel cuando comenzó el largo historia de Babilonia.
Otra voz del cielo los exhortó a castigar a Babilonia de acuerdo con sus
pecados y lujos ilícitos. Una vez má s, el juicio no se produce en una situació n
prolongada, sino por el juicio inmediato que vendrá en un día determinado. La
exhortació n de devolver a Babilonia el doble por lo que ha hecho es una
aplicació n de la ley de retribució n. Cuando se jacta de no ser viuda, piensa en
todas sus ilícitas aventuras amorosas con los reyes de la tierra. El resultado es
que Babilonia será destruida y quemada con fuego (v. 8).
Juan registró que los reyes de la tierra que habían compartido sus lujos
ilícitos lamentaron su muerte: “Aterrados por su tormento, se mantendrá n lejos
y clamará n: '¡Ay! ¡Ay, oh gran ciudad, oh Babilonia, ciudad poderosa! ¡En una
hora ha llegado tu destino! ”(V. 10). Nuevamente, este juicio sobre Babilonia
ocurre en un solo día en contraste con los cientos de añ os en los que
gradualmente quedó en ruinas.
La voz del cielo continú a su revelació n: “Los mercaderes de la tierra
llorará n y se lamentará n por ella porque ya nadie compra sus cargamentos:
cargamentos de oro, plata, piedras preciosas y perlas; lino fino, pú rpura, seda y
tela escarlata; toda clase de madera de cidro y artículos de toda clase de marfil,
madera de calidad, bronce, hierro y má rmol; cargamentos de canela y especias,
de incienso, mirra e incienso, de vino y aceite de oliva, de harina fina y de
trigo; ganado vacuno y ovino; caballos y carruajes; y cuerpos y almas de
hombres. Ellos dirá n: 'El fruto que anhelabas se te ha ido. Todas tus riquezas y
esplendor se han desvanecido y nunca se recuperará n. Los comerciantes que
vendieron estas cosas y obtuvieron su riqueza de ella se mantendrá n lejos,
aterrorizados por su tormento. Llorará n y se lamentará n y gritará n: '¡Ay! ¡Ay,
oh gran ciudad, vestida de lino fino, pú rpura y escarlata, y resplandeciente de
oro, piedras preciosas y perlas! ¡En una hora se han arruinado tantas riquezas!
”(Vv. 11-17).
Este notable relato de los productos que se usaron en la antigua Babilonia
indica la gran riqueza de la ciudad y las muchas cosas costosas que
normalmente se importaban. Una vez má s, cuando la ciudad es destruida, los
comerciantes lamentan su desaparició n y se les recuerda que esta destrucció n
tiene lugar “en una hora” (v. 17).
No hay correspondencia de la escena aquí con lo que le sucedió a Babilonia
en el Antiguo Testamento, y esto da una base má s para creer que esta es una
situació n futura en la que Babilonia es reconstruida y luego arruinada en
relació n con los eventos relacionados con la segunda venida. de Cristo. Los
capitanes y comerciantes que habían transportado estos ricos productos a
Babilonia
también añ aden su lamento: “Todo capitá n de barco y todo el que viaja en
barco, los marineros y todo el que se gana la vida con el mar, se
mantendrá lejos. Cuando vean el humo de ella ardiendo, exclamará n: "¿Hubo
alguna vez una ciudad como esta gran ciudad?" Arrojará n polvo sobre sus
cabezas, y con llanto y duelo clamará n: '¡Ay! ¡Ay, oh gran ciudad, donde todos
los que tenían barcos en el mar se enriquecieron con sus riquezas! ¡En una hora
ha sido arruinada! '”(Vv. 17-19). Algunos han sugerido que el É ufrates en ese
momento se abrirá al trá fico marítimo, lo que explicaría la referencia a barcos y
marineros.
Unirse al clamor sobre Babilonia es el cielo mismo. Como lo dijo Juan,
“¡Regocíjate por ella, oh cielo! ¡Alégrense, santos y apó stoles y profetas! Dios la
ha juzgado por la forma en que te trató ”(v. 20).
La descripció n final de la destrucció n de Babilonia se produce después de
que un á ngel arrojara una piedra de molino al mar, símbolo de la destrucció n de
Babilonia. “Entonces un á ngel poderoso tomó una piedra del tamañ o de una
gran piedra de molino y la arrojó al mar, y dijo: 'Con tanta violencia será
derribada la gran ciudad de Babilonia, y nunca má s se la volverá a encontrar. La
mú sica de arpistas y mú sicos, flautistas y trompetistas, nunca má s se
escuchará en ti. Ningú n trabajador de ningú n oficio se volverá a encontrar en ti.
El sonido de una piedra de molino nunca má s se escuchará en ti. La luz de una
lá mpara no volverá a brillar en ti. La voz del novio y la novia nunca má s se
escuchará en ti. Tus comerciantes fueron los grandes hombres del mundo. Por
tu hechizo má gico todas las naciones fueronllevado por mal camino. En ella se
halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido
muertos en la tierra '”(vv. 21-24).
La profecía es específica de que la vida y los eventos se detendrá n por
completo en la antigua ciudad de Babilonia debido a una destrucció n repentina
que se producirá en un día. Como esto nunca se ha cumplido, da crédito al
concepto de que Babilonia será reconstruida en el tiempo del fin y luego sufrirá
esta destrucció n en el tiempo de la segunda venida.
15
La atadura de Satanás
Apocalipsis 20:1–3. Juan registró lo que vio acerca de la atadura de Sataná s:
“Y vi a un á ngel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran
cadena en la mano. Agarró al dragó n, esa serpiente antigua, que es el diablo o
Sataná s, y lo ató por mil añ os. Lo arrojó al abismo, lo encerró y lo selló sobre él,
para evitar que engañ ara má s a las naciones.hasta que se cumplieron los mil
añ os. Después de eso, debe ser puesto en libertad por un breve tiempo ”(vv. 1-
3). Juan vio un á ngel que tenía la llave del Abismo, el hogar natural de
Sataná s y los á ngeles
caídos. Mientras miraba, vio al dragó n, o Sataná s, atado con una gran cadena,
arrojado al abismo, y la abertura estaba sellada y cerrada con la declaració n de
que no se abriría hasta mil añ os después. Si bien pudo ver que Sataná s estaba
siendo atado y arrojado al Abismo con el punto obvio de que Sataná s ya no
podría estar activo, ademá s de lo que vio, escuchó la interpretació n de que esta
atadura de Sataná s duraría mil añ os y el propó sito era evitar que Sataná s
engañ ara a las naciones.
Dado que la revelació n de la duració n es un asunto de revelació n divina
directa que Juan ha contado, los mil añ os también deben tomarse como una
cifra literal porque fue revelado por Dios como la duració n de este evento. Si
Dios intentara de alguna manera describir la atadura literal de Sataná s y su
inactividad por mil añ os, no podría haberlo hecho de una manera má s grá fica o
clara que en estos tres versículos.
Los eventos de los versículos 1-3 son claramente cronoló gicos en orden y
en total apoyo a la interpretació n premilenial. El pasaje deja en claro que
Sataná s no está simplemente restringido, como algunos enseñ arían, sino que
está totalmente inactivo en el milenio. Por el contrario, el Nuevo Testamento
enseñ a que Sataná s todavía está muy vivo y bien en la era actual. En Hechos 5:
3 se declara que Ananías estaba lleno de Sataná s y que él lo motivó a mentir
sobre la venta de su propiedad. En 2 Corintios 4:3–4 se hace la declaració n de
que Sataná s es muy activo en cegar los ojos de los que escuchan el evangelio
para que no lo vean ni lo entiendan. En 11:14 se declaró que Sataná s era un
á ngel de luz, que aparecía con disfraz religioso y engañ aba a la iglesia mediante
enseñ anzas falsas. Segú n Efesios 2:2, los inconversos está n trabajando en el
poder de Sataná s. En 1 Tesalonicenses 2:18 se reveló que Sataná s había
obstaculizado a Pablo en su deseo de ir a los tesalonicenses. En 2 Timoteo 2:26
se declaró que los inconversos habían sido llevados cautivos y solo pueden ser
salvados por la gracia de Dios. El texto má s decisivo está en 1 Pedro 5: 8: “Ten
dominio propio y alerta. Tu enemigo el diablo ronda como un leó n rugiente
buscando a quien devorar ".
Estos pasajes enseñ an dramá ticamente que Sataná s no está atado en la era
actual, y aunque está algo restringido por Dios, como en el caso de Job, los
cristianos pueden depender del poder protector de Dios. Sataná s es, sin
embargo, muy activo en el mundo.y líder en toda su rebelió n contra Dios. Los
mil añ os seguirá n a la segunda venida.
La Nueva Jerusalén
Apocalipsis 21:9-27. Habiendo examinado el cará cter general de la tierra
nueva y la Nueva Jerusalén, Juan fue presentado a la Ciudad Santa, Jerusalén,
mencionada en el versículo 2. Los eruditos que está n de acuerdo en la
interpretació n de la profecía han planteado la pregunta de si esta secció n,
comenzando en el versículo 9, es una recapitulació n, llevá ndolos de regreso al
reino milenario, o si está en orden cronoló gico aquí y una descripció n del cielo
nuevo y la tierra nueva y la Nueva Jerusalén como lo que seguirá al milenio.
Aunque se pueden nombrar eruditos dignos en ambos lados de este
argumento, en vista del hecho de que todo ha sido cronoló gico desde el capítulo
19:11 hasta este punto, parecería má s ló gico que la narració n continú e
cronoló gicamente, habiendo introducido la Nueva Jerusalén. ahora para
describirlo en detalle. Habiendo introducido el tema en 21:2–8, que la mayoría
de los expositores reconocen como el estado eterno, se deduciría que el
versículo 9 también se refiere al estado eterno y no a una situació n milenial. A
medida que se desarrollan los detalles de la ciudad, queda claro que no se trata
de una situació n milenaria, porque no hay lugar para que una ciudad tan
grande como la ciudad celestial, la Nueva Jerusalén, sea colocada en Tierra
Santa durante el reino milenial. En cambio, las Escrituras describen la ciudad en
el milenio en términos completamente diferentes (Ezequiel 40-48).
La revelació n que se da en estos versículos finales del libro de Apocalipsis
ofrece una perspectiva para comprender la belleza de la situació n eterna en la
que se encontrará n los cristianos cuando estén en la Nueva Jerusalén y en la
tierra nueva.
Uno de los problemas de interpretació n es la cuestió n de hasta qué punto
debe figurar la interpretació n no literal en la comprensió n de este pasaje. Como
regla general, la base para la interpretació n se entiende mejor como una visió n
literal de lo que se revela, pero que el contenido de lo que se ve puede tener un
significado espiritual má s allá del físico.
Juan escribió : “Uno de los siete á ngeles que tenían las siete copas llenas de
las siete ú ltimas plagas vino y me dijo: 'Ven, te mostraré la novia, la esposa del
Cordero'. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la
Ciudad Santa, Jerusalén, que descendía del cielo de Dios ”(Apocalipsis 21: 9–
10). El problema mencionado en el versículo 2 de có mo una ciudad también
podría ser una novia se traslada a esta descripció n. En realidad, la novia de
Cristo está compuesta por personas, aquellos que han aceptado a Cristo en la
era actual y que forman la iglesia, el cuerpo de Cristo. Al mostrarle a Juan la
Ciudad Santa, hay una relació n con la novia en el sentido de que la belleza de la
Ciudad Santa es similar a la belleza de la novia. Obviamente, un significado
literal no puede ser que sea a la vez ciudad y novia, por lo que uno debe
complementar al otro.
Juan en su declaració n prosiguió : “Resplandecía con la gloria de Dios, y su
resplandor era como el de una joya preciosa, como un jaspe, claro como el
cristal” (v. 11). Comenzando con este versículo, se mencionan varias joyas
preciosas como características de la Nueva Jerusalén. A veces, sin embargo, es
difícil determinar exactamente qué joya está en mente.
La ciudad en su conjunto es como una joya preciosa, "como un jaspe, claro
como el cristal" (v. 11), segú n Juan. En nuestra tierra actual, la piedra de jaspe
no es clara sino opaca, lo que indica que, si bien la joya parece un jaspe, en
realidad podría ser alguna otra joya. La descripció n que sigue muestra a
Jerusalén como una gigantesca joya resplandeciente con la gloria de Dios y un
hermoso escenario para que la gracia de Dios se haga evidente en las vidas de
aquellos que han confiado en É l.
John describió la ciudad. “Tenía un gran muro alto con doce puertas, y doce
á ngeles en las puertas. En las puertas estaban escritos los nombres de las doce
tribus de Israel. Había tres puertas al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al
occidente ”(vv. 12-13). La ciudad descrita por John es muy impresionante
incluso para los está ndares actuales. Aunque algunos han dicho que la ciudad
no es una ciudad literal y simplemente simboliza la iglesia, el cuerpo de Cristo,
parece mejor considerarla una ciudad literal que, sin embargo, en sus
elementos representa a la iglesia en algunas de sus cualidades. El muro dela
ciudad se describe como grande y alta, lo que ilustra el hecho de que no todo el
mundo está calificado para recibir las bendiciones de la ciudad. El nú mero 12
es muy
prominente en la descripció n de la ciudad como se ve en las 12 puertas, los 12
á ngeles, las 12 tribus de Israel (v. 12), las 12 fundaciones, los 12 apó stoles (v.
14), las 12 perlas. (v. 21) y los 12 tipos de frutos (22: 2). También se dice que la
ciudad tiene 12.000 estadios de largo y que el muro tiene 144 codos de ancho,
siendo 144 12 veces 12. El hecho de que las 12 puertas tengan los nombres de
las 12 tribus de Israel (21:12) deja en claro que Israel será parte de la població n
de esta ciudad.
En Ezequiel 48: 31–34 se mencionan las doce puertas del templo milenial:
Rubén, Judá y Leví, yendo de oeste a este por el lado norte; yendo de norte a sur
por el lado este, José, Benjamín y Dan; en el lado occidental, moviéndose de
norte a sur, Neftalí, Aser y Gad; y al sur, de oriente a occidente, Simeó n, Isacar y
Zabuló n. No se dice nada en Apocalipsis 21 sobre los nombres de las doce
tribus en las puertas particulares. Puede que sea cierto o no que aquí se siga el
mismo orden que en el templo milenial.
Juan, en su descripció n de la ciudad, continuó : “Había tres puertas al este,
tres al norte, tres al sur y tres al oeste. El muro de la ciudad tenía doce
cimientos, y sobre ellos estaban los nombres de los doce apó stoles del Cordero
”(Apocalipsis 21:13-14). Aunque no se dieron los nombres de los doce
apó stoles, está claro que así como los nombres de Israel en las puertas de la
ciudad prueban que Israel está en la Nueva Jerusalén, así los nombres de los
apó stoles en los doce fundamentos prueban que la iglesia estará en la Nueva
Jerusalén. De hecho, a medida que se juntan todos los hechos, la Nueva
Jerusalén será el hogar de todos los santos de todas las épocas y de los santos
á ngeles, así como de Dios mismo.
La inmensidad de esta ciudad se pone de manifiesto por la declaració n de
Juan del á ngel que mide la ciudad: “El á ngel que hablaba conmigo tenía una
vara de medir de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus muros. La ciudad
estaba dispuesta como un cuadrado, siempre que fuera ancha. Midió la ciudad
con la vara y encontró que tenía 12.000 estadios de largo, y tan ancha y alta
como su longitud ". Midió su muro, y tenía 144 codos de espesor (o alto) segú n
la medida del hombre, que estaba usando el á ngel. La ciudad, por lo tanto, es
una ciudad grande, má s grande que cualquier ciudad conocida hoy en día, y
especialmente inusual porque es tan alta como larga. Los 12.000 estadios
traducidos en términos modernos equivalen a unas 1.400 millas. La ciudad
como tal sería demasiado grande para colocarla en la tierra milenaria, pero en
la tierra nueva habrá mucho espacio.
En esta ciudad, como se dijo, tanto judíos como gentiles habitará n la
ciudad junto con los santos de todas las demá s edades. Sin embargo, es
significativo el hecho de que un judío no se reconoce automá ticamente como
perteneciente a la iglesia y la iglesia no se relaciona automá ticamente con
Israel. Las distinciones
entre el judío racial y la iglesia compuesta por judíos y gentiles se mantienen en
esta revelació n.
En Hebreos 12:22–24 se enumeran los habitantes de la ciudad. “Pero
habéis venido al monte Sion, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente.
Has venido a miles y miles de á ngeles en alegre asamblea, a la iglesia de los
primogénitos, cuyos nombres está n escritos en el cielo. Has venido a Dios, el
juez de todos los hombres, a los espíritus de los justos perfeccionados, a Jesú s,
mediador de un nuevo pacto, ya la sangre rociada que habla mejor palabra que
la sangre de Abel ". En la Nueva Jerusalén estará n tanto los á ngeles como la
iglesia y todos los demá s que podrían ser llamados justos sin importar su
trasfondo dispensacionalista. También en la ciudad estará n Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo.
Juan describió en detalle las hermosas piedras relacionadas con el muro:
“El muro estaba hecho de jaspe, y la ciudad de oro puro, puro como vidrio. Los
cimientos de las murallas de la ciudad estaban decorados con todo tipo de
piedras preciosas. El primer fundamento fue jaspe, el segundo zafiro, el tercero
calcedonia, el cuarto esmeralda, el quinto sardó nice, el sexto cornalina, el
séptimo crisó lito, el octavo berilo, el noveno topacio, el décimo crisoprasa, el
undécimo jacinto y el duodécimo amatista ”(Apocalipsis 21: 18-20).
Estas piedras, de colores variados y resplandecientes con la gloria de Dios,
presentaron un espectá culo asombrosamente hermoso para Juan mientras
contemplaba la ciudad. La piedra de jaspe, mencionada primero, es
aparentemente como nuestra piedra de jaspe actual pero clara como el
cristal. Construido sobre la piedra de jaspe, que es la capa inferior de la base,
había un zafiro brillante en apariencia como un diamante en color. La tercera
base de calcedonia era una piedra de á gata de Calcedonia, la Turquía moderna,
y se cree que era azul cielo con rayas de otros colores. La cuarta base, la
esmeralda, introduce el familiar color verde brillante. El sardó nice es una
piedra roja y blanca. La sexta fundació n, carne-lian, también identificada como
piedra de Sardius, era una piedra que generalmente se encontraba en color
miel. Se usa con jaspe en Apocalipsis 4: 3, que describe la gloria de Dios en el
trono.
La séptima base es crisó lito, que se cree que era de un color dorado, y
posiblemente diferente de la piedra crisó lita moderna, que es de un verde
pá lido. La octava base, el berilo, es de un verde mar profundo. La novena
fundació n, el topacio, esverde amarillo y transparente. La décima base,
crisoprasa, introduce otro color verde. La undécima base, el jacinto, es de color
violeta. La duodécima fundació n, la amatista, es comú nmente de color pú rpura.
Al ver estos muchos colores con la brillante luz de la gloria de Dios en la
Nueva Jerusalén, Juan vio una escena de indescriptible belleza digna del Dios
que la había creado. Si los cristianos pueden emocionarse con el uso de colores
y las
creaciones de los hombres, cuá nto má s grande será la Nueva Jerusalén, que
proviene de la mano creadora de Dios.
Juan también se refirió a las doce puertas, “Las doce puertas eran doce
perlas, cada puerta hecha de una sola perla” (21:21). Obviamente estas
trascienden cualquier perla como las que conocemos en esta vida y son piedras
grandes, pero hermosas como una perla. Se declara que las calles de la ciudad
son de oro puro como vidrio transparente (v. 21). Es posible que todos los
materiales de esta ciudad sean traslú cidos, y la gloria de Dios los traspasará e
iluminará la ciudad con un resplandor de color.
A continuació n, John enumeró las cosas que no vio. “No vi templo en la
ciudad, porque el Señ or Dios Todopoderoso y el Cordero es su templo” (v.
22). Aparentemente, no se necesitará sol ni luna para iluminar la tierra porque
la gloria de Dios iluminará la Nueva Jerusalén (v. 23). Tampoco habrá noche
porque la gloria de Dios iluminará continuamente la ciudad (v. 25). Juan dijo:
“Las naciones caminará n a su luz, y los reyes de la tierra traerá n a ella su
esplendor” (v. 24).
Las naciones, refiriéndose a los gentiles, traerá n su gloria y honor a la
ciudad para la gloria de Dios (v. 26). Sin embargo, todo lo que sea impuro,
vergonzoso o engañ oso está excluido de la ciudad y no se le permite habitar en
ella, como Juan lo dijo, “sino só lo a aquellos cuyos nombres está n escritos en el
libro de la vida del Cordero” (v. 27) se permitirá en la ciudad. Aunque la
descripció n de Juan es grá fica y presenta una hermosa exhibició n de la gloria de
Dios, es obvio que la ciudad real que los creyentes verá n en el estado eterno
excederá con creces la posibilidad de describirla con palabras.
A | B | C | D | mi
F | G | H | Yo | J
K|L|M|N|O
P|Q|R|S|T
U|W
A
Sacerdocio aaró nico quitado a Abiatar, descendiente de Elí y entregado a Sadoc,
descendiente de Eleazar 44
Abel 21
Abominació n 249 , 262 , 268 , 376–377
Abrahá n
una bendició n para todo el mundo 25
padre de una gran nació n 24
profecías sobre el cumplido 25
profecía acerca de sus hijos 30–33
Pacto abrahá mico 24–28 , 94
confirmado 70
continuó a Isaac 28
continuar por siempre 85
cumplimiento en el pacto davídico 51
cumplimiento de, reducido a Isaac 51
parcialmente cumplido por los eventos en Génesis 33
promesa de reyes limitada a la tribu de Judá 51
Sara será la madre del hijo que hereda el pacto 51
Acab
sus profetas mentirosos lo instan a luchar 64
se cumplió el juicio predicho sobre su casa 66
profecías de Micaías cumplidas con Acab muertos 64
dicho por Micaías que perdería la guerra 64
derramar su sangre y morir en el mismo lugar donde mató a Nabot 61
sufrir porque perdonó a Ben-Hadad 61
victoria sobre Siria 61
Ocozías
muerte profetizada por Elías 64
murió 64
Ai conquistó 40
Interpretació n alegó rica 504
Amalecitas
derrotado por Israel 35 , 50
Amasías, dicho por un profeta que Dios lo destruiría 67
Amilenialismo 10 , 15–17 , 41 , 51 , 53 , 55–56 , 62–64 , 85 , 92 , 93 , 242 , 245–
249 , 361–362 , 371 , 604–607 , 607
Amó n
destruido pero luego restaurado 146
profecía contra 166
profecía del juicio 168
profecía de juicio contra 281
Amonitas
Israel prometió la victoria sobre 42–43
para ser destruido 300-301
Anuncio angelical 552–554
Á ngel del Señ or, para guiar a Israel 35
Apostasía, por venir en los ú ltimos días 482–483 , 493 , 565–567
Apó statas
para ser juzgado 493–494
por venir 493
Arabia
profecía contra 98
caer 173
Aram
soldados de, incapaces de conquistar a Eliseo 65
ser derrotado por Israel tres veces 66
Arca
traído a Jerusalén 51
regreso profetizado por los filisteos 45
Ashdod
destrucció n predicha 300
juicio sobre 316-317
Ashkelon
destrucció n por los babilonios pero luego reconstruida 145
destrucció n predicha 300
juicio sobre 316
Asiria
dia de la bendicion futura 97
destrucció n prevista 92–93 , 96 , 291 , 300–301
Expiació n, día del 36
Agustín 9
B
Baasa, reino de Israel, sentencia por haber abandonado a Dios 61
Babilonia
Primera visió n de Daniel 222–224
destruido 584–591
destruido en la segunda venida 592–596
destrucció n de 108 , 148-150
eclesiá stico, destruido 584–591
caída de 220
caída prevista 572
cuatro ayes predichos 297
El juicio de Dios sobre él 94–95
la historia como religió n falsa 584–588
juzgado 312
juzgado después de setenta añ os del cautiverio de Israel 130
líderes descritos como en el reino de los muertos 95
político, destruido 592–596
predicció n de su victoria sobre Judá 296
profecía contra 98
reconstruido en el tiempo del fin 596
representado en la imagen de Nabucodonosor 210-211
espada del juicio de Dios en Israel 165–166
ser juzgado 297
llevar tesoros de Jerusalén a Babilonia 104
conquistar la tierra 296
para derrotar e invadir Egipto 143-144
Cautiverio en Babilonia, que comenzará después de la muerte de Ezequías 66
Balaam
doctrina del 37
profecías de 37
Barak, profecías del 42
Baruc, escaparía del desastre porque era el secretario de Jeremías 144
Betsabé 337–338
Bestia
ejerció la autoridad durante cuarenta y dos meses 565
nota de 568
nú mero de 569
fuera de la tierra 567–569
fuera del mar 222–226 , 563–566
regla universal 565–566
adorado como Dios 565–566
adoradores para ser juzgados 572
herida de 564–565
Bienaventuranzas 354–355
Baltasar
muerte prevista y cumplida 220
fiesta de 216-220
fiesta de, escritura en la pared interpretada por Daniel 219-220
Ben-Adad, rey de Aram, aunque se estaba recuperando de una enfermedad,
moriría 65
Betsaida, sentencia dictada en 344
Bendiciones para los cristianos
Ver cristianos
Libro de la vida 612
Juicios de tazó n
anunció 575–584
introducido por siete á ngeles 575–576
Bochas
quinto, de ira 580
primero, de ira 578–579
cuarto, de ira 579–580
segundo, de ira 579
séptimo, de ira 583
sexto, de ira 580–581
tercero, de ira 579
C
Caín 21
Cananeos, la victoria sobre ellos prometida 41–42
Capernaum, sentencia pronunciada en 344–345
Cristo
Ver a Jesucristo
Cristianos
aparecer con Cristo en la gloria 464–465
autoridad para juzgar 607
entrando en el reposo de Dios 486
tienen el nombre de Dios en sus frentes 622
herencia de 456 , 463–464 , 491–493 , 615
juzgado en el tribunal de Cristo 442–443
juicio de obras 446–447
guardado por el poder de Dios 501
como Cristo en su venida 499–500
La gloria y el gozo de Pablo 467
perfecto en el cielo 464
prometió una herencia 465
bendició n prometida 442
prometida corona de vida 491
prometió nuevos cuerpos 451
prometida persecució n 492
prometido ser llevado a salvo al cielo 483
protegido de Sataná s 481
recompensado 448–449 , 459 , 476–477
a salvo en Cristo 435–436
sufrimiento 513
ser irreprensible en el rapto 468 , 475–476
ser glorificado 435
ser herederos de Dios 434–435
tener un cuerpo glorioso en el cielo 462–463
recibir la salvació n 475
esperando el regreso del Señ or 466
bienvenido en el reino de Dios 493
con Cristo después de la resurrecció n 434
con Cristo en gloria 434–435
Iglesia
completado antes de la restauració n de Israel 63 , 441
Eventos previstos relacionados con 410–411
presentado a Dios como una iglesia radiante 458–459
presentado a Dios como santo y purificado 459
Iglesias de Asia, problemas con 524
Arcilla, en la mano del alfarero, símbolo del futuro juicio de Dios sobre Israel
por sus pecados 124-125
Nubes, en la ascensió n y la segunda venida 378–379 , 426 , 508–510
Corintios, para ser bendecidos 444–445
Cruz, necedad 445
Corona de vida 513
Corona de regocijo 513
Maldició n
de uno colgado de un á rbol 37
en la línea de Salomó n cumplió
60 Cus 187
profecía contra 97
caer 173-174
Ciro
como el conquistador venidero 108
profecía sobre su restauració n de Jerusalén 107–108
para reconstruir Jerusalén y liberar a los exiliados 108
D
Damasco
profecía de destrucció n 96–97 , 147
profecía de juicio contra 280
Daniel
así como a Noé y Job, no podrían salvar a Israel del juicio divino 160
autenticidad del libro 205-206
personaje del libro 205-207
primera visió n de la historia del mundo futuro 222
interpretació n de la primera visió n de la historia mundial futura 222–227
primera visió n del cuerno pequeñ o, futuro dictador mundial 223-224
primera visió n de los diez cuernos 224-226 , 227-234
cuarta visió n de 251-270
cuarta visió n de los gobernantes egipcios 256–258
cuarta visió n de la guerra mundial final 264-265
cuarta visió n de, interpretació n 253-270
cuarta visió n de, interpretació n, Antíoco IV 259-262
cuarta visió n de, interpretació n, reyes griegos 256
cuarta visió n de, interpretació n, gobernantes persas 255-256
cuarta visió n de, interpretació n, el tiempo del fin 262-270
cuarta visió n de, resultado del tiempo del fin 267-270
cuarta visió n de, resultado del tiempo del fin, 1290 días, 1335 días 269
cuarta visió n de, resultado del tiempo del fin, 1290 días antes de la segunda
venida 268
cuarta visió n de, resultado del tiempo del fin, abominació n que se
establecerá 268
cuarta visió n del resultado del tiempo del fin, bendició n para aquellos que
alcancen los 1335 días 269
cuarta visió n de, resultado del tiempo del fin, Daniel se levantará para recibir su
herencia en la segunda venida 269–270
cuarta visió n de las resurrecciones del tiempo del fin 266–267
cuarta visió n de los sacrificios por abolir 268
cuarta visió n de la gran tribulació n 266
cuarta visió n de las dos resurrecciones 266–267
en documentos de Qumran 255
en el foso de los leones 220-225
oració n de 237-240
profecías, alcance de 270
segunda visió n de 227-234
segunda visió n del surgimiento de otro rey, un cuerno pequeñ o 223-224
segunda visió n de, cuatro cuernos de carnero identificados como cuatro
reinos 233
segunda visió n de Grecia identificada como conquistadora de Medo-Persia 233
segunda visió n de, identifica Medo-Persia como segundo imperio 233
segunda visió n de, identifica el tercer imperio como Grecia 229
segunda visió n de, interpretada 227–234
segunda visió n de un cuerno grande en una cabra peluda identificada como el
primer rey 233
setenta añ os de, fecha de inicio 244–245
tercera visió n de 234-250
Setenta y siete de Daniel 240–250
amilenial view 245 , 248
como 490 añ os 242
mejores interpretaciones 250
Cristoló gico o no cristoló gico 242
pacto con el gobernante mundial 249-250
fecha de culminació n 246
eventos entre el sexagésimo noveno y el setenta y siete 246–247
primeros siete añ os 246
interpretació n liberal 242
eventos importantes 243–244
interpretació n premilenial 248–249
"Gobernante que vendrá " 248
sesenta y dos sietes 246
David
rey ungido 48 , 50–51
asume la realeza sobre doce tribus después de la muerte de Ish-Bosheth 50
autor de muchos salmos 84
confianza en que Dios le daría el deseo de su corazó n 71
conquista a Goliat 49
La liberació n de Dios de sus enemigos 81
es resucitar y ser el pastor de Israel 182 , 182-183
juicio de Dios por el pecado con Betsabé 60
lidera el ataque contra los filisteos con éxito 49
amado de Dios por siempre 84
prometido un gran nombre 51
Prometió un hijo de Betsabé que se sentaría en el trono de David y construiría
el templo 60
profecía de que los hipó critas serían juzgados por Dios 71
profetizado como rey, cumpliendo el convenio abrahá mico 51–52
reconocido como rey sobre Judá 50
pecado con Betsabé, resultando en la muerte segura de su hijo 60
trono de, ser eterno 82
victorioso sobre los filisteos 51
Pacto davídico
exacto al prometer trono a Salomó n pero no a los descendientes de Salomó n 53
interpretació n amilenial 55
anticipa la restauració n de Israel a la tierra 58
bendició n sobre Israel para seguir a la bendició n gentil 63
cronología de, implícita en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15) como siguiente
al tiempo de la bendició n gentil 63
confirmado 70
confirmado como duradero para siempre 86
confirmado por la declaració n de Cristo de que doce discípulos juzgarían a doce
tribus de Israel en la restauració n 62–63
confirmado por la resurrecció n y el reinado de David 57
confirmado por Isa. 9: 6-7 55
confirmado por Jer. 23: 5-8, que se cumplirá en la segunda venida 56
confirmado por Jer. 30: 1-9 56
confirmado por las promesas del reinado davídico 57
confirmado en anuncio a María 62
confirmado en Ps. 89 53–54
Los discípulos esperaban el cumplimiento literal 62–63
los discípulos no tienen claro cuá ndo se cumpliría esta promesa 63
expectativa de cumplimiento respaldada por muchas promesas del reino futuro
en la tierra 62–64
cumplido en la futura restauració n de Israel 58
cumplido a través de María, descendiente de Natá n, hijo de David en lugar de
José porque la línea de José había sido maldecida 59
incluyó que Dios no le quitaría el trono a Salomó n incluso si hiciera mal 52
interpretado literalmente por premilenaristas 53
interpretado de forma no literal por amilenaristas 53
Se anticipa la interrupció n del reinado de los hijos de David 57
implicó la reconstrucció n y restauració n de las ciudades, viñ edos y jardines de
Israel 58
muchas promesas de bendició n sobre Salomó n 58
no cumplido por los descendientes de Salomó n debido a la maldició n sobre su
línea 59
interpretació n premilenial de 55
prometió que los descendientes de David y el reino durarían para siempre 52–
53
promesas nunca canceladas o anuladas 61
promesas del 52 al 53
profetiza que Israel no será desarraigado de la tierra una vez restaurado 58
siempre que el reino de Salomó n continuara para siempre 52
advirtió a Salomó n que sus descendientes no se sentarían en el trono a menos
que obedecieran a Dios 58
disposiciones de 52
revelado 51–53
El trono de Salomó n continuará para siempre incluso si sus descendientes no se
sientan en él 58
entendido por David como relacionado con sus descendientes físicos 53
Trono davídico
en contraste con el trono de Dios en el cielo 56
ocupados por la posteridad de David incondicionalmente incluso si pecaron 58
Día de Cristo 445 , 460
tiempo en el que Pablo se jactará de los Filipenses 461–462
Día de Dios 497
Se acerca el día de la redenció n y el día del juicio 114-115
Día del Señ or 277 , 471–475
grá fico de 471
en relació n con el rapto 478–479
que implica juicio sobre Judá y Jerusalén 300
juicio en 299
el juicio caerá sobre las naciones que rodean a Israel 300–301
será precedido por un tiempo de paz 474
Muerto en Cristo, para ser arrebatado primero 469–470
Muerte 19-20
espiritual 20-21
victoria sobre 451
Débora, profecía del 42
Dedá n 188–189
Sequía, plaga del 277
Dumah, profecía contra el 98
E
Terremoto 373 , 540 , 545 , 557 , 583–584 , 593
Ebed-Melec, rescatado por su confianza en el Señ or 142
Eclesiastés, Dios para llevar a juicio toda mala acció n 86
Edom
destrucció n de 146-147
juzgado 169
sentencia contra 281
sentencias sobre 285-286
profecía contra 178-179
Egipto
conquistada por Babilonia 144
dia de bendicion 97
destinado a la desolació n 173
destruida por los babilonios, luego reanudaría la vida normal 144-145
destruida con sus naciones aliadas 174-175
carretera de Egipto a Asiria 97
profecía contra 97
diez plagas 34
Gobernantes egipcios 257–258
Ekron
destruido 300
juicio sobre 316
Elam
destruido pero prometido restauració n 147-148
profecía de su juicio 176
Ancianos, veinticuatro 528–530
Elí, maldició n, revelado a Samuel 45
Eliú , profecía de que Dios prosperará a los que se arrepientan y le obedezcan 70
Elías
capaz de traer sequía y lluvia 61
cuidó de la viuda de Sarepta 61
atrapado en un torbellino 64
predicció n de su futuro pró ximo 328
Elíseo
predicció n de la liberació n del hambre 65
la predicció n de que Hazael sería rey de Aram se cumplió 65
predice que Jehú será rey de Israel 65
profecía de siete añ os de hambre en Israel 65
se cumplió la profecía de que las tinajas de la viuda se llenaron de aceite 65
profecía de que los moabitas serían conquistados 65
Malditos hijos y posteridad de Elí 44
Los hijos de Elí condenados por malvados 44
Isabel, su profecía acerca de Jesú s 334
Termina cerca de 492
Hora del fin, acontecimientos importantes de 184-185
Enoc, profecía de la segunda venida 500 , 500–501
Efeso, profecía sobre 510–512
Efraín, advertencia de la destrucció n venidera 101
Ester, cuidado infalible de Dios por Israel 68
Etiopía, para ser destruida 300–301
éxodo
comenzado 34
liberació n a través del Mar Rojo 34
Ezequiel
templo, sacrificios ofrecidos en él en el milenio 197-199
le dijo a su esposa que moriría pero que él no debía llorar 168
F
Hambruna, predicha 427
Rá pido
pregunta sobre 314
requiere otros actos de bondad hacia los necesitados 112
ser recompensado 112
Banquete
de los Taberná culos 36
de las Primicias 35
del Señ or 35
de trompetas 35–36
de panes sin levadura 35
de las Semanas, o Pentecostés 35–36
Pascua 35
Higos
higos buenos que representan a los llevados al exilio a Babilonia, higos malos
que representan a los de la tierra 129
significado espiritual de 380
Higuera, pará bola de, interpretada 380
Inundació n 22-23
Diluvio de Noé, ilustració n de la segunda venida 381–383
Interpretació n futurista de Apocalipsis 505–506
G
Galilea de los gentiles, escenario de una gran liberació n 91
Gaza
destruido 300
sentencia 281 , 316
Giezi, enfermo de lepra 65
Gentiles
Ver Babilonia , Medo-Persia , Grecia , Roma
bendició n de 439
juzgado 153
eventos proféticos relacionados con 371–372 , 389–390
salvació n de 112 , 124
tiempos de 376
alabar al Señ or 443–444
Gabaonitas, profecías del 40 al 41
Gedeó n, prometió la victoria sobre Madiá n 42
Dios 70–73
capaz de cumplir su promesa a Israel 110
un refugio para los justos pero los malvados destruirá 76
como pastor, llevará a su pueblo para siempre 74
El escondite de David 71
disciplina a los que bendecirá 72
entronizado 81
fidelidad en velar por los suyos 73
fortaleza y refugio para David y todos los que confían en Dios 72
fortaleza para los justos 77
fortaleza para quienes confían en él 72
Su bendició n sobre los justos, incluso en la vejez 72
Su cuidado por David como un pastor cuida de sus ovejas 71
Su pacto con Israel, perpetuo 183
Su eternidad 72
Su juicio sobre el mundo 106–107 , 131
Su reino eterno 73
Su amor se preocupa por Israel en el tiempo y la eternidad 73
Su amoroso cuidado y fidelidad 70–73
Su poder para librar a su pueblo 105
Su promesa de llevar a los creyentes a la gloria 71–72
Su protecció n asegurada 71
Su reprensió n a Israel por guardar la letra de la Ley pero no el espíritu de la
Ley 71
Su recompensa de los justos 70
juicio de, sobre las naciones del mundo en la segunda venida 76
mantener a los suyos del dañ o 77
amor de, perdurar por siempre 73
alabado y adorado 72
protege a los suyos 82
proporciona orientació n en la vida presente y gloria en la vida futura 77
provisió n para los suyos como refugio y fortaleza 72
el Libertador de los que le honran 71
el refugio y fortaleza de quienes confían en él 75
el refugio de los justos 75
para aplastar a los enemigos de David 76
para aplastar a los enemigos de David 76
para juzgar a los justos y juzgar a los malvados 73–74
para juzgar a los malvados y borrar sus nombres del Libro de la Vida 75
para proteger a David de sus enemigos 74
para proteger a los justos 76
para redimir a Israel y derramar su Espíritu sobre ella 107
Dios, hijo de
Ver a Jesucristo
Su trono es para siempre 485
sostiene a los humildes y derriba a los malvados 77
estar con los justos para siempre 72
para sostener a los que confían en él 75
infalible en su bondad para con David y sus descendientes 77
Gog
ejército del norte juzgado por terremotos, inundaciones, fuego del cielo y
pestilencia 189-190
ejército de, una gran horda 188
ejército de, armado con escudos, espadas y cascos 188
ejército de, escombros de batalla utilizados como combustible durante siete
añ os 191-192
ejército de, destruido 191
ejército de, luchando entre sí 190
ejército de, juzgado por Dios 190
ejército de, para invadir Israel desde el norte 189
como futuro líder mundial 184-186
profecía contra 184-185
Gomer 187
Evangelio
extendido a los gentiles 443–444
el eterno, proclamado 571
Gracia, para ser revelada en la iglesia 457
Gran tribulació n 506–508 , 573 , 607–608
Imperio griego, a imagen de Nabucodonosor
211 Grecia, en la primera visió n de Daniel 223 ,
226
H
Habacuc, preguntó por qué florecen los impíos 296
Hades, distinguido del lago de fuego 612
Hageo
trasfondo de sus profecías 302-303
mensaje final de aliento 304-305
primer mensaje de aliento en la reconstrucció n del templo 303
mensaje de reprensió n por no edificar el templo 303
profecía de la gloria futura del reino milenial 304
restauració n de Israel asegurada 305
segundo mensaje de aliento para la reconstrucció n del templo 303–304
segundo mensaje de reprensió n sobre el pecado 304
juicio final de Dios sobre el mundo 305
Salve, plaga de 584
Hananías, falsas profecías de, denunciado por Jeremías 132
Hanath, juicio sobre 316
Cosecha, ley del sembrador 455
Hazael
rey de Aram, profecía cumplida 65
matar a muchos israelitas 65
Cielo 51 , 222 , 452-453 , 526-533 , 560-561 , 575-577 , 599 , 600
Herodes, matanza de bebés 341–342
Ezequías
dada una predicció n adicional de la liberació n de Israel de Asiria 66
su enfermedad y curació n 104
informado que se sumarían 15 añ os a su vida 66
informó que el ejército asirio dejaría el sitio 66
espíritu Santo
un sello de redenció n de los cristianos 458
bautismo de 425
venida de 418
trabajo condenatorio de 418–419
garantía de la herencia del creyente 456
morando 413
poder 426
promesa de 278-279
restricció n de, quitarse 480
enseñ anza 414
los siete espíritus 529
para morar en los creyentes en el reino 158 , 179–180 , 181 , 193
Oseas
quinto ciclo de juicio y su restauració n 275-276
primer ciclo de pecados de Israel y restauració n 272-273
cuarto ciclo de juicio de Israel y su restauració n 274-275
segundo ciclo de juicio de Israel y su restauració n 273
tercer ciclo de juicio de Israel y su restauració n 273-274
yo
Idolatras
para ser juzgado 156 , 160
ser asesinado 157
La herencia de los creyentes para ser gloriosa 457 , 463–464 , 465 , 492
Edad entre advenimiento
fin de la aparició n de Cristo en su segunda venida 378–379
fin de, cronología de 376–379
fin de, señ ales generales de la segunda venida de Cristo 370–376
fin de, gran tiempo de angustia 376–379
fin de, nueve rasgos distintivos del período 373
fin de, señ al de destrucció n de Jerusalén 374–376
fin de, signo específico 376–379
profecías sobre 369–391
signos de su fin 378–379
Israel
Ver tierra
Ver los setenta y siete de Daniel
un remanente piadoso para ser restaurado a la posesió n de la tierra 158
un remanente para ser salvo 437
como un siervo ciego en contraste con Cristo como el siervo del Señ or 106
como un pueblo sin murallas 188
atacado y Jerusalén quemada 41–42
base de condena 291
huesos removidos debido a la adoració n de ídolos 120
cautiverio de, simbolizado 158-159
cautiverio de, las diez tribus 92
Samuel desafió a volver al Señ or como un medio para ser liberado de los
filisteos 45–46
ciudades a restaurar 114
ordenó expulsar a los habitantes de la tierra 37
destinado al cautiverio asirio 87
destinado a la desolació n 89
desastre por delante de sus pecados 125
angustia de comerse a su propia descendencia 92
no creer en Cades Barnea, lo que resulta en el juicio de la població n adulta 36
bendició n final antes de la muerte de Moisés 38
futuro reino glorioso 290-291
ineludible juicio futuro 283–284
dado nuevos corazones y nuevos espíritus 158
La misericordia de Dios para 442
su cautiverio antes de la restauració n 123-124
su pacto no se romperá 138
sus pastores infieles para ser juzgados 177
sus futuras bendiciones en la tierra 135
su gloria futura 111
su futura redenció n 109
su juicio antes de su restauració n inevitable 134
sus líderes será n juzgados por desviar al pueblo de Dios 129
su reunió n 128-129
su arrepentimiento y restauració n 320
su restauració n de, a su tierra después de su tiempo de angustia 133 , 133-134
su pecado e idolatría juzgados por Dios 119
en cautiverio babiló nico 290
habitado por el Espíritu en el milenio 181
juzgado y experimentado sequía, hambre y espada 122
juzgados y los rebeldes purgados en el momento de la segunda venida de
Cristo 165
juzgado por Dios a causa de los ídolos y los pecados 138
juzgado por no cumplir su pacto con respecto a la esclavitud 139
juicio de los asirios 92–93
juicio de los babilonios 125–126
el juicio de los cautivos no apartará la ira de Dios 92
juicios de Dios 117-118
sentencias de 120
sentencias sobre 92 , 289-290
juicios sobre ella, pero el arrepentimiento para traer la restauració n 122
juicios sobre, razones para 119
juicio con esposas dadas a otros y campos a nuevos propietarios 120
nuevo pacto 183
posesió n de su tierra 302
orden predicho de los eventos proféticos 371–372
Presentar oportunidades para ser salvo 438–439
castigo prometido por desobediencia 42
perdon prometido 36
prometió la bendició n de Dios por Josué 38
Prometido juicio a manos de Faraó n y Nabucodonosor 67
prometió juicio severo pero restauració n final 102
tiempo prometido de restauració n futura 427
promesas de bendició n y maldició n 38
rebeldes será n purgados en la segunda venida 441
reunió n iniciada en el siglo XX 38
permaneciendo en la tierra durante el cautiverio, para ser juzgado por Dios 177
arrepentimiento de 43 , 277
restauració n en el milenio 110
restauració n de 104–105 , 107 , 123 , 145 , 277–278 , 279–280 , 284–285 , 291–
292 , 301–302 , 440–442
restauració n de, después del cautiverio asirio 93
restauració n de, predicha en la segunda venida 80
restauració n de, a su tierra 179–180
restauració n de, a su tierra prometida 109
restauració n prometida cuando se arrepientan 38
resurrecció n y restauració n 181-183
setenta añ os de cautiverio 129-130
ser un pueblo favorecido con Dios 35
ser bendecido 153
para ser capturada y su patria destruida 120
ser llevado al cautiverio 89
para ser derrotado por los asirios 90
para ser liberada de sus enemigos 319–320
ser destruido 156
para ser destruido como odres llenos de vino 121
ser esparcido entre las naciones 159
ser humillado en el día del Señ or 88
ser juzgado como viñ edo que no produce uvas 89
ser juzgado por Dios 61
para ser juzgado, cada uno por su propio pecado 163
ser juzgado por rechazar al Mesías 319
para ser juzgado por los pecados, pero para ser restaurado 164
ser juzgados por su pecado y rebelió n 87
para ser restaurado físicamente por la resurrecció n 181
ser refinado por Dios a través del sufrimiento 108–109
ser reunidos 318
volver a reunirse en su tierra 138 , 193
para ser rescatado por Dios mismo 177–178
tener un futuro glorioso 439
tener paz y seguridad 134
guardar el sá bado o ser juzgado 124
perder dos tercios en juicio en el tiempo del fin 321
morir en la tierra 321
sufrir juicios depurativos 320–321
para darle la bienvenida a su pró ximo Rey 317–318
victorioso en el reino 291-292
victoria predicha 91
advertido de volverse al Señ or o ser juzgado 176–177
líderes malvados para ser juez 158
maldad descrita 92
dispersió n mundial cumplida 38
Israel y Jerusalén, conquistados por Babilonia 138
J
Jacob, prometido del convenio abrahá mico afirmado a través de él 29–33
Joaquín
que los niñ os no se sienten en su trono con éxito 127
descendientes en el linaje de José pero no en el linaje de María, llamado
Jeconías en Mat. 1:12 127–128
juicio sobre, morir en Babilonia 127
Joacim, para ser asesinado, cuerpo expuesto 140
Joram, juzgado por Dios segú n la profecía de Elías 67
Josafat
informó que el enorme ejército de Edom sería destruido 67
ve la profecía cumplida de que Edom sería destruida 67
valle de, lugar del juicio 279-280
aventurarse en la construcció n naval para fallar 67
Jehú
profetizado para ser rey sobre Israel 65
hijos para estar en el trono de Israel por cuatro generaciones 66
Jereboam
casa de, para ser destruido a causa de sus pecados 61
Jeremías
cinturó n arruinado por la exposició n 121
ordenó comprar un campo 137-138
primera carta a los exiliados sobre setenta añ os de cautiverio 132-133
instruido de no casarse y no unirse a las celebraciones funerarias debido al
gran desastre que se avecina 123
vida amenazada 131
conspirar contra él 121
escritos leídos y luego quemados por el rey 140
Jericó , conquista del 39 al 40
Botella grande
poseería territorio de Israel, cumplido 66
Jerusalén
Ver Nueva Jerusalén
sitiada por Babilonia 167–168
construidos en las á reas que antes se utilizaban para basura y cadá veres 137
quemado por los babilonios 139
capital del reino milenario 101
capturado y destruido 154-155
conquistada por Babilonia 162
conquistada por los babilonios 138
liberado de los asirios 103-104
destruido 126 , 301
terremoto 557
elevado en el reino milenario 322
referencias generales 88 , 98–99 , 101 , 103–
104 , 111 , 118 , 120 , 122 , 126 , 130 , 137 , 138 , 142 , 150–151 , 154–
155 , 160–161 , 165 , 166 , 168 , 177 , 204 , 235–
237 , 245 , 247 , 251 , 279 , 299–300 , 301 , 308 , 315–316 , 319–
320 , 349 , 374–377 , 405–406
predicciones de 413–417
Jesucristo 24 , 44 , 55 , 62 , 81–83 , 89–90 , 91–92 , 93–
94 , 101 , 106 , 107 , 110 , 113 , 243–244 , 287–288 , 291 , 317–
318 , 331 , 332–334 , 336–342 , 353 , 392 , 560
primera venida de 20 , 21 , 35 , 37
tribunal de 428 , 432–433 , 446–447 , 448–449 , 453–455 , 483 , 490
predicciones de 345 , 347 , 352–353 , 368–369 , 393–394 , 396–397 , 397–
401 , 406 , 408–409 , 418–424
Segunda venida del 30 al 31 , 52 al 53 , 56 , 57 , 64 , 79 al
81 , 82 , 83 , 85 , 92 , 93 , 94 , 100 , 106 , 107 , 109 , 110 , 113 , 123 , 128 , 131 ,
133–134 , 148 , 158 , 184 , 213 , 285 , 309–310 , 313 , 321–322 , 325–
326 , 333 , 362 , 367 , 372 , 374 , 378 , 378–
379 , 379 , 383 , 389 , 411 , 442 , 444 , 468–469 , 477 , 481 , 488 , 496–
497 , 500–501 , 504 , 516–517 , 534 , 553 , 555 , 557 , 572 , 574–575 , 582–
583 , 592 , 597–604
Jezabel
comido por perros 61
profecía de su muerte cumplida 66
maldad de 516
Joá s, informado de que Dios lo había abandonado a causa de sus pecados 67
Trabajo
confianza en Dios después de su prueba 69
profecía del Redentor venidero 69
John
evangelio de, mensaje profético de 391
visió n del cielo 525–533
Juan el Bautista
anticipado 105
precursor de Cristo 342–343
Cumpliendo la profecía de Isa. 40: 3–5 343
cumplimiento de la profecía 391–392
su mensaje 343
mensaje de arrepentimiento 343
predicció n de la venida de Cristo 342–343
profecía del nacimiento 331–332
Jonadab, para tener sucesores que continuará n sirviendo al Señ or 139–140
José, sueñ o de advertencia 341
Joshua
conquista de, resumido 41
coronació n de 313-314
Josías
no ver la destrucció n de Israel antes de su muerte 66
profecía del sacrificio del sacerdote cumplida 61
solicitud de relació n de las profecías de la condenació n de Israel a su
reinado 66
sacrificar sacerdotes en los lugares altos 61
Judá
bendiciones para seguir el juicio divino 118
llevado cautivo 122
llevado en el cautiverio de Babilonia 117-118
liberació n si permanecían en la tierra pero serían destruidos si iban a
Egipto 141
entregado 318
destruido por Egipto 143
destrucció n de, en cautiverio babiló nico 118
sus reyes será n destruidos, así como su templo 126-127
El juicio debido a su pecado en contraste con las bendiciones del hombre
bendito 124
juicios de un ejército del norte, cumplidos en el cautiverio babiló nico 118
sentencias sobre 117
morir a menos que salgan de Jerusalén 141
advirtió sobre la alianza con Egipto 101–102
advirtió que los que escaparan a Egipto morirían 143
Judá y las diez tribus de Israel se reunirá n en el milenio 182
Juicio
en la segunda venida 496
viniendo al mundo 327–328
Egipto, Edom, Ammó n y Moab 120
enemigos de Dios 72
Gentiles 316–317
Gentiles, en la segunda venida 387–390
Gentiles, en contraste con el juicio de Israel 388–390
Gentiles, relacionados con el amilenialismo 390
Gentiles, relacionados con el posmilenialismo 390
Gentiles, relacionados con el postribulacionismo 390
Gran Trono Blanco 611–612
Israel 454
naciones 279–280 , 454
Filisteos 96
prometido en la iglesia de Sardis 517–518
Israel justo en la segunda venida 165 , 454
pecado 432–433
inconverso 454
malvado 70
malvados en el reino futuro, predijo 76
Juicio de Dios, profético 19-20
Trono del juicio de Cristo
Ver a Jesucristo, tribunal de
Juicios divinos mayores 455–456
K
Cades Barnea 36
Cedar y Hazor será n destruidos por los babilonios 147
Reino
Ver reino mesiá nico
Ver reino milenario
a mano 343
ingresado solo por verdaderos creyentes 344
Reino de los cielos
misterios de 359–367
misterios de, trasfondo de revelació n 359–361
misterios de, definido 361
misterios de, pará bola de la semilla de mostaza 364–365
misterios de, pará bola de la red 367–368
misterios de, pará bola de la perla 367
misterios de, pará bola del sembrador 361–362
misterios de, pará bola del sembrador interpretada 363
misterios de, pará bola de la levadura 365–366
misterios de, razones para la revelació n en pará bolas 362–363
misterios de, revelados en pará bolas 362–363
misterios de, malas hierbas entre el trigo 363–364
misterio del tesoro escondido 366
Reino de Judá , liberado de la dominació n asiria 90–91
Reyes, nombramientos de los reyes de Israel profetizados 46
El oficial del rey cuestionó la profecía, vería pero no podría comer, la profecía
se cumplió 65
Korazin, sentencia dictada en 344
L
Tierra
distribuidos entre doce tribus 203
heredado por los mansos 77
heredado por los justos 74 , 77
en el milenio 203-204
Israel será expulsado si adora ídolos 37
posesió n de, no cumplida en la vida de Josué 41
prometido como posesió n del hombre piadoso 77
prometido a Israel 25-27
promesa de, cumplida en la parte 41
promesa de importancia para la interpretació n premilenial 25-26 , 27-28 , 29
promesa de la herencia de Israel 37
Laodicea
iglesia en, advirtió que serían rechazados 521
profecía sobre 521–522
Ley
condiciones para bendiciones y advertencias de maldiciones 36
desobediencia a, resultó en el aislamiento de una persona en Israel 35
Ofrendas levíticas, algunas declaradas inaceptables 35
Levítico, libro que resume las leyes y reglamentos de la vida religiosa de
Israel 35–36
Libia, caerá 173-174
Vida después de la muerte 460–461
Ver el cielo , Hades
Linaje de Cristo, genealogía de, trazada a través de María hasta Natá n, hijo de
David 53
Langostas, plaga del 277
Señ or
Su reinado como Redentor 73
ser glorificado 477
Lydia, caerá 173-174
M
1 Macabeos 4:52, 56 232
2 Macabeos 3: 7 259
Magos, visita a Jesú s 340–341
Magog 186 , 187–188 , 609–610
Malaquías
fondo de profecías 323
advertencia final sobre juicios futuros 328–329
quinto orá culo, mandato de obedecer a Dios 326–327
primer orá culo, sobre el amor de Dios 324
cuarto orá culo, la esperanza de Israel está en la primera y segunda venidas de
Cristo 325–326
predicció n acerca de Elías 328
segundo orá culo, honrando a Dios 324–325
sexto orá culo, mandato de temer a Dios 327–328
tercer orá culo, exhortació n a ser agradecido 325
Manasés
caída pronosticada 66
volver al Señ or y reinar renovado 66
Maná escondido, promesa a la iglesia de Pérgamo 515
Hombre de desafuero
Ver Hombre de pecado
Hombre de pecado
conquistador del mundo 479
pacto con Israel 479
destruido en la segunda venida 480
identificado como bestia fuera del mar 480
identificado con la regla 480
perseguidor de israel 480
Revelado temprano en el Día del Señ or 479
Mars Hill, predicció n del juicio futuro 428
Má rtires, en la gran tribulació n 543–544
María
genealogía, no la de Joaquín 127-128 , 337
el Magnificat 334
la madre de Jesú s 332–333 , 338
Medo-Persia
Primera visió n de Daniel 223
Imagen de Nabucodonosor 211
Mesec, para ser juzgado 176
Mesías
liberació n venidera de 317–318
esperanza de su reinado en la tierra 70
predicció n de su nacimiento 89
Nacimiento virginal 89–90
Reino mesiá nico
Ver reino milenario
caracterizado por la paz entre los animales y los hombres 93
Cristo, justo y recto 91 , 93
El reino de Cristo se realizará por el poder de Dios 91
El reinado de Cristo como descendiente de Isaí 93
Cristo para poseer el Espíritu Santo 93
disfrutado por Israel 93
alabanza y adoració n futuras 94
restauració n futura de Israel después de la segunda venida de Cristo 94
La fidelidad de Dios en el cuidado de su pueblo 100
Jerusalén como capital del mundo 87–88
tiempo de paz en lugar de guerra 87–88
Profecía mesiá nica
interpretació n amilenial del Sal. 89 84–85
la belleza de la novia descrita 82–83
hijos de la novia descritos como príncipes 82–83
Cristo, luz de los gentiles y adorado por ellos 90
Cristo, roca ofensiva 91
Cristo traicionado por un amigo 82
Cristo soporta los falsos testigos 82
Cristo, amable con los débiles 90
Cristo, dado vinagre en la cruz 83
Cristo odió como David tenía 83
Cristo odiado sin causa 82
Cristo en su reino 90
Cristo, “perfeccionado mediante el sufrimiento” 79–80
Cristo, obediente a Dios y sujeto al sufrimiento 90
Los huesos de Cristo no deben romperse 82
La venida de Cristo es un tiempo de gran luz, gozo y regocijo 91
La deidad y el poder de Cristo 91
Los amigos de Cristo deben mantenerse alejados de É l 82
La salida de Cristo de la tierra después de su encarnació n, recibido en la gloria
celestial 79–80
El justo gobierno de Cristo sobre la tierra en Su reino 85
El gobierno de Cristo sobre las naciones 90
La fuerza de Cristo se secó en la cruz 81
Los sufrimientos de Cristo 81
Cristo, piedra desechada por los constructores 86
Cristo para ser exaltado 90
Cristo será lleno del Espíritu 90
Cristo será rechazado por Israel 90
Cristo para encomendar su espíritu a Dios 82
Cristo para juzgar con justicia 90
Cristo para llevar cautivos en su ascensió n 83
Cristo, para ocupar el trono de David 91
Cristo para restaurar a Israel y juzgar a los malvados 90
Cristo para gobernar sobre toda la creació n 81
Cristo para sentarse a la diestra de Dios 86
Cristo juzgará a las naciones y aplastará a los gobernantes de la tierra 86
Cristo, celoso en la limpieza del templo 83
venida el Mesías para hablar en pará bolas
84 venida de cristo 91
venidero gobierno de Cristo para juzgar al mundo con justicia 80
confirma el pacto davídico 84
La fe de David que no sería abandonada a la tumba anticipó la resurrecció n de
Cristo 80–81
El ú ltimo rescate de David de sus enemigos, profético del ministerio posterior a
la resurrecció n de Cristo 81
descendiente de Isaí y David 90
decreto eterno sobre el Hijo de Dios 78
profecías generales acerca del hombre bendito en contraste con el hombre
inicuo 78
Dios como Creador en contraste con el hombre que era insignificante 79
El Hijo eterno de Dios, el Rey legítimo que reinará en el trono de David 78–79
Dios abandona a Cristo en la cruz 81
El propó sito de Dios de poner a Su Hijo como Rey en el Monte Sion 78
gozoso reinado de Cristo 90
reino para ser poseído para siempre 86
reino milenario 85–86
nuevo pacto 90
interpretació n premilenial del Ps. 72 83–84
gobierno de Cristo sobre el mundo 90
desprecio y burla de los hombres similar a la experiencia de Cristo en la cruz 81
guerras para cesar 83
testigos de crucifixió n comparados con toros y leones rugientes 81
Miguel, guerra angelical, Sataná s arrojado a la tierra 560–561
Milenialismo, avanzado en los siglos XIX y XX 10
Reino milenario 93
Ver reino mesiá nico
un tiempo de bendició n sobre Israel 116
belleza y gloria del Mesías así como de la tierra 88
tiempo venidero de la restauració n de Israel 102
David reinará sobre Israel 133-134
establecido por Cristo en la segunda venida 322–323
tiempo futuro de bendició n 102
la gloria se contrasta con la caída de Babilonia y Asiria 94
El propó sito de Dios para que Cristo reine en el trono de David 128
Israel para que sus pecados sean perdonados y sea gozoso 115-116
Jerusalén será limpiada 88
en la tierra 88
predicció n de 100
seguridad para Israel con casas y viñ edos 115
la venida del señ or 109
para comenzar en la segunda venida de Cristo 102
ser glorioso 115
para proporcionar una larga vida 115
proporcionará abundante salvació n 111–112
Milenio
como un reino que comienza con la atadura de Sataná s 605–606
bendiciones en 317
El reinado de Cristo, diversas opiniones sobre 604–605
puertas del templo 618
Jerusalén descrita como una ciudad gloriosa con doce puertas 204
características principales de 608–609
templo 193-199
Moab
destruido 300-301
destruido por los babilonios 145–146
futura destrucció n de 96
juzgado por Dios 169
sentencia contra 281
Moabitas
derrota profetizada por Eliseo 65
profecía de la derrota de Elisah cumplida 65
Estrella de la mañ ana, promesa de 516
Pacto mosaico, roto por Israel, que resulta en juicio divino 120-121
Moisés, para ser libertador de los hijos de Israel 33
Monte de los Olivos, que se dividirá en dos en la segunda venida 322
N
Naamá n, sanado de lepra 65
Natanael, testimonio de Jesú s 393
Naciones, para ser juzgadas 102
Nabucodonosor
sueñ o de, el gran á rbol 214
sueñ o, el gran á rbol interpretado por Daniel 214-215
sueñ o, el gran á rbol, profecía cumplida 215-216
imagen de 212-213
imagen de la interpretació n de Daniel 210-211
imagen de, destruido 211
interpretació n de su sueñ o 210-211
Nehemías, profecía de que los enemigos de Israel no tendrían parte en el
templo 68
Nuevo pacto
como un aspecto del pacto de gracia 488–489
mejor que Mosaic 486–487
El propó sito de Dios de hacer universal el conocimiento del Señ or 135–136
El propó sito de Dios de poner Su Ley en sus mentes y corazones y ser su
Dios 135–136
de Israel, para llevar a cabo su restauració n 486–489
promesa de que Israel perduraría tanto como la tierra 135-137
para extenderse a la iglesia en la era actual 487–489
con Israel 135-137
Tierra nueva 613–616
sin océanos 614
Cielo nuevo 613–616
Cielo nuevo y tierra nueva, prometidos 498
Nueva Jerusalén 616–625
un río de agua de vida 620–621
como novia 613 , 614–615
descendiendo del cielo 613–614
descripció n de 616–620
iluminado por la gloria de Dios 620
habitado 619
ya no hay maldició n 622
no hay noche 620
tamañ o 618
para ser construido con piedras preciosas 111
arbol de la vida 621
muro y puertas 617–618
sin dolor, pena ni muerte 615
Nínive
destruido 301–300
destruido en cuarenta días 287
Dios enojado con ella 293
su destrucció n completa 294-295
antecedentes histó ricos 293
ser cortado y perder su poder 293
Noé 22-23
Reyes del norte, destinados a ser conquistados 41
O
Ahola, representante de Samaria, será juzgado 167
Aholiba, representante de Jerusalén, para ser juzgado por los babilonios 167
Vencedores, profecía sobre 522
P
Pasur, morir en Babilonia 125–126
Pablo
no volver a ver a los efesios 428
prediciendo que sobrevivirían a la tormenta 429
predicciones de 432–433 , 438–439 , 446–447 , 448 , 453–454 , 456–465 , 483–
484
le dijeron que testificaría en Roma 429
Pedro
muerte por crucifixió n 424
pregunta sobre a dó nde iba Jesú s 409
Faraó n, lamenta su destrucció n 175–176
Filadelfia
iglesia en, prometió un nuevo nombre 520
iglesia en, prometió estar en la nueva Jerusalén 520
iglesia en, prometido ser guardado desde la hora del juicio 519-520
profecía sobre 518–520
Filisteos
Israel prometió victoria sobre 42
sentencia 169-170 , 316
para ser destruido por egipcios y babilonios 145
Plagas de Egipto 34
Posesió n de la tierra
Ver tierra
Posmilenialismo 17–18 , 211–212 , 361–362 , 363 , 365–
366 , 366 , 368 , 371 , 505–506 , 604–605
El campo del alfarero, que se comprará con el dinero de la traició n de
Cristo 319
Premilenialismo 9 , 10 , 15 , 17–18 , 51–55 , 64 , 79 , 84 , 92 , 128–
129 , 183 , 193 , 199–200 , 231 , 243 , 247 , 248 , 248–249 , 279–280 , 333–
334 , 361–362 , 371 , 387 , 388 , 390 , 505–506 , 604–605 , 606 , 607–608
Ver nuevo pacto
Ver reino milenario
Ver reino mesiá nico
Ver tierra, promesa de
Ver el pacto davídico
La era actual, no profetizada en el Antiguo Testamento 426
Interpretació n preterista 504–505
Sacerdote
futuros fieles, resucitados por Dios 44
futuros fieles, finalmente cumplidos por Cristo 44
Promesa de la tierra
Ver tierra
confirmado 27-28
dado a través de Josué 39
Profecía
Abraham, padre de una gran nació n 24
Pacto abrahá mico 25–28
Pacto abrahá mico cumplido 25
El nombre de Abraham sería genial 24
Abraham será una bendició n para el mundo 24
una guía sobre el significado de la historia 11
adoració n angelical del Cordero 532–533
apocalíptico, requiere una interpretació n especial 15–16
asume la inspiració n de la Biblia 12
supuestos de, en la interpretació n 12-13
seguro de cumplimiento 495–497
Cristo tomará el rollo de siete sellos 530–531
sobre Pérgamo 514–515
acerca de la iglesia 508–522
sobre el tiempo del fin 533
sobre el estado eterno 613–626
sobre el milenio 604–612
condicional o incondicional 14
determinació n de si es importante literal o figurativamente 14-15
la tierra no será destruida por un alimento la segunda vez 22-23
esencial para la esperanza futura 11
cumplido, una guía para el cumplimiento literal de la profecía futura 14
Cumplida y demostrada precisió n de la Biblia 11.
cumplido, prueba la pauta para la interpretació n de la profecía incumplida 14
pautas para la interpretació n 13-17
importancia de 9-11
importancia de la posesió n futura de la tierra 26-28
importancia de en la Escritura 10
destinado a comunicar la verdad acerca de Dios y sus planes para el mundo 12
interpretació n, regla general de 13
interpretació n de 12
ley de doble referencia 14
el cumplimiento literal de la maldició n sobre Sataná s apoya la interpretació n
literal 20-21
interpretació n literal, un tema importante en la determinació n de la profecía 15
acontecimientos importantes en el tiempo del fin 534–535
interpretaciones principales 16-17
necesidad de determinar el significado de palabras significativas 14
necesidad de determinar si presente o futuro 14
Noé acerca de sus tres hijos 23
no dado a Ismael 28-29
de maldició n sobre Caín 22
de dificultad para criar alimentos 20
de la posesió n de Israel de la tierra 25–28
de muerte física y espiritual 19
de la muerte física y espiritual de Adá n y Eva, un cumplimiento literal de la
profecía 20-21
de muerte física 20
de posesió n de la tierra confirmada 25-28
de posesió n de la tierra, confirmada por un pacto 27-28
de posesió n de la tierra, confirmada a Jacob 29–33
de posesió n de la tierra, cumplimiento retrasado 28-29
de salvació n 20-21
de salvació n y juicio sobre Sataná s 20-21
de la segunda venida
Ver a Jesucristo, segunda venida
de especial énfasis en los Evangelios 331
de la comida de Noé 22
principios de interpretació n 12-18
proporciona una base para la moral 11
revela cambios en las dispensaciones, especialmente entre la ley mosaica y la
presente era de gracia 12
que todo acto será juzgado 86
la primera profecía del juicio 19-20
aunque a veces en lenguaje no literal, generalmente está sujeto a cumplimiento
literal 15
eventos importantes no cumplidos de 534–535
las tinajas de la viuda se llenarían de aceite 65
Profeta
desobediente, muerte profetizada cumplida 61
desobediente, morir 61
falso, condenado 159
el grande, ser como Moisés 37
los que mintieron a Israel para ser juzgados 129
Añ o profético, duració n de 237
Proverbios, ninguna profecía revelada 86
Ponga 187
caer en juicio 173-174
Q
Qumran 230 , 255
R
Rahab 337–338
Rapto 363–364 , 379 , 382–383 , 410 , 451 , 459 , 460 , 465 , 468 , 468–
471 , 474–475 , 478–481 , 481 , 483 , 490 , 492 , 498 , 623
Resurrecció n
de los cristianos 450 , 454 , 457
de los má rtires 454 , 607–608
de má rtires en la segunda venida 379
de los santos del Antiguo Testamento 100 , 266–267 , 379 , 454
de los dos testigos 454
de los malvados 454
Resurrecciones
mayor, de la Escritura 452
orden de 449–450
Revelació n
interpretació n alegó rica de 504
cará cter apocalíptico de 503–504
diferentes interpretaciones 503–508
interpretació n futurista 505–506
interpretació n histó rica 505
interpretació n de símbolos 506–508
introducció n a 503–507
interpretació n preterista 504–505
segunda venida, que requiere veinticuatro horas 509
siete personajes importantes 558
Justo
para ser bendecido en contraste con la destrucció n de los malvados 116
ser recompensado 77
aguantar para siempre 77
florecer 76
caminar con el Señ or nunca será sacudido 77
Roma
ciudad de las siete colinas 589
cuarto reino a imagen de Nabucodonosor 211
en la primera visió n de Daniel 223
Rosh, príncipe de, en referencia a Gog 186-187
Gobernante que vendrá 480 , 538
Ver Bestia fuera del mar
Rusia, a la vista en Ezek. 38–39
187–188
Rut 337–338
relació n con la profecía 43
S
Santos, jueces 447–448
Salvació n 20-21
en la edad actual 438–439
de los gentiles 112
prometido a los creyentes en Cristo 438–439
Mujer samaritana, testimonio de Jesú s a 394–396
Sansó n
capturado por los filisteos y cegado 43
destruye a los filisteos en su muerte 43
profecías sobre 43
proezas de fuerza profetizadas y
Samuel
nacimiento y vida profetizados 43
reprende a Saú l por no destruir animales de Amalec 48
Santificació n eterna prometida 489–490
Sardis, profecía relativa a 517–518
Satá n
actividad de 415
anticipado en las profecías de la destrucció n de Babilonia 95
ataque a Israel 562
arrojado al lago de fuego 610–611
su rebelió n original contra Dios 95
juicio el 20-21
lanzado 609–610
ser aplastado 444
Saul
como rey, presentado al pueblo 47
como rey, llevó a Israel a una gran victoria sobre los amonitas 47
elegido y ungido como rey 46–47
tontamente ofrece una ofrenda al Señ or 47
informado de nuevo que sería depuesto como rey 48
Samuel le informó que debía atacar a los amalecitas y no perdonar a los
hombres ni a los animales 48
informó que su reino no duraría 47
prometió la muerte en el campo de batalla al día siguiente con la derrota de
Israel 49
perdona lo mejor de los animales de los amalecitas 48
Sagrada Escritura
infalible 355
estar para siempre 492
Sello
quinto 539–540
primero 535–536
cuarto 537–539
segundo 537
séptimo 545–548
sexto 540–541
tercero 537
Sellos, trompetas, cuencos, orden de, cuadro 536
Segundo advenimiento
anuncio 597–598
en contraste con el rapto 379
descrito 600–603
reunió n de los santos 379
generació n para verlo 380–381
sentencia en 496 , 573–575
de luto en 509
no el rapto 382
profetizado 500–501
signos de, pará bola de la higuera 379-380
incredulidad en 509
vigilancia para 383
Segunda muerte 611–612
Sermó n del Monte 354–359
adulterio y divorcio 356
estímulo para orar 358
cará cter ético 354
regla de oro 358
hipocresía prohibido 357
ley sobre juramentos y donaciones generosas 356
amar a los enemigos 356
modelo de oració n 357
profecía que se cumplirá en el reino 355
cará cter profético de las Bienaventuranzas 354–355
reconciliació n antes de los sacrificios 356
las dos formas de vida 358–359
tesoros en el cielo 357–358
criticas injustas condenadas 358
Serpiente de bronce 36 , 394
Siete reyes de la historia profética 589
Séptima trompeta 557–558
Setenta añ os de cautiverio en comparació n con setenta añ os de desolació n de
Israel 236–237
Setenta añ os de cautiverio revelado a Daniel por medio de Jeremías 235-236
Sheba 188–189
Shebna, profecía contra el 99
Semaías, para ser castigado como falso profeta 133
Sidó n, sentencia 172 , 176 , 279
Simeó n, profecía de Jesú s 340
Esmirna, profecía sobre 512–513
Salomó n
bendiciones adicionales pronunciadas sobre sus hijos si obedecían a Dios 60
prometió sabiduría, riquezas y honor 60
para construir el templo 52
para suceder a David en el trono 52
Salomó n dijo que el reino sería quitado de sus descendientes pero no durante
su vida 60
Canció n de Moisés, siervo de Dios 576–577
; Cantar de los Cantares, ninguna profecía revelada 86
Roca
profetizar el rechazo de Cristo 73
ser rechazado por los constructores, pero convertirse en piedra angular 73
T
Talentos, pará bola de 385–387
Tamar 337
Tarsis 188–189
templo
profanado 479
la gloria se va 157
milenio, nueva vida y adoració n en el milenio 199-203
para ser reconstruido y las ú ltimas bendiciones milenarias a seguir 308
Diez cuernos 222 , 224–225 , 590
Diez vírgenes, pará bola de 384–385
El hombre bendito se deleita en la Ley de Dios 73–74
Los dos testigos 554–557
Trono de Dios en el cielo para gobernar sobre toda la creació n 72
Tiatira
profecía sobre 515–517
Tiempos de los gentiles 211–212 , 307 , 374–376
Togarmah 187
Tribulació n, Gran 264–265 , 377 , 538–539
Cristianos que mueren en ella, bendecidos 572–573
Santos de la tribulació n, resurrecció n de, para reinar con Cristo 1,000
añ os 607–608
Trompetas
quinto 548–549
primeros 545–546
cuarto 547–548
segundo 546
séptimo 552
sexto 550–552
tercero 546–547
Tubal
identificarse con Rusia 186–187
ser juzgado 176
Neumá tico
asediado por Alejandro 99
destruido y sus escombros raspados hasta la roca desnuda 170
las redes de pesca reemplazarían su comercio 170
sentencia 279 , 281 , 316
rey de, para ser juzgado 171-172
no ser reconstruido y su comercio destruido 170
profecía contra 99
U
Incredulidad
sobre la segunda venida 509
predijo 494–495
Los incrédulos, para ser juzgados al final del reino milenial 483
Infiel, para ser juzgado 76
W
Advertencia de juicios de Dios a la iglesia de Tiatira 515–516
Cena de bodas, anunciada 598–600
Piedra blanca, promesa de, a la iglesia de Pérgamo 515
Malvado 73
bendiciones temporales 121
derribados en el hoyo y no vivir la mitad de sus días 75
consumido por el fuego y destruido 74
cortado por el pecado repetido 74
destinado a la ira 467
destino de 462 , 612
destruido para siempre 76
juzgado 77 , 476–477
no estar en el tiempo del juicio 73
perecer 74
ser derribados por sus pecados 75
para enfrentar la ruina eterna 75
para juzgar a los impíos con carbones encendidos y azufre ardiente 74
desaparecer como humo 74–75
Voluntad de Dios, revelada a los rendidos 442
Sabiduría de Dios, por revelar 445–446
Mujer con niñ o 558–562
Ejércitos mundiales, reunidos por demonios 581–582
Gobierno mundial 536
empoderado por Sataná s 564
ú ltimos tres añ os y medio 225
Gobernante mundial 249–250 , 262–263 , 371 , 562–566
Ver Hombre de pecado
Ver regla
un gentil 248 , 263
un ateo 264
Gobernante mundial y falso profeta, arrojado al lago de fuego 603
Mundo, para ser destruido por el fuego 495
Guerra mundial 580 , 581–582
guerra final 264-265
Adoració n de todas las criaturas 533
La ira de Dios, día de 540–541
Z
Zacarías
trasfondo de su profecía 305-307
octava visió n 312-313
quinta visió n 310–311
primera visió n 307
cuatro mensajes sobre el ayuno 314–316
cuarta visió n 309-310
su cá ntico profético 335–336
asesinado por su denuncia de Joá s 67
mensaje de advertencia 306
cambios físicos en Tierra Santa 322
segunda visió n 307-308
séptima visió n 312
sexta visió n 311-312
tercera visió n 308
Sedequías
ordenado por Jeremías a someterse a Babilonia 132
sus hijos asesinados, no tenían herederos para sentarse en el trono 127
informó que se salvaría si se rindió a Babilonia 141-142
para ser llevado a Babilonia, pero cegado 159
ser castigado por rebelió n contra Babilonia 162
para ser llevado a Babilonia después del incendio de Jerusalén 139
Sofonías
antecedentes histó ricos de las profecías 298-299
sú plica por el arrepentimiento de Israel para evitar el juicio 300
Zorobabel
La profecía de Hageo de 304-305
hijo de Joaquín, gobernador pero no rey de Judá 127
ÍNDICE DE ESCRITURAS
GÉ NESIS
1: 26–27 21
1:28 21
2: 7 180
2: 16–17 19
3: 1–3,6 19
3: 7–24 20
3: 14–24 20–21
3:22, 24 621
4: 1–16 21–22
5: 5 20
6: 1–22 22
7: 1–24 22
7: 2–4 381
8: 1–9: 17 22–23
9: 18–29 23
10: 1–32 23
10: 2 186
10: 11–12 293
10:15, 19172
11 586
11: 1–9 23
11: 5–9 594
11: 9 586
11: 10–31 24
11:31 177
11: 31–32 24
12: 1 25
12: 1–3 24–25 , 94
12: 1–5 177
12: 1–7 302
12: 3 62 , 440
12: 7 25-26 , 26 , 165
13: 1–18 26
13: 14-17 302
14:15 147
15: 1–6 27
15: 5 24 , 138
15: 7–17 318
15: 7–21 302
15: 9–21 27
15:18 16
15: 18–21 94 , 100
16: 7–16 27
17: 1–8 27–28
17: 6 51
17: 7–8 94 , 302
17: 9–21 28
17:16 51
19: 15–20 594
19: 36–37 145
19:38 146
21: 1–21 28
22: 15–18 28
24: 1–26: 6 28–29
25:13 147
26: 2–6 51
26: 4 138
27: 1–40 29
27: 41–28: 22 29
28: 13-15 51
28:14 138
32:12 24
35:22 30
36: 1–37: 36 29–30
36: 1 324
37: 9 559
38: 1–30 337
39: 1––48: 22 29–30
49: 1–28 30–33
49: 9–10 531
49:10 51
É XODO
3: 1––4: 31 33–34
5 33–34
6: 1–8 34
7: 1–12: 36 34
7: 20–25 579
9: 9-11 579
12: 37–50 34
12:46 34 , 422
14: 1–31 34
15 576
15: 23-25 547
16: 33–34 507
17: 6 33 , 438
17: 8-15 35
19: 1–13 35
19: 5–6 367
20: 5 162
20:12 219
23: 20–31 35
28: 17-21 527
28: 39–43 252
32: 7–9 326
33:15 35
34: 6–7 162
34: 10–12 35
40: 2–33 199
40: 34–35 577
LEVÍTICIO
5:13, 16 35
6: 7, 18, 27 35
7: 11-13 366
7:18, 27 35
10: 6 35
14:20 35
15:22 35
16 36
16:29, 31 315
16:30 35
17: 9, 15 35
18: 7–20 167
19:22 35
20: 10–21 167
22: 18–25 325
23: 4–44 35–36
23: 15–18 366
23: 26–32 315
23:29 35
26: 1–45 36
26:12 134
NÚ MEROS
3: 46–51 447
9:12 34 , 422
13: 26––14: 26 360
14: 20–34 36
20: 14–21 285
20: 18–21 147
21: 6–9 394 , 399
21: 8–9 36
22 494
22–24 169
22: 1–24: 25 37
25: 1–3 37
26: 63–65 36
33: 51–66 37
DEUTERONOMIO
3: 21–22 37
4: 2 625
4: 25–31 37
5: 9 162
7: 6 134
9: 6–8, 13, 23–24 326
10: 8 309
12:32 625
15:21 325
18: 15–18 37
21:23 37
22: 22-24, 30 167
26: 16-19 134
27:22 167
28: 1–68 38
28: 15–68 36
30: 1–10 38
31:23 38
31: 27–29 326
32 576
32:43 443
33: 1–29 38
34: 5 39
JOSHUA
1: 1–9 39
2: 1–6 337
6: 1–5 39–40
6: 6–27 40
6:25 337
7: 1–8: 29 40
9: 1–26 37
10: 1–28 40–41
11: 1–15 41
11: 11–23 41
13: 1–19: 51 41
13: 2–7 37
19:10, 13 287
21: 43–45 38 , 39 , 41
Jueces
1: 1–8 41–42
1:18 145
1:19, 27, 29–34 41
1:21 37 , 41
1: 28–36 37
2: 1–3, 20–23 41
2: 11–23 37
3: 1–4 41 , 145
3:31 145
4 582
4: 1–24 42
5: 15–16 30
5:18 32
6: 11–24 42
7 582
7: 1–25 42
9: 1–11 380
10: 13–14 42
11: 1–40 43
13–16 43 , 145
14:19 145
18:30 31
1 SAMUEL
1: 1–2: 11 43–44
2: 12–17 44
2: 27–34 44
2: 35–36 44
3: 1–21 45
4:11, 17–18 45
6: 1–7: 2 45
6:17 145
7: 2-17 145
7: 3–13 45–46
8: 1–22 46
9: 1–10: 27 46–47
11: 1–15 47
12: 1–25 47
13: 1–14: 23 145
13: 1–14 20 , 47
14: 1–48 47
14:47 147 , 169
15: 1–23 48
15: 24–35 48
16: 12-13 50
17: 1–58 48–49
18: 1–22: 23 49
20: 18-19,34 252
23: 1–13 49
23: 14–28: 19 49
28: 1–4 145
28: 1–25 49
29: 1–2, 11 145
30: 1–20 50
31: 1–6 50
31: 1–10 145
2 SAMUEL
1:20 145
2: 12–4: 12 50
4: 1–12 50
5: 1–2 50
5: 1–4 47
5: 19-25 51
5: 17-25 145
6 82
6: 12–23 51
7 52 , 54 , 64
7: 1–16 52
7: 8–16 310
7: 9 51
7: 11–16 84 , 272
7:14 79
7:16 83 , 94 , 302
7: 18-19 54
7: 19–29 53
8: 1 145
8: 13-14 147 , 169
11: 1–12: 25 338
11: 2–27 20
12: 1–12 58
12: 10–23 60
12: 24-25 60
15-20 60
22:50 443
23: 5 52
1 REYES
2: 4 58
2: 10-11 71 , 74
2:12 60
2: 13–20 219
2:27, 35 44
3: 5–15 60
3: 11–14 58
6: 11–13 58
6:37 60
6: 37–38 52
7: 1–51 52
7: 23-25 529
9: 1–9 60
9: 4–9 58
10: 1–13 188
10: 14–29 20
11: 11–39 61
11: 14-23 147
11:34 52–53
12: 2-15 46
13: 1–3, 8–26 61
14: 1–16 61
16: 1–4, 11–13 61
16:34 40
17: 1,7–16 61
17: 1–4 61
18: 19–45 61
19: 2 516
20: 13–14, 18–22, 26–30, 35–36, 42 61
21: 1–16 516
21: 17–20 61
21: 20–22 66
21: 21–24 272
21:23 62 , 66 , 516
22: 5–12 64
22: 13–28, 37–38 62 , 64
22: 34–38 62
2 reyes
1: 4, 16–17 64
1: 10–12 568
2: 1–14 64
2:11 450
3: 15–27 65
4: 5–6, 38–44 65
5: 1–19 65
5: 19–27 65
6: 8–23 65
7: 1–2,17 65
8: 1–15 65
8:25 337
9: 1–10, 14–28 65
9: 6–10, 24, 27–28 272
9: 30–37 61 , 66
9: 33–35 516
10: 1–11, 17 66
10: 12-14 272
10:30 66 , 272
10:32 66
12: 17–18 65
13: 1–15: 38 337
13: 3, 22–25 65
13: 7-19 280
13: 14-19 66
14:25 66 , 280 , 287
15:10 272
15:12 66
17: 1–18 90
18-19 103
18:18, 26, 37 99
19: 5–6 66
19: 20–36 66
20: 1–11 104
20: 1–19 66
21: 10–15 66
21: 11-15 155
22–23 298
22: 1–20 66
23: 1–30 66–67
23: 15–17 61
23: 4–16 120
23: 26–27 155
23: 29–30 145
23: 31–34 163
24: 3–4 155
24: 12-15 219
24: 18-25: 8 139
24: 18-25: 30 150
25: 1 168
25: 5–7 141
25: 7 163
1 CRÓ NICAS
1: 5 187
1: 28–29 28
3: 17-18 127
4:43 35
5: 1–2 30
5: 18-19 32
14: 10–16 51
16: 7–36 51
17 53
17: 3–15 53
17: 15–27 53
21: 1 562
22: 6–10 59
28: 4–7 60
2 CRÓ NICAS
1: 11–12 58
3: 1–5: 14 52
6: 7–10 53
7: 8–9 199
7: 11–22 59
9: 1–12 188
9: 1–28 83
9: 13–28 20
18: 5–27 64
18: 16–27 61
18: 33–34 61 , 64
20: 15–17 67
20: 20-25, 37 67
20:22 147
21: 12-20 67
21: 16-17 145
22-25 337
22: 5–6 65
24: 20–22 67
25: 15-17, 27 67
28: 16–18 145
29:11 309
33: 10–20 66
33: 12-13 155
34 298
34: 22–28 66
36: 11–15 129 , 133 , 154 156–57 , 159–60 , 163 , 165–168
36: 14–21 60 , 87
36: 15–21 88–89 , 101 , 118 , 126 , 156
36: 20–23 245
36:21 120
EZRA
1: 1–4 245
3: 1–6, 8–13 305
3:11 68
4: 1–5 251
4: 6 256
4: 24–5: 1 303
4:24 251
5-6 256
5: 1 305
5: 1–2, 16 305
5: 2 303 , 306
5: 3–17 303
6: 1–12 245
6: 1–13 303
6:14 305
6: 15-18 306
7: 11-26 245
9: 1–2 323
NEHEMÍAS
1:11 228
2: 1–8 245
2:20 68
5: 4–5 323
6: 15–16 68
12: 4,16 305
13: 1–3, 23–28 323
ESTER
1: 1 174
TRABAJO
5: 17–26 69
8: 20–22 69
11: 14–20 69
19: 25–27 69
21: 7–26 325
23: 10–11 69–70
24: 1–17, 22–24 325
27: 13–23 325
36: 8-12 70
42: 7 70
Salmos
1: 1–7 70
1: 1–6 73–74 , 77–78
2 70 , 78 , 516
2: 1–12 78–79
2: 6 315
2: 7 343
2: 8–9 577
2: 9 560
6: 8–10 74
8: 1–4 79
8: 5–8 79–80
9: 1–20 74 , 80
10: 1–18 80
10:16 74
11: 6 74
12: 7 70
14: 7 80 , 441
15: 1–5 77 , 80
16 78
16: 1–11 80–81
18: 1–50 77 , 81
18:49 443
19: 9–10 554
20: 2 441
21: 8-13 74
22 78
22: 1–31 81
22:18 422
23: 1–6 81–82
24: 1–10 82 , 577
25: 1–22 77
25: 3 74
27: 1–14 70 , 74
27:12 82
28: 1–9 71 , 74
31: 1–24 82
32: 7–8 71
34: 1–22 74
34:20 82 , 422
35:11, 19 82
37: 1–40 71 , 74–75 , 77
38:11 82
40 78
40: 6–10 82
41: 1–13 71 , 82
41: 9 82
45 78
45: 1–17 82–83
45: 6–7 315
46: 4–10 82–83
50: 1–23 75
50: 7-15, 22 71
52: 1–9 75
53: 6 441
55: 12–14 82
55: 16-19, 22 77
55: 16–23 75
59: 9–17 71 , 75
60:12 75
62:12 77 , 81
63: 9-11 75
64: 7–10 75
66: 1–4 577
68: 18-19 83
68:21 75
69 78
69: 1–36 83
69: 4 82
69:21 422
69: 22–28 75–76
71: 20–21 71
72 78 , 609
72: 1–4 76
72: 1–20 83–84
72: 8 577
72: 8-11 21
72: 8–12 577
73: 1–14, 16–20 325
73:24 77
73: 24-25 71-72
73:27 76
78: 2 84 , 366
78:12, 43 174
80: 8, 14-15 574
82: 6 402
86: 9 577
89 55 , 78
89: 1–4 53 , 76
89: 1–37 84–85
89: 3, 28, 34, 39 52
89: 3–4 302
89: 5–29, 38–52 53–54
89: 11–37 70
89: 30–37 54 , 76
89:36 333
91: 1–8 76
91: 1–16 72
92: 7–15 76
92: 8-15 72
94: 11–23 76
94: 12-15, 22-23 72
96–99 78 , 85
97: 1–12 85
98: 1–9 85
99: 1–9 85
100 72
102: 12–28 85
102: 25–28 72
103: 1–20 72
105: 5–11 85–86
105: 8-11 70
108: 13 76
109: 6 562
110 44 , 78
110: 1–3 56
110: 1–7 76 , 86
110: 2 441
117: 1 443
118 78
118: 1–29 73
118: 2–29 86
118: 22 310
121: 1–8 73 , 77–78
125: 5 76
127 83
128: 5 441
130: 7–8 73
132: 11 52
132: 11-18 86
134: 3 441
135: 4 367
135: 21 441
136: 1–26 73
138: 8 73
145: 1–21 76
145: 13 73
145: 13–14 86
147: 6 77
PROVERBIOS
6:16 280–81
30: 6 625
30:15, 18, 21, 29 280–81
ECLESIASTÉ S
8: 12-14 325
12: 13–14 86
ISAÍAS
1: 1–31 87
2: 1–5 84
2: 1–11 87–88
2: 2–4 290 , 577 , 609
2: 3 315–16 , 441
2: 3–5 88 , 90 , 101
2: 4 318
2:12 326
3: 1–26 88
3: 5 272
4: 1–6 88–89
4: 2 310
4: 3 315
5: 1–7 415
5: 1–30 89
5: 2–7 574
6: 1–13 89
6: 9–10 362–63
6:10 407
7: 1–25 89–90
7: 8 147
7:14 90 , 333 , 338 , 359
8: 1–4 107
8: 1–22 90–91
8: 4 147
8:18 315
9: 1–7 91–92
9: 5–7 317
9: 6 78
9: 6–7 55 , 272 , 302 , 317 , 577
9: 7 56 , 314
9: 8–10: 4 92
10: 5–19 94
10: 5–34 92–93
10: 12-19 294
10: 22–23 437
11: 1 90 , 310 , 342
11: 1–5 317
11: 1–12: 6 93–94
11: 2 90
11: 2–3 529
11: 2–5 310
11: 3–5 90
11: 3–9 609
11: 4 92
11: 4–9 609
11: 6–7 11 5
11: 9, 11 614
11:10 90 , 322 , 443–44 , 531
11: 11–16 609
11:14 169 , 285–86
12: 1–6 94
13: 1–14: 23 148
13: 1–16 148
13: 1–22 94 , 236
13: 5–6, 10, 19–22 592
13: 9-11 475
14: 1–6, 22, 25–26 592
14: 1–8 95
14: 3, 9–32 95–96
14: 12-15 172
14:14 565
14: 24–25 294
15–16 146
15: 1–16: 13 96
16: 5 92
17: 1–3 147
17: 1–14 96–97
18: 1–7 97
19: 1–25 97–98
19:11, 13 174
20: 1–6 98
21: 1–9 148
21: 1–10 98
21: 11–17 98
21:13 188
21: 16-17 147
22: 1–14 98–99
22:22 507
22: 15-25 99
23: 1–18 99–100
24: 1–23 100
25: 1–27: 13 100
25: 8 451
26 100
26: 19–21 452
27 100
28: 1–29 101
28: 5–6, 17 92
29: 1–24 101
29: 5,7–8 175
30: 1–31: 9 101–2
30: 31–33 294
31: 8–9 294
32: 1–20 102
32:16 92
32:17 317
33: 1–24 102
33: 5 92
33:20 315
34: 1–17 102
34: 4 322 , 540
34: 5–8 147 , 179
34: 5–17 285–86
35: 1–10 103–3
36–37 98
36: 1–22 103
36: 3, 11, 22 99
37: 1–7 131
37: 1–38 103–4
37: 2 99
37: 33–38 90–91
37:36 190
38: 1–22 104
39: 1–8 104
40–66 104
40: 1–31 104–5
40: 3 328
40: 3–5 343 , 391
41: 1–29 105–6
42: 1 92 , 310 , 343
42: 1–4 345
42: 1–19 106
42: 3 90
42: 3–4 92
42: 6 90 , 109
42: 14–25 106–107
42:19 106
43: 1–28 107
43:10 106
44: 1–2, 21 106
44: 1–28 107
45: 1–25 108
45: 4 106
45:23 443
46: 1 148
46: 1–13 108
47: 1–15 108
48: 1–22 108
48:20 106
49–57 109
49: 1–7 109
49: 1–13 106
49: 3–4 310
49: 6–8 90
49: 8-26 109
50: 1–11 109–10
50: 4–11 106
50: 6 90
50:10 310
51: 1–23 110
51: 5 92
52: 1–12 110
52:13 90 , 310
52: 13–53: 12 106 , 110–11
52:15 90
53: 1 407
53: 1–3, 7–8, 12 90
53: 9 422
53:11 310
54: 1–17 111
55: 1 522 , 615
55: 1–13 111–12
56: 1–8 112
56: 7 197
57: 1–21 112
58: 1–14 112
59: 1–21 113
60: 1–22 113
60: 7 147
61: 1–2 249 , 317 , 614
61: 1–3 90
61: 1–11 113–14
62: 1–12 11 4
63: 1–64: 12 114–15
63: 1 169
63: 1–4 147 , 179
63: 1–6 285–86
64: 4 446
65: 1–25 11 5
65:17 613
66: 1–24 11 6
66: 18–23 577
66:19 174
66: 20–23 197
66:22 613
Jeremías
1: 13–19 11 7
2:16 174
2:21 574
2: 35–37 117–18
3: 11–18 118
3:18 182
4: 1–31 11 8
5: 1–19 11 9
6: 1–30 11 9
7: 1–29 11 9
7:18 587
7:23 134
7: 30–34 11 9
8: 1–3 120
8: 9-22 120
9: 11-26 120
9: 25–26 169 , 285–86
9:26 169
10: 7 577
10: 9 252
10: 17–25 120
11: 1–17 120–21
11: 4 134
11: 18–23 121
12: 1–4, 7–17 325
12: 1–17 121
13: 1–27 121–22
14: 1–6, 10–12 122
14: 13–16 122
15: 1–21 122
15: 16–18 554
16: 1–13 123
16: 14–21 123–24
17: 1–18 124
17: 19-27 124
18: 1–23 124–25
19: 1–15 125
20: 1–18 125–26
21: 1–7 126
21: 8-14 126
22: 1–30 126–28
22: 11–12 163
22: 28–30 53
22:30 140
23: 1–4 128
23: 3–4, 8 609
23: 3–8 91 , 158
23: 5310 , 314
23: 5–6 182 , 244 , 317
23: 5–8 38 , 56 , 84 , 87 , 102 , 128 , 172 , 178 , 180 , 333
23: 9–40 129
24: 1 127
24: 1–8 380
24: 1–10 129
24: 7 134
25: 1–14 129–30
25: 10-14, 26 148
25: 11–12 235
25:12 237
25: 15-38 130-31
25: 17–26 285–6
25:20 145
25:21 169
25:23 188
26: 1–24 131
26: 18–24 288
27: 1–22 131–32
28: 1–17 132
29: 1–32 132–35
29: 2 127
29:10 236–37
29: 10–14 236
29:17 380
30: 1–9 56–57
30: 1–24 133–34
30: 3 182
30: 3–9 609
30: 5–7 249
30: 4–7 377
30: 7538 , 561
30: 8-11 38 , 68
30: 9 244 , 284 , 609
30: 10–11 57–58
30:11 145
31 243
31: 1 134–5
31: 2–30 135
31: 3-14 609
31:15 342
31: 23–40 68
31: 29–30 162
31: 31–34 109 , 183
31: 31–37 165
31: 31–40 135–37 , 487
31:33 134 , 182
31: 33–34 94
31: 35–37 324
32: 1–44 137–38
32: 4–5 139
33: 1–26 138
33: 14–17 57
33:15 310
33: 15–16 317
33:18 197
34: 1–22 139
35: 1–19 139–40
36: 1–32 140
36: 4, 32 144
36:30 59
37: 1–17 140–41
37: 4–13 144
37: 18–21 141
38: 1–13 141
38: 7–9 142
38: 14–28 141–42
38: 17–28 162
39: 1 168
39: 1–18 142
39: 6–7 151
40: 1–6 142
40: 7–41: 18 143
41: 2 315
42: 1–22 143
42: 13–22 144
43: 1–13 143
43: 4–13 235
43: 7–8 174
43: 8-13 173
44: 1–30 143–44
44: 17-19, 25 587
45: 1–5 144
46: 1–25 173
46: 1–28 144–45
46: 9 174
47: 1–7 145
48: 1–47 145–46
49: 1–6 146 , 169
49: 7–22 146–47 , 169 , 285–6
49: 8 188
49:17 179
49: 23–27 147
49: 28–33 147
49: 34–39 147–48 , 176
49:39 146
50: 1–51: 64 148–50
50: 4–9 594
51 592
51: 6 594
52: 1–34 150–51
52: 4 168
52: 9-11 127
52: 10-11 159 , 162
LAMENTACIONES
4:21 147 , 179
4: 21–22 285–6
EZEQUIEL
1–24 153
1: 1 157
1: 3, 28 153
1:16 253
1: 1–3: 15 153–54
1: 1–28 157
2: 9–3: 4 554
3:12, 23 153
3: 16–27 154
4: 1–17 154–55
5: 1–17 155
6: 1–14 155–56
7: 1–27 156
8–11 194
8: 1–18 156–57
8: 4 153
8: 14-15 587
9: 1–11 157
9: 2–3, 11 252
9: 3 153
10: 1–22 157
10: 2, 6–7 252
10: 4, 18-19 153
10: 9 253
11: 1–15 158
11: 16-25 158
11:20 134
11: 22–23 153
12: 1–16 158–59
12: 1–20 160
12: 17–28 159
12: 21–14: 23 160
12: 21–28 159
13: 1–23 159
14: 1–23 160
14:11 134
14:14, 20 171 , 205
14:21 307
15: 1–8 160
16: 1–63 161
17: 1–24 161–62
17: 5–8 574
18: 1–32 162–63
19 175
19: 1–14 163–64
20: 1–29 164
20: 30–44 164–65
20: 33–38 87 , 107 , 193 , 268 , 387 , 441 , 454 , 516–17 , 534 , 560 , 583 , 609
20: 45–49 165
21: 1–32 165–66
21: 28–32 169
22: 1–31 166–67
23: 1–49 167
24: 1–27 167–68
25–32 153 , 176
25: 1–7 168–69
25: 1–10 166
25: 8-11 146 , 169
25: 12-14 169 , 178 , 285-86
25:13 188
25: 13-14 147
25: 15–17 169–70
26: 1–21 170
26: 17–18 175
27 175
27: 1–36 170
27:10 174
27:13 187
27:15, 20 188
28: 1–19 171–72
28: 3 205
28: 12-19 175
28: 20–26 172
29: 1–21 172–73
29: 19–20 144
30: 1–26 173–74
30:10, 15 175
31: 1–18 174–75
32: 1–32 175–76
32: 22–23 294
32:26 187
33–39 194
33–48 153
33: 1–22 176–77
33: 23–33 177
34: 1–16 177–78
34: 17–31 178
34: 23–24 57 , 182 , 200 , 284 , 609
34:30 134
35 286
35: 1–15 178–79
36: 1–7 179
36: 8–36 179–80
36:28 134
37: 1–10 180–81
37: 11–14 181
37: 12–14 452
37: 15–17 182
37: 18–23 182
37:22 57
37:23, 27 134
37:24 57 , 284
37: 24–25 182–83 , 200 , 609
37:26 195
37: 26–27 194
37: 26–28 183–84
38–39 176 , 186 , 534 , 565 , 610
38: 1–39: 24 184–85
38: 1–6 186–88
38: 5 97
38: 7 175
38: 7–9 188
38: 8 192
38: 10–13 188
38:13 175 , 188
38: 14–23 189–90
38:15 187
39: 1–6 190–91
39: 2 187
39: 6 186 , 189
39: 7–8 191
39: 9–10 191
39:11 175
39: 11–16, 21–24 192
39: 17–20 192 , 603
39:21 153
39: 25–29 38 , 193–94
39: 26–28 107
40–42 244
40–43 194 , 304
40–44 290
40–48 183 , 616
40: 1–43: 27 193–99
40: 3–4 200
40: 3–5 308
43: 2, 4–5 153
44–46 194
44: 1–46: 24 199–203
44: 4 153
45–48 37
47–48 194
47: 1–48: 35 203–204
47: 1, 12 621
47:10, 15, 17-18, 20 614
48:28 614
48: 30–35 204
48: 31–34 618
DANIEL
2: 1–23 208
2: 20–28 210
2: 29–35 210
2: 34–35 438
2: 36–45 210–11
2: 44–45 310
2: 46–49 212
3: 4–6, 13–18, 25–27 213
4: 1–17 214
4:16, 23, 25, 32225
4: 19-23 214
4: 24–35 214–15
4: 36–37 215–16
5 148 , 223
5: 1–6 217–18
5: 7–8 218
5: 10–12 218–19
5: 13–16 219
5: 17–28 219–20
5: 29–31 220
6 220 , 236
6: 1–24 235
6: 26–27 221
7 590
7–8 563
7: 1–7 222
7: 2205 , 229
7: 4–8 563
7: 7534 , 559
7: 8 263 , 479 , 533–34
7: 8-10 222
7:11 265
7: 11-14 222-23
7:14 577
7:15 205
7: 15–22 224
7:19 225
7: 21–24 263
7:23 185 , 479 , 534 , 565
7: 23–25 479
7: 23-28 224-25
7:24 531 , 533
7: 24-25 534
7:25 246 , 268–69 , 534 , 561
7:27 302
7: 27–28 263
7:28 205
8: 1 205
8: 1–4 227–28
8: 2 252
8: 5 229
8: 5–8 229–30 , 256
8: 9–12 230–31 , 262
8: 13–14 231–32
8:15 205 , 240
8: 15–22 232–33
8:20 228
8: 20–21 211 , 223
8:21 229
8: 21-22 256
8: 23-25 259 , 262
8: 23–26 233–34
8:27 205 , 234
9 130
9: 1–2 235–37
9: 2, 22 205
9: 3–16 237–39
9: 17–19 239–40
9: 20-23 240
9:21 233
9: 24–27 240–50
9: 25–26 377
9:26 184 , 480 , 538
9: 26–27 377
9:27 192 , 268–69 , 474 , 479 , 506 , 533–34 , 538 , 555
10: 1–11: 35 262
10: 1–3 251
10: 2, 7, 11–12 205
10: 4 267
10: 4–6 251–53
10: 7–9 253
10: 10–19 253–54
10:13 233 , 252
10: 20–11: 1 254
10:21 233
11: 1–35 207
11: 2, 36 256
11: 2–35 254–56
11: 3–4 256
11: 5–6 256–57
11: 7–9 257–58
11: 10–12 258
11: 13–16 258–59
11: 17–20 259
11: 21–35 259–62
11:31 377
11:32 318
11: 36–39 480
11: 36–45 262–65
11: 40–45 185 , 534–35
11:44 551
12: 1 233
12: 1–2 100 , 454
12: 1–3 178 , 181 , 183 , 266–67 , 452
12: 2379 , 534 , 611 , 614
12: 2-3 134
12: 4 267
12: 5 205
12: 5–13 268–70
12: 7 246 ; 248 , 561
12:11 249 , 377
12: 11-12 555
Oseas
1: 1 271–72
1: 2–2: 1 272–73
1:10 437
1: 10–11 609
1:11 182
2: 2–3: 5 273
2: 14–23 609
2:23 134 , 437
3: 4–5 57
4: 1–6: 3273–74
6: 4–11: 11 274–75
10: 1 574
11: 1 341
11: 12-14: 9 275-76
13:14 451
JOEL
1: 1–14 277
1: 15–20 277 , 473
2: 1 315
2: 1–27 277–78
2: 2 540
2:10 322 , 540
2: 12-14 473
2: 28–3: 2 474
2: 28–32 278
2: 30–31 322 , 540
3: 1–3 279
3: 4–15 279
3: 11–16 326
3:15 322
3:16 441
3: 16–21 279–80 , 473
3:19 169 , 286
AMOS
1: 1–5 280–81
1: 2 315 , 441
1: 6–10, 13–15 281
1: 8 145
1: 11-12 147 , 179 , 281 , 286
2: 1, 4, 6 280
2: 1–3 146
2: 1–16 281–82
3: 1–15 282
4: 1–13 282
5: 1–17 282–83
5: 18–21 326
5: 18–27 283
6: 1–14 283
7: 1–17 283–84
7:14 280
8: 1–14 283–84
9: 1–10 284
9:11 182 , 272–73
9: 11-12 63 , 286-87
9: 11-15 58 , 284-85
9: 14-15 37
9:15 71 , 77
ABDÍAS
1–9 286
8–10 147
8, 10 179
10–21 286–87
Joná s
1:12, 15–16 287
14:25 280
MICAH
1: 1 288
1: 2–3: 12 289–90
3: 5 288
3:10, 12 315
4: 1–13 290
4: 3314 , 318
4: 7 314
5: 1–15 291
5: 2273 , 341
5: 2–4 317
5: 5 281
6: 1–16 291
7: 1–20 291–92
NAHUM
1: 1–11 293–94
1: 12-15 294
2: 1–13 294
3: 1–19 294–95
3: 8–10 175
HABAKKUK
1: 1–4 296
1: 5–11 296
1: 12–17 296–97 , 325
2: 1–20 297
2: 3325
3: 1–15 297–98
3: 2–19 325
3: 16-19 298
Sofonías
1: 1–3
299
1: 2–2: 3 299
1: 4 298
1: 4–18 299–300
1: 4–23 299
1: 14–18 475
2: 1–3 300
2: 4, 7–11 145–46
2: 4–15 299 , 300–301
2:11 577
2: 13-15 294
3: 1–10 301
3: 9-12 299
3: 11-13 301-302
3: 4–15 474
3: 14-20 89 , 302
3:15 314
HAGGAI
1: 1 306
1: 1–15 303 , 306
2: 1–9 303–304 , 306
2: 10–23 303 , 306
2: 10–23 304–305
ZACARÍAS
1: 1 303 , 305–306
1: 1–6 303 , 306
1:14, 17 316
1: 7–6: 8 306
1: 7–6: 15 303
1: 7–17 307
1: 14–18 326
1: 18–20 307–308
2: 1–13 308–309
3: 1 305
3: 1–2 307 , 562
3: 1–10 309–10
3: 9310 , 531
4: 1–14 310–11 , 555
4: 6 305
4: 7 438
4:10 531
5: 1–4 311–12
5: 5–11 312
6: 1–8 312–13
6: 9-15 313-14
6:11 305
6: 12-13 310
7–8 303
7 306
7: 1–3 314
7: 4–8: 23 315–16
8: 3 315
8: 8 134
9-14 306
9: 1–8 316–17
9: 5 145
9: 9 317 , 405
9: 9–17 317–18
9:10 614
10: 1–12 318–19
10:11 294
11: 1–17 318–19
12: 1–9 319–20
12: 3–4, 6, 8–14 319–20
12:10 422 , 509
12: 10-13 278
13: 1–9 320–21
13: 8 543 , 560
13: 9 134
14: 1–3 321–22
14: 3–4 602
14: 4 322 , 583
14: 4–8 322
14: 6, 8–9, 13, 20–21 322–23
14: 8 614 , 621
14: 9 314 , 577
14: 9-21 322-23
14:16 87–88
14: 16-19 316
14: 16-21 197
MALAQUÍAS
1: 1–5 324
1: 2–3 436
1: 4 286
1: 4–5 169
1: 6–2: 9 323–25
2:10 323
2: 10–3: 6 325–26
3: 1 326 , 328
3: 3-4 197
3: 5, 10 323
3: 7–12 326–27
3: 13–4: 3 327–28
4: 4–6 328–29
4: 5–6 614
MATEO
1: 1–17 336–37
1: 2–16 53
1: 2–17 127–28
1: 5 338
1: 13-15 337
1:18, 21–23 90
1: 18–24 338
1:21 107
1: 21-22 333
1:25 90 , 333
2: 1–12 340–41
2: 13-15 341-42
2:15 275
2: 16–18 341–42 , 559–60
2:18 135
2: 19–23 342
3: 1–4 105
3: 1–12 342–43
3: 3 391
3:11 332
3: 13–17 343
3:16 529
3: 16-17 114 , 392
4: 1–11 20
4: 5–6 72
4:17 343
5: 1–12 354–55
5: 5 615
5–7 331 , 354 , 359 , 370 , 391
5: 17–20 355
5:18 402
5: 21–42 356
5: 43–48 356
6: 1–8, 16–18 357
6: 9-15 348 , 357
6: 19–34 357–58
7: 1–12 358
7: 13–27 358–59
7: 15–27 343–44
8–10 360
8: 5–13 344
8:17 110
8:20 224
9: 6 224
10:15 345
10:23 224
10: 24–42 346–47
10: 34–36 292
11: 7-10, 14 328
11:10 326 , 511
11:14 328
11:15 566
11:19 224
11: 20–24 344–45 , 348
11: 28–30 345 , 360 , 368
12 360
12: 8, 32, 40 224
12: 9–20, 32–37 345–46
12: 18–21 106
12: 38–45 346–47
12: 39–40 287
13 331 , 359–61 , 365 , 370 , 391
13: 1–9 361–62
13: 9, 43 566
13: 10–17 362–63
13:11 360
13: 18–23 363
13: 24–30, 37–43 363–64
13: 31–32 364–65
13:33 365–66
13:42 612
13:44 366–67
13: 45–46 367
13: 47–50 367–68
13:48 364
16: 4 288
16: 6–12 348 , 366
16: 17–19 347
16:18 373
16: 21–28 368–69
16: 24–27 347
17: 1–2 463
17: 11–12 328–29
18: 15–35 347–48
19:28 63
19:29 615
20: 17–19 369
20: 20–23 62
21 317
21: 1–9 405
21:13 112
21: 18–22 380
21: 23–22: 14 350–51
21:42 73 , 310
21:44 438
22: 11–12, 23–33 351–52
23: 1–39 352
23:35 67
23: 37–39 349 , 370
24 376
24: 1–14 370–74
24: 2 374
24: 4–30 370
24: 4–31 379
24: 7 540
24: 9–10 418
24:15 206 , 555
24: 15-20 544
24: 15–22 561
24: 15–26 376–79
24: 15–30 133
24:21 547
24: 21–22 507 , 539
24–25 331 , 352 , 369–70 , 373 , 391
24:27 378
24: 27-31 534 , 602
24:28 603
24:29 322 , 378
24:30 379 , 508
24: 32–35 379–81
24: 36–41 269
24: 36–42 381–83
24: 37–39 496–97
24: 42–51 455
24: 43–51 383–84
25: 1–13 384–85 , 598
25: 1–30 455
25: 14–30 385–87
25: 31–46 269 , 279 , 387–91 , 454–55 , 516–17 , 534 , 583
25:34 615
25:41 455 , 612
25:46 612
26: 2–5 369
26: 6–13 405
26: 14–16 82 , 319
26: 17–75 352–53
26: 21–25, 30–35 408–409
26: 36–56 421
26:47, 50 82
26: 59–61 82
26:64 508
27: 3–10 319
27: 28–30 109
27:39, 42–44, 46 81
27:48 83
27: 50–53 452
27: 51–53 266
27: 51–66 422
27: 52–53 454
27:55 82
28: 1–7 452
28: 1–15 422–23
28: 7 353–54
28: 9–10 423
28: 16–20 423
28: 18–20 426
MARCA
1: 1–18 332
1: 2-4 105
1: 2 326 , 511
1: 2–8 342–43
1: 9-11, 14-15 343
1:10 529
1: 12–13 20
3: 28–30 345–46
4: 1–9, 13–20 360
4: 1–20 361–62
4: 9, 23 566
4: 21–23 354
4: 30–32 359 , 364–65
6:39 538
8: 14-21 348 , 366
8:18 566
8: 31–9: 1 368–69
8: 34–38 347
10: 2–12 354
10: 28–31 350
10: 32–34 369
11: 1–10 405–406
11: 12–14, 20–26 380
11: 27–12: 12 350–51
12:10 73
12: 18–27 352
12: 38–40 352
13 376
13: 1–27 369–70
13: 1–35 352
13: 3–4 370
13: 5–13 370–74
13:13 373
13: 14–25 376–79
13:26 379 , 508
13:27 379
13: 28–31 379–81
13: 33–37 383
14: 1–9 369
14: 3–9 405
14: 12–72 352–53
14: 17–21 82
14: 18–21 408–409
14: 32–50 421
14: 57–59 82
14:62 508
14:65 109–10
15: 3–4, 27–28 111
15: 19–20 109
15: 33–47 422
15:34 81
15:36 83
15:40 82
16: 1–7 452
16: 1–14 422–23
16: 5 252
16: 7 353
16: 15–18 423
LUKE
1: 1–4 336
1: 5–25 331–32
1:17 328
1:19, 26 233 , 240
1: 26–38 332–34
1: 30–33 62
1: 32–33 317 , 337 , 560
1: 39–45 334
1: 46–56 334–35
1: 57–66 335
1: 63–64 332
1: 67–80 335–36
1: 76–79 105
1:79 106 , 109
2: 1–7 338–39
2: 1–8 333
2: 8–14 339
2: 15–20 339–40
2: 21–35 340
2:32 109
2:35 514
2: 39–52 342
3: 1–18 342–43
3: 4–6 391
3: 21–22 343 , 393
3:22 529
3: 23–37 337
3: 23–38 53
3: 24–38 128
3:31 53 , 60
4: 1–13 20
4: 10-11 72
4: 14-15 343
4: 17-19 614
4: 18-19 11 4
4: 18–21 317
6: 20–23 354–55
6: 20–49 354
6: 27–36 356
6:31, 37–45 357
6: 41–42 356
6: 43–49 358–59
6: 46–49 343–44
7: 1–10 344
7:24 511
7:27 326 , 511
8: 4–15 361–62
8: 5-15 360
8: 8 566
8: 16–18 354
9: 21–27 368–69
9: 23–27 347
9:52 511
10: 1–24 348
11: 1–4 357
11: 1–13 348
11: 5–13 358
11: 24–26 347
11: 29–32 288
12: 1–40 348–49
12: 35–36 523
12: 35–40 523
13: 18-19 360
13: 20-21 360 , 365-66
13: 22–32 349
13: 33–35 349
14: 1–24 349
14:35 566
16: 22–24 540
16:23 603
17: 3–4 348
17: 34–35, 37 382
18: 28–30 350
18: 31–34 369
19: 11–26 385–87
19: 11–27 350
19: 29–38 405–406
20: 1–19 350–51
20:17 73
20: 27–40 352
20: 45–47 352
21: 5–19 370–74
21: 5–36 352 , 369–70
21: 8-24 373
21: 16-19 418
21: 20–24 370 , 374–76
21: 25–28 376–79
21:27 508
21: 29–33 379–80
22: 1–6 369
22: 7–71 352–53
22: 21–23 82 , 408–409
22:24 409
22: 29–30 608
22:30 63 , 111
22: 31–34 408–409
22: 39–53 421
22:63 109
23: 1–25 111
23:36 83
23: 45–49 422
23:46, 49 82
24: 1–8 452
24: 1–32 422–23
24: 13–35, 44–53 423
24: 4 252
24:34, 36–43 422–23
24: 47–48 426
JOHN
1: 6–8, 15–37 332
1: 15–17, 24–27 391–92
1: 21–23 328
1: 21–45 37
1:23 105 , 391
1:29 111 , 455
1: 29–34 392–93
1:32 529
1: 40–51 393
2 384
2: 1–12 599
2: 13–22 393
2:17 83
3:14 399 , 407
3: 14–15 36
3: 14–16 394–95
3:16 78 , 436
3:36 394
4: 7–42 394–95
4:10, 13–14 615
4:14 422
4: 43–53 396
5: 16–29 396–97
5: 22–23 454 , 611
5:24 416
5:29 6 11
5: 33–40 397
5: 41–44 397
6: 5–11, 26–27 397–98
6:14 37
6: 30–59 397–98
6:35 415
6: 60–65 398
7:26, 30–39 398–99
7: 38–39 422
8:12 415
8: 12–20 399
8: 21–30 399
8:28 407
8: 48–59 399–400
9: 1-41 400
10: 5–18 400–401
10: 7, 9, 11, 14 415
10: 17–18 449
10: 19–39 401–402
11: 1–53 403–405
11:25 415
11: 49–52 111
12: 1–11 405
12: 12-19 405-406
12: 20–26 406
12: 27–50 406–407
12:38 110
13–16 63
13-17 353 , 368 , 373 , 391 , 407
13: 1–20 407–408
13: 18-19 82
13: 21–38 408–409
13: 34–35 417
13: 35–38 353
13:36 409
14: 1–3 373 , 470
14: 1–31 410–15
14: 6 415
14:17 181
14:20 415
14:26 418
15: 1–6 574
15: 1–8 415–16
15: 9–14 417
15: 15–17 417
15: 18–20, 26–27 418
15: 18–25 417–18
15: 24-25 82
16: 1–4 418
16: 7–15 418–19
16:11 455
16: 16–33 419–20
17: 1–26 420
18: 1–11 421
18: 12-19: 16 422
19:16 383
19: 16–37 422
19: 31–42 422
19:36 34 , 82
20: 1–8 452
20: 1–18 422–23
20:12 252
20: 19–31 422–23
20: 21–22 426
20: 30–31 391
21: 1 353
21: 1–25 423–24
HECHOS
1 391
1: 1–8 425–26
1: 3–9 423
1: 6 63
1: 9 471 , 509
1: 9–10 423
1: 9-11 426
1:10 252
2 181 , 425
2: 3529 , 568
2: 14–21 278
2:24 452
2: 25–28 80
2:29 183
3: 11–26 427
3:15 452
3: 22–23 37
4:33 452
5: 3 606
7:37 37
7: 55–56 423
8: 28–35 111
8: 32–33 111
8:39 560
9: 3–6 423
9: 4, 7 253
9: 8 499
9:16 513
9: 36–42 449
10:40 452
10:43 111
11: 27–30 427
13:35 80
13: 38–39 111
15 63–64
16:14 515
17: 3 452
17: 22–34 428
20: 18–31 428
20:28 455
20:31 5 11
22: 6–11 423
22: 9 253
22: 17–21 423
23: 6–11 428
24:15 6 11
26: 13–18 423
27: 21–25 429
27: 33–36, 44 429
ROMANOS
1: 4 452
1:17 297
1: 18–20 433
2: 3 432
2: 5–16 432–33
3: 10–12, 21, 28 388
3: 23–26 454
3: 24–25 20
3:29 388
4:25 452
5: 3–5 513
5: 9 455
5: 9–11 433–34
6: 8 433–34
7:24 521
8: 1 433–34
8: 3–4 487
8: 12–39 434–36
8:17 464
8:23 456
9-11 431 , 439
9: 10–33 436–38
9:24 388
9: 31–33 310
9: 32–33 91
9:33 439
10: 8-21 438-39
10: 9 452
10:13 279
10:16 110
11: 1 441
11: 11–12 439
11:13 388
11: 22–24 439–40
11:25 361
11: 25-27 440-42
11: 26-27 560
11: 28–32 442
12: 1–2 442
12:10 518
14: 9–12 442–43
14: 10–12 447 , 449 , 454–55
14:12 454
15: 8–13 443–44
15:21 110
15:27 388
16: 4 388
16:20 444
16:25 361
1 CORINTIOS
1: 7–8 460
1: 8–9 444–45
1: 18–31 445
1:23 438
2: 6–12, 14 445–46
2: 7 361
3: 11–15 433 , 442 , 446–47 , 449 , 454–55
3:15 416
3: 21–23 616
4: 1 361
4: 1–5 447
5: 5 445 , 459–60
5: 6–8 366
5: 9–13 447
6: 1–3 447–48
6: 9–10 615
6: 9–20 448
9: 24–27 433 , 442 , 447–49 , 455
9:25 491 , 513
9:27 416
10: 4 438
11:25 487
11: 29–32 455
11: 30–32 513
11: 31–32 522
12: 12-13 440
13: 2 361
14: 2 361
15 444
15: 3 455
15: 4 452
15: 4–8, 12–19 449
15: 5 422–23
15:19 521
15: 20–28 449–50
15:35 111
15: 35–50 450
15:45 21
15:51 361
15: 51–58 410 , 450–52 , 468 , 534
15: 55–56 276
2 CORINTIOS
1:14 445 , 452 , 460
3:13 355
4: 3–4 606
4:14 452
5: 1–9 452–53
5: 6–8 469
5: 8 10
5:10 387 , 416 , 442 , 447 449 , 453–55 , 489
5: 14-15 453
5:15, 21 455
5:19 243
11: 2 384
11:14 606
12: 2, 4 560
12: 7 513
GALATAS
1: 4 455
1:12, 17 423
2:12 388
3: 6–9 25 , 63
3:11 297
3:13 37
3:25 355
3:29 464
5: 7–10 366
6: 7–10 455
Efesios
1: 4 571
1: 7 111
1: 7–10 456
1: 9 361
1: 13–14 456
1: 15–16 512
1: 18–19 457
1:20 452
1: 22–23 440
2: 2 606
2: 7 457
2:20 101 , 438
3: 3–4, 9 361
4: 8 83
4: 11-13 440
4:30 453 , 458
5: 22–30 458
5: 25–27 458–59 , 599
5:27 571
5:32 361
6: 7–9 459
6: 8 455
6: 10–17 254
6:19 361
FILIPENSES
1: 6, 10 445 , 460
1: 21–24 460–61
1: 22–26 453
2: 7–8 367
2: 9-11 461
2:11 460
2:16 445 , 460 , 461–62
3: 10-11, 14, 18-19 462
3:11 454
3: 20-21 462-63
4: 1 491
COLOSENSES
1:12 463–64
1: 22–23 464
1:26 361
1:27 361 , 464
2: 2 361
3: 2 464
3: 3–4 434
3: 4 464–65
3: 23–4 465
3:24 464
4: 3 361
1 Tesalonicenses
1: 3 465–66
1: 4–10 466
2:11 466
2:12 466
2: 15–20 467
2:18 606
2:19 491 , 513
3:13 468
4: 9 518
4: 13–18 410 , 452 , 465 , 468–72 , 534
4:14 452
4: 14–17 450–51
4:16 379 , 454
4:17 560
5: 1–9 276
5: 1–11 445 , 471–75
5:23 475–76
2 Tesalonicenses
1: 5–10 476–77
2 474
2: 1–12 478–81
2: 3–4 321 , 377
2: 4250 , 555
2: 6–8 186
2: 7 361 , 541
3: 1–5 481
1 TIMOTEO
3: 9, 16 361
6:10 512
6:14 481
2 TIMOTEO
2:26 606
3: 1–9 482
3: 10-11, 15-17 482
4: 1, 18 482–83
4: 8 491
TITUS
2:12 483
2:13 483–84 , 499 , 509
2:14 455
3: 7 464
HEBREOS
1: 1–12 485–86
1: 8–9 82
1:14 464 , 615
2: 6–8, 10 79–80
3: 7–11 486
4: 1–11 486
4:15 314
5: 6 44 , 314
5: 8 513
6:17 464
7: 11–21 314
7:19 487
8: 6–13 486–89
9: 4 507
9: 11-12, 18-23 487
9:15 615
9:22 21
9:27 612
9: 27–28 489
10: 5–7 82
10: 9, 17 487
10: 14–18 489–90
10: 19-25 199
10:37 490
10:38 297
11: 5 450 , 500
11: 8-19 25
11: 9–10 25
11: 10–16 615
12: 1 471
12: 3–13 513
12: 5–6 455
12: 22–24 615 , 619
12:26 490
13: 1 518
13: 8 490–91
JAMES
1:12 491
1: 22–25 177
2:26 388
5: 7–8, 13–18 491
1 PEDRO
1: 3–5 492
1: 4 464 , 615
1: 7 492
1: 18–19 367
1:22 518
1:25 492
2: 6 101 , 310
2: 21–25 111
2:22 111
3: 9 615
3:18 452
4: 7 492
4: 14-15 455
4:19 82
5: 4 491 , 513
5: 8 606
2 PEDRO
1: 7 518
1:11 493
1:19 507
2: 1–22 493–94
2: 4 455
3: 3–4 387
3: 3–7 494
3: 8–9 495–97
3: 10-13 276 , 614
3: 10–14 497–98
3:13 615
1 JUAN
1: 7–9 111
1: 9 455 , 458
2:15 512
2: 15–17 498–99
2:16 19
2:28 499
3: 1 499
3: 2 484
3: 2–3 499–500
5: 5 614
2 JUAN
1–13 500
3 JUAN
1-14 500
JUDE
6 455
9 233
14–15 500–501 , 534
24 571
24–25 501
REVELACIÓ N
1: 3 624-25
1: 4 529
1: 7 483
1: 7–8 508–10
1: 8 624
1: 9–20 510 , 525
1: 10-11 527
1: 11–16 252
1:13 507
1: 14–16 253
1:15 313
1:16 507 , 514
1:17 499 , 624
1:20 361 , 507 , 512
2–3 527 , 566 , 615
2: 1–7 510–12
2: 4, 14-15 524
2: 8 624
2: 8-11 512-13
2:10 491 , 524
2: 12-17 514-15
2:16 514
2:17 507 , 622
2:18 313
2: 18–29 515–17
2:20 524 , 558
2:21 580
2:27 30
2:28 507
3: 1 529
3: 1–2, 15–16, 22 524
3: 3–5 517
3: 5 566
3: 6 518
3: 7 507
3: 9–12 518–20
3:11 491 , 524
3:12 613 , 622
3:13 520
3: 15-18 521-22
3: 19–21 522–24
4–5 526
4–18 503 , 505 , 527
4: 1–19: 10 520
4: 1–11 525–30
4: 3 619
4: 4 491 , 513
4: 5, 7 507
4:10 491
5: 1–2 552–53
5: 1–10 530–32
5: 5 529
5: 6, 8 507
5: 9–10 571
5: 11–12 532–33
5:13 553
5: 13–14 533–34
6–18 474 , 480 , 506 , 535 , 604
6: 1–16: 21 536
6: 1–18: 24 269
6: 1 en adelante 507
6: 1–2 535–36
6: 1–8 307
6: 1–17 575
6: 3–4 537
6: 5–6 537
6: 7–8 537–39
6: 8514 , 550
6: 9-11 539-40
6:10 602
6: 12–17 540–41
6: 15-17 510
7 269 , 321 , 519 , 540
7: 1–3 553
7: 1–8 266 , 541–43
7: 1–17 575
7: 2 602
7: 3 622
7: 4 549
7: 4–8 31 , 558
7: 9540 , 597 , 607
7: 9–17 266 , 268 , 373 , 480 , 520 , 534 , 543–45 , 562 , 571
7:10 602
8: 1–9: 21 575
8: 1 575
8: 1–13 545–48
8: 3–4 550
8: 7538 , 548 , 578
8: 8 579
8:10 548
8:12 580
9: 1, 11 507
9: 1–11 548–49
9: 4 538
9: 13–16 265
9: 13-21 534 , 550-52
9: 14–16 581
9: 20-21 510 , 580
10-14 557
10: 1–11: 14 575
10: 1 530
10: 1–11 552–54
10: 3 602
10: 4, 8573
10: 7 361
11: 1–13 328 , 554–57
11: 2 246 , 269
11: 3225 , 246 , 269
11: 3-13 452
11: 5 568
11: 8 507 , 583
11:12 454 , 573
11:15 552
11: 15-19 557-58 , 575
11:18 612
12-14 558 , 569 , 573 , 575
12 506
12: 1 575
12: 1–2, 4–6, 9, 14 507
12: 1–17 558
12: 3 563 , 575
12: 5 31
12: 6 246
12: 7 233
12: 7–9 455
12:12 553
12:14 225 , 246 , 268
13 559 , 582 , 590
13: 1 507 , 508 , 531 , 534 , 558–59
13: 1–7 563
13: 1–8 534 , 558
13: 1–10 263 , 480 , 507 , 586
13: 1–18 562–69 , 603
13: 3 588
13: 4536 , 558 , 591
13: 5225 , 246 , 268 , 378 , 506 , 555
13: 5–7 263
13: 5–8 534
13: 7 185 , 226 , 264 , 268
13: 8 185 , 264
13:11 249 , 558
13: 11-15 249-50 , 377
13: 11-17 507 , 558
13: 11–18 567–69
13: 14-15 249 , 321 , 555
13:15 266
13: 15-17 534
13:16 612
14 321 , 519 , 543
14: 1 266 , 622
14: 1–5 543 , 558 , 570–71
14: 2 573
14: 6–7 571–72
14: 7 553
14: 8 572
14: 9 568
14: 9-12 572
14:11 568 , 612
14:13 572 , 624
14: 14–20 573–75
14:15 602
15-16 557 , 575
15: 1–8 575–77
15: 2 568
16 540 , 546
16: 1 577–78
16: 2 568 , 578
16: 3 579
16: 4–7 579
16: 8-11 579-80
16: 9, 18-19 578
16: 9-11 510
16:12 94 , 265 , 551 , 580–81
16: 12-16 185 , 534
16: 13–14 581–83
16: 13–16 186 , 537 , 573
16:14 322 , 578
16: 14–16 534
16: 14–21 97
16:15 581–82 , 624
16:16 322
16: 17-18 583
16: 17-21 594
16: 18–20 373
16: 18–21 102
16:19 583 , 594
16: 20-21 584
16:21 510 , 578
17-19: 10 575
17–18 148 , 312 , 585
17 506 , 558 , 92–93 , 598
17: 1 507
17: 1–15 534
17: 1–18 584–91
17: 3 508 , 534 , 563
17: 5 361 , 507
17: 7 361 , 563
17: 7–8, 11–13 508
17: 11–14 508
17: 16-17 508 , 534
17:18 149 , 507
18 95 , 98 , 130 , 148 , 220 , 297 , 534 , 572 , 584 , 586 , 590
18: 1–24 236 , 455 , 592–96
18: 2 602
18: 4 573
18:21 530
19-20 312 , 503 , 604
19 63–64 , 313 , 471 , 505 , 520 , 582
19: 1–6 597–98
19: 5 612
19: 6–21 83
19: 7527 , 559
19: 7–8 560
19: 7–10 598–600
19: 8 508
19: 9 624
19: 11–20: 15 604
19:11 575
19: 11-15 76 , 80 , 83 , 102
19: 11–16 379 , 483 , 508 , 534
19: 11–18 426
19: 11–21 501 , 534 , 535 , 597 , 600–604
19:15 31 , 74 , 79 , 514 , 560 , 574
19: 15–21 534
19:16 44
19: 17-19 455
19: 17-21 574
19:18 612
19:20 263 , 265 , 480 , 507 , 567–68 , 573
19:21 455 , 514
20-22 597
20 64 , 186 , 505
20: 1–3 455 , 534 , 605–607
20: 1–6 534 , 608
20: 2 19 , 507
20: 3 548
20: 4 454 , 534 , 544 , 568
20: 4–6 267 , 379 , 452 , 607–608
20: 5 611
20: 6 514 , 624
20: 7–9 455 , 609–10
20: 7–10 455 , 534
20: 8 186
20:10 610–11
20:11 497
20: 11–15 70 , 74 , 76 , 80 , 86 , 267 , 387 , 390 , 432 , 449 , 452 , 454–
56 , 477 , 483 , 534 , 572 , 608 , 611–12
20:12 517
20:14 508 , 598
20:15 514 , 517
21–22 16 , 25 , 55 , 84 , 111 , 498 , 505
21: 1 497 , 611
21: 1–2 520 , 534
21: 1–8 613–16
21: 1–27 244
21: 3 573
21: 6 624
21: 9–27 616–20
21:11 527
21: 15–17 204
21:23 113 , 623
22: 1–21 620–26
22: 2 618
22: 5 113
22: 7, 14 624
22:16 507–508 , 527
22:19 566