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CAS.

N°4593-2009 LAMBAYEQUE.

Lima, quince de diciembre r de dos mil diez.- LA SALA DE DERECHO


CONSTITUCIONAL Y SOCIAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA DE LA REPúBLICA: VISTA; la causa número cuatro mil
quinientos noventa y tres - dos mil nueve; en audiencia pública llevada a cabo en
la fecha integrado por los señores integrada por los Magistrados Vasquez Cortez,
Tavara Cordova, Acevedo Mena, Yrivarren Fallaque y Mac Rae Thays;
producida la votación conforme a ley, se ha emitido la siguiente sentencia:
MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación Orante a fojas
quinientos cincuenta, interpuesto por Scotiabank Perú contra la sentencia de
vista, obrante a fojas quinientos veintiséis de fecha diecinueve de mayo de dos
mil nueve, que confirmando la sentencia apelada de fojas cuatrocientos nueve,
del diez de setiembre de dos mil ocho, declara infundada la demanda de Tercería
de Derecho Preferente de Pago.
 
CAUSALES DEL RECURSO: El recurrente ha denunciado las siguientes
causales: a) la aplicación indebida del segundo párrafo del artículo 24 de la
Constitución Política del Estado: b) inaplicación de los artículos 3 y 4 del
Decreto Legislativo N° 856 y del artículo 1097 del Código Civil; c) contradicción
con otras resoluciones expedidas por la Corte Suprema de Justicia y la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque; y, d) contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso.
CONSIDERANDO:
Primero: En cuanto a la denuncia de aplicación indebida del artículo 24,
segundo párrafo de la Constitución Política del Estado, el recurrente sostiene que
dicha norma se ha aplicado de manera mecánica sin analizar el hecho fáctico,
pruebas y normas, añade que si bien es cierto existe rango preferencial para el
pago de créditos laborales de los trabajadores frente a otras obligaciones del
empleador, ello resulta cuando el reconocimiento de tales derechos se trate de
una deuda cierta, legítima y cuya cuantía ha sido acreditada con medios
probatorios en un proceso judicial regular. Indica además que el citado artículo
24 de la Constitución Política del Estado es una norma programática que no
resulta de aplicación inmediata, sino que exige de normas reglamentarias para
alcanzar su eficacia como es el Decreto Legislativo N° 856.
 
Segundo: Se debe precisar que la aplicación indebida de una norma se configura
cuando al momento de resolver se aplica una norma impertinente a la relación
fáctica establecida en el proceso. En ese sentido, en el caso de autos no se
observa la impertinencia del artículo 24 de la Constitución Política del Estado
alegada por el recurrente, toda vez que la controversia de fondo se centra en
determinar la prioridad de los créditos del recurrente respecto de los créditos
laborales, siendo ello así, se observa que la Sala Superior ha utilizado la norma
pertinente relacionada a prioridad de los créditos laborales respecto a cualquier
otra obligación, razón por la cual éste extremo del recurso deviene en
improcedente.
 
Tercero: Sobre la denuncia referida a la inaplicación de los artículos 3 y 4 del
Decreto Legislativo N° 856 y del artículo 1097 del Código Civil, el recurrente
sostiene que no se han aplicado estas normas para verificar la concurrencia o no
de los supuestos contemplados en dichos artículos. Agrega que en su calidad de
acreedor hipotecario tiene derecho exclusivo al producto del remate hasta cubrir
su crédito frente a cualquier obligación salvo las excepciones previstas en la
normas materia de denuncia. Expuesta así la causal, se advierte que la recurrente
ha cumplido con precisar la pertinencia al caso concreto de la norma alegada
como inaplicada, por lo que igualmente debe ser declarada procedente.
 
 
Cuarto: Respecto a la denuncia de contradicción con
otras resoluciones expedidas por la Corte Suprema de Justicia y por la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque, se advierte que la denuncia no se encuentra
referida a ninguna de las causales de casación de los incisos a), b) y c), del
artículo 56 de la precitada Ley Procesal, esto es, que no se cumple con precisar
que norma o normas de derecho material habrían sido aplicadas indebidamente,
interpretadas de manera errónea o inaplicadas, por lo tanto esta denuncia deviene
en improcedente.
 
Quinto: Sobre la denuncia de contravención de las normas que garantizan el
derecho a un debido proceso, el recurrente alega que el recurrente señala la
vulneración de lo previsto en los artículos 123. 197 del Código Procesal Civil así
como a su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, señala que se vulnera su
derecho de defensa al oponer una prueba de un proceso en el que no ha sido
parte, y se ignora pruebas de descargo a su favor para desconocer su derecho de
pago.
 
Sexto: En reiterada jurisprudencia se ha establecido que para que se ejercite
adecuadamente la finalidad esencial del recurso de casación consistente en la
correcta aplicación e interpretación de las normas materiales del Derecho
Laboral, Previsional y de Seguridad Social conforme lo establece el artículo 54
de la Ley Procesal del Trabajo, modificado por el artículo 1 de la Ley N° 27021,
es indispensable que las causas sometidas a su jurisdicción respeten ciertas reglas
mínimas y esenciales del debido proceso que le permitan examinar válida y
eficazmente las normas materiales denunciadas. Bajo dicho contexto, esta
Suprema Sala en casos excepcionales ha admitido la contravención al derecho a
un debido proceso como causal del recurso de casación, en resguardo de la tutela
de los derechos procesales con valor constitucional.
 
Sétimo: De esta manera, habiéndose precisado por el recurrente en qué
consistiría su afectación al debido proceso, esta Sala Suprema estima que por
tratarse de irregularidades que incidirían respecto de principios de la función
jurisdiccional, se hace necesario declarar en forma excepcional procedente la
casación en aplicación de los dispuesto en el numeral 3 del artículo 139 de la
Constitución Política del Estado que consagran a nivel constitucional el derecho
a la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva.
 
Octavo: Corresponde en primer lugar emitir pronunciamiento sobre la causal
referida a la contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, ya que atendiendo a los efectos nulificantes de esta causal, de ampararse
el recurso carecerá de objeto emitir pronunciamiento sobre las otras causales
declaradas procedentes.
 
Noveno: Existe contravención de las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso cuando, en el desarrollo del mismo, no se han respetado los
derechos procesales de las partes; se han obviado o alterado actos de
procedimiento; la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva y/o el órgano
jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente, en
clara transgresión de la normatividad vigente y de los principios procesales.
 
Décimo: En el presente caso, los argumentos invocados por la recurrente inciden
en el derecho a la prueba y a la debida valoración de los medios de prueba, así
como el derecho a obtener una sentencia motivada sujeta al mérito de lo actuado
y el derecho, congruente con las pretensiones planteadas. Sobre el derecho a la
prueba cabe señalar que el mismo constituye un derecho complejo que está
compuesto por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren
necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se asegure
la producción o conservación de la prueba a partir de la actuación anticipada de
los medios probatorios y que estos sean valorados de manera adecuada y con la
motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en la
sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente motivada por
escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha
sido efectiva y adecuadamente realizado. A través de este derecho se permite que
las partes o un tercero legitimado en un proceso produzcan la prueba necesaria
con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 188 del Código Procesal Civil,
que establece que los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos
expuestos por las partes, producir certeza en el juez respecto de los puntos
controvertidos y fundamentar sus decisiones.
 
Undécimo: En el presente caso, la parte demandante solicita que se declare que
tiene derecho preferente de pago en su acreencia hasta por la suma ochocientos
setenta y tres mil quinientos veintinueve dólares americanos con noventa y ocho
centavos (US. $ 873 529.98), conforme ha quedado establecido en el proceso
judicial N° 1999-3116-0-1701, seguido por el Banco Wiese Sudameris contra la
sucesión de Agustín Torres Pérez, debiéndose considerar como derecho
preferente dicha acreencia frente al proceso judicial N° 2002-282-4to.J.LCHIC,
seguido por don Wilfredo Burga Castro, en representación de doña Genara Lidia
Torres Gonzáles y otros, contra la sucesión Agustín Torres Pérez, debidamente
representada por doña Carmen Lucila Pastor Patiño y sus integrantes doña
Carmen Lucila Pastor Patiño, don Juan Carlos Torres Padilla, doña Teresa Isabel,
don Castorino IV Martín, Rodrigo Jesús y Lucila de los Milagros Torres Pastor,
sobre Obligación de Dar Suma de Dinero, seguido ante el Cuarto Juzgado
Laboral de Chiclayo.
 
Duodécimo: Fundamenta su demanda en el hecho de que los esposos Agustín
Torres Pérez y Carmen Lucila Pastor Patiño constituyeron a favor del Banco
Wiese primera y preferencial hipoteca hasta por la suma de un millón diecinueve
mil novecientos dólares americanos (US. $ 1 019 900.00) sobre los predios
rústicos: a) Parcela N° 10207 del predio rústico La Capilla, distrito y provincia de
Ferreñafe, Lambayeque; y b) Parcela N° 10256, predio rustico Sialupe -
Huamantanga, distrito de Mochumi, provincia y departamento de Lambayeque,
conforme así consta en el respectivo gravamen hipotecario en el asiento 2 del
rubro d-3) de
la Ficha N° 19580 del Registro de la Propiedad Inmueble de Lambayeque. Ante
el incumplimiento de pago del mutuo bancario que le fuera otorgado al deudor, el
Banco interpuso una demanda de ejecución de garantía hipotecaria, la misma que
fue admitida a trámite mediante el proceso judicial N° 1999-3116, que gira ante
el Segundo Juzgado Civil de Chiclayo, cuyo proceso se encuentra a la fecha en
etapa de ejecución. Señala que tiene un derecho preferente de pago frente a la
obligación reclamada en el proceso judicial N° 2002-282 tramitada ante el Cuarto
Juzgado Laboral de Chiclayo, seguido por don Wilfredo Burga Castro, en
representación de doña Genara Lidia Torres Gonzáles y otros, cuya demanda ha
sido interpuesta contra la Sucesión de Agustín Torres Pérez en su calidad de
empleadora, habiendo intervenido en el citado proceso laboral como "aval"
otorgando en garantía de pago el inmueble que fuera hipotecado a favor de su
representada y que ahora es materia de ejecución. Agrega que el deudor
hipotecario pretende incurrir en un fraude procesal, para eludir sus acreencias
como garante frente a su representada, por lo que deviene en ineficaz el efecto de
la obligación reclamada al aval en el proceso laboral signado con Expediente N°
2002-282, tramitado ante el Cuarto Juzgado Laboral de Chiclayo.
 
Décimo Tercero: La sentencia de vista de fecha diecinueve de mayo de dos mil
nueve confirmó la sentencia apelada que declaró infundada la demanda de
tercería preferente de pago, señalando que en el presente caso nos encontramos
ante el titular de un derecho real, en el caso de la demandante, y en el otro lado
ante titulares de un derecho laboral. Concluye que si bien la calidad de
empleadora recae en la sucesión del que en vida fue Agustín Torres Pérez quien
tiene los predios rústicos sujetos a garantía real, los créditos laborales
demandados éstos tienen prioridad sobre cualquier otra obligación del empleador
conforme a lo previsto en el artículo 24 de la Constitución Política del Estado.
 
Décimo Cuarto: Al respecto, si bien conforme a lo previsto en el artículo 24 de
la Constitución Política del Estado los créditos laborales tienen preferencia sobre
los demás, dicha preferencia se refiere a créditos laborales ciertos cuya
existencia, legitimidad y cuantía han sido debidamente acreditados, pues de otro
modo se estaría creando la posibilidad de simulaciones de crédito en fraude de
derechos legítimamente constituidos.
 
Décimo Quinto: En el presente caso se advierte que la acreencia de la entidad
recurrente se deriva de lo resuelto en el proceso de ejecución de garantía
tramitado ante el Primer Juzgado Civil de Chiclayo, Expediente N° 1999-3116-0-
1701, en la que se viene ejecutando la garantía hipotecaria otorgada de manera
preferencial a su favor por la Sucesión Agustín Torres Pérez, mientras que el
alegado derecho de los demandados se sustenta en el acta de conciliación materia
de ejecución en el proceso ejecutivo laboral signado con N° 282-2002, tramitado
ante el Cuarto Juzgado Laboral de Chiclayo, a través del cual don Castorino IV
Martín Torres Pastor otorgó un "aval" para responder con sus propios bienes en
caso de incumplimiento de la acreencia laboral de la sucesión del señor Agustín
Torres Pastor.
 
Décimo Sexto: Las instancias de mérito han declarado fundada la demanda sobre
la base de la obligación asumida voluntariamente por don Castorino IV Martín
Torres en el referido acuerdo conciliatorio, sin haber analizado debidamente la
naturaleza de dicha obligación, así como la existencia y legitimidad del crédito
laboral invocado por los otros codemandados, si se tiene en consideración que la
recurrente no fue parte de dicho proceso laboral y no tuvo oportunidad de
cuestionarla y al hecho de que los efectos de dicho acuerdo conciliatorio solo
alcanza a las partes del proceso y a quienes de ellas deriven su derecho, por tanto,
para hacer valer sus efectos frente a un tercero, que invoca preferencia en base a
un crédito hipotecario otorgado en primer rango, como es el caso de la recurrente,
dicho acuerdo conciliatorio se constituye en una prueba destinada a acreditar la
existencia y legitimidad del crédito laboral, por lo que debió ser materia de
evaluación para determinarse la existencia, legitimidad y efectividad del alegado
crédito laboral, para lo cual deberá analizarse los elementos que configuran la
relación laboral previa de los hoy demandados, como son los libros y registros de
planillas de remuneraciones, boletas de pago, pago de aportaciones a la seguridad
social, así como la existencia del centro laboral, además de los informes de la
Dirección Regional de Trabajo y ESSALUD invocados por la recurrente que no
han sido debidamente analizados en las sentencias expedidas en este proceso, lo
que configura la causal de contravención al debido proceso alegada por la
recurrente en sus manifestaciones del derecho a la prueba y a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
 
Décimo Sétimo: En consecuencia, atendiendo a que la determinación de la
naturaleza de la obligación asumida por el demandado, don Castorino IV Martín.
Torres Pastor, así como la existencia, legitimidad y cuantía de los créditos
laborales requiere de una actividad probatoria que no se ha efectuado por ninguna
de las instancias de mérito en este proceso, corresponde anular las sentencias de
mérito para que el juez proceda a valorar los medios de pruebas respectivos, pues
si bien los créditos laborales gozan de preferencia frente a cualquier acreencia
conforme se encuentra previsto en la Constitución, también lo es que la propia
Constitución ni la Ley amparan el abuso de derecho, por lo que el recurso
deviene en fundado, careciendo de objeto emitir pronunciamiento sobre las
demás causales casatorias alegadas. RESOLUCIóN: Declararon FUNDADO del
recurso de casación interpuesto a fojas quinientos cincuenta, por Scotiabank
Perú, en consecuencia: CASARON la sentencia de vista de fojas quinientos
veintiséis de fecha diecinueve de mayo de dos mil nueve, e INSUBSISTENTE le
sentencia apelada de fojas cuatrocientos nueve, del diez de setiembre de dos mil
ocho; DISPUSIERON que el Juez de la causa expida una nueva resolución; en
los seguidos por Scotiabank Perú contra doña
Genara Lidia Torres Gonzales y otros sobre Tercería de Derecho Preferente de
Pago; ORDENARON la publicación de la presente resolución en el Diario
Oficial El Peruano; y los devolvieron. Vocal Ponente Mac Rae Thays.- SS.
VASQUEZ CORTEZ, TAVARA CORDOVA, ACEVEDO MENA,
YRIVARREN FALLAQUE, MAC RAE THAYS C-682437-307
Publicado 02-09-2011 Página 31463
CAS. N° 4170-2010 LA LIBERTAD.
Nulidad de Acto Jurídico.
 
Lima, veinticuatro de octubre del año dos mil once.-
 
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE LA REPúBLICA; vista la causa número cuatro mil ciento
setenta - dos mil diez, en Audiencia Pública de la fecha y producida la votación
con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia.
 
MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por
Edwin Silva Rosales, mediante escrito obrante a fojas trescientos tres del
expediente principal, contra la sentencia de vista emitida por la Tercera Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de La Libertad obrante a fojas doscientos setenta
y uno del mismo expediente, su fecha diez de junio del año dos mil diez, que
revoca la sentencia apelada obrante a fojas doscientos uno del mismo expediente,
únicamente en el extremo que declaró infundada la demanda de nulidad de acto
jurídico interpuesta por Carlos Femando Silva Bobadilla, y reformándola, declara
fundada la citada demanda y, en consecuencia, nulo el acto jurídico de anticipo
de legítima celebrado por Isabel Rosales de Silva con Edwin Silva
Rosales el día once de octubre del año dos mil dos, y nulo el documento que lo
contiene, disponiendo la cancelación del asiento registral respectivo:
 
FUNDAMENTOS DEL RECURSO: El recurso de casación fue declarado
procedente mediante resolución. de fecha veintiséis de abril del año dos mil once,
conforme a lo dispuesto en el artículo trescientos noventa y dos - A del Código
Procesal Civil, en virtud de lo cual el recurrente denuncia: a) Se han interpretado
erróneamente los artículos doscientos diecinueve inciso primero y trescientos
quince del Código Civil, toda vez que la Sala Superior, al fundamentar la
recurrida, lo hace sobre la base de la regla general según la cual si el estado de la
relación conyugal no es alterada y la convivencia es continua; se encuentra
vigente el régimen de sociedad de gananciales a la que tienen que estar sometidos
los cónyuges y que, en tal virtud, éstos siguen disfrutando de los beneficios
patrimoniales del matrimonio de manera proporcional mientras dure dicho
estado. Sin embargo, el Colegiado Superior no ha calificado debidamente los
hechos, ya que estamos ante un caso que se aparta de la regla general, pues en
autos se ha determinado de manera indubitable que el demandante contrajo
nuevas nupcias en el año mil novecientos sesenta y cuatro, lo que implica que se
separó de la demandada desde esa fecha y, por tanto, su accionar importa la
pérdida de los gananciales conforme a lo prescrito en el artículo trescientos
veinticuatro del Código Civil, constituyendo tal dispositivo legal una excepción a
la regla general que señala el artículo trescientos quince del Código Civil, y esta
pérdida de los gananciales debe entenderse por el hecho que el demandante,
desde el año mil novecientos sesenta y cuatro, mantiene la separación de hecho
con la demandada; consecuentemente, el cónyuge inocente adquiere el íntegro de
los gananciales adquiridos durante la separación. El demandante no ha negado
que la demandada, Con su propio peculio y a través de un préstamo otorgada por
el Banco de la Vivienda del Perú, adquiere el inmueble sub litis en el año mil
novecientos ochenta y uno, siendo que él abandonó el hogar en el año mil
novecientos sesenta y cuatro para casarse con tercera persona, por lo que se
generaría un enriquecimiento indebido de no establecerse la sanción al
demandante. b) Se ha transgredido lo previsto en el artículo noventa y tres del
Código Procesal Civil, toda vez que se ha omitido incorporar como litisconsorte
necesario a María del Rosario Pérez López, actual propietaria del bien inmueble,
lo que fuera dado a conocer oportunamente por el Notario Público y el
codemandado al presentar la copia literal de la Partida Registral P uno cuatro uno
cero uno seis nueve dos, en la que se encuentra registrado el bien sub litis; en
cuyo caso se estaría afectando el debido proceso y la tutela jurisdiccional de
quien no ha sido debidamente emplazada, más aún, si la sentencia está afectando
los derechos de propiedad de persona que no, ha sido debidamente considerada
en el proceso; c) Se han contravenido normas que garantizan el derecho a un
debido proceso, toda vez que la Sala Superior no ha emitido una decisión
racional, siendo inválidas aquellas decisiones que omitan toda alusión a los
hechos específicos y determinantes de la decisión y que sólo se limitan a la
invocación del precepto legal. La Sala no ha actuado con respeto a la
Constitución Política del Estado y la ley: lo cual ha atentado contra las garantías
inherentes al debido proceso, emitiendo una decisión que no se encuentra
fundada en derecho, haciendo una interpretación indebida de las normas y sin
tomar en cuenta la excepción contemplada en el artículo trescientos veinticuatro
del Código Civil; por el contrario, sin realizar un análisis lógico jurídico revoca
la sentencia amparando la demanda; Y,
 
 
CONSIDERANDO:
 
Primero.- Que, conforme aparece de autos, Carlos Fernando Silva Bobadilla
interpone demanda para que se declare la nulidad del acto jurídico de anticipo de
legítima mediante el cual Isabel Rosales de Silva entrega en anticipo a Edwin
Silva Rosales el inmueble sito en la manzana F, lote trece, segundo piso,
urbanización Parque Industrial, distrito de La Esperanza, provincia de Trujillo,
departamento de La Libertad; así como también solicita se declare la nulidad del
documento que lo contiene, Escritura Pública de fecha once de octubre del año
dos mil dos, y del asiento registral en el que consta su inscripción, Asiento
Registral número cero cero cero cero cinco de la partida Registral P uno cuatro
uno cero uno seis nueve dos del Registro de Predios de la Zona Registrar V -
Sede Trujillo, otorgándosele una indemnización ascendente a quinientos mil
nuevos soles -S/.500,000.00- por los daños ocasionados productos de la
celebración del anticipo de legítima. Sostiene que contrajo matrimonio con Isabel
Rosales de Silva el día quince de marzo del año mil novecientos cincuenta y
cinco, fecha a partir de la cual se constituyó un régimen de sociedad de
gananciales, por lo que de conformidad con lo dispuesto en el artículo trescientos
quince del Código Civil, los bienes qué lo integran sólo pueden ser transferidos
por consentimiento de ambos cónyuges. Sin embargo, refiere que el inmueble
sub litis fue entregado por su esposa en anticipo de legítima al hijo matrimonial,
Edwin Silva Rosales, sin intervención del suscrito, consignándose que la
transferencia se hacía sobre el cien por ciento de los derechos y acciones en su
calidad de soltera, pese a que su estado civil es de casada, razón por la cual el
mencionado acto jurídico es nulo en atención a lo previsto en el inciso primero
del artículo doscientos diecinueve del Código Civil, y como consecuencia 'de ello
deviene también en nula su inscripción registral, fijándose una indemnización a
su favor por el perjuicio ocasionado producto de la celebración de este acto
ilícito.
 
Segundo.- Que, en sus escritos de contestación de demanda, Isabel Rosales de
Silva y Edwin Silva Rosales refieren que es cierto que el demandante contrajo
nupcias con la codemandada en la fecha que se indica; sin embargo, lo que el
actor omite referir es que la vida conyugal prácticamente no existió y que con
fecha diez de julio del año mil novecientos sesenta y cuatro éste contrajo nuevo
matrimonio con la señora Esther Yolanda Sánchez Montoya, sin divorciarse
previamente y consignando su estado civil como soltero, conforme acredita con
el acta matrimonial respectiva obrante a fojas ochenta del expediente principal,
por lo que sorprende la ambición desmesurada del demandante al pretender hacer
valer un derecho de propiedad que nunca tuvo; siendo que por el contrario, luego
de sufrir el abandono del actor, la codemandada Isabel Rosales de Silva, a través
de un préstamo solicitado al Banco de la Vivienda del Perú, adquiere el inmueble
sub litis en el año mil novecientos ochenta y uno, el cual ha cancelado con sus
propios recursos y sin participación del demandante, por lo que le asiste el
derecho legítimo de transferirlo a su hijo Edwin Silva Rosales. Finalmente,
sostienen que no se acredita que la celebración del anticipo haya causado
perjuicio alguno al actor y que, por el contrario, éste evidencia una conducta
temeraria y de mala fe, sustentada en el supuesto ejercicio de un derecho que no
le asiste.
 
Tercero.- Que, al expedir sentencia en primera instancia, el Juez de la causa
declara infundada la demanda en todos sus extremos, por cuanto: i) Se tiene en
cuenta que el matrimonio entre el actor y la codemandada se celebró en el año
mil novecientos cincuenta y cinco, y que en el año mil novecientos cincuenta y
siete nació Edwin Silva Rosales, siendo que nueve años después del primer
matrimonio, en mil novecientos sesenta y cuatro, el actor contrae nuevas nupcias
con tercera persona, como figura del acta de matrimonio obrante a fojas ochenta
del expediente principal; el cual fue corrido traslado al demandante quien no lo
ha contradicho, ni tachado, ni menos desvirtuado con medio probatorio alguno;
ii) Aplicando las reglas de la experiencia a la valoración de los medios
probatorios, indicios y a la conducta de las partes desplegadas en este proceso
conforme a lo descrito precedentemente, éstas permiten colegir que luego de
haber contraído el segundo matrimonio, el demandante continuó su vida de
relación con la segunda cónyuge, y no así con la primera más aún ante la
imputación de la codemandada de haber abandonado el hogar a partir de esa
fecha, lo que no fuera negado por éste; lo que lleva a concluir que
definitivamente la vida de relación con la primera cónyuge no continuó después
del segundo matrimonio y, si ello fue así, el patrimonio con el cual la primera
cónyuge adquirió el bien materia de este proceso fue fruto de su propio trabajo y
no así con la concurrencia del trabajo del actor; iii) Si bien formalmente el primer
matrimonio continua vigente, aun ante la existencia del segundo matrimonio,
considera que declarar la nulidad del acto jurídico materia de este proceso
constituye en rigor un exceso, pues ello generaría un atentado directo contra el
principio de buena fe antes señalado, en el entendido que el actor con dicha
declaración se estaría beneficiando indebidamente a costa del trabajo de la
codemandada, pese a que nunca contribuyó para la adquisición del inmueble;
sino más bien con su actitud omisiva desplegada desde que contrajo segundas
nupcias en el año mil novecientos sesenta y cuatro hasta la fecha de la
interposición de la demanda -dos mil ocho-, estaría experimentando un
incrementó de su patrimonio sin haber mediado empobrecimiento alguno de su
parte, lo cual implica un evidente ejercicio abusivo del derecho, el cual se
encuentra proscrito tanto por el artículo segundo del Título Preliminar del Código
Civil como el artículo ciento tres de nuestra Constitución Política del Estado. iv)
Habiéndose desestimado la pretensión principal de nulidad de acto jurídico, las
accesorias también deben ser desestimadas, en especial la pretensión
indemnizatoria, ya que no se ha cumplido con acreditar los hechos que sustentan
el presunto perjuicio, como serían los generados por la no posibilidad de lucrar o
arrendar el bien.
 
Cuarto.- Que, apelada que fuera esta decisión la Sala Superior emite sentencia
de vista, revocando la de primera instancia sólo en el extremo que declaró
infundada la demanda de nulidad de acto jurídico, del documento qué lo contiene
y de su asiento registral, y reformándola declaró fundada la demanda en dichos
extremos, por cuanto: i) Del acta de matrimonio obrante a fojas dos del
expediente principal, consta que el demandante Carlos Fernando Silva Bobadilla
contrajo matrimonio con la codemandada Isabel Rosales de Silva el día quince de
marzo del año mil novecientos cincuenta y cinco, de ello se colige que el bien
materia de litis cedido en calidad de anticipo de legítima, constituye un bien
común, toda vez que ha sido adquirido durante la vigencia del régimen de la
sociedad de gananciales; por lo que el acto jurídico de anticipo de legítima
deviene en nulo, al no haber intervenido el actor en dicho acto de disposición; ii)
Si bien en virtud del artículo doscientos ochenta y uno del Código Civil, el
juzgador puede efectuar un razonamiento lógico-critico basado en reglas o
máximas de experiencia para la debida valoración del material probatorio; sin
embargo, en el caso de autos no resulta necesario efectuar tal razonamiento, si se
tiene en cuenta que las normas que regulan lo concerniente a la sociedad de
gananciales, como es el caso del artículo trescientos quince del Código Civil, son
de orden público y, por tanto, de observancia obligatoria; y siendo ello así,
corresponde amparar la pretensión de nulidad de acto jurídico por la causal de
falta de manifestación de voluntad del agente, prevista en el inciso primero del
artículo doscientos diecinueve del Código Civil, corriendo la misma suerte la
pretensión accesoria de nulidad de asiento registral, en virtud a lo dispuesto en el
último extremo del primer párrafo del artículo ochenta y siete
del Código Procesal Civil.
 
Quinto.- Que, existiendo denuncias por vicios in iudicando -infracción de una
norma material- e in procedendo -infracción de normas procesales-, corresponde
verificar primero si se ha configurado o no esta última, pues en caso de ser
estimada, se dispondría el reenvío de la causa al estadio procesal correspondiente,
impidiendo que sea factible el análisis de las normas materiales en las que se
sustenta o debió sustentarse la resolución recurrida.
 
Sexto.- Que, en el segundo extremo del recurso de casación -acápite b- el
recurrente sostiene que se infringe lo normado en el artículo noventa y tres del
Código Procesal Civil al no haberse emplazado a la nueva propietaria del bien
sub litis, no obstante que sus derechos podrían verse afectados con la decisión
que se expida en este proceso. Respecto a este presunto agravio, es necesario
hacer las siguientes precisiones: 1) Conforme aparece de la copia literal de la
Partida Registral número P uno cuatro uno cero uno seis nueve dos,
específicamente a fojas ciento cinco del expediente principal, Edwin Silva
Rosales transfirió a María del Rosario Pérez López el bien sub litis, mediante
Escritura Pública de fecha trece de octubre del año, dos mil ocho; esto es, luego
de haber sido interpuesta la presente demanda, que data de fecha doce de agosto
del mismo año; 2) El citado demandado contesta la demanda el día diecinueve de
noviembre del año dos mil ocho, tal como aparece a fojas ciento veinte del
mismo expediente; sin embargo, no refirió en ningún momento la necesidad de
incorporar al proceso a la nueva adquiriente del inmueble; inclusive, llegada la
etapa del saneamiento procesal, mediante resolución obrante a fojas ciento treinta
y cuatro del mismo expediente, se declaró saneado el proceso y la existencia de
una relación jurídica procesal válida, auto que quedó consentido al no haber sido
impugnado por las partes, aun cuando se encontraban debidamente notificadas;
3) Conforme lo establece el artículo cuatrocientos sesenta y seis del Código
Procesal Civil, consentida o ejecutoriada la resolución que declara la existencia
de una relación jurídica procesal válida, precluye toda petición referida, directa o
indirectamente, a la validez de la relación citada;. en consecuencia, no cabe que
el recurrente pretenda ahora, en Sede Casatoria, cuestionar la no participación en
el proceso de la nueva adquiriente del bien sub litis; 4) Por lo demás, en este
proceso se ha establecido como pretensión principal la declaración de nulidad del
acto jurídico de anticipo de legítima celebrado entre Isabel Rosales de Silva y
Edwin Silva Rosales, y no del acto jurídico de compra venta celebrado entre este
último y María del Rosario Pérez López, cuya validez se mantiene hasta que
judicialmente se declare lo contrario. Por estas razones, y teniendo en cuenta que
la decisión a recaer en este proceso no afectará directamente a la presunta
agraviada, no se advierte infracción alguna a la norma procesal contenida en el
artículo noventa y tres del Código Procesal Civil, razón por la cual este extremo
del recurso no corresponde ser amparado.
 
Sétimo.- Que, en cuanto al tercer extremo del recurso -acápite c-, el recurrente
cuestiona la motivación de la recurrida, pues no se pronuncia sobre todos los
hechos específicos y determinantes de la decisión, hace una interpretación
indebida de las normas y revoca la sentencia sin realizar una análisis lógico
jurídico. Al respecto, resulta necesario poner en relieve que la sentencia de vista
objeto de impugnación no es una que confirme la apelada; por el contrario, la
revoca, por lo que se espera que los fundamentos que sustenten tal decisión sean
suficientes e idóneos y contengan además un mínimo de razonabilidad para que
los justiciables puedan entender y comprender las motivaciones que dan lugar a
que la decisión del A quo no sea ratificada, de forma tal que la ausencia de las
razones fundantes o de una motivación adecuada y suficiente que sustente la
decisión anulatoria dará lugar a que la misma contenga sólo una motivación
aparente.
 
Octavo.- Que, en el caso concreto, un hecho controvertido y no refutado por el
demandante es, sin lugar a dudas, la mención a la existencia del segundo
matrimonio contraído por el actor con persona distinta de su cónyuge Isabel
Rosales de Silva, cuyos efectos o validez no es materia de análisis en este
proceso, pero que sirve para establecer que desde el año mil novecientos sesenta
y cuatro, en que se celebraron estas segundas nupcias, el demandante ya no
mantendría vida matrimonial con la codemandada. El Juez de la causa, para
efectos de desestimar la demanda, sustenta su decisión aplicando principalmente
el Principio de Proscripción del Abuso del Derecho que consagra el último
párrafo del artículo ciento tres de nuestra Constitución Política del Estado,
concordante con el artículo segundo del Título Preliminar del Código Civil, al
estimar que fue la codemandada quien, con su propio esfuerzo y sin la
intervención del demandante, adquirió el inmueble sub litis en el año mil
novecientos ochenta y uno, el mismo que posteriormente ha transferido a título
gratuito al hijo matrimonial vía anticipo de legítima; y que pretender la nulidad
de este acto jurídico sólo persigue incrementar el patrimonio del demandante,
beneficiándolo indebidamente a costa del trabajo de la codemandada, ya que
nunca contribuyó a la adquisición del inmueble. Sin embargo, al revocar esta
decisión, la Sala Superior no expone con claridad las razones por las cuales
estima que no resulta de aplicación el Principio de Proscripción del Abuso del
Derecho consagrado en la Constitución Política del Estado, ni tampoco precisa
por qué el hecho concreto de la no participación del demandante en la
conformación del patrimonio conjuntamente con la codemandada no afecta de
alguna manera la decisión a adoptarse en el caso concreto, más aún si en su
escrito de apelación -específicamente a fojas doscientos veintidós del
expediente principal - el actor ratifica la conclusión del A quo en el sentido de
que; en efecto, se encontraba separado de la demandante desde el año mil
novecientos sesenta y cuatro.
 
Noveno.- Que, si bien es cierto la Sala Superior estima que, para el caso
concreto, no cabe aplicar las reglas o máximas de la experiencia porque la norma
contenida en el artículo trescientos quince del Código Civil es de "orden público"
y de "observancia obligatoria"; sin embargo, este Supremo Tribunal estima que
las normas no pueden ser interpretadas -y aplicadas- de forma aislada ni ajenas al
contexto en el que se desenvuelve el conflicto, sino en concordancia con las
demás disposiciones que integran la institución que regulan o el cuerpo legal al
cual pertenecen, lo que se conoce como interpretación sistemática de las normas;
requerimiento que no cumple la sentencia objeto de casación, pues no expone las
razones por las cuales estima que no resulta de aplicación el Principio de
Proscripción de Abuso de Derecho, dando lugar a un fallo que no resulta
congruente, razonable ni suficiente para sustentar la revocatoria de la apelada;
por tanto, se trata de un fallo que no se ajusta al mérito de lo actuado, vulnerando
así lo dispuesto en el artículo ciento veintidós inciso tercero del Código Procesal
Civil, que manda a los Jueces a motivar sus resoluciones, haciendo mención
sucesiva de los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos
de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto según el
mérito de lo actuado; razón por la cual el agravio procesal descrito en el acápite c
de los fundamentos del recurso de casación resulta atendible.
 
Décimo.- Que, siendo así, al configurarse la causal de infracción normativa de
carácter, procesal, el .recurso de casación debe ser amparado, procediendo
conforme a lo dispuesto en el inciso uno del artículo trescientos noventa y seis
del Código Procesal Civil, careciendo de objeto pronunciarse sobre la infracción
normativa a que se refiere el acápite a de los fundamentos del recurso de
casación. Por tales fundamentos, declararon: FUNDADO el recurso de casación
interpuesto por Edwin Silva Rosales mediante escrito obrante a fojas trescientos
tres del expediente principal; CASARON la resolución impugnada, en
consecuencia, NULA la sentencia de vista obrante a fojas doscientos setenta y
uno del expediente principal, su fecha diez de junio del año dos mil
diez; MANDARON que la Sala Superior expida nuevo fallo, con arreglo a
derecho y a lo actuado; DECLARARON que carece de objeto pronunciarse
sobre la causal de infracción normativa de carácter material; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo
responsabilidad; en los seguidos por Carlos Fernando Silva Bobadilla contra
Isabel Rosales de Silva y otros, sobre Nulidad de Acto Jurídico y otros; y los
devolvieron. Ponente Señor Ticona Postigo, Juez Supremo.-
 
SS. TICONA POSTIGO, ARANDA RODRíGUEZ, PALOMINO GARCíA,
VALCáRCEL SALDAÑA, MIRANDA MOLINA C-746492-30
 
Publicado 31-01-2012 Página 33389
CAS. N° 1554-2015 LIMA
Nulidad de Acto Jurídico. Ejercicio abusivo del derecho. La Constitución ni la ley, amparan
el ejercicio abusivo de un derecho, el cual se configura cuando se excede los límites de la
buena fe o la finalidad para la cual fue conferido, convirtiéndose su ejercicio en un acto
antisocial e injusto. Constitución Política. 103. CC. II del Título Preliminar. Lima,
veintinueve de setiembre de dos mil quince.-
 
 
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE
LA REPUBLICA: con el expediente acompañado, vista la causa número mil quinientos
cincuenta y cuatro - dos mil quince, en audiencia pública llevada a cabo en la fecha y
producida la votación con arreglo a ley; emite la siguiente sentencia:
 
 
I. MATERIA DEL RECURSO: En el presente proceso de nulidad de acto jurídico, la
demandada Ana María Jayo Soyer, ha interpuesto recurso de casación de folios
cuatrocientos sesenta y seis, contra la sentencia de vista de fecha veinte de enero de dos mil
quince, de folios cuatrocientos veintiuno, dictada por la Quinta Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que revoca la sentencia de primera instancia de fecha
veintinueve de octubre de dos mil trece, de folios trescientos setenta y seis, que declara
infundada la demanda, y reformándola declara fundada la demanda interpuesta por María
Aurelia Soyer Zevallos viuda de Jayo.
 
II. ANTECEDENTES: 1. DEMANDA: Mediante escrito de fecha quince de julio de dos
mil diez, de folios setenta y seis, subsanado a folios ochenta y nueve y noventa y siete,
María Aurelia Soyer Zevallos viuda de Jayo interpone demanda de nulidad de acto jurídico,
señalando como pretensión que se declare la nulidad de: a) La escritura pública de donación
de fecha siete de diciembre de dos mil nueve, y en consecuencia de los asientos registrales
C00003, D00003 de la Partida Registral número 07081292; b) La escritura Pública de
compra venta de derechos y acciones de fecha doce de abril de dos mil diez, y en
consecuencia de los asientos registrales C00002 y D00001 de la Partida Registral número
49014989; c) La escritura Pública de Anticipo de Legítima de bienes inmuebles de fecha
nueve de abril de dos mil diez, y en consecuencia de los asientos registrales C00002 y
D00001 de la Partida Registral número 47413486, C00002 y D00004 de la Partida
Registral número 07037581, C00002 y D00001 de la Partida Registral número 41939052,
C00002 y D00001 de la Partida Registral número 41939044. Alega como sustento de su
pretensión que: a) La demandada Ana María Doland, con pasaporte norteamericano y
nacida en el Perú con el nombre de Ana María Jayo Soyer, es una de sus cinco hijos, quien
aprovechándose de su amor hacia ella, le hizo firmar un poder amplio y general, con el
argumento que serviría para ayudarme a pagar los impuestos y arbitrios de los inmuebles
adquiridos durante su matrimonio con Antonio Jayo de la Cruz, quien se encuentra
fallecido a la interposición de la demanda, cuya minuta y escritura pública no pudo leer,
induciéndola a error; b) Al solicitar los antecedentes registrales para proceder a repartir la
masa hereditaria correspondiente a su difunto esposo, tomó conocimiento que la
demandada había celebrado en su representación los actos jurídicos cuya nulidad se solicita
a favor de sí misma; c) En efecto, el inmueble ubicado en el Lote 18, Manzana R, ahora
Calle 4 número 954-956, es un bien propio de la actora, el cual ahora aparece en la Partida
Registral número 07081292 como donado a la demandada; el inmueble ubicado en Calle 5
número 983-985, Urbanización La Florida, Distrito de Rímac, aparece en la Partida
Registral número 49014989 como si la actora hubiera vendido sus derechos y acciones
sobre el mismo a favor de la demandada por la suma de cuatro mil trescientos nuevos soles,
que nunca recibió; los inmuebles ubicados en Calle 16 número 380-382, Urbanización La
Florida, Distrito del Rímac, Av. Amancaes números 340-350-360-368, Distrito del Rímac,
Calle Leoncio Prado, Distrito de Surquillo y Calle Leoncio Prado, Departamento número
203, Distrito de Surquillo, corren en las Partidas Registrales números 47413486, 07037581,
41939052 y 41939044 respectivamente, como dados en anticipo de legítima a favor de la
demanda, éstos tres últimos en un porcentaje del 58.33 de las acciones o derechos que le
corresponden a la actora; d) Nunca ha existido su voluntad en el sentido de los actos
jurídicos antes señalados, siendo que la demandada los ha realizado con un poder que
adolece de su real voluntad; e) En consecuencia los actos jurídicos cuestionados son nulos
en mérito a lo establecido en el artículo 219, incisos 1 y 4 del Código Civil, esto es, falta de
manifestación de voluntad y fin ilícito. 2. CONTESTACIóN: La demandada Ana María
Jayo Soyer, contesta la demanda a folios ciento treinta, alegando que: a) Resulta falso lo
afirmado por la demandante en el sentido que la he hecho formar con argucia el poder
amplio y general, ya que la misma con absoluto estado de conciencia y por su voluntad le
otorgó el referido poder; b) Entre las facultades otorgadas, se encuentra expresamente la de
disposición a cualquier título y a cualquier persona, incluyendo ella misma; c) Por tanto, al
realizar los actos de disposición cuestionados, se encontraba legalmente facultada para
celebrarlos; d) Se han cumplido las formalidades legales exigidas para tal efecto; e) La
demandante impugna las escrituras públicas mas no los actos jurídicos que contiene o el
poder otorgado a su favor; y, f) No existe evidencia que se haya pretendido conseguir un
efecto prohibido por ley. 3. PUNTOS CONTROVERTIDOS: Se determinaron como
puntos controvertidos los siguientes: 3.1 Determinar si procede declararse nulo el acto
jurídico contenido en la escritura pública de donación de fecha siete de diciembre de dos
mil nueve, y en consecuencia de ello la cancelación de los asientos registrales C00003 y
D00003 de la Partida Electrónica 07081292. 3.2 Determinar si procede declararse nulo el
acto jurídico contenido en la escritura pública de compra venta de derechos y acciones de
fecha doce de abril de dos mil diez, y como consecuencia de ello la cancelación de los
asientos registrales C00002 y D00001 de la Partida Electrónica 49014989. 3.3. Determinar
si procede declararse nulo el acto jurídico contenido en la escritura pública de anticipo de
legítima de fecha nueve de abril de dos mil diez, y como consecuencia de ello la
cancelación de los asientos registrales C00002 y D00001 de la Partida Electrónica
47413486, C00002 y D00004 de la Partida Electrónica 07037581, C00002 y D00001 de la
Partida Electrónica 41939052, C00002 y D0001 de la Partida Electrónica 41939044. 4.
SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA: Culminado el trámite correspondiente, el Juez
mediante sentencia de fecha veintinueve de octubre de dos mil trece, de folios trescientos
setenta y seis, declaró infundada la demanda, considerando que: a) Mediante escritura
pública de fecha dieciséis de mayo de dos mil nueve, la demandante otorgó poder a favor
de la demandada, confiriéndole, entre otras, "Facultades para comprar, vender y gravar.-
Adquirir y transferir a título gratuito u oneroso toda clase de bienes muebles o inmuebles, a
favor de terceros o de sí misma (...) La apoderada queda incluso facultada para adquirir o
gravar a favor de sí misma los bienes muebles o inmuebles de la apoderada."; b) En la
introducción de la citada escritura pública, el notario deja constancia que la otorgante del
poder procede por derecho propio: "Doy fe de haber identificado a la compareciente, quien
es mayor de edad, obra con capacidad, libertad y conocimiento del acto que realiza, que es
inteligente en el idioma castellano, a quien se le instruyó de los efectos legales del citado
instrumento"; c) No se ha acreditado fehacientemente la falta de manifestación de voluntad
del agente, toda vez la demandante otorgó poder a la demandada para que pueda disponer
de sus bienes; d) Si bien la demandada resultó ser la beneficiaria de los actos jurídicos, no
existe norma legal alguna que impida tal supuesto; e) No se ha demostrado que la
demandante haya sido inducida a error o fraude al momento de otorgar el poder a la
demandada; f) No se ha acreditado el fin ilícito, más aún si los posibles herederos de la
demandante no han cuestionado judicialmente los actos jurídicos en mención; y, g) La
actora no sólo suscribió la minuta mediante la cual confería poder de representación, sino
que además tuvo que firmar la correspondiente escritura pública. 5. FUNDAMENTOS DE
LA APELACIóN: Mediante escrito de fecha cuatro de diciembre de dos mil trece, de folios
cuatrocientos dos, la demandante María Aurelia Soyer Zevallos viuda de Jayo, interpuso
recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando que la misma
adolece de motivación deficiente, debido a que: a) No se ha tenido en cuenta que la
demandada se ha valido de facultades
no otorgadas para disponer de derechos sustantivos; b) La impugnada se fundamenta sólo
en el interés de la demandada; y, c) El poder del que se vale la demandada no especificaba
el anticipo de legítima.
 
6. SENTENCIA DE VISTA: Elevados los autos a la Sala Superior en virtud del recurso de
apelación interpuesto por la demandante, la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima, mediante sentencia de vista de fecha veinte de enero de dos mil quince, de
folios cuatrocientos veintiuno, revocó la sentencia de primera instancia, y reformándola
declaró fundada la demanda, sosteniendo que: a) No corresponde amparar la demanda por
la causal de falta de manifestación de la voluntad, toda vez que conforme al artículo 166 del
Código Civil, los actos jurídicos celebrados consigo mismo son sancionados con la
anulabilidad, además de existir en el caso de autos manifestación de voluntad de la
transferente y la adquiriente; b) Los actos de disposición cuestionados con la demanda
adolecen de fin ilícito, toda vez que: i) Del poder de fecha dieciséis de mayo de dos mil
nueve, en ningún extremo se aprecia la voluntad de la demandante de donarle el inmueble
descrito en la Partida Registral número 07081292, ni venderle los derechos y acciones del
inmueble inscrito en la Partida Registral número 49014989, ni otorgarle en anticipo de
legítima los bienes inmuebles correspondientes a las Partidas Electrónicas números
47413486, 7037581, 41939052 y 41939044 a la demandada; ii) La redacción del poder
otorgado es genérico, por lo que una persona no versada en derecho no podría colegir los
alcances del mismo; iii) Al ser la apoderada su propia hija, no hubo razón para que la
demandante tenga mayor cuidado en la suscripción del poder; iv) La demandante al
suscribir el referido poder tenía ochenta y tres años de edad, siendo razonable entender que
sus capacidades de discernimiento se ven atenuados; v) No resulta usual la inserción de la
facultad de adquirir bienes a favor de la apoderada; vi) Existe la intención de despojar a la
demandante de sus propiedades; vii) Los actos jurídicos cuestionados han sido otorgados en
fecha sucesivas, debido a que el poder podía ser revocado; y viii) Se buscaba evitar
concurrir en una sucesión testamentaria o intestada que implicara un menor porcentaje de
bienes para la demandada.
 
 
III. RECURSO DE CASACIóN: Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha doce de
junio de dos mil quince, obrante a fojas cincuenta y tres del respectivo cuaderno formado,
ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por la demandada Ana María
Jayo Soyer, por la infracción de los artículos 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política
del Estado; 160, 168 y 219 inciso 4 del Código Civil.
 
 
IV. FUNDAMENTOS DE ESTA SUPREMA SALA: Primero.- Que, estando a los
argumentos expuestos durante el transcurso del proceso así como en el recurso de casación,
la controversia gira en determinar si los actos jurídicos contenidos en las escrituras públicas
de fecha siete de diciembre de dos mil nueve [donación de inmueble], doce de abril de dos
mil diez [compraventa de derechos y acciones del inmueble], nueve de abril de dos mil diez
[anticipo de legítima de inmuebles], adolecen de causal de nulidad consistente prevista en
el artículo 219 inciso 4 del Código Civil, esto es, cuando su fin sea ilícito, toda vez que la
causal contemplada en el inciso 1 del referido artículo ha sido desestimada por la Sala
Superior, extremo que no ha sido cuestionado vía recurso de casación por la parte
demandante.
 
Segundo.- Que, habiéndose declarado procedente el recurso de casación por normas
procesales así como normas materiales, corresponde en primer término efectuar el análisis
sobre la existencia del error procesal, toda vez que, de resultar fundada la denuncia en
dicho extremo, dada su incidencia en la tramitación del proceso y su efecto nulificante,
carecería de sentido emitir pronunciamiento respecto de la infracción normativa material,
referida al derecho controvertido en la presente causa.
 
 
Tercero.- Que, resulta adecuado precisar que, el artículo 139.3 de la Constitución Política
del Estado ha establecido como un derecho relacionado con el ejercicio de la función
jurisdiccional "la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional". Sobre esta el
Tribunal Constitucional ha señalado que supone tanto el derecho de acceso a los órganos de
justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia, mientras que sobre aquel ha
expresado que significa la observancia de los principios y reglas esenciales exigibles dentro
del proceso como instrumento de tutela de los derechos subjetivos; resultando oportuno
citar al respecto, la Sentencia N° 09727-2005-PHC/TC, del 6 de octubre de 2006,
fundamento 7 "(...) mientras que la tutela judicial efectiva supone tanto el derecho de
acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia, es decir,
una concepción garantista y tutelar que encierra todo lo concerniente al derecho de acción
frente al poder-deber de la jurisdicción, el derecho al debido proceso, en cambio, significa
la observancia de los derechos fundamentales esenciales (...) principios y reglas esenciales
exigibles dentro del proceso como instrumento de tutela de los derechos subjetivos. El
debido proceso tiene, a su vez, dos expresiones: una formal y otra sustantiva; en la de
carácter formal, los principios y reglas que lo integran tienen que ver con las formalidades
estatuidas, tales como las que establecen el juez natural, el procedimiento preestablecido, el
derecho de defensa, la motivación; en su faz sustantiva, se relaciona con los estándares de
justicia como son la
razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer".
 
 
Cuarto.- Que, una de las reglas esenciales que componen el derecho fundamental al debido
proceso, lo constituye la motivación de las resoluciones judiciales, recogida expresamente
dada su importancia en el inciso 5) de la Constitución Política del Estado; derecho -
principio sobre el cual la Corte Suprema en la Casación N° 2139-2007-Lima, publicada el
31 de agosto de 2007, fundamento sexto, ha establecido lo siguiente: "(...) además de
constituir un requisito formal e ineludible de toda sentencias constituye el elemento
intelectual de contenido crítico, valorativo y lógico, y está formado por el conjunto de
razonamientos de hecho y de derecho en los que el magistrado ampara su decisión; por
ende, la exigencia de la motivación constituye una garantía constitucional que asegura la
publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para pronunciar sus sentencias;
además, la motivación constituye una forma de promover la efectividad del derecho a la
tutela judicial, y así, es deber de las instancias de revisión responder a cada uno de los
puntos planteados por el recurrente, quien procede en ejercicio de su derecho de defensa y
amparo de la tutela judicial efectiva".
 
Quinto.- Que, en igual línea de ideas, cabe indicar que sobre este tema el Tribunal
Constitucional ha establecido que el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales
es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones judiciales no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
Magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso; sin embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra
una resolución judicial constituye automáticamente la violación del contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales.
Así, en la sentencia recaída en el expediente N° 3943- 2006-PA/TC, de fecha 11 de
diciembre de 2006, el Colegiado Constitucional en mención, ha precisado que éste
contenido queda delimitado en los siguientes supuestos: "a) Inexistencia de motivación o
motivación aparente; b) Falta de motivación interna del razonamiento, que se presenta en
una doble dimensión: por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de las
premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro cuando existe
incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un discurso absolutamente incapaz
de transmitir de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión (...); c)
Deficiencia en la motivación externa: justificación de las premisas, que se presenta cuando
las premisas de las que parte el Juez no han sido confrontadas o analizadas respecto de su
validez o eficacia jurídica; d) La motivación insuficiente, referida básicamente al mínimo
de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para
asumir que la decisión está debidamente motivada. Si bien (...) no se trata de dar respuesta a
cada una de las pretensiones planteadas, la insuficiencia vista aquí en términos generales,
sólo resultará relevante desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de
argumentos o la insuficiencia" de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en
sustancia se está decidiendo; e) La motivación sustancialmente incongruente, obliga a los
órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que vengan planteadas, sin cometer por lo tanto, las desviaciones que supongan
modificación o alteración del debate procesal (...)"; aunado a ello, corresponde precisar que
la motivación aparente se configura también cuando no se responde por ejemplo a las
alegaciones o pretensiones de las partes en el proceso, conforme a lo precisado por el citado
Tribunal en el expediente 0078-2008-PHC/TC.
 
Sexto.- Que, de la revisión de la sentencia de mérito, se aprecia que el Colegiado Superior,
ha declarado fundada la demanda, bajo los argumentos consistentes en que del poder
otorgado por la demandante a favor de la demandada mediante escritura pública de fecha
dieciséis de mayo de dos mil nueve, expresamente no se desprende que se le haya otorgado
facultades a ésta para realizar la donación, compraventa y anticipo de legítima de los
inmuebles sub litis, existiendo adicionales referentes que le permiten concluir en el actuar
ilegal de la emplazada, como son, entre otros, la relación consanguínea de madre e hija
entre ambas, la edad de la otorgante, la falta de ilustración de ésta para conocer de los
alcances de los documentos que suscribía, la casi nula frecuencia de existencia de una
cláusula consistente en la facultad de poder venderse a sí misma en representación de la
poderdante, el despojo a la actora de su patrimonio pese a existir otros hijos que deben
concurrir en la herencia de la misma, y la continuidad de la celebración de los actos;
invocando para tal efecto los artículos 139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado, y
140 y 219 inciso 1 y 4 del Código Civil; en consecuencia, se advierte que la sentencia de
vista no incurre en alguna de las deficiencias de motivación descritas en el quinto
considerando de la presente resolución, en tanto la Sala de mérito ha cumplido con precisar
de forma clara, congruente y suficiente los fundamentos de hecho y derecho que sustentan
su decisión, de manera que dicho fallo no puede ser cuestionado por ausencia o defecto en
la motivación, por lo que corresponde declarar infundada la causal de infracción normativa
de los artículos 139, incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú.
 
Sétimo.- Que, el artículo 160 del Código Civil, respecto a la representación directa,
establece: "El acto jurídico celebrado por el representante, dentro de los límites de las
facultades que se le haya conferido, produce efecto directamente respecto del
representado."
 
Octavo.- Que, el artículo 168 del mismo cuerpo normativo, en relación a la interpretación
objetiva del acto jurídico, prevé: "El acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo
que se haya expresado en él y según el principio de la buena fe." (el subrayado es nuestro)
 
Noveno.- Que, el artículo 219 inciso 4 del precitado cuerpo legal, prescribe en cuanto a las
causales de nulidad: "El acto jurídico es nulo: (...) 4.- Cuando su fin sea ilícito."
 
Décimo.- Que, siguiendo a PAREDES PALACIOS, los medios probatorios son directos e
indirectos. Son directos, cuando muestran al juez el mismo hecho a probar. Son indirectos,
cuando muestran un hecho distinto, pero proporcionan elementos a partir de los cuales el
juez formula un argumento para deducir la existencia u ocurrencia de hecho a probar. éstos
últimos, corresponden a los sucedáneos.1
 
 
Décimo Primero.- Que, los sucedáneos de los medios probatorios se encuentran regulados
en los artículos 275 a 283 del Código Procesal Civil, siendo éstos: i) el indicio; ii) la
presunción; y iii) la ficción legal; siendo que dentro de la segunda de las mencionadas, se
encuentra la presunción judicial, la cual es elaborada por el juez a través del examen de los
indicios, utilizando la lógica y la experiencia.
 
Décimo Segundo.- Que, asimismo, corresponde tener en cuenta lo establecido en los
artículos 103 de la Constitución Política del Estado2 y II del Título Preliminar del Código
Civil3, en el sentido que la Constitución ni la ley, amparan el ejercicio abusivo de un
derecho; el cual se configura cuando se excede los límites de la buena fe o la finalidad para
la cual fue conferido. En dicho contexto, Aníbal Torres Vásquez, sostiene: <<El abuso del
derecho opera como un límite al ejercicio de los derechos subjetivos. El derecho positivo
ampara el ejercicio regular de los derechos subjetivos (poderes, facultades, autorizaciones,
atribuciones); cuando éstos son ejercidos irregularmente, de mala fe, o rebasando los fines
para los cuales el ordenamiento jurídico confiere los derechos subjetivos al sujeto, de tal
forma que provoquen una desarmonía social que se desencadene en una situación de
injusticia, se cae en el abuso. Todo derecho subjetivo supone un deber correlativo, por lo
que no hay derechos absolutos y, por consiguiente, no hay posibilidad que su ejercicio sea
ilimitado. El ejercicio de un derecho subjetivo es regular, normal, cuando la acción u
omisión se lleva a cabo dentro de los límites del respeto al derecho ajeno; si se sobrepasa
estos límites se incurre en abuso del derecho que el ordenamiento jurídico condena. Con la
condena del abuso del derecho - como expresa Fernández Sesarego - "Lo que se busca es
que el individuo no ejercite sus derechos antisocialmente, sino mas bien del modo regular.
Lo antisocial es lo inmoral; lo que repugna a la conciencia ética colectiva; lo que agravia la
juricidad; lo que es diametralmente contrario a la vivencia de la solidaridad">>.4
 
 
Décimo Tercero.- Que, en el caso concreto, se aprecia que la demandante otorgó poder a
una de sus hijas [demandada] para que en su representación pudiera disponer de la totalidad
de sus bienes, inclusive con la facultad de realizar transferencias a título gratuito u oneroso
a favor de sí misma. Es así, que la emplazada realizó tres actos jurídicos a favor de sí
misma, los que ahora son materia de cuestionamiento, consistentes en donación,
compraventa y anticipo de legítima sobre inmuebles que pertenecían a la poderdante.
 
 
Décimo Cuarto.- Que, al respecto, corresponde señalar que la transferencia del inmueble
ubicado en Calle 5, número 983, Urbanización La Florida, Distrito del Rímac, Provincia y
Departamento de Lima, inscrito en la Partida Registral número 49014989, de ochenta
metros cuadrados, fue realizada mediante compra venta por el valor irrisorio de cuatro mil
trescientos nuevos soles; las transferencias tuvieron a lugar con fechas siete de diciembre
de dos mil nueve y doce de abril de dos mil diez, esto es, sin un intervalo de tiempo
razonable y prudencial; la demandante conforme acredita con las partidas de nacimiento
correspondientes, tiene cinco hijos, de los cuales, a través de los actos de disposición antes
mencionados, únicamente la demandante se encontraría beneficiada; no se ha realizado
otros actos de disposición a favor de terceros, sino exclusivamente en beneficio de la
demandada; y las transferencias han sido realizadas respecto a casi la totalidad de los
derechos y acciones que tenía la demandante sobre los inmuebles transferidos.
 
Décimo Quinto.- Que, estando a lo expuesto precedentemente, se concluye que existen
indicios y presunciones judiciales [derivadas de la lógica y experiencia], suficientes y
coherentes para concluir que la demandada abusando del lazo que la une con la
demandante, adquirió un poder amplio para disponer de los bienes de su progenitora,
utilizándolo con la única finalidad de apropiarse de la mayor cantidad posible de los
derechos y acciones que le correspondían a ésta respecto a los inmuebles transferidos, es
decir, con el objeto de causar daño al patrimonio de la poderdante, resultando evidente que
la demandada no ha actuado de buena fe y con arreglo a las buenas costumbres, en ninguno
de los actos jurídicos materia de nulidad, máxime si existen otros hijos de la actora que
tienen derecho a concurrir con la demandada en la herencia que aquella deje a su
fallecimiento,
lo cual es considerado como un abuso del derecho que su poderdante le confirió, en tanto su
conducta constituye una de carácter antisocial y amoral, que debe ser sancionado por el
órgano jurisdiccional declarando la nulidad de los actos jurídicos materia de pretensión, al
incurrir en la causal contemplada en el artículo 219 inciso 4 del Código Civil.
 
Décimo Sexto.- Que, en consecuencia, se colige que la sentencia de vista no ha incurrido en
ninguna de las infracciones denunciadas, por lo que corresponde declarar infundado el
recurso de casación interpuesto.
V. DECISION: Por estos fundamentos: Declararon INFUNDADO el recurso de casación
interpuesto por la demandada Ana María Jayo Soyer de folios cuatrocientos sesenta y seis;
en consecuencia NO CASARON la sentencia de vista de fecha veinte de enero de dos mil
quince, de folios un mil ochocientos cuarenta y cuatro; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial El Peruano conforme a ley en los seguidos por
María Aurelia Soyer Zevallos viuda de Jayo, sobre nulidad de acto jurídico; y los
devolvieron; interviniendo como ponente el señor Juez Supremo Walde Jáuregui.- SS.
ALMENARA BRYSON, WALDE JáUREGUI, DEL CARPIO RODRíGUEZ, CUNYA
CELI, CALDERóN PUERTAS
El relator de la Sala que suscribe certifica: Que el señor Juez Supremo Almenara Bryson,
Presidente de esta Sala Suprema no suscribe la presente resolución, habiendo dejado su
voto en relatoría de conformidad con lo acordado el día de la votación, según consta en la
tablilla y registro correspondiente, por cuanto presenta una dolencia física en el miembro
superior derecho, lo que le imposibilita la suscripción.
1 PAREDES PALACIOS, Paúl. ías presunciones como sucedáneos de los medios
probatorios", ensayo publicado en Aportes para la reforma del proceso laboral peruano.
Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social (varios autores).
Primera edición. Lima, 2005, p. 180.
2 ía Constitución no ampara el abuso del derecho"
3 ía ley no ampara el ejercicio ni la omisión abusivos de un derecho"
4 TORRES VáSQUEZ, Aníbal. "Código Civil. Comentarios y Jurisprudencia". Editorial
IDEMSA. Quinta edición. Lima,2000, p.23.
C-1392274-170
Publicado 30 de junio de 2016 Página 78839
CAS. N° 4886-2010 LIMA. NULIDAD DE ACTO JURíDICO. Lima, doce de
marzo del año dos mil doce.- LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPúBLICA, vista la causa número cuatro
mil ochocientos ochenta y seis - dos mil diez, en audiencia pública de la fecha y
producida la votación correspondiente, emite la presente sentencia:
 
MATERIA DEL RECURSO.- Se trata del recurso de casación interpuesto por
Jorge Alberto Carrillo Rodríguez, a fojas trescientos setenta y tres del expediente
principal, contra la Sentencia de vista de fojas trescientos veinticinco del citado
expediente, su fecha veintiséis de agosto del año dos mil diez, expedida por la
Tercera Sala Civil de Lima, que confirma la sentencia apelada, de fojas
doscientos cuarenta y siete, su fecha veinticuatro de noviembre del año dos mil
nueve, que declara infundada la demanda.
 
FUNDAMENTOS DEL RECURSO.- Esta Sala Suprema, mediante resolución
de fojas cincuenta y ocho del presente cuadernillo de casación, su fecha ocho de
septiembre del año dos mil once, ha estimado procedente el recurso por la causal
de infracción normativa de derecho material. El recurrente denuncia la
interpretación errónea de los artículos dos mil doce y dos mil catorce del Código
Civil: sostiene que la Sala debió tener presente que la buena fe invocada por la
entidad demandada se desvanece y no resulta atendible por cuanto en el Registro
de Personas Jurídicas corre inscrita la empresa Tracs Contratistas Sociedad
Anónima, quien era cliente del Banco desde el año mil novecientos noventa y
cuatro (cuatro -4- años antes de la celebración del contrato materia de nulidad),
apareciendo en dicho instrumento el demandante y la demandada en su condición
de casados; además, no se ha podido enervar el mérito de los documentos que
obran en autos, los cuales demuestran que la empresa era cliente del Banco y con
ellos se verifica la existencia de una cuenta corriente de la propia entidad
bancaria demandada, la misma que constituye una persona jurídica de la cual el
actor y su cónyuge son titulares.
 
CONSIDERANDO: PRIMER0.- Previamente a la absolución del recurso de
casación interpuesto es necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el
proceso. En tal sentido, se advierte que a fojas dieciséis del expediente principal,
Jorge Alberto Carrillo Rodríguez interpone demanda de nulidad de acto jurídico,
en contra de María Esther Moscoso Fernández y otro, solicitando se declare la
nulidad del acto jurídico de garantía hipotecaria y restricción contractual,
celebrado el dieciséis de febrero del año mil novecientos noventa y ocho,
respecto al inmueble ubicado en la calle A, Manzana 6B, lote treinta y ocho,
urbanización Santa Patricia, distrito de La Molina, por la causal de falta de
manifestación de voluntad; además, que se cancele la respectiva inscripción
registral que corre inscrita en la partida número 45202054 y, también que se
declare la nulidad de la transferencia por adjudicación en remate a favor del
Banco Wiese Sudameris, ordenada por el Trigésimo Séptimo Juzgado Civil de
Lima, en el expediente número 1496-01 y se cancele el asiento registral de este
acto. Como fundamentos fácticos sostiene que la codemandada María Esther
Moscoso Fernández celebró el contrato en cuestión como si fuese soltera, siendo
el caso que con fecha veintiocho de junio del año mil novecientos ochenta y seis,
había contraído matrimonio con el recurrente, bajo el régimen de sociedad de
gananciales. Que, se ha grabado un bien perteneciente a la sociedad conyugal
sólo con la firma de uno de los cónyuges, cuando se requería la firma y
autorización de ambos, conforme al artículo trescientos quince del Código Civil,
por lo que dicho acto deviene en nulo.
 
SEGUNDO.-Tramitada la demanda según su naturaleza, el juez de la causa,
mediante sentencia de fojas doscientos cuarenta y siete del expediente principal,
su fecha veinticuatro de noviembre del año dos mil nueve, declara infundada la
demanda en todos sus extremos. Corno fundamento de su decisión expone que en
el caso de autos se presenta un conflicto entre nulidad de acto jurídico, por falta
de manifestación de voluntad, frente a derechos que otorgan los principios de
publicidad y buena fe registral. La buena fe favorece a quien actúa con veracidad
y celebra los contratos de común acuerdo, proporcionando datos ciertos y
veraces, que no causen error ni provoquen toma de decisiones basadas en error,
por lo que se advierte que la codemandada al celebrar la garantía hipotecaria no
actuó de buena fe al identificarse con el falso dato de soltera siendo casada con el
actor, por lo que sí perjudica al Banco. Por su parte la empresa Tracs Contratistas
Sociedad Anónima es beneficiaria con la garantía hipotecarla, donde tanto la
codemandada como el accionante son parte de la misma, por lo que tienen
intereses comunes y no demostrando estar separados difícilmente puede creerse
que el demandante no tenía conocimiento del acto de constitución de gravamen
sobre el bien social. Que, el Banco Wiese, hoy Scotiabank, al amparo de los
datos de los Registros Públicos, suscribe el contrato con el conocimiento que su
otorgante, la codemandada María Moscoso es soltera y que el bien le pertenece
exclusivamente, quien en ningún momento puso en conocimiento su verdadero
estado civil y el hecho que el Banco tenga relación con la empresa Tracs
Contratistas Sociedad Anónima no Implica ni obliga que deba conocer los datos
o estado civil de cada uno de sus accionistas, por lo que el acto de constitución de
la hipoteca resulta un acto válido, porque al momento de celebrarse contaba con
todos sus elementos estructurales y, además, el accionante en la declaración de
parte, que fue prueba de oficio reconoció seguir casado y tener hijos con la
codemandada, pero no acreditó el hecho alegado de estar separados, quedando la
presunción que a la fecha de celebración de la hipoteca compartían vida en
común y, por tanto, conocía de los actos que celebraba su cónyuge.
 
TERCERO.- Apelada la mencionada sentencia la Sala Revisora,
mediante resolución de fojas trescientos veinticinco del expediente principal, su
fecha veintiséis de agosto del año dos mil diez, la confirma. Sostiene que
se advierte un conflicto entre una causal de nulidad de acto jurídico, como es la
falta de manifestación de voluntad y los derechos que otorga el principio de
publicidad registral, toda vez que la hipoteca fue celebrada en virtud que tal
demandada aparecía como única propietaria registral y su documento de
identidad figuraba como soltera, siendo la buena fe un requisito implícito e
intrínseco a todos los actos jurídicos, en donde se presume que las partes actúan
de buena fe Que, la mala fe en el acto jurídico Importa una sanción jurídica
cuando ésta causa perjuicio a la otra parte y de los actuados se aprecia la
existencia de tarjetas de propiedad de vehículos a fojas setenta y tres, setenta y
cinco y setenta y seis, de fechas treinta de noviembre del año mil novecientos
noventa y dos y ocho de mayo del año dos mil seis, donde el demandante
consigna como su domicilio el mismo inmueble que es materia de litis y que fue
hipotecado para garantizar acreencias de Tracs Contratistas Sociedad Anónima y
a la fecha de su celebración, dieciséis de febrero del año mil novecientos noventa
y ocho, tenía el mismo domicilio. En consecuencia, resulta razonable afirmar que
el demandante tenía conocimiento de la constitución de hipoteca del inmueble al
domiciliar en esa fecha en el mismo bien.
 
CUARTO.- De conformidad con el artículo segundo del Título Preliminar del
Código Civil la ley no ampara el ejercicio ni la omisión abusiva de un derecho.
Según Marcial Rubio Correa "el abuso de derecho consistiría en un acto en
principio licito, pero que por una laguna específica del Derecho es tratado como
no lícito, al atentar contra la armonía de la vida social. Tal calificación no
proviene ni de aplicación de las normas sobre responsabilidad civil ni de otras
normas expresas restrictivas de la libertad, sino que se realiza por el juez
aplicando los métodos de integración jurídica... sin embargo, ese acto lícito
contraría el espíritu o los principios del Derecho en el transcurso de su ejecución
y, por tanto, se configura una laguna del Derecho que debe ser resuelta por el
juez, ante la carencia de una disposición restrictiva o prohibitiva especifica que
impida el acto tal como se realiza".
 
QUINTO.- En la sentencia de vista impugnada el Ad quem ha establecido que la
omisión del demandante en registrar el bien como parte del patrimonio de la
sociedad de gananciales con la finalidad de evitar el perjuicio a terceros, así
como su condición de socio fundador de la empresa Tracs Construcciones
Sociedad Anónima, beneficiaria con la hipoteca cuya nulidad pretende que se
declare y el hecho de que sea su cónyuge la que unilateralmente haya otorgado la
hipoteca, permiten advertir una situación provocada por actos del demandante
para alegar la nulidad del acto jurídico materia de litis.
 
SEXTO.- En tal sentido el Ad quem ha determinado que al haber actuado el
demandante con la mala fe no es posible aplicar la sanción (nulidad) al acto
jurídico de otorgamiento de hipoteca, por cuanto existe abuso de derecho.
 
SéTIMO.- En consecuencia, queda claro que la pretensión del demandante de
que se declare la nulidad del acto contenido en la escritura pública de fecha
dieciséis de febrero del año mil novecientos noventa y ocho comporta un
ejercicio abusivo de derecho; por consiguiente, las alegaciones formuladas en su
recurso de casación sub examine (interpretación errónea de los artículos dos mil
doce y dos mil catorce del Código Civil) sustentadas en que no existiría buena fe
de la entidad demandada, por cuanto en el Registro de Personas Jurídicas corre
inscrita la empresa Tracs Contratistas Sociedad Anónima, quien era cliente del
Banco desde el año mil novecientos noventa y cuatro (cuatro -4- años antes de la
celebración del contrato materia de nulidad), apareciendo en este instrumento el
demandante y la codemandada en su condición de casados, no desvirtúan la
conclusión a que arriban las instancias de mérito respecto al ejercicio abusivo de
derecho por parte del demandante, en cuanto causa o razón para no declarar la
nulidad del acto jurídico de otorgamiento de garantía. Por las consideraciones
expuestas, de conformidad con lo dispuesto por el artículo trescientos noventa y
siete primer párrafo del Código Procesal Civil, declararon: INFUNDADO el
recurso de casación interpuesto por Jorge Alberto Carrillo Rodríguez, a fojas
trescientos setenta y tres; por consiguiente, NO CASARON la sentencia de vista
de fojas trescientos veinticinco, su fecha veintiséis de agosto del año dos mil
diez, expedida por la Tercera Sala Civil de Lima, que confirma la sentencia
apelada, de fojas doscientos cuarenta y siete, su fecha veinticuatro de noviembre
del año dos mil nueve, que declara infundada la demanda; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial "El Peruano", bajo
responsabilidad; en los seguidos por Jorge Alberto Carrillo Rodríguez contra
María Esther Moscos° Fernández y otro, sobre Nulidad de Acto Jurídico, y los
devolvieron. Ponente Señor Ponce De Mier, Juez Supremo.- S.S. TICONA
POSTIGO, IDROGO DELGADO, PONCE DE MIER, CASTAÑEDA
SERRANO, CALDERóN CASTILLO1
Rubio Correa, Marcial. Título Preliminar. Biblioteca para leer el Código
Civil. Volumen VIII. Fondo Editorial PUCP. Lima, 1988. Pág. 40
C-866072-513
Publicado 30-11-2012 Página 38387

CAS. N° 2779-2002 AREQUIPA.

Lima, dieciséis de noviembre del dos mil cuatro.-

LA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL DE LA CORTE


SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA; en audiencia pública
llevada a cabo en la fecha, integrada por los señores' Vocales Echevarria
Adrianzen, Walde Jauregui, Loza Zea, Roca Vargas y Zubiate Reina;
luego de verificada la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente
sentencia:

MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto


por el Banco Santander Central Hispano - Perú a fojas ciento
noventiocho contra la resolución de vista de fojas ciento noventidós, su
fecha veinticinco de julio del dos mil dos, emitida por la Segunda Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, que revocando la
resolución apelada de fojas ciento sesenticuatro, su fecha veinticinco de
abril del dos mil dos, declara Fundada la contradicción por la causal de
inexigibilidad de la obligación, e Improcedente la demanda de ejecución
de garantías interpuesta por el Banco Santander Central Hispano - Perú
contra don Teodoro Rigoberto Rivera Rivera y otra.

FUNDAMENTOS DEL RECURSO: La Sala Suprema mediante


resolución de fecha once de octubre del dos mil dos ha estimado
procedente el recurso de casación por las causales previstas en los
incisos primero y segundo del artículo trescientos ochentiséis del Código
Procesal Civil, respecto de los siguientes cargos: a) La interpretación
errónea del artículo ciento setentidós de la Ley General del Sistema
Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia
de Banca y Seguros - Ley número veintiséis mil setecientos dos - y del
artículo mil noventisiete del Código Civil, sosteniéndose que la norma
contenida en el artículo ciento setentidós de la Ley de Bancos ( antes de
ser modificada ) permite la constitución de "Hipotecas Abiertas", siendo
tales hipotecas para garantizar deudas futuras del propietario, sea el
mismo u otra persona, cada vez que se otorga un nuevo crédito, en
atención al carácter persecutorio de la hipoteca prevista en el artículo mil
noventisiete del Código Civil, o sea, en atención a ello, sea quien sea su
propietario, el Banco puede exigir al actual propietario del inmueble el
pago de la deuda garantizada con dicha hipoteca, conforme al artículo
mil ciento diecisiete del referido Código; siendo que mediante contrato de
constitución de hipoteca de fecha cinco de diciembre de mil novecientos
noventiséis, don Pedro Rivera Barrios y doña Feliberta Apolonia Moscoso
Pacheco, constituyen garantía hipotecaria a favor de la actora hasta por
la suma de treintiocho mil dólares americanos sobre el predio rústico
signado como lote sesenticinco- cinco C, del distrito de la "Joya", para
responder por todas las deudas directas e indirectas contraídas por los
deudores con el Banco o por aquellas que contrajeran en lo sucesivo: b)
La aplicación indebida del artículo dos mil doce y dos mil catorce del
Código Civil, sosteniéndose que el Banco al haber podido tener
conocimiento de que el inmueble correspondía ya a otra persona, no
podía disponer de la propiedad de esta otra persona por haber sido
contraida la obligación con posterioridad a la inscripción de dicha venta;
c) La inaplicación del artículo mil ciento cuatro del Código Civil,
alegándose que el citado artículo, al referirse a la proyección de los
alcances de una garantía hipotecaria, precisa que la misma puede
garantizar deudas futuras, que esa misma norma, de forma alguna hace
la salvedad que ello no sucede si es que el bien es transferido a otra
persona, antes de contraerse esa otra obligación futura; y considera que
la Sala Superior debió de haber aplicado esta norma en cuanto no limita
de forma alguna los alcances de la garantía hipotecaria a ningún
supuesto y entre ellos, por supuesto, el del caso de autos.

CONSIDERANDO:

Primero: Que, el artículo mil noventisiete del Código Civil define el


concepto hipoteca señalando que por la hipoteca se afecta un inmueble
en garantía del cumplimiento de cualquier obligación propia o de un
tercero; añadiendo la norma acotada que la garantía no determina la
desposesión y otorga al acreedor los derechos de persecución,
preferencia y venta judicial del bien hipotecado.

Segundo: Que, el derecho real de hipoteca tiene un carácter accesorio


de la obligación principal que garantiza, otorgando al acreedor el derecho
a la venta judicial del bien en caso que el deudor no hubiera cumplido
con su obligación, pudiendo dirigirse el acreedor contra el tercer
adquiriente del bien conforme a lo dispuesto en el artículo mil ciento
diecisiete del Código Civil.

Tercero: Que, teniendo la hipoteca un carácter accesorio frente a la


obligación principal. debe concluirse que en caso que se cumpla la
obligación, no podrá ejecutarse la hipoteca por cuanto carece de
obligación por respaldar, operando en este caso el supuesto previsto en
el artículo mil ciento veintidós inciso primero del Código Civil respecto del
fenecimiento de la hipoteca por la extinción de la obligación garantizada.

Cuarto: Que, el artículo mil ciento diecisiete del Código Civil que regula
los efectos de la hipoteca frente a terceros debe ser entendido en el
sentido que mientras subsista la obligación garantizada con la hipoteca,
ésta se mantiene vigente pudiendo dirigirse el acreedor contra el deudor,
o el tercer adquiriente del bien; no pudiendo dirigirse el acreedor contra el
tercero adquiriente en caso que la obligación garantizada con la hipoteca
hubiera sido cancelada.

Quinto: Que, siendo así, el artículo ciento setentidós de la Ley número


veintiséis mil setecientos dos - Ley General del Sistema Financiero y de
Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros - antes
de su modificatoria debe ser interpretado en concordancia con la
naturaleza y los preceptos que gobiernan la hipoteca, entendiéndose
que si bien dicha norma establecía que la hipoteca garantizaba todo tipo
de obligaciones presentes o futuras, ello operaba mientras subsistía la
obligación a cargo del deudor, pero en caso que la obligación hubiera
sido cancelada, no procedía que el banco se dirigiera contra el nuevo
adquiriente del bien respecto de obligaciones del deudor adquiridas con
posterioridad a la transferencia de dicho bien.

Sexto: Que, la interpretación efectuada anteriormente resulta


concordante con el principio general recogido en el artículo segundo del
Título Preliminar del Código Civil y el artículo ciento tres parte in fine de
la Constitución Política del Estado que proscriben el ejercicio abusivo de
un derecho; situación que se evidencia en el caso de autos en que el
banco ejecutante pretende la ejecución de la hipoteca respecto de una
obligación contraida por el deudor con fecha posterior al momento en que
el tercer adquiriente del bien adquirió la propiedad del mismo.

Sétimo: Que, en consecuencia, en el caso de autos no se ha incurrido


en interpretación errónea del artículo ciento setentidós de la Ley número
veintiséis mil setecientos dos, ni en la causal de aplicación indebida de
los artículos dos mil doce y dos mil catorce del Código Civil, puesto que
conforme a los principios de publicidad y la fe registra� el banco conocía
que el bien materia de hipoteca ya había sido transferido a favor del
tercer adquiriente Teodoro Rigoberto Rivera Rivera mediante escritura
pública del dos de setiembre de mil novecientos noventisiete, adquiriendo
la obligación el deudor Pedro Dagoberto Rivera Barrios con posterioridad
en el año de mil novecientos noventinueve tal como fluye del pagaré de
fojas veintisiete y del contrato de crédito de fojas ciento cuarenticuatro.
Octavo: Que, tampoco se ha incurrido en la causal de inaplicación del
artículo mil ciento cuatro del Código Civil, por cuanto si bien la hipoteca
puede estar destinada a garantizar obligaciones futuras, sin embargo ello
no obsta el hecho que la hipoteca fenece cuando la obligación materia de
la garantía hubiera sido cancelada o pagada; no resultando amparable la
denuncia de interpretación errónea del artículo mil noventisiete del
Código Civil puesto que no aparece que la citada norma hubiera sido
aplicada en la resolución de vista.

Noveno: Que, en consecuencia, no habiéndose configurado alguna de


las causales que invoca el recurrente, el recurso de casación debe ser
declarado infundado a tenor de lo prescrito en el artículo trescientos
noventisiete del Código Procesal Civil. DECLARARON: INFUNDADO el
recurso de casación interpuesto por el Banco Santander Central Hispano
- Perú a fojas ciento noventiocho contra la resolución de vista de fojas
ciento noventidós, su fecha veinticinco de julio del dos mil
dos; CONDENARON al recurrente al pago de las costas y costos
originados en la tramitación del recurso así como al pago de la multa de
una Unidad de Referencia Procesal; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial El Peruano; en los seguidos por el
Banco Santander Central Hispano - Perú, sucedido procesalmente por el
Banco de Crédito del Perú, con don Teodoro Rigoberto Rivera Rivera y
otra, sobre Ejecución de Garantía: y, los devolvieron.- SS. ECHEVARRIA
ADRIANZEN, WALDE JAUREGUI, LOZA ZEA, ROCAVARGAS,
ZUBIATE REINA C-45980
Publicado 30-03-05 Página 13784

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