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Antes de abordar como tal la participación de las personas LGBTI en la política y la democracia
debemos partir o iniciar desde Foucault, que en su libro historia de la sexualidad volumen 1 realiza
un análisis histórico basado en los problemas relacionados con el excesivo control sobre la
sexualidad por medio del discurso lo cual generó en el autor la hipótesis represiva en la cual
manifiesta que occidente suprimió la sexualidad entre los siglos XVII y XX sin tener en cuenta que
es algo normal y natural, lo cual motivó que se estudiara desde diferentes grupos de personas
como los niños, los enfermos mentales, los delincuentes y los homosexuales.
Respecto al discurso científico sobre el sexo, el autor señala que éste pretendió ser un discurso de
verdad sobre el sexo, pero terminó siendo una ciencia subordinada a una falsa moral. En este
punto hace una distinción entre las sociedades que expresaron una verdad sobre el sexo extraída
del placer, que se dotaron de un ars erotica, como las sociedades árabes musulmanas, China,
Japón e India, y nuestra civilización, la cual no posee un ars erotica, pero si desarrolló una scientia
sexualis, un mecanismo de control sobre el sexo que ha multiplicado los sermones sobre lo
prohibido; pero "hay placer en saber sobre el placer", por ello creció la necesidad de saber sobre
el sexo (Campos, 2010).
La homosexualidad desde su origen es vista como algo malo e incorrecto desde el enfoque
religioso, moral e incluso psicológico, considerada un vicio y una depravación, el orden moral
burgués entendía a la homosexualidad "como 'naturaleza' de un ser, de una 'especie' diferente...
surgida más bien de la enfermedad" (Núñez, 1994), las personas de esta condición han sido objeto
de burlas, matoneo, y violencia por la sociedad por ende sus espacios de participación en la
política han sido limitados; si se consideró pecaminoso y tema tabú hablar de sexo heterosexual
en las casas, la homosexualidad es un tema fuerte, prohibido y que causa todo tipo de
percepciones, además, hoy día parece ser más confuso que antes debido a la existencia de los
binarios y no binarios, los que conviven en poliamor, etc. No ha sido suficiente que haya normas
internacionales para su protección y el goce de los derechos, entre las cuales podemos enunciar
los principios de Yogiarta en 2016, la declaración sobre orientación sexual e identidad de género
de las Naciones Unidas de 2008, declaración internacional por los derechos LGBTI de 2010, norma
que insta al respeto de sus derechos en 2011 y varias resoluciones de la Organización de Estados
Americanos OEA, sin embargo, siguen siendo discriminados y violentados.
No obstante, en los últimos años se han dado algunos cambios importantes que le han dado una
mejor visibilidad a esta población; los partidos se abren a las demandas de gays y lesbianas para
captar votos de un colectivo cada vez más influyente, (Alcaide, 2002), se menciona que en España
el 10% de sus habitantes son homosexuales y los partidos políticos han empezado a verlos con
interés para atraer su voto, para lo cual emplean un discurso de inclusión o de solución a temas
demandados por ellos como la adopción, el matrimonio, los derechos patrimoniales y políticas
contra la discriminación.
En Estados Unidos el voto de los afroamericanos, las mujeres y los homosexuales fue
determinante en la elección de Barack Obama, por eso sus organizaciones trabajan para que su
voto se incline en mayoría por un candidato, tal y como lo han hecho otros grupos como los
cristianos, empresarios, productores, industriales, etc; podemos apreciar ejemplos como Tammy
Baldwin y Kristen Sinema congresistas de Wisconsin y Arizona respectivamente, Pete Buttigieg
alcalde de South Blend y participante de las elecciones primarias a la presidencia por el partido
demócrata al igual que Jared Polis gobernador de Colorado.
Este proceso no ha sido del todo favorable, la población homosexual también ha sido utilizada
para captar el voto de personas conservadoras que no están de acuerdo ni reconocen del todo a
esta población, por lo cual, la homofobia también se aplica como estrategia política. Pocos habrían
predicho los rápidos avances de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y
transexuales (LGBT) en Latinoamérica, el radical cambio de opinión sobre los matrimonios del
mismo sexo en EE UU, o que la Irlanda católica romana se mostrase aplastantemente favorable al
matrimonio igualitario. Pero estos desarrollos positivos coexisten con la intensificación del uso
político de la homofobia (Reid, 2015), un claro ejemplo fue el escándalo de las cartillas de
orientación sexual en el anterior gobierno de Colombia lo cual generó el término “ideología de
género” a partir del cual surgieron argumentos absurdos y sin ningún sustento como convertir a
los niños en homosexuales al momento de leerlas. No solamente en campañas políticas, en los
congresos también existe esta agenda contra la homosexualidad la cual consiste en aprobar leyes
que prohíben la propaganda, promoción o apoyo a los grupos LGBT al igual que las expresiones de
afecto en lugares públicos, lo cual genera simpatía y probables votos no solo de personas
identificadas con partidos políticos de derecha sino de toda persona que no está de acuerdo con la
homosexualidad.
por ende, hoy día es normal ver alcaldes, gobernadores y congresistas homosexuales incluso en
países tan conservadores como el nuestro, tal es el caso del representante a la cámara Mauricio
Toro que ha promovido leyes de fomento al emprendimiento como la de plazos justos y la
regulación o legalización de las plataformas de servicio particular de transporte como Uber y
Cabify, también está Juan David Vélez que es el representante de los colombianos en el exterior,
su papel o gestión ha sido muy discreta lo cual le ha acarreado críticas por parte de sus votantes,
sin embargo fue elegido por el partido centro democrático que está en contra de la denominada
ideología de género, lo cual indica que la homosexualidad no puede seguirse viendo en la política
como un asunto totalmente de izquierda o centro izquierda; también hay que hacer a un lado la
creencia de que los homosexuales solamente se dedican a la peluquería, sin desmeritar a quienes
llevan a cabo esta actividad, asimismo pueden participar en la democracia y ejercer sus derechos
políticos al igual que ocupar cargos públicos de gran responsabilidad; lo cual ha sido demostrado
con Gina Parodi que fue ministra de educación y Ricardo Lozano ex ministro de medio ambiente.
Referencias:
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Campos Fernández, Erika. (2010). Historia de la sexualidad 1: La voluntad del saber de Michel
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Masa Rodríguez, Luis Gerardo. (2017). Movimiento lgbti en Colombia: un acercamiento al contexto
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https://repositorio.unicartagena.edu.co/bitstream/handle/11227/4768/MOVIMIENTO%20LGBTI
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Reid, G. (2015, 22 de septiembre). La homofobia como estrategia política. Human Rights Watch.
https://www.hrw.org/es/news/2015/09/22/la-homofobia-como-estrategia-politica