Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Veamos diversos sucesos que tallan el vínculo político entre 1811 y 1819 con
el papel preponderante de la familia Casco y Mendoza, los Abalos propie-tarios
del paraje. 1. En 1811, pese al armisticio del 20 de octubre por el cual el Primer
Triunvirato reconoció a Elío como autoridad absoluta sobre la Banda Oriental y
las villas entrerrianas de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú
com-prometiéndose a desalojar esos territorios –acontecimiento que dará inicio
a la Redota–, paralelamente, y como apoyo al llamado Ejército Pacificador del
gobernador de Rio Grande do Sul Diego de Souza, “razzias” amedren-tadoras
de milicias luso-brasileñas atacaron el nordeste de Entre Ríos y las nuevas
estancias –que sustituían a las viejas vaquerías donde las cuadrillas salían en
busca del ganado realengo–. Estas haciendas eran cercanas a Ya-peyú,
Mandisoví y, a pesar de la oposición del comandante José Andrés Cas-co y
Mendoza, Curuzú Cuatiá, plaza que fue tomada en agosto de 1812 y
recuperada el 18 de septiembre por un ejército compuesto por 700 corren-
tinos. El 20 de diciembre del año 11 Artigas escribe a la Junta de Paraguay y le
sugiere “un movimiento oportuno, aunque no sea más que amagante, sobre el
Paraná y Curuzú Cuatiá”500 para dividir las fuerzas invasoras. Eran los tiempos
de la proyectada Confederación Paraguayo-Oriental. 2. Con la toma de
Concepción del Uruguay por parte del coronel artiguista Fernando Otorgués, y
su triunfo en el Paso de Gualeguaychú sobre el directorial comandante general
de Entre Ríos Hilarión de la Quintana, el 13 de febrero de 1814 las fuerzas
artiguistas del comandante de división Blas Basualdo ocupan Curuzú Cuatiá,
mientras que el artiguismo se expande por el Litoral rioplatense en rápida
sucesión. 3. A la capitulación centralista del teniente de gobernador Pérez
Planes en Misiones, insostenible en el gobierno ante el creciente malestar de
los Pueblos guaraníes, le sigue la rebelión de Los Dragones de San Juan de
Vera, cuando el imprudente mendocino sargento mayor José León Domínguez,
gobernador correntino designado por Buenos Aires en reemplazo del coronel
peruano Toribio de Luzuriaga (sustituto a su vez del teniente de 500 Rodríguez
Alcalá, Guido, Artigas y la independencia del Paraguay, Servilibro, Asunción, 2003, p. 147.
gobernador Elías Galván), pretende sacar armas y dinero de Corrientes ve-
lando por los intereses porteño-bonaerenses. Al frente del golpe militar, el por
entonces teniente Juan Bautista Méndez logró el 10 de marzo de 1814retener
el cargamento del centralista Domínguez, que huyó hacia Buenos Aires. Al día
siguiente, un Cabildo Abierto eligió, por aclamación, a Méndez como teniente
gobernador y éste resolvió adherirse al movimiento de Artigas proclamándolo
como Protector: era la respuesta a su oferta de resguardo a Corrientes “con
todos los recursos de la Liga”. La noticia del reconocimiento al Sistema se
propagó a todos los Pueblos situados sobre el Uruguay y el Paraná: el Pueblo
de cada provincia, sin que mediara imposición alguna, se daría sus
instituciones y se organizaría como le interesase, respetando los principios
confederales formalizando una alianza con la Provincia Oriental y demás
provincias. Desde Curuzú Cuatiá partió el comandante José Gabriel Casco y
Mendoza –próximo infrascrito del Pacto de Abalos– para apoyarlo
decididamente. El jefe confederado Artigas, sin cargo efectivo en la provincia,
se contactó con el Cabildo de Vera el 29 de marzo, comunicándole su
propuesta acerca de la organización general de los distritos litoraleños: Todos
los pueblos situados a lo largo del Uruguay y Paraná están bajo un mismo pie de
reforma y han saludado el restablecimiento de la armonía general, de la prosperi-dad,
la vida, la paz y la libertad (...) luego que se fi je en todo el territorio el plan de su
seguridad se verificará la organización, consultando cada una de las provincias todas
sus ventajas peculiares y respectivas y quedarán unidas en una perfecta unión entre
sí mismas, no en aquella unión mezquina que obliga a cada pueblo a desprenderse
de una parte de su confianza en cambio de una obediencia servil, como en aquella
unión que hace al interés mismo sin perjuicios de los derechos de los pueblos y de su
libre y entero ejercicio.501No obstante, a pesar de esgrimir la teoría confederal
como asiento insoslayable de su Sistema, a medida que se agudicen los confl
ictos con el centralismo metropolitano y el imperio luso-brasileño, Artigas
resolverá cuestiones internas de las provincias en materia de cargos públicos,
puertos y comercio. 501 “Los precursores doctrinarios del federalismo argentino: José
Gervasio Artigas y Manuel Dorre-go”, Comunicación del académico de número Alberto R. Dalla
Vía, en sesión privada de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 28 de mayo de
2014, p. 9.
4. Con el fi n de definir una constitución, ratificar el federalismo y elegir go-
bernador, Artigas propone a los cabildantes proceder a la convocatoria al
Primer Congreso de los Pueblos Correntinos, el segundo de una provincia, y el
que declarando su“libertad e independencia instalará su gobierno con todas las
atribuciones consiguientes”. Para participar de la asamblea, Artigas envía al
capitán correntino Genaro Perugorría,502 desertor del ejército de Hi-larión de la
Quintana, de 21 años, hijo de una de las principales familias de Vera, con
amplias instrucciones, armas y dinero. Éste, al llegar a Corrientes, se entrevista
con su antiguo jefe, el acaudalado primer cabildante alcalde ÁngelFernández
Blanco, íntimo amigo del directorial Nicolás Herrera, y que mantiene estrechas
vinculaciones con los dirigentes porteño-bonaerenses y con el federal
nacionalista –no artiguista– doctor José Simón García de Cos-sio, primer
diputado del Litoral incorporado a la Junta Grande en tiempos en que Paraguay
y la Banda Oriental no decidían su apoyo al movimiento juntista. Ambos
dirigentes le proponen a Perugorría una estrategia contraria a los intereses
artiguistas –dar voz y voto y libertad y tierras a los actores sociales de la
campaña, de mayoría indígena o mestiza, especialmente en aquellas regiones,
como el Pueblo indio de Santa Lucía, donde habían mi-grado mayor cantidad
de naturales de las reducciones desde la expulsión de los jesuitas 503–, cosa
que Perugorría acepta.504Se ha rebelado a Artigas y conseguía abrir
comunicaciones con Buenos Aires: el director Posadas, que encomendará al
jefe de la escuadra Guillermo Brown bloquear Montevideo y acordar la paz con
Artigas, le prometerá un envío de tropas armadas para hacer frente a la
reacción artiguista, pero aquella remesa jamás llegará. De este modo, el
Cabildo soslaya convocar un congreso, aunque en la sesión del 20 de abril de
1814 resuelve declarar la “libertad de todo poder extran-jero, independencia
bajo el sistema federativo y al General Don José de Ar-tigas por Protector”,505
haciendo mención a las benéficas y liberales ideas con que el señor General
promueve la santa causa de los pueblos, para colocarlos en el goce pacífi co de sus
primeros derechos, las cuales ni son 502 Actualmente, la Cuarta Sección Paraje Ávaloslinda
con Genaro Perugorría, localidad ubicada en la quinta sección del Departamento Curuzú
Cuatiá.503 Yarza Rovira, Enrique J., “Génesis y evolución del mestizaje en el Río de la Plata”, en
Herencia in-dígena en el Uruguay. Trabajos presentados en las Primeras Jornadas de Genealogía
Indígena del MER-COSUR, Juan Villegas (ed.), Linardi y Risso/Instituto de Estudios Genealógicos
del Uruguay, 2005, pp. 49-80.504 Castello, Antonio E., ob. cit., 2008, p. 219.505 Mantilla, Manuel
Florencio, ob. cit, p. 190.
opuestas al sistema esencial de la América, ni distintas de las que se adoptaron en la
primera época de la instalación del gobierno provisorio de la capital de Buenos Aires.
El congreso se declara depositario de la soberanía provincial y organiza a la
provincia en un régimen de autonomía. Lo hace cinco meses antes de que el
director Posadas crease por decreto las provincias de Corrientes y Entre Ríos
como departamentos administrativos privados de autonomía: éstas así se
desprendían de la jurisdicción de Buenos Aires. Pero Buenos Aires capita-
lizaba la estratagema política sumando a ambos organismos a su precepto de
“unidad de régimen”. Empero, Artigas advierte al Cabildo que ha pasado aviso
“al paisanaje” que, según el General y Jefe de los Orientales, se agitaba en la
campaña sus-tentando el régimen de soberanías particulares que él pretendía
implantar, e insiste en la convocatoria al congreso para cultivar la
independencia prácti-ca de los Pueblos, afirmando que el Cabildo no tiene
atribuciones para tomar por sí decisiones que usurparían “los derechos de los
Pueblos en oprobio del dogma de la revolución”. Acto seguido, Artigas ordena
que sobre Vera avancen sus comandan-tes de armas al frente de numerosas
partidas de montoneras: desde Curuzú Cuatiá acude José Gabriel Casco y
Mendoza, y desde San Roque, Gorgo-nio Aguiar (ambos signatarios del Pacto
de Abalos). El Cabildo accede, “la antedicha declaración (...) era un golpe
porteñista (...) –invoca Wenceslao Domínguez–. Refl ejábase desde luego en
la actitud del Cabildo, un claro interés en conservar la actitud de sometimiento
económico y político que manejaban los gobiernos de Buenos
Aires”.506Finalmente, García de Cossio organizará un congreso, pero no para
su-mar a Corrientes a la Liga Federal, sino para devolver la provincia a la órbi-
ta de Buenos Aires –el llamado “asolapamiento”, o sea, “un solapado golpe
contra la autonomía; contra el congreso”,507 aunque retornará al infl ujo del
centralismo metropolitano como provincia autónoma, o sea dentro de un
esquema federativo.508 Paradójicamente, en el congreso que reclamó el ar-
tiguismo en nombre de la libertad y la soberanía, Artigas –que no conocía
personalmente Corrientes– sólo tiene un representante, el capitán de Gra-
naderos de la Patria José Cayetano Martínez, un ex morenista electo diputa-do
por Curuzú Cuatiá gracias al apoyo de los pobladores rurales. 506 Domínguez,
Wenceslao, ob. cit., p. 69.507 Idem.508 Castello, Antonio, ob. cit., 2007, p. 30.
291Capítulo 3: El Congreso de AbalosEl Congreso Popular se inicia, se nombra
presidente a Perugorría con sostén artiguista y de los conspirados centralistas
que pretenderán sabo-tearlo. Martínez advierte a Artigas sobre una segura
conspiración depen-diente de la sublevación de Perugorría; Artigas vacila en
silencio. Durante el mes de julio, los asolapados intentan reemplazar al
curuzucuateño Mar-tínez y tratan, infructuosamente, de obtener del coronel
Manuel Francisco Artigas –segundo de su hermano José–, armamento liviano
y artillería que resulte del desarme de los sectores populares que les son
desafectos. El 27 de agosto, el congresista por Curuzú Cuatiá –que advirtió el
servilismo an-tiartiguista de Perugorría y estaba dispuesto a hacerle frente– es
asesinado por los hermanos Escobar y su cuerpo arrojado al Paraná. El 4 de
septiembre, Perugorría –que seguía actuando públicamente como delegado de
Artigas– convoca a congresales y cabildantes a una reu-nión extraordinaria, les
dice: Señores: desembocemos la capa y basta de apariencias. La tropa que está a mi
man-do y yo estamos decididos por el gobierno supremo de Buenos Aires. Vuestras
Seño-rías mediten los medios paliativos para contener una irrupción de la gente
bandida de los Artigas.509Al día siguiente, Perugorría y el alvearista Fernández
Blanco ofrecen su colaboración al director Posadas en el inicio de la
beligerancia de Buenos Aires contra la conducción artiguista. El 10 de
septiembre, Posadas fi rma el decreto reconociendo formalmen-te como
provincias a las hasta entonces jurisdicciones de Corrientes y Entre Ríos,
adjudicándole a Corrientes el territorio de Misiones; de esta forma eli-mina a la
provincia histórica “del infl ujo oriental”, como señalara el constitu-cionalista
López Rosas.510Pero el Director Supremo, que da a Perugorría el título de
mayor del ejér-cito, no ejerce poder real alguno sobre Corrientes –ni en verdad
sobre Bue-nos Aires, donde en las sombras manda su sobrino Carlos María de
Alvear–; y como la provincia se halla bajo el Protectorado de Artigas, su
decreto cen-tralizador carece de todo valor efectivo,511 y de hecho quedará nulo
al no ser aprobado por la Asamblea del año XIII en curso. 509 Vargas Gómez, José
María y Jorge Enrique Deniri,“¿Cuándo fue la verdadera provincialización de Corrientes?”,Diario
Época, 11 de septiembre de 2015. 510 López Rosas, José R., ob. cit., 1984, p. 193.511 Ibíd.
292Eduardo Nocera - Artigas y el Congreso de AbalosEl 20 de septiembre Perugorría
depone al gobernador federal Méndez, liquida el primer congreso correntino y
vuelve a colocar el poder político en manos del Cabildo, reservándose para sí
el mando militar. Perugorría,desig-nado jefe de la provincia por Posadas,
comenzó una guerra personal contra Artigas: procede a fusilar a los ofi ciales
artiguistas de San Cosme, y con las fuerzas que logra arrastrar consigo,
apenas unos 120 hombres, en Curuzú Cuatiá triunfa sobre el comandante de la
plaza José Gabriel Casco y Mendoza, que controlaba el centro-sur de la
provincia y simpatizaba con el artiguismo. Don Blas Basualdo rehízo sus
fuerzas con el apoyo del por entonces cau-dillo de Arroyo de la China
Francisco Ramírez, y con su división Auxiliadora del Norte penetró en
Corrientes buscando la unión con los milicianos del comandante Casco y
Mendoza. Perseguirá a Perugorría hasta cerca de Sala-das. Éste se
atrincherará en la estancia del cabildante Díaz Colodrero, hasta que se vea
obligado a rendirse. En enero de 1815 será ejecutado por Artigas –en Villa de
la Purifi cación, y no en el Paraje Ávalos, como a veces se refi ere– con el
cargo de “traidor a la libertad de los Pueblos”, lo que Bauzá justifi ca
argumentando, precisamente, que para la moral de la época Perugorría era un
traidor.512Los intrigantes Fernández Blanco y García de Cossio –quien, como
ta-lentoso abogado que era, será uno de los principales cabecillas de las cons-
piraciones contra el artiguismo en 1815 y 1818– salvan la vida merced a la
humanidad del Protector. Artigas los considera “buenos americanos” 513 y dis-
pone, ecuánime, la ausencia de crueldades. 5. El 6 de enero de 1815 el
gobierno correntino pasó a manos de José de Sil-va, comandante general de la
provincia, ofi cial del general Belgrano en la campaña al Paraguay, compañero
en la Universidad de Córdoba del doctor Rodríguez de Francia, y colaborador
con las campañas artiguistas contra los porteño-bonaerenses. Basualdo entró
serenamente en Vera el 8 de enero de 1815 con 230 hombres. Constituyó el
gobierno y se retiró para incorporarse a las fuerzas que conducía Artigas,
dejando la campaña a cargo del hombre fuerte de Curuzú Cuatiá, el ahora
comandante general José Gabriel Casco y Mendoza, que se encontraba en el
Pueblo de San Roque persiguiendo a los restos de las fuerzas de Perugorría,
las que cometían, tanto como las parti-das sueltas que invocaban órdenes de
Blas Basualdo, toda clase de tropelías en los vecindarios rurales. 512 Bauzá, F.,
“José Artigas (Estudio histórico)”, El Siglo, Montevideo, 4/IX/1870, p. 2.513 Castello, Antonio E., ob.
cit., 2008, pp. 185, 221.
293Capítulo 3: El Congreso de AbalosSilva y el Cabildo protestaron la imposición del
Protector de vender ga-nado al Paraguay y de cerrar los puertos al comercio
con Buenos Aires, pro-vocando que Artigas consintiera este tráfi co mercantil
pese a la guerra que sostenía contra el Directorio.514En 1816 se hace cargo del
poder ejecutivo Méndez, nombrado gober-nador por el Segundo Congreso
Correntino de representantes de los par-tidos de la campaña y las manzanas
de Vera.515 El comicio fue supervisado por Marcelino San Martín, delegado de
Artigas.516 Méndez, exhortado por el Protector a defender la provincia frente a
una arremetida portuguesa, partió a Curuzú Cuatiá con un batallón de
infantería que padeció un gran número de deserciones.6. El 23 de enero de
1817, cuando los portugueses han tomado Montevideo y saquean las antiguas
reducciones (los Pueblos costeros del Uruguay), Andrés Guacurarí,
comandante general de Misiones, escribe al comandante de Cu-ruzú Cuatiá
José Gabriel Casco y Mendoza: En ningún tiempo mejor que ahora debemos todos
los hijos de la Patria hacer mayor esfuerzo en obsequio de nuestro país, y si así no lo
verifi cáramos, se perdería todo lo ganado.517El Cabildo de Vera resolvió que se
congregaran las milicias en Curuzú Cuatiá a las órdenes del comandante
Manuel Antonio Ledesma. 7. En junio de 1819, un movimiento golpista asaltó
Caá Catí, Yaguareté Corá y San Miguel –donde funcionase un Cabildo de
indios (los que serán califi ca-dos por Sití como “alcahuetes”518 de Artigas, en
agosto de 1820)–. El intento de deponer al gobernador Méndez contaba con la
dirección de un subalter-no suyo, José María Torres, que tenía el apoyo del
capitán Miguel Escobar, un ex artiguista que ataca Curuzú Cuatiá junto a
partidas conducidas por sus hermanos, como él impostores de artiguistas
(entre ellos José Luis y Domingo), asesinos de José Cayetano Martínez. Luego
marcharán hacia Vera, siendo reprimidos, entre otras milicias, por las fuerzas
de José Gabriel Casco y Mendoza –en los campos familiares de la costa del
Abalos– y por las divi-siones de Sití y el comandante de la Marina artiguista
Pedro Campbell. -514 Ibíd., pp. 186-187.515 Deniri, Jorge Enrique, Corrientes y la Revolución
de Mayo, Moglia Ediciones, Corrientes, 2009, p. 55. 516 Deniri, Jorge Enrique y Carlos Eduardo
Fernández, Orígenes de las ideas federales en la provincia de Corrientes, 1810-1824, Moglia
Ediciones, Corrientes, 2001, p. 69.517 Sole Mases, Luis Federico, “En busca de Andrés”, en
Misiones Opina, 30 de noviembre de 2018. Disponible en:
http://misionesopina.com.ar/portal/2018/11/30/en-busca-de-andres/ 518 AGPC, Correspondencia
Ofi cial, vol. 9, folio 120. Citado por Jorge F. Machón, ob. cit., p. 155.
Abalos estaba confi gurado por una amplia planicie cortada por arroyuelos de
escaso cauce, siempre enverdecida por largos y tupidos espini-llares y con
suelos protegidos por especies leñosas como algarrobo, ñandubay, molle,
garabata y espinillo.519 Estas extensas lomadas de tierra negra pertene-cientes
a la zona rural del Pueblo de Curuzú –hacia fi nes del siglo XVIII “un caserío
disperso y primitivamente estancieril” y donde en 1814 “las mejores casas eran
las de las familias Casco y Mendoza”520– 520 Raff o, Juan Car los, ob. cit., 2010, pp. 22,
27.
José Artigas; Juan Bautista Méndez; Francisco Javier Sití; Gorgonio Aguiar;
Domingo Rodríguez Méndez, representante; Miguel Ariyú, representante; José
León Vera, representante; Pablo Castro; Juan José Nicolás de la Fuente; José
Sánchez; Francisco Bernal; Félix de Aguirre; José Vera y Tiburcio Oroño
José Gabriel Casco y Mendoza, como vimos, pertenecía a una de las más
viejas y distinguidas familias correntinas de holgada posición económica. Era
un importante jefe militar del interior de la provincia, y como tal desempeñó la
comandancia de Curuzú Cuatiá; era conocida su adhesión al artiguismo; no
obstante, en enero de 1816 vecinos y oficiales curuzucuateños lo depusieron y
disolvieron sus fuerzas, debido a las tropelías que realizaran sus hombres
contra la población con el propósito de intimidarla para que votara a su
candidato a diputado del Congreso de Corrientes que elegiría gobernador.