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Historia de Curuzú Cuatiá

José Andrés Casco y Mendoza & José Gabriel Casco y Mendoza


Fuente libros “El pacto de Abalos” de Eduardo Nocera
1819. -Sublevación del capitán Escobar contra Méndez. Durante julio,
Corrientes también era objeto de incursiones de las milicias provinciales en
persecución del capitán Miguel Escobar, de planes golpistas contra el
gobernador Méndez, antiguo oficial de milicias rurales y posterior suscritor del
Pacto de Abalos, ausente de la capital para visitar los partidos de la provincia,
por lo que delegó el gobierno político en el Cabildo. El cabecilla, que deja su
adhesión a Artigas, estará acompañado de sus tres hermanos al frente de
partidas armadas en la frontera de Corrientes y Entre Ríos. Luego de haber
atacado a Curuzú Cuatiá –el comandante de la plaza José Gabriel Casco y
Mendoza, también ulterior abonado del Pacto de Abalos, pasará a pedir
refuerzos a Asunción del Cambay, la última capital organizada de las Misiones
Occidentales–, los sublevados serán derrotados en el Paraje Ávalos (la costa
del Abalos) y detenidos y/o degollados el 13 de junio en Paso Aguirre por
hombres de Casco y Mendoza y guaraníes de Sití en un acto de revancha por
el asesinato de José Cayetano Martínez.189 189 Domínguez, Wenceslao, ob. cit., p. 109
Los campos de la costa del Abalos tuvieron sus primeros propietarios en los
tiempos coloniales. El paraje debe su nombre a un antiguo linaje rioplatense
que había llegado desde el Perú a la ciudad de Asunción, la familia hidalga del
conquistador Gonzalo Casco, extremeño de nacimiento, regidor y alcalde en el
Paraguay, y de María Abalos de Mendoza Irala, perteneciente a una familia
noble paraguaya. Era hija de Francisco de Mendoza –capitán y conquistador
que acompañó al adelantado Pedro de Mendoza en la fundación de la primera
Buenos Aires, y que más tarde sería nombrado por el gobernador interino Do-
mingo Martínez de Irala como teniente de gobernador general de Asunción–, y
de María de Angulo y Manrique –presente en la fundación de Nueva Asunción
y de Santa Cruz de la Sierra–. De los cuatro hijos varones del matrimonio, los
capitanes Víctor Casco de Mendoza, Gonzalo Casco de Mendoza, Juan Abalos
de Mendoza y Pedro Casco de Mendoza, elegimos seguir la descendencia de
los dos hermanos que sintetizan la saga familiar en Corrientes. El capitán
Víctor Casco de Mendoza (circa 1553-1616), hijo mayor del matrimonio, tomó
parte de la segunda fundación de Buenos Aires. En su calidad de “vecino
conquistador” –junto a sesenta y dos vecinos más– recibió una donación de las
tierras en el actual partido bonaerense de Cañada de La Cruz y una
encomienda de indios; luego ejerció los oficios de regidor, justicia mayor y
teniente de gobernador (Birocco, 2003). También fue alcalde de primer voto del
Cabildo de Buenos Aires. Estaba casado con Luisa de Valderrama, hija de
Juan de Fustes –un noble español canario, conquistador que llegó al Río de la
Plata con Sebastián Caboto, participó en expediciones en el río Pilcomayo y,
después de ser cautivo por indígenas durante diez años, se unió como vecino
de Asunción–, y de Beatriz Ramírez, cuyos antepasados se desconocen. El
hermano inmediatamente menor de Víctor Casco de Mendoza fue el capitán
Juan Abalos de Mendoza, quien nació hacia 1560 en Asunción. Según los
genealogistas Carlos Bunge (argentino) y Juan Alejandro Apolant (uruguayo),
fue esposo de una mujer cuyo nombre la genealogía no recuerda, pero con la
que engendró a Gonzalo Abalos de Mendoza. Luego se casó con la santia-
gueña Juana de Cejas, que será madre del capitán Juan Abalos de Mendoza y
Cejas, de Víctor Casco de Mendoza y Cejas y de Pedro Avalos (sic) de
Mendoza y Cejas. Con la asuncena Bernardina Guerra y Sepúlveda –que se
casó con él en segundas nupcias– habría tenido a Lorenza Francisca Ábalos
de Mendoza y Teodosia Abalos de Mendoza. La sucesión de los cónyuges
Abalos de Mendoza-Guerra se apunta en el apellido Casco de Mendoza.
Penetrando en el mapa imposible de la línea descendiente familiar, riquí-sima
en ramificaciones múltiples y complejas (los Casco de Mendoza y Valde-rrama,
los Casco de Mendoza y Abalos, los Casco de Mendoza y Ruiz de Ocaña –
producto del matrimonio de Bernardina Guerra y Sepúlveda con Juan Ruiz de
Ocaña–, los Abalos y Casco de Mendoza, etcétera), mezclado en la maraña de
añejos apellidos compuestos como siguiendo la estela de un arroyo –el Ávalos,
o mejor dicho la costa de Abalos, tal como la intitula Artigas–, a lo largo de dos
siglos surge el nombre de José Gabriel Casco y Mendoza, quien desempeñará
durante los años del artiguismo en Corrientes la comandancia de las milicias
de Curuzú Cuatiá, siendo uno de los suscritores del Pacto de Abalos y uno de
los principales aportantes de jinetes y caballada al ejército artiguista reunido en
el Campamento de los Cien Días. Su pariente, el capitán Severino Casco,
también formaba parte del antiguo linaje. Ambas familias Casco y Mendoza
solían recibir en sus casas a los curas de San Roque que iban a Curuzú Cuatiá
a dar misa. Ade-más, la planicie que se extiende al sudoeste del departamento
Curuzú Cuatiá, la extensa quebrada de Pago Largo, donde tuvo lugar la
infausta batalla del 31 de marzo de 1839, la quintaesencia de las luchas
correntinas por la Organización Nacional Federativa, pertenecía a José Gabriel
Casco y Mendoza. Se hace evidente, pues, que los campos de la costa del
Abalos son parte de la sucesión patrimonial –en este caso, el proceso de
transferencia legal de los bienes– de los descendientes del conquistador
Gonzalo Casco y su esposa María Abalos de Mendoza Irala. Los sucesores
fueron muchos y generación tras generación se distanciaron poco a poco de
los círculos de poder regional, no gozando exactamente de las mismas
prerrogativas que el matrimonio fundador del linaje, pero concentrando sus
importantes posesiones en la provincia de Corrientes, en el área rural de los
Pueblos de San Roque y Saladas, cuyo propietario era José Andrés Casco y
Mendoza, y en el área de Curuzú Cuatiá y la zona del arroyo Ávalos,
propietario José Gabriel Casco y Mendoza.

Cuando el general Belgrano, organizador mesopotámico, suscribe el acta de


fundación de la hoy ciudad de Curuzú en su cuartel general de Curuzuquatiá el
16 de noviembre de 1810, nombra como Comandante del Escuadrón de
Milicias Patrióticas de Curuzú Cuatiá a Don José Andrés Casco y Mendoza.

Cuando Artigas abandona el segundo sitio de Montevideo en 1813, en enero


de 1814 se presenta una columna de su ejército oriental y guaraní comandada
por el caudillejo Blas Basualdo, procediendo a la toma de Curuzú Cuatiá y
estableciendo allí su cuartel general “predicando autonomía federal”. 495 De ahí
en más Corrientes se sumó a la órbita de la naciente Liga Federal, recibiendo
los curuzucuateños como comandante militar a José Gabriel Casco y Mendoza.

Veamos diversos sucesos que tallan el vínculo político entre 1811 y 1819 con
el papel preponderante de la familia Casco y Mendoza, los Abalos propie-tarios
del paraje. 1. En 1811, pese al armisticio del 20 de octubre por el cual el Primer
Triunvirato reconoció a Elío como autoridad absoluta sobre la Banda Oriental y
las villas entrerrianas de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú
com-prometiéndose a desalojar esos territorios –acontecimiento que dará inicio
a la Redota–, paralelamente, y como apoyo al llamado Ejército Pacificador del
gobernador de Rio Grande do Sul Diego de Souza, “razzias” amedren-tadoras
de milicias luso-brasileñas atacaron el nordeste de Entre Ríos y las nuevas
estancias –que sustituían a las viejas vaquerías donde las cuadrillas salían en
busca del ganado realengo–. Estas haciendas eran cercanas a Ya-peyú,
Mandisoví y, a pesar de la oposición del comandante José Andrés Cas-co y
Mendoza, Curuzú Cuatiá, plaza que fue tomada en agosto de 1812 y
recuperada el 18 de septiembre por un ejército compuesto por 700 corren-
tinos. El 20 de diciembre del año 11 Artigas escribe a la Junta de Paraguay y le
sugiere “un movimiento oportuno, aunque no sea más que amagante, sobre el
Paraná y Curuzú Cuatiá”500 para dividir las fuerzas invasoras. Eran los tiempos
de la proyectada Confederación Paraguayo-Oriental. 2. Con la toma de
Concepción del Uruguay por parte del coronel artiguista Fernando Otorgués, y
su triunfo en el Paso de Gualeguaychú sobre el directorial comandante general
de Entre Ríos Hilarión de la Quintana, el 13 de febrero de 1814 las fuerzas
artiguistas del comandante de división Blas Basualdo ocupan Curuzú Cuatiá,
mientras que el artiguismo se expande por el Litoral rioplatense en rápida
sucesión. 3. A la capitulación centralista del teniente de gobernador Pérez
Planes en Misiones, insostenible en el gobierno ante el creciente malestar de
los Pueblos guaraníes, le sigue la rebelión de Los Dragones de San Juan de
Vera, cuando el imprudente mendocino sargento mayor José León Domínguez,
gobernador correntino designado por Buenos Aires en reemplazo del coronel
peruano Toribio de Luzuriaga (sustituto a su vez del teniente de 500 Rodríguez
Alcalá, Guido, Artigas y la independencia del Paraguay, Servilibro, Asunción, 2003, p. 147.
gobernador Elías Galván), pretende sacar armas y dinero de Corrientes ve-
lando por los intereses porteño-bonaerenses. Al frente del golpe militar, el por
entonces teniente Juan Bautista Méndez logró el 10 de marzo de 1814retener
el cargamento del centralista Domínguez, que huyó hacia Buenos Aires. Al día
siguiente, un Cabildo Abierto eligió, por aclamación, a Méndez como teniente
gobernador y éste resolvió adherirse al movimiento de Artigas proclamándolo
como Protector: era la respuesta a su oferta de resguardo a Corrientes “con
todos los recursos de la Liga”. La noticia del reconocimiento al Sistema se
propagó a todos los Pueblos situados sobre el Uruguay y el Paraná: el Pueblo
de cada provincia, sin que mediara imposición alguna, se daría sus
instituciones y se organizaría como le interesase, respetando los principios
confederales formalizando una alianza con la Provincia Oriental y demás
provincias. Desde Curuzú Cuatiá partió el comandante José Gabriel Casco y
Mendoza –próximo infrascrito del Pacto de Abalos– para apoyarlo
decididamente. El jefe confederado Artigas, sin cargo efectivo en la provincia,
se contactó con el Cabildo de Vera el 29 de marzo, comunicándole su
propuesta acerca de la organización general de los distritos litoraleños: Todos
los pueblos situados a lo largo del Uruguay y Paraná están bajo un mismo pie de
reforma y han saludado el restablecimiento de la armonía general, de la prosperi-dad,
la vida, la paz y la libertad (...) luego que se fi je en todo el territorio el plan de su
seguridad se verificará la organización, consultando cada una de las provincias todas
sus ventajas peculiares y respectivas y quedarán unidas en una perfecta unión entre
sí mismas, no en aquella unión mezquina que obliga a cada pueblo a desprenderse
de una parte de su confianza en cambio de una obediencia servil, como en aquella
unión que hace al interés mismo sin perjuicios de los derechos de los pueblos y de su
libre y entero ejercicio.501No obstante, a pesar de esgrimir la teoría confederal
como asiento insoslayable de su Sistema, a medida que se agudicen los confl
ictos con el centralismo metropolitano y el imperio luso-brasileño, Artigas
resolverá cuestiones internas de las provincias en materia de cargos públicos,
puertos y comercio. 501 “Los precursores doctrinarios del federalismo argentino: José
Gervasio Artigas y Manuel Dorre-go”, Comunicación del académico de número Alberto R. Dalla
Vía, en sesión privada de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 28 de mayo de
2014, p. 9.
4. Con el fi n de definir una constitución, ratificar el federalismo y elegir go-
bernador, Artigas propone a los cabildantes proceder a la convocatoria al
Primer Congreso de los Pueblos Correntinos, el segundo de una provincia, y el
que declarando su“libertad e independencia instalará su gobierno con todas las
atribuciones consiguientes”. Para participar de la asamblea, Artigas envía al
capitán correntino Genaro Perugorría,502 desertor del ejército de Hi-larión de la
Quintana, de 21 años, hijo de una de las principales familias de Vera, con
amplias instrucciones, armas y dinero. Éste, al llegar a Corrientes, se entrevista
con su antiguo jefe, el acaudalado primer cabildante alcalde ÁngelFernández
Blanco, íntimo amigo del directorial Nicolás Herrera, y que mantiene estrechas
vinculaciones con los dirigentes porteño-bonaerenses y con el federal
nacionalista –no artiguista– doctor José Simón García de Cos-sio, primer
diputado del Litoral incorporado a la Junta Grande en tiempos en que Paraguay
y la Banda Oriental no decidían su apoyo al movimiento juntista. Ambos
dirigentes le proponen a Perugorría una estrategia contraria a los intereses
artiguistas –dar voz y voto y libertad y tierras a los actores sociales de la
campaña, de mayoría indígena o mestiza, especialmente en aquellas regiones,
como el Pueblo indio de Santa Lucía, donde habían mi-grado mayor cantidad
de naturales de las reducciones desde la expulsión de los jesuitas 503–, cosa
que Perugorría acepta.504Se ha rebelado a Artigas y conseguía abrir
comunicaciones con Buenos Aires: el director Posadas, que encomendará al
jefe de la escuadra Guillermo Brown bloquear Montevideo y acordar la paz con
Artigas, le prometerá un envío de tropas armadas para hacer frente a la
reacción artiguista, pero aquella remesa jamás llegará. De este modo, el
Cabildo soslaya convocar un congreso, aunque en la sesión del 20 de abril de
1814 resuelve declarar la “libertad de todo poder extran-jero, independencia
bajo el sistema federativo y al General Don José de Ar-tigas por Protector”,505
haciendo mención a las benéficas y liberales ideas con que el señor General
promueve la santa causa de los pueblos, para colocarlos en el goce pacífi co de sus
primeros derechos, las cuales ni son 502 Actualmente, la Cuarta Sección Paraje Ávaloslinda
con Genaro Perugorría, localidad ubicada en la quinta sección del Departamento Curuzú
Cuatiá.503 Yarza Rovira, Enrique J., “Génesis y evolución del mestizaje en el Río de la Plata”, en
Herencia in-dígena en el Uruguay. Trabajos presentados en las Primeras Jornadas de Genealogía
Indígena del MER-COSUR, Juan Villegas (ed.), Linardi y Risso/Instituto de Estudios Genealógicos
del Uruguay, 2005, pp. 49-80.504 Castello, Antonio E., ob. cit., 2008, p. 219.505 Mantilla, Manuel
Florencio, ob. cit, p. 190.
opuestas al sistema esencial de la América, ni distintas de las que se adoptaron en la
primera época de la instalación del gobierno provisorio de la capital de Buenos Aires.
El congreso se declara depositario de la soberanía provincial y organiza a la
provincia en un régimen de autonomía. Lo hace cinco meses antes de que el
director Posadas crease por decreto las provincias de Corrientes y Entre Ríos
como departamentos administrativos privados de autonomía: éstas así se
desprendían de la jurisdicción de Buenos Aires. Pero Buenos Aires capita-
lizaba la estratagema política sumando a ambos organismos a su precepto de
“unidad de régimen”. Empero, Artigas advierte al Cabildo que ha pasado aviso
“al paisanaje” que, según el General y Jefe de los Orientales, se agitaba en la
campaña sus-tentando el régimen de soberanías particulares que él pretendía
implantar, e insiste en la convocatoria al congreso para cultivar la
independencia prácti-ca de los Pueblos, afirmando que el Cabildo no tiene
atribuciones para tomar por sí decisiones que usurparían “los derechos de los
Pueblos en oprobio del dogma de la revolución”. Acto seguido, Artigas ordena
que sobre Vera avancen sus comandan-tes de armas al frente de numerosas
partidas de montoneras: desde Curuzú Cuatiá acude José Gabriel Casco y
Mendoza, y desde San Roque, Gorgo-nio Aguiar (ambos signatarios del Pacto
de Abalos). El Cabildo accede, “la antedicha declaración (...) era un golpe
porteñista (...) –invoca Wenceslao Domínguez–. Refl ejábase desde luego en
la actitud del Cabildo, un claro interés en conservar la actitud de sometimiento
económico y político que manejaban los gobiernos de Buenos
Aires”.506Finalmente, García de Cossio organizará un congreso, pero no para
su-mar a Corrientes a la Liga Federal, sino para devolver la provincia a la órbi-
ta de Buenos Aires –el llamado “asolapamiento”, o sea, “un solapado golpe
contra la autonomía; contra el congreso”,507 aunque retornará al infl ujo del
centralismo metropolitano como provincia autónoma, o sea dentro de un
esquema federativo.508 Paradójicamente, en el congreso que reclamó el ar-
tiguismo en nombre de la libertad y la soberanía, Artigas –que no conocía
personalmente Corrientes– sólo tiene un representante, el capitán de Gra-
naderos de la Patria José Cayetano Martínez, un ex morenista electo diputa-do
por Curuzú Cuatiá gracias al apoyo de los pobladores rurales. 506 Domínguez,
Wenceslao, ob. cit., p. 69.507 Idem.508 Castello, Antonio, ob. cit., 2007, p. 30.
291Capítulo 3: El Congreso de AbalosEl Congreso Popular se inicia, se nombra
presidente a Perugorría con sostén artiguista y de los conspirados centralistas
que pretenderán sabo-tearlo. Martínez advierte a Artigas sobre una segura
conspiración depen-diente de la sublevación de Perugorría; Artigas vacila en
silencio. Durante el mes de julio, los asolapados intentan reemplazar al
curuzucuateño Mar-tínez y tratan, infructuosamente, de obtener del coronel
Manuel Francisco Artigas –segundo de su hermano José–, armamento liviano
y artillería que resulte del desarme de los sectores populares que les son
desafectos. El 27 de agosto, el congresista por Curuzú Cuatiá –que advirtió el
servilismo an-tiartiguista de Perugorría y estaba dispuesto a hacerle frente– es
asesinado por los hermanos Escobar y su cuerpo arrojado al Paraná. El 4 de
septiembre, Perugorría –que seguía actuando públicamente como delegado de
Artigas– convoca a congresales y cabildantes a una reu-nión extraordinaria, les
dice: Señores: desembocemos la capa y basta de apariencias. La tropa que está a mi
man-do y yo estamos decididos por el gobierno supremo de Buenos Aires. Vuestras
Seño-rías mediten los medios paliativos para contener una irrupción de la gente
bandida de los Artigas.509Al día siguiente, Perugorría y el alvearista Fernández
Blanco ofrecen su colaboración al director Posadas en el inicio de la
beligerancia de Buenos Aires contra la conducción artiguista. El 10 de
septiembre, Posadas fi rma el decreto reconociendo formalmen-te como
provincias a las hasta entonces jurisdicciones de Corrientes y Entre Ríos,
adjudicándole a Corrientes el territorio de Misiones; de esta forma eli-mina a la
provincia histórica “del infl ujo oriental”, como señalara el constitu-cionalista
López Rosas.510Pero el Director Supremo, que da a Perugorría el título de
mayor del ejér-cito, no ejerce poder real alguno sobre Corrientes –ni en verdad
sobre Bue-nos Aires, donde en las sombras manda su sobrino Carlos María de
Alvear–; y como la provincia se halla bajo el Protectorado de Artigas, su
decreto cen-tralizador carece de todo valor efectivo,511 y de hecho quedará nulo
al no ser aprobado por la Asamblea del año XIII en curso. 509 Vargas Gómez, José
María y Jorge Enrique Deniri,“¿Cuándo fue la verdadera provincialización de Corrientes?”,Diario
Época, 11 de septiembre de 2015. 510 López Rosas, José R., ob. cit., 1984, p. 193.511 Ibíd.
292Eduardo Nocera - Artigas y el Congreso de AbalosEl 20 de septiembre Perugorría
depone al gobernador federal Méndez, liquida el primer congreso correntino y
vuelve a colocar el poder político en manos del Cabildo, reservándose para sí
el mando militar. Perugorría,desig-nado jefe de la provincia por Posadas,
comenzó una guerra personal contra Artigas: procede a fusilar a los ofi ciales
artiguistas de San Cosme, y con las fuerzas que logra arrastrar consigo,
apenas unos 120 hombres, en Curuzú Cuatiá triunfa sobre el comandante de la
plaza José Gabriel Casco y Mendoza, que controlaba el centro-sur de la
provincia y simpatizaba con el artiguismo. Don Blas Basualdo rehízo sus
fuerzas con el apoyo del por entonces cau-dillo de Arroyo de la China
Francisco Ramírez, y con su división Auxiliadora del Norte penetró en
Corrientes buscando la unión con los milicianos del comandante Casco y
Mendoza. Perseguirá a Perugorría hasta cerca de Sala-das. Éste se
atrincherará en la estancia del cabildante Díaz Colodrero, hasta que se vea
obligado a rendirse. En enero de 1815 será ejecutado por Artigas –en Villa de
la Purifi cación, y no en el Paraje Ávalos, como a veces se refi ere– con el
cargo de “traidor a la libertad de los Pueblos”, lo que Bauzá justifi ca
argumentando, precisamente, que para la moral de la época Perugorría era un
traidor.512Los intrigantes Fernández Blanco y García de Cossio –quien, como
ta-lentoso abogado que era, será uno de los principales cabecillas de las cons-
piraciones contra el artiguismo en 1815 y 1818– salvan la vida merced a la
humanidad del Protector. Artigas los considera “buenos americanos” 513 y dis-
pone, ecuánime, la ausencia de crueldades. 5. El 6 de enero de 1815 el
gobierno correntino pasó a manos de José de Sil-va, comandante general de la
provincia, ofi cial del general Belgrano en la campaña al Paraguay, compañero
en la Universidad de Córdoba del doctor Rodríguez de Francia, y colaborador
con las campañas artiguistas contra los porteño-bonaerenses. Basualdo entró
serenamente en Vera el 8 de enero de 1815 con 230 hombres. Constituyó el
gobierno y se retiró para incorporarse a las fuerzas que conducía Artigas,
dejando la campaña a cargo del hombre fuerte de Curuzú Cuatiá, el ahora
comandante general José Gabriel Casco y Mendoza, que se encontraba en el
Pueblo de San Roque persiguiendo a los restos de las fuerzas de Perugorría,
las que cometían, tanto como las parti-das sueltas que invocaban órdenes de
Blas Basualdo, toda clase de tropelías en los vecindarios rurales. 512 Bauzá, F.,
“José Artigas (Estudio histórico)”, El Siglo, Montevideo, 4/IX/1870, p. 2.513 Castello, Antonio E., ob.
cit., 2008, pp. 185, 221.
293Capítulo 3: El Congreso de AbalosSilva y el Cabildo protestaron la imposición del
Protector de vender ga-nado al Paraguay y de cerrar los puertos al comercio
con Buenos Aires, pro-vocando que Artigas consintiera este tráfi co mercantil
pese a la guerra que sostenía contra el Directorio.514En 1816 se hace cargo del
poder ejecutivo Méndez, nombrado gober-nador por el Segundo Congreso
Correntino de representantes de los par-tidos de la campaña y las manzanas
de Vera.515 El comicio fue supervisado por Marcelino San Martín, delegado de
Artigas.516 Méndez, exhortado por el Protector a defender la provincia frente a
una arremetida portuguesa, partió a Curuzú Cuatiá con un batallón de
infantería que padeció un gran número de deserciones.6. El 23 de enero de
1817, cuando los portugueses han tomado Montevideo y saquean las antiguas
reducciones (los Pueblos costeros del Uruguay), Andrés Guacurarí,
comandante general de Misiones, escribe al comandante de Cu-ruzú Cuatiá
José Gabriel Casco y Mendoza: En ningún tiempo mejor que ahora debemos todos
los hijos de la Patria hacer mayor esfuerzo en obsequio de nuestro país, y si así no lo
verifi cáramos, se perdería todo lo ganado.517El Cabildo de Vera resolvió que se
congregaran las milicias en Curuzú Cuatiá a las órdenes del comandante
Manuel Antonio Ledesma. 7. En junio de 1819, un movimiento golpista asaltó
Caá Catí, Yaguareté Corá y San Miguel –donde funcionase un Cabildo de
indios (los que serán califi ca-dos por Sití como “alcahuetes”518 de Artigas, en
agosto de 1820)–. El intento de deponer al gobernador Méndez contaba con la
dirección de un subalter-no suyo, José María Torres, que tenía el apoyo del
capitán Miguel Escobar, un ex artiguista que ataca Curuzú Cuatiá junto a
partidas conducidas por sus hermanos, como él impostores de artiguistas
(entre ellos José Luis y Domingo), asesinos de José Cayetano Martínez. Luego
marcharán hacia Vera, siendo reprimidos, entre otras milicias, por las fuerzas
de José Gabriel Casco y Mendoza –en los campos familiares de la costa del
Abalos– y por las divi-siones de Sití y el comandante de la Marina artiguista
Pedro Campbell. -514 Ibíd., pp. 186-187.515 Deniri, Jorge Enrique, Corrientes y la Revolución
de Mayo, Moglia Ediciones, Corrientes, 2009, p. 55. 516 Deniri, Jorge Enrique y Carlos Eduardo
Fernández, Orígenes de las ideas federales en la provincia de Corrientes, 1810-1824, Moglia
Ediciones, Corrientes, 2001, p. 69.517 Sole Mases, Luis Federico, “En busca de Andrés”, en
Misiones Opina, 30 de noviembre de 2018. Disponible en:
http://misionesopina.com.ar/portal/2018/11/30/en-busca-de-andres/ 518 AGPC, Correspondencia
Ofi cial, vol. 9, folio 120. Citado por Jorge F. Machón, ob. cit., p. 155.

Abalos estaba confi gurado por una amplia planicie cortada por arroyuelos de
escaso cauce, siempre enverdecida por largos y tupidos espini-llares y con
suelos protegidos por especies leñosas como algarrobo, ñandubay, molle,
garabata y espinillo.519 Estas extensas lomadas de tierra negra pertene-cientes
a la zona rural del Pueblo de Curuzú –hacia fi nes del siglo XVIII “un caserío
disperso y primitivamente estancieril” y donde en 1814 “las mejores casas eran
las de las familias Casco y Mendoza”520– 520 Raff o, Juan Car los, ob. cit., 2010, pp. 22,
27.

la invasión portuguesa a Mandisoví y Curuzú Cuatiá en agosto de 1811,


cuando los atacantes lograron que los defensores del pueblo correntino se
retiraran tras las lomas y el río Co-rriente, al noroeste; entonces dispusieron del
conjunto de animales de las es-tancias organizadas del departamento para
carnear durante un mes, hasta que las fuerzas del teniente de gobernador de
Corrientes, Elías Galván, milicias del comandante de la guarnición José Gabriel
Casco y Mendoza y del comandante José Ignacio Aguirre, los expulsaron.

Firmantes del Pacto de Abalos: comandantes rurales, el curuzucuateño José


Gabriel Casco y Mendoza, el esquinense Juan José Gon-zález Alderete y el
empedradeño Juan Manuel Sánchez, el caudillejo artiguista de Yaguareté Corá
don Félix de Aguirre….

José Artigas; Juan Bautista Méndez; Francisco Javier Sití; Gorgonio Aguiar;
Domingo Rodríguez Méndez, representante; Miguel Ariyú, representante; José
León Vera, representante; Pablo Castro; Juan José Nicolás de la Fuente; José
Sánchez; Francisco Bernal; Félix de Aguirre; José Vera y Tiburcio Oroño
José Gabriel Casco y Mendoza, como vimos, pertenecía a una de las más
viejas y distinguidas familias correntinas de holgada posición económica. Era
un importante jefe militar del interior de la provincia, y como tal desempeñó la
comandancia de Curuzú Cuatiá; era conocida su adhesión al artiguismo; no
obstante, en enero de 1816 vecinos y oficiales curuzucuateños lo depusieron y
disolvieron sus fuerzas, debido a las tropelías que realizaran sus hombres
contra la población con el propósito de intimidarla para que votara a su
candidato a diputado del Congreso de Corrientes que elegiría gobernador.

Los Casco dejan al artiguismo.

El horizonte de la Liga Tripartita cambió en cuestión de unas semanas. Esa


noche del 28 de julio fue de suma importancia para el Eje del Pilar que se in-
corporara a Piris una pequeña partida de correntinos comandada por Severino
Casco, que así abandonaba el horizonte del frente de Abalos junto a su
familiar, el comandante de Curuzú Cuatiá José Gabriel Casco y Mendoza: el
agotamiento explícito de considerables secciones del artiguismo póstumo
sostendrá un impulso antiartiguista igual de intenso del que tienen aquellos
que, en cualquier caso, estaban llamados a cumplir el rol de vencedores
militares de Artigas.

Severino Casco colabora con la destrucción del campamento de Abalos el 29


de julio de 1820:
Al cabo de unas cuantas horas de marcha extenuante, el lugarteniente Pi-ris
dio fi nalmente alcance a la caravana artiguista en el arroyo María Grande, a
unos 27 kilómetros de Abalos, y dispersando una fuerza de 200 soldados de
ca-ballería, a los que acababa de incorporarse el propio Artigas –al que
perseguirá en vano por más de cinco leguas–, se apoderó de un cañón, 40
prisioneros, bagajes, parque y armería, más de 300 cabezas de ganado,
boyada, caballos y el convoy de familias, mujeres y niños (las poblaciones de
los Pueblos) que iban en 23 carretas. Todo nos lo informa Piris en su parte en
apariencia muy simple, pero que no obstante encierra un profundo signifi cado
de cambio para la Liga Tripartita de Abalos. Todo a la vista. Todo exhibido:
Marché y les di alcance en María Grande, en donde aunque acababa de
incorporársele Artigas y tenía cerca de doscientos hombres, sin ninguna resistencia
conseguí el dis-persarlos completamente y perseguirlos más de cinco leguas, dejando
en nuestro poder un cañón, más de cuarenta prisioneros, veinte carretas de bagajes
con todo el parque y armería, más de trescientas cabezas de ganado, boyada, todas
las caballadas y gran porción de familias. Hice alto en este destino para dar destino a
aquel tráfago y anoche se me presentó el benemérito ciudadano don Severino Casco
con la interesante presa del Pontífice Roso y Ventura Martínez. 724Palma, Federico, ob. cit.
p. 20 (Los subrayados son míos).

El 10 de agosto, el comandante de Curuzú Cuatiá Casco y Mendoza exhibe su


desafi lia-ción del Pacto de Abalos y activa acciones contra la Liga Tripartita
solicitando refuerzos al comandante general de Misiones;
Sití saldrá de Cambay a buscar contacto con Ramírez: “Conociendo la
diversidad de opiniones que rei-na en mi provincia en fuerzas de estímulo de
Artigas [es decir que todavía cuen-ta con sufi ciente apoyo], he hallado por
conveniente separarme del pueblo con cien hombres y buscar el abrigo de las
fuerzas de V. E.”.755También intentará unir sus fuerzas a las del comandante
Piris –un centenar de refuerzos–, y a los jinetes curuzucuateños de Severino
Casco y José Gabriel Casco y Mendoza.

Piris volvía a oficiar a Ramírez, que ya mostrará su perfil favorable de


ganador:Acabo de llegar a este destino, se me ha presentado el Comandante
General Sití con cien hombres, el Comandante de Curuzú Cuatiá con algunos y
aguardo por mo-mentos a Casco (Severino). Artigas está sitiando Cambay, en donde
dejó Sití cerca de doscientos hombres a las órdenes del Comandante don Dionisio
Alarcón, quien por estar bien atrincherado ha prometido sostenerse cuatro
días...761Ibíd., vol. 9, folio 125. Citado por Machón, Jorge F., ob. cit., p. 104 (Los subrayados son
míos).

En aquella jornada de realismo pragmático y crítica al ejercicio arbitrario del


poder caudillesco de Artigas, se incorporaba a Piris y Sití –que será el último
comandante general de su provincia durante el periodo de resistencia de lo que
queda de la Liga Tripartita – el comandante militar de Curuzú Cuatiá Casco y
Mendoza: serán los neo-ramiristas que fluyen del artiguismo y que se sitúan
más allá de los esquemas federales que desean desplazar.

¿No seguimos los historiadores doliéndonos por el comandante Casco y


Mendoza? El 23 de diciembre de 1819 escribió al artiguista Aniceto Gómez:
“No dudo que serán oídas nues-tras Oraciones en defensa de nuestra religiosa
causa (...) Yo me hallo con la Comisión del Sr. Gobernador Interino de Entre
Ríos Don Ricardo López”.825 Con el devenir de la guerra civil, el curuzucuateño
pensó a Ramírez como un aliado; estaba harto del desgobierno de Artigas y la
violencia creciente: su antiartiguismo pudo más que su confederalismo y que
su amor por el Sistema. Pero será sustituido en la comandancia de Curuzú
Cuatiá por el comandante Gerardo Oviedo, subordinado plenamente a Ramírez

En Curuzú Cuatiá, por ejemplo, establecida la crisis militar, el comandante


Casco y Mendoza trocó su blindaje popular, dejando en estado de excepción lo
firmado en el Pacto de Abalos. Fue un momento de suspensión que empezó
como protesta contra el modo intempestivo de conducir la guerra de Artigas, y
que acabó poniendo en tela de juicio todo el Sistema.

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