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Psicología del Duelo - Perspectivas

Reporte de Lectura

Todos los humanos en algún punto de su vida, por no decir que, en muchos puntos de su
vida, se enfrentan a un proceso de duelo. Por este proceso hago referencia a la perdida
de algo, en muchas ocasiones el proceso es consciente por ser la perdida de otro
humano, pero este proceso sucede con todo a lo que le otorgamos un valor, hablo mas
allá de objetos materiales o incluso tangibles; este proceso se puede dar en pérdidas de
estilos de vida, relaciones interpersonales, empleo, etc. Ante la obvia necesidad del
abordaje de esta temática, las diferentes escuelas teóricas de la psicología han emergido
cada una con su perspectiva explicativa, así como aspectos en los que se desenvuelve el
duelo.

Iniciando por una de las escuelas teóricas principales, el psicoanálisis ubica el proceso
antes mencionado en un lugar relacionado a la recuperación progresiva de la pulsión de
vida, reconocen la perdida más allá de la implicación física o material siendo que esta
puede ser hacia una abstracción, así como el sentir propio de perdida, además algunos
autores de esta corriente tocan el tema de la posesión que una persona podría otorgase
al desarrollar aprecio o un apego hacia algo o alguien. A manera práctica parecen darle
relevancia al sentir del dolor, así como mencionan que este proceso implica un gasto
mayor de energía para el psiquismo pues engloba la clausura de la libido conectada con
lo amado que se ha perdido, esto incluyendo no solo el posible aspecto físico o material
que ya se mencionaba, sino también los recuerdos, esperanzas y lo depositado en este.
Se agrega que desde esta perspectiva la libido se encuentra a merced de la aparición de
un sustituto.

En mención de las instancias psíquicas, se enfoca al yo, ya que este pasa por un
empobrecimiento en su sentido por la incapacidad de concebir lo acontecido, donde la
información llega partir de alguien externo, también se menciona la presencia permanente
de ansiedad por la muerte propia al fondo del inconsciente que puede subyacer en este
proceso. Se podría mencionar en este punto el termino de ‘duelo patológico’, aunque este
es utilizado por más de una perspectiva teórica, en esta en específico se maneja como el
suceso en el que el sujeto no avanza en su dolor, donde no recuerda para trabajar en su
duelo, sino que vive en el recuerdo y lo racionaliza como su nuevo modo de vida, por más
desadaptativo que este sea.
Por parte de la perspectiva teórica cognitivo-conductual se separan los pensamientos que
la persona tiene construidos, sus conductas que pueden o no estar alineadas a estos
pensamientos, y sus emociones como manifestaciones de su sentir. Así mismo, se
exploran las variables que rodean y conforman el contexto en el que se da la perdida y el
propio proceso de duelo. En este esquema explican el duelo patológico o complicado
como el conjunto de una mala integración de la perdida, creencias negativas y estrategias
de afrontamiento no funcionales al abordar cualquiera que haya sido el suceso.

La intervención propuesta desde esta explicación es similar en estrategias a la


intervención de otras temáticas, por ejemplo, el reconocimiento y manejo de creencias
problemáticas orientado al cambio. Un objetivo general bajo esta perspectiva sería el
ajuste de estrategias de afrontamiento a otras más adecuadas, pues estas podrían definir
o regir el estatus de aspectos importantes en la vida de la persona en duelo. Diferentes
autores manejan una amplia gama de etapas o fases, ya sea del paciente o de la
intervención por implementar, que coinciden en diversas temáticas, por mencionar
algunas: antecedente de perdidas, redes de apoyo, exposición de emociones presentes,
cierre de ciclos, entre otras. Cabría mencionar en este punto las etapas por las que pasa
una persona en duelo más populares, mejor dicho, el conjunto de estas que ha sido
referencia por años en este tema, hablo de las establecidas por Elizabeth Kübler-Ross,
estas son: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. En la actualidad, como ya
fue mencionado, se utilizan como referencia mas no necesariamente se incluyen al pie de
la letra pues se ha reconocido que las diferencias individuales marcan la posibilidad de
pasar por todas estas etapas o solo por algunas, al derecho como fueron explicadas o
incluso al revés. En base a lo que la persona en duelo este experimentando en ese
momento, son las técnicas que esta perspectiva teórica buscaría implementar bajo la
meta de aceptación y readaptación a un estilo de vida que le resulte funcional.

Otros enfoques que de igual manera hacen reflexión en el manejo de un periodo de duelo
son las llamadas ‘terapias del potencial humano’. En este texto se mencionarán la
corriente humanista existencial y la corriente Gestalt. La primera de las mencionadas se
encuentra enfocada en dar un sentido para un vivenciar libre y para la toma de posiciones
auténticas responsables de sí mismo y su mundo. De esta perspectiva teórica se
reconocen tres valores provenientes de la vida misma: los vivenciales, los creativos y los
actitudinales. En el duelo, se menciona, se da la pérdida del valor que lleva hacia una
perturbación en la vivencia pues nos centramos en la perdida y se pierde contacto con los
otros valores. Es por esto que, a manera de intervención, se buscaría redirigir la atención
hacia capacidades no afectadas, plantear la experiencia de un nuevo contacto con la vida,
no huyendo o yendo en contra a la experiencia causante de sufrimiento, si no viviendo
con él. Base también de lo explicado, se reconocen cuatro motivaciones fundamentales
que son base de una vida existencial, estas son el sí al mundo, a la vida, a sí mismo y al
sentido. En ese orden responden a las siguientes cuatro preguntas. La primera es:
¿puedo ser? Haciendo referencia a un lugar seguro, un mundo, y, de igual manera al
sentirse soportado o apoyado. La segunda, ¿puedo vivir?, se relaciona a vínculos con la
vida, con otros y sentimientos, al ‘gustar vivir’ que denota un valor positivo haciendo a la
persona socialmente funcional. ‘¿Puedo ser yo mismo?’ es la tercera pregunta, su
respuesta es la motivación del sí a sí mismo, puntúa hacia individualidad y construcción
de la identidad, el reconocimiento por el otro de sí, base de respeto y aprecio.. Por último,
la pregunta ¿para que soy? Responde al sentido existencial más que al personal; requiere
de un valor futuro que impacte en el actuar presente. Se destaca en este punto que
poseer un sentido no equivale a una autorrealización, y que sin un sentido se da una
angustia existencial.

Por último, trataré de explicar un poco sobre las bases de la corriente Gestalt y cómo a
partir de estas se aborda un caso de duelo en su práctica. Teóricamente, pareciera ser
que esta corriente utiliza como analogía la relación de figura y fondo que se da en la en el
estudio de la óptica del humano pues suponen que el individuo se estructura en base a
sus percepciones, que su experiencia primera está muy unida a su mundo sensorial.
Siguiendo la analogía antes mencionada, se habla también de la tendencia al cierre
donde situaciones incompletas reclaman llegar a un cierre, de esta manera relaciona el
proceso que podría estar viviendo una persona con situaciones anteriores de perdida las
cuales han quedado inconclusas. En su práctica llaman a algo parecido al insight del
psicoanálisis como ‘contacto interno’, este con el propósito de la conciencia y
responsabilización de la situación. Dentro del mismo tema, se sugiere una apertura y
aceptación hacia las emociones bajo el precepto que estas cumplen un proceso donde no
pueden darse por terminadas hasta que no acontece una expresión y responsabilidad de
ellas. Para lograr estas actividades, esta perspectiva transporta su teoría en diversas
técnicas cuya base en común es la expresión del sentir de la persona, ya sea en relación
a una situación, persona, aspecto de si mismo, etc. Una visión al futuro del paciente
desde esta rama incluye la perdida como un aprendizaje para la propia vida y una
oportunidad de crecimiento.

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