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Se habla de las crueles muertes, el abuso casi demencial de Arana y sus empleados
en zonas de explotación. La liquidación voraz de la dignidad de la aborigen de la
Amazonía del Perú es un tema puesto en evidencia y la responsabilidad sobre las
figuras de quienes usufructuaban el caucho extraído de los bosques de la Amazonía.
Muchas voces se han extendido utilizando el camino más cómodo de la acusación
fácil, directa contra Arana; fueron historiadores, expertos investigadores, acuciosos
aficionados a la historia que se inspiraron en apuntes encontrados pero no
contrastados ni sometidos a los análisis de juzgamiento para sentenciar la figura
del cauchero.
Julio C. Arana fue el barón controvertido que se condujo en los años de principios
del siglo pasado, haciendo lo que se sabe más de él, desarrollando su misión de
explotación cauchera que le hizo uno de los hombres más ricos del continente; pero
asimismo Arana inspiró conceptos patrióticos durante los momentos del conflicto
limítrofe con Colombia en los que asumió actitudes de defensa de la soberanía. Su
desempeño al servicio de la sociedad fue reconocido en Loreto, al punto que se ha
identificando con su nombre a calles y avenidas de ciudades importantes debido a
su destacada participación como alcalde de Maynas y representante de Loreto en el
Congreso de la República, es decir un político destacado en su época.
Para abogar por sí mismo, tuvo que argumentar con razones sostenibles una
posición abierta de rechazo a la andanada de críticas que llovía sobre él. Los
llamados “crímenes del Putumayo” resonaron en el mundo, con mucha más
contundencia en Inglaterra donde los políticos tenían claros intereses y buscaban
pretextos para intervenir en la Amazonía que dicho sea de paso había
conmocionado el mundo con su movimiento económico.
Desde entonces las habilidades en el manejo político de los temas, hechos con
especial destreza, pretendió desprender una cortina de humo para entretener el
mundo relegando la atención respecto a temas de exceso, crímenes y asesinatos que
se daban dentro del Imperio británico en Irlanda, Sudáfrica, Australia y Jamaica y
hasta con los Pieles Rojas norteamericanos.
“(…) los chantajes periodísticos que nos pueden ayudar a conocer un poco más
acerca de las reales motivaciones de la denuncia(…) las complejas personalidades
de los autores de los informes que se enviaron a Londres (Roger Cassement, el
cónsul inglés que murió colgado por la justicia de su país al ser descubierto como
espía alemán y William (Walter) Hardenburg un inescrupuloso aventurero
norteamericano que ofrecía al mejor postor las declaraciones juradas que
incriminaban a la compañía de Arana), pasando por los jueces del proceso
Rómulo Paredes y Carlos Valcárcel, integrantes del grupo de foráneos
denominado La Cueva.”.
De acuerdo a citas de Mariano Ospina Peña se tiene que “La defensa de Arana la
asumió el doctor Carlos Rey de Castro, quien señaló que el escándalo fue desatado
por las siguientes razones:
Lo suspicaz y mañoso es que las denuncias recaían sobre Arana y los otros
caucheros peruanos; quienes no fueron aludidos son los gomeros colombianos que
también habrían cometido tropelías en aquella zona.
Otro elemento de esta historia -que habrá que considerar- es el contexto
internacional entre Perú y Colombia que ayuda a comprender cuál es la
profundidad de este tema a fin de evitar caer en el recurso facilista de achacar todo
al supuesto espíritu “genocida” de Arana. Como ya se ha dicho, ambos países se
disputaban una extensa región amazónica fronteriza, entre el Putumayo y el
Caquetá. El 6 de julio de 1906 se había celebrado un modus vivendi entre ambas
naciones, que neutralizó la zona en disputa y facilitó, indirectamente, por la
ausencia de autoridades civiles, policiales o militares, la acción de gente
inescrupulosa. Cuando en octubre de 1907, la cancillería colombiana pidió
unilateralmente el cese del modus vivendi, la cancillería peruana pidió a Arana que
ayudara con sus empleados a repeler una posible invasión colombiana. Se
produjeron así choques entre peruanos y colombianos. El gobierno de Lima veía
por eso a la empresa de Arana como un símbolo tangible de la defensa del territorio
patrio. Mientras que Colombia, interesada en apoderarse de esa zona, desató una
campaña intensa y vilipendiosa contra Arana y su empresa, por lo que cobran
fuerza los argumentos de la defensa de Arana.
Al momento de referirse del juez Rómulo Paredes, encargado del proceso, dice que
era nada menos que uno de los integrantes del grupo de foráneos llamado La
Cueva. Se comenta que el informe del mencionado juez está plagado de falsedades
y contradicciones. Dice que “…para proceder como se debe, en orden, tengo que
tratar del novelesco informe que el doctor Rómulo Paredes pasó al ministerio de
relaciones exteriores y que publicaron los diarios de la capital, incluso el periódico
que se edita en idioma inglés «The Perú to Day».
Es por eso que los amigos de las cuestionadas personas apenas tuvieron
conocimiento del viaje del cónsul y el juez, procedieron a adelantarse por diversos
atajos con la finalidad de llegar antes y advertirlos para que se alejen de la zona. En
la Chorrera y El Encanto se apresuraron a abandonar los establecimientos de la
empresa de Arana.
“Si el cónsul inglés los espantó, pues, en parte, mi aproximación concluyó por
decidirlos al abandono definitivo de las secciones; y fue tal el miedo que se
apoderó de ellos, que me han contado los tripulantes del vapor «Liberal», a mi
regreso de La Chorrera, que un día, cuando esta nave bajaba el río Putumayo en
viaje a Iquitos, se divisó una embarcación, surcando; y como se creyera que en
ella iba el juez, hubo a bordo del «Liberal» escenas de verdadera locura. Allí iban
dos bandidos notables: Abelardo Agüero y Augusto Jiménez, jefes de Abisinia,
quienes, temerosos de que se les descubriera, cometieron actos ridículos, sacando
también de su ecuanimidad a los mismos tripulantes de la nave, que se esforzaron
por ocultarlos en las bodegas”, explica Pablo Zumaeta en el Memorial.
Existen tantas denuncias efectuadas sobre los llamados crímenes del Putumayo, la
ponderación y las descripciones horrorosas que habrá que revisarse sobre el origen
y la intencionalidad de sus denunciantes. Se recuerda que en los años 1906 a 1907
Benjamín Saldaña Roca publicó en el semanario de Iquitos La Sanción una
denuncia severa.
Sin embargo la defensa tiene más argumentos con que confronta a personajes
como Roger Cassement, aquel cónsul inglés de trayectoria sinuosa que murió
colgado por la justicia de su país al ser descubierto como espía alemán y que fue
uno de los principales agentes que actuaron en contra de Arana. A este sujeto se
dirige Pablo Zumaeta para recordarle: “…sepa el señor Cassement que, si a algún
criminal hay que juzgar, es a él que, sabiendo que los negros barbadienses al
servicio de la Compañía habían delinquido y se habían ocultado sus delitos a esta
gerencia, como los ha ocultado él, ha arrancado a esos negros de la jurisdicción
de la justicia nacional, haciéndoles retirar del Putumayo, dejándoles en la
frontera brasileña del Yavarí y reclamando de esta gerencia los alcances que
correspondían a dichos negros y los pasajes de regreso conforme con sus
contratos. Mas no era posible esperar otro proceder de quien como agente
ostensible del gobierno inglés, lo ha sido de otra o de otras entidades, pues sólo así
se explica que hubiera, con amenazas de entregarlos a la justicia peruana, si no
declaraban lo que quería y en la forma que deseaba, arrancando a esos negros
declaraciones antojadizas, ya preparadas, y que no expresan la verdad, sino
aquello que se les obligó a declarar…”
Finalmente y claro está que “… Arana, como es natural y por medio de contratos
lícitos ha aprovechado de los frutos de la explotación de gomales en el Putumayo,
no es justo, ni dable, calificarlo por ello como encubridor y aun cómplice de
delitos cuya existencia no está acreditada. Lo legal, lo natural y racional es
presumir que ha aprovechado de los frutos de la negociación perfectamente lícita
que había emprendido, mientras no se acredite lo contrario, mientras no se
pruebe su dolo criminal”.