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TEMA:
CASO “MASCARILLA”
TUTOR:
SGOP. DE I.
INTEGRANTES:
GRUPO #4
TEMA: CASO “MASCARILLA”
INTRODUCCIÓN
DESARROLLO
Ese día, Velasteguí, junto con otros dos cabos de la Policía estaba servicio por
disposición del capitán Darwin Montalvo, jefe del GOE. A las seis de la mañana se
habían trasladado desde el sector de El Milagro para dar seguridad a Oscar Cuenca,
juez del cantón San Lorenzo, provincia de Esmeraldas, hasta el límite provincial Cajas,
lugar donde a las 07h20 se entregó la seguridad al relevo de la ciudad de Quito, lo cual
fue reportado al ECU 911.
Una vez cumplida esta diligencia, mientras retornaban a la ciudad de Ibarra, a las
07h30, Velasteguí y sus compañeros escucharon por la radio de la patrulla policial
sobre de un procedimiento en el sector de Salinas, en el cual les solicitaban, a través
del sistema integrado ECU 911, que avanzaran hasta Salinas, tomara contacto con la
capitán Soraya Andrade y colaboraran en el lugar. La información que tenían era que
había ocurrido un accidente de tránsito y la gente del sector obstaculizaba la acción
policial, la cual pretendía retirar y trasladar los vehículos siniestrados, a la vez que
despejar la vía.
Los policías tuvieron que arrojarse hacia los lados de la vía para evitar ser atropellados
por la grúa, la cual había sido solicitada por la policía. La grúa de Winchas Arciniegas.
El personal del GOE que participaba en la persecución se comunicó con los miembros
policiales del Control Integrado de Mascarilla, pidiendo que coloquen las vallas para
evitar la fuga de la grúa. El personal de Mascarilla así lo hizo; sin embargo, de
inmediato, dice el informe, "personas afro descendientes que estaban con anterioridad
en ese punto empezaron a retirar y lanzar algunas vallas contra el personal policial".
La grúa perseguida por la Policía y a la vez protegida por varios vehículos sin placas,
llegó a Mascarilla a las 09h15 aproximadamente, chocó contra las vallas y se detuvo.
Los cabos Velasteguí y Chulde, que venían en el patrullero persiguiendo a la grúa se
bajaron de inmediato de la unidad para hablar con el conductor que se sustrajo la grúa
y con las personas del lugar. Pero estas se encontraban en una actitud violenta,
armados con palos, tubos, varillas, piedras, armas de fuego posiblemente, y otros
objetos corto punzantes. Estos sujetos agredieron física y verbalmente al personal
policial "con la consigna de matarles si no accedían a liberar el vehículo que se
encontraba en la grúa".
Cuando el cabo David Velasteguí Carrera se acercó al conductor de la grúa, y le exigió
que se bajara del vehículo y entregara las llaves, éste bajó y junto a tres personas más
atacaron al policía con palos, tubos, varillas, armas corto punzantes, golpes de puño,
patadas. También lo insultaron y amenazaron: “aquí mueres chapa hijo de puta, aquí
les matamos porque les matamos, aquí mandamos nosotros, este es nuestro territorio,
caras de la verga”.
Dice el informe policial que "los atacantes, de forma inhumana, brutal y despiadada
atentaron en contra de la humanidad del cabo primero Velasteguí, al punto de destrozar
con tubos, varillazos e impactos con otros objetos contundentes el casco de dotación;
también desgarraron su cuello de protección; adicionalmente rasgaron y laceraron el
chaleco antibalas y las prendas de vestir con múltiples impactos de armas
cortopunzantes; también destruyeron sus gafas producto de los impactos directos de
golpes en el rostro, y por si no fuera poco intentaron arrebatarle constantemente su
arma de dotación, seguramente para asesinarlo con la misma".
"Por estos hechos él no pudo evitar ante la superioridad numérica y agresividad de sus
atacantes, quienes jamás acataron la voz preventiva y la petición del policía de que
cesaran sus ataques, al contrario, cada vez fueron más agresivos. Milagrosamente no
lograron segar la vida del cabo Velasteguí, pero sí le produjeron considerables lesiones:
una luxación en su hombro, múltiples hematomas y una herida en su rostro ocasionada
por el filo de un objeto contundente".
Ante estos hechos, los policías continuaron en su intento de hablar con los agresivos
atacantes. Pero seguían siendo atacados y optaron por ponerse a buen recaudo. Con
enorme esfuerzo, el cabo Velasteguí logró escapar del ataque. Empezó a alejarse con
dificultad y cuando miró hacia el norte de su posición vio que se acercaba una
numerosa muchedumbre, casi todos armados. Corrió porque varios sujetos lo
persiguieron, entre ellos Andrés Padilla. En ese instante escuchó el angustiado grito de
su compañero del GOE, Daniel Chulde, quien pedía auxilio porque lo estaban atacando.
Velasteguí regresó a ver donde provenían los gritos y con su arma de dotación hizo un
disparo. Según el policía, este no estaba direccionado hacia persona alguna. Pero
Padilla cayó al piso. Según la defensa del cabo del GOE; Padilla no se encontraba de
espaldas al policía, lo perseguía con una varilla en la mano instantes antes y giró con
dirección al cabo Chulde casi al mismo tiempo de la detonación.
Velasteguí no pudo acercarse a la persona que cayó para saber qué le había sucedido,
ya que la gente, encolerizada, se aproximaba a él. Corrió hacia sus compañeros que
estaban dando seguridad y fue rescatado por un miembro del Grupo de Operaciones
Motorizadas, GOM.
Andrés Martín Padilla Delgado falleció horas después en el hospital San Vicente de
Paúl de Ibarra. Según la defensa del policía que disparó, "hasta el momento se
desconoce el origen de dicho proyectil, en razón de que no solamente los miembros
policiales portaban armas, sino también las personas que alteraron el orden público.
Por esa razón se escucharon varias detonaciones que no correspondían a las hechas
por agentes policiales, desde el sector de Salinas hasta Mascarilla: Estas detonaciones
provenían de los vehículos que interrumpían y dificultaban el paso de los automotores
policiales".
ANÁLISIS
Basándose en los hechos, esto es, desde el impedimento de las personas a que la
Policía Nacional realice su trabajo, el disparo realizado por David V., e inclusive los
actos vandálicos luego de dicho disparo. Con fundamento en el artículo 158, 163 de la
Constitución del Ecuador, el artículo 2, 8, 10, 11 numeral 5, artículo 12 numeral 6 del
Reglamento de uso proporcional legal de la fuerza; se puede contestar afirmativamente
al primer cuestionamiento, ya que este grupo de personas impedía que los funcionarios
policiales cumplan con su obligación para con la sociedad. La resistencia ejercida era
de tipo violenta, en la cual se ponía en peligro no solo bienes sino la integridad de las
personas que se encontraban en ese lugar. En consecuencia, la amenaza era grave y,
por ende, era totalmente legal y necesaria la intervención de los funcionarios policiales.
Respecto a la proporcionalidad, centrándose únicamente en el disparo efectuado por
David V. (miembro de la Policía Nacional) que recayó en Andrés Padilla (presunto
infractor de la ley). La resistencia ejercida por este último era de tipo violenta, por lo que
podría decirse que la fuerza empleada para repeler esta resistencia si fue proporcional.
En este caso, no sólo se encontraban impidiendo que los policiales que se encontraban
en el lugar realicen su trabajo, sino que, se estaban dando a la fuga luego de cometer
varias infracciones, también se encontraban en peligro la vida las personas y de los
funcionarios policiales que se encontraban en el lugar.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se identificarán como tales y darán
una clara advertencia de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo suficiente
para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente
en peligro a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creará un riesgo de
muerte o daños graves a otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil
dadas las circunstancias del caso.
No tiene la suficiente preparación para afrontar estos casos. Para contar con una
Policía Nacional y Fuerzas Armadas que desempeñe correctamente su función en la
sociedad, es evidente la necesidad de que exista una constante capacitación de
quienes integran esta institución. Esta capacitación deberá abordar temáticas que
abarquen de manera holística el uso de la fuerza. Mediante las capacitaciones
constantes, es posible el conocimiento puntual en legislación nacional, supranacional,
teoría y práctica del uso de la fuerza. También es posible que los funcionarios policiales
y militares, en el ejercicio de sus funciones, respeten y garanticen los derechos de las
personas y con ello, evitar posibles actuaciones arbitrarias que vulneren los derechos
de los ciudadanos; sin embargo, como vimos en este acápite estas formaciones han
sido aisladas, no constantes, lo cual vulnera los derechos de los propios funcionarios y
de la seguridad ciudadana en general.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍAS