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ESCUELA DE INFANTERÍA DEL EJÉRCITO

TEMA:

CASO “MASCARILLA”

TUTOR:

SGOP. DE I.

INTEGRANTES:

SLDO. DE I. YAMBERLA KLÉBER

SLDO. DE I. CORREA JAHIR

SLDO. DE I. FARINANGO ALEX

SLDO. DE I. SANMARTÍN VÍCTOR

SLDO. DE I. MENDOZA JONATHAN

SLDO. DE I. BASANTES ROBINSON

GRUPO #4
TEMA: CASO “MASCARILLA”

INTRODUCCIÓN

El 23 de agosto del 2018, varios Policías tuvieron un serio enfrentamiento con


pobladores del Valle del Chota, en el Control de Mascarilla, provincia de Imbabura.
Como consecuencia de estos incidentes, un Policía del GOE hizo uso de su arma de
dotación y fue acusado de causar la muerte a una persona participante en esta
alteración del orden. Dos policías resultaron heridos con traumas y cortes luego de ser
golpeados con palos y adoquines, un patrullero fue incinerado y el destacamento
policial atacado.

DESARROLLO

Ese día, Velasteguí, junto con otros dos cabos de la Policía estaba servicio por
disposición del capitán Darwin Montalvo, jefe del GOE. A las seis de la mañana se
habían trasladado desde el sector de El Milagro para dar seguridad a Oscar Cuenca,
juez del cantón San Lorenzo, provincia de Esmeraldas, hasta el límite provincial Cajas,
lugar donde a las 07h20 se entregó la seguridad al relevo de la ciudad de Quito, lo cual
fue reportado al ECU 911.

Una vez cumplida esta diligencia, mientras retornaban a la ciudad de Ibarra, a las
07h30, Velasteguí y sus compañeros escucharon por la radio de la patrulla policial
sobre de un procedimiento en el sector de Salinas, en el cual les solicitaban, a través
del sistema integrado ECU 911, que avanzaran hasta Salinas, tomara contacto con la
capitán Soraya Andrade y colaboraran en el lugar. La información que tenían era que
había ocurrido un accidente de tránsito y la gente del sector obstaculizaba la acción
policial, la cual pretendía retirar y trasladar los vehículos siniestrados, a la vez que
despejar la vía. 

Velasteguí y sus compañeros llegaron al lugar de los hechos a las 9 de la mañana.


Cuando se ponían a órdenes de la capitán Andrade, observaron que un ciudadano afro,
vestido con una chompa roja, se subió a la grúa sobre la cual se encontraba uno de los
vehículos siniestrados (una camioneta verde sin placas de identificación) y de forma
abrupta emprendió la huida. Es decir, se robó la grúa. Esto se dio cuando los policías
solicitaban al mencionado individuo que se baje. Los policías tuvieron que arrojarse
hacia los lados de la vía para evitar ser atropellados por la grúa, la cual había sido
solicitada por la policía. La grúa de Winchas Arciniegas. 

Los policías tuvieron que arrojarse hacia los lados de la vía para evitar ser atropellados
por la grúa, la cual había sido solicitada por la policía. La grúa de Winchas Arciniegas.

En el lugar se encontraban varias personas afro descendientes, tanto a pie, como en


motos, camionetas, y automóviles. La capitán Andrade ordenó al personal del GOE que
detuviera a la grúa. De inmediato subieron al patrullero e iniciaron la persecución, a la
vez que con el megáfono ordenaban al conductor que se detuviese. Pero eso no
ocurrió. Los videos muestran cómo las camionetas, motos y vehículos ocupados por
varias personas, obstaculizaban el paso del patrullero y en el trayecto estas personas
emitían insultos, realizaban disparos y lanzaban piedras, mientras la grúa huía a casi
150 kilómetros por hora de velocidad.

El personal del GOE que participaba en la persecución se comunicó con los miembros
policiales del Control Integrado de Mascarilla, pidiendo que coloquen las vallas para
evitar la fuga de la grúa. El personal de Mascarilla así lo hizo; sin embargo, de
inmediato, dice el informe, "personas afro descendientes que estaban con anterioridad
en ese punto empezaron a retirar y lanzar algunas vallas contra el personal policial".

La grúa perseguida por la Policía y a la vez protegida por varios vehículos sin placas,
llegó a Mascarilla a las 09h15 aproximadamente, chocó contra las vallas y se detuvo.
Los cabos Velasteguí y Chulde, que venían en el patrullero persiguiendo a la grúa se
bajaron de inmediato de la unidad para hablar con el conductor que se sustrajo la grúa
y con las personas del lugar. Pero estas se encontraban en una actitud violenta,
armados con palos, tubos, varillas, piedras, armas de fuego posiblemente, y otros
objetos corto punzantes. Estos sujetos agredieron física y verbalmente al personal
policial "con la consigna de matarles si no accedían a liberar el vehículo que se
encontraba en la grúa".
Cuando el cabo David Velasteguí Carrera se acercó al conductor de la grúa, y le exigió
que se bajara del vehículo y entregara las llaves, éste bajó y junto a tres personas más
atacaron al policía con palos, tubos, varillas, armas corto punzantes, golpes de puño,
patadas. También lo insultaron y amenazaron: “aquí mueres chapa hijo de puta, aquí
les matamos porque les matamos, aquí mandamos nosotros, este es nuestro territorio,
caras de la verga”.

Dado el masivo ataque, de nada sirvió hablar. Al contrario, aumentó el número de


personas con la actitud de agredir al policía y atacar a todos los miembros policiales
bajo la consigna de matarlos si no aceptan sus condiciones, que era liberar la
camioneta que se encontraba en la grúa y que fue parte del accidente de tránsito
suscitado momentos antes en el sector de Salinas. Los videos muestran que las
personas que atacaron a los policías estaban armadas.

Dice el informe policial que  "los atacantes, de forma inhumana, brutal y despiadada
atentaron en contra de la humanidad del cabo primero Velasteguí, al punto de destrozar
con tubos, varillazos e impactos con otros objetos contundentes el casco de dotación;
también desgarraron su cuello de protección; adicionalmente rasgaron y laceraron el
chaleco antibalas y las prendas de vestir con múltiples impactos de armas
cortopunzantes; también destruyeron sus gafas producto de los impactos directos de
golpes en el rostro, y por si no fuera poco intentaron arrebatarle constantemente su
arma de dotación, seguramente para asesinarlo con la misma".

"Por estos hechos él no pudo evitar ante la superioridad numérica y agresividad de sus
atacantes, quienes jamás acataron la voz preventiva y la petición del policía de que
cesaran sus ataques, al contrario, cada vez fueron más agresivos. Milagrosamente no
lograron segar la vida del cabo Velasteguí, pero sí le produjeron considerables lesiones:
una luxación en su hombro, múltiples hematomas y una herida en su rostro ocasionada
por el filo de un objeto contundente".

Ante estos hechos, los policías continuaron en su intento de hablar con los agresivos
atacantes.  Pero seguían siendo atacados y optaron por ponerse a buen recaudo. Con
enorme esfuerzo, el cabo Velasteguí logró escapar del ataque. Empezó a alejarse con
dificultad y cuando miró hacia el norte de su posición vio que se acercaba una
numerosa muchedumbre, casi todos armados. Corrió porque varios sujetos lo
persiguieron, entre ellos Andrés Padilla. En ese instante escuchó el angustiado grito de
su compañero del GOE, Daniel Chulde, quien pedía auxilio porque lo estaban atacando.
Velasteguí regresó a ver donde provenían los gritos y con su arma de dotación hizo un
disparo. Según el policía, este no estaba direccionado hacia persona alguna. Pero
Padilla cayó al piso. Según la defensa del cabo del GOE; Padilla no se encontraba de
espaldas al policía, lo perseguía con una varilla en la mano instantes antes y giró con
dirección al cabo Chulde casi al mismo tiempo de la detonación.

Velasteguí no pudo acercarse a la persona que cayó para saber qué le había sucedido,
ya que la gente, encolerizada, se aproximaba a él. Corrió hacia sus compañeros que
estaban dando seguridad y fue rescatado por un miembro del Grupo de Operaciones
Motorizadas, GOM.

Andrés Martín Padilla Delgado falleció horas después en el hospital San Vicente de
Paúl de Ibarra. Según la defensa del policía que disparó, "hasta el momento se
desconoce el origen de dicho proyectil, en razón de que no solamente los miembros
policiales portaban armas, sino también las personas que alteraron el orden público.
Por esa razón se escucharon varias detonaciones que no correspondían a las hechas
por agentes policiales, desde el sector de Salinas hasta Mascarilla: Estas detonaciones
provenían de los vehículos que interrumpían y dificultaban el paso de los automotores
policiales".

ANÁLISIS

 ¿Se evidenció el uso progresivo de la fuerza?

Basándose en los hechos, esto es, desde el impedimento de las personas a que la
Policía Nacional realice su trabajo, el disparo realizado por David V., e inclusive los
actos vandálicos luego de dicho disparo. Con fundamento en el artículo 158, 163 de la
Constitución del Ecuador, el artículo 2, 8, 10, 11 numeral 5, artículo 12 numeral 6 del
Reglamento de uso proporcional legal de la fuerza; se puede contestar afirmativamente
al primer cuestionamiento, ya que este grupo de personas impedía que los funcionarios
policiales cumplan con su obligación para con la sociedad. La resistencia ejercida era
de tipo violenta, en la cual se ponía en peligro no solo bienes sino la integridad de las
personas que se encontraban en ese lugar. En consecuencia, la amenaza era grave y,
por ende, era totalmente legal y necesaria la intervención de los funcionarios policiales.
Respecto a la proporcionalidad, centrándose únicamente en el disparo efectuado por
David V. (miembro de la Policía Nacional) que recayó en Andrés Padilla (presunto
infractor de la ley). La resistencia ejercida por este último era de tipo violenta, por lo que
podría decirse que la fuerza empleada para repeler esta resistencia si fue proporcional.
En este caso, no sólo se encontraban impidiendo que los policiales que se encontraban
en el lugar realicen su trabajo, sino que, se estaban dando a la fuga luego de cometer
varias infracciones, también se encontraban en peligro la vida las personas y de los
funcionarios policiales que se encontraban en el lugar.

 ¿Fue necesario el uso del arma de fuego?

Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se identificarán como tales y darán
una clara advertencia de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo suficiente
para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente
en peligro a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creará un riesgo de
muerte o daños graves a otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil
dadas las circunstancias del caso.

El policía al momento de intervenir y si considera que debe hacer uso de su arma de


fuego, ineludiblemente debe gritar “ALTO POLICIA” y ADVERTIRÁ de que va hacer uso
de este instrumento en caso de que no desista de su actitud. El momento que
grita “ALTO POLICÍA”, le está informando a la persona (al agresor, al que está
huyendo, al que va a ser detenido, etc.) que quien está actuando es un funcionario
policial en representación del estado ecuatoriano y, por lo mismo, tiene dos opciones,
colaborar con el policía o continuar con su actitud de rechazo a las advertencias
incoadas. En este último caso, está aceptando el riesgo, y la posibilidad de que el
policía use su arma de dotación.
 ¿El personal militar y policial, está debidamente entrenado para este tipo de
situaciones?

No tiene la suficiente preparación para afrontar estos casos. Para contar con una
Policía Nacional y Fuerzas Armadas que desempeñe correctamente su función en la
sociedad, es evidente la necesidad de que exista una constante capacitación de
quienes integran esta institución. Esta capacitación deberá abordar temáticas que
abarquen de manera holística el uso de la fuerza. Mediante las capacitaciones
constantes, es posible el conocimiento puntual en legislación nacional, supranacional,
teoría y práctica del uso de la fuerza. También es posible que los funcionarios policiales
y militares, en el ejercicio de sus funciones, respeten y garanticen los derechos de las
personas y con ello, evitar posibles actuaciones arbitrarias que vulneren los derechos
de los ciudadanos; sin embargo, como vimos en este acápite estas formaciones han
sido aisladas, no constantes, lo cual vulnera los derechos de los propios funcionarios y
de la seguridad ciudadana en general.

CONCLUSIONES

1. En lo que concierne al caso “Mascarilla”, se concluye que el principal aporte es


que, mediante este estudio fue posible una aproximación de la magnitud de las
consecuencias que puede acarrear una equivocación en la práctica del uso de la
fuerza (ya sea por acción u omisión). Y aunque directamente la responsabilidad
por un error en materia de uso de la fuerza, recae en contra del funcionario
policial; no se puede dejar de lado que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ya ha condenado a algunos Estados por su inobservancia en su deber
como Estado de crear el marco legal y brindad la capacitación necesaria para
que los funcionarios policiales puedan ejercer su facultad de uso de la fuerza de
acuerdo a los estándares dados por el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos.
2. Finalmente, es importante recalcar que este estudio deja en evidencia que los
parámetros, tanto jurisprudenciales, doctrinarios como normativos referentes al
uso de la fuerza, constituyen una herramienta necesaria, pero a la vez no
suficiente para el correcto desempeño de los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley Policía Nacional y Fuerzas Armadas. Con una constante
capacitación, sería posible formar policías y militares con los conocimientos
suficientes que les permita discernir cuándo aplicar la fuerza, cómo aplicar la
fuerza y, sobre todo, cuándo detenerse para no incurrir en una extralimitación en
la ejecución de un acto de servicio.

BIBLIOGRAFÍAS

 Defensa, patrocinio legal para uniformados. - La verdad del 23 de. (s/f).


 El crimen de Mascarilla bajo una nueva luz. (2019, febrero 4). Plan V.
https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/el-crimen-mascarilla-bajo-una-
nueva-luz
 (S/f). Eluniverso.com. Recuperado el 31 de enero de 2022, de
https://www.eluniverso.com/2018/08/23/video/6919430/muerto-incidentesvalle-
chota
 (S/f). Com.ec. Recuperado el 31 de enero de 2022, de
https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/el-crimen-mascarilla-bajo-una

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