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GA 195: “Año Viejo del mundo y pensamientos del Año Nuevo”-

Ciclo de 5 conferencias dadas por Rudolf Steiner en Stuttgart entre el 21 de


diciembre 1919 y el 1º de enero 1920.

*
Traducción sin pulir realizada por Norma Priemer en Rosario en febrero del 2021 para ser leída en el programa semanal de
lecturas de los miércoles a las 17 h de la Fundación “Dar Calor” entre el 17 de febrero y el 17 de marzo, y para todos los amigos
de la antroposofía.

Segunda Conferencia
25 de diciembre 1919

Donde en los últimos años he tenido que hablar en una de las fiestas anuales, en la
celebración de Navidad o en la de Pascua o en la de Pentecostés, tu ve que llamar la atención
que especialmente en estas ocasiones no tenemos actualmente el derecho de celebrarlas de la
manera habitual, de olvidar todo el dolor de la época y en esos días recordarnos sólo de lo más
grande que ha intervenido en la evolución de la Tierra. Especialmente sobre el fundamento de
nuestra cosmovisión en la que nos encontramos, tenemos la obligación de dejar afluir hasta
en el árbol de Navidad todo aquello que en el mundo cultural actual acomete a la humanidad
en fenómenos de decadencia. Hoy verdaderamente tenemos la obligación de acoger en
nuestras almas – también la Natividad del Cristo Jesús - de tal manera en nuestros corazones,
en nuestras almas, que no desatendamos la terrible decadencia de la que ha sido capturada la
así denominada humanidad cultural.

Pues justamente en este día nos corresponde formular la pregunta: ¿Es que en realidad
también la idea de la Navidad no ha tenido ya el destino de ser tomada por las fuerzas
generalizadas de la decadencia? ¿Sentimos todavía, cuando hoy se habla de la Navidad, lo que
el ser humano ha de sentir cuando eleva sus pensamientos y sentimientos hacia esta
celebración crística? ¿Percibe la humanidad en general el verdadero sentido de la
intervención de todo el Misterio del Gólgota en la evolución de la humanidad? Encendemos
hoy nuestros árboles de Navidad, pronunciamos las desde antaño habituales frases y palabras
sobre lo que está relacionado con la fiesta de Navidad, sólo que evitamos con demasiada
frecuencia abrir completamente los ojos, de despertar del todo a la consciencia frente a la
necesidad de decirse: Hay un descenso, hay una decadencia; ¿adónde estás tú, Fuerza de
Cristo, a que nos ayudes verdaderamente, para que podamos provocar un nuevo ascenso?
Pues de todas las contemplaciones que han sido realizadas durante estas décadas en nuestros
círculos sobre la cosmovisión espiritual se tendría que haber hecho claro que únicamente con
la ayuda de la fuerza del Cristo podrá ser posible de compenetrar la cultura decadente
nuevamente con aquel impulso que puede llevarla a un nuevo ascenso.

En estos días hay que pensar frecuentemente en las personas que por la mitad del siglo 19 o
en el último tercio del mismo han hablado de otra manera a partir de una cierta convicción
materialista a como habla mucha gente en el presente. Quisiera recordarles hoy a una
personalidad de convicción muy materialista, al suabo David Friedrich Strauss1.

1
David Friedrich Strauss:1808-1874, La fe antigua y la nueva”, Un credo, 1872.
1
GA 195-2ª conf.-25/12/1919
Ustedes sabrán, “La fe antigua y la nueva “ de David Friedrich Strauss es en cierto modo una
Biblia del materialismo. Entre las cuestiones, que David Friedrich Strauss formula en este libro,
también está ésta: ¿Podemos ser todavía cristianos? – David Friedrich Strauss da una
respuesta. Esta respuesta tiene la particularidad que ha nacido totalmente a partir de una
convicción primordialmente materialista pero que al mismo tiempo tiene la particularidad de
ser honesta. David Friedrich Strauss se crea la idea de un sistema del mundo que sólo está
construido a partir de leyes físicas materialistas, y él coloca al ser humano dentro de un orden
cósmico de manera tal, que la naturaleza, la esencia del ser humano tampoco contiene
ninguna otra cosa que no sean leyes físicas. Y a partir de este su convencimiento responde a la
pregunta: ¿Podemos ser todavía cristianos? con un honesto “No”. Pues aquellas personas que
también sostienen este tipo de cosmovisión materialista así como David Friedrich Strauss
sostiene a partir de la consciencia de la época, no pueden ser cristianos. De este modo a partir
de este No de David Friedrich Strauss nos habla una convicción fatal, pero por cierto honesta, y
hoy a veces se tiene la sensación: ¡Si hoy en día pudiesen los así llamados representantes de
una u otra confesión religiosa ser tan honestos como David Friedrich Strauss! ¡Si pudiesen
reconocer que ciertamente utilizan el nombre de Cristo, pero que en el fondo actúan en
contra del cristianismo!

Hoy en día no hay que entregarse a la comodidad de cerrar los ojos frente a los fenómenos
más esenciales, importantes del presente. Puede que a alguno esto no le parezca navideño, a
mí me parece sumamente navideño cuando aludo a una cierta experiencia que se me hizo por
un tipo de investigación espiritual sobre algo inmediato, real en el presente.

Ustedes saben, aquellas personas, especialmente en Europa Central, que son culpables en
gran parte - en tanto que se puedan denominar como culpables en estas cosas a seres
humanos - de las terribles condiciones en las que hemos entrado, estas personas ¿qué hacen
después de la catástrofe que sobrevino a Europa? ¡Escriben libros! Y así pues es que tenemos
libros escritos por las más diversas personalidades. Tenemos un libro de Tirpiz2, tenemos un
libro de Ludendorff3, podría nombrar a varios más, me limito a estos dos. Vean ustedes, se
puede hacer el siguiente experimento con el auxilio de la Ciencia Espiritual; uno puede
formularse la pregunta – pero absolutamente en el sentido del punto de vista antroposófico –
¿Qué conformación de pensamientos se expresa en los libros de Tirpiz, Ludendorff y afines?
He intentado de examinar concienzudamente esta pregunta desde todos lados, me he
preguntado: ¿De qué tipo son los pensamientos de estos hombres de los que tanto depende
el destino de Europa? Si no se procede abstractamente, sino que en estas cosas se penetre en
lo concreto, entonces hay que hacer comparaciones, y así se me dio una comparación en tanto
que me pregunté: ¿Más o menos cuándo en la evolución normal en Europa se había formado
este tipo de modo de pensar como lo han tenido ahora Tirpiz y Ludendorff? Y después de un
concienzudo examen de los hechos, se llega al resultado que por la época del César romano se
había pensado así. En el fondo no hay ninguna diferencia entre el modo de pensar y vivir
anímicamente de Julio César – digamos en su Guerra Gálica - con el modo de cómo Tirpìz y
Ludendorff forman sus ideas. Es decir, que estas personalidades se encuentran dentro de un
mundo de ideas que no fue afectado por el cristianismo, pues Julio César ha vivido antes de la
irrupción del Misterio del Gólgota. Y todo lo que estas personas dicen en ocasiones, cuando
llevan a los labios el nombre de Cristo Jesús, no es más que pura mentira, pues su vida anímica
se ha desarrollado de tal manera que no tiene nada que ver con el cristianismo concreto.

2
libro de Tirpiz Alfred von Tirpiz (1849-1930) Almirante en jefe de la marina alemana durante la Primera Guerra Mundial.
“Memorias”, 1920
3
libro de Ludendorff: Erich Ludendorff (1865-1937) en la Primera Guerra Mundial general en jefe de Hindenburg, 1916 general en
jefe de logística , despedido en 1918 por su voluntad de continuar la guerra. Participó en el golpe de estado de Hitler el 8 de
noviembre 1923. “Mis memorias de la guerra 1914-1918”, 1919
2
GA 195-2ª conf.-25/12/1919
Sabemos de muchísimas contemplaciones: Si algo se desarrolla a su tiempo, entonces en el
fondo es bueno para la humanidad. Diferente es cuando queda detenido y sale más tarde;
cuando éste es el caso, es decir cuando lo cesáreo juega un rol todavía en el siglo 20, entonces
eso cesáreo se ha transformado en luciférico. Pues aquello que tendría que hacer actuado en
realidad en otra época, se convierte- si queda estancado- en luciférico; esto es lo que es lo
esencial de lo luciférico.

Y por otra parte preguntamos: ¿Cómo es que puede llegar a suceder, que aquellas
personalidades que el destino ha elevado a tomar posiciones dirigentes, cómo es pues posible
que estas personalidades se hayan quedado rezagadas de tal manera con su vida? Para eso, si
queremos contestar a esa pregunta, tenemos que dirigir la mirada a aquellos que
aparentemente permean la vida espiritual con el impulso de Cristo, pero que en realidad
actúan en sentido anticrístico. Ahí tenemos que posar la mirada en muchos representantes
oficiales de las confesiones religiosas, que aparentemente hablan desde los Evangelios, pero
que combaten todo lo que en nuestra época quiere narrar acerca del Cristo viviente. Las
personas más anticrísticas se encuentran a menudo hoy entre los sacerdotes, entre los
predicadores de las así llamadas confesiones cristianas. Quien entre todos los escritos examina
algo así como el libro considerado por muchos como el determinante de Adolf Harnack4
encontrará respuesta a esa pregunta. Si en ese libro se borrara el nombre de Cristo y se lo
reemplazara por el nombre de un dios universal desconocido, que permea y reina a toda la
naturaleza del mismo modo como a la vida humana , si se tacha el nombre de Cristo y en su
lugar se coloca el nombre de Jahvé del Antiguo Testamento, entonces el libro sería más veraz
de lo que es, pues recién entonces tendría sentido. Se está ante el hecho, que Adolfo Harnack
no sabe nada acerca de la verdadera naturaleza del Cristo, que él venera a un dios universal
indeterminado y entonces a ese dios universal indeterminado le adhiere el nombre de Cristo.
¿Y quién es este Adolf Harnack? ¡Este Adolf Harnack había sido el teólogo que llevaba la
batuta en todos aquellos círculos que dieron el fundamento para la corriente espiritual de la
que emergieron Tirpiz, Ludendorff y otros! Debido a que de los representantes de las
confesiones no llegaba más una revelación genuina del Cristo, es que en los acontecimientos
del presente a través de los hombres que están vinculados con estos acontecimientos no hay
un sentimiento para la verdadera revelación del Cristo. No hay ningún sentido para miles y
millones de personas del presente cuando hablan de la fiesta de Navidad; pues no conocen la
esencia del Cristo-Jesús en el sentido que es necesario para nuestra época. A estas cosas
tenemos que dirigir la mirada si queremos esclarecernos en un sentido más profundo, cuáles
son las causas para la decadencia de nuestros acontecimientos actuales, de la vida humana
en estos acontecimientos de la época.

Desde este lugar les he hablado frecuentemente5 de aquel importante acontecimiento que
ha tenido lugar en el último tercio del siglo 19, de aquel acontecimiento por medio del cual se
estableció una relación especial entre aquel poder arcangélico que denominamos como el
Poder Arcangélico Micael y los destinos de la humanidad. Les he llamado la atención que
desde Noviembre del 1879 Micael tiene que ser, por decirlo así, el regente para todos
aquellos que quieren suministrar a la humanidad las fuerzas correctas para su progreso
saludable.

En nuestro tiempo se señala, cuando se alude algo así, a dos cosas: primeramente a un
hecho objetivo, en segundo lugar pero también a aquello, de cómo este hecho objetivo se

4
Adolf Harnack: 1851-1930, historiador eclesiástico alemán protestante. “La esencia del cristianismo”, 16 clases magistrales
1899-1900 en la Universidad de Berlín. 4ª edición Leipzig 1901
5
Desde este lugar les he hablado frecuentemente: por ej. en la conferencia del 8 de septiembre 1919 en GA 192: “Tratamiento
científico-espiritual de cuestiones sociales y pedagógicas”
3
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comporta con respecto a todo lo que las personas quieren acoger en su voluntad, en su
consciencia. El hecho objetivo es simplemente éste, que en noviembre del 1879 allende la
esfera del mundo sensorial, en lo suprasensible, ha tenido lugar , si se lo puede expresar así:
Micael se ha conquistado la fuerza , si los seres humanos le van al encuentro con todo lo que
vive en sus almas, de compenetrarlas con su fuerza de tal manera, que a la antigua fuerza de
entendimiento materialista ,que hasta entonces se había hecho grande en la humanidad,
pueden transformarla en fuerza de entendimiento espiritual. Este es el hecho objetivo, él se
ha consumado. Podemos decir: Micael entró con el ser humano en otra relación a la que había
tenido antes, desde noviembre 1879. Pero es imprescindible, que uno sirva a Micael. Lo que
quiero decir con eso, se aclarará totalmente si les explico lo siguiente.

Ustedes saben que antes de consumarse el Misterio del Gólgota en la Tierra, los judíos del
Antiguo Testamento miraban hacia su Jehová o Jahvé. Aquellos entre los sacerdotes judíos que
miraban con plena consciencia hacia Jahvé, eran conscientes que con su entendimiento
humano no podían acercarse directamente a Jahvé. Hasta el nombre era considerado como
impronunciable, y cuando el nombre debía ser pronunciado se hacía solamente un signo que
era similar a ciertas relaciones gestuales que buscamos a través de nuestra euritmia. Pero
estos sacerdotes también tenían en claro que el ser humano podía acercarse a Jahvé a través
de Micael. Estos sacerdotes llamaban a Micael el rostro de Jahvé o de Jehová. Así como
nosotros conocemos a una persona cuando miramos su rostro, así como de la benevolencia de
su rostro podemos deducir la benevolencia de su alma, de la manera cómo nos mira deducir
su carácter, así los sacerdotes del Antiguo Testamento querían deducir de lo que en el alma se
deslizaba de clarividencias atávicas en ensueños del rostro de Jahvé, de Micael deducir a Jahvé
al que a la humanidad no le era posible de alcanzar. Estos sacerdotes reconocían
correctamente a Micael y a Jehová o Jahvé; reconocían correctamente a Micael porque eran
conscientes, que si el ser humano de antaño se dirigía a Micael, encontraría a través de Micael
aquella fuerza, la fuerza de Jahve o la fuerza de Jehová, la que correspondía buscar
decorosamente a los seres humanos de aquella época.

Otros regentes anímicos de la humanidad ocuparon desde entonces el lugar de Micael; pero
desde noviembre del 1879 volvió a aparecer Micael y él puede ser estimulado, ser despertado
en la vida anímica humana si se buscan los caminos hacia él. Y estos caminos son hoy en día
los caminos del conocimiento científico-espiritual. Se podría decir “caminos de Micael” o
“caminos micaélicos” así como se puede decir “caminos del conocimiento científico-
espiritual” o “caminos del conocimiento antroposófico”. Pero precisamente desde aquel
tiempo en que Micael entró de este modo en una relación con las almas humanas para ser
nuevamente el inspirador directo durante tres siglos, también ha comenzado con la máxima
intensidad la contrafuerza demoníaca después de haberse preparado para ello. Así pasó por
el mundo un llamado, que durante los años de nuestra guerra pero en realidad años de
espanto se convirtió en una enorme incomprensión mundial , que ahora atraviesa los
corazones y almas de las personas.

¿Pues qué se hubiera hecho del pueblo judío del Antiguo Testamento si en vez de acercarse a
Jahvé a través de Micael, hubiese querido aproximarse directamente a Jahvé? Se hubiera
convertido en un pueblo intolerante, de egoísmo tribal (Volksegoismus: egoísmo del pueblo, egoísmo
nacional, racial, tribal), un pueblo que sólo hubiera podido pensar en sí mismo. Pues Jahvé es el dios
que está relacionado con todo lo natural y que en el devenir histórico humano exterior acuña
su esencia en el vínculo de las generaciones de los seres humanos, como se expresa en la
idiosincracia del pueblo. Únicamente debido a que en aquel entonces el antiguo pueblo
hebreo quería acercarse a Jehová a través de Micael, se ha guardado de hacerse tan
egoísticamente tribal que entonces ni siquiera el Cristo Jesús hubiese podido nacer de este
pueblo. Pues debido a que se permeó con la fuerza de Micael, así como era esta fuerza en
4
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aquel entonces, por eso el pueblo judío no se impregnó con las fuerzas que hubiesen dado
como resultado un egoísmo de pueblo tan intenso como si uno se hubiese dirigido
directamente a Jehová o Jahvé.

Hoy Micael es pues nuevamente el regente del mundo, pero la humanidad está obligada de
comportarse con él en una manera nueva. Pues ahora Micael no ha de ser el rostro de Jahvé,
sino el rostro de Cristo Jesús. Ahora nosotros a través de Micael nos hemos de aproximar al
Impulso del Cristo. Pero de muchas formas la humanidad no se ha decidido todavía por ello; la
humanidad ha conservado atavísticamente las antiguas cualidades de sentimiento por medio
de las cuales como antaño uno se ha acercado a Micael cuando era todavía el intermediario
para Jahvé. Y así la humanidad de hoy tiene todavía una relación errada para con Micael, y
esta falsa relación para con Micael se manifiesta en un fenómeno característico.

Durante los años de guerra hemos percibido siempre nuevamente la mentira mundial:
Libertad a cada nación en particular, incluso a las más pequeñas. Esta convicción, este credo
político, que es uno embustero porque hoy en esta época micaélica no son los grupos
humanos los decisivos sino que lo decisivo son las individualidades humanas, este embuste,
esta mentira no es otra cosa que el esfuerzo, la aspiración de no permear a cada pueblo en sí
con la nueva fuerza de Micael, sino de compenetrarlo con la anterior de la época precristiana,
con la fuerza de Micael del Antiguo Testamento. Por paradójico que suene, entre los pueblos
de la así llamada humanidad civilizada existe la tendencia hoy en día de que lo que estaba
justificado en el pueblo judío del Antiguo Testamento, de transformarlo luciféricamente y
convertirlo en el impulso más íntimo del obrar de cada pueblo en particular. Con modo de
pensar del Antiguo Testamento se quisieran erigir reinos de Polonia, América, Francia y así
sucesivamente. Se aspira a seguir a Micael del modo en que estaba justificado antes del
Misterio del Gólgota, donde se debía encontrar a través de él a Jahvé, un dios popular/tribal
(Volksgott) . Hoy hemos de encontrar a través de él al Cristo-Jesús, al conductor divino de toda la
humanidad. Pero entonces tenemos que buscar sentimientos y representaciones que no
tienen nada que ver con cualquiera de las diferenciaciones humanas en la Tierra; pero no los
podemos buscar en la superficie, los tenemos que buscar donde late lo humano espiritual y
anímico, es decir, que tenemos que buscarlo por caminos científico- espirituales. Y así están las
cosas, que uno tiene que decidirse a buscar por caminos científico- espirituales, es decir por
caminos micaélicos al Cristo verdadero, que únicamente puede buscarse y encontrarse sobre
el fundamento de la aspiración a la verdad espiritual. De otro modo es preferible apagar todas
las luces de Navidad, exterminar a todos los árboles de Navidad y al menos confesarse
sinceramente, que no se quiere ninguna recordatoria de lo que el Cristo ha introducido en la
evolución de la humanidad.

Y así a través de las ” Memorias” de los hombres de la actualidad nos resuena el modo de
pensar precristiano, la convicción precristiana, es decir en nuestra época la convicción
anticristiana, y si personas que se consideran como representativas, como se manifiesta
actualmente Wilson6, entonces a través de esos catorce puntos como él los dio, resuena la
convicción pura del Antiguo Testamento que se hace convicción luciférica en nuestro tiempo.
¿De dónde proviene esto? ¿Qué es lo hay realmente ahí?

Si en la evolución de las épocas de la humanidad nos retrotraemos hasta antes del Misterio
del Gólgota, entonces en antiguas épocas de cultura oriental llegamos a encontrar una

6
Los catorce puntos de Wilson: El mensaje del presidente Wilson en el Congreso del 8 de septiembre 1918, que debían reglar la
convivencia pacífica de los pueblos después de la Guerra, tuvieron un gran impacto en la opinión pública mundial. El último punto
se refería a la creación de una asociación general de naciones

5
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personalidad humana en la Tierra dentro de aquella cultura de la que ha devenido la cultura
china del presente, una personalidad humana que fue la encarnación humana exterior de
Lucifer, que antaño realmente había andado por la Tierra como encarnación humana, y que
fue el portador de la luz humana que encontramos en el fundamento de la antigua sabiduría
precristiana, con excepción del judaísmo. Todavía en el helenismo, a través de lo que obraba
como arte, como cosmovisión, como política en la cultura griega , fluye lo que provenía de la
encarnación de Lucifer milenios antes del Misterio del Gólgota.

Tenemos que tener en claro que todo lo hoy denominamos como entendimiento, intelecto
humano, sigue siendo – en tanto que no lo hayamos espiritualizado – un regalo de aquel
Lucifer. No tenemos que desarrollar la convicción sectaria aburguesada, filistrosa: Luciférico,
eso es algo horroroso, eso hay que quitárselo de encima. Si uno quiere quitárselo de encima,
entonces tanto más se recae en él; pues resulta precisamente que desde hace milenios en la
evolución de la humanidad se hizo necesario tomar posesión de la herencia del Lucifer
encarnado. Después vino el Misterio del Gólgota. Pero después vendrá el tiempo, en que, así
como en Oriente una vez se hubo encarnado Lucifer para preparar precisamente el
cristianismo entre los paganos, del mismo modo en Occidente aparecerá la encarnación
terrenal del Ahriman real. Estamos yendo al encuentro de ese tiempo. Objetivamente
deambulará Ahriman en la Tierra. Así auténticamente como ha deambulado Lucifer y ha
deambulado Cristo objetivamente en un ser humano, deambulará en la Tierra Ahriman con
inmenso poderío hacia la fuerza intelectiva terrenal. Nosotros seres humanos no tenemos la
tarea de impedir la encarnación de Ahriman, pero nosotros tenemos la tarea de preparar a la
humanidad de tal modo, que Ahriman sea evaluado de la manera correcta. Pues Ahriman
tendrá cometidos, él tendrá que hacer lo uno o lo otro, pero los seres humanos tendrán que
evaluar y aplicar del modo correcto lo que a través de Ahriman llega al mundo. Eso
únicamente lo podrán hacer si ya hoy son capaces de adoptar la posición adecuada con
respecto a lo que Ahriman ahora desde mundos del más allá está enviando ya a la Tierra sin
que sea notado. Eso no tiene que suceder. Ahriman no debe gobernar en la Tierra de modo tal
que no sea notado; hay que reconocerlo plenamente en su peculiaridad, hay que poder
enfrentarse a él con plena consciencia.

Entonces en estos días en que estoy exponiendo ante ustedes aquí en Stuttgart les mostraré
unas cuantas cosas de lo que hay que tener en cuenta en la evolución de la humanidad hasta
la encarnación de Ahriman, para que ésta, cuando llegue, sea correctamente reconocida. Hoy
sólo quiero llamarles la atención sobre una cosa: Tan terrible como la peor cosmovisión
materialista resulta ser en este sentido más de una interpretación de los Evangelios en el
presente. Cuando por los representantes de las así llamadas sociedades religiosas se toman
los Evangelios simplemente así como son hoy, y si cada nueva revelación es rechazada,
entonces un entregarse a los Evangelios de esa manera, una semejante manera de cultivar el
cristianismo, es la mejor manera de prepararse en sentido ahrimánico para la aparición
terrenal de Ahriman. La actividad más intensa de Ahriman con un gran número de
representantes de las confesiones de la actualidad se lleva a cabo en tanto que dejan de lado
la verdad: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos de la Tierra7”, en
tanto que declaran como herético todo lo que proviene de la contemplación inmediata del
Cristo presente, y en tanto que de manera cómoda se atienen literalmente a los Evangelios,
pero sólo a su modo literalmente. La humanidad debería ser protegida por medio de una
sabiduría de atenerse a los Evangelios de esta forma, en tanto que los cuatro Evangelios se
contradicen sólo exteriormente para la capacidad intelectiva física. Y quien hoy no avance
hasta una interpretación espiritual de los Evangelios, éste difunde una interpretación
embustera de los Evangelios pues está engañando a la gente con respecto a las

7
“Yo estoy con ustedestodos los días…” Mateo, 28, 20.
6
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contradicciones exteriores que se encuentran en los cuatro Evangelios. Y engañar a la gente
sobre las cuestiones más importantes, eso es precisamente lo que mejor promueve las vías de
Ahriman.

Los seres humanos del presente imprescindiblemente necesitan ubicar a Cristo en medio
entre Ahriman y Lucifer. La fuerza de Cristo nos tiene que compenetrar. Pero nosotros como
seres humanos siempre tenemos que buscar el equilibrio entre lo que en cierto modo quiere
hacernos salir por encima de nosotros mismos de manera místico-soñadora exaltada, y de lo
que nos quiere tirar hacia abajo a la Tierra de manera intelectual-materialista, pesadamente
filistrosa. A cada instante tenemos que buscar el equilibrio entre por lo que luciféricamente
somos elevados y por lo que ahrimánicamente queremos aspirar hacia abajo, pero en la
búsqueda de este equilibrio se encuentra el Cristo. Y si nos esforzamos en buscar este
equilibrio, recién entonces podemos encontrar al Cristo.

Por una coincidencia especial ha sucedido algo muy peculiar en la evolución moderna de la
humanidad en aquella época en que entró el materialismo. Sólo quiero señalar a dos
documentos, al “Paraíso Perdido” de Milton 8 y al “Mesías” de Klopstock9. Ahí se describen los
mundos espirituales de tal modo como si se hubiese perdido un paraíso y el ser humano
hubiese sido echado de él. Tanto el “Paraíso Perdido” de Milton como el “Mesías” de
Klopstock trabajan con una dualidad en el mundo, con el antagonismo del bien y del mal, de lo
divino y lo demoníaco. Vean ustedes, pero ése es el gran error de la época más reciente, que
uno se representa la cultura universal de acuerdo a una dualidad, cuando en realidad tiene
que ser representada en el sentido de una tríada, de una trinidad. Lo uno son las fuerzas
luciféricas que tienden hacia arriba, que en lo místico, lo exaltado, lo fantasioso, en la
degeneración empero también en lo fantástico se acercan al ser humano, que viven en la
sangre humana; lo otro son las fuerzas ahrimánicas que viven en todo lo seco, pesado, en el
sistema óseo hablando fisiológicamente; lo crístico está en el centro entremedio de ambos,
eso es lo tercero. Luciférico es lo primero, ahrimánico lo segundo, y en el centro entre ambos
está lo crístico.

¿Qué ha sucedido en la época moderna? Ha sucedido algo a lo que la humanidad debería


mirar con fervor de verdad espiritual mente intelectual , pues hasta que no lo entienda no
encontrará los caminos navideños de la manera correcta. Hoy leemos a Milton, Klopstock, sus
descripciones del mundo suprasensible; ¿cómo los leemos? Los leemos así, que por todas
partes hay transferidas cualidades luciféricas a lo que se quiere denominar como divino.
Personas tales como Klopstock y Milton quieren describir la lucha entre algo luciférico, que se
les aparece como lo divino, y lo ahrimánico. Y gran parte de lo que la humanidad moderna
describe como lo divino, no es más que lo luciférico. Pero no se lo reconoce adecuadamente,
del mismo modo como tampoco se reconoce lo ahrimánico. Eso juega un rol aún en el
“Fausto” de Goethe, cuando encontramos a Mefistófeles frente al “Señor”; pero tampoco
Goethe ha podido separar lo ahrimánico de lo luciférico. Así su Mefistófeles resultó una
mescolanza de Lucifer y Ahriman. Eso ya lo señalé en mi librillo “El modo espiritual de
Goethe”10 . Hoy en día se es goetheanista en el correcto sentido si no se repite simplemente –
como hacen los académicos y otra gente del presente - de manera literal, palabra a palabra lo
que sale de Goethe, sino cuando uno se abre el camino hacia Goethe de tal modo que
también se puede reconocer lo que tuvo que llegar a ser diferente en él, precisamente cuando

8
“Paraíso Perdido” de Milton: John Milton (a608-1674) poeta inglés. “Paradise lost” 1667. (El paraíso perdido, Poema épico en 12
cantos)
9
“Mesías de Klopstock: Friedrich Gottlieb Klopstock,(1724-1803) poeta alemán. “Mesías”, 20 cánticos , 1748-73.
10
En mi librillo “El modo espiritual de Goethe” : “El modo espiritual de Goethe en su manifestación a través de su Fausto y el
cuento ‘De la serpiente verde y la Lilia” GA 22
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se sigue su cosmovisión más allá del año 1832; cuando hoy no hablamos de un Goethe del año
1832 sino de un Goethe al año 1919, ya pronto 1920. Pero tiene que ser encontrado el camino
de confesarse tranquilamente que en aquello que los siglos materialistas denominaron su
divino, hay metido mucho de lo luciférico, que mucho se puede quitar de lo que la gente
quiere difundir como religión, que no son más que palabras que entran en la humanidad sobre
las alas de lo luciférico. Recién cuando los seres humanos desde lo luciférico que los quiere
conducir arriba y desde lo ahrimánico que los quiere conducir hacia abajo vuelvan a reconocer
lo verdaderamente crístico, entonces los seres humanos estarán nuevamente en auténtico
sentido ante del acontecimiento de Navidad, ante aquel acontecimiento por el que ha de ser
recordado cómo ha entrado en la evolución de la humanidad lo que a la Tierra le da su
verdadero sentido, su sentido real.

A veces hoy hay que pensar en Leonardo da Vinci11. Leonardo que había pintado en su
tiempo en Milán su gran fresco, que ustedes conocen, la Santa Cena, el Cristo con sus
apóstoles a su alrededor. Ha estado trabajando mucho tiempo en ese fresco, dos décadas. Él
quiso poner mucho en ese fresco. No podía finalizarlo porque siempre empezaba a volver a
esbozar la figura de Judas del modo correcto. Resulta que de acuerdo a la organización de la
ciudad de Milán, el abate de aquel convento para el que pintaba el fresco, era su superior
jerárquico inmediato, y cuando llegó un abate nuevo que no era tan indulgente como el
antiguo, sino aguerrido, entonces arremetió contra Leonardo y le exigió que de una vez por
todas terminara el fresco. Entonces Leonardo dijo que ahora podía terminar el fresco, pues
desde que había llegado el nuevo abate tenía el modelo para Judas. Y en corto tiempo pintó
ese rostro de Judas que vemos en el fresco. Así como al Leonardo al comienzo del tiempo
moderno se le apareció el rostro de Judas precisamente sobre la base de la confesión positiva,
así hoy ya tenemos repetidamente la ocasión de inscribirnos profundamente en corazón y
alma cómo aquel cuyo nacimiento recordamos en la sagrada celebración de Navidad, es
traicionado principalmente por muchos de aquellos que presumen de prepararle las fiestas
sobre la base de su confesión. Sabemos, que también esta fiesta de Navidad pertenece a
aquellas que la evolución cristiana ha adoptado. Recién en el tercero y cuarto siglo se
comenzó a celebrar el nacimiento de Cristo en estos días de diciembre. El acontecimiento del
Gólgota hacía siglos que ya había transcurrido, hete ahí que entonces el modo de ver - que
estaba completamente orientado hacia el acontecimiento del Gólgota - incorporó algo
nuevo, algo incluso tan drásticamente nuevo como fue en aquel entonces la institución de la
celebración de la Natividad. Y mucho, mucho más tarde fue todavía posible de implantar a la
cristiandad algo nuevo. También antaño hubo que luchar contra muchos de aquellos que en
aquel entonces se denominaban los auténticos cristianos. Pero hoy hay en el trabajo
numerosos de tales, que no quieren proceder como ha procedido su propia confesión al
adoptar en los siglos 3 y 4 la institución de la celebración de la Navidad, sólo quieren
permanecer rígidamente en lo que dicen que está escrito, que rechazan toda revelación
viviente. Horroroso hoy en día resulta con los dormilones, con aquellos que frecuentemente
ensucian con su convicción inmoral lo que se quiere introducir desde la vida espiritual, pero lo
más horroroso resulta con aquellos que desde las confesiones mismas traicionan el verdadero
espíritu de la evolución crística.

Este es el estado de ánimo solemne en el que hoy nos quieren transportar las luces del
árbol de Navidad. Quise advertir sobre estas cosas hoy. Desde otro punto de vista les hablaré
la próxima vez.

*
11
Leonarda da Vinci: 1452-1519, pintor, científico y técnico italiano.
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