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2.

La caldera como agente contaminante y del suelo


2.1 Ámbito

Los efectos producidos por la contaminación producida por la caldera dependen


principalmente de:

 la concentración de los contaminantes,


 el tipo de los contaminantes presentes,
 el tiempo de exposición
 las fluctuaciones temporales en las concentraciones de contaminantes
 la sensibilidad de los receptores
 los sinergismos entre contaminantes.

Hay que tener en cuenta que el efecto se incrementa a medida que aumentan la
concentración y el tiempo de exposición.

2.2 Contaminación ambiental

Se presentan algunos de los contaminantes gaseosos producidos por la caldera.

La presencia de Azufre en el combustible genera la aparición de anhídrido sulfuroso (SO2)


en los gases productos de combustión. Su efecto en la salud está concentrado en la aparición de
bronquitis crónica. Esta enfermedad se caracteriza por la producción de flema, exacerbación de
catarros y dificultades respiratorias tanto en los hombres como en las mujeres adultas.

La presencia de Azufre también produce un fenómeno denominado “lluvia acida”. Este se


origina por la deposición humedad de los óxidos de azufre. El SO 3 reacciona con el vapor de agua
formando un aerosol de ácido sulfúrico (H2SO4). Esta sustancia es altamente corrosiva y esta,
vinculado a la temperatura de punto de rocío ácido de los gases de combustión. Se ha
comprobado que las lluvias arrastradas por el viento más allá de fuentes de emisiones importantes
(por lo general de centrales termoeléctricas) tienen pH de 4.1 - 4.5 e incluso la acidez de algunas
precipitaciones ha alcanzado un pH de 3. La lluvia ácida tiene efectos nocivos sobre los árboles y
los organismos

Cuando la combustión del combustible no es completa aparece en los productos de


combustión Monóxido de Carbono (CO). Su presencia representa una amenaza para la salud. El CO
inhalado se combina con la hemoglobina de la sangre formando un compuesto denominado
Carbohemoglobina que reduce la capacidad de la sangre para el transporte de oxigeno desde los
pulmones hasta los tejidos que pueden llegar incluso a niveles que produzcan la muerte

La presencia de óxido de nitrógeno, en especial el NO2 tiene efectos adversos que son de
muy diversa naturaleza sobre la salud humana (inflamación de las vías aéreas, afecciones de
órganos, como hígado o bazo, o de sistemas, como el sistema circulatorio o el inmunitario, que
propician a su vez infecciones pulmonares e insuficiencias respiratorias)

La presencia de metales pesados en el combustible tales como pentoxido de vanadio irrita


la piel y mucosas actuando como un toxico sanguíneo, hepático y renal que produce bronquitis,
neumonía y anemia
La combustión genera partículas sólidas diminutas que se dispersan en la atmosfera como
el hollín (C) y las cenizas. Su diámetro oscila entre 0,3 a 10 μm (micrómetro 10 -6 m). Estas
partículas suspendidas son producto de la combustión incompleta del carbono. Sus efectos sobre
la salud son el agravamiento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares ya existentes,
alteración de los sistemas orgánicos de defensa, daño en el tejido pulmonar y pueden provocar
cáncer y muerte prematura

2.3 Contaminación de suelos

Los suelos presentan, por lo general, una mayor resistencia a la acidificación que el agua
de los ríos y lagos donde el efecto de los contaminantes, al acidificarlos, puede producir la muerte
de poblaciones de peces.

En los suelos, el grado de sensibilidad puede variar muy ampliamente de unas zonas a
otras dependiendo, principalmente, del espesor de la capa de humus, de la consistencia del
sustrato, así del tipo de rocas y suelo.

Uno de los efectos más importantes de la acidificación de los suelos es, probablemente, el
incremento de la movilidad con las consiguientes pérdidas por lixiviación de ciertos compuestos
metálicos tales como el calcio, magnesio, potasio y aluminio. Esto junto a las altas concentraciones
de Anhídrido Sulfuroso (SO2) presentes en el aire de estas zonas puede producir por la
combinación de un bajo pH en el agua del suelo y produce daños en las raíces de los árboles, a
través de las cuales absorben gran cantidad de nutrientes. Este hecho produce una pérdida de
vitalidad haciéndolos especialmente sensibles a las plagas.

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