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Rev. Logop. Fon. Audiol., vol. VI. n.º 3 (129-143).

1986

LAS APRAXIAS EN EL INFANTE Y EN EL NIÑO


Por Orlando L. Schrager
Médico Foniatra
Decano de la Facultad de Ciencias de la Recuperación Humana (UMSA)
Director, Núcleo de Estudios para las Discapacidades del Aprendizaje
y la Comunicación Humanos

Dedicado al Prof. J. Perelló

INTRODUCCIÓN el contexto en el que la misma está inmersa cambia


radicalmente. En un caso se trata de un individuo en
abordar este tema tendremos que revertir el que se deterioran los metacircuitos que coordinan

P
ARA
el punto de vista neuroclínico utilizado en el la programación de los movimientos ordenados se-
análisis de las etiologías, clínica, evaluación y cuencialmente para cumplir con una finalidad deter-
clasificaciones de las apraxias en el adulto. minada. En el otro caso no se llegan a organizar ade-
Praxia (del griego práxis = acción) es, etimológi- cuadamente las secuencias programáticas motrices
camente, el hacer o realizar una acción. Ésta debe necesarias para coordenar los movimientos intencio-
cumplirse con ciertos requisitos: ser coordinada, in- nales. En el primer caso se trata de una desorganiza-
tencional, y tener una secuencia ordenada en los mo- ción, producto de un determinado proceso destructi-
vimientos que la componen. vo y/o involutivo, de causas varias. En el segundo se
La problemática de las alteraciones práxicas (esto trata generalmente de una falta de organización co-
es, de las dispraxias o apraxias) es un asunto muy mo consecuencia de perturbaciones de orígenes di-
controvertido, tanto en lo referente a cómo denomi- versos que inciden negativamente en el proceso gene-
narlas, como en lo concerniente a la implícita necesi- ral del desarrollo.
dad de la integridad de otras múltiples funciones Es conocido que las dispraxias en la infancia y la
esenciales (gnósicas, motoras, sensitivas) para su niñez no son muy frecuentes, A pesar de esto, su ob-
adecuada producción. Según muchos autores, el tér- servación y análisis cuidadoso es de suma importan-
mino «dispraxia» es el de mayor aceptación para ca- cia, ya que la progresiva adquisición, y desarrollo de
racterizar al síndrome, ya que en sí engloba —en lo las capacidades y habilidades gestuales en los infantes
general— a la serie de perturbaciones práxicas en él y niños está en una directa relación con el desarrollo
presentes. La dispraxia es un disturbio de la actividad de aspectos intelectuales y cognoscitivos.
gestual en individuos cuyo aparato de ejecución mo-
triz está intacto, denotando —por ende— una cierta
independencia de los desórdenes motores e intelec-
PRAXIAS Y APRENDIZAJE
tuales. Esta autonomía no es rígida y no puede ser
vista como algo totalmente aparte del proceso. Para
Ch. G. Macedo de Lima (1979), dispraxia sería la in- Por las razones antedichas, el abordaje de las apra-
capacidad de ejecutar la expresión del pensamiento. xias/dispraxias en la infancia y en la niñez debe hacer-
Si bien la noción de lo que es una apraxia/dispraxia se desde el contexto general de las discapacidades del
no varía entre la realidad de un adulto y la de un aprendizaje humano. Desde hace ya mucho tiempo
infante o un niño, su conceptualización patogénica y es nuestro criterio ampliar la noción de aprendizaje

Correspondencia: C/ Juncal, 2154, P.B. «B». 1125 Buenos Aires, Argentina.

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ORIGINALES

más allá de sus connotaciones comúnmente generali- nal que ejercen niveles inferiores del encéfalo y la
zadas en cuanto referidas a lo que ocurre en la escola- médula espinal (J. B. de Quirós y O. L. Schrager,
ridad. De ahí que enfaticemos en la necesidad de to- 1975; 1978).
mar el concepto de aprendizaje como equivalente (al
Estos factores, fundamentales para el aprendizaje
menos en una gran medida) al de adaptación (O. L.
humano específico, dependen a su vez de tres princi-
Schrager, 1980). Esto es: como los procesos que ocu-
pios bioneurológicos básicos:
rren dentro del organismo del individuo, particular-
mente dentro de su sistema nervioso, que le facilitan a) la actividad motriz, expresada inicialmente (más
la interpretación del medio ambiente y le facilitan la allá del nivel reflejo) como actividad motriz coor-
correcta y apropiada producción de respuestas ade- dinada e intencional, y luego transformada en ac-
cuadas a los diversos estímulos recibidos (K. Lorenz, ción mental;
1966; A. J. Ayres, 1968).
Este proceso de integración combinatoria de par- b) el sistema postural, responsable de los circuitos de
tes o elementos en un todo más complejo, depende acción-retroacción y realimentación para el logro
de una estrecha interrelación entre: a) los procesos del equilibrio, equilibrio útil, esquema imagen,
centrales de percepción sensorial, procesamiento de noción, concepto, conciencia y potencialidad cor-
las aferencias, memoria y mecanismos efectores; porales;
b) la morfología y estado general del organismo, c) las praxias, es decir, aquellos movimientos que,
y c) las características del medio ambiente. ordenados secuencialmente y dirigidos a un pro-
En el devenir del desarrollo, este proceso tiene sus pósito determinado, permiten aprendizajes (Y.
raíces esenciales en la médula espinal, otros compo- Hatwell, 1966; J. B. de Quirós, 1967; O. L. Schra-
nentes en el tronco encefálico y en la base cerebral, ger, 1967; J. B. de Quirós y O. L. Schrager,
actuando la corteza cerebral como un nexo, o media- 1972).
dor de alta complejidad entre aferencias y eferencias.
Si bien los fundamentos de los aprendizajes especí- La funcionalidad humana, como la de cualquier
ficos de la especie humana se establecen sobre los otro individuo de cualquier especie viva, se desarro-
logros de las habilidades simbólicas, y muy particu- lla como un todo indivisible. La integración funcional
larmente sobre las habilidades simbólico-lingüísticas de ese «todo» se estructura en forma estratificada, lo
creativas, éstas para su lenta y gradual concreción re- que facilita gradualmente la adquisición de nuevas y
quieren la existencia previa de tres factores sine qui- más complejas adaptaciones asimilativas como fun-
bus non. Ellos son: damentos de los procesos de aprendizaje en las dis-
tintas especies. Reconocemos cuatro grandes proce-
a) un desarrollo bioneurológico suficiente, el que sos de aprendizaje: (I) los primarios, que permiten la
depende inicialmente de la evolución y de la ma- adaptación para la sobrevida en un determinado me-
duración, para luego permitir el logro del pensa- dio ambiente; (II) los secundarios, que aparte de la
miento y la formulación simbólico-lingüísticos (es- sobrevida facilitan la asimilación de ciertas normas
to es: la creatividad simbólico-lingüística); de comportamiento adaptativo dentro de cada espe-
cie; (III) los terciarios, que comportan ya el uso del
b) adecuadas influencias medio ambientales, que ac-
símbolo —y muy especialmente, del símbolo lingüís-
túan sobre la maduración y los aprendizajes pri-
tico— como forma de aprendizaje específico de la es-
marios, dependiendo esencialmente de los facto-
pecie humana, y (IV) los cuaternarios, que, aparte de
res psico-socio-culturales del entorno en el cual el
la comunicación simbólico-lingüística aprendida, re-
infante y, luego, el niño se desarrolle;
quieren la fusión de la misma con el pensamiento
c) la no interferencia de las informaciones corporales conceptual y la capacidad de formulación personal,
en los niveles superiores de la conciencia, lo que constituyéndose de esta manera en «lenguaje» (J. B.
se obtiene por medio del control postural/posicio- de Quirós y O. L. Schrager, 1978). El logro de estos

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procesos integrados de aprendizaje se estructura so- La lengua es el proceso de comunicación
bre una compleja integración funcional tónico- simbólico-lingüística aprendida que se desarrolla
postural-antigravitacional, sensorial, motriz, corpo- desde la instalación del habla, y aún antes que
ral, espacial, simbólico-lingüística, y volitiva, bases eso. Comienza como un proceso de comunicación
para el desarrollo psico-socio-cultural de la especie básicamente condicionado e imitativo con carac-
humana (O. L. Schrager, 1980) (véase tabla I). terísticas regionales concretas y particulares im-
Como quedara establecido en trabajos anteriores puestas (esto es: aprendidas) desde el idioma me-
(O. L. Schrager, 1983, 1984), las bases neuropsicoló- dio ambiental. El desarrollo normal de la lengua
gicas del desarrollo del habla, la lengua y el lenguaje se correlaciona con la integración del esquema, de
en niños normales puede ser resumida de la siguiente la imagen, de la captación y del concepto corpora-
manera: les, por lo que primariamente depende del equili-
brio útil durante el período de marcha experimen-
1. Las expresiones hacia, y la conexión desde el me- tal y otras actividades motoras que se cumplen
dio ambiente son en esencia dependientes de los dentro del espacio medio-ambiental.
niveles de integración sistémica tónico-postural-
antigravitacional y sensorial, por lo que se desa- El lenguaje es considerado en nuestro criterio
rrollan durante la primera mitad del primer año como un proceso específicamente humano no
de vida postnatal, pero comienzan durante el pe- sólo de comunicación simbólico-lingüística sino
ríodo gestacional. también y fundamentalmente de pensamiento
simbólico-lingüístico y de formulación simbólico-
lingüística personal, que depende esencialmente
2. La comunicación humana, como dependiente de de procesos creativos, de innovaciones lingüísti-
interrelaciones intencionales, ocurre inicialmente cas. El lenguaje depende de:
sobre la base de la estimulación viso-objetual,
y sobre los procesos integradores sistémicos mo- a) la identificación —fusión— de la «lengua»
tor y córporo-espacial; generalmente se desarrolla con los procesos de pensamiento;
durante la segunda mitad del primer año de vida b) la definitiva instalación de la lateralidad cor-
postnatal, pero comienza —por medio de los mo- poral y la potencialidad corporal;
vimientos oculares intencionales y la presión ma- c) la definitiva instalación de la producción de
nual— durante la primera mitad de dicho perío- habilidades simbólico-lingüísticas creativas en uno
do. de los hemisferios cerebrales —generalmente el
izquierdo—, por lo que este último se transforma
en «dominante» para los procesos del lenguaje;
3. El habla se desarrolla por medio de condiciona-
d) la definitiva instalación del pensamiento
mientos tempranos y de imitaciones; esto es: se
lógico-concreto;
aprende del medio ambiente. La mielinización de
e) la posibilidad de formulación lingüística
las vías auditivas facilita las relaciones sensorio-
creativa, innovativa.
motoras que desencadenan procesos de intermo-
dalidad, permitiendo así las emisiones fonoarticu- En realidad, el lenguaje, como una habilidad es-
ladas intencionales como comportamientos con fi- pecíficamente humana, es individualmente creada
nalidad. Estas últimas dependen del desarrollo sobre las bases de una lengua previamente apren-
sensorio-perceptivo-motor y se correlacionan con dida. El lenguaje se estructura, se integra, y se
la adquisición de la posición erecta de pie, la mar- organiza sobre pre-requisitos bioneurológicos y
cha en posición erecta, y la prensión manual fina psico-socio-culturales, por lo que constituye un
(pinza digital superior), dentro del espacio circun- sistema funcional de desarrollo altamente com-
dante. El habla es aquí considerada como la ex- plejo de habilidades simbólico-lingüísticas creati-
presión oral de la lengua y/o el lenguaje. vas personalmente formuladas.

131
ORIGINALES

TABLA I. — Interrelaciones entre tipos de estimulación, secuencias de los procesos de integración sistémica, logros interdependientes, y secuen-
cias de exclusiones. que llevan a la formulación simbólico-lingüística creativa y otros procesos madurativos específicos de la especie humana
(modificado de O. L. SCHRAGER, 1980, 1983).

Procesos Logros madurativos Secuencia


Estímulos
integrativos interdependientes de exclusiones
Integración
tónico-postural- EXPRESIONES
antigravitacional
Interoceptivo Actos
Polisensorial motores Equilibrio
—/ adaptativo

Integración CONEXIÓN
sensorial
Viso- Equilibrio
motores con
espacial coordinados e
finalidad
intencionales
COMUNICACIÓN Interoceptiva
Polisensorial
Integración
motriz
Viso- Posición
objetal de la mano erecta
HABLA LINGUA Viso-
Integración espacial
corporal
Corporal Coordinación, División
/
dinámico, y ojo-mano 7 corporal
auditivo
Viso-
Integración objetal
espacial
Simbólico- Potencialidad, / Lateralidad
lingüística corporal 7 corporal

Integración Corporal
simbólico-
lingüística
Formulación Dominancia
Estimulación de
simbólico- / hemisférica
actividades
lingüística 7 cerebral
superiores de
creativa izquierda
pensamiento
LENGUAJE
Simbólico-
Integración lingüística
volitiva
Procesos superiores creativos
Cultura
de pensamiento y de lenguaje
general
medio ambiental

Integración Pensamiento
psico-socio- y lenguaje
cultural
Otras nuevas formas de cultura

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PRAXIAS Y GESTUALIDAD lación suficientes para poder procesar la información
realimentadora así recibida, producto de la nueva cir-
Los movimientos son los únicos elementos por me- cunstancia estimulatriz. No aprende quien quiere si-
dio de los cuales el animal puede interactuar con el no aquel que posee las estructuras sistémicas para ha-
medio ambiente. Este concepto de C. S. Sherrington, cerlo.
referido inicialmente al animal no humano y a los pri- Ese proceso secuencial complejo (estímulo - sen-
meros períodos del animal humano, fue tomado y de- sación - percepción - procesamiento - asimilación -
sarrollado posteriormente por N. Bernstein (1967). almacenamiento - programación - acción - reali-
Sin dudas, el mismo conforma el tramo adapta- mentación) es la base de las representaciones sim-
tivo-reactivo de un sistema nervioso central estimula- bólicas.
do que programa y genera «órdenes» facilitadoras En el proceso de desarrollo J. Piaget señalaba una
para producir las respuestas adecuadas al medio am- secuencia ineludible en los complejos logros repre-
biente. sentativos que van desde la actividad sensorio-motriz
Esas respuestas pueden ser: reflejas o intencio- hasta las conceptualizaciones iniciales. Esa secuencia
nales. está formada por el gesto, la imitación, el juego y el
Los movimientos reflejos, muchas veces coordina- lenguaje.
dos pero nunca intencionales, son esencialmente ex- Sobre conocidos trabajos anteriores de H. Wallon
presivos pero no contienen valor comunicativo per se (1926, 1930, 1949), autores como von Weiszawecker,
y, por ende, no generan aprendizajes: sólo permiten Rof Carballo, Laín Entralgo, entre otros (citados por
meros condicionamientos, pasibles de extinción más L. Barraquer Bordas, 1974), plantean que en el seno
o menos rápida. Por el contrario, los movimientos del «espiral figural» sensación-movimiento, la organi-
que generan aprendizajes (esto es: aquellos coordi- zación de la gestualidad va íntimamente ligada al co-
nados e intencionales, organizados en secuencias or- nocimiento del propio cuerpo que actúa, y al manejo
denadas, con una finalidad determinada, cif. pra- de las nociones espaciales y de la situación de los
xias), comportan en sí mismos un componente ges- objetos en relación con estos dos ámbitos. Esos «ám-
tual comunicativo. Esta gestualidad, de por sí inten- bitos» son, por un lado, el espacio corporal, y, por el
cional, aprendida y a la vez generadora de aprendi- otro, el espacio medioambiental (objetos, exteriores,
zaje, no sólo no es fácilmente extinguible, sino facili- estructuralmente articulados en el espacio extracorpo-
tadora de realimentación comunicativa en cuanto ral, y objetos también exteriores pero apegados al
portadora de expresiones significativas intencionales marco corporal —vestidos, etc.).
determinadas y comprensibles en forma más o menos En 1979-80 planteamos que las secuencias del de-
rápida, siempre y cuando el receptor pueda descodi- sarrollo están estructuradas en los procesos de inte-
ficar el mensaje contenido. gración sistémica, verdaderos fundamentos de los
Autores como J. Piaget, y otros, han llamado la complejos procesos de aprendizaje humano (O. L.
atención respecto de la adquisición y desarrollo pro- Schrager, 1980).
gresivos de las capacidades gestuales en los infantes y Ese modelo de secuencias de integración, confor-
niños en relación directa con el desarrollo del conoci- mado por una estrecha interrelación funcional sisté-
miento, y la inteligencia. Para J. Piaget (1967) «cono- mica, establece y determina las relaciones del indivi-
cer no consiste en copiar lo real, sino en obrar sobre duo humano con su propio cuerpo (espacio corporal)
ello y en transformarlo». Para J. Piaget, la inteligen- y con el espacio medio-ambiental (espacio exterior),
cia es la forma más general de la coordinación de las como bases que el ser humano necesita para adquirir
acciones y/o de las operaciones. Se obra por medio y desarrollar las conductas comunicativas intenciona-
de movimientos intencionales, coordinados; se trans- les gestuales y los aprendizajes específicos de la espe-
forma por la acción motriz así ejercida; y la resultan- cie.
te, a su vez, transforma al individuo, siempre que Esas secuencias integrativas guardaban la siguiente
éste posea circuitos de recepción, percepción y asimi- interrelación:

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ORIGINALES

Integración tónico-postural tante se produce desde los movimientos espontá-


antigravitacional Espacio
corporal
neos...» (acciones reflejas) «... hacia las premisas de
Integración sensorial
la comunicación gestual» (gesto intencional). La se-
Integración motriz cuencia de ese complejo traspaso depende tanto de
Integración corporal Espacio las condiciones bioneurológicas del individuo como
Exterior
Integración espacial de las características estimulatrices del mundo exter-
no a él, y se va cumpliendo por etapas asincrónicas.
Integración simbólico-lingüística Dominio específico
Integración volitiva de la especie «... En cada nivel de desarrollo, definido por un có-
Integración psico-socio-cultural humana digo representativo, es posible mostrar que la motri-
cidad se (re)organiza a través de etapas dadas. Estas
(O. L. SCHRAGER, 1980) etapas están ligadas a los procesos de la elaboración
representativa de las propiedades de los objetos im-
Por otra parte y dentro del proceso de desarrollo plicados en la acción. Estas etapas son en gran parte
del pensamiento, debemos recordar con L. Barra- relativas a las propiedades de los objetos que —den-
quer Bordas, la interpretación que J. Piaget otorgara tro de un nivel de desarrollo determinado— no pare-
a la noción de operatividad. Nos referimos, por cier- cen ser reelaboradas sincrónicamente. Motricidad y
to, a la capacidad que un individuo adquiere y desa- vida mental son dos aspectos de conductas íntima-
rrolla para representarse las acciones virtuales y re- mente ligadas» (C. A. Hauert, 1984).
versibles sobre los objetos. Se trata, sin dudas, de un Si se analiza lo dicho anteriormente, se compren-
proceso funcional derivado de la simbolización me- derá que el contenido comunicativo del gesto/praxia
diante un proceso de interiorización. Esto es: la gra- interiorizado lleva a la primera transformación de la
dual interiorización de los gestos lleva a la represen- acción motriz coordinada e intencional en «acción
tación mental operativa de los mismos. mental». Esa transferencia, generada por una simbo-
Es esencial diferenciar claramente el gesto acción lización interiorizada, conforma la base esencial para
del gesto comunicación. Según criterios recientemen- el paso del símbolo comunicativo motor (praxia/ges-
te publicados por I. Casatti, M. Auzias, y J. de Aju- to) al símbolo comunicativo de contenido lingüístico.
riaguerra (1983), y J. de Ajuriaguerra e I. Casatti Este pasaje es, por lógica consecuencia, la base para
(1985), esta diversificación conceptual se refiere a el aprendizaje de la «lengua» y para el posterior desa-
que el gesto-acción es instrumental, en tanto que el rrollo creativo del lenguaje.
gesto-comunicación tiene connotaciones representati-
vas, simbólicas y semióticas. Debe recordarse que no
es posible que existan representaciones y simboliza- PROCESOS DE INTEGRACIÓN SISTÉMICA,
ciones sin memoria. MOVIMIENTO Y DISPRAXIAS/APRAXIAS
Los actos innatos (por ejemplo, succión, llanto,
sonrisa, o el attachement —agresión—) comportan Los procesos de integración sistémica, como fun-
una preparación para la acción comunicativa. La lla- damentos de los aprendizajes humanos, están estruc-
mada «anticipación motriz» no sería otra cosa que el turados por varios elementos esenciales: estimula-
mecanismo psicomotor implicado en el pasaje del ción; senso-percepción; asimilación/procesamiento
gesto-acción al gesto-comunicación. Este pasaje tie- de la síntesis aferencial; acumulación/almacenamien-
ne componentes tanto onto- como filogenéticos. El to/memoria; conceptualización/simbolización lingüís-
gesto instrumental es aquel que sirve para el logro de tica creativa; adaptación/programación; realiza-
la acción; es el gesto práxico. Por su parte, el gesto ción/actividades neuromusculares efectoras; ex-
comunicativo tiene como esencia la conciencia de la clusión .
intencionalidad; es el gesto representativo, simbóli- En el modelo de los procesos de integración sisté-
co. J. de Ajuriaguerra (1985) sintetiza estos criterios mica (O. L. Schrager, 1980, 1983, 1984), las pautas
mencionando que «la evolución psicomotora del lac- de la organización práxica surgen en el momento de

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la transferencia hacia la estimulación viso-espacial indicadores del tono muscular, posición de las ar-
predominante, de la integración definitiva de las mo- ticulaciones, etc.).
dalidades sensoriales y la consecuente facilitación de
Es válido que nos preguntemos por qué se referirá
la integración motriz, en particular de los actos moto-
este principio sólo al cerebro, aparentemente ex-
res coordinados e intencionales y del equilibrio con
cluyendo el resto del sistema nervioso central. Tam-
finalidad. Todo ello condiciona el comienzo de la ac-
bién nos preguntamos por qué se referirá sólo al
tividad comunicativa, necesitando y dependiendo de
miembro en movimiento y no a todo el resto del siste-
la «exclusión» de los estímulos interoceptivos y poli-
ma neuromuscular que debe estar estabilizado para
sensoriales (véase tabla 1).
permitir el movimiento correcto de ese segmento. Si
Esta primera exclusión en la secuencia integrativa
bien podemos aceptar esta posición de Luria respecto
es, justamente, el factor determinante del desarro-
del movimiento segmentario en el adulto, no es ella
llo práxico/gestual. Si ella no se produce (esto es:
válida en su totalidad en el infante y el niño, en virtud
si persiste la dependencia al nivel estimulante
del proceso de desarrollo en marcha.
interoceptivo-polisensorial —por fallas en la integra-
ción tónico-postural-antigravitacional, a nivel reflejo
b) El principio de que cada movimiento es siempre
propioceptivo-vestibular—), el individuo tendrá difi-
efectuado dentro de un cierto sistema de coordena-
cultades en superar apropiadamente el nivel de actos
das espaciales. El movimiento se atiene a los di-
motores reflejos y de equilibrio adaptativo inicial. De
versos planos (sagital, horizontal, frontal) y re-
esa manera se distorsionará la integración sensorial quiere para su correcta organización la síntesis de
subsiguiente y el uso adecuado de las expresiones con las aferencias viso espaciales (zonas terciarias de
finalidad comunicativa. Sin significar esto una deten- la región parieto-occipital de cada hemisferio ce-
ción en el proceso de desarrollo, lo que se genera es
rebral) que reciben impulsos vestibulares, visuales
una distorsión del patrón normal de desarrollo. Esto
y de la sensibilidad general, incluyendo el ámbito
determina el «desajuste» madurativo general que
kinestésico.
aparecerá exteriorizado por medio de discapacidades
adaptativas para los procesos de aprendizajes más Si transferimos estas observaciones a un niño en
complejos. Según cual fuere el factor que perturbe el desarrollo surge la evidencia de por qué las fallas ves-
normal desarrollo de los procesos de integración sis- tibulares, hápticas (táctil-propiceptivas) y/o visuales
témica, se hará evidente un determinado patrón pa- pueden determinar una mala organización práxica y
tológico de desarrollo. su inmediata consecuencia sobre el desarrollo de las
Si se toman como referencia los criterios neuropsi- conductas comunicativas.
cológicos de A. R. Luria (1974), se podrán compati-
bilizar y comprenden mejor una serie de fenómenos c) El principio de que cada acción consiste en una
ya de alguna manera enunciados en este trabajo. Pa- cadena de movimientos consecutivos y cada esla-
ra A. R. Luria el movimiento implica un sistema fun- bón de ella debe ser denervado después de su cum-
cional complejo. Además, se requiere la acción man- plimiento a fin de que pueda ocurrir el siguiente.
comunada de condiciones o factores que intervienen En las etapas iniciales la cadena es delimitada y
en la integración apropiada del movimiento. Ello im- cada elemento requiere un impulso especial aisla-
plica que una falla en cualquiera de tales factores ge- do, muy probablemente a punto de partida y con-
nerará una apraxia. Deben destacarse una serie de trol cortical. En las etapas posteriores, cuando se
principios elementales para comprender el criterio de logra la «habilidad» motora, la cadena de impul-
Luria respecto de las apraxias: sos aislados se reduce y los movimientos com-
plejos se ejecutan como una melodía cinética, con
a) El principio de la aferencia kinestésica, basado en
el sistema de impulsos kinestésicos que llegan al probable gatillamiento cortical pero con seguro
control subcortical (es decir, autorregulado, auto-
cerebro desde el miembro en movimiento (como
matizado).
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ORIGINALES

Tomemos como simples ejemplos lo que ocurre en riamente de manera automática, el conocimiento
el aprendizaje para conducir un automóvil, o para tendrá mayores y mejores posibilidades de pro-
andar en bicicleta, o lo que en el infante implica el greso».
comienzo de la marcha o del habla. No creemos que Con respecto a las praxias verbales (es decir: las
tengamos que detallar mucho estos hechos, salvo que que dependen de los procesos de transformación con-
el lector prefiera no detenerse a recordar sus propias ceptual simbólico-lingüística en programación selec-
experiencias. tiva de cómo debe decirse algo) y de las praxias
fonoarticulatorias (que dependen de los mecanis-
d) El principio de que cada movimiento pretende un mos neuromusculares efectores), es indudable que
cierto objetivo y realiza una determinada tarea ci- las secuencias anteriormente consignadas se cumplen
nética. En la etapa de las conductas instintivas con invariablemente durante todo el proceso del desarro-
su estructura elemental, estas tareas están dicta- llo.
das por programas innatos. Cuando la acción se Cualquier perturbación que incida en los com-
hace compleja y consciente (esto es: formada du- plejos circuitos cuyos «extremos» figurados son
rante períodos más largos del desarrollo vital) las la estimulación, por un lado, y la exclusión, por el
tareas cinéticas pasan a ser dirigidas por intencio- otro, provocará una dificultad interrelacionada entre
nes que se forman con la íntima participación los diversos componentes, determinando por ende
verbal (en realidad, de contenidos simbólico- una conformación anormal de los patrones de res-
lingüísticos aprendidos entre los nueve —9— me- puesta.
ses y los cinco años seis meses de edad; luego de Cuando la falla incide directa o indirectamente so-
esa etapa, el «lenguaje» actúa como factor deícti- bre la etapa que comporta la transducción de lo asi-
co de las actividades motoras nuevas). milado en respuesta efectora (es decir: cuando se
En relación a esta temática, cabe reproducir aquí perturba la organización de la programación de la ac-
los criterios que escribiéramos unos años antes de la ción con conservación del contenido conceptual de lo
publicación del libro Lenguaje, aprendizaje y psico- que debe hacerse), se producen las apraxias/dispra-
motricidad (J. B. de Quirós y O. L. Schrager, 1979). xias.
«... En el niño pequeño existen patrones heredados Sobre la base de las nociones y los conceptos consi-
de actividades motrices que se establecen (y exterio- derados hasta aquí, compartimos las delimitaciones
rizan) desde el mismo nacimiento (y aún antes) y que impuestas por J. de Ajuriaguerra y cols. (1960), quie-
progresan continuamente. Pero este desarrollo se nes identifican a la apraxia/dispraxia como un «tras-
cumple no sólo por influencia hereditaria propia de la torno de la actividad gestual aparecido en un sujeto
especie, sino también por aprendizaje.» En este pá- cuyos aparatos de ejecución de la acción están intac-
rrafo consignamos una afirmación neurofisiológica tos (ausencia de trastornos paralíticos, paréticos, atá-
fundamentando que toda nueva actividad motriz re- xicos, coreoatetósicos), y que posee un conocimiento
quiere «... antes que nada, una ruptura de algunas pleno del acto a cumplir».
unidades funcionales pre-existentes, luego una elec-
ción selectiva de las combinaciones motrices útiles, y En síntesis: la apraxia/dispraxia comporta un tras-
—finalmente— su adaptación a una nueva unidad de torno de la gestualidad (esto es: de la actividad práxi-
trabajo» (J. Palliard, 1960). Decíamos también en- ca), con conservación de la representación mental
tonces que «... en toda actividad motora (coordinada —simbólica— del acto, y sin evidencia de compromi-
e intencional) nueva actúan, sin dudas, los niveles su- so neuromotor de los efectores. La apraxia/dispraxia,
periores del sistema nervioso central. En la medida como trastorno del gesto, implica una compleja alte-
en que la actividad motora pueda ser automatizada, ración de las fórmulas cinéticas. El hecho sustancial e
esos niveles superiores pueden ser empleados para identificatorio de las dispraxias/apraxias es una falta
otros aprendizajes, sean o no motores. Y en tanto de organización (en el infante y/o el niño), o una de-
que la actividad motora puede cumplirse satisfacto- sorganización específica de la gestualidad (L. Barra-

136
quer Bordas, 1974). Más precisamente, las apraxias/ pondencia entre las organizaciones y uso del espacio
dispraxias resultan de una perturbación en los proce- personal (corporal) y del espacio medio-ambiental
sos de programación de las actividades motrices in- (exterior). Los mismos autores reconocen y descri-
tencionales, coordinadas y secuenciales, con una fi- ben la existencia de «muchas apraxias infantiles» que
nalidad determinada. van desde aquella que perturba las performances mo-
toras asociada a trastornos neurológicos motores,
LAS APRAXIAS/DISPRAXIAS hasta las apraxias especializadas (facial ocular, postu-
DEL DESARROLLO ral, del objeto, verbal), pasando por la «constructi-
va» asociada a alteraciones de la lateralidad y agnosia
Resultan por demás interesantes las observaciones digital, y formas de disquinesia espacial (planotopo-
de L. Barraquer Bordas (1974) respecto de los tra- quinesia) con desorganización del movimiento y del
bajos de varios autores. Debemos destacar las men- esquema corporal.
ciones de Lesevre, Ley y de Ajuriaguerra, y Lies- Las fallas de organización práxica en el niño, según
sens, quienes —respectivamente— describieron sig- J. Ponces-Vergé y J. Aguilar-Matos (1969) dependen
nos constantes de trastornos óculo-motores; formas de: 1) la dificultad en los mecanismos de aprendizaje,
de «audimutismo» con marcados elementos dispráxi- comparable con la que se observa en otras heterocro-
cos: retraso y dificultad en el habla, trastornos espa- nías de la maduración psicomotriz; 2) la estrecha re-
ciales. y dispraxia bucolinguofacial; y el síndrome de lación que existe en la mayor parte de las actividades
apraxia con disartria. práxicas con la disolución de las sincinesias y con la
M. Stamback y cols. (1964) mencionaron que era habilidad motriz, como resultado de la integración de
posible distinguir dos tipos de niños dispráxicos. El unidades motrices simples; y 3) su relación con la or-
primero presentaba trastornos determinados princi- ganización de la inteligencia representativa, tanto en
palmente por dificultades motrices, en los cuales las los aspectos figurativos (por ejemplo, actos construc-
nociones sobre el esquema corporal y las característi- tivos con objetos y/o grafismos), como en los aspec-
cas de la adaptación emocional aparecen como bási- tos operativos (por ejemplo, actos de vestirse, hacer
camente normales, en tanto que las gnosias visuales y lazos, etc.).
las habilidades motoras presentan perturbaciones Cuando a principios de la década de los años 1970
destacables. Este grupo comporta verdaderos tras- concretábamos la publicación, en forma de libro, de
tornos cognoscitivos. En el segundo grupo, casi a la nuestros criterios sobre las mal llamadas «afasias in-
inversa, no se observaban trastornos de conducta ni fantiles» (J. B. de Quirós y cols., 1971; O. L. Schra-
fallas en las relaciones con personas y objetos, pero sí ger, 1971a, b), en el apartado correspondiente a los
eran muy notables las alteraciones de las nociones de síndromes con perturbaciones neurológicas que ge-
esquema corporal y de las relaciones córporo- neralmente eran englobados dentro de la mal llama-
espaciales. Este grupo presentaba, por lo tanto, ca- da «afasia motriz infantil», hacíamos ya mención a
racterísticas de un síndrome apráctico-asoma- dos cuadros específicos pasibles de un análisis y dife-
tognósico. renciación clínica detallada: el de «apractognosia in-
Por su parte, J. de Ajuriaguerra y M. Stamback fantil» y el de «desorganización propioceptivo-
(1969) atribuyeron como orígenes de los trastornos vestibular». Recordemos respecto del primero que ya
apráxicos del desarrollo, la presencia de una visuali- J. H. Jackson (1964) hacía referencias a las perturba-
zación errónea de la organización espacial y temporal ciones perceptuales y espaciales que ocasionaban en
del acto motor, la que podía ser debida a (I) incapaci- el adulto los daños a nivel de la corteza cerebral
dad de adaptar los movimientos voluntarios a la es- posrolándica del hemisferio cerebral derecho. Con
tructura de los objetos, y/o a (II) la imposibilidad de respecto al cuadro en el niño, las dificultades en la
integrar los movimientos respecto del propio esque- adquisición del esquema corporal y de las nociones
ma corporal. En cualquiera de los casos, el factor co- espacio-temporales y perceptuales generales, pertur-
mún resaltaba nítidamente como una falta de corres- ban el desarrollo del lenguaje con la característica

137
ORIGINALES

particular referida al retraso específico en la apari- manencia de la confusión. Si bien es cierto que los
ción del habla, y con buenos o relativamente buenos límites de las apraxias/dispraxias del desarrollo aún
niveles de comprensión (J. B. de Quirós, 1962-67). no están bien definidos, también estimamos que es
Debe tenerse muy en cuenta que aún en 1971 no te- verdad que las preocupaciones parecen más centra-
níamos clarificada la diferenciación entre los proce- das en lo meramente descriptivo que en lo esencial-
sos de «lengua» y «lenguaje» (J. B. de Quirós, 1975) mente identificatorio.
razón por la cual en la anterior descripción se utilizó En nuestro criterio y hasta donde conocemos las
el termino lenguaje como término global para descri- apraxias/dispraxias del desarrollo parecen no existir
bir el desarrollo de las habilidades simbólico- per se como verdaderas entidades clínicamente clasi-
lingüísticas, lo que no debe llevar a la confusión del ficables, sino que comportarían expresiones sintomá-
lector. Los criterios actuales (posteriores a 1975) so- ticas en afecciones diferentes.
bre el particular ya han sido presentados en este mis-
mo trabajo. Lo que debe recalcarse es que en la LA APRAXIA/DISPRAXIA VERBAL
apractognosia infantil «el retraso específico en la apa- DEL DESARROLLO
rición (y desarrollo) del habla», obedece a perturba- Y LAS APRAXIAS/DISPRAXIAS
ciones práxicas corporales en general, y fonoarticula- FONOARTICULATORIAS
torias en particular. En relación al segundo cuadro
objeto de nuestra diferenciación ya en 1971, el de Después que un individuo ha desarrollado sus in-
«desorganización propioceptivo-vestibular retrasa in- tenciones de comunicación y ha formulado los conte-
defectiblemente su evolución motriz» (tanto en lo nidos simbólico-lingüísticos (esto es: semánticos y
cronológico, como en las características del patrón sintácticos) del mensaje, ese mensaje debe ser «tra-
motor) «... y la adquisición del habla, por lo que el ducido» en un acto motor para su exteriorización (D.
cuadro es confundido con una afasia motriz. En reali- M. Aram y J. E. Nation, 1982). Los más comunes de
dad en estos casos enfrentamos un síndrome con esos complejos actos motores transmisores del conte-
componentes apráxicos o dispráxicos ocasionados nido lingüístico (aprendido o «lengua», o formulado
por una perturbación en la coordinación neuromotriz o «lenguaje») son el habla y la escritura (O. L. Schra-
generada por alteraciones concomitantes del tono ger, 1985), en sus diversas modalidades.
muscular y el equilibrio que no pueden ser correcta- En función del acto hablado, fonoarticulado, el
mente controlados en razón de un sistema propio- mensaje debe ser actualizado en una serie de movi-
ceptivo-vestibular ineficaz». Respecto de la sintoma- mientos secuenciales ordenados que resultan en una
tología de este cuadro, aparte de referencias ya men- reacción; o respuesta, eferente. Ese «acto» (o mejor
cionadas, nos permitimos dirigir al lector interesado dicho: ese proceso secuencial sensorio-perceptivo-
a la bibliografía correspondiente (J. B. de Quirós, motor complejo) se realiza por medio de: 1) la selec-
1966, 1968; J. B. de Quirós y cols., 1967; J. B. de ción y ordenación de los sonidos del habla que repre-
Quirós y O. L. Schrager, 1978, 1979; A. J. Ayres, sentan las palabras y oraciones del mensaje; 2) la
1972; H. N. Levinson, 1980). transducción de estas representaciones en «órdenes»
Si bien es evidente que existen coincidencias des- motoras; 3) la inervación y movimientos adecuados
criptivas en cuanto a las características de las pertur- de la compleja musculatura fonoarticulatoria. Esa
baciones que son factibles de diferenciar clínicamen- transducción procesal desde el dominio lengua/len-
te en las apraxias/dispraxias del desarrollo, es claro guaje como contenido hacia el habla fonoarticulada
también que esas diferenciaciones se basan, por lo como continente, requiere dos estadios poslingüísti-
general, en identificaciones de síntomas y no en la de cos: a) la programación del habla, b) la producción
síndromes como entidades nosológicas separadas. del habla. Se ha sugerido que los desórdenes fonoló-
Estimamos personalmente que éste debería ser el gicos y la apraxia/dispraxia verbal del desarrollo re-
punto clave en las investigaciones ya que insistir en la sultan de desorganizaciones del proceso de progra-
descripción sintomatológica sólo contribuirá a la per- mación, en tanto que los trastornos fonoarticulato-

138
rios y los motores (disartrias) surgen como perturba- sajuste organizativo, o un deterioro (según la edad
ciones de la producción del habla. del desarrollo en que se produzca) de la transforma-
Con respecto a la apraxia/dispraxia verbal del de- ción del contenido simbólico-lingüístico (aprendido.
sarrollo, y en total concordancia con Aram y Nation, «lengua», o formulado, «lenguaje») en acto motor
resulta más que evidente que se sabe de ella tanto expresivo fonoarticulado, sin compromiso evidente
como lo que no se sabe. En consecuencia, y a pesar de la actividad tónico-postura1 y motriz de los órga-
de que se sugiere que por lo menos algunos aspectos nos fonoarticulatorios. Esta última característica la
de la apraxia/dispraxia verbal del desarrollo repre- diferencia de las disartrias, en tanto que la conserva-
sentan diferencias y deficiencias en los procesos de ción del contenido simbólico-lingüístico (el niño sabe
programación del habla, una descripción más clara y lo que quiere decir pero no puede expresarlo organi-
la explicación fisiopatológica en sí deben esperar los zadamente) la diferencia de la disfasia del desarrollo.
resultados de futuras investigaciones. Personalmente Con todo, y en nuestra experiencia, es muy raro en-
consideramos que la apraxia/dispraxia verbal del de- contrar en la etapa del desarrollo del complejo proce-
sarrollo, en su forma «pura» es una rareza. Lo que sí so simbólico-lingüístico un componente apráxico/dis-
es común es encontrar dispraxias verbales y fonoarti- práxico aislado de una perturbación del contenido
culatorias en un sinnúmero de cuadros que pueden y simbólico-lingüístico. Estos criterios, que venimos
deben ser identificados dentro de la vasta patología sosteniendo desde hace algo más de quince años
que afecta a los procesos de aprendizaje y comunica- (J. B. de Quirós y cols., 1971), reciben apoyo en las
ción humanos. Más allá de la concordancia de que el sugerencias, entre otros, de D. Aram y C. Glasson
problema predominante en la apraxia/dispraxia ver- (1979) quienes consideran que las perturbaciones
bal del desarrollo se centraría en los niveles fonológi- en la programación del habla tienen componentes
co y fonético, y en que los niños que la presentan subyacentes tanto en alteraciones del «lenguaje» co-
evidencian un notorio contraste entre su incapacidad mo en fallas motoras fonoarticulatorias. Esos autores
de organizar movimientos voluntarios y su capacidad refieren además que las perturbaciones fonoarticula-
de producir movimientos involuntarios normales, rei- torias y del lenguaje no simplemente coexisten en las
teramos que los límites de las apraxias/dispraxias ver- apraxias verbales del desarrollo, sino que ambos pro-
bales del desarrollo aún no muestran una definición cesos surgen de una perturbación común para la se-
clara y precisa. Tan es así que tanto S. Macaluso- lección y secuencia de los componentes del lenguaje
Haynes (1978) como M. Jaffe (1979), plantean que y de la fonoarticulación. Por su parte, D. M. Aram y
«la especificación fundamental para la apraxia verbal J. E. Nation (1982) refuerzan esos conceptos hipoteti-
del desarrollo es una perturbación de los movimien- zando que en la apraxia verbal del desarrollo deben
tos voluntarios del habla, que es resistente a los es- ser incorporadas perturbaciones del proceso
quemas habituales de reeducación fonoarticulatoria simbólico-lingüístico, tanto de la formulación como
pura», mencionando como «condiciones adicionales» de la programación del habla. La programación del
a la capacidad de los pacientes para la comprensión habla es responsable de la selección y la secuencia del
del lenguaje muy por encima de los niveles de capaci- sistema de sonidos y de la transducción de esta infor-
dad expresiva, y la presumible base neurológica, evi- mación en códigos motores para la iniciación de una
denciable por las características de las conductas mo- acción reactiva fonoarticulatoria. En consecuencia, si
toras groseras, la presencia de apraxia oral y/u otros las palabras no son apropiadamente formuladas y
signos neurológicos menores. adecuadamente programadas, no serán correctamen-
Nos permitimos reiterar la necesidad esencial de la te transducidas en códigos motores consecuentes. De
diferenciación diagnóstica de los cuadros clínicos que ello resultará una variabilidad de eferencias anorma-
presentan apraxia/dispraxia verbal del desarrollo, si les comúnmente descriptos como «apraxia/dispraxia
bien coincidimos plenamente en que ésta es un ejem- verbal del desarrollo».
plo cabal de la desorganización del proceso de pro- Para J. D. Noll (1982) la apraxia/dispraxia del ha-
gramación del habla. Conforma, por lo tanto, un de- bla es una perturbación debida a fallas en la progra-

139
ORIGINALES

mación de los movimientos articulatorios. Se insiste para cada uno de los cuadros dispráxicos verbales
en que no hay pérdida de las funciones musculares mencionados, avalando una vez más la existencia de
per se, pero sí un déficit en la disposición postural, patrones patológicos definidos en las perturbaciones
secuencial, y temporal de los articuladores del habla. que afectan a la comunicación y al aprendizaje.
En la apraxia del habla, las expresiones automáticas En relación con ese concepto, mencionemos final-
o reactivas se pronuncian casi sin errores, pero el ha- mente que en el ya citado trabajo de Aram y Nation
bla volitiva o de finalidad suele contener errores arti- se describen las características generales comunes
culatorios característicos. Ya en 1975, F. L. Darley et (variables, por cierto, según la edad de cada paciente
al., hacían mención a que el paciente apráxico puede y la severidad de cada caso) en la apraxia/dispraxia
contar, jurar («malas palabras»), repetir el Padre verbal del desarrollo. Permítasenos señalar que los
Nuestro, o un «jingle» conocido, y usar expresiones criterios de dichos autores son coincidentes con las
verbales diarias (de saludo o despedida, etc.) con mí- observaciones de muchos otros autores y, en lo que a
nimos errores en su habla. Pero cuando él debe co- nuestra experiencia se refiere, fueron sintetizados en
municarse volitivamente usando una idea específica, 1980 en un trabajo aún no publicado por razones aje-
una respuesta, o una palabra clave, puede experi- nas a nosotros (O. L. Schrager, 1980b). La caracte-
mentar grandes dificultades. En las observaciones de rísticas generales comunes en la apraxia/dispraxia
estos autores, aparece con claridad —más implícita verbal del desarrollo son: 1) contraste entre las activi-
que explícita— la diferencia sustancial entre el conte- dades voluntarias e involuntarias en el uso de los fo-
nido simbólico-lingüístico aprendido («lengua») y el noarticuladores del habla; 2) perturbación notoria en
personalmente formulado con sentido creativo («len- la selección y secuencia de aspectos fonológicos (so-
guaje»), sobre el cual hemos insistido como paráme- nidos para el habla) y articulación (movimientos para
tro clave que puede permitir la identificación diag- exteriorizarlos), típicamente ejemplificados por difi-
nóstica de las diversas patologías que comprometen cultades en la repetición de palabras multisilábicas;
la comunicación y los aprendizajes humanos. 3) si la edad mental es normal, tienen una compren-
B. J. Hill (1978), con criterio de práctica clínica, sión esencialmente conservada del lenguaje hablado,
clasificó a la dispraxia verbal en cuatro grupos bien pero presentan perturbaciones en el léxico y la sinta-
definidos: 1) dispraxia asociada a afasia sensorial o xis; 4) presentan discapacidades en el aprendizaje de
global; 2) dispraxia predominantemente aferente, o la lectura, la escritura, la lectoescritura y el lenguaje
kinestésica; 3) dispraxia predominantemente eferen- lectoescrito, especialmente en los mecanismos de la
te, o kinética; y 4) dispraxia eferente dinámica, lectura, la expresión escrita, y el deletreo, en muchos
acompañada por adinamia o falta de espontaneidad. casos asociadas con déficit en el procesamiento
Dentro de esta diferenciación diagnóstica sintomáti- perceptivo-discriminativo auditivo; 5) el trastorno
ca, claramente influenciada por los criterios fisiopa- mejora lentamente, y por lo general, es altamente re-
tológicos de A. R. Luria, debe puntualizarse que la sistente a las técnicas reeducativas habitualmente uti-
dispraxia aferente, o sensorio/kinestésica, o c u r r e lizadas para los trastornos fonoarticulatorios; 6) pre-
cuando existe una ruptura (compromiso) en el área sentan síntomas de trastornos neurológicos, in-
poscentral, o sensorio-motora, justo por detrás del cluyendo dificultades en la coordinación dinámica ge-
área motriz. Comporta un defecto de movimiento en neral, en la coordinación dinámica viso-manual, en
términos de posición cuando las áreas pre-motoras, las pruebas de organización viso-espacial, en la
directamente anteriores al área motriz fallan en codi- proyección córporo-espacial, y en la discriminación
ficar o patronizar movimientos sucesivos. El movi- táctil simultánea, si bien los signos neurológicos no
miento simple, individual, es realizado exitosamente, son con frecuencia «focales». (En la valoración de las
pero los movimientos aislados no son sintetizados en conductas equilibratorias estáticas y dinámicas se de-
una acción consecutiva fluida. La dispraxia kinética tectan con frecuencia reacciones tónico-posturales
es un defecto del movimiento en términos de tiempo. anormales, así como variables respuestas óculo-
B. J. Hill identifica patrones anormales específicos motoras a la estimulación laberíntica, sin que pueda

140
establecerse a priori un patrón definitivo para las dos. Es nuestro convencimiento. tanto en cuanto a
apraxias/dispraxias en sí mismas, ya que éstas serían filosofía de trabajo como en lo referido a nuestra ex-
síntomas de cuadros más complejos); 7) con frecuen- periencia clínica, que la clarificación de la problemá-
cia, pero no siempre, presentan una apraxia/dispra- tica lo más temprano y exhaustivamente posible es un
xia oral para los movimientos no articulatorios; 8) punto de partida esencial no sólo para establecer el
con frecuencia los pacientes con estas características adecuado enfoque médico-recuperativo sino también
no tienen una preferencia y/o prevalencia corporal la- para evitar ulteriores complicaciones psico-emocio-
teral definidas; 9) generalmente son varones, en una nales.
proporción aproximada de 4:1, si bien no es inusual
la evidencia del cuadro en mujeres; 10) con frecuen-
cia tienen una serie de antecedentes familiares referi- RESUMEN
dos a trastornos en el habla, el lenguaje, y el aprendi-
zaje escolar. Como puede verse, la variabilidad de las El abordaje de las apraxias en la infancia y la niñez
características comunes a estos cuadros refuerza por debe hacerse desde el contexto general de los trastor-
sí sola la evidencia de que no se trata de una entidad nos del aprendizaje humano. Tomamos el concepto
nosológica clínica. de aprendizaje como equivalente al de adaptación
El abordaje médico-recuperativo en estos cuadros esto es: como los procesos que ocurren dentro del
debe dirigirse a todos los aspectos comprometidos. organismo del individuo —particularmente dentro de
Independientemente de las terapias medicamentosas su sistema nervioso— que le facilitan la interpreta-
requeridas para cada circunstancia (las que pueden ción del medio ambiente y le permiten la correcta
ser específicas, generales, o inespecíficas), será indis- producción de respuestas adecuadas. Los principios
pensable iniciar terapia reeducativa intensa, indivi- bioneurológicos del aprendizaje son: la actividad mo-
dual y sostenida que, según los casos, corresponda a triz coordinada e intencional, el sistema postural, y
las siguientes áreas: psicomotricidad/kinesiología; las praxias.
estimulación sensorio-perceptivo-motora; trabajo Las dispraxias/apraxias comportan un trastorno de
perceptivo-discriminativo tanto en lo referente a la la gestualidad (actividad práxica), con conservación
modalidad visual como en la auditiva; trabajo de in- de la representación mental, simbólica, del acto, y sin
termodalidades perceptuales; trabajo sobre los as- evidencia de compromiso neuromotor de los efecto-
pectos simbólico-lingüísticos reforzando el nivel de res. En el infante y el niño conforman una falta de
«lengua» y favoreciendo su pasaje al nivel de «len- organización o una desorganización específica de la
guaje»; trabajo de coordinación sensorio-perceptivo- gestualidad; más precisamente: una perturbación en
motora en órganos fonoarticulatorios y miembros su- los procesos de programación de las actividades prá-
periores; trabajo sobre el habla y los grafismos; y, xicas/gestuales.
finalmente, trabajo sobre los distintos aspectos que En el infante existen patrones heredados de activi-
competen a la lectura, escritura, lectoescritura y len- dades motrices que se establecen y exteriorizan aún
guaje lectoescrito. La tarea reeducativa grupal, pre- antes del nacimiento, y que progresan continuamen-
ferentemente a nivel institucional (especializado o te. Pero este desarrollo se cumple no sólo por in-
no), se determinará en virtud a las características ge- fluencia hereditaria, propia de la especie, sino tam-
nerales de maduración para la asimilación de las ta- bién por aprendizaje. Toda actividad motriz requiere
reas educativas. En no pocas circunstancias, el apoyo antes que nada una ruptura de algunas unidades fun-
psicológico para enfrentar los sentimientos de minus- cionales preexistentes, luego una elección selectiva
valía y otros comportamientos reactivos se hace nece- de las combinaciones motrices útiles, y —finalmen-
sario, ya sea en forma directa con los pacientes, o te— su adaptación a una nueva unidad de trabajo.
indirectamente a través de trabajo de canalización de En toda nueva actividad motora coordinada intencio-
ansiedades y orientaciones a los padres y docentes nal actúan, sin duda, los niveles superiores del
para el manejo conductual del infante o niño afecta- S.N.C. En la medida en que la misma pueda ser auto-

141
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