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EL SER HUMANO Y LOS DISTINTOS

CONTEXTOS
Apunte elaborado para Práctica Docente I Profesorado en Música. Orientación Educación Musical.
Conservatorio de Música de Bahía Blanca. Año 2016

"El hombre es un ser social por naturaleza" Esta es una frase del filósofo
Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) Para Aristóteles a pesar de que cada hombre
posee una dimensión individual que desarrolla nuestra personalidad o nuestro
"ser", esta dimensión está inserta en la dimensión social del hombre para
la convivencia en comunidad desde que nacemos, para el desarrollo de nuestra
coexistencia.

La dimensión individual del hombre son las cualidades que posee, reconoce,


explora y usa para convivir en comunidad pacíficamente y beneficiarse los unos a
los otros. La dimensión individual, donde radica el ser, debe aprender a concordar
con la dimensión social para convivir en sociedad. Este aprendizaje es el llamado
proceso de sociabilización: conjunto de aprendizajes que el hombre necesita para
relacionarse con autonomía, autorrealización y autorregulación dentro de una
sociedad como, por ejemplo, la incorporación de normas de conductas, el
lenguaje, la cultura, etc.
En suma, aprehendemos elementos para mejorar la capacidad de comunicación y
la capacidad de relacionarnos en comunidad. En función de satisfacer las
exigencias físicas y espirituales, el hombre necesita vivir en sociedad ya que el
hombre racional e individual no es autosuficiente y requiere de la ayuda y
protección de los demás de su especie, formando lo que llamamos comunidades.
La comunidad es entendida como conjunto, asociación o grupo de individuos que
comparten elementos, intereses, propiedades u objetivos en común, por ejemplo,
el idioma, las costumbres, la visión del mundo, los valores, las creencias, la
ubicación geográfica (país, ciudad, barrio, vecinos), las tareas, el trabajo, los
estudios, el estatus social, los roles, la edad, los problemas y/o los intereses.
Generalmente, después de haber creado una comunidad, por compartir algún
elemento en común, los individuos elaboran, defieren y socializan una identidad
común, diferenciándose de otras comunidades, por ejemplo, con signos o señales.
También una comunidad puede tener un objetivo común o una misión, por
ejemplo, hacer un mundo ecológico, obtener lucro (empresas), defender la vida, el
bien común (asociaciones voluntarias, ONGs), una forma de vida, o alabar y dar
Gloria a Dios (iglesias).

Por tanto la historia, la identidad, los símbolos, los derechos y los deberes de la


comunidad, entre otros; la influencia, que es la capacidad que se tiene para inducir
o influenciar a otros individuos para realizar una determinada acción conjunta; la
integración, que busca el respeto, la popularidad, el estatus, la satisfacción de
todas las necesidades del grupo; y el compromiso, donde el deseo por llegar a las
metas y el conocimiento de los miembros del grupo es suficiente para crear lazos
emocionales firmes y brindar afecto, contención y seguridad, son algunos
elementos necesarios para que exista una comunidad.

Aristóteles también afirma que “el hombre es un ser social y político”. La


sociabilización es la naturaleza del hombre, por lo que genera naturalmente una
sociedad que se debe organizar. La organización de la sociedad requiere de la
naturaleza política del hombre que derivará en el derecho.

El derecho sólo tiene sentido para el hombre en sociedad y la sociedad, al ser


previa al derecho y al ser individual, solo puede ser organizada por nuestra
naturaleza política a través de un derecho que garantice la convivencia pacífica.

El definir a sociedad como un grupo de seres que viven de una manera


organizada supone la convivencia y la actividad conjunta del hombre,
conscientemente organizado u ordenado e implica un cierto grado
de comunicación y cooperación.
Una sociedad humana, en una de sus acepciones, es un colectivo de ciudadanos
de un país, sujetos a la misma autoridad política, las mismas leyes y normas de
conducta, organizados socialmente y gobernados por las entidades que velan por
el bienestar de este grupo.
Los miembros de una sociedad pueden ser de diferentes grupos étnicos. También
pueden pertenecer a diferentes niveles o clases sociales. Lo que caracteriza a la
sociedad es la puesta en común de intereses entre los miembros y las
preocupaciones mutuas dirigidos hacia un objetivo común.

Podemos decir entonces que el hombre es un ser social y cultural, que se


desarrolla dentro de una cultura y de una sociedad, que se humaniza gracias al
papel que cumple el contexto en el cual se desenvuelve, mediadores externos e
influyentes en todo su proceso.
El ser humano, para su plena realización necesita de la relación con los otros, no
puede sobrevivir sin la ayuda de los demás. El hombre es un ser en constante
relación, con la naturaleza, consigo mismo y con los demás. Tiende a reunirse en
grupos, en los cuales (a través de la convivencia) se conoce a sí mismo, da de sí
mismo y recibe de los otros; se pasa de una relación yo-tu a un nosotros. Así al
reunirse y relacionarse entre sí, conforman la sociedad, como el conjunto de esas
relaciones estructuradas y determinadas donde las relaciones interpersonales
tienen un papel protagónico no solo hacia el interior sino también hacia el exterior
de una sociedad. Es así como las experiencias personales juegan un papel
primordial en el desenvolvimiento social del individuo, tanto a nivel personal, como
social, familiar, laboral, profesional. Todos en los distintos contextos hemos vivido
experiencias significativas o no, gratificantes o no que han marcado nuestro
quehacer y hay contribuido a la creación de esquemas positivos o negativos.
Los distintos contextos en los que se desenvuelve el hombre son alternativas de
enseñanza y aprendizaje. El conocimiento existe por las personas y la comunidad
que lo construye, lo define, lo extiende haciendo uso significativo de ello.
El conocimiento es parte integral y dinámica de la vida misma; de ahí la
importancia de la influencia de las prácticas escolares y sociales en el desarrollo
de la inteligencia como un esfuerzo participativo para desarrollar comprensión y
construcción compartida de significados entre los individuos donde ocurre el
aprendizaje.
El desarrollo de la inteligencia es una actividad que tiene que ver con la vida
cotidiana y ordinaria, es decir, con la vida familiar, escolar, social, etc. donde se
desenvuelve la persona.
Ninguna teoría, postulado, concepción o práctica pueden comprenderse si se
desconocen los contextos sociales, económicos, culturales y políticos en los
cuales deben desarrollarse.

Lic. Mónica Lima

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