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Por lo tanto, para la UNAD los propósitos de la e–evaluación del aprendizaje son:
- Diseñar estrategias para crear una cultura de pensamiento que anime al estudiante a
pensar crítica y creativamente.
- Coadyuvar al estudiante para que utilice el conocimiento en pos de resolver problemas
inspirados en la creatividad y en la búsqueda de cambios estructurales.
- Convertir la evaluación continua como parte integral del currículo, para que ella refuerce
al estudiante sobre su proceso formativo.
- Diseñar interacciones didácticas múltiples para reforzar diversos modos de aprendizaje.
En este sentido, la e–evaluación del aprendizaje para la UNAD tiene dos componentes
pedagógicos a tener en cuenta en cada una de las fases del proceso de evaluación como son la
planificación, diseño de instrumentos, aseguramiento de la calidad y análisis de los resultados
obtenidos. Dichos componentes de la evaluación del aprendizaje son:
Este documento tiene tres capítulos, los que permiten establecer los lineamientos para la
elaboración de la e–evaluación del aprendizaje en cada uno de los cursos en articulación con la
propuesta curricular formativa, el modelo e–MPU, la interacción didáctica y que debe organizar
el director de curso, conjuntamente con su red de docentes. Se evidencia en cada una de las aulas
académicas de grado y posgrado desarrolladas bajo el concepto del AVA, fundamentalmente en
el entorno de evaluación y seguimiento.
Poggy (2008) establece que el modelo de evaluación que se diseña para cada proyecto
educativo se fundamenta en los planteamientos teóricos y metodológicos establecidos por parte
de la institución educativa. Así, evaluar es la lectura que hace un sujeto evaluador sobre lo
evaluado (un objeto, proceso o resultado) para pronunciarse sobre esa realidad, utilizando unos
referentes previos que le ayudan a construir un juicio acertado. Esto muestra que evaluar suele
ser una acción subjetiva que requiere acuerdos previos entre evaluador y evaluado para que sea
relativamente eficaz. Este autor recomienda que en los procesos de evaluación se tenga una
visión representativa del objeto a evaluar, se disponga de una visión holística de su desarrollo
histórico y del proceso para dar cuenta de logros y dificultades, producir conocimientos del
proceso y de los resultados para su mejoramiento, asegurar su validez y confiabilidad, considerar
los actores, los destinatarios y propósitos. Con lo anterior, es posible asegurar educación y
evaluación de calidad, optimizando el aprendizaje.
Para la UNAD la e–evaluación es uno de los elementos esenciales del e–MPU, busca
favorecer el aprendizaje autónomo en los estudiantes, considerado como una experiencia vital,
intelectual y cultural que parte del reconocimiento de la realidad personal y social para realizar
una profundización de conceptos, procedimientos y valores para su posterior aplicación en la
solución de problemas cotidianos, de formación y de promoción del desarrollo humano. Este se
acompaña con procesos de aprendizaje colaborativo para concretar saberes y construir
comunidad que produzca saberes significativos partiendo de conocimientos previos y vivencias
propias de quienes participan del aprender a aprender (UNAD, 2011). Por ello, la e–evaluación
se constituye en una herramienta que le va a permitir a la institución dar cuenta de la calidad del
proceso formativo, de la calidad de la propuesta curricular, de los materiales utilizados en el
proceso de aprendizaje, de las interacciones didácticas promovidas en cada una de las aulas y de
los mismos instrumentos de evaluación utilizados para valorar los logros de los estudiantes.
La Institucionalidad de la Evaluación
Así mismo, la e–evaluación del aprendizaje se concibe como una estrategia que
acompaña el aprendizaje del estudiante y genera saberes pedagógicos para el docente; es
inherente al proceso formativo personal que permite el aprendizaje para toda la vida, la
autoconstrucción individual y colectiva, el logro de la autonomía mental, ética, intelectual y
moral. Por lo anterior, aunque se centra en el estudiante, es concebida por el docente quien
utiliza múltiples mediaciones tecnológicas para fomentar aprendizajes efectivos, significativos,
solidarios y colaborativos para la construcción de saberes (UNAD, 2011).
Con respecto al paradigma crítico–social, Galeano (2005), considera que hace parte de
una visión integradora, política, social, cultural y económica; incluye tanto lo afectivo y lo
actitudinal como lo cognitivo. Es un estilo curricular versátil, abierto, susceptible de
transformación y mejoramiento permanente de acuerdo con las realidades y circunstancias del
contexto. Permite que los estudiantes vivan la tensión del conocimiento sin evitar que se reflejen
las contradicciones y las situaciones problémicas, reconociendo que el conocimiento se
construye desde posiciones reflexivas, equilibrando intereses distintos que en el aula virtual se
evidencian mediante opiniones distintas que hay que aprender a respetar y a debatir desde la
argumentación y la palabra. El docente define el campo de trabajo, la metodología y la
evaluación desde la caracterización de la situación problémica, la piensa y organiza en términos
amplios ofreciéndole al estudiante un campo de aprendizaje donde explore, descubra, escudriñe
e investigue la situación problémica. Los estudiantes acogen la situación que desean investigar y
profundizar y podrán replantear el problema o plantear uno nuevo. El docente debe anticipar los
posibles caminos que pueden tomar los estudiantes para preparar con antelación apoyos
didácticos, bibliográficos y acciones que puedan y permitan explorar aún más allá de lo
propuesto por el docente. La e–evaluación recogerá esa dinámica productiva en la gestión de
conocimiento para dar cuenta de los logros alcanzados por el estudiante y su comunidad de
aprendizaje.
Contexto integrado, integral y holístico para la gestión del aprendizaje, compuesto por un
conjunto de entornos de interacción e interactividad sincrónica y asincrónica, que permite
a los actores educativos aumentar el uso flexible de estrategias y recursos didácticos, lo
cual optimiza los recursos educativos (entre los cuales se encuentra también el tiempo de
estudio) y mejora los resultados del trabajo académico individual y colaborativo de los
estudiantes (UNAD, 2011, p. 67).
La e–Evaluación en la UNAD
a) Eticidad: consiste en la responsabilidad tanto moral como profesional del docente para el
diseño de estrategias pedagógicas, didácticas y evaluativas en el desarrollo y seguimiento del
proceso formativo.
b) Significatividad: está referido a la correlación de sentido y coherencia entre el diseño de los
procesos formativos por parte del docente con respecto a las significaciones e
intencionalidades de las experiencias del estudiante en su mundo cotidiano, a la pertinencia
de la formación profesional que define la institución y a las demandas de la sociedad.
c) Objetividad: es la correlación sistémica entre las intencionalidades formativas, los
contenidos curriculares y el proceso de evaluación de un determinado programa, con
respecto al diseño de condiciones, dispositivos y recursos en el desarrollo de experiencias de
aprendizaje y de evaluación.
d) Ecologicidad: está ligado a la economía pedagógica de los procesos de evaluación en la que
se correlacionan de manera coherente y pertinente los ambientes virtuales de aprendizaje, los
recursos y dispositivos tecnológicos, además de las actuaciones de los diversos agentes del
proceso educativo, con los procesos de formación integral y autónoma (UNAD, 2013a).
a) Quices en línea.
b) Lecciones evaluativas en línea.
c) Foros colaborativos sincrónicos y asincrónicos.
d) E-portafolio.
e) Recursos para trabajo colaborativo (wiki, blog, talleres, seminarios, webquest, entre
otros).
f) Pruebas Objetivas Cerradas (POC).
g) Pruebas Objetivas Abiertas (POA) como mapas conceptuales, ensayos, trabajos prácticos,