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Revista Literaria Visor - Nº 2
Revista Literaria Visor - Nº 2
Dirección:
Noel Pérez Brey Editorial.......................................................... 3
www.perezbrey.com
perezbrey@gmail.com
Reseñas........................................................... 4
Consejo Editorial: Los que duermen. Juan Gómez Bárcena............ 5
Vega Pérez Carmena
Noel Pérez Brey Crímenes ejemplares. Max Aub......................... 6
Imágenes: Ensayos........................................................... 8
Portada: Kate Logan
Contraportada: Junkstock / Fuente: Flickr Robert Walser. La grandeza de lo mínimo, por
Contenido: María Flo Sosa/Fuente: Flickr; Reseñas: Alejandro Peña Arroyave.................................... 9
Lady Smirnoff/Fuente: Flickr; Ensayos: Luca Rosatto/
Fuente: Flickr; Creación: Symetric Drussan /Fuente: Salinger, El hombre que ríe y En el bote, por Ig-
Flickr. nacio Muñoz........................................................ 17
Diseño: La prosa de ficción mínima e irónica en México
Noel Pérez Brey (de los ateneístas menores a Juan José Arreola),
por Fernando Corona......................................... 22
Esta revista se edita desde Toledo (España) a través de la si- Creación........................................................ 32
guiente dirección:
www.visorliteraria.com Vecinos, por Manuel López............................... 33
Puede ponerse en contacto con nosotros en la siguiente direc- Buen Provecho, por Javier Adell...................... 35
ción de correo electrónico: El Panteón, por Antonio García Fernández.... 41
visorliteraria@gmail.com
Depreman, por Fabián Ostropolsky.................. 44
Cajas, por Carlos Segovia................................... 49
Todos los textos e imágenes publicados en este número son Sombra, por Irene Beiro.................................... 56
propiedad de sus respectivos autores. Queda, por tanto, prohi-
bida la reproducción total o parcial de los contenidos de esta Bonus, por María Fraile.................................... 60
publicación en cualquier medio sin el consentimiento expreso El negocio del regaliz de palo, por David Caiña
de los mismos. Por otro lado, esta publicación no se respon-
sabiliza de las opiniones o comentarios expresados por los ............................................................................. 61
autores en sus obras.
Colaboraciones.............................................. 70
EDITORIAL
El largo futuro
del relato
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RESEÑAS RESEÑAS
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RESEÑAS
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ENSAYOS
Acercamiento
Ante las grandes narrativas y las construcciones del siglo
XIX con su enorme pretensión científica, el siglo XX significa
desde el punto de vista de los hechos la confirmación de la
ilusión de dichas construcciones delatadas ya por el arte y el
pensamiento. El siglo XX es la caída de los grandes relatos
a todo nivel. Pero mientras tantos relatos se concentran en
el desencanto y en la queja tras esa caída (llegando hasta el
máximo del nihilismo en algunos casos) encontramos una na-
rrativa mínima y afirmativa como la de Robert Walser. Sin
duda es una narrativa hija de esa caída, pero que vuelve los
ojos sobre lo real y concreto (desencantado por la razón cientí-
fica y la muerte de Dios) de manera afirmativa; lejos del nihi-
lismo que empieza a gobernar el pensamiento. Esa afirmación
vital de Walser tiene como centro el desinterés por afirmar lo
que no deja de ser ilusión y construcción del hombre, más que
la ingenuidad de un romanticismo anacrónico. La agudeza de
Walser está en volver a lo mínimo de la realidad y afirmar la
existencia reconociéndola sobreabundante en cada una de sus
manifestaciones sin confundirla jamás con las construcciones
perversas de quienes se han empeñado en envenenarla.
mulas de posibles significados (Musil Y es tras estos grandes nombres de nes altos de color sorprendentemente butos al escritor esteticista bien puede
1973, p. 183). las letras que hace su aparición el des- finos, se hacen notar espero que tan- ocurrirle que deje atrás lo que quería
Esta afirmación de Musil nos pone conocido Robert Walser con la modestia to como cualquier otra cosa (Walser decir, esto es, la realidad, mucho antes
ante problema central del hombre con- y sencillez que tienen sus propias obras. 2008, p. 11). de encontrarse con ella. La escritura lo
temporáneo en la medida que su vida En La habitación del poeta, Walser ca- Así, la escritura se lleva a cabo desde es todo, pero no al precio de traicionar
se convierte en expresión de una pér- racteriza al escritor como el que está aspectos de libre relación que establece lo real, la maravilla de su aparecer. El
dida que tiene que ver con la forma en en el mundo al modo de un cazador, la mirada entre aquellas cosas que apa- lugar de esta escritura es más bien el
que se relaciona consigo mismo y con “una especie de Ojo de Halcón que vive recen ante el caminante. Como el pa- no lugar de lo que se deja de lado donde,
la existencia. En efecto, el drama del permanentemente a la caza. Acecha los seo, la escritura es concebida por Wal- sin embargo, resplandecen las verda-
hombre del siglo XX (y mucho más del acontecimientos, persigue las rarezas ser como lo que se da y se realiza por des humanas. Como bien lo dice Luigi
nuestro, naturalmente), consiste en que del mundo, busca lo extraordinario y sí mismo, es decir, sin un propósito de- Amara:
cada vez le suceden más cosas pero no verdadero” (Walser, 2005, p. 25). Wal- terminado. El escritor es un vagabundo, con una ironía constante –más val-
encuentra cómo relacionarse con eso ser da importancia a la concentración un errante que contempla y lleva al pa- dría decir, con desparpajo–, Walser se
que le sucede. El exceso de experien- de la mirada del escritor y al aguzar en pel aquello que llama su atención. Pero interesa por las cosas sencillas, ordi-
cia no le permite tener una auténtica general todos sus sentidos hacia lo ex- no es sólo lo que llame su atención, es narias, fugaces; por esa concatenación
experiencia del mundo. Esto se pone traordinario. Pero al buscar lo extraor- preferiblemente, lo sencillo, aquello de imprevista de minucias que a causa
de manifiesto en la falta de comunica- dinario sobre lo que el mismo Walser lo que nadie se ocupa. Se dice que Wal- de su fluir y evanescencia invocan una
ción o comunicabilidad de la experien- pide escribir, en su obra hallamos la es- ser no corregía lo que escribía, ya que, mirada igualmente inestable y con-
cia. Como lo dice Benjamin, ya nadie al critura desde y hacia la sencillez y coti- como lo señala Benjamin, “escribir y no traria a toda pedantería; una mirada
morir dice una frase célebre1. Es decir, dianidad de la existencia; lo extraordi- corregir lo que se ha escrito es la combi- que las haga brillar por unos segun-
no hay una verdadera aprehensión de la nario es entonces lo más cercano, pero nación más acabada de la carencia ex- dos para dejarlas después perderse,
experiencia vital. El siglo XX, siguien- paradójicamente alejado por la preten- trema de intención y, al mismo tiempo, irremediablemente, abismadas en su
do los ideales de la Ilustración, deposi- sión de grandeza. Es en ese sentido que la intención suprema” (Benjamin 2007, futilidad, hundiéndose en la corriente
tó en el hombre grandes esperanzas y el hombre se ha convertido en un ex- 332). Es la intención suprema porque del hábito que todo lo enmohece y de-
por lo tanto grandes responsabilidades. traño para sí mismo, es desde esa com- quien ve la realidad quiere describirla grada (Amara 2006, p. 71).
El hombre debía ponerse a la altura de prensión que Walser pide que el escritor y no traicionarla en la corrección. La
retome lo sencillo, pues es allí donde El lugar de la escritura de Walser es,
una idea construida de lo humano, de escritura cumple según Walser la tarea
está lo importante para la creación y como el de la vida humana, la fugaci-
la dignidad y grandiosidad reclamada suprema cuando no se pone por encima
para la existencia. Walser asume la ta- dad y lo azaroso. En un estilo que, apa-
por él hombre para sí mismo. Pero los de la realidad que nombra en el ocul-
rea de escribir como se toma un paseo. rentemente, hace pensar en un anacró-
métodos para conocer el mundo y al to esteticismo de la infinita corrección.
Y es justamente en El paseo, el corto nico romanticismo, Walser afirma sin
hombre en él, es decir, la ciencia mo- La escritura, como la concepción del
relato de un escritor (el propio Walser), más la existencia y su crítica a la época
derna, pusieron una distancia enorme hombre en Walser, tiene que ver con la
que sale a caminar, donde encontramos la hace de manera sutil pero profunda,
entre el mundo y el hombre y todavía ausencia de pretensión; “al diablo con
lo extraordinario que debe atender el diciendo más con el todo de sus perso-
más, entre éste y él mismo2. Esta situa- el ansia miserable de parecer más de
escritor y comunicarlo. najes que con las reflexiones que éstos
ción de extravío, si bien ya había sido lo que se es” (Walser 2008, p. 19). Y es
puedan construir. Walser crea persona-
puesta en cuestión por pensadores como Chiquillos y chiquillas corretean al sol desde allí que se construye en Walser
jes que van a contracorriente y son una
Nietzsche, es retomada ante todo por la libres y sin freno (…) un perro se re- la escritura como paseo que no lleva a
refutación y crítica andantes de la épo-
literatura del siglo XX, con escritores fresca en el agua de la fuente. Golon- ninguna parte porque se emparenta con
ca. Walser da a la escritura la modesta
como el citado Musil, Kafka, Beckett, drinas, me parece, trisan en el cielo la realidad humana más que con la ri-
tarea de señalar lo sencillo que capta
Pessoa (ante todo en El libro de desaso- azul. Una o dos damas elegantes, con dícula pretensión de alcanzar algo. Así
el escritor sin mayores pretensiones de
siego), Handke, Bernhard… faldas asombrosamente cortas y boti- como el hombre ocupado en sus atri-
lograr con ello abarcarlo todo, pues su
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ENSAYOS
de sí mismo, pues como dice el propio ser 1998, p. 82). Jacob se va al desierto 93, 70-73. ---, Diarios I, Barcelona: Debolsillo,
Walser en una carta a su amigo Chris- con la plena conciencia de corresponder Benjamin, Walter, Iluminaciones IV, 2004.
tian Morgenstern, “es tan hermoso no así a la necesidad de desaparecer, aun Madrid: Taurus, 1991. Walser, Robert, Jacob von Gunten, Ma
ser nada, es mucho más apasionante siendo. “Y si yo me estrellase y perdiese ---, Robert Walser, en Obras. Libro II. drid: Ediciones Siruela, 1998
que ser algo” (Echte, 2005, p. 109). Y es ¿qué se rompería y perdería? Un cero. Vol. I, Madrid: Abada, 2007. ---, La habitación del poeta, Madrid:
desde esa pretensión de nulidad que Ja- Yo, individuo aislado, no soy más que Echte, Bernhard, Epílogo. La habitación Ediciones Siruela, 2005.
cob contempla el transcurso de nuestro un cero a la izquierda” (Walser 1998, del poeta. Por Walser, Robert, Ma- ---, El paseo, Madrid: Ediciones Sirue
tiempo, sabiendo que tenemos ante los p. 126). Jacob se marcha al desierto en drid: Ediciones Siruela: 2005. 107-116. la, 2008.
ojos la decadencia pero sin dramatizar el buscado anonimato dejando, como Musil, Robert, El hombre sin atributos
ante eso. “Acepto mi época tal cual es, Walser, señalado el camino para tantos I, Madrid: Seix Barral, 1973.
reservándome sólo el derecho a hacer personajes minúsculos, pero grandiosos,
mis observaciones en silencio” (Walser antihéroes de los que, para regocijo de
1998, p. 56). Y son estas observaciones la inteligencia, está llena la literatura
las que le llevan al Instituto Benjamen- del siglo XX4.
ta donde se prepara para no ser nada. Alejandro Peña Arroyave (Yarumal, Antioquia, Colombia, 1982). Filósofo
Jacob, luego que todos sus compa- Notas de la Universidad de Antioquia con una tesis sobre Sören Kierkegaard y la estética
ñeros consiguen empleo decide irse al (1) Benjamin, Walter. El narrador. En del Romanticismo alemán. Ponente el diversos congresos de filosofía y literatura.
desierto con el señor Benjamenta, que Iluminaciones IV. Madrid, Taurus. 1991. Actualmente estudiante del Doctorado en Filosofía de la Universidad del Salvador,
ahora no tiene alumnos. Y esto lo hace (2) A este respecto de la pérdida de la Buenos Aires (Argentina) con una investigación sobre la melancolía en el pensa-
en consecuencia de su pretensión de experiencia y el extravío de la tradición miento de Sören Kierkegaard.
anularse. Así, aunque no sea el propó- filosófica y científica, es muy significa-
sito, se opone como ser insignificante tivo lo dicho por Giorgio Agamben en
ante un mundo, con su hermano a la Infancia e historia. Ante todo en el ca-
cabeza, que impone justamente la obli- pítulo IV.
gación de lucir y encaminarse hacia lo (3) La referencia a Musil no es casual,
establecido como elevado y deseable; hay una gran influencia de Walser en
un estatus, unos logros intelectuales, Musil, como éste mismo lo admite. Cfr.
económicos, reconocimiento, poder (…), Musil (2004, p. 515).
todo lo que no es Jacob, pues él sabe, y (4) Y es en este sentido de la construc-
es lo que transmite en el Diario en que ción de personajes insignificantes como
cuenta su vida, que tales atributos son expresión encarnada de una crítica a la
una construcción que aleja al individuo época y a las pretensiones del hombre,
del corazón de la existencia. Pero en que habría que mirar la influencia de
esa debilidad y anulación de Jacob hay Walser en la literatura del siglo XX en
una paradójica autosuficiencia que le autores como los citados más arriba.
señala precisamente al hombre común
lo ilusorio de su arsenal de atributos en Bibliografía
los que tiene que atrincherarse para ser.
Para Jacob vale más como lugar de la Agamben, Giorgio, Infancia e Historia,
existencia la errancia y la atención a lo Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2007.
sencillo, pues “es en lo cotidiano donde Amara, Luigi, Robert Walser o la escri
residen las verdades auténticas” (Wal- tura como paseo, Letras Libres, 2006,
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ENSAYOS
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ENSAYOS ENSAYOS
necesita que Mary juegue le contesta con sino que, a pesar de que existe un mal- mento en que arroja la mascara de su dad del mundo de los adultos”.
un “qué mierda era eso de que no nece- entendido en cuanto a la palabra moi- tío, hermano de su madre , o lanza su Esta es la causa de su fuga (o quizás
sitaba a nadie que hiciera de centro”. Lo she, él comprende que Sandra insulta a propio llavero). Asimismo, la historia de las fugas) de Lionel, el lento descu-
mismo sucede con Mary, que ante las su padre y es esto lo que lo atormenta. de la “Vicealmirante” es otro ejemplo brimiento, a temprana edad por cier-
preguntas que el niño hace en su ultima A pesar de la aparente costumbre de de este enunciado. Boo Boo esta al tan- to, del mundo “falso” de los adultos. Su
aparición solo responde: “-Déjame (…) Lionel de fugarse de su hogar, Boo Boo to que atacar a su hijo y castigarlo por reacción, en su caso, es escapar (en el
Por favor, déjame”. parece especialmente preocupada por huir sería “destruir su espíritu”, gra- sentido más literal) de la falsedad, hu-
Quizás la máscara que “el Jefe” se ve su escape al bote. Necesita presentarse cias a esto intenta ingresar en el bote y yendo físicamente de los lugares “fal-
obligado a utilizar con Mary y de la que como “la Vicealmirante Tannenbaum” junto a esto poder ingresar en los sen- sos” en que convive con los adultos (en
sólo se desprende en compañía de los para iniciar la conversación, confiesa timientos de su hijo. Esto lo hace por este caso la casa donde vive Sandra, su
Comanches es la causa de su ruptura que su hijo “es un poco demasiado com- intermedio de un cuento, un relato que padre y su madre).
amorosa y de su decisión de acabar con plicado” para ella y “le resulta(ba) bas- cumple la función de distraer a Lionel Sin embargo, da muestras de que su
la vida de su alter ego. tante dificultoso mantener su vista fija y entretenerlo mientras indirectamente desconfianza y su desilusión todavía no
De esta forma, el niño recibe infor- en Lionel”. logra conocer el propósito oculto detrás han llegado a concretarse. Es el caso
mación de los adultos que lo rodean solo Salinger asigna a Boo Boo caracte- de su huida. de sus huidas en la ciudad, donde es-
por lo que ve y observa de ellos (o en el rísticas similares a Gedsudski de El Durante todo el relato se hacen pre- peraba a su padre para decirle adiós o
caso de Gedsudski por “el hombre que hombre que ríe, la describe como “una sentes dificultades de percepción y co- en el bote donde, al principio, no cree la
ríe”) ya que a la hora de intentar comu- chica menuda, prácticamente sin ca- municación. Estos se dan entre Sandra historia de su madre pero luego del “to-
nicarse no es oído ni tomado en serio. deras, de veinticinco años, con un pelo y la Sra. Snell, quien, escuchando las que del clarín” comienza a interesarse
En este relato, utilizando la categoría sin personalidad, incoloro, quebradizo, quejas de la criada, parece solo preo- y permite que la conversación lleve a
que French aplica en el capitulo II sobre recogido detrás de las orejas, que eran cupada por la temperatura del té y la que relate la causa de su fuga.
el cuento Uncle Wiggily in Connecticut muy grandes” y con una “falta gene- llegada de su ómnibus: “-Usted no tiene De esta forma se aprecia lo que en la
(donde afirma que en ese relato “gana” ral de belleza”, pero por otro lado, es problemas, usted vive aquí todo el año. introducción a este ensayo llamamos el
el mundo falso), en este cuento ocurre una “chica apabullante y definitiva”. Tiene aquí su vida social y todo eso. A intento de conservación de la inocencia,
lo mismo. El indicio más acertado de Esto cumple con otro de los temas que usted no le importa. -Voy a tomar este la pureza o lo “bueno” del niño que se
esto es la última escena, el castañeteo Salinger suele presentar en sus relatos: té aunque me muera”; entre Sandra ve amenazado constantemente por el
de dientes del niño ante la visión de la el hecho de que la belleza exterior y la y Lionel y el insulto malentendido que mundo adulto. Cosa que en este relato
mascara roja en el farol: nunca nada interior no suelen darse juntas y la con- desemboca en la huída del niño (moi- se concreta, ya que Lionel en el final
volverá a ser como antes del “hombre ciencia de un mundo insensible que pro- she-moisés o kike-kite), es decir, lo que del cuento, luego de su encuentro con la
que ríe”, su visión del mundo se ve per- duce que los seres humanos hermosos y la criada dice y quiere ocultar o mante- hipocresía de los adultos y su posterior
turbada por la experiencia que vivió con vacíos prosperen. ner en silencio; entre Lionel y Boo Boo y conversación con su madre, vuelve a ser
los adultos que inconscientemente, le En este caso, Boo Boo forma parte de la incapacidad de su madre para enten- el que suponemos que era antes de este
revelaron el mundo “falso”. lo que French llama “los adultos (cuya der lo que su hijo dice (y por supuesto la incidente, ya que recupera su ánimo y
En el bote introduce la relación entre preocupación principal) constituye el dificultad del niño para hablar), donde corre una carrera hasta la casa con su
Boo Boo Glass y su hijo Lionel de 4 años, ayudar a estos animalitos impetuosos a necesita comunicarse con él a través de madre. Al contrario del niño comanche
donde la madre intenta mantener a su convertirse en seres humanos decentes, un personaje para llegar a saber por qué de El hombre que ríe que se ve comple-
hijo lejos de la “falsedad” del mundo de sin recurrir a tácticas represivas que escapa de la casa. tamente desamparado ante frustrante
los adultos. destruirían su espíritu”. Esto se apre- Este relato es un ejemplo de lo que experiencia, Lionel tiene un adulto que
La pena de Lionel no proviene, como cia, por ejemplo, en la forma tan se- Warren French manifiesta en su intro- le permite ver que existe otro mundo
sostiene French, de su supuesto estado rena en la que se dirige todo el tiempo ducción al capitulo VII de su libro: “La aparte del que observa en Sandra.
de “victima” debido a su “incapacidad a su hijo, a pesar de que éste realiza reacción del niño o del adolescente ante Ambos cuentos comparten diversos
de entender el lenguaje de los adultos” acciones que la hieren (como el mo- la desilusionante revelación de la false- puntos: primero, los adultos (y las rela-
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ENSAYOS ENSAYOS
ciones que tienen) que genera la falsedad En el segundo se aprecia por un lado
que rodea y amenaza (y a veces pene- cómo un descuido de los adultos podría
tra) a lo “bueno” que los niños poseen; hacer perder al niño la inocencia, pero
segundo, la incapacidad de convivencia por el otro, también se representa como
de belleza interna y externa en las ca- podría ganar el “mundo bueno”.
racterísticas que el escritor otorga a los
personajes adultos principales (Gedsus- Bibliografía
dki y Boo Boo Glass) y por último la French, Warren, J.D Salinger, Buenos
falta de comunicación y problemas de Aires: Los libros del mirasol, 1969.
percepción, a pesar de los intentos, en- J.D Salinger, Nine Stories, Nueva York:
tre niños y adultos. Little, Brown and Co., 2001.
Cada uno de los cuentos analizados William F. Belcher, James Ward Lee
plantea dos puntos de vista distintos de (Ed.), J.D Salinger and the critics,
un mismo tema. El primero aborda la California: Wadsworth Publishing,
pérdida de por lo menos una parte del 1962.
mundo “bueno”, y la desilusionante re-
velación del mundo “falso” de manera
repentina.
Fuente: cvc.cervantes.es
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ENSAYOS ENSAYOS
diferente tratamiento y distinta pro- orientales, mientras que en Reyes ve- Arreola por la fábula. ter proteico: las ideas y las condiciones
yección. En la prosa de Torri un hom- mos un tratamiento autobiográfico –di- Zavala cita a la venezolana Violeta de los personajes cambian. En Torri, el
bre llega trabajosamente a cierta mon- ficultades revolucionarias, exilio y vuel- Rojo, quien llama minicuento a la na- hombre debe cambiar de postura ante
taña donde mora un viejo ermitaño, ta a la patria–. Arreola, por su parte, rrativa que tenga “brevedad extrema; los hombres (al ser mal actor de sus
quien siete años atrás le había dado un remite a un ambiente fabulesco en que economía de lenguaje; juegos de pala- emociones); en Reyes, el individuo que
consejo que le había reportado soledad los animales enseñan a los hombres bras; representación de situaciones es- había salido de su tierra buscando a
y rechazo de parte de los hombres; una óptica y una actitud que denuncia. tereotipadas que exigen la participación Dios, debe regresar con espinas en el
ante esto, el ermitaño besa tres veces Las tres narraciones muestran un fe- del lector, y carácter proteico”. Para corazón; en Arreola, los monos son los
la frente del visitante y, sonriendo, le nómeno particular unificador: la sorna esto plantea dos modalidades: hibrida- que miran al hombre con sarcasmo y
recomienda encubrir a los hombres el con la que el hombre se queja ante las ción de la narrativa con otros géneros pena desde sus jaulas al vernos tan in-
amor y disimular sus pasiones, puesto fuerzas que rigen por encima de su con- literarios o extraliterarios, “en cuyo feriores. Gracias a Zavala, sumamos a
que es un mal actor de sus emociones. dición mortal. caso la dimensión narrativa es la do- los cuentos ultracortos otros elementos:
En el cuento de Reyes, un hombre sale Justamente en esta sorna, aunada a minante”, y la hibridación con géneros técnicas de intertextualidad, clases de
de su tierra para ir a servir a Dios; en la brevedad y al interior de la ficción arcaicos o desaparecidos (fábula, afo- metaficción, ambigüedades semánticas,
el transcurso de los acontecimientos, el que se presentan, está la clave de la rismo, alegoría, parábola, proverbios y formas de humor y de ironía; pero el
hombre sufre una inundación, la pér- ficción narrativa: mientras más corta mitos), “con los cuales se establece una básico y dominante es la naturaleza na-
dida de su casa, su huerta y sus caba- sea, más sorpresiva y contundente es su relación paródica”. El ejemplo para- rrativa, que marca la diferencia funda-
llerizas, la dispersión de su familia, la ironía. Como una estampa que contu- digmático para ella es "El dinosaurio" mental entre un minitexto y un mini-
revolución, la muerte de un ser queri- viera la imagen antitética de un acon- (1959), de Augusto Monterroso. cuento (“un texto ultracorto, pero no un
do; luego cruza el mar, tiene dificulta- tecimiento en un golpe de vista, así la Los tres cuentos aquí revisados no cuento ultracorto”).
des para alimentarse, ve desatarse una microficción sería el lugar idóneo para pasan de una página (el de Arreola, in- Hay que agregar también que el ele-
guerra de cuatro años y deriva hacia el reflejar en un instante una paradoja y cluso, no pasa del párrafo). El lengua- mento propiamente literario en ambas
sur; todo lo cual termina en la pregunta una queja, cuidando para ello también je en ellos no tiene la menor afectación formas mínimas de la narrativa es la
de qué es eso que le punza y brota, cues- el estilo, que en el caso del cuento no ni rebuscamiento. En cuanto al carác- ambigüedad semántica, “producida,
tionamiento que da por respuesta: las puede prescindir de ciertos elementos ter lúdico de las palabras, expresiones fundamentalmente, por la presencia de
primeras espinas del corazón. Final- poéticos que no van en desmedro del como “Y llegó a la montaña donde mo- un final sorpresivo o enigmático, que
mente, en el micro-relato de Arreola relato, sino que le confieren riqueza en raba el anciano” (de Torri), “Yo salí de exige la participación activa del lec-
asistimos a una ficción remontada mi- imagen y fluidez. mi tierra, hará tantos años, para ir a tor para completar el sentido del texto
lenios atrás, en la cual los monos deci- En el texto “El cuento ultracorto bajo servir a Dios” (de Reyes), y “Ya muchos desde su propio contexto de lectura”. Y
den “acerca de su destino oponiéndose a el microscopio”2, Lauro Zavala define milenios antes (¿cuántos?), los monos los tres cuentos tratados en este ensayo
la tentación de ser hombres”, evitando como ultracorto “a todo cuento cuya decidieron acerca de su destino oponién- cumplen a cabalidad con estas condi-
la empresa racional y continuando en extensión no rebasa las 200 palabras” dose a la tentación de ser hombres” (de ciones.
el paraíso como caricaturas obscenas y y señala que existe una gran diversidad Arreola), con las cuales inician los re- En relación con las posibles influen-
libres a su modo; no obstante, a final de formas de hibridación genérica, lo latos, nos introducen inmediatamente cias establecidas entre los ateneístas y
de cuentas somos nosotros, los seres cual hace que el cuento brevísimo se en- en lo narrado como si nos hubiéramos Arreola, consideremos –con el propio
humanos, quienes los vemos ahora en tremezcle o confunda con géneros como perdido de algo y debiéramos enterar- Zavala– a los principales cultivadores
el zoológico, “como un espejo depresi- la crónica, el ensayo, el poema en prosa nos enseguida de ello. del cuento breve en México antes de
vo: nos miran con sarcasmo y con pena, y la viñeta, así como otros extralitera- Las situaciones estereotipadas de los 1956, “fecha de publicación de la Bre-
porque seguimos observando su conduc- rios. Esto ayuda a entender los alcances relatos permiten comprobar que están ve historia del cuento mexicano de Luis
ta animal”. de los tres cuentos referidos: el de Torri dentro de las consideraciones del cuen- Leal”: Carlos Díaz Dufoo II, Julio Torri,
El texto de Torri se presenta como se inclina sobre todo por la parábola, to ultracorto. Más aun, son ejempla- Alfonso Reyes, Octavio Paz, Mariano
una ficción al estilo de las parábolas el de Reyes por la autobiografía y el de res, pues también contienen un carác- Silva y Aceves, Genaro Estrada, Juan
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ENSAYOS
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ENSAYOS ENSAYOS
en México”. Agrega que fue a partir del interesantes como primera hipótesis de tres autores aquí analizados: la brevísi- que el mismo escribió apuntes, narra-
movimiento expresionista, con autores encuesta: El realismo y lo fantástico, ma ficción irónica. ciones cortas u ocurrencias en las obras
como Rulfo y Arreola, que la cuentís- dos moradas prismáticas, y aparente- Ya he comentado las posibles in- Cartones de Madrid, El suicida, A lápiz,
tica mexicana bebió de las fuentes bor- mente opuestas, de lo real, cargadas fluencias que aportaron los ateneístas a Calendario y Árbol de pólvora. Inclu-
geanas de manera significativa, “apro- una y otra de intenciones y significacio- Arreola, pero a lo escrito hay que su- so comenta que Reyes se valía de chis-
piando para sí la infatigable meditación nes”. mar la voz de Beatriz Espejo, quien en tes callejeros elevados hasta la poesía,
metafísica, la desconfianza del lengua- Así, Juan José Arreola se muestra un ensayo “El minicuento y sus mis- “gracias a su sentido musical y a sus
je, la exaltación del hombre margina- en su época tal como lo juzga Marco terios”14, menciona que “fueron los es- admirables ritmos sintácticos”.
do y la crítica irónica de instituciones Leyva: “como un juglar que supo ha- critores que conformaron el Ateneo de Por si fuera poco, Beatriz Espejo
sociales”. cer de los malabares verbales, trucos la Juventud quienes circularon libros se vale también del de Julio Torri, de
Para Price, la obra de Borges penetra y las noticias del imposible, su mejor ejemplares de las vanguardias euro- quien afirma que “propagó entusiasta-
en el imaginario mexicano en los años oficio; contaba o cantaba con un esmero peas e instauraron en México, con una mente Gaspard de la nuit” –de Aloysius
cuarenta. Augusto Monterroso, quien artesanal, cada una de sus historias”12. jerarquía fuera de serie, el ensayo bre- Bertrand– “no sólo durante una década,
representa el auge mayor del cuento En efecto, la intención de Arreola con- ve y el poema en prosa”. Para argu- según se ha dicho, sino a lo largo de cin-
ultracorto, afirmó aluna vez que “de- sistía sobretodo en trabajar la materia mentar dicha aseveración, comenta que cuenta años en sus clases de la Facul-
bemos a Borges el habernos devuelto, del lenguaje: “violentar las palabras, los ensayistas tuvieron por modelos a tad de Filosofía y Letras”. En cuanto a
a través de sus viajes por el inglés y el ponerlas en predicamento para que ex- los ingleses Lamb, Stevenson, Wilde y su carácter, afirma: “Su temperamento
alemán, la fe en las posibilidades del presen más de lo que expresan... Para el norteamericano Emerson, del siglo irónico y contrastante lo hizo fanático
ineludible español”9. El propio Arreola mí el lenguaje, aunque esté estampado XIX; así como Shaw (con los prólogos de la oración justa, la adjetivación ma-
lo describe como un “escritor imposi- en el papel, no es silencioso: de él y des- de sus comedias) y Chesterton, del XX. liciosa y definitiva, la elección certera
ble”, o aquel ser que “escribe a pesar de de él se propagan sucesivas sonorida- En cuanto a las letras de ascendencia para que cada palabra tuviera el peso
sí mismo; el que no es consciente de que des. Sé que cuando uno construye una francesa, menciona las influencias de requerido. Manejaba un esoterismo muy
en él habita la capacidad de trasmitir bella frase (en este punto tenía razón poemas en prosa de Baudelaire, Aloy- personal que le permitía no enfrentar
lo inefable, eso que antes de su adveni- André Gide) un pensamiento todavía sius Bertrand, Renard, Schwob, Lafor- a sus lectores con situaciones fronta-
miento parecía indecible”10. A su vez, más bello viene a habitarla, no porque gue y France. les, buscaba el sesgo de la perspicacia
Price propone que “los autores mexica- esta frase esté vacía, sino porque es una En cuanto a las características que que continuamente exige una cultura
nos incorporan la narrativa de Borges nostalgia del espíritu que aspira a una estas lecturas ateneístas poseían, men- libresca. Aprovechaba el cinismo como
porque ésta les abre las posibilidades concreción de belleza”13. ciona Beatriz Espejo las siguientes: recurso literario y sentía fobia por lo
creativas de la palabra escrita y los en- A través de estos asertos, podemos “Compartían las preocupaciones del explicativo o amplificado, pues veía en
camina hacia una realización”. constatar que esa visión del lengua- virtuosismo técnico y la gracia irónica la brevedad la virtud más preciosa”16.
Así, la pareja Reyes-Borges deja ver je, esa visión lúdica que exprimía más del estilo. En vez de agotar un tema con Es poco después de este punto esen-
otro elemento más en la influencia que realidad que la actitud seria de otros descripciones exhaustivas del realismo, cial, presente en Torri, que Espejo en-
se estableció entre la narrativa de fic- escritores, estaba ya patente en Torri hallaban sugerencia e imponían la sín- cuentra otro elemento insoslayable de
ción ateneísta y la de Arreola, en cuya y en Reyes de alguna forma, en el pri- tesis como innovadora propuesta estéti- la prosa breve, presente también en Re-
época fue significativo también el cuen- mero de manera más evidente. Entra ca. Y debemos considerar, además, que yes y en Arreola: el humorismo y sus
to de Rulfo, si bien, como apunta Car- una y otra generación hay realizaciones uno y otro género tendía hacia las diva- aplicaciones. Para apoyo de lo anterior,
ballo11, la década de los cincuenta en narrativas, desde los contemporáneos y gaciones fantásticas colindantes con el menciona que “antes y después de Al-
México “está presidida en el terreno del estridentistas hasta los colonialistas e cuento de la misma índole imaginati- fonso Reyes los escritores encontraron
cuento, por Arreola y Rulfo. Aquél re- indigenistas, pero ese trecho no impidió va”15. que la humorada, la sonrisa, la risa y
presentaba la literatura fantástica; éste que en Arreola se presentaran diversas Como un modelo de los recursos an- hasta la palabrota fuerte sirven nota-
la tendencia «realista». Aunque muy temáticas, aunque al interior de una in- teriores, la maestra Espejo apunta el blemente de un punto final agitando sus
tradicionales, ambas pistas parecían tención que resume el ancla entre los ejemplo de Alfonso Reyes, mencionando alas de mariposa en la conciencia”. In-
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ENSAYOS
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CREACIÓN CREACIÓN
Como en todo juego, el objetivo era ga- El día había llegado. Méndez ya esta-
nar. Evadir la ley. Reírse mirando por ba en su casa. Rodríguez lo vio desde su
la ventana a los policías que, sin pistas, ventana y salió. El aire estaba más frío
sacaran el cuerpo de Méndez. esa noche. Rodríguez caminó con la de-
Entonces Rodríguez llegó a saber ab- cisión de aquellos que saben que triun-
solutamente cada paso de Méndez. Ca- farán.
sualmente, víctima y victimario no sólo Se coló en el edificio de enfrente de-
trabajaban en veredas opuestas: vivían trás de la señora Ledesma, como lo
enfrentados. Podían verse desde sus había planeado. No había una pizca de
balcones. Alguna vez habían cruzado duda en sus movimientos. Ese era el
miradas. día. Allí cambiaría su anodina existen-
Tal comodidad y guiño del destino cia. Una sonrisa acompañaba sus mu-
convenció a Rodríguez. Barajó varias dos pasos.
ideas sobre cómo hacerlo. Lo atrajo la Ya en el piso indicado, se dirigió a la
más sangrienta: un tubo de metal. Que- puerta. La abrió lentamente. Su cora-
ría ver sangre, mancharse, saborearla. zón se aceleró. Méndez tenía que estar
Solo le faltaba saber dónde lo haría. viendo tele en el living. Así lo había ob-
Tras varios días de investigación, des- servado desde su departamento. Rodrí-
cubrió que Méndez cerraba con llave la guez entró y su sonrisa se transformó
Fuente: es.peperonity.com
puerta antes de irse a dormir, a las 00. en frío. Una pared estaba totalmente
De su trabajo llegaba a las 21. Eso le recubierta con fotos de él saliendo de su
daba a Rodríguez un espacio de tres ho- casa, entrando al trabajo, viendo tele en
ras para entrar cuando quisiera. Rodrí- su living. Cientos de anotaciones entre
Vecinos que tampoco odie a nadie. Y cuando a guez también había practicado su línea. las que se destacaba una con la fecha y
por Manuel López uno no lo quieren, es posible que tampo- Quería explicarle a Méndez que no tenía hora de ese mismo momento.
co lo odien. la culpa de nada. Que su asesinato solo Rodríguez no atinó ni a darse vuelta
Llegó a elegir a Méndez muy fácil- se debía a un capricho, a un desafío. cuando sintió los pasos. Y, antes de que
Rodríguez nunca pensó que alguna mente. Lo vio saliendo del edificio de Decidió resumir todo en dos palabras. su cabeza probara el metal, alguien le
vez en su vida iba a saber tanto sobre enfrente de donde trabajaba. Le cayó Perdón, Méndez. Se acercaría por atrás susurró al oído: - Perdón, Rodríguez.
otra persona. A sus 40 y pico de años, bien. Le cayó bien porque Méndez era y le susurraría eso al oído, justo antes
Rodríguez conocía a la perfección a muy parecido a Rodríguez. Hasta fí- de masacrarlo a golpes.
Méndez. Nunca le había hablado. Pero sicamente. El andar cansino, los ojos
Rodríguez planeaba matar a Méndez. agotados, las pupilas perdidas.
Un día se había despertado con la idea Tenía que investigarlo. No quería de-
en la cabeza. Asesinar a alguien. Verlo jar una viuda o huérfanos. “Si es como
morir. Sólo por pasión, por curiosidad, yo, solo debe tener un televisor de no- Manuel López (Buenos Aires, Argentina). 19 años, estudiante de periodismo.
por desafío. Pero necesitaba una vícti- che”, pensó. Desde pequeño me interesó leer y escribir, pero fue en este último tiempo que me
ma tan miserable como él. Porque, en Y es por eso que Rodríguez sabía tanto dediqué más a la creación de cuentos, poemas, crónicas, etc. A pesar de nacer en
el fondo, Rodríguez quería matarse a si de Méndez. Su departamento, chiquito y Argentina, viví desde los 3 a los 18 años en Uruguay. Hace dos años volví con mi
mismo en otro cuerpo. Tuvo que recu- oscuro, estaba plagado de fotos y ano- familia a mi ciudad natal.
rrir al azar y a la observación. Porque taciones sobre su futura víctima. Por-
cuando uno no ama a nadie, es posible que si iba a hacerlo, iba a hacerlo bien.
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me atormentaban se tornó omnipresen- para poder apreciar cada matiz, cada ta de cocina de autor, de guía Michelín, un apetitoso pensamiento infantil casi
te, algo se activó en mi mente, como un sabor. ¡Qué explosión de sensaciones! pero tampoco acerté. Mi cerebro sólo transparente. Daba vueltas alrededor
resorte. Mi desesperado deseo pulsó un Fue como si mi organismo comiera por probó un bocado y lo escupió. Le aburrió de la cabeza de una niña con trenzas,
interruptor y conectó un extraño meca- primera vez. Nada que ver con el resa- soberanamente. Buscaba otra cosa. como si diera saltos. Mi cerebro se lo
nismo que puso a mi cerebro a masticar bio a cecina de aquellos recuerdos que No sé si por complacer a mi materia tragó de golpe y a punto estuve de des-
cada recuerdo como si tuviera dientes. había tomado como aperitivo. gris o porque me sentía extraordinaria- mayarme de una sobredosis de emo-
A masticarlos, sí, a masticarlos. Pude Inmediatamente pensé en un hu- mente animado, salí a la calle por pri- ciones. Sentí en la nuca un big bang de
sentir como desgarraba hasta las he- meante guiso de caldereta y mi cere- mera vez en varios meses y me mezclé caramelo fundido que estalló en miles
bras más finas, que tenían un fuerte re- bro lo engulló de una dentellada, sin entre el gentío. Fue algo increíble, doc- de pedazos y volvió a recomponerse en
gusto a salado, como a cecina. Hacía un saborearlo siquiera. Luego imaginé tor, algo fantástico. Fue como caer de menos de un segundo. Brutal… Después
ovillo con aquellos trazos de memoria, un complejo plato a base de texturas, golpe en un cuadro impresionista, lleno supe que nos habíamos merendado un
los ensalivaba y los deglutía de uno en emulsiones y deconstrucciones de co- de colores y de trazos. Fue como bu- sueño en estado puro.
uno. Después los maceraba en el fondo cina molecular, uno de esos que tanto cear en un cálido océano de estímulos El paseo se convirtió en un festín.
de alguna neurona y dejaban de existir. triunfan en la televisión y que resultan contradictorios, en una madeja de ideas Una pizca especiada de idea brillante
Ni siquiera recuerdo cómo se llamaba inalcanzables para mi bolsillo. ¡Mara- deshilachadas… Sé que le resultará in- aquí, una ración de dudas y cábalas al
ella. No recuerdo nada. villoso! Mi cerebro casi se empacha al creíble, doctor, pero me di cuenta de dente más abajo, un menú variado de
Casi tampoco me acuerdo de los de- paladearlos, al envolverlos en el inte- que también podía leer en el interior de reflexiones profundas al llegar a la pla-
talles de aquella primera digestión ce- rior de su garganta de axones y dendri- las mentes que me rodeaban, podía aca- za y, lo mejor de todo, las fantasías y
rebral, que me regaló una plácida sen- tas. Entró en una erupción de júbilo y de riciar los pensamientos de aquellos que las obscenidades. ¡Ay, doctor! ¡Bocato
sación de bienestar, como la que se placer, en un éxtasis de lava que quería pasaban a mi lado -como se acaricia el di Cardinale!
alcanza después de paladear una copa escapar del corazón del cráneo. Yo sen- lomo de un gato- y hasta era capaz de Probé de todo, o mejor dicho, mi ce-
de buen vino. También me dejó somno- tí algo parecido: un intenso latigazo de deshojarlos, arrancarlos del córtex y rebro cató de todo: ideas de hombre y de
lencia, una pesada somnolencia que me electricidad desde la espina dorsal que volver a colocarlos donde estaban. Po- mujer (todas igual de exquisitas), razo-
lastró los párpados y me invitó a un re- duró varios minutos y me dejó comple- día jugar con ellos, estirarlos, encoger- namientos certeros y erróneos (ambos
parador sueño. tamente exhausto, mientras mi cerebro los, amasarlos… Y mi cerebro descubrió suculentos), planes de futuro y evoca-
Cuando desperté tenía hambre, mu- se deleitaba como un gourmet. que también podía comérselos. Y que ciones, vaticinios y memoria, preguntas
cha hambre, un apetito voraz. Abrí Aquel día ya no pude pensar en nada estaban deliciosos. y respuestas… Nunca hubiera pensado
la despensa pero ninguna de las pocas más. Tampoco pude comer nada por los El primer pensamiento ajeno lo en- que el talento humano fuera tan golo-
viandas almacenadas me atrajo lo más medios tradicionales. No me apetecía lo gulló sin avisarme y por poco me caigo so, que el intelecto fuera capaz de pa-
mínimo. Ni el bote de alubias pre-coci- más mínimo. Es como si la boca del es- al suelo de la sorpresa. Me tambaleé y rir pensamientos tan heterogéneos, tan
nadas ni el tarro de albóndigas en sal- tómago se me hubiera cerrado a cal y tuve que sujetarme a una farola para dispares y, sobre todo, tan sabrosos.
sa ni la crema de espárragos. Pensé en canto. no desplomarme. Creo que nos comi- Pero, ay doctor, tampoco pensé nun-
los deliciosos postres que me prepara- Al día siguiente, mi cerebro se des- mos las divagaciones de un aficionado a ca que alimentarse de ellos fuera adic-
ba mi madre y antes de que la silue- pabiló con el desayuno continental más la música. ¡Dios mío! Nunca había sen- tivo, que acabaría convirtiéndome en
ta del pastel casero se hubiera dibujado surtido que nadie pudiera imaginar y tido algo parecido. Fue el deleite total. algo parecido a un antropófago intelec-
en mi cabeza, mi cerebro se lo zampó tomó de postre una harmoniosa com- Ni siquiera un orgasmo lo supera, se lo tual. Ni imaginé que dejaría consumir
de golpe. ¡Estaba delicioso! Mis pensa- posición de helados de todos los sabores. aseguro. ¡Qué sensación más excelsa, todas mis energías en una interminable
mientos se llenaron de azúcar y de ca- Pero la experiencia no nos dejó satisfe- doctor! El placer más intenso inyectado jauría gastronómica. Quién iba a pensar
nela, de olorosas manzanas asadas que chos a ninguno de los dos. Demasiado a la vez en los cinco sentidos. Mi cere- que quedaría atrapado en una bacanal
se derretían en el interior del encéfalo. almibarado, demasiado encorsetado. Y bro se relamió varias veces. de asaltos encefálicos, en el desenfreno
Tuve que respirar profundamente para excesivamente previsible. Volví a inten- Pero no tuvo bastante. Unos me- de una pitanza de ideas, de elucubra-
poder asimilar tan delicados aromas, tarlo imaginando una creativa propues- tros más abajo llamó nuestra atención ciones robadas. Con sólo intuir cerca un
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CREACIÓN
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tardó mucho en dar con él, la verdad, pe Makar Alexeievich fue encontrado
había mucha gente que quería encon- muerto en el cuarto de pensión en el que
trarle con no muy buenas intenciones. vivía, parece ser que utilizó una pistola
Un mendigo ciego que aún confiaba en con el escudo de su familia. La misma
él -pobre ingenuo, dos veces pobre-, le noche de su muerte había acudido en
dio sus señas. Vivía en un remoto con- un acto desesperado al casino, asediado
dado de Finlandia con una bailarina. Al por las deudas. Y, lo que es el destino
parecer, ella se había escapado con él del jugador, consiguió ganar incluso una
abandonando a su marido y a un hijo de pequeña fortuna, pero a todas luces in-
pecho, un hijo que el marido, poco des- suficiente para el dinero que debía. Ro-
pués, había entregado en un hospicio. Le deado, como un ciervo en una cacería
envié una carta anunciándole la muer- -utilizó esa expresión, Nadia, un ciervo
te de su madre y no contestó. Su alma en una cacería-, prefirió matarse a que
es despreciable -recuerdo que pensé-, si le mataran. A mí no me da ninguna lás-
no es capaz de conmoverse con esto, no tima. Yo sé que tú eres joven y tu pena
podrá hacerlo con nada. Y lo siguiente es distinta, pero ya verás cuando tengas
que supe de él fue ayer, cuando vino el mi edad. Te he contado esto porque el
oficial de la policía para preguntarnos a policía nos pidió permiso para llevar su
© Lauren Rabbit
tu padre y a mí si era nuestro parien- cuerpo al panteón familiar y yo le dije Fuente: Deviant Art
te. Por mi parte, no -contesté- aunque que de ninguna manera iba a mezclar a
fuera el hijo de mi hermana. El oficial ese miserable con mi familia. Esa es mi
se rió, se sentó en una silla y me pi- opinión, pero quiero saber la tuya, todos
dió que fuera amable y calentara té. Yo tus hermanos están de acuerdo pero ne-
intenté ser cortés, pero me indignó su cesitamos tu aprobación. Era tu primo Depreman beza, aquello debe ser cierto.
actitud, estaba realmente sorprendida y sé por tus diarios que hubo algo entre por Fabián Ostropolsky -No es cierto eso que decís. Pero bue-
por sus formas rústicas y primitivas, vosotros. A una madre no se le escapa no, vamos a ver, ¿qué te gustaría con-
tan ausentes de clase, tan lejanas a no- nada. Quiero saber qué opinas tú, ahora tarme? -Ya sé, pero la contradicción
sotras, hija. Pues si no es familia suya, que su cuerpo aún está caliente. -Hola, vengo por la audición. fue pura inercia.
mucho mejor, porque no traigo buenas Esto sí que es raro... Juego con una lapicera en la mano,
noticias, señora -me dijo-. El Prínci- -Hola, estoy un poco confundido, ¿au- ya que siempre tuve la idea de que en
dición... para qué? una audición jugaría al “click clack”
-Para personajes. para hacerme el importante...
Antonio García Fernández (Almería, España, 1977). Licenciado en Filo- A pesar de que miro a mi alrededor -Ah, no sé qué contarte -ladea la ca-
logía Hispánica, especializado en Literatura Española e Hispanoamericana. Autor no veo a ningún-otro-personaje, están beza y se pone altivo- ¿eso no te toca
del libro de relatos La eterna promesa (Ed. El Gaviero), ha participado en dife- mis plantas, mi cigarrillo apagado, mis a vos? No me mires así, yo solo quiero
rentes antologías y ha resultado ganador de diversos premios y menciones. Como dedos escribiendo esto, mi sofá... volar...
gestor cultural ha coordinado actividades como el festival Jornadas de Teatro del -Mirá, yo estaba por escribir un cuen- -¡Epa! -doy un salto, abandonando la
Siglo de Oro o el Festival de Poesía y Música de Almería. Es el creador del pro- to sobre... artimaña de la lapicera- ¿Y no tenías
yecto artístico y poético Los Banderines del Zaguán y coordina también diferentes -Dale, haceme la audición. Tengo mis nada para contarme? ¿Cómo le llamás
actividades y talleres de creación literaria en la Biblioteca Pública Provincial de contactos, me dijeron que no tenías idea a eso? Volar es cosa seria...
Almería. Gestiona el blog: http://srcurri.blogspot.com. de lo ibas a que contar. -Es que yo creí que querías que te
No puedo desafiarlo, si está en mi ca- cuente de mí, y como tenía entendido
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que esta entrevista iba a ser fácil me -No me gusta la poesía. silla, o del hecho que tenga que crearla, ginas con este tipo. Qué necesidad. No
sentí un poco confundido. No entiendo cómo este muchacho lle- no hace más que perjudicarme. pienso tomarme esto en serio.
“Iba a ser fácil”. No puedo tomar esa gó a mi cabeza, en cualquier momento -Al lado tenés una silla... Al otro -Depreman te llamás.
última frase a la ligera, es un desafío abandono el esfuerzo y lo hago volar sin lado. -Ah, sí, sí, Depreman.
significante y hasta ofensivo. Tampoco capa ni disfraz. Aunque hay algo de los Es graciosa la manera en que se ha Nos miramos cada cual con su cara.
puedo increparlo para saber quién dijo superhéroes que no me convence, a ver sorprendido, gira, articula cosas que no La mía de aversión, de ”no puedo creer-
semejante tontera. Ay, mi inconsciente si el “volador” tiene una opinión al res- termina de decir... lo”, la suya de perro recién salido de un
apesta a veces... pecto. -La acabo de poner, dale, sentate. baño tortuoso. Resoplo sin saber qué de-
-Para hacerte volar necesito que agi- -Ahora que lo pienso no todos los su- -Bueno, me vas a hacer volar, ¿no? cirle, y él nada, sigue como a la espera
tes con vigor las manos, no sea cosa que perhéroes vuelan, es más, salvo Super- -Mirá, ya que la poesía trágica de que de inmortalizar el silencio incómodo.
no sirvas. man, y El Hombre Araña, que además uno se quiera estampar contra el piso -Te propongo una cosa, -interrumpo-
Lo está haciendo, por lo menos pue- no vuela per se, sino que usa las telas me tiene un poquito harto... No, no te tengo acá los datos de un escritor ge-
do ponerlo en ridículo, aunque me da para saltar como un desquiciado, los lo tomes personal, me refiero a que po- nial, sus ideas no están muy lejos de lo
la impresión de que se le van a salir lo demás son más bien terrestres, ¿no? demos encarar esto por otro lado, si te que andás necesitando. Te recomiendo
brazos. -Sos el peor escritor que me podría hago volar vas a ser, y prestá mucha que te des una vuelta por su cabeza, a
-¡Ya está bien hombre!... podés pa- haber tocado para la audición. atención: un hombre - que vuela, ¿en- ver si tenés más suerte...
rar. -¡No me gustan ni los superhéroes ni tendés lo que te quiero decir? -O sea que no pasé la audición.
-No volé, es más, no sentí estar ni tu actitud!, estaba haciendo un comen- -Ni un poco... Se lamenta encima...
cerca. tario, para distender la charla. -¡Boludo! Que vas a volar, ¡tantos -No me vengas con que te vas a tirar
-No seas ansioso, no puedo elevarte -Todo lo que quieras, yo quiero volar problemas tenés para no apreciarlo! igual -le advierto, porque con esta gente
por ahí como un pájaro, ¿vos pensás que por si me arrepiento, eso, nada más. -¿Y para qué quiero volar todo el hay que andar con precaución.
volar requiere esfuerzo? O sea, ¿volar Haceme volar, y ya está. tiempo? -No, sin volar ni loco.
cansa tanto como, por ejemplo, correr? No son los únicos desorientados, es Este chico no está bien, o es estúpido Si hubiese dicho que sí, todavía. Pero
Mira al techo, es graciosísimo, se lle- elemental preguntarle qué acaba de in- o me quiere hacer quedar a mi como este personaje sin dudas no está conso-
va la mano a la cara y entrecierra los sinuar. tal. Y lo peor es que me parece que va- lidado.
ojos. -¿Arrepentirte? mos empatados. -Bueno, pasá por donde te dije y, si
-Es una pregunta capciosa, no sé qué -Sí, me da miedo tirarme, y en esos -Volar, volar para... ¡no sé!. Al final no, pegate otra vuelta por acá, a ver qué
querés que te responda. segundos arrepentirme. venís a la hoja pidiendo volar, después más podemos hacer.
-No, es una pregunta normal, tene- Un suicida, claro, lo que me faltaba. soltás el discurso deprimente y tengo No quiero pronunciar esta despedida
mos que consolidarte... Pero sigamos adelante, no quiero pre- que andar explicando para qué puede de nuevo, no sé qué más decirle para
-”Tenés” que consolidarme, yo quiero sionarlo con el tema, mejor hago alu- querer volar uno. que se pare y que se vaya; aunque por
volar, vos verás cómo. sión al vuelo. Sepan disculpar esta acla- -Ese es tu problema, no el mío, yo otro lado, admito que estas frases de
-Ah, sos un poco pedante, ¿no te pa- ración, sé que nos hago quedar a todos quisiera poder morirme dos veces, pero profesional de teatro son bastante en-
rece? como unos tontos, pero necesitaba com- eso no se puede, entonces quiero una op- tretenidas, con cara de “es una lásti-
No responde, ni hace gesto alguno. Ya plicidad. ción por si en el camino me doy cuenta ma”, con las debidas recomendaciones.
me cae mal... -No creo que te sirva volar, si volás de que metí la pata. ¿Tan difícil es? Sí, me siento hasta elegante.
-¿Y? -casi que le grito. ya te digo que vas a elegir no caer. Ins- -Ah, claro, morir dos veces no, pero -No me dijiste dónde es.
-Y, ¿qué? tinto, se llama; además está la curiosi- volar sí. Te repito, lo que vos querés es -Por Dios, no es una dirección, en el
-¿Cansa o no? dad, vas a querer conocer la sensación. una poesía trágica, no un cuento... ¿Dis- papelito tenés el nombre del escritor,
-No, los superhéroes no se cansan. -¿Me puedo sentar? culpame, cómo es tu nombre? ¡pero...! ¡lo tenés en la mano!
-Poético, lo que se dice poético... no Se lo ve cansado, es innegable, pero -Ni idea, ¿Alberto? -Ah, no te vi escribirlo... Mirá vos,
va a ser tu vuelo. la verdad que hacerme hablar de una Estoy muy nervioso, dos... dos pá- me lo diste... ¿Cuándo me lo diste?
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CREACIÓN CREACIÓN
No hay tiempo, perdonen la siguien- loco haciendo gestos detrás del vidrio,
te vertiginosidad, pero de un salto tengo evidentemente esto del vuelo todavía
que subir a este muchacho. no lo tiene muy controlado. “Andá, sí,
Miralo cómo se eleva, observándose andá”. Por lo menos eligió volar, aun-
como a un ente extraño, volando el muy que bueno, yo le dije que iba a querer
necio, y cómo se sonríe... y saluda, con probarlo.
esa cara de nada. ”Sí sí, chau chau”. Ya sé, el final se veía venir. Pero qué
“Cuidado con los cables”. “No, ya no quieren, es la primera vez que hago una
hace falta que lo visites”, “Dejá, no im- audición... Bueno, o que un personaje
porta el papelito, quedátelo”. Parece un me la hace a mí.
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CREACIÓN
Cajas
por Carlos Segovia
que lo agarra todo. Ahora sé que aquello no estaría mal devolver algo de lo que lamos hasta la madrugada, mamá, y hacían enterrar junto a sus joyas y es-
fue mi universidad y mi taller. Luego se toma. Algo diminuto que justifique al me explicó que se había tomado la li- clavos y perros y mujeres. Así desapa-
fueron llegando: relatos, ensayos, nove- menos la extorsión y el abuso al que so- bertad de proponerle mi original a un reció bajo tierra; llevándose una peque-
las. Y también la puta enfermedad. La metemos a aquellos que no consiguen amigo editor. Pero mamá dormía. Con ña parte de los que la sobrevivimos.
sangre y el grito mordido para que no dejar de querernos. Alguna vez lo he el diario terminado estaba convencido Terminará de vivir cuando nuestro re-
restalle. Solo creo en los libros. Solo pensado. Si escribiría una sola palabra de que nunca volvería a escribir. Que cuerdo se agote. Me quedé solo en la
creo en lo que no sirve para nada. El más si no tuviese miles de deudas car- aquello había sido un pequeño milagro y casa. El hechizo de la bruja comenzó a
dolor físico tampoco sirve para nada. gadas a la espalda. No hablo de dinero. que estaba bien así. Durante sus mo- disminuir. Pero no me fiaba. No me fío
Era vergonzoso, al menos visto desde Lo aclaro porque sé que hay lectores que mentos de sosiego intentaba terminar ni siquiera hoy. Prefiero tenerla a dis-
fuera. Tenía veintidemasiados años y no no leen, lectores que leen las palabras y de relatarle mi aventura con los edito- tancia. Como si estuviese muerta ella
hacía nada servible. Ese fue el consejo las toman por verdades, que las tradu- res catalanes. Pero mi madre no escu- también. Decidí enterrarla junto a mi
de mi salvador, de mi amigo. Eso me cen tal cual. Terminar el diario no me chaba. O no quería. O no le hacía falta. madre. Acabo de leer un cuento de Bo-
dijo: lo que tienes que hacer ahora es no ayudó a matar del todo a la bruja. Qui- Solo agarrarme de la mano. Y sonreír. laño y de recordar aquello. Como si algo
hacer nada. Y me confiscó el teléfono zá sí a matarla, pero no a enterrarla. O Como una muñeca marchita. Qué le así tuviese que ver con el olvido y su
móvil. Porque es un cordón umbilical si la enterraba, salía de su tumba o caja importará a mi madre si me publican o recuperación. En ocasiones, un pájaro
con la bruja, me dijo. Era verdad. Uno negra por la noche y se colocaba a la no, si escribo bien o mal, si tengo gran- me picotea el cráneo desde dentro. Y
no se vuelve loco así como así. No es tan cabecera de mi cama cual ángel deste- des ideas o pensamientos chicos. Cómo me dice en su morse extraño: no te pu-
fácil. Hay que perseverar, tender puen- ñido de la guarda. Mi madre pasaba le puede importar a alguien algo como blicarán nunca, no verás uno solo de tus
tes, dar con los artefactos necesarios, más tiempo dormida que despierta. eso. En aquel momento lo entendí. Que libros en vida. Escribir así es condenar-
seleccionar con tino el objeto de deseo. Y Como mi perra ahora. Le dosifiqué la lo que hice y haré carece de toda impor- se. Tendrías que vivir doscientos años
sobre todo, rechazarlo. Rechazar inclu- trama de los hechos. Cómo había conse- tancia. Pero también sé que eso que ca- para entender qué es lo que ocurre. No
so con violencia aquello que se ruega. guido el teléfono de Pániker. Sencillo, rece de toda importancia es lo único que lo debería admitir, pero se trata de una
Matar lo que se ama, dice Wilde tras los solo tuve que marcar el número de in- me mantiene con vida consciente. Lo sensación terrible. Y es una sensación
barrotes de la celda de Reading. Pero formación y una amable señorita me lo que viene a solucionar el misterioso si- terrible porque uno ha contraído miles
esto no es sencillo de comprender si uno proporcionó. Sin más. Incluso me extra- logismo: la vida, carece de importancia. de deudas, se ha servido de cientos de
no ha sido tentado por la locura. Se pue- ñó que su nombre no le llamase la aten- Es cuestión de un día. Era cuestión de esclavos a los que ha pisoteado la cala-
de explicar. Pero no se puede entender, ción, que me contestase como si no co- un día u otro. Sonreía. O aullaba como vera, como para que ahora, esas peque-
en absoluto. Porque la locura es el lugar nociese a Pániker. Le conté cómo a un animal herido. Y comenzó a dirigir ñas cosas inútiles no vean siquiera la
donde desaparece la transitividad del pesar de aquella primera facilidad, el la mirada hacia sus cajas. Pensé que luz. Cuando ocurrió aquello pensaba
lenguaje. El abismo de significación que teléfono resultó ser un fax. Y cómo le deseaba algo de aquellos receptáculos más o menos así. No me valía aquella
se da en los locos y en los muertos. No envié uno desde el locutorio explicándo- de cartón donde guardaba su vida. Tro- historia inventada acerca de los edito-
creo ni en unos ni en otros. Mucho me- le que había escrito una obra que tenía zos de tela, fotos, el libro de familia con res catalanes para aliviarme ante la
nos en los vivos. Solo en mis pequeñas mucho que ver con su Cuaderno amari- su nombre junto al nombre de un ex- condenada. Lo hice solo por devolverle
cosas inútiles. Repito. La puta enferme- llo. Y cómo tras varios meses recibí un traño. En ese instante supongo que quie- algo. O lo hice, una vez más, solo por
dad. Sabía que no le quedaba demasiado mail de su secretaria diciéndome que el re algo de su interior. Le acerco las ca- mí. Es verdad que di con las señas de
tiempo. A la madre convertida en me- señor Pániker le había dado instruccio- jas. Se limita a sonreír. O a esbozar algo Pániker y que su secretaria o quien fue-
cenas de un artista sin obra. Es curioso; nes para que le enviase mi «libro». Tras parecido a una sonrisa. Mueca como de se me solicitó el libro. Pero hasta ahí.
la de esclavos que necesitamos triturar superar una recaída repentina, le conté animal silencioso y huidizo. Sin duda, Ni tuve jamás un encuentro con él ni
bajo nuestros pies para hacer lo que ha- a mi madre cómo el señor Pániker en asustado. No quiere nada. Vuelvo a co- jamás me publicaron nada ni mi madre
cemos, para dar con esas pequeñas co- persona me había llamado al móvil y locar las cajas en su sitio. La hice ente- mejoró en absoluto. Salvo que la muerte
sas inútiles, inservibles y volátiles. Así cómo nos habíamos encontrado en su rrar junto al contenido de aquellas ca- sea una mejora repentina. Y lo más in-
que no es amanerado pensar que quizá casa de las afueras de Barcelona. Char- jas. Como los faraones egipcios que se quietante es que a ella ni siquiera pare-
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más remedio que creer. Porque los con- galo, su silencio, provoca la mayor de
denados a la escritura pasamos la ma- las adicciones.
yor parte del tiempo entre ellos. Su re-
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de diciembre habían teñido de blanco Días atrás, había alquilado por unos Poco a poco fui reubicándome. Me incor- Un inesperado maullido, cercano a
las cúspides rocosas y aquella imagen días una casa en Bergam, una remota poré aún algo turbada y bajo la luz de un lastimoso gemido, sonó a mis es-
de gélida belleza que se extendía en el localidad, tan pequeña que ni siquiera la luna que penetraba por las ventanas paldas. Me volví. Desde la negritud del
horizonte me provocó un escalofrío. Un aparece en los mapas y de la que nunca vi la casa diferente. Conforme mi vista rincón los ojos acechantes del gato me
mal agüero emana de este lugar, pensé, antes había oído hablar. Pretendía, con recorría la habitación mi asombro iba apuntaban, como una pequeña pantera
y decidí seguir mi camino cuanto antes. la reflexión de la soledad, arrojar algo en aumento: todo estaba viejo. El polvo dispuesta a atacar a su presa. Salí a la
Tras varios nerviosos intentos, conse- de luz entre las sombras de mi men- cubría los muebles astillados como si calle, tal como iba, en pijama y descal-
guí arrancar el motor y volver al asfal- te. La encontré siguiendo las señas que hubiesen pasado años olvidados en el de- za, subí a mi vehículo y conduje hasta
to. Tenía que conducir con la máxima llevaba escritas y no me resultó difícil terioro y abandono. Un reloj en la pared la salida del pueblo en donde volví a en-
precaución no sólo por el serpentino pues se hallaba situada frente a la igle- marcaba las doce en punto mientras su contrar el letrero de madera y que ya
trazado: una incipiente niebla comen- sia, una construcción del siglo XVI cuya cristal roto mostraba un cuco colgando sí pude leer en su totalidad: Bergam.
zaba a espesarse en derredor, borrando torre se veía desde la misma entrada sin cabeza, como un símbolo fatal. El Nunca has estado aquí.
lentamente las montañas, los pinos, el del pueblo. suelo estaba cubierto de escombros. Las Sonó un extraño ruido y un fulgor me
precipicio y hasta la propia carretera. La vivienda tenía buen aspecto, mejor paredes, plagadas de resaltes y heridas. cegó. En un instante perdí el control
En ocasiones me pareció vislumbrar las aún del que había esperado. Unas vivas Perpleja y desconcertada me pregunté del coche y me estrellé contra la pared
luces traseras de algún vehículo, pero tejas rojas relucían sobre el inmaculado qué significaba aquello. Recordé el viaje, de piedra de la cuneta. Mi cabeza cayó
no conseguía distinguirlas con claridad, blanco de las paredes. Cuando abrí la la entrada en el pueblo… No tenía expli- apretando la bocina que no dejaba de so-
pues apenas se me figuraban enseguida puerta me recibió un hermoso gato ne- cación. Me dirigí a la ventana ansiando nar. Afuera, un humo blanco envolvió
volvían a quedar ocultas bajo una densa gro de enormes ojos verdes maullando ver la normalidad en el exterior pero todo.
capa blanca. y restregándose contra mis tobillos. Me descubrí con estupor que el pueblo ente- Quien conoce lo que vive entre som-
Descendí por la montaña hasta lle- alegré del inesperado hallazgo, siempre ro estaba en ruinas. Ante mí, se erguía bras en la noche sin luz no volverá a
gar a un valle y, por fin, vi un letrero he sentido simpatía por los felinos. A burlón el único vestigio de la torre de la dormir.
de madera, con aire antiguo, en el que ti te llamaré Sombra, dije en voz alta iglesia al que un rayo de luna iluminaba
aparecía el nombre de Bergam pintado mientras acariciaba su lomo. Observé con saña.
con una caligrafía de estilo rústico, de- satisfecha que todos los muebles esta-
bajo del cual se intuía que había escrito ban nuevos y limpios y que no faltaba
algo más, otras palabras, pero no pude ningún detalle decorativo. Tras com-
leerlas. probar el agua corriente, tomé una du-
El desasosiego anidado en mi espíri- cha y me puse ropa cómoda para des- Irene Beiro (Almería, España, 1977). Licenciada en Filología Hispánica por la
tu durante el trayecto se disipó apenas cansar del viaje. No había luz eléctrica Universidad de Almería. Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Com-
entré en el pueblo. Era tan hermoso que para televisión ni radio así que saqué un parada por la Universidad de Granada. Profesora de Educación Secundaria con la
parecía una de esas tradicionales ilus- libro de mi maleta y leí hasta dormir- especialidad de Lengua Castellana y Literatura en el IES Villavieja (Berja).
traciones de las aldeas de los cuentos me.
o postales navideñas. El ambiente re- Un accidente en la carretera. Mi
zumaba alegría. La gente paseaba y cuerpo yacía encima del volante y la
charlaba animosamente por las calles. bocina no dejaba de sonar. Afuera, un
Los niños lanzaban bolas de nieve o ha- humo blanco envolvía todo.
cían muñecos entre risas y juegos. Y las Desperté bruscamente. Había tenido
fachadas de las casas, elegantemente una pesadilla. El corazón me latía con
ataviadas con flores y otros ornamen- fuerza y estaba desorientada. Sentía mi
tos, hermoseaban la avenida principal cuerpo dolorido por la incómoda postu-
por la que transitaba. ra en la que me había quedado dormida.
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Bonus
por María Fraile
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de forzar una caja fuerte. Las paredes visto? de grifo oxidado, que desprendía un aro- prefiero no arriesgarme a quedar en ri-
estaban adornadas con cuadros que es- Daniel Arrieta bajó la mirada y lo ma inconfundible. dículo ante un entendido como usted.
cenificaban, fase por fase, plantación, que vio le hizo pensar que a lo mejor -Yo quería que fuese médico o abo- Daniel Arrieta no le miraba a él, sino
mantenimiento de plagas o la cosecha. debía haberse llevado un babero. gado, o yo que sé, un latifundista que a la Máscara de Aníbal que le devol-
Hasta las sillas parecían estar hechas -Creo que voy a optar por algo más cultivase en sus anchos campos regaliz vía la mirada desde la repisa de la chi-
con troncos de regaliz. Arrieta ya sabía llamativo. Esta máscara verde hará de la más alta calidad. Pero quiere ser menea. El hombre se giró para ver qué
como empezar a negociar. que la gente se acuerde de mí. ladrón. ¿Y yo que voy a hacer? Por lo llamaba la atención de su invitado más
-¿Qué desea, señor? Estábamos a Tenía ante sus ojos lo que tanto tiem- menos tiene un sueño… que un regaliz de palo tan sugerente
punto de comer. po había estado buscando. Lo peor era -Si no le importa, me gustaría empe- como el que tenía entre las manos.
-Deseaba hacerles una oferta por su que aquel aspirante a ladronzuelo lo te- zar a tratar cuanto antes el asunto del -Es fea de cojones, ¿eh? Me la encon-
cosecha de regaliz. Pero no se preocu- nía entre sus manos. Alargó el brazo regaliz -dijo Arrieta intentando ocultar tré mientras cavaba en la última cose-
pe, puedo esperar -Arrieta se giró para con la intención de cogerlo y salir co- el hecho de que empezaba a encontrarse cha de regaliz. Qué cosecha, amigo. Me
irse, a sabiendas de que la mejor mane- rriendo, o lo más parecido a correr que realmente mareado. salieron con minas tan gordas que las
ra de hacer que alguien considere una pueda hacer un catedrático en arqueo- -Por supuesto, señor. Mire, en este cortezas apenas las contenían.
oferta es que piense que se le escapa. logía. Entonces entró el padre. vaso tengo una selección de todas las -¿Dónde la encontró exactamente?
-Pase, hombre, pase -el hombre -Siéntese, hombre. Tengo mucho que variedades de regaliz de palo con las -¿Le interesa mucho la máscara, se-
apartó sus anchas espaldas de la puer- enseñarle. que comercio. ñor?
ta-. Primero la obligación, luego la de- El hombre cogió la Máscara de las Arrieta miró al vaso, donde vio un -No, no demasiado en realidad. Es
voción. ¿Le apetece un café o una infu- manos de su hijo para dejarla en la re- montón de regalices que a él le parecie- sólo que…bueno, es realmente fea, sí. ¿Y
sión? pisa de la chimenea. ron todos iguales. El hombre cogió uno dice que la encontró mientras cosecha-
-Un té verde estaría bien. -¡Álvaro! Ya es hora de terminar con de ellos y le empezó a hablar de sus ba su regaliz?
-Sólo tenemos regaliz. los deberes. Ponte a jugar, anda. cualidades. -¡Álvaro! Deja de correr por ahí,
-Un café con leche, entonces. -¡Pero papá, si quiero ser un ladrón… -Este tipo de regaliz es perfecto para hombre. Bueno, ¿le interesa la máscara
-Le haré una infusión de regaliz -Eres un niño, hijo mío. Está bien que comerlo a solas. Como puede ver, la o el regaliz?
-empezó a caminar hacia la cocina-. Es persigas tus sueños, pero a esta edad corteza es fina y el interior, lo que a Al catedrático empezaba a provocar-
bueno para la tensión, ¿sabía? tienes que aprovechar para divertirte. mí me gusta llamar la mina, porque es le arcadas la mención del alimento.
Cuando su padre salió del salón, el Arrieta se vio reflejado en el niño. Él donde reside el sabor, es ancho e irre- -El regaliz, desde luego. ¿Para qué
niño se acercó al catedrático luciendo también había perseguido una vocación gular. Con esta clase se asegura usted usaría usted -cogió un palo al azar del
un antifaz. Un estetoscopio colgaba de desde niño, vocación que ahora estaba un sabor dulce y una textura agradable vaso- éste?
su pecho. más cerca que nunca de cumplir. Ade- al paladar. Es, sin duda, el rey de los -Ese es de los primeros, hombre. ¿No
-Señor, ¿usted cree que un ladrón con más, al fin y al cabo, no dejaba de ser regalices de palo. sabe usted nada de regaliz o qué?
aspiraciones debería llevar antifaz? también un ladronzuelo. -Parece un gran palo, sí señor. El hombre empezaba a pensar que
Daniel Arrieta apartó al niño con el -El chico quiere ser ladrón, ¿se puede -Lo es, sin duda. Para paladares me- con aquel visitante podría llegar a hacer
brazo y se dirigió a la chimenea. Para creer? nos acostumbrados es más adecuado un gran negocio.
su sorpresa, allí no había ninguna Más- Arrieta no contestó, porque al sen- éste otro -cogió otro palo del vaso, que -Fíjese en este otro. Las fibras de la
cara de Aníbal. Lo más valioso que ha- tarse en la mesa comprobó, y no con la a Arrieta le pareció tan igual al otro corteza están deshilachadas y el interior
bía era un vaso de cristal con el culo vista sino con el olfato, el material del como anchas eran las espaldas de su parece oscuro y podrido. Estos no valen
bañado en oro. Por supuesto, lleno de que estaba hecha. Ya había soportado interlocutor -. Éste no tiene una mina para venderse como golosina, porque,
regalices de palo. más regaliz del que estaba dispuesto a muy potente, como puede ver. Sin em- bueno, ya sabe, el podrido amarga. Por
-Yo creo que si se quiere ser recorda- soportar durante toda su vida, y ade- bargo fíjese en el tono amarillento que eso los trituramos y los usamos como
do es mejor tener algo distintivo. ¿No más ahora aquel hombre le tendía una tenemos aquí. ¿Sabe que nos dice esto? infusión.
cree que el antifaz es algo demasiado taza con un líquido marronáceo, como -Creo que sí -mintió Arrieta-, pero Arrieta frunció tanto la nariz que
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recía saber sobre regalices. El precio de que usted se convirtiese en mi provee- sa-, pues dígame usted. -Tranquilo, hombre. No pasa nada.
mercado para mayoristas solía ser de dor oficial de regaliz. Vamos a necesi- -A lo mejor… -y vio la máscara allí, Me la ha devuelto, ¿no? -y abrió su car-
unas 500 pesetas el kilo, y en la última tar mucho, y esto puede ser también un fea, mirándole con sus feos ojos desde tera para sacar el dinero. Pero ahí fal-
cosecha había recolectado unos 20 kilos gran negocio para usted. la repisa-, mire, esta máscara me la taba algo. Y no era el dinero. Levantó la
de regaliz de distintas variedades. A esa -¿Quiere que le prepare otra infu- encontré cosechando. ¿No le gustaría cabeza y vio que el niño se dirigía a su
cuenta había que sumar un plus, que el sión? llevarse la máscara? padre sujetando un trozo de papel en la
mismo comprador había propuesto, por -Lo que quiero es, no sé, creo que po- -No sé, no sé… Es una máscara muy mano.
dejarle vacío el almacén. También ha- dríamos hacer alguna especie de inter- fea… -¡Papá, mira! ¿Ésta no es la másca-
bía que sumar otro plus, que el com- cambio simbólico que represente nues- -Si lo prefiere puede llevarse una de ra que te encontraste en la última co-
prador no debía sospechar, para apro- tra unión como socios en esta nueva las camisas que hago con fibra de ma- secha?
vecharse de la aparente ignorancia del empresa que me he propuesto. Yo le dera de regaliz. Lo que sostenía en las manos, y aho-
arqueólogo. podría dar, por ejemplo, no sé… Ya lo -Bueno, me llevaré la máscara. Es ra ante los ojos de su padre, era la fo-
-Calculo que el total será de unas… tengo, mire, ya que yo seré el que se en- fea, pero bueno, puede ser un buen sím- tografía de la Máscara de Aníbal que
25.000 pesetas. Sí, 25.000 pesetas sería cargue de la manufacturación y la ven- bolo de nuestro negocio. su vecino había visto hacía unas horas
el precio justo. ta, el que sustente el negocio, le daré mi -Así sea, entonces -y el hombre cogió y había llevado a Daniel Arrieta hasta
Ahora era el turno de calcular de cinturón. ¿Qué le parece? Para que lo la Máscara de Aníbal de la repisa y la aquella casa. El hombre empezó a mi-
Arrieta. El valor de la Máscara de ponga sobre su repisa. puso, por fin, en las manos de un cada rarla y a mirar alternativamente a su
Aníbal, teniendo en cuenta la puja que El hombre no quería para nada un vez más babeante Daniel Arrieta. visitante.
tendría lugar entre los museos de arte cinturón que además, dada sus anchura Con el objeto de su deseo por fin en Cinco minutos después, Daniel Arrie-
romano de todo el mundo, podía subir corporal, no le iba a valer. Pero asintió, sus manos, Arrieta estuvo a punto de ta salía por la puerta de la casa mien-
hasta los 20 o 30 millones de pesetas. porque lo que quería eran las 50.000, y salir corriendo por la puerta. Pero si tras el hombre le miraba desde el in-
Desde luego, valía la pena gastarse el cinturón parecía significar la prome- aquel hombre de anchas espaldas se terior. El hombre y su hijo sonreían.
25.000 pesetas en un poco de regaliz si sa de más 50.000 de ahora en adelante. sentía defraudado podría aplastarle Arrieta cargaba con una mochila llena
así se podía llevar la máscara. -¿Y usted qué desea? vivo, ya no entre sus brazos, sino en- con 20 kilos de regaliz de palo y 50.000
-Acepto. Me parece un precio justo. Daniel Arrieta estaba a punto de decir tre sus dedos. Intentó calmarse y buscó pesetas menos en la cartera. Y cargaba
¿Ha incluido el plus por dejarle el al- “la Máscara de Aníbal”, pero empezó a en su bolsillo la cartera para pagarle al también con la culpa de haber dejado
macén vacío del que hemos hablado an- cavilar. Ya le había visto fijarse en ella, pobre ignorante. escapar la Máscara de Aníbal.
tes? -y se levantó de su silla, presuroso así que si le hacía ver que la deseaba Miró en su bolsillo izquierdo y no es-
por finalizar el negocio. podía que también intentase cobrársela. taba. Se paró a pensar. Bolsillo izquier- -Bueno, espero que te haya ayudado
-En realidad, no -mintió el hombre-. Lo mejor sería empujar a aquel hombre do, cartera y cerillas. Bolsillo derecho, a ver cómo no se debe hacer un negocio.
Supongo que podríamos llegar a los a que se la ofreciese él mismo. llaves y tabaco. Así lo hacía siempre. -Pero no entiendo, señor Bonsorte
30.000, al fin y al cabo… -Puesto que usted será la parte pro- Pero ahora, en el bolsillo izquierdo sólo -Arturo Pinal no daba con la clave-.
-Lo dejaremos en 50.000, entonces. ductora, la que realmente cosecha la había cerillas. ¿Cuál es el mensaje? ¿Que hay que co-
El hombre escuchó la cifra casi con materia prima, podría llevarme… no El niño, Álvaro, volvió a aparecer en nocer bien tu mercancía? ¿Que hay que
lujuria. Iba a sacar cinco veces más que sé… ¿uno de sus cuadros sobre la cose- la habitación luciendo su antifaz. Fue ser sincero en las negociaciones?
el precio de mercado por su última co- cha del rega… corriendo donde el hombre y le devolvió Gregorio Bonsorte dio un golpe sobre
secha. Aquel hombre que tenía enfrente -¡Ni lo sueñe, amigo! Me ha costado su cartera. la mesa y se echó a reír.
debía ser realmente idiota. años hacerme con toda la colección. -Estaba practicando, ya sabe. A ser -No, hombre, no. El mensaje es que
-Me parece suficiente, sí. -Bien, pues…a lo mejor una de sus si- ladrón no se aprende estudiando. Pero debes tener los oídos muy bien abier-
-Quiero proponerle una cosa -le dijo llas de rega… no pensaba dejar que se fuese sin ella. tos. Aquel hombre se quedó con la idea
entonces el catedrático-. Dado que mi -¿Y dónde sentaré a los invitados? -¡Álvaro! ¿Has estado robando a de convertir el regaliz en golosinas para
negocio es a largo plazo, me gustaría -Bueno -y fue a apoyarse a la repi- nuestro invitado? los niños a base de goma dulce y aca-
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CREACIÓN COLABORACIONES
La Revista Literaria Visor se centra en diversos aspectos del relato corto. Está
David Caiña (Bilbao, España). Guionista y escritor. Cuando terminé la carrera estructurada en tres bloques fundamentales: reseñas literarias, ensayo y creación.
de publicidad solo quería ser diseñador gráfico. Mi problema era el siguiente: soy Toda colaboración será bien recibida en cualquiera de estos campos siempre que
daltónico. Cuando empecé a trabajar como redactor creativo descubrí la escritura. sea original, inédita, escrita en español y relacionada con los distintos aspectos del
Me gustó tanto que dejé de trabajar. Estudié guión cinematográfico y ahora dedico relato breve. Los textos deben remitirse en fichero adjunto y en formato Word,
mi vida a escribir. Colaboro en proyectos de cortometraje, largometraje, series y junto a una breve reseña bio-bibliográfica de no más de diez líneas, a la siguiente
teatro. Escribo y gestiono la web La Historia me Confunde y colaboro en No! Fan- dirección de correo electrónico:
zine. Ahora dedico mi vida a escribir. Y eso que yo solo quería ser diseñador gráfico.
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Esta revista es una publicación sin ánimo de lucro y no cuenta con ningún tipo
de apoyo público o privado. La Revista Literaria Visor se realiza con el trabajo
de quienes aparecen en el directorio y gracias a la inestimable colaboración de los
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