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DISCURSO DE GRADUACIÓN

Buenas días a todos. Lo primero mencionar que es para mi un verdadero placer dar este discurso
de graduación en nombre de las compañeras del Centro Comunitario de Santa Martha. Hoy este
acto marca el fin de uno de los caminos más importantes que hemos tenido la mayoría, y en este
final compartimos todos una alegría, una alegría por haber conseguido una meta personal que se
propusieron hace unos meses. Durante estos meses han acumulado experiencias, momentos,
recuerdos, alegrías, tristezas, llantos… y la verdad que todos ellos las acompañaran para siempre.
Quién no recordara el primer día de clase con la espera de conocer a los nuevos compañeros,
aquella primera clase por zoom dónde se conocieron, y que al poco tiempo ya estaban ansiosas
por iniciar presencial, aquellos convivios dónde reían sin parar de las ocurrencias que decían, de
aquella premiación de altares dónde salieron triunfantes, el último examen práctico que hicieron
donde hubo personas haciendo filas que parecían no terminar, que por el tiempo no pudimos
comer pero teníamos la satisfacción de ver nuestro trabajo en las personas… Cada una de ustedes
ha dejado su propia marca, ya sea por unas uñas, por un corte, por unas pestañas o por algo que
hayan hecho bien y las demás se lo reconocieron, por una respuesta que dieron a una pregunta
del maestro, o por esa nota que sacaron en el examen, o lo más importante, por la huella que se
han dejado los unos a los otros, simplemente por el hecho de haberse conocido, y como el hecho
de conocer a unas personas en unos pocos meses, te hace que no las olvides nunca y que siempre
las lleves contigo. Y por supuesto no me quiero olvidar en este acto, de aquellas personas que las
han ayudado tanto en este camino, personas que han contribuido a que esta etapa haya sido
mucho más fácil y que las han apoyado en aquel momento difícil cuando algo no les salía y ya no
querían hacerlo, cuando aquella compañera les ayudo y les explico porque no entendían como
hacer las cosas, aquellos que les dieron un empujón cuando lo necesitaban… con estas personas
me refiero a sus familias, a sus amigos, a sus modelos, a sus compañeras, a la Sra. Juany, a la Lic.
Cessna, a todos los que de alguna u otra manera las ayudaron en este tiempo.

Tampoco olvidar aquellas amistades que hicieron, esos grupitos que formaron y que cada una
tenía su fuerte: unas en maquillaje, otras en uñas, otras más en pestañas, otras en corte… Y no
olvidarnos también de nuestro profesor, aquel que trataba de explicar de la manera más fácil
posible, que a veces preguntaba cosas tan simples pero no contestaban por miedo a equivocarse,
y que al final siempre las hacía reír por cualquier ocurrencia… la verdad, que para vernos la cara en
ese momento y luego reflexionar y darse cuenta que esas clases no eran difíciles que las hacían
sacar lo mejor de ustedes el dar su mayor esfuerzo y darse cuenta realmente de lo que son
capaces de hacer, también recordar aquellas compañeras que iniciaron y por una u otra cosa no
terminaron ya que el tiempo que estuvieron desde mi punto de vista, dejaron una huellita. Bueno
llega el momento de despedirse, de decir adiós al comunitario, a las compañeras, al maestro… ,
llega el momento de empezar una nueva etapa, mirar e ir hacia delante, pero eso si, sin olvidar el
pasado, del cual el comunitario ya esta en el y ahora cuando les pregunten “que has estudiado??”
y tu digas “cultora de belleza” y te digan “ah, pero en un comunitario??” tu digas “si y estoy
orgullosa de que haya sido así” Un abrazo muy fuerte a todas ustedes que forman parte de esta
generación, próximamente esperamos nosotras estar en su lugar. Gracias y buenos días.

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