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m nos , n 'í n i L n IOH ObH rvudor H d ¡.¡L cl d cornpl ji i d 1 'l d i(V ti ci y 1 proc so ~ produ~c~ón de co~o-
dn 1, m r duccionist r 1 cono 'i/ i nto qu pr duzc n sobr 1111, ci mi nto, no b st n n la investigación crí:lc~ las débiles descnp~
LOA bri leur intentan compr nd r st t dido y los procesos qu lo ciones reduccionistas de cosas aisladas en SI mismas (Foster, 1997,
mold n d 1modo más consistente posible (Blommaert, 1997). Zammito, 1996). ,
El diseño y los métodos usados para analizar este tejido soci El bricolaje se enfrenta en este contexto a ~na dobl~ ontología
n pu den separarse de la forma en que se interpreta la realidad. P r de complejidad; primero, la complejidad de los objetos de indagación
L nto, la ontología y la epistemología están vinculadas de modo ine _ y del hecho de que están en el mundo; segundo, la natu~~leza de la
tric ble en formas que moldean la tarea del investigador. El bricoleur construcción social de la subjetividad humana, la produ(~clOn~e «s~:»
d b comprender estas características en su búsqueda del rigor. Un humano. Dichas comprensiones abren una nueva era de mvestIgaCl~n
pr funda interdisciplinaridad se justifica mediante la comprensión d social donde el proceso de convertirnos en agent~s ~um~nos se apreCl.a
1 complejidad del objeto de investigación y las exigencias que dichas con un nuevo nivel de sofisticación. El complejo clrc~llt~ ~e retroali-
complicaciones imponen al acto de investigar. Como partes de siste- mentación entre una estructura social inestable y el individuo pued.e
m s complejos y procesos intrincados, los objetos de investigación son trazarse de un modo que conceda a los seres humanos un ent~ndI-
d masiado mercuriales para ser vistos desde una sola forma de ver o miento profundo de los medios por los que opera el pode~ y se sub~Ie:te
como una instantánea de un fenómeno en particular, en un momento el proceso democrático. Desde este complejo punto de VIsta ontológico,
specífico en el tiempo. los bricoleurs entienden que las estructuras sociales no determu~wn.la
Una profunda interdisciplinariedad busca modificar las discipli- subjetividad individual, sino que la constriñen de formas muy intrin-
nas y la visión de la investigación traída a la mesa de negociación cons- cadas. El bricolaje está muy interesado en desarrollar y en emplear
truida por el bricolaje. Todos dejan la mesa inspirados por el diálogo de una serie de estrategias para ayudar a especificar estas formas en que
un modo que ejerce una influencia idiosincrásica sobre los métodos de está moldeada la subjetividad. , .
investigación que luego emplean. El punto de la interacción no es un Los reconocimientos que emergen de dicho proceso. d~ múltiples
acuerdo estandarizado en cuanto a cierta noción reduccionista del «mé- perspectivas llevan a los analistas más allá del deter~IllIllsmo ?e las
todo adecuado de investigación interdisciplinaria», sino la conciencia nociones reduccionistas de las estruct~ras macro~oclales. L~ inten-
de las diversas herramientas en la caja de herramientas del investiga- ción de una investigación utilizable SOCIalo edu~atIva se subvierte en
dor. La forma que puede adoptar esta profunda interdisciplinariedad este contexto reduccionista, puesto que la agencia h~man~ es borrada
stá moldeada por el objeto de indagación en cuestión. Por tanto, en por las «leyes» de la sociedad. Las estructuras no ~olo «eXIsten».como
1 bricolaje el contexto en el que tiene lugar la investigación siempre entidades objetivas cuya influencia puede predecirse o «no
sin ejercer influencia sobre el universo de los asuntos humanos. Aquí
=s=:
afecta la naturaleza de la profunda interdisciplinariedad empleada.
En el espíritu de la dialéctica de la disciplinariedad, deben examinarse entran en escena los fractales con sus característ~ca~ de estructur~
las formas en que se construyen estas articulaciones de interdiscipli- suelta de forma irregular: estructuras fractales. SI bien no determi-
nariedad impulsadas por el contexto en vista de la familiarización con nan la conducta humana, por ejemplo, las estructuras.fractales poseen
el poder antes mencionada (Blommaert, 1997; Friedman, 1998; Pryse, un orden suficiente para afectar otros sistemas y en.tIda~es de.ntro dt
1998; Quintero y Rummel, 2003; T. Young y Yarbrough, 1993). su medio. Dichas estructuras nunca son estables III estan uIllvers~ -
En la investigación social, la relación entre los individuos y sus mente presentes en alguna manifestación uniforme (Varenn~, :99.6, T.
contextos es una dinámica esencial que debe investigarse. Esta rela- Young y Yarbrough, 1993). Cuanto más estudiamos estas dinámicas,
ción es una preocupación ontológica y epistemológica clave del brico- más diversidad de expresión encontramos. Tomando en c.uenta esta
laje; es una conexión que moldea las identidades de los seres humanos diversidad ontológica y epistemológica, los bricole.urs e~tIenden que
y la naturaleza del complejo tejido social. Por tanto, los bricoleurs usan existen numerosas dimensiones del bricolaje (Denzin y Lmcoln, ~O~?).
múltiples métodos para analizar la multidimensionalidad de este tipo Como sucede con todos los aspectos del bricolaj~, ni~gu~a descripción
de conexión. Las formas en que los bricoleurs se involucran en este es fija y final, y todas las características del bricolaje VIenen con una
proceso de unir las piezas de la relación pueden proporcionar una in- cláusula elástica.
terpretación diferente de este significado y estos efectos. Reconocer la
(
lob I z do y i 1 H t idt 010 I qu lo '01 HLiLUY n. E d 'ir, div r'l; pr io-
pr'OI L rs n 1 mismo p so con qu uno adjudica las
nsibilid d plur lizadas a cualquier proyecto político que teoriza
, Un inv stigación crítica posmod rna r quiere que los in H e rca de las desigualdades sociales (2004).
Llg' dor s construyan su percepción del mundo de nuevo no sól Esto reduce la explotación capitalista y las relaciones de la pro-
fo 1 tori . d ,11
ducción capitalista a un conjunto de relaciones, entre otras, que siste-
rm . oria, sino e un modo que socave lo que parece natur I,
U ~u stIon~ lo que parece obvio (Slaughter, 1989). Los investigador H máticamente niegan la totalidad del capitalismo que es constitutiva
posítorss e msur?,entes. co~o agentes mayéuticos no deben confundir del proceso de las relaciones de clase racializadas. Esto no significa
sus esfuerzos d~ mvestIgacIón con las zalamerías textuales de una argumentar que la perniciosa ideología del racismo no es integral para
po tura acadél~llca de vanguardia en la que se les otorga el beneficio d el proceso de la acumulación capitalista, pero, como señalan Darder y
1 r presenta~Ión de los oprimidos sin tener en realidad que regresar Torres, es para separar en forma antiséptica la política y la economía
esa~ comu,md~des de la.clase t~abajadora donde tuvieron lugar sus como esferas distintas de poder o conjuntos de relaciones sociales. En
StUdl~S.Mas bien, necesitan ubicar su trabajo en una praxis trans- lugar de concentrarse en la raza o en la identidad de raza (es decir,
formatI~~ que conduzca al alivio del sufrimiento y a la superación d características fenotípicas compartidas o atributos culturales), Darder
la. opresión. y Torres defienden el hecho de concentrarse en la ideología del racismo
Al recha~ar la .lectura arrogante de l?s críticos metropolitanos y y las relaciones de la clase racializadas dentro de una interpretación
sus m~ndatos imperiales que gobiernan la mvestigación, los investiga- materialista mayor del mundo, trayendo de esta manera al centro del
dores msur~entes hacen pr~~nt.as acerca de cómo lo que es ha llegado debate el análisis de la economía política.
a ser, ~ los I~tereses de quien SIrven ciertos arreglos institucionales De un modo similar, McLaren y Scatamburlo-D'Annibale (2004)
y de donde VIenen nuestros marcos de referencia. Los hechos no son argumentan que la separación de lo económico y lo político dentro
sólo «lo que es»; la. verdad de las creencias no es sólo comprobable por de las contribuciones actuales de multiculturalismo basadas en pre-
su correspondenc~a. co~ estos hechos. Involucrarse en investigación misas sobre políticas de identidad ha tenido el efecto de reemplazar
basada en un~ ,cntI?~hdad en evolución es formar parte de un pro- un análisis histórico de clase materialista por un análisis cultural de
ceso_de formación crítica del mundo, guiados por el perfil oscuro de un clase. Como resultado, muchos teóricos críticos de la raza así como
sueno d~ .un mundo menos condicionado por la miseria, el sufrimiento también posmarxistas que escriben en el mundo de los estudios cultu-
y la política del engaño. ,En ~~a palabra, es una pragmática de espe- rales también han echado por tierra la idea de clase de, precisamente,
ra~~a en, un~ era de razon cimca. Los obstáculos que la investigación ese elemento que, para Marx, lo hacía radical, es decir, su condición de
crítica aun tiene que. superar en términos de un asalto frontal contra forma universal de explotación, cuya abolición necesitaba la abolición
los destrozos ~el capitalismo global, el nuevo imperio estadounidense de todas las manifestaciones de opresión (y que también era funda-
y su devastacI~n de la clase trabajadora global, han llevado a McLaren mental para ella) (Marx, 1978, pág. 60). Con respecto a esta cues-
a un comprormso más sostenido y compasivo con Marx y la tradición tión, Kovel (2002) es particularmente perspicaz, puesto que aborda en
marxista. forma expresa una cuestión que continúa fastidiando a la izquierda,
.Un área de preocupación significativa que ha sido tratada en a saber, la prioridad dada a diferentes categorías de lo que él llama
el reciente tra~ajo marxista de McLaren y Scatamburlo-D'Annibale «división dominativa», esas categorías de género, clase, raza, etnia y
(2004~ ~ Antom~ Darde~ ! Rodolfo Torres (2004) es la de la pedago- exclusión nacional, etcétera.
f5!-acrítica y su mt~rsecclO~ con el multiculturalismo crítico, en espe- Kovel argumenta que debemos hacer la pregunta ¿prioridad
cial respecto ~e la I~fluencIa que la teoría crítica de la raza ha tenido respecto de qué? Nota que si nos referimos a prioridad respecto del
sobre el trabajo reciente en estos dominios interconectados. Darder y tiempo, la categoría de género tendría prioridad porque existen rastros
Torres (20,04) ~~untan al hecho de que gran parte del trabajo dentro de opresión de géneros en todas las otras formas de opresión. Si debié-
de la .teona cr~tIca .de la raza está basado en el popular argumento ramos priorizar, en términos de importancia existencial, Kovel sugiere
de la m~ersecclOnahdad de la era posestructuralista y posmodernista que tendríamos que depender de las fuerzas históricas inmediatas que
que e~tIpula. q~e .la raza, la clase, el género y la orientación sexual oprimen grupos bien definidos de personas; ofrece ejemplos de judíos
deberían recibir Igual atención al comprender el orden social y las en la Alemania de la década de 1930 que sufrieron formas brutales
de antisemitismo y de palestinos de la actualidad que experimentan
r I 'iHI1lQ un inrnl Lrunaformu 'i 11 ol'ÍnliH /1, un P \I'Lit' I II1ll vulu '1
prioride el p I L' , In m r ,d p d ' d U tr usform ·j61 dI d lo D 'L t J Uvo y 1 s cid d s l t nt s n l condiciones
I H r 1 do d opr si6n son pr cticam nt más ur nt ,y mi n n tu 1 s d 1 luch d el s s. McLaren y Scatamburlo-D'Annibale
tr s sto con tod certeza dependería de las categorías pr e d nt H HO ti nen que el movimiento social mundial contra la globalización
L m bi n dependería de la forma en que están desplegadas tod s ll~ nticorporativa, así como también los movimientos antiimperialistas/
fu rzas que actúan en una situación concreta. ntiguerra que precedieron y sucedieron la invasión de los Estados
En cuanto a la pregunta de qué división pone en movimi nto Unidos a Irak, han proporcionado nuevos contextos (en su mayoría a
t das las de~ás, la prioridad ~endría que recaer sobre la clase por- través de publicaciones independientes y recursos de izquierda de la
u las relaciones de clase implican el estado como un instrumento d Internet) para permitirles a diversos públicos (y a no públicos, más
cumplimiento y control, y el estado es el que moldea y organiza las di. allá de las instituciones que sirven a los grupos mayoritarios) volverse
visiones que aparecen en los ecosistemas humanos. Por tanto, la clas más críticamente cultos acerca de la relación entre los eventos del
lógica e históricamente distinta de otras formas de exclusión (por mundo actual, el capitalismo global y el imperialismo. Para muchos
lIo, no debemos hablar de «clasismo. junto a «sexismo. y «racismo» investigadores y educadores de izquierda, esto requerirá una «educa-
y «especiesismo»). Antes que nada, esto es así porque la clase es una ción» socialista de la conciencia de la clase trabajadora. Esto, a su vez,
e ,tego,ría ~ec~a en esencia por el hombre, sin raíces si siquiera en una significa desafiar las formas sociales mediatizadas en donde vivimos y
biología mistificada. No podemos imaginarnos un mundo humano sin aprendemos a trabajar.
distinción de géneros, aunque podemos imaginarnos un mundo sin Una forma de analizar la producción de los significados cotidia-
lominación por parte del género. Pero un mundo sin clase es eminen- nos para que sea menos probable que éstos resulten un lastre para las
t mente imaginable; sin duda, así fue el mundo humano para nuestras relaciones sociales capitalistas es estudiar la conciencia de la clase tra-
~pecies en la tierra durante la mayoría del tiempo, y durante todo ese bajadora. Bertell Ollman (1971, 1993,2003) ha desarrollado un enfoque
tiempo hubo muchas quejas respecto del género. Históricamente la sistemático de la dialéctica que puede llegar a oprimir el estudio de
difer~ncia surge porque «clase» significa un lado de una figura mayor la conciencia de la clase trabajadora, Los investigadores progresistas
que mcluye un aparato de estado cuyas conquistas y regulaciones deben considerar con seriedad dicho enfoque, en especial porque la ma-
crean razas y moldean las relaciones entre los géneros, Por tanto, no yoría de los estudios actuales de la conciencia de la clase trabajadora
habrá una verdadera resolución del racismo mientras la sociedad de han sido derivados de enfoques no marxistas. Ollman (1993) aconseja
clase siga existiendo, considerando que una sociedad oprimida desde el que la conciencia de clase es, en mucho, más que la conciencia indivi-
punto de vista racial implica las actividades de un estado que defiende dual. El sujeto de la conciencia de clase es, después de todo, la clase. Ver
las clases, Tampoco puede decretarse la desigualdad de géneros mien- la conciencia de clase desde la perspectiva de la teoría del valor-trabajo
tras la sociedad de clases, con su estado, exija la superexplotación de y la concepción materialista de la historia, como está abordada por la
la mano de obra femenina (Kovel, 2002). exposición de Ollman, estipula que vemos la clase en el contexto de las
funciones integradas globales del capital y el trabajo remunerado,
Si bien las personas con certeza pueden verse desde la perspec-
Reconsideración de la clase y la conciencia tiva funcionalista como personificaciones de las funciones socioeconó-
micas, debemos expander esta visión y entender las dimensiones sub-
de clase
jetivas de clase y conciencia de clase, Ollman sigue el consejo de Marx
al recomendar que con la definición de «clase» o cualquier otra noción
Hace poco tiempo, McLaren y Scatamurlo-D'Annibale (2004) importante, empezamos por el todo y procedemos a la parte (véase
reexaminaron parte del trabajo etnográfico y conceptual de Paul Willis también IIyenkow, 1977, 1982a, 1982b). De acuerdo con McLaren y
(1977,1978,2000; Willis, Jones, Cannan y Hurd, 1990) en un intento Scatamburlo-D'Annibale (2004), debemos concebir la clase como una
por.~econsidera: una agenda de investigación que incluyera la partici- relación social compleja en el contexto del enfoque dialéctico de Marx
pacion de los sujetos de la clase trabajadora y los electorados. Creemos a la vida social. (Este debate está basado en McLaren y Scatamburlo-
que los modelos etnográficos de investigación, tales como los desarro- D'Annibale [2004]), En este aspecto, es importante ver la clase como
llados .por ':"illis, servirían mejor a los intereses de la clase trabaja- una función (desde la perspectiva del lugar de una función dentro del
dora SI pudieran estar acompañados de una estrategia mayor para la sistema), como un grupo (cualidades que se atribuyen a las personas,
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j n d ), Un el s supon, p r tI' 0, Il 'u 11 d naj n d d 1,. pensamiento d la gente real), y (3) en esencia, es un proceso, un mo-
vid oci 1 de individuos que funcionan d un cierto modo dentro dt 1 vimiento desde donde un grupo comienza en su conciencia de sí mismo
si tm. Las características principales de clase -relación social 1\ y se vuelca hacia la conciencia apropiada a su situación. En otras pa-
j n da, lugar/función y grupo- son todas mutuamente dependient . labras, el proceso de volverse consciente de la clase no es externo a lo
La clase como función se relaciona con los intereses objetivos que es, sino que más bien se encuentra en el centro de lo que se trata
los trabajadores; la clase como grupo se relaciona con sus interes H (1993, pág. 155).
subjetivos. Los intereses subjetivos se refieren a lo que los trabajado-
r s en realidad creen que es mejor para ellos. Esas prácticas que sir- La conciencia de clase es, por tanto, algo que Ollman describe
v n a los trabajadores en su función como trabajadores remunerado como una «especie de «pensamiento de grupo», una visión colectiva,
refieren a sus intereses objetivos. Ollman resume la conciencia d interactiva para reconocer, rotular, llegar a comprender y actuar sobre
clase como: el mundo en particular que los miembros de la clase tienen en común»
(1993, pág. 156). La conciencia de clase es diferente de la conciencia
La identidad y los intereses de uno (subjetivos y objetivos)como individual en el sentido de «tener su principal punto de referencia en
miembros de una clase, parte de la dinámica del capitalismo desvelado la situación de la clase y no en los ya reconocidos intereses de los indi-
por Marx (por lo menos lo suficiente para captar los intereses objeti- viduos» (1993, pág. 157). La conciencia de clase es algo que existe «en
vos),los contornos amplios de la lucha de clases y dónde uno encaja, los potencia», en el sentido que representa «la conciencia apropiada de las
sentimientos de solidaridad hacia nuestra propia clase y de hostilidad personas en esa posición, la conciencia que maximiza sus posibilidades
racional hacia las clases de la oposición(en contraste con los sentimien-
de cristalizar los intereses de la clase, entre ellos, el cambio estructural
tos de indiferencia mutua y competencia dentro de la clase que acom-
donde dicho cambio es necesario para asegurar otros intereses» (1993,
pañan la enajenación), y la visión de una sociedad más democrática e
igualitaria que no sólo es posible, sino que uno puede ayudar a crear. pág. 157). Ollman acentúa que la conciencia de clase «existe en poten-
(1993, pág. 155) cia», es decir, «la conciencia de clase es una conciencia que espera suce-
der» (1993, pág. 187). Aquí es importante no confundir la conciencia de
Ollman subraya en especial la noción de que explicar la concien- clase con una especie de «potencial abstracto» porque está «arraigada
cia de clase estipula buscar lo que no está presente en el pensamiento en una situación que se desarrolla delante de nuestros propios ojos,
de los trabajadores así como también lo que está presente. Es una com- mucho antes de que la comprensión de las personas verdaderas la al-
prensión que es «apropiada para el carácter objetivo de una clase y sus cance» (1993, pág. 157). La conciencia de clase, por tanto, no es algo
intereses objetivos» (1993, pág. 155). Pero además del aspecto objetivo que esté fijo o permanente, sino que siempre está en movimiento. La
de la conciencia de clase, debemos incluir el aspecto subjetivo de la con- ubicación misma de la clase establece su meta; siempre está en el pro-
ciencia de clase, que Ollman describe como «la conciencia del grupo de ceso de convertirse en ella misma, si entendemos la noción de proceso
personas en una clase en la medida en que su comprensión de quiénes desde el punto de vista dialéctico. En consecuencia, debemos examinar
son y qué deben hacer se desarrolla desde sus comienzos economistas la clase desde la perspectiva de la filosofía de Marx de las relaciones in-
hacia la conciencia que es apropiada para su situación de clase» (1993, ternas, como aquella «que trata las relaciones en las que cualquier cosa
pág. 155). Sin embargo, ¿en qué se diferencia esta conciencia subjetiva es parte esencial de lo que es, de modo que un cambio significativo en
y la conciencia verdadera de cada individuo del grupo? Ollman escribe cualquiera de estas relaciones se registra como un cambio cualitativo
que la conciencia subjetiva es diferente de la conciencia verdadera del en el sistema del que es parte» (Ollman, 2003, pág. 85).
individuo en el grupo de las siguientes tres maneras:
(1) Es una conciencia de grupo, una forma de pensar y un conte- El centro de atención puesto en la etnografía crítica
nido de pensamiento, que se desarrolla a través de los individuos del
grupo que interactúan entre sí y con grupos opuestos en situaciones
que son peculiares a la clase; (2) es una conciencia que tiene su prin- Conforme los investigadores críticos tratan de colocarse detrás
cipal punto de referencia en la situación y los intereses objetivos de de la cortina, de ubicarse más allá de la experiencia asimilada, de
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'0 liL 'Ui n d 1 eonci nci hum n , mpl n un pl t r d !TI Lo 1\1 lic bilidd mi ntr que, a la vez, objetiviza aún m~s el mundo del
1010 d inv stigación. En est contexto, Patti Lath r (1991, :1) inv stigador. El enfoque de Michel Foucault de e~te dilema e~ :<sepa-
ti nd nuestra posición con su noción de validez catalítica. LVII i r r» la teoría social de la epistemología de su propia cultura cntIcando
d z e talítica apunta al grado al que la investigación mueve a qui n I filosofía tradicional de reflexión. Sin embargo, Foucaul~ cae en la
studia para que entiendan el mundo y la forma en que está mold do trampa de ontologizar su propia argume~ta~ión metodoló~ca Y de bo-
fin de que ellos lo transformen. Los investigadores no críticos qu rrar la noción de un entendimiento previo vmculado a la Idea d~ una
op ran dentro de un esquema empírico tal vez encuentren que la v • visión «interna» (Fuchs, 1993). Louis Dumont procede alg? meJ~r al
lid z catalítica es un concepto extraño. La investigación que posee v • argumentar que los textos cultur~les deben verse en forma sImultanea
lid z catalítica no sólo exhibirá el impacto alterador de la realidad d I desde el interior y desde el extenor. ., '
proceso de indagación; también dirigirá este impacto para que quien No obstante al tratar de afirmar una «interpretación r~cIproca
tán en estudio obtengan autocomprensión y autodirección. de diversas sociedades entre sí» (Fuchs, 1993, pág. 113) ~ed~ante la
La teoría que cae bajo la rúbrica de poscolonialismo (véas identificación de estructuras transindividuales de conciencia Y es-
McLaren, 1999; Semali y Kincheloe, 1999) supone importantes deba- tructuras sociales transubjetivas, D~mont asp~ra alcanz~r un marco
tes acerca del sujeto que conoce y el objeto del análisis. Dichos trabajo universal para el análisis comparatIvo de socIedades. MIentras. que
han iniciado importantes modos nuevos de análisis, en especial en re- Foucault Y Dumont tratan de «trascender los cimientos categoríalee
lación con cuestiones de imperialismo, colonialismo y neocolonialismo. de su propio mundo» (Fuchs, 1993, pág. 118). negándose a mclmrse
Los intentos recientes de los investigadores críticos de ir más allá de en el proceso de objetivización, Pierr~ :S?UrdIeU ~e mtegra com? u~
la mirada objetivante e imperialista asociada con la tradición antropo- actor social en el campo social en análisis. BourdIe~ logra es:~ mte
lógica occidental (que fija la imagen del así llamado informante desde gración mediante la «epistemologización del contemdo e~nologIco de
la perspectiva colonizante del sujeto que conoce), aunque alabadores y sus propias presuposiciones» (Fuchs, 1993, pág. 121) ..Sin embargo,
bien intencionados, no dejan de tener defectos (Bourdieu y Wacquaat, la autoobjetificación del observador (antropólogo) no deja d~ acarrear
1992). Como Fuchs (1993) ha observado en forma tan profética, serias problemas. Fuchs (1993) nota, sigu~endo l~s pasos de Bou~~Ieu, ~,:e la
limitaciones plagan los recientes esfuerzos de desarrollar un enfoque principal dificultad es «olvidar la dIferencIa. entre la rel~cIOn:e.onca y
más reflexivo del escrito etnográfico. Este desafío puede resumirse en la práctica con el mundo y de imponer al objeto la relac:on teonca que
las siguientes preguntas: ¿Cómo llega a conocer al otro el sujeto que uno mantiene con él» (pág. 120). El enfoque de .BourdIe~ de volv~r a
conoce? ¿Cómo pueden los investigadores respetar la perspectiva del buscar -investigar- no escapa del todo a convertIrse, en CIerta I?-edIda,
otro e invitar al otro a hablar (Abdullah y Stringer, 1999; Ashcroft, en una «confirmación del objetivismo», pero por lo meno~ ~xIste un
Griffiths y Tiffin, 1995; Brock-Utne, 1996; Goldie, 1995; Macedo, 1994; serio intento del investigador de reflexionar so~re las con~IcIOnespre-
Myrsiades y Myrsiades, 1998; Pieterse y Parekh, 1995; Prakash y Es- vias de su propia comprensión de sí mismo, un intento de mvolucrarse
teva, 1998; Rains, 1998; Scheurich y Young; 1997; Semali y Kincheloe, en una «etnografía de etnógrafos» (pág. 122). .
1999; Viergever, 1999)? La etnografía posmoderna muchas veces se cruza -en ~lV~rsos
Si bien recientes modos confesionales de escritos etnográficos grados- con las inquietudes de los investigadores poscolomahstas,
apuntan a tratar a los denominados informantes como «participan- pero la medida en que aborda por completo ,las cu~stI.ones ~e ex~lota-
tes» en un intento por evitar la objetificación del otro (en general se ción y las relaciones sociales de la explotacIOn capitalista SIgue SIendo
refiere a la relación entre los antropólogos occidentales y la cultura cuestionable. La etnografía posmoderna -y aquí estamos pensando
no occidental), existe el riesgo de que descubrir estructuras de domi- en trabajos tales como Reflections on Fieldwork m Morocco (1977), de
nación coloniales y poscoloniales puede, de hecho, validar y consoli- Paul Rabinow, Other Tribes, Other Scribes (1982), de Ja~es Boon, y
dar de modo no intencionado dichas estructuras así como reafirmar Shamanism, Colonialism, and the Wild Man (1987), de MIchael Taus-
los valores liberales a través de un tipo de etnocentrismo encubierto. sig- comparte la convicción articulada por Marc Ma~ganar~ (1990)
Fuchs (1993) advierte que el intento de someter a los investigadores de que «ninguna antropología es apolítica, carente de ?deologI~ y, por
al mismo enfoque al que se somete a otras sociedades podría llevar a tanto, de la capacidad de verse afectada por las formaciones socIales o,
una «vimputación de otredad- de nuestro propio mundo» (pág. 108). lo que también es crucial, de ejercer efecto sobre ellas. La pregunta no
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Judith N wton y Judith Stacey (1992-1993) notan qu 1 I.W. ing nua de utoría plural, sino para aflojar por lo menos de alguna
LU I xp rim ntación posmoderna textual de la etnografía acr dit 1 m n ra el control monológico del escritor ejecutivo/antropólogo y abrir
(<( r die m nto poscolonial de la cultura como la oportunidad para qu al debate la jerarquía de la etnografía y la negociación de los discursos
In ntropología se re invente» (pág. 56). La etnografia modernista, dI n situaciones cargadas de poder y desiguales» (pág. 100). Clifford
a u rdo con estas autoras, «construyó relatos culturales autorizad H cita el trabajo de Marcus y Fischer (1986) y advierte acerca de las
qu sirvieron, aunque de forma inadvertida, no sólo para establec J' prácticas etnográficas modernistas de «esencialización representacio-
1 utoridad del etnógrafo occidental sobre los nativos como «otros» nal» y «congelamiento metonímico» en donde se toma un aspecto de la
sino también para sostener la autoridad occidental sobre las cultur ' vida de un grupo para representar al grupo como un todo; en cambio,
loniales- (pág. 56). Argumentan (siguiendo a James Clifford) qu Clifford insta a las formas de etnografía multilocal a reflejar las «fuer-
lo tnógrafos pueden y deberán tratar de escapar al género alegóric zas transnacionales, políticas, económicas y culturales que atravie-
r currente de la etnografía colonial, el texto pastoral, nostálgico, r • san y constituyen mundos locales o regionales» (pág. 102). En lugar
d nto~ que ~re~e.rva una cultura primitiva en vías de extinción par de que la cultura sea fijada en retratos textuales reificados, debe ser
1 r gistro histórico de sus conquistadores occidentales. La estructur mejor comprendida como desplazamiento, transplante, interrupción,
n rrativa de este «texto de salvamento» retrata la cultura nativa como posición y diferencia.
coh rente, auténtica que, lamentablemente, «evade el pasado», mien- Aunque la etnografía crítica permite, de un modo en que no lo
tras que sus sucesores complejos, poco auténticos y occidentales repre- hace la etnografía convencional, la relación de la liberación y la histo-
ntan el futuro (pág. 56). ria, y aunque su tarea hermenéutica es poner en tela de juicio el con-
Los escritos etnográficos posmodernos se enfrentan al desafio de dicionamiento social y cultural de la actividad humana y las estruc-
ir más allá de simplemente la reanimación de la experiencia local una turas sociopolíticas prevalecientes, no afirmamos que sea suficiente
e lebración no crítica de la diferencia cultural (incluidas las diferen- para reestructurar el sistema social. Sin embargo, en nuestra opinión,
ciaciones figurales dentro de la propia cultura del etnógrafo), y el em- es ciertamente un comienzo necesario. Concordamos con Patricia Ti-
pl o de un marco de referencia que propugna los valores universales y cineto Clough (1992) al argumentar que la «narratividad realista ha
una función global para la antropología interpretativista (Silverman permitido que la ciencia social empírica fuera la plataforma y el ho-
1990). Lo que hemos descrito como posmodernismo de resistenci~ rizonte de la crítica social» (pág. 135). La etnografía debe analizarse
puede ayudar a los investigadores cualitativos a desafiar las prácticas en forma crítica no sólo en términos de sus métodos de campo sino
dO~llnantes ~e investigación occidentales avaladas por una epistemo- también como prácticas de lectura y escritura. La recolección de datos
logía fundacional y una pretensión de conocimiento universalmente debe dar lugar a «relecturas de representaciones en todas las formas»
válido a costa de conocimientos locales, subyugados (Peters, 1993). La (pág. 137). En la construcción narrativa de su autoridad como ciencia
opción no es entre el modernismo y el posmodernismo, sino si desafiar empírica, la etnografía debe enfrentar los procesos inconscientes en
o no las presuposiciones que inspiran los juicios normalizantes que los que justifica sus formulaciones canónicas, procesos que muchas
uno hace como investigador. veces suponen la negación de un deseo edípico o autorial y la reducción
Vincent Crapanzano (1990) advierte que «el antropólogo no de diferencias a oposiciones binarias. Dentro de estos procesos de re-
puede asumir ni la lira de Orfeo ni la corona de espinas, aunque con- ducción binaria, el etnógrafo muchas veces se ve privilegiado como el
fieso que oigo ecos de salvación» en su deseo por proteger a su gente guardián de «la representación factual de las positividades empíricas»
(pág. 301). (Clough, 1992, pág.9).
Connor (1992) describe el trabajo de James Clifford, que com-
part~ una ~finidad ~on el trabajo etnográfico asociado con Georges
Bataille, Michel Lerris y el College de Sociologie, no simplemente como
la «escritura de cultura», sino más bien como «la interrupción interior
de categorías de arte y cultura [que] corresponden a una forma radi-
calmente dialógica de escritura etnográfica, que tiene lugar a través
NUt cuc HUI t t( P lu 1'", L 'j n el In r lucl 1\ nl.r In íl rm 1p d r y d I
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innu· •.tl1'i crftfc pl rlH mi nt ,y d 1 p d r y d 1 v rd d. En un br v xposici6n de
I() u «crítico» par la pistemología crítica, desacredita las formas
L tr diciones de la inv stig ci6n crítíc han llegado al pu n Lo {' cil s de constructivismo social y ofrece una hábil crítica de las epis-
n q U ,r conocen que las ~firm~ciones de lo que es verdad siempre L mologías prevalecientes por medio de la fenomenología continental,
H~ n situadas, en f~rma discursiva, en las relaciones de poder e ir _ l posestructuralismo y la teoría social posmodernista, en especial el
pli da con ellas, Sin embargo, a diferencia de algunas afirmacion ¡.¡ trabajo de Edmund Husserl y Jacques Derrida. Carspecken aborda
I , ch dentro .de corrientes «lúdicas» de la investigación posmod r- n forma rápida las formas fáciles del pensamiento constructivista,
ru t ,no sugerimos que como no podemos conocer la verdad en form legando que lo que vemos está muy influenciado por lo que ya va-
b oluta, la verdad sencillamente puede ser equiparada con un efecto loramos y que la investigación crítica simplemente se consiente con
d poder. Lo ~ecimos porque la verdad supone normas regulador as qu los valores políticos «correctos». Por ejemplo, algunos constructivistas
d b n cumplirse para que algunas afirmaciones sean más significati- argumentan que todo lo que necesitan hacer los críticos es «sesgar» su
v S que otra.s. l?e otro modo, la verdad pierde sentido y, si éste es el trabajo en la dirección de la justicia social.
o, la praxis lIb~radora no tiene más propósito que ganar por ganar. Esta forma de pensamiento constructivista no es viable, de
omo o~serva Phil Carspecken (1993, 1999), cada vez que actuamos, acuerdo con Carspecken, porque simplemente es oculocéntrica; es
n cada.mstanci~ de nuestra conducta, presuponemos alguna relación decir, depende de la percepción visual para formar la base de su te?rí~.
nor~atIva o universal con la verdad. La verdad está internamente Más que apoyarse en metáforas perceptivas encontradas en los prmci-
r lacIO~ada con el significado de un modo pragmático a través de las pales relatos etnográficos, la etnografía crítica, en contraste, debería
afir?I~cIOnes normativas, afirmaciones intersubjetivas y afirmaciones hacer hincapié en las experiencias y estructuras comunicativas así
subjetivas a las que se hizo referencia y la forma en que deícticamente como también en la tipificaciones culturales. Carspecken argumenta
b samos o afirmamos el significado en nuestra vida cotidiana. Cars- que la etnografía crítica necesita diferenciar entre las categorías on-
p cken explica que los investigadores pueden articular las afirmacio- tológicas (por ejemplo, subjetivas, objetivas, normativas-evaluativ~s)
n~s evaluativas normativas de otros cuando comienzan a verlas del en lugar de adoptar la postura de «múltiples realidades» defendida
mismo modo ~ue sus participantes viviendo dentro de las posiciones por muchos constructivistas. Adopta una postura de principios de .que
culturales y discursivas que inspiran dichas afirmaciones. las orientaciones de valor de la investigación no deberían determmar
En cada afirmación normativa en particular deben reconocerse los hallazgos de la investigación, en la medida en que esto sea posible.
las afirmaciones de universalidad, y deben plantearse preguntas Más bien, los etnógrafos críticos deberían emplear una epistemología
cerca de si dichas normas representan todo el grupo. Cuando se ve crítica' es decir, deberían sostener los principios epistemológicos que
que l~ afirmación limitada de universalidad es contradictoria para las se aplican a todos los investigadores. Al enriquecer esta afirmaci~n,
prácticas en o~servación, las relaciones de poder se vuelven visibles. Carspecken rehabilita la etnografía crítica de muchas de las perc~pcIO-
Lo que es crucial aquí, de acuerdo con Carspecken, es que los investi- nes erróneas de sus críticos que creen que ésta pasa por alto cuestiones
gadores reconozc~n dónde están situados ideológicamente en las afir- de validez.
maciones normativas y de identidad de los demás y, al mismo tiempo, Para construir una epistemología crítica y social, los etnógrafos
que sean honestos acerca de sus propias afirmaciones subjetivas a las críticos deben entender los modos holísticos de la experiencia humana
que se ~ace ~eferencia y que no dejen que las afirmaciones evaluativas y su relación con las estructuras comunicativas. Las etapas prelimi-
n.ormatIvas mterfieran con lo que observan. La investigación crítica nares de este proceso que Carspecken articula incluyen examinar el
SIgue planteando un problema para las afirmaciones normativas y uni- sesgo del investigador y descubrir las orientaciones del valor del inves-
versales de un modo que no les permite ser analizadas fuera de una tigador. Las siguientes etapas incluyen compilar el registro prima~io a
política de representación, divorciada de las condiciones materiales en través de la recolección de datos monológicos, análisis re constructivos
l~~ que so~ producidas, o fuera de una preocupación por la constitu- preliminares, generación de datos dialógicos, descubrir relaciones de
CIOndel sujeto en los actos mismos de leer y escribir. los sistemas sociales y usar las relaciones de los sistemas para explicar
En su libro Critical Ethnography in Educational Research los hallazgos. El trabajo de Anthony Gidden forma la base del enfoque
(1996), Carspecken aborda la cuestión de la epistemología crítica, una de Carspecken de análisis de sistemas. Junto a los debates de cada
una de las etapas complejas que desarrolla Carspecken, hay enfoques
·~..,,__ 'af'lía e ít'c
muy bit n 111 ticulndu I 111 VI lid 1. hcrizor LIlI y
V( I'Li 'niy h l'iz ní, Ii i .AJiI d yud r vil u
lar 1 t orí 1 pr ctic, al' p ck n us dato d su studio d UII Además de las brillantes apreciaciones de Carspecken sobre la
pr r m d la scu la primari del centro de la ciudad de Hou t n tnografia basada en la crítica, el final de ~a década d~ 1990 presenció
uy fin s ayudar a los alumnos a aprender habilidades para man d r una proliferación de enfoques deconstructIvos y r~fleXlvos(est~ deba~e
conflictos. está basado en Trueba y McLaren [2000]). En su Importante hbro Fic-
Otra característica impresionante es la exposición y el debate d tions of Feminist Ethnography (1994), Kamala Visweswaran sostiene
rspecken de los actos comunicativos, en especial su análisis del signi- que la etnografía reflexiva, como la etnografía normativa, se ba~a en
fíe do como encarnación y la comprensión como intersubjetiva, ni ob- el «modo declarativo» de impartir conocimiento a un lector cuya Iden-
j tiva ni subjetiva. Carspecken trabaja desde una visión de intersub- tidad está afirmada en un discurso compartido.
j tividad que combina a Hegel, Mead, Habermas y Taylor. Recomienda La etnografía deconstructiva, en contraste, i~plementa el «~,odo
que los etnógrafos críticos registren con cuidado el lenguaje corporal interrogativo» a través de una constante postergaclOn o una.negaclOn a
porque el significado de una acción no está en el lenguaje; más bien explicar o interpretar. Dentro de la etnografía ~econstructIva, ~e ~~s-
stá en la acción y en los estados corporales del actor. Desde el punto alienta la identidad del lector con un sujeto umficado de enuncIaclOn;
d vista de Carspecken, la subjetividad deriva de la intersubjetividad Mientras que la etnografía reflexiva sostiene que el etnografo no ~sta
(como la objetividad) y la intersubjetividad supone la constitución dia- separado del objeto de investigación, el etnógrafo, aun aSI, es conside-
lógica del «cuerpo que siente». Por último, Carspecken hace hincapié rado un sujeto unificado de conocimiento que puede hacer esfuerzos
n la importancia de las teorías sociales en el nivel macro, condiciones hermenéuticos para establecer la identificación entre el observador
mbientales, formas socialmente estructuradas de satisfacer necesida- y lo observado (como en las tradiciones interpretativas h~manistas).
des y deseos, efectos de los productos básicos culturales sobre los alum- La etnografía deconstructiva, en contraste, muc~as.v~ces mterrumpe
nos, explotación económica y condiciones políticas y culturales de ac- dicha identificación a favor de articular una subjetividad fracturada,
ción. Gran parte de la inspiración de Carspecken para su enfoque de desestabilizada, múltiplemente posicionada (como en las !radicio~es
las afirmaciones de validez está tomada de la teoría de Habermas de interpretativas posmodernistas). Mientras que la etnograña r.eflexIva
la acción comunicativa. Carspecken interpreta a Habermas como cap- cuestiona su propia autoridad, la etnografía deconstructIva pierde su
tando las bases prelingüísticas dellenguajey la intersubjetivdad, vol- autoridad.
viendo el lenguaje secundario al concepto de intersubjetividad. . Ambos enfoques a la etnografía crítica pueden usarse para des-
Sin embargo, Carspecken se aleja de una visión estricta de la cubrir la autoridad eurocéntrica persistente empleada por etnógrafos
acción habermasiana trayendo un modelo expresivo/de praxis apenas en el estudio de poblaciones latinas. El objetivo ~e estos do,s.e~foques
consistente con el trabajo de Charles Taylor. Si bien Habermas y Ta- es de naturaleza crítica: es decir, liberar al objeto de análisis de .la
ylor con frecuencia critican sus respectivas posiciones, Carspecken los tiranía de las categorías fijas, inconquistables, Y replantear la subje-
pone juntos de un modo convincente. El énfasis de Taylor en modos ho- tividad misma como una participación narrativa permanentem~nte
lísticos de comprender y la constitución del acto que emplea Carspec- abierta, siempre parcial, comprensible con el texto y el context? I?Icho
ken hacen posible vincular la teoría de la racionalidad comunicativa enfoque puede ayudar al etnógrafo a advertir sobre las descripciones
con el trabajo en el significado encarnado y la base metafórica de la dañinas propagadas por observadores anglos acerca de los mmIgr~~-
acción significativa. También proporciona un medio para sintetizar las tes mexicanos. Como destaca Ruth Behar (1993), en los relatos clási-
ideas de Gidden acerca de relaciones de la parte/el todo, la estructura cos etnográficos sociológicos y etnográficos de la familia mexicana y
virtual y la constitución del acto con la racionalidad comunicativa. mexicana estadounidense, los estereotipos similares a aquellos <.Iue
Ésta es otra forma en la que el trabajo de Carspecken difiere del de rodean a la familia negra perpetuaron imágenes del marido autonta-
Habermas y, sin embargo, sigue siendo coherente con su teoría y el rio, demasiado interesado en el sexo y machista, y la esposa ma~sa y
vínculo interno entre el significado y la validez. sumisa rodeada de niños que adoran a su madre buena y sufnente.
Estos estereotipos han recibido fuertes críticas en los últimos años,
en particular, críticas chicanas, que han tratado de ir más allá de las
diversas «teorías de la deficiencia» que siguen marcando el debate de
la vida familiar afroamericana y latina (pág. 276).
I~I 011 pLo de {'ldi¡(II'1I d, 111"'01111110 po,' Ln 'mfoH 'r Li 'OH ( 1\ probl IlltlH, jOIll() Ilotl I J "opio U ml 1,aun lU n H 'olH:li·
noral ntr 1 iul LU"Il '\lUlO 111,Ir 'u iLo mpl Üo d pr du j,II un « r ' U llst qu oc nstruy 1 cultur » n contr t con un
q~ i cluy mucho grup d Livi des qu s r inici n d m lo nci lista qu ncu ntra la cultura», uno tiene que reconocer que
di 1 ,C~ICOy se guían In:utuam nt , tales como las rutinas, ritu J H, tá trabajando dentro de una tradición logocéntrica que, en mayor o
, ndiciones de acción, sistemas de inteligibilidad y creación de si i. menor medida, privilegia las palabras por sobre las acciones.
n~,do, convencione~ de interpretación, relaciones de sistemas y con- La etnografía crítica se ha beneficiado con esta nueva compren-
dlClO~ s extern.as e mternas al actor social (Carspecken, 1996), En u ión de la cultura y con las nuevas posibilidades híbridas para la crí-
tudio etnografico A Space ~n the Side of the Road (1996), Kathle n tica cultural que se han abierto gracias al desdibujamiento y la mezcla
t wart en forma coherente Ilustra el carácter ambivalente de la culo actuales de los géneros disciplinarios, aquellos que enfatizan la ex-
tura, así como también su fluidez y su multiplicidad incomprensibl periencia, la subjetividad, la reflexividad y la comprensión dialógica.
cuando observa: La ventaja de tales perspectivas es que la vida social no se considera
preontológicamente disponible para que el investigador la estudie.
L,a cultura, vista a través de sus formas y medios de mediación También se desprende que no existe una perspectiva no manchada
produ~hvos, ~o es, entonces, reducible a un cuerpo fijo de valores y por la ideología a partir de la cual estudiar la vida social de un modo
creencias sociales o un precipitante directo de experiencia vivida en el antisépticamente objetivo. Lo que es importante observar aquí es el
mundo, sino que crece en un espacio alIado del camino donde las histo- acento puesto en la ubicación ideológica de cualquier relato descriptivo
n,as ponderadas con sociabilidad adquieren vida propia, La «vemos».. ,
o socioanalítico de la vida social. Los etnógrafos críticos tales como
sol~ ~onstruyendo narrativas de múltiples capas de lo poético en la vida
John y Jean Comaroff (1992) han hecho contribuciones significativas a
coh~Iana de las cosas, La representamos sólo vagando de un género
escn~o a otro: r~mántico, realista, histórico, fantástico, sociológico, su-
nuestra comprensión de las formas en las que el poder está implicado
rrealista. No exista una solución final textual, una forma de resolver en la cultura: lleva a prácticas de dominación y explotación que se han
lo dialógico del intérprete/lo interpretado o sujet%bjeto a través de naturalizado en la vida social cotidiana. Según Comaroff y Comaroff,
esfue~zos de «ubicarse» en el texto, o de representar «la experiencia del la hegemonía se refiere a «ese orden de signos y prácticas, relaciones
trabajo de campo» o de reunir las voces del otro como si pudieran hablar y distinciones, imágenes y epistemologías -obtenido de un campo cul-
por sí mismas (pág. 210), tural históricamente situado- que llega a darse por sentado como la
forma natural y recibida del mundo y todo lo que en él habita» (pág.
De acuerdo con E. San Juan (1996), una comprensión renovada 23). Estos discursos y prácticas axiomáticos y, sin embargo, inefables,
de la cultura -tan~o disc~~siva como :naterial- se convierte en el punto que se supone que son compartidos, se vuelven «ideológicos» precisa-
?entral de cualquier política emancIpatoria, San Juan escribe que la mente cuando sus contradicciones internas se revelan, se descubren y
Idea de cultur~ como p~ocesos y prácticas sociales por completo ba- se consideran arbitrarias y negociables. La ideología, entonces, se re-
s~d~s en relaciones sociales materiales -en los sistemas de mante- fiere a una visión del mundo muy articulada, una narrativa maestra,
mmiento (economí~), decisión (política), aprendizaje y comunicación un régimen discursivo, o un esquema de organización para la produc-
(cultura) y ge~e~a~Ión/y,nutrición (campo de la reproducción socialj- ción simbólica colectiva. La ideología dominante es la expresión del
debe ser el pr~ncIpIObásico, o paradigma si se quiere, de cualquier en- grupo social dominante.
foque progresivo y emancipatorio (pág. 177; Gresson, 1995). Al recha- Siguiendo esta línea de argumento, la hegemonía «no es nego-
z~r la caracte~zación.de lo~ ant~opólogos como «adaptacionistas» (por ciable y, por tanto, está más allá de un debate directo», mientras que
ejemplo, M~rvm Harr~s) o «ideacionalistas. (por ejemplo, cognitivistas, la ideología «es más susceptible de ser percibida como una cuestión
estr~cturahstas seguidores de Lévi-Strauss, simbolistas schneideria- de opinión e interés hostiles y, por tanto, está abierta a disputa» (Co-
nos.' mtrepretivistas geertzianos), E. Valentine Daniel observa en su maroffy Comaroff, 1992, pág. 24). Las ideologías se vuelven expresio-
recI~nte etnografía Charred Lullabies: Chapters in an Anthropology nes de grupos específicos, mientras que la hegemonía se refiere a
ofVLO~e,:ce(199~) que la cultura «ya no es algo que hay que descubrir, convenciones y constructos que son compartidos y naturalizados a
?es:nbIr y exphcar, sino más bien algo en donde el etnógrafo, como través de una comunidad política. La hegemonía opera por medio de
mterprete, entra» (pág. 198). En otras palabras, la cultura es cocreada silencios y por medio de la repetición al naturalizar la visión del
por el an~ropólogo y el informante a través de la conversación. Sin mundo dominante. También pueden existir ideologías opuestas entre
embargo, mcluso esta conceptualización semiótica de la cultura no ea- grupos subordinados o subalternos -ya sea que estén bien formados
() 111 H Ii he r 111 el e 1/1 11e n 1 ( 1'/1, 110 11111 Hido It H 1I11i '11 lu 1'1.1H Jl f' 11'iOllomi IItO p l' l 't' ur un
111 toto I ni '0111 1>1 Lit; Hi 1", n i !TI isl i tu qu el H LI vi 1 nci 1 s gr d ns nz de
11 r li i6n. in mb rgo, las faltas de los Estados Unidos ha~ des~~-
p do una importante función en el proceso. U~a nu~va ~~IentacIOn
Investigación crítica, 11/9 y el esfuerzo de hallar el .rítica hacia la producción de conocimiento y la investigación bas.ada
ntido al imperio estadounidense en el siglo XXI n una apreciación de la diferencia puede ayudar a los Estados ~mdos
u compensar parte de su pasado y presentar ~olít~ca~ ~ara el diverso
El poder dominante de estas dinámicas económicas ha sido r _ mundo islámico. Si bien estas políticas han SIdo invisibles para mu-
f¡ rz do por las movidas militares de los Estados Unidos posterior s chos estadounidenses, son visibles para el resto del mundo, e~mun~o
] 11 de septiembre de 2001. Los investigadores críticos no pueden islámico en particular. Haciendo caso omiso de la historia del Im.peno,
se par a las profundas implicaciones de estas cuestiones geopolíticas, Kenneth Weinstein (2002) escribe September 11: What Our Childreri
e n6micas, sociales, culturales y epistemológicas para el futuro de la Need to Know de la Fundación Thomas B. Fordham (2002) que la Iz-
producción y la distribución de conocimiento. Una criticalidad en evo- quierda «admite» que existen dife~encias entre ~as cultura~, .pero pa-
1 u i6n es agudamente consciente de estas dinámicas del poder y de la radójicamente minimiza su base VIOlenta a traves ~el rel~tIvIsm~ y el
íorm en que se encastran en todas las dimensiones de las cuestiones multiculturalismo. Ve la diversidad cultural y las diferencias naciona-
qu aquí se examinan. En este contexto, es esencial que los investiga- les como cuestiones de gusto y argumenta que el peor delito de todos
d r s críticos trabajen para exponer estas dinámicas perturbadoras es la sentenciosidad. Weinstein concluye este párrafo argumentando
al público académico y al público en general. En muchas maneras, el que los estadounidenses son demasiado agradables y, como tales, son
11 de septiembre fue un golpe profundo para millones de estadouni- ingenuos ante las amenazas de muchos grupos en todo el mundo.
d nses que reciben sus noticias y visiones del mundo de los medios de September 11: What Our Children Need to Know (2002), de la
difusión de la corriente principal, pertenecientes a corporaciones, y su Fundación Fordham es la epístola del educador de derecha Chester
ntendimiento de las relaciones internacionales estadounidenses de lo Finn a la nación acerca de las incompetencia de los educadores de los
que se enseña en la mayoría de las escuelas secundarias y en muchas Estados Unidos. La lista de contribuyentes del informe es un quién
facultades y universidades. Estos individuos aparecen a menudo en es quién virtual de los teóricos del imperio estadounidense del siglo
programas de entrevistas en radio y televisión expresando su creencia XXI incluida la esposa del vicepresidente Dick Cheney, Lynne Cheney,
de que los Estados Unidos son una nación amada en todo el mundo y t~mbién William Bennett. Los investigadores críticos debería~ ~er
porque es más rica, más moral y más magnánima que otras. En esta conscientes de la política del conocimiento que opera en este descrédito
disposición mental, quienes se oponen a los Estados Unidos detestan bien financiado de educadores prudentes. Como dice Finn, tuvo que
su libertad por razones que nunca llegan a especificar. Estos estado- actuar porque la clase educativa estaba mostra~do mucho «disparate».
unidenses, principales víctimas de una educación errónea, producida Lo que Finn describe como disparate puede mterpretarse .com? los
por un gobierno corporativo de derecha (Kincheloe y Steinberg, 2004), académicos tratando de ofrecer una perspectiva de la larga historia de
no fueron informados por sus fuentes de noticias acerca de las socie- las relaciones entre Occidente y el Islam. El uso de Finn de «mucho»
dades que fueron socavadas por las operaciones militares encubiertas en relación con este «disparate» es una crasa exageración. La mayoría
y las políticas económicas de los Estados Unidos (Parenti, 2002). Mu- del material publicado acerca del 11 de septiembre para los educado~es
chos no creen, por ejemplo, la descripción de los efectos humanos de las eran sólo súplicas inocuas para ayudar a los niños a tratar la ansíe-
sanciones estadounidenses sobre Irak entre la primera y la segunda dad producida por los ataques. En los pri~eros dos años. ~espués de
guerra del Golfo. En efecto, las actividades perjudiciales del imperio los trágicos acontecimientos del 11 de septIem~re, ap.arecIO m~y p~co
estadounidense son invisibles para muchos de los súbditos del imperio material para los colegios primario y secundario dedicado a historiar
de los Estados Unidos mismos. o contextualizar el mundo islámico y su relación con Occidente.
La complejidad de la relación entre Occidente (los Estados Uni- Kenneth Weinstein y muchos otros autores de Fordham esta-
dos en particular) y el mundo islámico exige que seamos muy cuidado- blecen una clásica falacia en este contexto. La izquierda que ellos re-
sos al exponer nuestro argumento acerca de esta pedagogía cultural, tratan equipara la diferencia con un relativismo moral qu~ es incapaz
esta educación errónea. Las actividades del imperio estadounidense de condenar las actividades inhumanas de grupos particulares, En
September 11: What Our Children Need to Know está implícita la no-
,¡ 11 dI q 1(
iVllH ti qlll 1, ti I rapuc iv H lif' r 11 HUI irru .lon -
1I H- fI tr n 1 i¡ f r ción Iici 1 d 1 imp r (Abukh tt 1 ,2004;
n 1 y HUH Lr 1 11 n ti, lB) ti o i
qu qui r 1 oposicí n 1 s und gu rr d 1 lfo e n 1 poyo 1 lln r,2004; rogler, 2004; Steinberg, 2004). Tal como expresó John
ni r im n iraquí de Saddam Hussein. ¿Cómo pu d n stos r b Id( A r sto (2002) en el informe Fordham:
p n rs a los Estados Unidos?, se preguntan los autores de Fordl 1\11\ No resulta muy útil comprender otras culturas y perspectivas y
u Estados Unidos son un nuevo imperio que niega constant m I1LI no comprender nuestro propio país y lo que ha intentado lograr. ¿Qué
us dimensiones imperiales. El nuevo imperio no es como los imp rio es lo que ha traído a decenas de millones de inmigrantes a los Estados
d las eras históricas anteriores que se jactaban en forma abierta 1I Unidos, no para bombardearla, sino para mejorar su futuro ~ el p~opi??
1 conquista y de la toma de colonias. El siglo XXI es la era del imp rio ¿Qué hay acerca de la promesa de libertad y tratamiento I~uahtarlo,
posmoderno que habla de su deber moral de liberar naciones de formn de trabajo que lo beneficia a uno y al vecino, de un campo abierto para
ltruista y de devolver el poder al pueblo. Los líderes de los imperi H su empresa, ambición, decisión y valor? Traten de mirar los Estad~s
hablan de mercados libres, de los derechos del pueblo, y de la teor Unidos no a través de la lente de vuestra propia ideología o preferencw
dominó de la democracia. El nuevo imperio estadounidense emplea política, sino como es en realidad. Traten, quizá, de ver ~ los Estados
1 s personas dedicadas a las relaciones públicas para retratarlo com Unidos como lo ven la mayoría de los estadounidenses. Ese puede ser
1 proveedor de libertad en el mundo. Cuando sus actos de liberación un buen antídoto contra la presunción y la arrogancia académica [el
y r stauración de la democracia despiertan protestas y represalias, énfasis es nuestro].
us líderes expresan conmoción e incredulidad de que tales accione
Al estudiar el modo de mirar y de enseñar acerca de los Esta-
benévolas puedan suscitar tales respuestas «irracionales».
En el capítulo de Joe Kincheloe sobre Irán en The Miseduca- dos Unidos que tiene la Fundación Fordham, con sus borrad~ras ?e
tion of the West: Constructing Islam (2004), el autor explora la in- la historia desplegadas en nombre de un llamado a enseñar historia,
capacidad de los líderes estadounidenses de comprender el impacto nos sentimos molestos. Cuando ello se combina con un análisis de las
de la construcción del imperio en el Golfo Pérsico en las psiques de presentaciones de los medios sobre la guerra de la nación con~ra el
aquellos que se ven personalmente afectados por dichas activida- terrorismo Yla segunda guerra del Golfo en Irak, alcanzamos. CIertas
des. Por cierto, el pueblo estadounidense no sabía de las operaciones percepciones aleccionadoras sobre el futuro de los Estados Umd~s. La
encubiertas de los Estados Unidos que derrocaron el Gobierno de incapacidad o la negativa de inucho.s ~stadounidense~, ~n espec~al de
Irán elegido en forma democrática para que se pudiera instalar un aquellos en el poder, de ver las actividades problemahc~s. del I~pe-
régimen totalitario más comprensivo con las necesidades crasas del rio «invisible» no auguran la paz en el mundo en los proximos anos.
imperio estadounidense. Los ciudadanos de Irán y otros pueblos del La manera en que el conocimiento se produce y se tra~s~ite en los
mundo musulmán, sin embargo, eran muy conscientes de esta acción Estados Unidos a través de medios de difusión corporahvlzados Y un
imperial y del desprecio hacia los musulmanes que ello implicaba. sistema educativo cada vez más corporativizado/privatizado es una de
Cuando se lo combinó con una plétora de otras iniciativas políticas, las principales cuestiones políticas de ~uestro tiempo Sin ~mbargo, :n
militares y económicas estadounidenses en la región, su opinión de la mayoría de las conversaciones políhc~s y educ~hvas. aun no es.tan
los Estados Unidos fue menos que positiva. En el caso de Irak en la ni siquiera en el radar. Una tarea esencIal de lo~ investigadores .cIen-
segunda guerra del Golfo, los líderes estadounidenses simplemente tíficos debe implicar la inclusión de estas políticas de conocImIento
hicieron caso omiso de las opiniones de las naciones del mundo, del en la agenda pública. La educación del poder y l~ preocupación c~~ el
mundo musulmán en particular, cuando expresaron su oposición a la cambio social delineado en nuestro debate de la mveshgaclOn teórica
invasión estadounidense. La historia se borró cuando Saddam Hus- crítica nunca han sido más importantes para el mundo.
sein fue visto en un contexto psicológico como un demente. Las refe-
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