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DOCUMENTO PÚBLICO

Sr. Joe Biden


Presidente de los Estados Unidos de América
y demás miembros de la administración Federal:

Nos dirigimos a usted con respeto y consideración, en esta


circunstancia en la que estimamos una imperiosa obligación de
nuestra parte hacer pública nuestra preocupación sobre los riesgos de
que instituciones de EE.UU. terminen apañando a uno de los
regímenes más criminales que ha conocido la historia de la
humanidad, “LA TIRANÍA VENEZOLANA”, enquistada desde hace 23
años en el hemisferio occidental, en connivencia con el eje ruso,
cubano, iraní y coludido con cárteles de drogas y grupos
narcoguerrilleros.

Necesidades coyunturales de determinados factores pretenden


convertir a las instituciones de EE.UU. en encubridoras del asesinato
a sangre fría de cientos de ciudadanos que salieron a las calles
únicamente a pedir libertad y del presidio sin juicio de más de 300
venezolanos. No permita que el país paladín de los DD.HH. en el
planeta se convierta en cómplice de estos crímenes, ya que no habrá
narrativa eficaz ni suficiente propaganda pagada que sea capaz de
ocultar esa realidad. Lejos de ceder ante la presión le animamos a no
sucumbir ante la misma, las desgracias que se viven en Venezuela
son previas a las sanciones impuestas, por lo que relajar la presión
sobre la tiranía lo único que garantiza es la perpetuación de la misma
junto con quienes durante años, han fingido oponerse, estos se
conformarán con las migajas que los tiranos ofrezcan para su
sobrevivencia política.
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Las sanciones son un mecanismo hoy más pertinente y vigente en el
mundo, si no veamos cómo se unen los más disímiles gobiernos e
instituciones para sancionar severamente el genocidio cometido por
Vladimir Putin en contra del pueblo ucraniano y cómo gracias a esas
sanciones aplicadas al régimen madurista se limitó su capacidad de
financiamiento impidiendo ejecutar sus planes expansionistas.

Ya no somos un Estado de Derecho sino un narco estado, por lo tanto


fallido y forajido a la vez. La crisis es porque no hay seguridad jurídica,
no hay separación de poderes, pero sí una descarada impunidad que
le garantiza a las mafias que roban, trafican y asesinan seguir
cometiendo desafueros. La sanción urgente a levantar es la que
representan Maduro y sus socios. En Venezuela a diferencia de lo que
ocurre en EE.UU., en donde todos están sometidos al imperio de la
ley, al igual que en naciones que sostienen regímenes monárquicos
en donde el verdadero rey es la ley, en Venezuela dependemos no de
las leyes, no del Estado de Derecho sino del estado de ánimo
caprichoso de los tiranos Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro.

¿Qué tienen que ver sanciones con la crisis petrolera? No olvidemos


que fue Chávez el que inició la destrucción de PDVSA, que antes llegó
a ser una de las trasnacionales más prestigiosas del mundo. Despidió
a más de 22 mil trabajadores y técnicos de PDVSA, desbarató la
Marina Mercante, liquidó nuestras refinerías dentro del país y las que
poseíamos en Suecia, Inglaterra, Alemania, República Dominicana y
Cuba. Ha regalado cuantiosos cargamentos de crudo a sus socios del
Foro de Sao Paulo. Por eso no hay gasolina.

¿Qué por las sanciones no se permiten importar alimentos y


medicinas? Otra gran mentira. A los productores y empresarios que
resisten los someten a un ambiente pleno de incertidumbres, son
víctimas de esa competencia traicionera que facilita el régimen
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convirtiendo al país en un puerto libre o zona franca, sin que medien
políticas comerciales y fiscales definidas. La verdad es que Chávez
impuso, arbitrariamente, en el año 2000, una Ley de Tierras que dio
lugar a todo tipo de asaltos y expropiaciones de complejos
agropecuarios, invadieron millones de hectáreas, de complejos
lácteos, mataderos, avícolas, porcinos y empresas de servicios
eficientes como Agroisleña. La verdad es que nunca han estado
prohibidas las importaciones de alimentos ni de medicinas.

La verdad es que con las políticas anacrónicas de controles de precios


y de cambio liquidaron el aparato productivo del país, la caída del PIB
ha sido brutal, equivalente a más de 75%, la actual inflación supera el
600%, el salario sigue siendo paupérrimo, la pobreza arropa a más del
94% de la población, mientras que más de 7 millones de venezolanos
hoy son desterrados por los efectos de la tragedia humanitaria
compleja que persiste, no por las sanciones, sino por los robos de los
dineros destinados a mejorar el sistema eléctrico, los hospitales, los
acueductos, las vías de comunicación, las escuelas y universidades.
En instituciones serias de EEUU se procesan a estafadores que se
enriquecieron con importaciones de alimentos, operaciones realizadas
con sobrefacturaciones y sobreprecios, además de que eran bienes,
en muchos casos descompuestos. El robo ha sido descomunal, se
asegura que supera los 600 mil millones de dólares.

Nosotros más bien solicitamos que:

1. Se mantengan y profundicen las sanciones personalizadas contra


los depredadores de los bienes públicos y contra los responsables de
crímines de lesa humanidad en Venezuela, más ahora cuando la unión
de Europa con América las impulsan contra la masacre que ejecuta
Vladimir Putin contra Ucrania.

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2. Mantener el cerco antinarcóticos.
3. Mantener las recompensas por captura de los capos del narcotráfico
que usurpan poderes públicos en Venezuela.
4. Que se continúen juicios a los extraditados, responsables de
insólitas estafas, como Alex Saab.
5. Que se ofrezca respaldo a la fase de investigación iniciada en la
Corte Penal Internacional.
5. Exigir liberación de presos políticos civiles y militares.
6. Mantener y ampliar resguardo a bienes venezolanos como
inmuebles, oro, capitales financieros y empresas como Citgo.
7. Someter a investigación a los involucrados en los esquemas
ilegales de bonistas basados en pautas leoninas.
8. Crear con firmeza, con el concurso de la comunidad internacional
comprometida con los principios y valores democráticos, una amenaza
creíble para que el régimen desaloje las instituciones que usurpan,
hecho cierto que no hace posible pensar en celebrar elecciones
auténticamente libres en Venezuela.

Esperando la mayor atención a estos planteamientos, nos


dependimos de Ud.,

Firmantes de este documento público:


Antonio Ledezma

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