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En los últimos 10 años en nuestra región, la relación entre ciudadanía y juventudes ha vuelto a ser
una preocupación, ya que el apoyo a las democracias ha ido bajando sistemáticamente hasta
llegar al 48% (Corporación Latinobarometro, 2018), que coincide con masivas protestas en
diferentes países del cono sur. El mismo informe citado reconoce un aumento significativo de
ciudadanos que se declaran indiferentes a si el régimen es democrático o autoritario, aumentando
de un 16% (2010) a un 28% (2018). Se observa entonces el aumento de un tipo de ciudadano que
abandona lo colectivo para refugiarse en el individualismo y rechazan el marco institucional
establecido desde un desencanto con la política tradicional (Corporación Latinobarometro, 2018),
lo que ha sido también reconocido por la Agencia de Calidad de la Calidad en Chile (ACE, 2018).
Finalmente el mismo informe nos plantea un aumento progresivo de la insatisfacción de la
ciudadanía por la Democracia que va de un 51% al 71% en una década (Informe Latinobarometro,
2018; ACE, 2018).
De lo anterior podemos entender que la Formación Ciudadana es el proceso por el cual se enseña
a las nuevas generaciones los contenidos, competencias, habilidades, principios éticos y políticos
explícitos e implícitos que les permitan integrarse y participar en la sociedad desde la lógica del
sistema político imperante. Por ende, es parte del proceso de socialización y se desarrolla dentro
de los dispositivos de socialización primarios (familia) y secundarios (escuela y comunidad)
(Martinez, 2003, citado en Astudillo y Cerda, 2006). Pero es el contexto escolar una instancia
relevante por su rol social, la posibilidad de ensayar las competencias ciudadanas y de
transmitir/construir un ideario de sociedad determinado.
En Chile desde el ámbito escolar la Formación Ciudadana ha pasado por diferentes contextos y
acentos, partiendo de la base que antes de la década de los 90 el concepto más usado era
Educación Cívica. Es así que hasta antes de las década de los 80 la opción curricular en Educación
Cívica fue una versión que implicaba esencialmente transmisión de conocimientos (Cerda et al,
2004) y centrado en un solo ramo (ACE, 2018). Durante la dictadura, las horas lectivas de
Educación Cívica y Economía desaparecen, pero eso no significa que se deje de promover una
imagen de sociedad y tipo de participación ciudadana a través del currículum; según Osandon
(2018) durante este periódo el dispositivo curricular se caracterizó por su foco en los valores y
ritos patrios, fortalecer la mirada más conservadora de la familia y la sociedad, y al mismo tiempo
se comenzaba a instalar competencias sociales neoliberales, de un consumidor informado (Cerda
et al, 2004) o ciudadano consumidor (Moulian, 1997). Ya en la década de los 90, las Reformas
Educacionales recuperan la educación sobre ciudadanía, comenzando a hablarse de Formación
Ciudadana a través de los Objetivos Fundamentales Transversales y la nueva normativa que
establece objetivos verticales en asignaturas como Historia y Ciencias Sociales, Lenguaje y
Comunicación, Orientación / Consejo de Curso, y Filosofía, según Decretos Supremos de Educación
N° 40 (1996) y N° 220 (1998) (MINEDUC, 2005) . Este nuevo periodo termina profundizando en
este consumidor informado y con capacidad de elegir, además de promover la integración política
(participación electoral) y convivencia democrática (convivencia en sociedad) (Cerda et al 2004). La
transición a través de los OFT primero y luego los Objetivos de Aprendizaje Transversales (OAT),
desde 2008, buscó avanzar hacia formas de relacionarse evitando los conflictos, la llamada
Democracia de los Acuerdos, y que impactó en lo educativo colocando el acento en la resolución
de conflictos, y disminuyendo la formación en competencias como la capacidad de debatir entre
posiciones diferentes (Cerda et al 2004). Actualmente, y desde el año 2016, rige la Ley no. 20.911
que dispone que todos los establecimientos educacionales deben diseñar un Plan de Formación
Ciudadana, en los niveles de enseñanza parvularia, básica y media, que haga visible las acciones
relativas al desarrollo de la ciudadanía de sus estudiantes (MINEDUC, 2016). Esta última etapa,
mantiene la transversalidad curricular de la Formación Ciudadana, pero suma una instancia formal
como asignatura para trabajar la temática, a manera de lo que fuese la Educación Cívica de antaño
pero ahora llamada Formación Ciudadana para III y IV medio (ACE, 2018).
La formación ciudadana puede ser analizada a partir de al menos 4 enfoques, según Cerda y cols
(2004): 1. Para la Ciudadanía Política: Sustentada en la visión liberal y constitucionalista de la
ciudadanía; 2. Para la Ciudadanía Social: Donde se incorporan otros derechos a la temática como
los económicos, los sociales, culturales y medioambientales; Para la Ciudadanía Activa: El acento
está dado en la autoconstrucción de la sociedad, donde la importancia estaría en fortalecer la
participación ciudadana y el desarrollo del capital social; y Para la Ciudadanía Crítica: Ésta refuerza
los temas de participación y los derechos sociales, incorporando la reflexión sobre la distribución
del poder y la problematización de las relaciones sociales.
Ahora bien, en Chile en el 2005 la Comisión para la Formación Ciudadana, constituída por el
gobierno de turno a través del MINEDUC, pone en alerta a la sociedad por los bajos resultados
obtenidos en la evaluación realizada por The International Association for the Evaluation of
Educational Achievement en el 2002, y que se reflejan en su informe Civic Knowledge and
Engagement: An IEA Study of Upper Secondary Students in Sixteen Countries. Según estos
informes los conocimientos de los jóvenes de 14 años de nuestro país se alejan más de los
promedios internacionales que los que exhiben los jóvenes chilenos de 17-18 años, indicando una
debilidad relativa de la formación ciudadana durante la educación básica, más que la media
(MINEDUC, 2005b; Cerda y cols., 2004). Además, en ambos grupos etarios se presenta un
distanciamiento significativo con el promedio de los demás países que participaron en el estudio
en dimensiones como: Violación de libertades civiles en democracia, Consecuencia si una gran
editorial compra muchos periódicos, Identificación de un derecho político, Función de las
elecciones periódicas y Acción más conveniente para reestablecer la democracia.
Casi dos décadas después los estudios realizados sobre Ciudadanía y Formación Ciudadana, nos
muestran que se mantiene una tendencia similar (ACE, 2018; Latinobarometro 2018; PNUD, 2015).
Por un lado, se mantiene una menor confianza a la institucionalidad política tradicional
(incluyendo el ejercicio electoral (ACE, 2018); por otro lado, se presenta un rechazo a lo político,
pero se participa desde movimientos y organizaciones locales en la política (PNUD, 2015); y se
observa una preocupante tendencia de los jóvenes a posicionarse en concepciones nacionalistas y
de baja tolerancia a la diversidad (Latinobarometro, 2018). Desde los resultados de los Indicadores
de Desarrollo Personal y Social (IDPS), ACE (2018) reporta que dentro del indicador de
Participación y Formación Ciudadana, la dimensión de Participación tiende a un nivel medio de
logro en 8 básico y II medio, pero es llamativo que en II medio alcance un promedio de logro de
solo 25, colocándolo en nivel bajo el más dentro de todas las dimensiones.
Finalmente, en la dimensión de Vida Democrática, los resultados son más favorables, con niveles
de alto logro en 4to básico, 8vo básico y II medio (70, 77 y 59 respectivamente); pero con un nivel
de logro medio de solo 33 en II medio (ACE, 2018). Dando a entender que la educación media no
se vivencia tan democrática como en básica. Esto último es coherente, con que se presenta una
disminución de entre el 2015 y el 2017 de tres puntos en los promedios generales de este
indicador para II medio (ACE, 2018).
A este contexto político se le debe agregar el escenario social e histórico que ha atravesado el país
en los últimos dos años. La revuelta social iniciada en octubre del año 2019 posibilitó cierta
reflexión sobre la formación ciudadana y una clara participación de jóvenes en organizaciones no
institucionales, aunque los estudios en Chile han profundizado más bien a nivel de educación
superior (Contreras y Sánchez, 2020; Salinas, y otros, 2020); resultados estandarizados como los
IDPS o evaluaciones internacionales (ACE, 2018; ICCS,2016); y especialmente centrado en los
efectos de los/as estudiantes y su participación electoral; existiendo aún poca información sobre el
impacto en el nivel escolar y desde las concepciones de otros agentes como docentes, familias o
comunidad educativa en diálogo. Esto es especialmente relevante y contradictorio, ya que la
literatura hace diez años, concluía que tanto estudiantes como docentes, se representaban a sí
mismos como ciudadanos electores de bienes, con ausencia de lo social relacionado con lo común;
con ciertas diferencias en la forma de concebir la formación ciudadana entre sí (Redón, 2010;
Flanagan y otros, 2010). Por lo emerge como relevante poder explorar las concepciones que se
han construído en las comunidades educativas en estos años sobre Ciudadanía y la Formación
Ciudadana Escolar.
La presente revisión sistemática busca permitir identificar los focos temáticos con los cuales se ha
operacionalizado el estudio de la Formación Ciudadana en contextos escolares en los últimos 10
años más allá de la aplicación de pruebas estandarizadas y que integren a más de un agente
escolar
PALABRAS CLAVE
- Astudillo, S. y Cerda G. (2006): «Significado de la formación ciudadana que poseen los docentes
de asignaturas pertinentes según el MINEDUC, en establecimientos municipalizados de
educación secundaria de la comuna de Valparaíso». Seminario de Título para optar al Título de
Psicólogo y Grado de Licenciado en Psicología, Universidad de Valparaíso.
- Cerda, A., Egaña M., Magendzo A., Santa Cruz E. y Varas R.(2004): El complejo camino de la
formación ciudadana: una mirada a las prácticas docentes. Santiago: LOM.
- MINEDUC (2005). Informe de la Comisión sobre Formación Ciudadana. Disponible en
https://bibliotecadigital.mineduc.cl/bitstream/handle/20.500.12365/14665/inf-form-ciud.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
- MINEDUC, (2016). Ley No. 20.911: CREA EL PLAN DE FORMACIÓN CIUDADANA PARA LOS
ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES RECONOCIDOS POR EL ESTADO. Disponible en:
https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1088963
- Moulian, T. (1997). Chile Actual: Anatomía de un Mito. Tercera Edición. Santiago: Editorial LOM
– ARCIS
- Osandón, L., Caro, M., Magendzo, A., Abraham, M., Lavín, S., González, F., & Cabaluz, J. (2018).
“Estado, mercado y currículum escolar: la experiencia chilena (1964-2018)”. Reflexiones en
curso Nº 22 sobre Cuestiones fundamentales y actuales del currículo, el aprendizaje y la
evaluación. UNESCO, Oficina Internacional de Educación.
- PNUD. (2015). Informe de Desarrollo Humano en Chile: Los tiempos de la politización. Santiago
de Chile, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Disponible en:
https://www.cl.undp.org/content/chile/es/home/library/human_development/los-tiempos-
de-la-politizacion.html