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PROYECTO SOCIO COMUNITARIO

Mi nombre es Casimiro Castro Alanoca nací en la comunidad de Taipi Pararani,


dónde había una escuela particular en la cual asistí hasta tercero de primaria.

Posteriormente entre a la escuela de aplicación de Warisata por “contrabando”, al


momento de usar este termino de contrabando, es debido a que no permitían a los
alumnos que no pertenecían a las comunidades de Warisata. Mi comunidad no
pertenecía a área de Warisata, por lo cual solo termine mis estudios hasta sexto
grado.

Después de unos dos años abrieron el colegio laboral de Warisata, a la cual me


inscribí como alumno regular, termine el primer año de secundaria, cuando estaba
cursando el segundo año de secundaria en el año 1968, el Ministerio de
Educación lanzó una convocatoria para las escuelas normales, para aquellos
estudiantes que han cursado primero y segundo año de secundaria.

Por lo tanto habiendo esta posibilidad, me inscribí para la Normal Rural de


Warisata, una vez que ingrese en la normal, la dirección hizo conocer que existían
tres becas para los mejores estudiantes, me beneficie con esta beca hasta
terminar la Normal.

Cuando llegue a la comunidad de Corqueamaya tenía 12 años de servicio como


maestro, pero con el trabajo que ejercí hasta el momento no estuve
completamente conforme, debido a que en ningún centro educativo existía la
integración de la escuela y la comunidad para mejorar la calidad educativa.

Una vez iniciando el trabajo en la Escuela de Corqueamaya, con la profesora


Ruth, compartimos los sueños para mejorar la calidad educativa, con la que nació
el proyecto Educativo "La escuela de la vida, para la vida".

Con este proyecto se incluya el control de asistencia de los niños y niñas dicho
control de asistencia de los grados: tercero, cuarto y quinto. Los estudiantes de
tercero y cuarto grado, registraban sus nombre en un cuaderno de control de
asistencia diaria, cuando los niños y las niñas llegaban a la escuela lo primero era
registrar su asistencia. Los estudiantes del quinto grado registraban sus nombres y
al final firmaban su rúbrica.

Control de lectura veloz.

Después de registrarse sus asistencias, se iniciaba la práctica de lectura, está


actividad terminaba con el control de cuántas palabras leemos por minuto, la
cantidad de palabras leídas se registraban en un cuadro expuesto en la aula. El
propósito era apropiarse de la lengua castellana, mejorar la expresión oral,
mejorar la lectura comprensiva.

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