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APUNTES PARA AUDIENDAS

ÍNDICE

1) Siglas........................................................................................................................................1

2) Consideraciones canónicas y pastorales...................................................................................2

3) Orientaciones doctrinales y pastorales sobre el Sacramento de la Reconciliación:...............15

3.1) Orientaciones doctrinales:..............................................................................................15

3.2) Orientaciones pastorales:................................................................................................18

3.3) Apéndice (las indulgencias):..........................................................................................34

4) Bibliografía.............................................................................................................................35

1) Siglas

CIC Código de Derecho Canónico

c canon del CIC

CATIC Catecismo de la Iglesia Católica

DPS Directorio de Pastoral Sacramental de la CECH, 1983

DPSS Directorio de Pastoral Sacramental de la Arquidiócesis de Santiago, 1994

EA Exhortación Apostólica Ecclesia in America (S.S. Juan Pablo II)

FC Exhortación Apostólica Familiaris consortio ( S.S. Juan Pablo II)

ID Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (S.S. Pablo IV)

LCCECh Legislación complementaria de la Conferencia Episcopal de Chile al CIC

LG Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia (Vat. II)

RITP Praenotanda Ritual de la Penitencia

RP Exhortación Apostólica Reconciliatio et Paenitentia (S.S. Juan Pablo II)

SCar Exhortación Apostolica Postsinodal Sacramentum Caritatis (S.S. Benedicto XVI)

OPS Orientaciones para la Pastoral Sacramental, CECH, 2009

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2) Consideraciones canónicas y pastorales

2.1) Son bien conocidos los elementos generales que el Derecho Canónico
señala para el ejercicio del ministerio del confesor:

a) Ordenación sacerdotal, en la que se confieren los tres "munera


Christi" (enseñar, santificar, regir) y quien recibió la ordenación
queda ontológicamente configurado con Cristo, Cabeza de su
Cuerpo que es la Iglesia y apto para ejercer oficios de capitalidad,
personificados a Cristo (LG III, passim; can. 1008).

b) Para el ministerio del confesor, además de la ordenación sacerdotal


y de la realidad sacramentalmente recibida en ella (en la que se
incluye la potestad de santificar, perdonando los pecados), se
requiere la facultad de ejercerla sobre los fieles a quienes da la
absolución (Cf. Cc 965-966). La Iglesia regula la concesión de esta
facultad y queda clara su necesidad para el ejercicio válido de
ministerio de oír confesiones (c. 966, 1).

Tal concesión por parte de la Iglesia tiene su origen en diversos modos:

b.1) en virtud del mismo derecho: cf. cc. 967, §1; 976.

b.2) por razón de oficio eclesiástico legítimamente conferido: c. 968 §1-


2;

b.3) por concesión individual de la legítima autoridad eclesiástica (c 969


§1-2);

En esta materia, hay varios elementos que siguen el mismo esquema de


la potestad de jurisdicción ordinaria o delegada (cf. cc. 129-144).

2.2) Solamente el Ordinario de lugar es competente para otorgar a cualquier


presbítero facultad de oír confesiones de cualesquiera fieles (c. 969),
Diversos cánones señalan los requisitos por parte de los presbíteros
para obtener tal facultad (cf. cc. 970; 97 1

2.2.a) Independientemente del Ordinario del lugar, también el Superior


de un Instituto religioso (=generalmente es el Provincial) o el
Superior de una sociedad de vida apostólica clerical y de derecho
pontificio (=el Director regional), pueden otorgar facultad a
cualquier presbítero (aunque no pertenezca a su Instituto o
Sociedad) para oír las confesiones, pero solamente de sus
respectivos súbditos (=es decir, de los miembros de esa Provincia
religiosa o de esa sección de la Sociedad de vida apostólica) cf.
c. 969 §2.

2.2.b) En esta facultad se incluye también el poder confesar a quienes,


sin ser súbditos, sin embargo moran día noche en una casa
religiosa o de esa sociedad (v Gr. Los empleados domésticos que
viven allí; los estudiantes que alojan en una residencia
universitaria regida por religiosos de la misma Provincia o
sociedad: c. 969 § 2).

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2.3) Un sacerdote con facultad otorgada por el Ordinario del lugar puede
confesar en una diócesis también a religiosos(as) y a miembros de
sociedades clericales de vida apostólica, aun cuando carezca de
facultades del respectivo Superior (cf. lo dicho en 3a). En cambio un
religioso que tuviera facultades solamente de su respectivo Superior, no
puede confesar a fieles que no pertenecen a ese Instituto, salvo la
excepción anotada.

2.4) Esta facultad puede concederse por un tiempo indeterminado (="ad


beneplacitum Ordinarii" o “ad nutum” como determinado (c. 972).

2.5) Para confesar a los fieles seculares, un presbítero religioso o de una


Sociedad de vida apostólica debe solicitar la facultad al Ordinario
diocesano del lugar donde actualmente tiene su domicilio (= es decir, al
Ordinario de la diócesis donde está la casa religiosa para la cual fue
nombrado por su Superior: cf. c. 103). Y, en lo posible debe ser
presentado por su propio Superior (c. 971).
2.6) El legislador del CIC otorga enseguida "una ampliación" de esta facultad
en la siguiente forma:
La facultad para confesar que ha sido legítimamente concedida en
algunas de las formas recién mencionadas, puede ejercerse en todo el
mundo, es decir:

a) Cuando tal facultad para confesar está anexa (=ordinaria) a un


oficio eclesiástico (v. Gr. Ordinario del lugar, canónico penitenciario,
párroco y quienes se asimilan al párroco en el derecho). De este
modo un párroco de Santiago, por el hecho de ser párroco puede
confesar a todos los fieles de su parroquia; y en virtud de la
ampliación otorgada por el legislador. Podrá confesar además en
todo el mundo. Y esto mientras sea párroco (cf. c. 967 §2-3).

b) Cuando la facultad para confesar ha sido concedida a un presbítero


por el ordinario del lugar donde está incardinado o bien donde tiene
su actual domicilio diocesano: mientras esa facultad esté vigente,
puede además confesar en todo el mundo. Así un sacerdote del
clero de Santiago, que es vicario parroquias o bien asesor de un
movimiento apostólico, que tiene facultad para confesar (=en
Santiago) por tres años, durante ese mismo período puede
confesar también en cualquier parte del mundo (c. 967 §2).

c) Puede suceder que un sacerdote esté incardinado en una diócesis


y tenga su domicilio en otra. Las facultades para confesar se las
puede otorgar tanto el Ordinario de donde está incardinado como
las autoridades del domicilio.

d) El problema más frecuente puede presentarse con un presbítero


que sea religioso o miembro de una sociedad de vida apostólica
clerical y de derecho pontificio: dado que él está incardinado en su
Instituto o Sociedad (c. 266 §2), para confesar a los fieles en
general, requiere la facultad dada por el Ordinario del lugar donde
tiene su domicilio diocesano, como se dijo en el Nº 6. Si cambia de
domicilio diocesano, tendrá que pedir facultades al Ordinario
diocesano de su nuevo domicilio. De este modo un sacerdote de
una comunidad, a quien el Ordinario del lugar (Diócesis A) otorgó
facultades para confesar durante cinco años, mientras permanezca
domiciliado en esa Diócesis (A). Podrá confesar en todo el mundo;

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pero si al cabo de dos años su Superior Provincial lo traslada a otra


Diócesis (B), tendrá que pedir facultades al Ordinario de esta
Diócesis (B) para confesar a los fieles y éstas son las que podrá
ejercer además en todo el mundo. Las que tenía en la Diócesis de
origen (A) siguen vigentes (por tanto, le quedan tres años) pero no
se amplían ahora a todo el mundo, porque el Ordinario que se las
concedió ya no es el de su domicilio diocesano (cf. c. 975).

e) Este mismo mecanismo se aplica a la facultad para confesar


otorgada por el Superior religioso o de una sociedad de vida
apostólica, "congrua congruis referendo" (es decir, haciendo las
adaptaciones del caso) (3,a; cf. c. 967 §3).

f) Hay cláusulas restrictivas: un Ordinario diocesano puede revocar la


facultad para confesar: si es el Ordinario del lugar de incardinación
o del domicilio diocesano, el sacerdote "revocado" no podrá
confesar en esa diócesis ni en ninguna parte. Si quisiera confesar
en otra diócesis (distinta de la de su incardinación o domicilio), un
Ordinario podrá concedérsela, pero sólo se puede ejercer allí (c.
974 §2).

2.7) C 96-6: facultad y potestad de orden. Facultad como autorización de la


jerarquía para ejercer este ministerio. Potestad de orden viene por la
ordenación.

2.8) Un sacerdote diocesano de la diócesis A y otro religioso que tiene la


facultad en la diócesis A, son invitados a confesar en dos regimientos:
un ubicado territorialmente en la Diócesis A y otro ubicado en la Diócesis
B. ¿Qué sucede con las facultades?

a) Si el sacerdote diocesano tiene las facultades para confesar y éstas


han sido otorgadas por el Ordinario de la diócesis donde él está
incardinado o donde tiene su domicilio, mientras estén vigentes,
puede ejercerlas en todo el mundo.

b) Si el religioso tiene facultades para confesar del Ordinario


diocesano del lugar de su domicilio (c. 103), mientras estén
vigentes, puede ejercerlas en todo el mundo.

c) La ampliación que hace el legislador a todo el mundo, se extiende


para las facultades ordinarias para confesar, no a las
extraordinarias que eventualmente pudiera tener un presbítero en
una diócesis, salvo los casos contemplados en el mismo derecho
(c. 976).

d) Esta facultad se aplica tanto para los Ordinarios diocesanos


territoriales como de diócesis personales: esto último tiene lugar en
el caso del Obispado castrense, que se equipara en todo a una
Iglesia particular. De este modo, un capellán naval incardinado en
el Obispado castrense, podrá recibir facultades para confesar, tanto
del Ordinario castrense como del Ordinario de la diócesis territorial
donde tenga su domicilio y esta facultad, mientras esté vigente, se
amplía a todo el mundo.

e) En cambio esto no se verifica en los sacerdotes pertenecientes a


una Prelatura personal e incardinados en ella, desde el momento

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que ésta no se equipara a una Iglesia particular ni tiene un "pueblo


propio". Para los efectos de la facultad para confesar, se equiparan
a los sacerdotes que son religiosos: por consiguiente para confesar
a los fieles laicos que no forman parte de la Prelatura (cf. c. 296),
requieren facultades del Ordinario de la diócesis donde tienen su
domicilio y éstas son las que se amplían a todo el mundo.

2.9) En la práctica, ¿cuáles son las dificultades? ¿Cómo ayudar a los


reincidentes, rencorosos, 'mudos', escrupulosos? ¿Qué hacer frente a la
ignorancia religiosa, las dependencias o cuando no se puede absolver
(métodos artificiales, divorciados y vueltos a casar)?
¿Cómo ayudar a confesar? Examen de conciencia. Frecuencia.

2.10) c. 960: imposibilidad moral: parentesco.

2.11) cc. 961; 962 y 963: absolución general...


Tres tipos de celebración: individual; comunitaria con confesión
individual; confesión y absolución general en peligro de muerte o
necesidad grave (según c. 961) no basta una gran fiesta o
peregrinación. Que en un tiempo prudente no tengan sacerdote.

2.12) c. 964: lugar propio; sentido de la rejilla.

2.13) c. 965: Ministro.

2.14) c. 144 error común (el c 144 cita al c 966). Cfr. c. 142. ¿Qué es el error
común y cuándo se aplica?

2.15) c. 969-973:
Si a un religioso que le autorizan confesar en la Diócesis A, y se va a la
Diócesis B, ¿puede confesar? La posibilidad de confesar al sacerdote le
llega por la autorización del ordinario del lugar. Afecta la validez. La
facultad para confesar le viene no por ser sacerdote, sino por la licencia.
Si el religioso cambia de domicilio, cambia de ordinario y debe pedir
licencias. El Diocesano si no se excardina, la licencia de su ordinario de
origen le es válida en las otras diócesis, a no ser que en ellas se le
prohíba.
La residencia, el domicilio y la jurisdicción. Excepto en peligro de muerte
(c 976). El párroco, por ser párroco recibe la licencia automáticamente
mientras sea párroco.

2.16) c. 967: privilegio papal de oír confesiones en cualquier parte del mundo;
condiciones.

2.17) c. 978: ¿en qué sentido se es juez y médico?

2.18) c. 979: ¿interrogar? (se puede interrogar sobre el nombre del cómplice?)

2.19) Qué sucede si un sacerdote absuelve al cómplice. Fuera del peligro de


muerte (c 977) es inválida, Según c. 1378 §1 cae en excomunión latae
sententiae reservada a la Santa Sede.

2.20) c. 980: no retrasar la absolución si hay buena disposición del penitente y


este pide ser absuelto.

2.21) c. 981 satisfacción saludable.

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¿Qué criterios usar para la satisfacción o penitencia? (concretos o


generales).

2.22) c. 982: denuncia falsa a un confesor inocente del delito de solicitación a


pecado contra el 6º' mandamiento, no debe ser absuelto hasta que no
retracte formalmente la denuncia falsa y esté dispuesto a reparar los
daños.

2.23) c. 983: sigilo inviolable (c. 1388 §1 violación directa: excomunión latae
sententiae reservada a la Santa Sede); Indirecta: penas graduales y
proporcionales.

2.24) c. 983 §2 Traductor.

2.25) c. 984: El confesor no puede usar conocimiento de la confesión aunque


no dañe.

2.26) Pecado leve y grave.


c. 988: pecados veniales también se recomienda confesarlos.

2.27) C. 989: todo fiel que haya llegado al uso de razón está obligado a
confesar sus pecados graves al menos una vez al año.

2.28) Pecados reservados a la Santa Sede con excomunión latae sententiae:


C. 1367: profanar las especies eucarísticas;
c. 1370: violencia al Papa;
c. 1378 §1: absolver al cómplice;
c. 1382: consagrar obispo sin mandato pontificio;
c. 1388 §1: violar el sigilo sacramental en forma directa.

2.29) En el caso de una latae sententiae, la absolución la puede dar la


autoridad a quien está reservada. Esta autoridad puede legar dicha
facultad de absolver al penitenciario o a otros sacerdotes. Si está
reservada a la santa Sede se debe pedir la absolución a la Penitenciaría
Apostólica, si el penitente está arrepentido. Normalmente este trámite lo
hace el sacerdote o el Penitenciario. En peligro de muerte cualquier
sacerdote puede absolver de excomunión (c. 976). También en el caso
de urgente necesidad a tenor del c. 1357. En este caso debe tratarse de
una latae sententiae no declarada, es decir no pública.

2.30) Pecados reservados al obispo:


c. 1364 §1: cismático, hereje y apóstata (¿los puede absolver también
un sacerdote?)
cc. 1398 y 1329 §2: aborto (también a los cómplices)

2.31) Aborto: Puede absolver el obispo siempre; los párrocos: canónicos


penitenciarios y los presbíteros con licencia extraordinaria. ¿Fórmula de
levantar la excomunión?)

2.32) El c 1357 permite al presbítero que no tenga la facultad, frente a un


penitente al que le sea difícil quedar sin absolución, darla en el fuero
interno hasta que el superior provea.

2.33) Si un Obispo ordena a un diácono de otra diócesis sin dimisorias, incurre


en la prohibición de ordenar durante un año. Y quién recibió la

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ordenación, queda ipso facto suspendido en el orden que recibió (cf. c.


1383).

2.34) Si un Obispo ordena a otro Obispo sin la bula respectiva incurre en una
excomunión latae sententiae reservada a la Santa Sede, lo mismo que el
Obispo ordenado (Cf. c. 1382)

2.35) Leer los discursos del santo Padre a los Penitenciarios (confesores)
romanos y la Rota Romana.

2.36) Partes de la confesión: examen de conciencia; acto de contrición;


acusación de pecados íntegra (especie y número); absolución;
satisfacción.

2.37) Contrición (por amor, perfecta) y atrición (por temor)

2.38) Existen dos fórmulas de levantar la excomunión:


a) "Por la autoridad que se me ha concedido, Yo te absuelvo de todo
lazo de excomunión, en el nombre del Padre..."

b) Tener la intención de levantar la pena unida a la absolución.

2.39) Actitudes del confesor en circunstancias especiales.


a) ¿Cómo evangelizar a los penitentes que no pueden ser absueltos
todavía?

b) Situación de los separados, de los divorciados, de los casados sólo


por la ley civil (cfr. FC).

c) Cuando se comprometen a vivir como hermanos; tiempo de prueba;


comunión en privado.

d) Confesión de niños.

2.40) Revisar Nº 13 del "Vademécum para los confesores" respecto a la


injusta imposición de uno de los cónyuges.

2.41) Aborto hasta 16 años es eximente, por lo que no hay excomunión latae
sententiae. Entre 16 y 18 aminora la culpa.

2.42) C 1323-1324: quienes no quedan sujetos a penas. Nótese lo que dice el


c 1324,3: y 1324,1 respecto a si incurre o no en pena y/o si hay
circunstancias atenuantes.

2.43) Decálogo: 1) Amar a Dios sobre todas las cosas; 2) No tomar el nombre
de Dios en vano: 3) Santificar las fiestas: 4) Honrar padre y madre: 5) No
matar; 6) No cometer actos impuros; 7) No robar; 8) No dar falso
testimonio ni mentir; 9) No consentir en pensamientos ni deseos
impuros; 10) No codiciar los bienes ajenos.

Pecados contra el 5º Mandamiento: aborto, drogadicción, alcohólicos,


esterilización, etc. Juramentos y supersticiones.

2.44) Los mandamientos de la Iglesia: 1) Oír misa entera los domingos y


fiestas de guardar y descansar de aquellos trabajos y ocupaciones que
pueden impedir esa santificación de estos días; 2) Confesar los pecados

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al menos una vez al año; 3) recibir el sacramento de la Eucaristía al


menos por Pascua; 4) Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo
manda la Santa Madre Iglesia; 5) Ayudar a la Iglesia en sus necesidades
materiales (cf Cat. 2043).

2.45) El tema de la gracia el pecado.

2.46) La conciencia moral y la libertad.

2.47) Los pecados capitales que generan otros pecados y vicios: soberbia,
avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza (cf. Cat. 1866)

2.48) Las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) y


teologales. Las virtudes y la gracia.

2.49) Los dones y frutos y dones del Espíritu Santo.

2.50) Efectos del sacramento: reconciliación con Dios (remisión de los


pecados y gracia santificante), paz del alma y reviviscencia de los
méritos.

2.51) Realidades que el confesor deberá tener presente

1. Aspecto festivo del sacramento. Encuentro con Dios Padre. Alegría,


paz Buena Nueva, Amor.

2. Aspecto eclesial del sacramento. El pecado ofende a Dios y a la


Iglesia.

3. El confesor hace las veces de Cristo Maestro, Médico y Juez (cfr. c.


978). No olvidar que el confesor es dispensador de la misericordia de
Dios.

4. Lugar privilegiado que ocupa este sacramento en el ministerio


sacerdotal.

5. Dimensión bíblica fundamental: texto dogmático: Jn 20, 19-23. Texto


pastoral: Lc 15.

6. Los cinco pasos fundamentales para confesarse.

7. Saber distinguir el pecado mortal del venial.

8. Conocer el Decálogo y los 5 Mandamientos de la Iglesia.

9. Bondad para recibir a todos, caridad en escuchar al penitente; no


manifestar ni impaciencia, ni cansancio, ni extrañeza por los pecados
que oye.

10. Nociones de contrición-atrición.

11. Efectos del sacramento: reconciliación con Dios (remisión de los


pecados y gracia santificante), paz del alma y reviviscencia de los
méritos.

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12. Ministro del sacramento (potestad de Orden y facultad) y sujeto


(bautizado pecador).

13. Conocer los siete pecados capitales, los siete dones del Espíritu
Santo y las virtudes cristianas principales.

14. Elementos básicos de espiritualidad cristiana para ser capaz de


hacer una breve “dirección espiritual” en la confesión.

2.52) Confesión paso a paso

1. Saber la fórmula de la absolución sacramental y la fórmula para


levantar la pena de excomunión reservada al Obispo. Saber cuándo
puede.

2. Acoger al penitente; esperar que se calme.

3. Invocar al Espíritu Santo.

4. Invocar a la Santísima Virgen: ‘Ave, María, Purísima’.

5. Tiempo desde la última confesión.

a) Corriente (1 a 2 meses): buscan más bien una Dirección


Espiritual.

b) Mucho tiempo: destacar la misericordia y acogida de Dios Padre.


Si pide ayuda, preguntar sobre la Misa y/o la familia.

c) Escrupulosos: la primera vez, paciencia. Pedir obediencia al


confesor. El mayor escrúpulo que debe tener es el no prestar esta
obediencia. Restringirle periodicidad y tiempo de confesión.

6. Si corresponde, deben repararse daños o escándalos en cuanto sea


física o moralmente posible. Hay que expiar una parte, si no se
puede todo. Si no se puede en el nivel afectado, se hace en otro.

7. Consejos. Se ofrecen varias posibilidades:

a) Evangelizar el sacramento.

b) Evangelizar la fiesta litúrgica que se celebra en el día, aplicada al


penitente.

c) Evangelizar la virtud que el penitente entendió como


principalmente violada por él.

d) Desarrollar el tema que el penitente dijo a la pasada.

8. Avisos: ¿Sacar o no de un manifiesto error o ignorancia?

a) Cuando el penitente se acusa de cosas que él cree que son


pecados graves:

 esperar que termine.

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 si hay poco tiempo para explicarle, hay riesgo de escándalo o


confusión.

 explicarle con mayor propiedad y confianza en otro momento.

b) Cuando el penitente no se acusa de cosas que sabemos o


presumimos que ha cometido y son graves. Dos principios
básicos:

 Lo hago si preveo el bien para el penitente. Existe el riesgo de


transformar el pecado material en uno formal.

 Derecho a terceros inocentes (aborto, escándalo); se debe


sacar del error.

9. La absolución sacramental puede darse, negarse, diferirse o


condicionarse (moribundo, inconsciente).

10. Penitencia o Satisfacción (borra parte de la pena del pecado). En


signo de compromiso personal, de conversión; es fuente de
reparación o expiación; es medicina eficaz. Puede consistir en
acciones de culto, de caridad, de misericordia y de reparación.
Algunas sugerencias:

 Visita al Santísimo. Misa y/o comunión.

 Texto preciso de la Sagrada Escritura.

 María Santísima: Rosario, peregrinación,...

 Actos de caridad, limosnas, visita a los enfermos.

 Peregrinar a un Santuario que esté relativamente cerca.

11. Despedir con alegría al penitente e invitarlo a dar gracia al Señor


porque grande es su misericordia.

2.53) Algunos temas dentro del decálogo

1. Precepto dominical. Instruir sobre el valor de la Santa Misa; contagiar


y la participación en ella.

2. El Mandamiento principal: Amor a Dios y al prójimo. Caridad fraterna.


Pecados contra la fe, esperanza y caridad.

3. Pecados contra el 5° Mandamiento: aborto, drogadictos, alcohólicos,


esterilización, etc.

4. Pecados contra el 6° y 9° Mandamiento.

5. Paternidad responsable: métodos anticonceptivos. Estudiar bien la


Encíclica de Paulo VI “Humanae Vitae” (Aplicaciones).

6. Justicia y caridad. Egoísmo. Restitución. Calumnias y difamaciones.

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7. Verdad, sinceridad. Restricción mental (cfr. Shalom’, p. 288).

8. Juramentos, supersticiones.

2.54) Algunos principios importantes

1. Principio del mal menor.

2. Principio del doble efecto: ¿es lícito poner ciertas acciones aunque
de ellas se siga un efecto malo? Existen 4 condiciones:

a) La acción sea buena o indiferente.

b) El fin sea honesto (recta intención)

c) El efecto bueno no debe producirse a través del malo (el fin no


justifica los medios)

d) La razón proporcionadamente grave.

3. Principio de totalidad: la parte existe para el todo y, por consiguiente,


el bien de la parte queda subordinada al bien del todo. El todo es
determinante para la parte y puede disponer de ella en interés suyo.

4. Ley de crecimiento (cfr. Shalom, p. 54): exhortar a la santidad,


generosidad, vigilancia: creer en el penitente.

5. Ignorancia invencible: algunas personas que tienen buena voluntad,


no son capaces todavía de llevar toda la carga de la ley (cfr. Shalom,
p. 60). Casos en que se debe vencer la ignorancia.

6. La integridad material: el penitente sólo tiene que confesar el pecado


conforme a la idea que tenía del mismo al momento de cometerlo
(Shalom, p. 117). Citando el texto del Shalom (pp. 123-135) veamos
algunos principios fundamentales al respecto:

a) En el sacramento de la penitencia, por lo que hace a la integridad


material de la confesión, el papel del confesor consiste en prestar
ayuda cuando el penitente es incapaz de cumplir su obligación.

b) Hay una presunción en favor del penitente, a saber que al


confesar sus pecados lo hace con sinceridad y como es debido.

c) En el sacramento, el confesor tiene la obligación primaria de mirar


por la integridad formal de la confesión.

d) Para evitar hacer daño, el confesor puede a menudo estar


dispensado de preguntar, aunque tenga buenas razones de dudar
la integridad material de una confesión.

e) Con frecuencia los pecados internos están confesados


implícitamente en la confesión de los pecados externos.

f) Si es necesario preguntar, pero se dispone de poco tiempo, las


preguntas necesarias y útiles para la contrición, propósito de la
enmienda y provecho espiritual futuro del penitente, deben

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prevalecer sobre las relativas a la integridad material de la


confesión.

7. Las preguntas deber hacerse con prudencia y discreción (CIC 979).


No debe preguntarse el nombre del cómplice (id.).

8. Excepciones del c. 988: ‘lex positiva non obligat cum nimio incomodo
fisice seu morale”

a) Incomodidad física:
 Moribundos;
 tartamudos, mudos, extranjeros;
 no hay tiempo ante peligro inminente.

b) Incomodidad moral:
 peligro de violación del sigilo (sala común de un hospital);
 escrupulosos;
 confesarse con determinados sacerdotes implica infamia
extrínseca a la confesión: Hay obligación de suplir la parte
omitida, cuando desaparecen las circunstancias que lo
autorizaron.

2.55) El confesor ante los ocasionarios, habituados y reincidente.

1. Ocasionarios;

2. Habituados o consuetudinarios (alcohólicos, drogadictos): los que


han contraído hábito en algún pecado, del cual todavía no se han
confesado. Pueden ser absueltos si hay disposiciones de verdadero
dolor y firme propósito de emplear los medios conducentes para la
enmienda: la primera vez que se confiesan de su mala costumbre, o
cuando anteriormente hubo retractación de la misma;

3. Reincidentes: los que después de haberse confesado, recaen en el


mismo pecado de igual o casi idéntico modo y sin enmienda.
Se debe distinguir entre los reincidentes ‘a sangre fría’ (no hacen
esfuerzos) y los reincidentes frágiles con deseos de cambiar.
A los primeros, se les puede o debe diferir la absolución por algún
tiempo (8-10 días), se requieren signos extraordinarios de cambio.
Puede también el confesor mover al penitente en el momento de la
confesión (sin necesidad de diferir la absolución). Para este tema,
consultar “Praxis Confesarii” de S. Alfonso María de Ligorio.

2.56) ALGUNOS CÁNONES QUE EL CONFESOR DEBE CONOCER

1. c. 961-963: absolución colectiva, sin previa confesión individual.


Condiciones y obligaciones posteriores del penitente.

2. c. 967: privilegio papal de oír confesiones en cualquier parte del


mundo; condiciones.

3. c. 976: absolución de pecados y censuras en peligro de muerte;


cualquier sacerdote.

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4. c. 977: absolución del cómplice en pecado contra el 6° Mandamiento.

5. c. 980: no negar ni retrasar la absolución si no hay dudas de la buena


disposición del penitente y este pide ser absuelto.

6. c. 982: denuncia falsa a un confesor inocente del delito de


solicitación a pecado contra el 6° Mandamiento, no debe ser absuelto
hasta que no retracte formalmente la denuncia falsa y esté dispuesto
a reparar los daños.

7. c. 983-984: sigilo sacramental y uso de la ciencia en confesión.

8. Excomunión ‘latae sententiae’ reservadas a la Santa Sede:


a) c. 1367: profanación de especies consagradas.
b) c. 1370: violencia física contra el Santo Padre.
c) c. 1378 §1: absolver cómplice en pecado contra 6° Mandamiento.
d) c. 1382: consagración de Obispo sin mandato pontificio.
e) c. 1388 §1: violación del sigilo sacramental por parte del confesor.

Es conveniente que el confesor en el caso que le tocara una de estas


situaciones, sepa como proceder.

9. Excomuniones reservadas al Obispo.

a) c. 1364 §1: apostasía, herejía o cisma.

b) cc. 1398 y 1329 §2: aborto, si se produce y los cómplices.

c. 1323-1324: quiénes no quedan sujetos a ninguna pena. Nótese lo


10.
que dice el c. 1324 §3: no se incurre en la pena cuando existe alguna
circunstancia atenuante (cf. c. 1324 §1).
1323 No queda sujeto a ninguna pena quien, cuando infringió una ley o precepto:

1 aún no había cumplido dieciséis años;

2 ignoraba sin culpa que estaba infringiendo una ley o precepto; y a la ignorancia se
equiparan la inadvertencia y el error;

3 obró por violencia, o por caso fortuito que no pudo preverse o que, una vez previsto,
no pudo evitar;

4 actuó coaccionado por miedo grave, aunque lo fuera sólo relativamente, o por
necesidad o para evitar un grave perjuicio, a no ser que el acto fuera intrínsecamente
malo o redundase en daño de las almas;

5 actuó en legítima defensa contra un injusto agresor de sí mismo o de otro, guardando


la debida moderación;

6 carecía de uso de razón, sin perjuicio de lo que se prescribe en los cc. 1324 § 1, 2 y
1325;

7 juzgó sin culpa que concurría alguna de las circunstancias indicadas en los nn. 4 ó 5.

1324 § 1. El infractor no queda eximido de la pena, pero se debe atenuar la pena


establecida en la ley o en el precepto, o emplear una penitencia en su lugar, cuando el
delito ha sido cometido:

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1 por quien tenía sólo uso imperfecto de razón;

2 por quien carecía de uso de razón a causa de embriaguez u otra perturbación


semejante de la mente, de la que fuera culpable;

3 por impulso grave de pasión, pero que no precedió, impidiéndolos, a cualquier


deliberación de la mente y consentimiento de la voluntad, siempre que la pasión no
hubiera sido voluntariamente provocada o fomentada;

4 por un menor de edad, que haya cumplido dieciséis años;

5 por quien actuó coaccionado por miedo grave, aunque lo fuera sólo relativamente, o
por necesidad o para evitar un perjuicio grave, si el delito es intrínsecamente malo o
redunda en daño de las almas;

6 por quien actuó en legítima defensa contra un injusto agresor de sí mismo o de otro,
pero sin guardar la debida moderación;

7 contra el que provoca grave e injustamente;

8 por quien errónea pero culpablemente juzgó que concurría alguna de las
circunstancias indicadas en el c. 1323, 4 ó 5;

9 por quien, sin culpa, ignoraba que la ley o el precepto llevaban aneja una pena;

10 por quien obró sin plena imputabilidad, con tal de que ésta siga siendo grave.

§ 2. Puede el juez hacer lo mismo, si concurre cualquier otra circunstancia que


disminuya la gravedad del delito.

§ 3. En las circunstancias que se enumeran en el § 1, el reo no queda obligado por


las penas latae sententiae.

11. a) Quiénes pueden levantar la excomunión reservada a la Santa


Sede; cuándo.
b) Quiénes pueden levantar la excomunión reservada al Obispo.
Tener en cuenta el c. 1357 y sus condiciones.

12. En confesión existen 2 fórmulas de levantar la excomunión:


a) “Por la autoridad que se me ha concedido, Yo te absuelvo de todo
lazo de excomunión, en el nombre del Padre...”
b) Tener la intención de levanta la pena unida a la absolución.

2.57) Actitudes del confesor en circunstancias especiales:

1. Cómo evangelizar a los penitentes que no pueden ser absueltos


todavía: misericordia, verdad y animarlos a seguir dando pasos en la
vida espiritual.

2. Situación de los separados, de los divorciados, de los casados sólo


por la ley civil. (En FC se exponen estos casos).

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3. Cuando se comprometen a ‘vivir como hermanos’; tiempo de prueba;


comunión en privado.

4. Confesión de niños.

5. Confesión de discapacitados mentales.

No está de más decir que para realizar un buen ministerio del


sacramento de la reconciliación, el confesor debe ser un hombre de
oración, debe estar permanentemente estudiando Teología y Moral. Sin
duda que aspirar a la santidad sacerdotal es lo más importante, sin
descuidar la formación permanente; aunque se tenga la ciencia
suficiente y necesaria, no podrá vivir plenamente este sacramento si el
confesor no está íntimamente unido a Jesucristo y si no es un buen
penitente.

2.58) Aspectos generales:

 Sacramentos, Institución
 Institución del Sacramento de la Penitencia
 Potestad de la Iglesia (Trento y Florencia)
 Partes del Sacramento
 Actitudes del penitente
 Condiciones del Confesor

2.59) La Penitencia

 Fórmula de Absolución / Significado


 Contrición / Atrición
 Confesor: Juez y médico (padre y maestro)
 Fuero interno / externo / Conciencia
 Fuero interno sacramental y fuero interno extrasacramental.
 Penas y procedimientos
 Disposiciones de la CECH
 Absolución general

2.60) Casos

 Anticonceptivos / Moral matrimonial


 Moral sexual
 Justicia y reparación
 Autoridad
 Verdad
 Confesiones de niños
 Principio del mal menor / bien mayor
 Principio totalidad
 Ocasionarios / Habituados / Reincidentes
 Satisfacción
 Canon 1357

2.61) Fórmula de la Absolución:

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“Dios, Padre Misericordioso, que reconcilió consigo al mundo, por la


muerte y la resurrección de su Hijo, y derramó el Espíritu Santo para el
perdón de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el
perdón y la paz.

Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL


PADRE + Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO”.
R/. Amén.

3) Orientaciones doctrinales y pastorales sobre el Sacramento de la


Reconciliación1:

3.1) Orientaciones doctrinales:

367. Así reza el Salmista:


“Dichoso el que está absuelto de su culpa; a quien le han sepultado
su pecado. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el
delito. Había pecado, lo reconocí; no te encubrí mi delito; propuse:
“confesaré al Señor mi culpa’, y tú perdonaste mi culpa y mi
pecado” (Sal 31, 1-2; 5).

368. El sacramento de la Reconciliación y la Penitencia es el encuentro


del pecador con Cristo, quien lo conduce entre los brazos del
Padre, a la manera del hijo pródigo (Lc 15, 11ss), por la acción del
Espíritu.

369. La conversión a Cristo, el nuevo nacimiento por el Bautismo, el don


del Espíritu Santo, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, recibidos como
alimentos, nos han hecho ''santos e inmaculados ante Él" (Ef 1,4).
Sin embargo, la vida nueva, acogida en la iniciación cristiana, no
suprimió la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la
inclinación al pecado. Contra él es la lucha de la conversión
constante del cristiano con miras a la santidad y la vida eterna a la
que el Señor no cesa de llamarnos.2

370. "Ustedes han muerto con Cristo al pecado, pero están vivos para
Dios en Cristo Jesús" (Rom. 6,11). La muerte y resurrección de
Cristo han realizado una transformación radical: nos han
reconciliado con el Padre y nos han hecho capaces de
reconciliarnos mutuamente. Esto no solamente es válido para el
sacramento del bautismo, sino también para el sacramento de la
Reconciliación.3

371. "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;


conviértanse y crean en la Buena Nueva" (Mc 1, 15). Esta llamada
de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los
cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida
para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a los pecadores"
y que siendo "santa al mismo tiempo que necesita de purificación
constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación". 4
1
Orientaciones para la Pastoral Sacramental, CECH, Santiago Enero 2009, Nros. 367 al 457, en las págs. 1-20 en
adelante antecederá el nº respectivo de estas orientaciones.
2
Cf. CATIC 1426.
3
DPS 152.
4
LG 8.

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372. Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el


movimiento del "corazón contrito" (Sal 51, 19), atraído y movido
por el Espíritu santo a responder al amor misericordioso del
Padre5.

373. La conversión es un llamado del mismo Jesús, urgente y


obligatorio: "Si no se convierten, todos ustedes perecerán de la
misma manera” (Lc 12, 2). Es así que los gestos como el ayuno, la
oración, la limosna, la atención a los pobres, el ejercicio y la
defensa de la justicia, la Eucaristía, la lectura de la Sagrada
Escritura, la oración de la Liturgia de las Horas y del Padre nuestro,
los tiempos y los días de penitencia 6, etc. han sido siempre
reconocidos como signos efectivos de la remisión de los pecados;
no en el sentido que harían competencia al sacramento de la
Reconciliación, sino porque son su requisito básico, como un
proceso que conduce al bautizado hasta el momento solemne de la
celebración del sacramento. De lo dicho se desprende que la
penitencia es una verdadera vivencia. Más aún, se debe hablar de
un proceso de conversión que acompaña al cristiano y que tiene
sus momentos fuertes en las celebraciones sacramentales.

374. Jesús no sólo perdonó los pecados, sino que a los pecadores los
vuele a integrar en la comunidad del Pueblo de Dios, de donde el
pecado los había alejado o incluso excluido 7. Al hacer partícipes a
los apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor
les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la
Iglesia8.

375. La Reconciliación es un sacramento eclesial; es esencialmente


una acción de Cristo y de la Iglesia, y no un momento privado,
individual del cristiano. Así como todo pecado tiene una misteriosa
repercusión en la totalidad del cuerpo de Cristo, también la
Reconciliación de un solo penitente repercute en la Iglesia entera, e
incluso en el cielo: “Habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no
tienen necesidad de conversión” (Lc 15, 7).

376. El sacramento de la Reconciliación, como los demás, es celebrado


por toda la Iglesia y no sólo por el ministro ordenado: tanto el
sacerdocio bautismal como el ministerial obran juntos en la
remisión de los pecados9. El Ritual asume estos elementos y nos
hace descubrir que se vive este proceso en comunidad; por eso
desarrolla toda la pastoral penitencial en el ámbito comunitario10.

377. Desde otro aspecto, la obra de Jesús, su misterio de muerte y


resurrección clarifican el abismo del mal que significa el pecado.

5
Cf. CATIC 1428.
6
CATIC1434-1438; DPS 154.
7
CATIC 1443.
8
CATIC 1444.
9
Revista SERVICIO Nros. 231-232, (1999).
10
DPS 154.

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3.1.2.)El misterio del pecado

378. La pérdida del sentido del pecado, es uno de los más


grandes males de nuestro siglo: consiste en perder la fina
sensibilidad y la aguda percepción de los fermentos de muerte
que están contenidos en el pecado. La pérdida del sentido del
pecado está unida a la pérdida del sentido de Dios 11.

379. Restablecer el sentido justo del pecado es la primera


manera de afrontar la grave crisis espiritual que afecta al
hombre de nuestro tiempo. Se restablecerá únicamente con
una clara llamada a los principios inderogables de la razón y
de la fe que la doctrina moral de la Iglesia ha sostenido
siempre.

380. "El pecado es una palabra, un acto o un deseo contrarios a la


ley eterna. Es una ofensa a Dios, Se alza contra Dios en una
desobediencia contraria a la obediencia de Cristo"12.

381. En su dimensión antropológica el pecado es, para la misma


persona, todo aquello que produce deshumanización,
esclavitud. Para la comunidad de los hombres es aquello que
produce desintegración de la convivencia: es la injusticia; para
el cosmos, el pecado lo destruye o hace que esclavice al
hombre13.

382. En su dimensión Trinitaria el pecado es ruptura de la alianza


filial con el Padre:
"Hijos degenerados se portaron mal con él" (Dt 32). Es la
muerte de Cristo: "Fue tratado como culpable a causa de
nuestras rebeldías” (Is 53, 5). En referencia al Espíritu Santo,
dice san Pablo: "¿No saben ustedes que son Templo de Dios
y que el Espíritu habita en ustedes?" (1 Cor 3, 16).

383. En sus aspectos eclesiales el pecado es excomunión,


ruptura de la comunión fraterna.

384. En sus aspectos escatológicos el pecado es muerte eterna: "El


que odia a su hermano es un homicida; y ustedes saben, que
ningún homicida posee la Vida eterna" (1 J n 3,15).

385. El pecado, como una mancha de aceite, parte del interior del
hombre, se extiende a sus actitudes, invade las instituciones y
alcanza las estructuras14.

387. El pecado marca el fracaso de la persona frente al llamado de


Dios a tomar el camino correcto para lograr la felicidad. Pero,
por otro lado, este fracaso no es definitivo: está siempre la
esperanza de la misericordia de Dios, que como pastor,
busca la oveja que se perdió; o como la mujer que busca la
moneda que se le extravió; o como el padre que espera al hijo
11
RP 18; DPSS 272.
12
CATIC 1871.
13
Cf. CATIC 1872; DPSS 269.
14
RP 16; DPSS 270.

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que vuelva a su casa y el hermano que debe alegrarse por él


(Cf. Lucas 15). "Pues Dios hizo que todas fueran obedientes,
para así, tenerles compasión a todos" (Rom 11, 32).

388. En resumen: en el sacramento de la Reconciliación el


discípulo arrepentido vuelve a la casa paterna como el hijo
pródigo. Es Cristo, nuestro único Mediador y Salvador, quien
renueva por obra del Espíritu Santo la Nueva Alianza de
reconciliación y de paz con el Padre y entre los hermanos,
fortalece o aun reincorpora a la comunión, y renueva su
confianza en quien le pide perdón, invitándolo a la celebración
de la Eucaristía15 y enviándolo nuevamente a ser sal de la
tierra y luz del mundo, a predicar la misericordia después de
haberla alcanzado de Dios.

3.2) Orientaciones pastorales:

3.2.1) Valorar el proceso16

389. En la historia de la pastoral de la conversión y la penitencia


nunca ella se ha reducido a una sola acción: la del
sacramento. Siempre se ha tratado de un proceso que se
estructura principalmente en tres etapas: ante todo actitudes
y acciones penitenciales; en segundo lugar ritos
penitenciales; y finalmente, como momento culminante, el
sacramento de la Reconciliación.

390. En primer lugar la actitud de conversión debe ser


constantemente renovada y constituye en la vida del cristiano
un proceso permanente, que va cultivando.

En cuanto a las acciones ya el génesis señala que los trabajos y


los sufrimientos de la vida son gestos penitenciales: "con el
sudor de tu frente comerás tu pan” (Gn 3, 16).

391. La práctica de la caridad es otra de las acciones penitenciales


que aprendemos de la palabra bíblica: "la limosna nos libra de
la muerte y nos guarda de andar en tinieblas" (Tob 4, 7ss).

392. La historia de las religiones nos muestran que siempre ha


existido la mortificación: los ayunos, las abstinencias, la
ascesis. Renunciar a las golosinas, a las diversiones no
necesarias, al tabaco… y con ese dinero ayudar a quien está
en necesidad. Es que las cosas buenas de la vida a veces
pueden crearnos servidumbres, que nos quitan la libertad y la
capacidad de amar.

393. La tradición de la Iglesia ha expresado su conversión y


penitencia a través de ritos penitenciales comunitarios:
procesiones, peregrinaciones, caminatas, mandas el Vía
Crucis, a veces acciones dolorosas respetables y no siempre
recomendables. Expresan que la Iglesia es peregrina en el

15
EA 37.
16
Para todo este párrafo Cf. Revista SERVICIO Nros. 231-232. (1999); EA 32.

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tiempo y camina llevando la cruz detrás de Jesús hacia el


Reino definitivo.

La liturgia es rica de actos penitenciales: el "Yo confieso", el


"Padre nuestro", los salmos penitenciales, el uso del agua
bendita, celebraciones de la Palabra aun sin absolución
sacramental, los retiros espirituales, el tiempo de la Cuaresma,
la imposición de la ceniza, la abstinencia y el ayuno, la
campaña de la fraternidad. También recordémonos del uso de
las indulgencias.

394. Finalmente el sacramento de la Reconciliación es el momento


culminante de todo el proceso. La conversión, los actos y ritos
penitenciales y el sacramento son una realidad viviente en la
cual Cristo, con su misterio pascual, la comunidad eclesial y el
penitente colaboran en la destrucción del pecado en forma
comunitaria, para que sobreabunde la nueva vida del
Resucitado.

3.2.2) Catequesis en vista de la celebración del sacramento de la


Reconciliación

395. Los contenidos catequísticos los encontramos profusamente


proporcionados por el Papa Juan Pablo II en la exhortación
apostólica "Reconciliatio et paenitentia" n° 26. Son los
siguientes:

1. Catequesis sobre la Reconciliación: debe


fundamentarse sobre reflexiones bíblicas especialmente
del Nuevo Testamento. Versará sobre la necesidad de
restablecer la alianza con el Padre en Cristo y como
consecuencia sobre la necesidad de reconciliarse con el
hermano. También se "integrará en síntesis los elementos
de la psicología, de la sociología y de las otras ciencias
humanas que pudiesen servir para aclarar las situaciones".

2. Catequesis sobre la penitencia: también aquí la fuente


principal es la Biblia.

3. Catequesis sobre hacer penitencia: aceptar y practicar


los sacrificios que supone la corrección del pecado. Estará
inspirada en el amor y no tanto en el temor, tal como
aceptó Jesús la pobreza y el sufrimiento por amor al Padre
y a sus hermanos los hombres.

4. Catequesis sobre la conciencia y su formación: es el


"ojo interior", es la "voz de la trascendencia" 17.

5. Catequesis sobre el sentido del pecado: que se ha


atenuado no poco en nuestro tiempo.

6. Catequesis sobre la tentación: también Jesús fue


probado, menos en el pecado.

17
Consultar revista SERVICIO Nros. 231-232 (1999), pág. 26ss.

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7. Catequesis sobre el ayuno y la limosna.

8. Catequesis sobre la cuádruple Reconciliación: con


Dios, consigo mismo, con los hermanos y con la creación
(ecología).

396. Catequesis sobre las circunstancias concretas. "no puede


faltar a la catequesis la preciosa aportación de la doctrina
social de la Iglesia"18.

Todas estas contribuciones serán asumidas gradual y


progresivamente de acuerdo a la singularidad de los grupos y
comunidades, en conformidad a la edad, madurez y
crecimiento en la fe.

3.2.3) Celebración del sacramento en general:

Al sacramento de la Reconciliación se le identifica con diferentes


nombres que expresan, cada uno, un aspecto de su riqueza 19:

 Sacramento de la Conversión, porque realiza


sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión;

 Sacramento de la Penitencia, porque consagra el proceso


personal y ec1esial de la conversión;

 Sacramento del Perdón, porque es el reencuentro con el Padre


misericordioso;

 Sacramento de la Reconciliación, porque realiza la


reconciliación con Dios, con los hermanos, consigo mismo y con
la naturaleza;

 Sacramento de la Confesión, con este término se centra la


atención sobre la declaración o manifestación de los pecados
ante el sacerdote; o mejor sería: confesar la misericordia del
Padre.

397. El Ritual nos presenta cuatro formas fundamentales para


celebrar el rito penitencial20. Esto tiene como finalidad permitir
una valoración de los variados aspectos de la Penitencia,
manifestando así la diversidad de la vida eclesial:

1. Las celebraciones penitenciales no sacramentales 21, en


las cuales se reúne el pueblo de Dios para escuchar su
palabra. Se invita a la conversión y a la renovación de la
vida. Son una preparación útil a la celebración del
sacramento o una etapa para una reconciliación
sacramental en la iniciación de los niños. Puede ser
presidida por un diácono o un catequista.

18
Cf. EA 64.
19
CATIC 1423-1442.
20
DPSS 283.
21
Apéndice II del Ritual de Penitencia.

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2. La reconciliación individual22, que se realiza cuando el


confesor entra en diálogo personal con un solo penitente
cada vez. Esta permite, de una manera irreemplazable,
manifestar que el perdón alcanza a cada uno en lo más
personal de su ser con una palabra de Dios para él, hoy.

3. La Reconciliación de varios penitentes durante una


celebración comunitaria23 con confesión y absolución
individual, en que varios penitentes se reúnen para recibir
el sacramento, pero se preparan a ella con una celebración
de la palabra de Dios y luego cada uno se presenta al
sacerdote confesor. Permite, de esta manera, manifestar el
carácter eclesial del sacramento, donde todos se ayudan
mutuamente con la oración alabando al Señor.

4. La celebración comunitaria con la absolución colectiva24


en lugar de absolución individual; es sólo para casos
excepcionales y con la autorización del Ordinario del lugar,
como se explicará más adelante (n° 424).

398. Estas formas de celebración son complementarias. Es muy


positivo que durante el año se hagan celebraciones
comunitarias con confesión individual, pero es también muy
útil que los sacerdotes estén siempre dispuestos a celebrar
el sacramento y se motive a la reconciliación individual y
frecuente de los fieles25.

3.2.4) Celebración comunitaria con confesión y absolución


individual:

a) Discernimiento

399. Las asambleas no son todas iguales, su maduración en la


fe es muy diferente y su condición humana también: miembros
de comunidades, de movimientos, de religiosas, de niños, de
jóvenes, de parroquias, de las multitudes durante las
peregrinaciones, en los encuentros de padres no practicantes
que quieren acompañar a sus hijos en su primera Eucaristía,
etc. Cada grupo tiene necesidades especiales y merece una
atención particular26

400. El Concilio Vaticano II destaca un nuevo sentido de Iglesia, no


mirad; exclusivamente como institución jerarquizada, sino
como comunión de hermanos y promueve la participación
activa de todos los miembros de la asamblea come sujetos de
la celebración. El sacerdocio común lo ejercitan todos los
miembros de la asamblea que celebra. Ningún acto litúrgico es
meramente individual o privado tampoco el sacramento de la
Reconciliación27.
22
Capítulo I del Ritual de Penitencia, 41-47.
23
Capítulo II del Ritual de Penitencia, 48-59.
24
Capítulo III del Ritual de Penitencia, 60-66.
25
RITP 13; DPS 166-7; 193; DPSS 284.
26
DPS 168.
27
Revista SERVICIO Nros. 231-232, (1999).

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b) Acogida

401. En las celebraciones comunitarias se debe percibir la acogida


a través de varios signos: la preparación previa, la
constitución de un equipo litúrgico, el arreglo del lugar, la
música de fondo, la acogida mutua cálida y alegre a la
entrada, la distribución personalizada de folletos, canto
comunitario, etc.

La acogida de los niños también es muy educadora. Unir en el


mismo acto adultos, padres y niños les ayudará a comprender
mejor que la buena nueva es para todos. El testimonio de los
mayores es la mejor catequesis28.

c Celebración29

402. Se da inicio a la celebración con un canto en común, que crea


el sentido de la Asamblea que celebra. Luego, quien preside
invita a la oración.

403. A continuación se proclama la Palabra de Dios. La


experiencia humana nos enseña el mal, pero no el pecado. Es
la Palabra de Dios la que nos revela el pecado como una
ruptura de la alianza, como desfiguración del hombre tal como
Dios lo quiere y como atropello y ofensa a Dios. Ella permite
oír los llamados de Dios, ilumina nuestra vida y nos impulsa a
levantarnos para ir al Padre. Hace que la actuación penitencial
sea vivida como un encuentro y no como una introspección o
un recogerse en sí mismo.

404. La experiencia humana puede convencemos de la necesidad


de la reconciliación, pero es la Palabra de Dios la que nos
revela que, si hay reconciliación, es que somos pecadores y
que necesitamos ser perdonados.

La conversión es el fruto de la Palabra. No es un simple


arrepentimiento, un remordimiento, un sentimiento de
culpabilidad. Es un cambio radical de vida, un cambio de
corazón y del espíritu, en griego "metánoia", que el hombre
decide hacer, para responder a la Palabra de Dios que ha
escuchado y lo ha transformado. La conversión es el fruto de
la acción del Espíritu por la Palabra.

405. Es necesario que la explicación que se dé en la homilía o en el


examen de conciencia no reduzca el mensaje a un cierto
moralismo o a consignas de vida.

406. Luego, se guarda un momento de silencio para el examen de


conciencia que puede ser ayudado con preguntas u
oraciones. El examen se hará a partir de la Palabra de Dios y
no de una lista de pecados: es la Palabra de Dios y no la
moral la que nos cuestiona.

28
DPS 171-172; revista SERVICIO Nros. 231-232 (1999).
29
RITP 23-30; DPS 173; DPSS 286.

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24

El examen terminará con la proclamación comunitaria de la


fórmula de confesión general como el "Yo confieso ...“.

Se reza después el Padre nuestro, que nunca debe omitirse,


donde se pide al Padre que perdone nuestros pecados, y nos
comprometemos a perdonar a nuestros hermanos.

407. Inmediatamente sigue la confesión y absolución individual


de cada penitente Asimismo, la obra satisfactoria es
asignada individualmente, pues debe ser adecuada a la
índole de los pecados confesados y absueltos.

408. Cuando se han terminado los penitentes, los sacerdotes


vuelven al presbiterio y junto a la asamblea proclaman la
misericordia de Dios con un salmo o cántico apropiado.

Finalmente, se concluye la celebración con una oración de


acción de gracias y el envío de los penitentes a realizar lo
celebrado.

Podría pensarse en invitar al saludo de paz y a una posible


convivencia para celebrar la fiesta del perdón.

409. Un signo elocuente del carácter eclesial del sacramento serán


las liturgias penitenciales a nivel de ciudad, decanal o zonal.
Se recomienda, por lo tanto, que en la medida de lo posible,
los sacerdotes a niveles del decanato o de las parroquias
vecinas, organicen diversas formas de liturgias penitenciales
con absolución individual. También se recomienda que los
sacerdotes vecinos se ayuden en la práctica penitencial en los
días en que las diferentes parroquias tengan Liturgias
penitenciales o sean días dedicados especialmente a este
sacramento. Tener presente que el promedio razonable para
cada sacerdote es alrededor de diez penitentes 30.

3.2.5) Celebraciones penitenciales sin confesión

410. Son también muy útiles y recomendables las celebraciones


penitenciales sin confesión y que, por lo tanto, no son un
sacramento. Éstas son una ayuda para mover a la conversión
y a la purificación del corazón. Conviene realizar estas
celebraciones penitenciales ante todo:

 Para fomentar en la comunidad cristiana el espíritu de


penitencia,

 Para ayudar a los fieles a preparar la Confesión que cada


uno hará después, en el momento oportuno,

 Para educar a los niños a que gradualmente adquieran


conciencia de lo que significa el pecado en la vida
humana y de la liberación de él por Cristo,

30
RITP 22; DPS 185-186; 192; DPSS 290.

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 Para ayudar a los catecúmenos en su conversión.31

Para el rito consultar el Ritual en el Nº 36.

3.2.6) Celebración individual

a) Acogida y discernimiento

411. Vivir en el mismo corazón de la acogida humana, la acogida


de Dios en la Iglesia. Habrá que cuidar la calidad de las
relaciones interpersonales entre sacerdote y penitente. Una de
las causas principales de la desafección al sacramento es
quizás la deficiencia del ministro en la acogida. Por tanto,
trate de demostrarse disponible respetuoso y cordial, inspire
confianza y simpatía, escuche con interés; preguntar con
discreción; adáptese a la edad, al sexo, a la cultura del
penitente; aconseje como amigo; consuele, aliente, sea
optimista. Al terminar el encuentro el penitente debe sentirse
feliz y consciente de haber vivido un encuentro maravilloso 32.

b) Catequesis y celebración

412. El sacerdote acoge con amor fraterno al penitente, le dice


palabras amables, luego hacen juntos la señal de la cruz e
invita al penitente a hacer un acto de confianza en la
misericordia de Dios. Aun en el caso de una celebración
individual, debe haber un momento para escuchar la Palabra
de Dios y recibir los consejos del sacerdote, que no deben
reducirse a un mero mensaje moralista. Por lo tanto, es
conveniente también leer o recordar algún trozo de la Sagrada
Escritura que le dé luz al fiel para conocer sus pecados 33.

413. Entre los actos del penitente tiene primacía la contrición que
"es un dolor del alma y una detestación del pecado cometido
con la resolución de no volver a pecar" (Concilio de Trento: DS
1676). Brota del amor a Dios sobre todas las cosas. De esta
contrición del corazón depende la autenticidad de la
penitencia, porque la conversión debe mover interiormente al
hombre a conocer más profundamente su interior, y a llegar a
ser cada vez más semejante a Cristo34.

La "atrición" es una contrición "imperfecta". Es también un


impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la
fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna. A
partir de la atrición, el pecador, ayudado por la gracia, es
llevado a la contrición perfecta ya la celebración del
sacramento35.

414. "La confesión de los pecados, incluso desde un punto de


vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra
reconciliación. Por la confesión, el cristiano se enfrenta a los
31
RITP 36 y 37; DPSS 291.
32
CIC 978, 979; DPS 170.
33
RITP 16-17; DPS 170; 173; 179; DPSS 301.
34
CIC 987; CATIC 1451-1453; RITP 6,A; DPS 156; 178; DPSS 298.
35
CATIC 1453.

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26

pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad


y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la
Iglesia, con el fin de hacer posible un nuevo futuro" 36.

415. La celebración ordinaria del sacramento de la Penitencia se


hará en tal forma, que la acusación de los pecados se efectúe
con la máxima libertad y en un encuentro privado entre el
penitente y el confesor. Con este fin, habrá en todas las
Iglesias confesionarios que ofrezcan posibilidad de dos
modos de confesión: aquel en que el penitente conversa
totalmente en el anonimato, y aquel que permite un diálogo
más personal entre el penitente y el celebrante. Al menos, en
todas las iglesias parroquiales se contará con un confesionario
con las características mencionadas37.

416. El lugar propio para oír confesiones es una iglesia u oratorio.


Por justa causa, pueden oírse confesiones fuera del
confesionario38.

417. "Según el mandamiento de la Iglesia 'todo fiel llegado a la


edad del uso de razón debe confesar al menos una vez al año,
los pecados graves de que tiene conciencia'. Sin ser
estrictamente necesaria, la confesión de los pecados
veniales, sin embargo, es recomendada vivamente por la
Iglesia"39.

418. El sacerdote hará una breve exhortación ofreciendo


oportunos consejos para empezar una nueva vida: junto con
mirar el pasado, debe proyectarse al futuro. El confesor
además de juez que valora la gravedad del pecado y el
arrepentimiento del penitente, es pastor, padre, médico y
formador de la conciencia cristiana40.

419. Si fuese necesario, el sacerdote puede ayudar al penitente


para que la confesión sea integra. Pero, al interrogar,
compórtese con prudencia y discreción, atendiendo a la
condición y edad del penitente; y ha de abstenerse de
preguntar por el nombre del cómplice, si éste existiera, Si el
penitente fue causa de daño o escándalo, lo inducirá a que
esté dispuesto a hacer una adecuada reparación 41.

420. La penitencia o satisfacción que el confesor impone, debe


tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su
bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la
gravedad y a la naturaleza de los pecados cometidos. Puede
consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia,
servicio al prójimo, privaciones voluntarias, sacrificios, y en
especial, la aceptación paciente de la cruz que debemos
llevar. Tales penitencias ayudan a configurarnos con Cristo
que de modo único y para siempre, expió nuestros pecados.
36
CATIC 1455.
37
CIC 964, 991; LCCECh 962,2; DPS 179; DPSS 304; SCar 21.
38
CIC 964; RITP 12; DPSS 305.
39
CATIC 1457-1458.
40
RP 31; CIC 978; RITP 10, 18; DPS 157, 181; DPSS 307.
41
CIC 979; RITP 18; DPSS 308.

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27

Nos permiten llegar a ser coherederos de Cristo resucitado s


ya que sufrimos con Él.

421. El confesor puede invitar al penitente a rezar juntos un acto


de contrición o una oración adecuada. Puede ser las que
aparecen en el ritual de Penitencia (Nº 45) o las oraciones
penitenciales del comienzo de la Santa Misa.

422 "La fórmula de absolución en uso en la Iglesia latina


expresa el elemento esencial de este sacramento: el Padre de
la misericordia es la fuente de todo perdón; realiza la
reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el
don de su Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la
Iglesia"42. Es oportuno que el penitente oiga bien la fórmula de
la absolución y la entienda43.

c) Fructuosidad

423. Como todo sacramento, también la Reconciliación se proyecta


en la vida con el envío a cumplir con la penitencia, a realizar
una misión para el mundo, para vivir en el amor, edificando el
Reino de Dios. El sacerdote lo envía con la paz de Cristo44.

3.2.7) Celebración comunitaria con confesión y absolución general:

424. Para que haya celebraciones comunitarias con absolución


colectiva, se requieren ciertas condiciones de necesidad
grave y excepcional. "Semejante necesidad grave puede
presentarse:

 Cuando hay un peligro de muerte sin que el sacerdote o


los sacerdotes tengan tiempo suficiente para oír las
confesiones de cada penitente;

 También cuando, teniendo en cuenta el número de


penitentes, no hay bastantes confesores para oír
debidamente las confesiones individuales e un tiempo
razonable, de manera que los penitentes, sin culpa suya,
se veri privados durante largo tiempo de la gracia
sacramental o de la sagrada Comunión. Al Obispo
diocesano corresponde juzgar si existen las condiciones
requeridas para la absolución general" 45.

425. Existen criterios que ha determinado la Conferencia


Episcopal de Chile para que un obispo establezca los casos
en que se da la grave necesidad de recurrir, en forma
excepcional, a la reconciliación de varios penitentes con
confesión genérica y absolución general, conforme a las
condiciones requeridas a tenor del canon 961 §1 Nº 2 del
CDC. Estos criterios son:

42
CATC 1449
43
DPSS 315
44
RITP 20; DPS 183; DPSS 316.
45
CATIC 1483; DPSS 319; SCar 21.

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 Deben ser casos en los que el grupo de penitentes no


tenga posibilidad de encuentro próximo (durante un tiempo
notable) con algún confesor. Se considera tiempo notable
para estos efectos un tiempo de dos meses;

 Deben ser casos, excepto en peligro inminente de muerte,


en los que los fieles se congreguen como penitentes,
esto es, con el ánimo de celebrar el sacramento de la
Reconciliación;

 Debe siempre tenerse presente que únicamente podrá


tener lugar la absolución general si se verifican las
condiciones siguientes exigidas por el canon 961: gran
número de penitentes, insuficiencia de confesores,
molestia sentida por los fieles al quedar por largo tiempo
fuera de la gracia sacramental o de la Santa Comunión;

 Debe hacerse un acto preparatorio, en forma


responsable, en el que cada uno de los que se disponen a
recibir la absolución general exprese su confesión general:
ya sea con palabras (por ej. "Yo confieso»), ya sea con
signos (por ej. golpes de pecho o un cántico). Se han de
rechazar los modos de proceder que puedan generar
confusión, sorpresa o duda en los fieles que, sin haber
tenido la intención de acceder al sacramento de la
Reconciliación, se encuentran dentro de un grupo o
multitud que recibe la absolución general 46.

426. Para que un fiel reciba válidamente la absolución


sacramental, dada a varios a la vez, se requiere no sólo que
esté debidamente dispuesto, sino que se proponga hacer a su
debido tiempo y antes de otra absolución general, una
confesión individual de todos los pecados graves, que en la
presente circunstancia no ha podido confesar de ese modo.
Se hace necesario cotejar la conciencia y no vivir de
absoluciones generales47.

3.2.8) Fomentar en los fieles la celebración de la Reconciliación:

427. La Reconciliación de los penitentes puede celebrarse en todo


tiempo y día. Sin embargo, el tiempo de Cuaresma es el más
conveniente para la celebración del sacramento de la
Reconciliación48.

428. Se recomienda vivamente a los sacerdotes que ofrezcan un


tiempo a la celebración de la Reconciliación antes de la
Eucaristía que celebran49.

Es conveniente que en cada iglesia abierta al público haya un


horario previsto para oír las confesiones individuales de los
fieles, suficientemente destacado (acaso en un cartel). Dicho

46
CIC 961; LCCECh 961,2; DPSS 321.
47
CIC 962-3; RITP 33.4; CATIC 1483; DPS 190, 191; DPSS 322.
48
RITP 13; DPSS 344.
49
DPSS 345; SCar 21.

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horario debe acomodarse a la conveniencia de la mayor parte


de los fieles50.

Aunque se debe aconsejar a los fieles que se acostumbren a


acudir al sacramento de la Reconciliación fuera de la Santa
Misa, es permitido y aun recomendado que ojala en cada
Misa haya también un sacerdote confesor, dada la costumbre
existente en nuestro país de confesarse en ese momento 51.

429. Se invita a todos los fieles, especialmente a los sacerdotes,


ministros del sacramento de la Reconciliación, a fomentar
una pastoral de la Reconciliación y de la Penitencia. Esto se
logrará con una adecuada catequesis sobre la penitencia, la
celebración misma de este sacramento, y el ejemplo de los
ministros consagrados que han de confesarse también
con frecuencia, para mantener un atento espíritu de
santidad52.

3.2.9) Indicaciones jurídicas

430. Toda la Iglesia, como pueblo sacerdotal, actúa de diverso


modo en el ejercicio de la obra de reconciliación que el Señor
le ha confiado, llamando a la penitencia por la predicación de
la Palabra de Dios, intercediendo por los pecadores, ayudando
con maternal cuidado y solicitud a los penitentes para que
reconozcan y confiesen su pecados y alcancen la misericordia
de Dios, quien es el único que puede perdona los pecados.
Además, la Iglesia es instrumento de la conversión y de la
absolución de los penitentes por el ministerio entregado a los
apóstoles y sus sucesores53.

431. La Iglesia ejerce el ministerio del sacramento de la


Reconciliación por medio de los obispos y sacerdotes. Ellos
invitan a los fieles a la penitencia por la predicación de la
palabra de Dios, manifiestan y comunican el perdón de los
pecados en el nombre de Cristo y por acción del Espíritu
Santo.

En el ejercicio de este ministerio los sacerdotes actúan en


comunión con el Obispo y participan de su poder u oficio ya
que él es el responsable de la disciplina penitencial 54.

432. Para absolver válidamente de los pecados se requiere que el


ministro, además de la potestad de orden, tenga la facultad
de ejercerla sobre los fieles a quienes da la absolución 55.

433. Quienes tienen la facultad de oír confesiones como anexa al


oficio que ejercen en la Iglesia (Ordinario diocesano,
canónigo penitenciario, párroco y quienes se equiparan al
párroco en el Derecho), pueden ejercerla sobre todos los fieles
50
CIC 986; DPSS 346.
51
DPSS 347.
52
Cf. EA 32; DPSS 350.
53
RITP 8; DPS 154; DPSS 323.
54
CIC 965; RITP 9; LG 26; DPSS 324.
55
CIC 966; RITP 9; DPSS 325.

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en cualquier parte del mundo, mientras ejerzan legítimamente


ese oficio eclesiástico.

Los demás presbíteros necesitan recibir delegada la facultad


de oír confesiones, de parte del Ordinario de la Diócesis
donde están incardinados o donde tienen su domicilio
canónico, si no fueran coincidentes, y sin perjuicio de lo que
se mencionó en los números 431-432. Mientras dicha facultad
esté vigente en esa diócesis, por concesión del Derecho,
pueden ejercerla simultáneamente en cualquier lugar del
mundo en favor de los fieles.

Con todo, la facultad de oír confesiones mencionada en este


número, no puede ejercerse en aquellas diócesis o lugares
donde el Ordinario diocesano de allí se opusiera a ello en
un caso concreto.

Por lo tanto, tienen licencia para confesar, en cualquier lugar


sin previa autorización, todos aquellos sacerdotes a quienes
su Obispo se las ha conferido los que ejercen los oficios arriba
mencionados56.

434. Los superiores de los institutos religiosos y sociedades de


vida apostólica clerical, y de derecho pontificio que, según las
constituciones, están dotados de potestad ejecutiva de
régimen, también gozan de facultad de oír confesiones por
razón de oficio; pero sólo respecto a las personas, religiosas o
no, que habitan día y noche (la casa del instituto o sociedad.
Para el resto de los fieles debe concedérselas Ordinario del
lugar57.

435. La facultad de oír habitualmente confesiones debe concederse


por escrito. La Curia diocesana es la que habitualmente
otorga esta facultad, luego de comprobar idoneidad del
presbítero.

El Ordinario diocesano y el Superior mencionado en los


números 431-432, puede también por una causa grave,
revocar esta facultad a cualquier presbítero dentro d ámbito de
su respectiva competencia58.

436. Todo sacerdote, aun desprovisto de la facultad para confesar,


absuelve válidamente a cualquier penitente que se encuentre
en peligro de muerte; y, en este mismo caso, absuelve
lícitamente de toda censura y pecado, aunque se encuentre
presente un sacerdote aprobado59.

437. El sacerdote con facultades para ello concede el perdón de


Dios mediante la absolución al penitente arrepentido que ha
confesado sus pecados. No debe negarse ni retrasarse la
absolución si el confesor no duda de la buena disposición del
penitente y éste pide ser absuelto. Pero si el penitente no da
56
CIC 967-8; DPSS 326.
57
CIC 967-8; DPSS 327.
58
CIC 969-975; RITP 9; DPSS 328.
59
CIC 976; RITP 9; DPSS 329.

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señales de arrepentimiento o no puede o no quiere dejar su


situación de pecado, no puede tampoco recibir la
absolución. En casos como éste, debe hacerse una especial
reflexión al penitente según las circunstancias, para que
cuanto antes pueda arreglar su vida conforme a la voluntad de
Dios y de la Iglesia. Debe tenerse especial cuidado de
acogerlo con cariño, que entienda lo que se le está enseñando
y que no sea ésta una ocasión de sentirse excomulgado o
quedar fuera de la Iglesia o simplemente retirarse de toda
actividad eclesial.

Propónganles siempre algunos pasos a seguir, en fidelidad


total a las enseñanzas del Magisterio y a las normas dictadas
por la autoridad competente en materia moral, y no les
aconsejen cosas reñidas con este Magisterio. Recuerden los
ministros que actúan en nombre de Dios y de la Iglesia 60.

438. A todos aquellos que no se encuentran actualmente en las


condiciones objetivas requeridas por el sacramento de la
Reconciliación, habrá que darles muestras de bondad
maternal por parte de la Iglesia y de sus ministros; pero
enseñarles también el camino de la verdad y de la coherencia.
Ha de animárseles para que, con el apoyo de actos de piedad
fuera de los sacramentos, el esfuerzo sincero por mantenerse
cerca del Señor, la participación en la Misa, los actos de fe, de
esperanza y caridad, y el dolor asumido con paciencia,
puedan preparar el camino hacia una reconciliación plena en
la hora que sólo la Providencia conoce61.

439. Todo sacerdote debe procurar estudiar convenientemente lo


que el derecho canónico pide a los sacerdotes confesores.

Los sacerdotes confesores deben prepararse continuamente


para cumplir mejor su función en este sacramento y guiados
fielmente por el magisterio de la Iglesia y la constante oración
a Dios, deben ejercer su oficio con sabiduría y prudencia 62.

Cuiden los presbíteros de estudiar en reuniones dedicadas a


la pastoral de la Reconciliación las posibles situaciones de
mayor ocurrencia y gravedad que podrían presentarse en el
ministerio de confesores, con el fin de intercambiar puntos de
vista y aunar sus criterios a la luz de la enseñanza de la
Iglesia63.

440. El sigilo del sacramento es inviolable; por lo tanto, está


terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente,
de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo.
También están obligados a guardar secreto el intérprete, si lo
hay, y todos aquellos que, de cualquier manera, hubieran
tenido conocimiento de los pecados por la confesión. Sean,
además, los sacerdotes, extremadamente prudentes y
delicados en todo lo que se refiere al secreto sacramental y a
60
CIC 978, 980; DPSS 331.
61
RP 34; DPSS 332.
62
CIC 978, 2; RITP 10: DPSS 333.
63
CIC 978,2; RITP 10; DPSS 334.

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la privacidad de los penitentes, ya sea frente a entrevistas,


preguntas, o cuando se conversa libremente sobre temas de
moral o del sacramento en sí.

Está terminantemente prohibido al confesor hacer uso, en


perjuicio del penitente, de los conocimientos adquiridos en la
confesión, aunque no haya peligro alguno de revelación 64.

441. Se recomienda para la confesión el uso de alba y estola


morada o blanca, que manifiestan más claramente el carácter
sacramental de la Reconciliación y el papel de ministro de
Jesucristo del confesor65.

442. El Obispo diocesano, si lo cree oportuno, puede otorgar


especial delegación de facultades, a los párrocos y quienes
en el Derecho se equiparan a él, mientras ejercen su oficio
eclesiástico, para absolver, en el acto de la confesión-
sacramento, de las censuras de excomunión, cuya
competencia concierne al Ordinario. Ellas son las siguientes:

 El aborto logrado, que afecta tanto a la madre como a


quienes de cualquier forma han contribuido a él;

 La apostasía: rechazo total de la fe cristiana;

 La herejía: negación pertinaz de una verdad que ha de


creerse como revelada por Dios y propuesta como tal por
el magisterio de la Iglesia;

 El cisma: rechazo de la vinculación jerárquica del Romano


Pontífice o de la comunión eclesial con los demás católicos
unidos a él;

 Quien, mediante instrumentos técnicos (por ej. grabadoras,


filmadoras, teléfono celular, etc.) capta lo que el confesor
y el penitente dicen o lo divulga por instrumentos de
comunicación social (cf. Decreto de la Congregación de la
Doctrina de la Fe, 23/1/88). Habrá que tener presente que
en el Código de Derecho Canónico aparecen también otras
censuras cuya absolución está reservada al Ordinario
diocesano (y al canónigo penitenciario por razón de su
oficio). Ellas aparecen en los cánones 1370, 1378, 1390 y
1394.

Se encarece a los párrocos la particular dedicación que


deben entregar a los penitentes en estos casos y al
itinerario de conversión efectiva y de seguimiento pastoral
en sus respectivas comunidades pastorales a que han de
dar lugar estas absoluciones, sin reducirse a un simple
trámite sacramental apresurado.

64
CIC 978,2; 984; RITP 10; DPSS 335.
65
DPSS 336; Revista SERVICIO Nros. 231-232 (1999).

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33

Por su peculiar gravedad, esta facultad puede ejercerse


fuera de la propia diócesis, solamente en favor de algún
feligrés de la propia parroquia66.

443. Quienes no gocen de la facultad señalada en el Derecho, han


de remitir al penitente al canónigo penitenciario de la iglesia
Catedral o a su respectivo párroco, sin perjuicio de lo que se
dice en los números 438, 442, 44367.

444. El Ordinario diocesano concederá eventualmente a otros


sacerdotes la facultad que soliciten para absolver alguna de
las censuras, que en el Derecho Canónigo están reservadas al
Ordinario, sólo para casos determinados y señalándoles la
penitencia que habrá de imponerse al penitente en cuyo favor
se solicita. Fuera de los presbíteros mencionados en el
número 438, la concesión de esta facultad por un período de
tiempo, sólo se concede por escrito y a través de la Curia
diocesana68.

445. Los pecados que caen bajo pena de excomunión reservada a


la Santa Sede (ya ella hay que remitir al penitente) son:

 Profanar las sagradas especies.


 Atentar contra el Santo Padre.
 Absolver al cómplice carnal.
 Quebrantar el sigilo sacramental.
 Consagrar a un Obispo sin mandato apostólico.

La elevación del caso a la Sede Apostólica será consultada


con el canónigo penitenciario de la Iglesia Catedral, ya sea por
parte del penitente mismo ya sea por parte del confesor, sin
perjuicio de lo indicado en el número 443 69.

446. Han de tenerse en cuenta las causales que, según el


Derecho Canónico, eximen de contraer una censura latae
sententiae, CIC 1324 § 1 y 3 (excomunión, suspensión o
entredicho), y que pueden compendiarse como siguen:

 Edad inferior a los dieciocho años cumplidos;

 Ignorancia sin culpa acerca de la norma penal que ha


violado (a ella se equipara la inadvertencia o el error);

 Lo que afecta gravemente a la voluntad para determinarse


libremente;

 Lo que, según el Derecho, constituye causa atenuante


para otro tipo de sanciones penales.

66
DPSS 337
67
CIC 508,1; CDC 1354; DPSS 338.
68
CIC 1354; DPSS 339.
69
CIC 1354,3; 1367; 1370,1; 1378,2; 1388; 1382; DPSS 340.

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34

Sobre estas materias se renueva la urgencia de lo indicado en


el número 435, tanto para los presbíteros como para los
candidatos al presbiterado70.

447. Todo Obispo, el canónigo penitenciario de la Iglesia Catedral y


los capellanes de las cárceles, hospitales o viajes marítimos,
pueden absolver en Confesión sacramental de cualquier
censura latae sententiae, no reservada a la Sede Apostólica,
ni tampoco declarada sobre la persona de ese penitente, por
decreto de la autoridad eclesiástica.

En peligro de muerte, todo fiel puede ser absuelto por


cualquier presbítero de toda censura, incluidas las reservadas
a la Sede Apostólica y las que por decreto han sido
declaradas o impuestas sobre la persona de ese penitente. El
confesor debe hacer presente a quien así es absuelto en tales
circunstancias, que en caso de restablecerse su salud, tiene el
deber de recurrir a la autoridad eclesiástica correspondiente
para su absolución definitiva.

Dentro de la Confesión sacramental, todo presbítero


aprobado para oír confesión puede absolver provisoriamente
de cualquier censura de excomunión o entredicho latae
sententiae, que no haya sido declarada por decreto sobre la
persona de este penitente: en caso de que a éste le resultara
muy duro permanecer en pecado grave mientras se obtiene la
absolución definitiva por parte de quien tiene facultades para
ello. En este caso, el confesor está obligado recurrir
personalmente a quien esté debidamente facultad o para
absolverlo de manera definitiva, bajo pena de reincidencia en
la censura (Cf. número 439).

Como un modo de facilitarle tal situación, puede el confesor, a


petición del penitente recurrir él mismo, solicitando las
facultades del caso y sin revelar el nombre del penitente.
Impondrá al penitente la obligación de volver donde este
mismo confesor, dentro del plazo de treinta días y le señalará
la conveniente penitencia que debe realizar y, en cuanto urja,
también la reparación del escándalo o del daño que hubiera
causado71.

448. Cuando a tenor del derecho, un sacerdote absuelve una


censura no declarada a un penitente, bien dispuesto en el
fuero sacramental, no debe cambiarse la fórmula de la
absolución sino que basta que además tenga intención de
absolver de las censuras. Sin embargo, según el Ritual de
Penitencia, también puede el confesor emplear la siguiente
fórmula antes de absolver los pecados: "En virtud del poder
que se me ha concedido, yo te absuelvo de todo lazo de
excomunión (o entredicho, o suspensión), en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» R/. Amén.

70
CIC 1323; 1324,1 y 1; DPSS 341.
71
CIC 508; 566,2; 976; 1357,3; 1357, 1-2; DPSS 342.

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Tal fórmula ha de usarse siempre para absolver de una


peculiar censura fuera del sacramento de la Reconciliación 72.

3.3) Apéndice (las indulgencias):

449. "La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal


merecida por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que
un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue
por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los Santos"73.

450. Los fieles tienen derecho a ser convenientemente instruidos


acerca de la doctrina de la Iglesia sobre las indulgencias, como
una expresión de la eficacia de la Redención obrada por el
Salvador y encomendada a la Iglesia. En la enseñanza de estas
verdades, se ha de tomar como base la Constitución Apostólica de
S.S. Paulo VI «Indulgentiarum Doctrina», 5.

A los fieles habrá de recomendárselas el hacer, las obras


enriquecidas con indulgencias74.

451. La indulgencia es parcial o plenaria, según si libera parcial o


totalmente de la pena temporal debida por los pecados 75.

452. Todo fiel puede ganar para sí mismo o aplicar a los difuntos, a
manera de ofrenda, las indulgencias tanto parciales como
plenarias. Pero nadie puede aplicar a una persona que aún vive las
indulgencias que él ganó76.

453. Para ganar una indulgencia para sí mismo, es necesario estar


bautizado, no excomulgado, y hallarse en estado de gracia por lo
menos al final de las obras prescritas. El fiel debe tener además la
intención de ganarse la indulgencia cumplir dentro del tiempo
determinado, las obras prescritas77.

454. Se puede ganar indulgencia plenaria en las siguientes


circunstancias:

 Visitando cualquier iglesia y orando por los difuntos el 2 de


noviembre; pero ésta es sólo aplicable a los fieles difuntos.
Además, con consentimiento e Ordinario diocesano, se puede
ganar también el día 1 de noviembre o el domingo anterior o
posterior al 2 de noviembre;

 Visitando la iglesia parroquial el día de su santo patrono;

 El 2 de agosto por la "Porciúncula», visitando una iglesia;

72
DPSS 343.
73
CATIC 1471; CIC 992-997; 992f.
74
DPSS 352; SCar 21.
75
CIC 993; DPSS 353.
76
CIC 994; DPSS 354.
77
CIC 996; DPSS 355.

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 Recitando el rosario en la iglesia o en familia;

 Adorando a Jesús en el Santísimo Sacramento o leyendo la


Sagrada Escritura a lo menos por media hora;

 Haciendo el Vía Crucis;

 El Viernes Santo, quien venere y bese la cruz en la solemne


acción liturgia;

 Recitando la oración "amado buen Jesús”, ante un crucifijo y


después de comunión, los viernes de cuaresma y en el tiempo
de pasión. (cf. "Enchiridion Indulgentiarum” 1986)78.

455. Para ganar indulgencia plenaria se requieren la ejecución de la


obra enriquecida con la indulgencia (si se trata de visitar una iglesia
u oratorio, debe ser la visita piadosa de la misma, en la cual se
rezan el Padrenuestro y el Credo) y el cumplimiento de estas tres
condiciones: Confesión sacramental en la semana anterior o
posterior a la que se realiza la obra para ganar la indulgencia,
Comunión eucarística, y alguna oración por las intenciones del
Santo Padre. Además, se debe excluir todo afecto hacia cualquier
pecado, incluso venial79.

456. En general, se puede ganar sólo una indulgencia plenaria cada día,
y varias parciales el mismo día80.

457. Los confesores pueden conmutar tanto la obra prescrita como


las condiciones en favor de aquellos que, afectados por un
impedimento legítimo, no pueden practicarlas 81.

"En diálogo sediento y torturado


se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado"
(Liturgia de las Horas).

4) Bibliografía
1. CIC: Cánones referentes al sacramento, el ministro y el penitente.
2. Vademécum para los confesores sobre algunos temas de moral conyugal.
Pontificio Consejo para la familia. Roma 12.2.1997.
3. Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio.
4. Denzinger: “El Magisterio de la Iglesia”: Concilio
Florencia/Pro-Armenis/Concilio Trento.
5. L’Orsservatore.
6. “Reconciliación y penitencia” (Juan Pablo II).
7. “Familiaris Consortio” (Juan Pablo II).
8. “Humanae Vitae” (Pablo VI).
9. P. Adnes: “La Penitencia”.
10. Ritual de la Confesión.

78
DPSS 356.
79
ID 7-10; 16; DPSS 357.
80
ID 6 y 18; DPSS 358.
81
DPSS 359.

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11. Código de Derecho Canónico cánones 959 al 997.


12. S. Alfonso María Ligorio: “La Práctica del Confesor”.
13. Directorio Pastoral Sacramental de la Arquidiócesis “La Penitencia”
(Octubre 1991).
14. Orientaciones para la Pastoral Sacramental, CECH, Santiago, Enero 2009.

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