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Población vulnerable, en riesgo y en situación de exclusión: Discusión

El cambio desmedido que ha acaecido a la sociedad actual como consecuencia


del desarrollo de los recursos potenciales con que cuenta para su progreso en los
niveles económicos, alimenticios, culturales y sociales ha provocado que la
población no crezca de forma equitativa, a razón de que mientras ciertos sectores
poblacionales se benefician ampliamente con el cambio y crecimiento de la
sociedad existen otros que se han visto profundamente desfavorecidos a causa de
lo mismo. La marcada diferencia entre los sectores de la población de una misma
sociedad ha devenido a colocar a cierta parte de ellos en situación de
vulnerabilidad o en riesgo, misma que disminuye directamente en su inclusión a
los beneficios que el desarrollo y crecimiento social traen consigo.

En México, 20 de las 32 entidades que conforman su población se encuentra en


situación de exclusión a consecuencia de la vulnerabilidad o riesgo y
específicamente el estado de Chiapas encabeza la lista, a nivel nacional, de la
población con mayor desigualdad en la participación, desarrollo y disfrute de los
beneficios sociales, pues para el año 2015 el 74.59% de los municipios del estado
se encuentra en esta condición (CONAPO, 2015).

Es así, que en la posición en que se encuentra el país, gran parte de su población


corresponde a gente en situación de exclusión social; lo anterior se remite a aquel
sector que denota una manera de estar en la sociedad, explicitando la relación
social del sujeto con el resto de la sociedad. Dicha relación no viene definida por lo
que el sujeto es, sino por lo que carece, por lo que ha perdido está excluido, esto
es, el nivel de vida y los derechos sociales propios de la sociedad de pertenencia,
particularmente los relacionados con la protección de los riesgos y la inseguridad,
lo que induce al sujeto a vivir al día o a sobrevivir en los márgenes de la sociedad
(Raya, 2005).

Contextualizando lo mencionado al momento, se conjetura que la incidencia de


cambio social ha remitido que la cohesión y equidad de oportunidades dependa
directamente de la actividad de desarrollo social, pero siendo esta tan marcada
diferencialmente entre los sectores que conforman una sociedad, encontramos
entonces población sumamente beneficiada y otro porcentaje de ciudadanos con
alta precariedad económica que los consigna a una forma de vida en que
carecerán de los beneficios que el cambio social represente.

Siendo que esta población se convierte entonces en un sector de riesgo, es decir,


que en ella supone la existencia de algo que podría derivar en que quede
marginado de la sociedad. Se dice que, para que exista un riesgo, es preciso que
se descuide precisamente una necesidad de la población o bien que las
circunstancias mismas puedan generarlo, como lo son las condiciones
económicas, la falta de acceso a la educación, los problemas familiares y la
contaminación ambiental (que son apenas algunas de ellas) (Pérez y Gardey,
2014).

Posiblemente más que un descuido, la falta de acceso a las necesidades


esenciales de una sociedad corresponde al hecho de que en su situación de
marginación la precariedad es tan extrema que los elementos básicos para la
subsistencia se encuentren fuera de su alcance, lo que sí es un descuido por parte
de la sociedad es permitir el incremento desigual de las condiciones de la misma,
debido a que necesariamente un sector goza en demasía de los beneficios,
mientras que otros carecen casi totalmente a cualquier beneficio y se encuentran
en suma insuficiencia incluso para subsistir. Esto nos coloca frente a una
población en extrema vulnerabilidad a quienes les implicará necesariamente
desajustes sociales evidentes con una acumulación de desventajas. La
vulnerabilidad que representan se denota por la carencia o ausencia de elementos
esenciales para la subsistencia y el desarrollo personal, e insuficiencia de las
herramientas necesarias para abandonar situaciones en desventaja, estructurales
o coyunturales (Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, 2006).

La población vulnerable se constituye de aquellos sectores desfavorecidos por el


cambio sociocultural y en su condición se encuentran por mucho lejos del acceso
a mejores oportunidades o a ser beneficiadas por el desarrollo económico, político
y social, ocurriendo entonces que su situación precaria prevalezca o se agudice
con el constante cambio de la comunidad; resulta evidente que, en tanto la
sociedad continúe desarrollándose la condición de las poblaciones en riesgo y
vulnerables será de mayor exclusión de la comunidad y se perpetuará como su
forma de vida la falta de acceso a la satisfacción de sus necesidades básicas.

Es así que a través del crecimiento marcado diferencialmente entre sectores que
componen una comunidad resultan poblaciones que se encuentran en total
desventaja para la obtención de beneficios que el progreso de la ciudadanía
acarrea; en general, los grupos mencionados, generalmente, viven en condiciones
de pobreza extrema. Los ingresos de los pobres extremos no les permiten adquirir
una cantidad suficiente de alimentos, entre otras necesidades básicas, para poder
desempeñar sus actividades económicas y sociales satisfactoriamente. En
consecuencia, estos ingresos tampoco les alcanzan para atender el resto de sus
necesidades como salud, vivienda y educación. (Centro de Estudios Sociales y de
Opinión Pública, 2006).

Entonces, la exclusión se configura como una condición a las que son sometidos
los grupos de ciudadanos que pertenecen a la estructura social, categorizados a
partir de los ingresos económicos que estos perciben, siendo que, la pobreza
extrema configurará una situación de vulnerabilidad para ellos; si bien la
vulnerabilidad de quienes padecen pobreza es crítica, también los riesgos que
corren en relación a falta de atención o acceso a la salud y la educación,
representan a los factores que en conjunto conforman su situación de menor
inclusión a las oportunidades de cambio y por ende perpetúan la condición de esta
situación de exclusión a lo largo del tiempo.

Los ciudadanos de una comunidad que representan a la población vulnerable o en


riesgo son inevitablemente considerados como la población excluida, pero no
solamente eso, esta categorización tiene efectos más profundos que una
descripción simple de su condición, pues los ciudadanos pertenecientes a estos
grupos son percibidos por la sociedad en general bajo la condición de menor
inclusión, o sea, no solamente su categoría socioeconómica es etiquetada bajo
esta consideración, los ciudadanos mismos se encargan de percibirlos como
excluidos y automáticamente aislarnos aún más de las oportunidades que surgen
en el contexto del progreso social.

Esto habla de que, por las consecuencias acarreadas por la misma desigualdad
que la condición de cambio marca dentro de una sociedad, no solo se
compromete la situación de crecimiento disparejo en esa comunidad, también se
compromete la convivencia social, provocando el rompiendo de los lazos sociales
que de existir podrían permitir un crecimiento y desarrollo mayor impulsado por
toda la comunidad. Cuando dentro de la sociedad existen sectores tan
marcadamente diferentes la perdida de la cohesión social es inevitable y la
fragmentación de la comunidad deja por mucho en desventaja y desprotección a
quienes se encuentran en el último peldaño de la estructura social.

La población con menor inclusión social no solo se encuentra en desventaja por su


condición; la falta de acceso a los aspectos formativos de una educación de
calidad, la precariedad alimenticia que tiene como consecuencia una malnutrición,
la falta de atención a la salud, entre otras insatisfacciones de las necesidades
básicas, configuran una situación vital precaria para la misma subsistencia en la
cotidianeidad. La existencia de mayores oportunidades labores podrían incidir en
un cambio con respecto a la situación de estos grupos sociales, sin embargo, en
cuanto a la percepción social que se tiene de ellos el cambio tendría que presentar
a un nivel superior.

Es decir, habría que presentarse una transformación del pensamiento social a


manera de dirigir la atención a los grupos vulnerables o en riesgo de su misma
comunidad para cambiar su situación, de forma tal, en que los grupos beneficiados
apoyen a los sectores en desventaja y estos a su vez puedan alcanzar un nivel
superior al que se encuentran. Pero esto implicaría pérdidas de beneficios para la
comunidad con un alto nivel de estratificación social, pues estos aspectos
beneficiosos de su nivel se compartirían con los grupos en exclusión, que, al
enfrentar una falta de solidaridad y cohesión social en las comunidades en
desarrollo de la actualidad, los sectores de la sociedad en esta condición pierden
su participación en todas las formas de relación social.

La situación de exclusión social de grupos vulnerables o en riesgo revela el


mecanismo con el que una sociedad funciona, la abundancia de estos grupos en
el país es una muestra de un incorrecto funcionamiento y organización política, los
cuales no implican necesariamente que estén siendo elaborados de una manera
errónea, tampoco involucra la posibilidad de que el crecimiento de una sociedad
no deba de acontecer si esta no se desarrolló equitativamente, lo anterior, a razón
de que el cambio y crecimiento implican la obtención de recursos de toda índole
que inciden en una mejor calidad de vida para sus beneficiados; la dificultad radica
en que la repartición de los beneficios no ocurre parejamente, es decir, “el
problema no es el crecimiento económico, ni es la producción de riquezas, sino es
la manera de repartirla y de tener acceso a ella” (Perona & Rocchi, 2007, p.3),
incrementado así la división social de un mismo territorio.

Cabe aclarar que, cuando se habla de los grupos vulnerables y en riesgo,


generalmente se tiende a referirse a la población en situación de exclusión, sin
embargo, no necesariamente debe funcionar de esta manera, estos tres grupos
conforman sectores independientes que se interrelacionan a partir de una
característica presente en ellos, la cual consisten en que su gente se encuentra en
desventaja frente al resto de la comunidad; dicha desventaja se constituye en el
marco de las necesidades básicas para la subsistencia y la calidad de vida,
encaminándolos hacia una forma de vivir precariamente con respecto al cambio
social y los aspectos benéficos que éste abarca.

Asimismo, resulta necesario hacer la aclaración de que el factor “pobreza”,


tampoco es un elemento determinante ante estos grupos, más bien se constituye
como un elemento que viene incluido como factor común entre ellos, que “hace
referencia a una situación de carencia efectiva y actual, mientras que: 1) la
vulnerabilidad: trasciende esta condición proyectando a futuro la posibilidad de
padecerla a partir de ciertas debilidades que se constatan en el presente (…) 2) la
exclusión: constituye la falta de posesión de una enorme diversidad de situaciones
o posesiones materiales y no materiales, como trabajo, familia, educación,
vivienda, pertenencia comunitaria, etc., que le implica una fuerte acumulación de
desventajas y privación crítica (…) 3) la condición de riesgo: implica la
probabilidad de ocurrencia de un efecto adverso y que la comunidad está
potencialmente expuesta a ese factor como consecuencia de la privación a la que
se expone” (Perona & Rocchi, 2007, pp. 4 y 6).

Sin embargo, lo que resulta evidente de estos tres sectores poblacionales es que
configuran a una población en estado precario por la falta de beneficencia del
cambio social; se caracterizan por un diferente nivel de gravedad que incide en
cada sector al catalogarse en población vulnerable, en riesgo y en situación de
exclusión, siendo esa última el estado más alarmante por la condición crítica en la
que el grupo social se encuentra. Lo cual, no significa que el grupo en situación de
riesgo implique una menor importancia, más bien, representa el primer nivel de
alarma para efectuar una intervención que evite que dicho grupo se convierta en
una población vulnerable, que no solo ha sido impactada por el daño, sino que
también su condición futura represente una continuidad en esa situación de vida
en suma en desventaja frente al resto de la población de su comunidad.
Finalmente, la población que ya se encontraba en exclusión del sector social
perpetuará su estado y su subsistencia acaecerá de mayores dificultades para
alcanzar una vida digna.

Como lamentación adicional, cabe agregar que, a consecuencia del desmedido


cambio social continuo y creciente, la situación en que se encuentran actualmente
estos sectores sociales no se vislumbran con posibilidades de mejora;
contrariamente, el hecho de que la sociedad se siga desarrollando a ese ritmo
permite suponer que no solo los grupos en exclusión continuarán dentro de esa
mecánica de poca participación social, se contemplan las posibilidades de que su
situación se agrave a tal nivel en que estos grupos sean sometidos a una
condición de vida sumamente precaria incluso para subsistir. Sucediendo
entonces que la sociedad misma, provocara la afectación a largo plazo de los
grupos ha colocado dentro de esa condición.

Por lo anterior, la situación de carencia y deterioro no sólo compromete el


presente, con el debilitamiento del entramado social, también se ven involucradas
futuras generaciones. Trascendiendo las condiciones de precariedad económica a
las siguientes familias que no solo subsistirán en ese mecanismo, quizá hasta se
desenvuelvan en ambientes más precarios y en la limitación extrema de los
lineamientos sociales.

De acuerdo con (Perona & Rocchi, 2007) a esta forma de transgeneración de la


precariedad y desventaja social se le denomina el "círculo perverso, donde se
reproducen las condiciones de marginalidad” (p. 2), digamos que es una constante
ilación entre generaciones de la misma condición social, reduciendo así las
posibilidades de alcanzar en algún momento a una mejor calidad de vida.

El proceso de exclusión, situación de riesgo y población vulnerable implica


incorporar la dimensión de la pertenencia a un sector comunal que se minimiza
bajo la condición social que se le otorgue dentro de la misma y da un marco que
otorga un lugar central a la problemática con respecto a los derechos civiles,
políticos y sociales lo que permite plantear una nueva concepción de las políticas
públicas para moverse a la consideración de las necesidades como derechos
(Perona, Crucella, Rocchi & Robin, 2007); es decir, el lugar que ocupan estos
sectores sociales comprometen la satisfacción de sus necesidades básicas, como
hemos venido revisando, pero además el nivel de compromiso en que estas
necesidades no se ven satisfechas implica una falta de cumplimiento por parte de
las organizaciones gubernamentales hacia los derechos que con que cada
ciudadano merece contar.

Se trata entonces, de un desbalance de la distribución de los recursos que


satisfacen las necesidades de la población de una comunidad; este desbalance
implicará una situación de mayor o menor riesgo según sea la situación de cada
contexto. Por tanto, quienes aquellos hogares afectados por la falta de recursos
correspondan a los entornos débiles y precarios, mientras que los contextos con
abundancia de capital social se encontraran en mayor beneficencia para una
forma de vida estable y de calidad.

A modo de ejemplo, las dimensiones en cuanto al alcance laboral, educativo,


alimenticio de la salud, dentro de los contextos vulnerables, en riesgo o en
situación de exclusión implican automáticamente un acceso restringido o bien
cuando se logra la inserción del grupo su participación no aspirará a más que
constituirse como precaria, es por ello que existe una alta probabilidad de que esa
condición presente se perpetúe hacia el futuro y los grupos de este tipo se
encuentren premeditados a continuar en esa posición respecto a su participación
dentro de la sociedad.

Por otra parte, no solo la condición de inclusión precaria coloca a estos grupos en
los límites sociales, pues otras de sus características también los premedita hacia
las condiciones de riesgo, vulnerabilidad y exclusión; tales como: el rango etáreo,
pues a su vez dentro de este existe población mayormente afectada en
comparación a otros miembros (infantes o adultos mayores) y la posición en el
hogar, que también se representa como una situación de riesgo dada las
desigualdades en la calidad de vida de la población adulta. Cabe agregar, que las
condiciones se configuran de tal manera en que representan un riesgo para la
población en el momento en que se encuentran y una apertura hacia la posibilidad
de que la condición social que se las ha sido impuesta se mantenga
trangeneracionalmente.

Hasta este punto, es necesario abordar sobre los efectos que producen las
condiciones de menor inclusión para estos grupos sociales, pues, aunque el
propósito no es directamente dividir al pueblo en 2 grupos o sectores,
necesariamente se delimitarán diferencias que desintegrarán a la comunidad a
partir de la totalidad que la constituye.

Las manifestaciones de la menor inclusión social se efectúan en términos de


disminuciones cada vez más crecientes de poder adquisitivo y de posibilidades de
consumo de bienes, así como de los servicios básicos; pero también se ven
implicadas en el deterioro de la salud psíquica y física de las personas,
comprendiendo la pérdida, en cantidad y calidad, de vínculos y relaciones
sociales, a partir de los cuales es posible obtener un soporte [material, físico,
psicológico, emocional…] y que a su vez permiten a la población participar en
diferentes esferas de la vida pública [económica, política, cultural, asociativa, etc.]
(UNICEF, 2014).

De esta manera ocurre que, la falta de inclusión de algunos de los grupos sociales
dentro de la comunidad impacta seriamente en los diversos planos que se
mencionaron con anterioridad, por lo cual la afectación para con estos sectores
sociales representa un severo golpe situacional e incluso reduce las aspiraciones
de un cambio de posición en la estratificación social, así como de desarrollo y
crecimiento personal de los individuos que los conforman.

De acuerdo con la UNICEF (2014), “debemos considerar los procesos de


exclusión como fenómenos complejos, multidimensionales y dinámicos
caracterizados por el empobrecimiento económico y el deterioro psicofísico y
relacional de las personas, con la consiguiente pérdida de posibilidades de
participación y movilidad en la sociedad” (p.12). Y es a partir de esta consideración
en que la situación de exclusión social de los grupos sociales representa la
condición más crítica de un sector social, pues entre los efectos que inciden en
ellos se vislumbran serias afectaciones producidas por el mismo cambio social,
que, de no detenerse continuará aislando más a los grupos que ya se encuentran
en ese sector, o bien, como lo vemos en la actualidad, constantemente más
sectores poblacionales se encuentran segregándose hacia esta posición social;
que tiene como consecuencia que al paso del tiempo, muy pocos sectores
sociales sean los beneficiados por el crecimiento y desarrollo, mientras que la gran
mayoría perecerá dentro de condiciones adversas tales como las que se han
venido revisando a lo largo de este escrito.
Resulta pertinente mencionar que, las condiciones de vida que hoy en día
presentan los grupos catalogados como vulnerables y en riesgo, representan a los
focos rojos de la sociedad que de no ser atendidos continuarán vulnerabilizandose
a tan grado que gran parte de nuestra población se encuentre reduciendo su
inclusión a la sociedad, pero más alarmante será pensar sobre ¿qué sucederá con
aquellas que ya se encuentran en situación de exclusión? Tomando en cuenta la
posibilidad de que su subsistencia aumente en precariedad para sostener su
condición vital.

Referencias

CONAPO (2016). Índice de marginación por entidad federativa y municipio 2015.


México: CONAPO. Documento disponible en:
http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/61594/Principales_resultados
_2015.pdf

Pérez, J. & Gardey A. (Publicado: 2014. Actualizado: 2016). Definicion.de:


Definición de riesgo social. México: Distrito Federal. Documento disponible
en: http://archivos.diputados.gob.mx/Centros_Estudio/Cesop/Comisiones/
d_gvulnerables.htm#

Perona, N. & Rocchi, G. (s. f.). Vulnerabilidad y Exclusión social. Una propuesta
metodológica para el estudio de las condiciones de vida de los hogares.
Argentina: Kairos. ISSN:1514-9331. Documento disponible en:
http://sociales.uaz.edu.mx/c/document_library/get_file?uuid=9f843205-7bca-
40fe-bba7-50d9c715b33d&groupId=12606

Raya, E. (2005). Categorías sociales y personas en situación de exclusión. Una


aproximación desde el País Vasco. España: Cuadernos de relaciones
laborares. Documento disponible en:
file:///C:/Users/marya/Downloads/33488-33504-1-PB.PDF

UNICEF. (2014). Vulnerabilidad y exclusión en la infancia. Barcelona: Huygens


Editorial. Documento disponible en:
http://solidaria.unicef.es/pdf/UNICEF_CdebateIII_Vulnerabilidad_y_exclusion
_en_la_infancia_2014.pdf

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