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Eric Sousa 1013-1799

Capítulo 1

Hace una introducción del narrador, Scout (Jean Louise) Finch; de su hermano mayor, Jem (Jeremy); y de su
amigo y vecino, Dill (Charles Baker Harris). La familia Finch, su ancestro un metodista de nombre Simon
Finch, huyó de la persecución británica para finalmente instalarse en Alabama, donde cazaba animales para sus
pieles y practicar medicina. Habiendo comprado varios esclavos, estableció una gran hacienda que se
autoabastecía, Finch’s Landing, cerca de la ciudad de Saint Stephens. La familia perdió su fortuna en la Guerra
Civil. El padre de Scout, Atticus Finch, estudió el derecho en Montgomery mientras mantenía a su hermano,
John “Jack” Finch, que estudiaba medicina en Boston. Su hermana, Alexandra, se quedó en Finch’s Landing.
Atticus comenzó a practicar la ley en Maycomb, capital del condado de Maycomb, donde su “oficina contenía
poco más que una percha para sombreros, un tablero, una escupidera y un impoluto Código de Alabama”. Su
primer caso implicó defender a dos hombres que se negaban a declararse culpable de un asesinato en segundo
grado. En su lugar, se declararon no culpables de asesinato en primer grado y fueron ahorcados, lo que marcó
“el probable comienzo de la profunda antipatía que profesaba mi padre a algunas disposiciones del derecho
penal”. Scout pasa a describir la época de la “Gran Depresión” (de los años 20) en Maycomb, “una población
antigua, pero cuando yo la conocí también era una población fatigada”: el verano calentaba y disminuía el ritmo
de vida. Ella observa que “nadie tenía prisa porque no había a dónde ir, nada que comprar ni dinero con que
comprarlo, ni nada para ver fuera de los límites del condado de Maycomb. Scout describe a su padre como
alguien completamente “satisfactorio”, y a la cocinera afroamericana de su familia, Calpurnia, como estricta y
“tirana”. La madre de Scout y de Jem murió de un ataque cardíaco cuando Scout tenía dos años, y por lo tanto
no la recuerda. Sin embargo, Jem recuerda a su madre, y Scout nota que por momentos él se pone nostálgico
cuando piensa en ella. La novela comienza en el verano. Scout tiene casi seis, y Jem casi diez. Una vez que se
completa el panorama histórico, comienza la verdadera narrativa con el primer encuentro entre Scout, Jem y
Dill, un niño enérgico y con mucha imaginación que tiene casi siete, pero es muy pequeño para su edad. Dill
defiende su estatura al decir que “soy pequeño pero mayor”. Proveniente de Meridian, Mississippi, Dill pasará
el verano en la casa de la señorita Rachel Haverford, su tía. Él impresiona a los niños Finch con su dramático
relato de la película Drácula, lo que le gana su respeto y amistad. Los tres pasan el verano ocioso mejorando el
árbol de los Finch e interpretando obritas teátricas adaptadas de las tramas de sus libros favoritos. Scout observa
que Dill podía considerarse un “Merlín de bolsillo, cuya cabeza está llena de proyectos excéntricos, extrañas
ambiciones y fantasías raras”. Al pasar el verano, y habiendo cumplido todos sus objetivos anteriores, los niños
comienzan a interesarse en la misteriosa casa de los Radley, ubicada a una cuadra de la casa de los Finch. Se
decía que la casa de los Ridley estaba habitada por un “fantasma maligno” de nombre (“Boo” no es un nombre
común en inglés: evoca el “bu” de las fantasmas, y a veces es usado como apodo familiar en dialectos
norteamericanos sureños). Aunque los niños jamás lo han visto, la palabra corría que este Boo medía más de
dos metros, tenía dientes amarillentos y podridos, ojos saltones, hasta que babeaba y que comía animales crudos.
Cada vez que algo extraño sucedía en el vecindario, se le echaba la culpa a Boo. La historia de Boo es una
extensión de la extraña familia Radley, que “se había encerrado en su casa”, costumbre imperdonable para el
pueblo. Antes de morir, al señor Radley, el padre de Boo, solo se veía yendo a la ciudad todas las mañanas a
las once y media y volviendo a las doce, con lo que se creían ser provisiones, y además, la familia se quedaba
encerrada los domingos. El hijo menor, Arthur, a quienes los niños llamaban Boo, supuestamente sufría la
influencia de sus “malas juntas”: un grupo de niños que terminó arrestado y llevado a juicio después de conducir
por el pueblo en un auto viejo y encerrar al sacristán de Maycomb en una letrina. Aunque los otros niños fueron
enviados a escuelas industriales como castigo, e, irónicamente, recibieron una educación excelente, la familia
de Arthur Radley prefirió encerrarlo en el hogar. Después de vivir allí quince años, se dice que Boo, de treinta
y tres años, apuñaló a su padre en la pierna con una tijera y luego continuó como si nada con su tarea de recortar
artículos de los periódicos. Rechazando que a su hijo se lo declarase loco o se le imputasen cargos criminales,
el señor Radley permitió que Boo quedara encerrado en el sótano del tribunal: “el sheriff (alguacil) no tuvo el
valor de meterlo en un calabozo junto con negros”. Boo finalmente fue devuelto a su casa. Después de la muerte
del señor Radley, su hermano mayor, Nathan, llegó para continuar con el trabajo de su padre y mantener a Boo
fuera de la vista de la gente. Dill desarrolla una insaciable curiosidad por Boo y queda ansioso de ver a este
extraño “fantasma”, de quien se decía que andaba por las noches espiando a través de las ventanas. Dill desafía
a Jem a traspasar la puerta de entrada de los Radley. Aunque pasa tres días evadiendo la situación, el miedo que
Jem le tiene a Boo sucumbe a su sentido del honor cuando Dill cambia el desafío a solo tocar la casa con un
dedo. Jem finalmente acepta. Corre, toca la casa, y todos vuelven a salvo al pórtico de su casa, donde contemplan
la casa: “nos pareció ver que una persiana interior se movía. Un movimiento leve, casi imperceptible, y la casa
continuó silenciosa”.

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