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Arquitectura, urbanismo y paisaje: Parc de la Villette, Bernard Tschumi, París, Francia.

Los arquitectos a menudo participan en proyectos que parecen guardar escasa relación con la
arquitectura. Desde el diseño de muebles hasta el urbanismo, se recurre a arquitectos para trabajar en
actividades de diseño muy diversas. En algunos proyectos, el alcance de la práctica arquitectónica
resulta visible de manera desafiante.

Existió un tiempo en que La Villette era el centro de distribución de casi toda la carne que se
comercializaba en parís. La escala de esa operación creó empleo para más de 3000 personas. Sin
embargo, en la década de 1960, las nuevas tecnologías de refrigeración hicieron que el matadero
dejase de resultar necesario. Así comenzó el declive de la zona.

El Parc de la Villette es el parque más grande de París. Abarca 50 hectáreas del XIX arrondissement. El
concurso, celebrado en 1983, para rediseñar el lugar exigía la creación de un nuevo parque con
avenidas y espacios lúdicos, así como para acoger espectáculos de música, ciencias y arte. El proyecto
ganador, de Bernard Tschumi, es el más conocido asociado con la deconstrucción en arquitectura.

En palabras de Tschumi, “La arquitectura solo sobrevive cuando niega la forma que la sociedad espera
de ella, cuando se niega a si misma transgrediendo los límites que la historia le ha impuesto”. En el plan
maestro del Parc de la Villette, Tschumi intentó transgredir y descomponer las tradiciones, así como los
precedentes de la arquitectura y el paisaje. Si los diseñadores de paisajes del siglo XIX deseaban crear
“un parque en la ciudad”, Tschumi parece haber introducido parte del caos y la incertidumbre de la
ciudad moderna.

Mediante la creación de un diseño que impide una lectura única o un significado coherente, el proyecto
desafía nuestra percepción del orden y la función. Al basarse en un sistema de líneas, puntos y
superficies (ninguno de los cuales parece corresponderse con el resto), el parque se convierte en un
lugar repleto de discontinuidades. Las superficies proporcionan zonas de actividad (parques de juegos,
mercados, espacio para la relajación). Las líneas surgen de la combinación de una retícula de 120
metros, superpuesta sobre la totalidad del parque, así como de los caminos que cruzan el espacio (que
son axiales, y conectan los dos intercambiadores de transportes próximos al parque, al mismo tiempo
que son “serpenteantes”, y se han creado mediante una serie de jardines temáticos con caminos
curvados aparentemente aleatorios). Los puntos se establecen mediante una serie de “caprichos”
arquitectónicos basados en un mismo cubo de 10 metros cuadrados. La conjunción de esos sistemas
crea oportunidades para el descubrimiento en todo el esquema del parque.
Las formas construida de los “caprichos” crean un elemento problemático en el parque. Su regularidad
sugiere que forman parte de una infraestructura. En realidad, sin embargo, carecen de un uso evidente.
Si tienen una función, no existe una relación clara entre la naturaleza de la forma construida y su uso.
De nuevo, Tschumi pretende deconstruir la relación y la jerarquía asociadas con la forma y la función.

Uno de los aspectos más controvertidos da La Villette es la aparente falta de coherencia que desprende
el parque. A veces, es fácil sentirse abrumado por l gran número de fragmentos que se muestran a la
vista. Pero la intención es crear un lugar representativo del espacio urbano moderno, repleto de
múltiples significados, lecturas divergentes y hechos aleatorios.

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