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Nicolás II de Rusia

Nikolái Aleksándrovich Románov (en ruso: Николай Александрович Романов; Tsárskoye Seló, 6
de mayojul./ 18 de mayo de 1868greg.-Ekaterimburgo, 17 de julio de 1918)n. 1 fue el último
Emperador de Rusia,n. 2 gobernando desde la muerte de su padre Alejandro III en 1894 hasta su
abdicación en 1917 como resultado de la Revolución de Febrero. Durante su reinado el Imperio
ruso sufrió un declive económico y militar ajenos a su conocimiento, lo que, aunado a su
esoterismo, llevó al colapso del régimen imperial.[cita requerida]

La Revolución de febrero de 1917 puso fin a su reinado cuando, intentando volver del cuartel
general a la capital, su tren fue detenido en Dno, gobernación de Pskov, y fue obligado a abdicar.1
El zar y su familia fueron apresados, primero en el palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló,
después en la casa del gobernador de Tobolsk y finalmente en la Casa Ipátiev, en Ekaterimburgo.
Nicolás II, junto a su esposa, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado
personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron ejecutados en el sótano
de la casa por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918.2 Posteriormente,
Nicolás II, su mujer y sus hijos fueron canonizados por la Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia.

María Fiódorovna con su hijo Nicolás en 1870.

Nicolás era hijo del zar Alejandro III de Rusia y de la zarina María Fiódorovna Románova, nacida
princesa Dagmar de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y más tarde princesa Dagmar de
Dinamarca. Sus abuelos paternos eran el zar Alejandro II y la zarina María de Hesse-Darmstadt. Sus
abuelos maternos eran el rey Cristián IX de Dinamarca y la princesa Luisa de Hesse-Kassel. Nicolás
tenía tres hermanos menores: Alejandro (1869-1870), Jorge (1871-1899) y Miguel (1878-1918) y
dos hermanas menores: Xenia (1875-1960) y Olga (1882-1960). Por parte materna, Nicolás era
sobrino de varios monarcas, incluido el rey Jorge I de Grecia, el rey Federico VIII de Dinamarca, la
reina consorte Alejandra de Dinamarca y de Thyra de Dinamarca, princesa de Hanóver.3

Nicolás se convirtió en zarévich tras el asesinato de su abuelo Alejandro II el 13 de marzo de 1881


y el posterior ascenso al trono de su padre, Alejandro III. Por razones de seguridad, el nuevo zar y
su familia se mudaron del palacio de Invierno, en San Petersburgo4 a su residencia en el palacio de
Gátchina, fuera de la ciudad.

Nicolás y sus hermanos tuvieron una educación estricta: dormía en duras camas plegables y sus
habitaciones apenas tenían muebles, salvo un icono religioso de la virgen con el niño rodeado de
perlas y otras gemas. Su abuela María introdujo costumbres inglesas en la familia Románov:
gachas en el desayuno, baños fríos y abundante aire fresco.5
El zarévich fue educado por tutores que le enseñaron idiomas (francés, alemán e inglés), geografía,
danza y otras materias. El consejero de su padre y su antiguo tutor, Konstantín Pobedonóstsev,
enfatizaba mucho la absoluta autocracia del zar.6 Como muchas personas de su época, escribía un
diario donde apuntaba los detalles de su día a día. Sus páginas están llenas de pormenores sin
importancia, sobre juegos con sus amigos, la temperatura exterior, las distancias recorridas, entre
otros.7 En mayo de 1890, algunos días antes de cumplir veintidós años, anotó: «Hoy
definitivamente ha terminado mi educación».8 En octubre de ese mismo año, acompañado por su
hermano Jorge, viajó por Egipto, la India y Japón. Ese viaje fue organizado por su padre, Alejandro
III, para completar la educación formal de Nicolás y darle la oportunidad de experimentar la vida
fuera de San Petersburgo y del palacio.9 Mientras se encontraba en Japón, sobrevivió a un intento
de asesinato del cual salió prácticamente ileso. Luego del incidente, se tatuó un dragón en el
antebrazo derecho.10

Aunque Nicolás participaba en reuniones del Consejo de Estado, sus obligaciones eran limitadas
hasta su subida al trono, que no se esperaba tan pronto, pues su padre apenas tenía cuarenta y
nueve años.11 Contrariamente a los deseos de sus padres, Nicolás se casó con la princesa Alix,
cuarta hija del gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt y la princesa Alicia del Reino Unido. Sus
padres pretendían que se casara con la princesa Elena de Orleans, hija del conde de París, lo que
estrecharía las relaciones entre Rusia y Francia, pero desistieron debido a su insistencia.12

Personalidad

Nicolás en 1890.

Desde temprana edad, el zar Nicolás demostró un carácter tímido, teniendo una mayor inclinación
hacia la vida doméstica y con actitudes de un alumno de una escuela inglesa de élite. Bailaba de
forma elegante, era un buen tirador, cabalgaba y practicaba deporte. Hablaba con fluidez francés,
alemán y su inglés era tan bueno que, se decía, incluso podía engañar a un profesor de la
Universidad de Oxford, haciéndose pasar por un inglés. Adoraba la Historia así como la pompa del
ejército y la vida de soldado. Su padre le concedió el grado de comandante de un escuadrón de
guardias a caballo y acudió a Krásnoie Seló, el gran campo militar a las afueras de San Petersburgo
usado por regimientos de la Guardia Imperial para maniobras de verano. Allí, Nicolás participaba
por entero en la vida militar y las conversaciones en el comedor y su modestia lo hacía popular
entre los oficiales. Ningún título significaba más para él que el de coronel.13

El zarévich Nicolás y la princesa Alix en 1894.


Nicolás II, al momento de asumir el gobierno, no ostentaba la fuerte personalidad de su padre, ni
la preparación mínima requerida para una Rusia convulsionada, con conflictos latentes y que
ocupaba una arista preponderante en el ámbito internacional. Esta situación de falta de dominio
en la política acabó por llevar al caos a la Rusia Imperial.

Una de las causas principales fue que su padre, Alejandro III, que no lo formó a tiempo para tomar
el papel de ser el zar, en especial en el tema de las relaciones internacionales y de los asuntos
internos, los cuales le fueron introducidos y enseñados mas no profundizados; en efecto, Nicolás II
era hasta el momento de la prematura muerte de su padre, una persona poco preparada en temas
gubernamentales. Tal es así que él mismo al momento de asumir el cargo manifestó a una persona
de confianza que:

No estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé
la forma en que debo hablar a los ministros...

Citado en Figes (2017, p. 101)

El zar Nicolás II, al contrario que la personalidad enérgica de su padre, era de naturaleza gentil y
abstraída en que trataba de no vislumbrar sus ideas, inteligente, honrado y meticuloso,
esencialmente tímido, romántico e idealista y con un carácter pacífico. Gustaba de las obras de
teatro, del ambiente grato familiar, de la música, las marchas militares, de los deportes náuticos y
de navegar en el yate imperial Standart.[cita requerida]

(1897) Nicolás II, su madre, la emperatriz viuda María Fiódorovna Románova en el Palacio de
Alejandro siendo visitado por el rey de Siam, Chulalongkorn, y su familia.

Gustaba de la disciplina y vida militar, era muy creyente, trabajador y responsable en extremo y
llevaba una rutina de vida invariable. Le era difícil socializar, y a veces solía ser tachado de
soberbio, sin serlo. Su formalidad y amabilidad circunspecta era más bien una barrera para
quienes lo conocían y tuvo muy pocos amigos personales. Como padre y esposo, Nicolás II era un
ejemplo a seguir.[cita requerida]

Fue muy manipulado por sus tíos y más adelante por su primo, el káiser Guillermo II, quienes se
aprovecharon del nuevo e inmaduro gobernante para sacar partido en favor de sus conveniencias.
Incapaz de enfrentarse abiertamente a sus ministros o de discrepar cara a cara con algún contrario
de opinión, prefería hacer uso de la sutil caballerosidad para darse a entender cuando algo le
desagradaba.[cita requerida]
Debido al aislamiento y al sentido de la autocracia, una pobre asesoría de parte del Ministerio del
Interior en labores de Inteligencia y la falta de contacto con su pueblo, fue incapaz de comprender
la realidad sociopolítica que atravesaba su vasto imperio y no vio las amenazas radicales del
bolchevismo que se cernían sobre su dinastía y gobierno.[cita requerida]

Si bien se puede cuestionar su personalidad como dirigente de una nación, como padre era un
modelo de excepción para sus hijos y un entregado esposo para la emperatriz Alejandra, a quien
amaba profundamente.[cita requerida]

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