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Ejercicio Silencio y Soledad

Quiero empezar diciendo que soy una persona que en lo


personal me encanta el silencio y la soledad, desde pequeña
siempre he sido tranquila y callada, he experimentado estar sola
y conocerme en la soledad.
Pero no es igual estar sola y callada pensando en cosas que nos
agobian y frustran, a estar sola y en silencio meditando y
hablando con el señor; diciéndole mis inquietudes o haciéndole
preguntas.
En los primeros Días me plantee realizar el ejercicio en las
noches, ya que es el momento donde puedo estar tranquila y
sola. Pero ha sido muy difícil, ya que mi madre y mi papa se
enfermaron y tuve que atenderlos; sumando las clases,
terminaba agotada. Aun así, hice el intento de ponerlo en
práctica. Hay muchas preguntas que surgen al momento de
llevar un ministerio y en mi vida personal. Así que cada noche
antes de dormir me propuse tener mi momento de soledad con
Dios para escuchar lo que él quiere decirme.
Yo llevo un ministerio junto con otro hermano de la
congregación, llevamos los jóvenes y es un reto completamente,
tratamos que ellos se acerquen mas a Dios y sigan el ejemplo de
Jesús; también el ministerio de niños planifico las clases y junto
con las hermanas de la iglesia somos un equipo y damos las
clases. También esta el ministerio de del oncológico de niños
con cáncer, un bello ministerio que me ayudado y ha sido de
bendición para mi vida.
Todos estos ministerios de los que soy parte son de bendición
ciertamente, pero conllevan también una gran responsabilidad,
tiempo y esfuerzo. Y el señor es el único que me da las fuerzas
para seguir adelante trabajando para él.
En esta practica del silencio le pregunte al señor sobre lo que
tengo que cambiar, lo que él quiere de mi…
Me mostro que tengo que trabajar aún más en mi carácter y la
paciencia, ya que es un punto débil, en el silencio medite en ello
y el señor me trajo recuerdos a mi mente donde pensé en mis
fallas.
Otra pregunta que le hice al señor y esta fue la más significativa
de todo este tiempo. Era si debía seguir en el instituto, tuve unas
semanas fuertes y entre tantas cosas, una de ellas fue el
problema del internet. Se que no soy solo yo que sufre con la
inestabilidad del internet y es algo difícil no frustrarse cuando se
cae, así que le dije de mis preocupaciones y frustraciones al
señor. Había llegado a un punto donde me dije que no podía mas
y lo iba a dejar, las ganas y el ánimo se me había ido por
completo. Pero el señor me mostro que él es grande y
maravilloso, que no era la solución rendirme, que debía seguir
sin importar los obstáculos y en medio de ello trabajar mi
paciencia y saber esperar. Luego de esas semanas difíciles donde
lo vi como una prueba del señor para ver cómo era mi reacción
ante la dificultad que se me presentaba, pude aprender a
frustrarme menos por si hay o no hay internet, ser paciente y
buscar otras soluciones.
En cuento a los ministerios en los que participo, solo le pedía
sabiduría y fuerzas al señor para poder seguir sirviéndole a el en
su iglesia, y ayudar a las chicas y chicos de la congregación a
estar mas unidos y que ellos valoren lo que Dios les ha dado.
Ciertamente en este ejercicio de todas las noches, llore, me
frustre, estuve feliz, sentí paz, fueron muchos sentimientos los
que viví en mi encuentro sola con el señor, me encanto poder
conectar mas con el y expresarle todo lo que siento, porque él es
el único que sabe y conoce todo lo que pasamos y nos ayuda a
encontrar lo que necesitamos por medio de su palabra. A veces
tarda en responder, otras veces es rápida su repuesta; pero
siempre debemos confiar y esperar en el que el tiene el control.
Es lo que me ha enseñado estas semanas y me sigue enseñando
cada día.

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