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Actividad 5.
En España, tan sólo se han realizado dos estudios para analizar este fenómeno:
• El realizado por López (revisado por Finkelhor, 1994), con personas entre 18 y 60
años de toda España.
• El otro, por De Paul, Milner y Múgica (1995), en el que se tomó una muestra de
estudiantes universitarios (algo que ha sido criticado) del País Vasco.
Como se puede ver, estos dos trabajos presentan diferencias metodológicas que pueden
haber influido en los datos obtenidos, por lo que se va a llevar a cabo un estudio que
pretende actualizar estas cifras.
Tanto los centros como las aulas, dentro de cada facultad, fueron seleccionadas
aleatoriamente y fue necesaria una adaptación del TLEQ llevada a cabo por psicólogos
expertos en lengua inglesa. Se explicó el objetivo del programa a los jefes de estudios y
posteriormente, a los alumnos, que son los que responderían al cuestionario. No se hizo
referencia explícita a la experiencia de abuso sexual infantil.
Entre los resultados un 17,9% relata abusos sexuales, independientemente de la edad del
agresor, vemos que se refleja una prevalencia mayor del abuso sexual antes de los 13 años
en mujeres (16,2%), mientras que el abuso sexual entre los 13 y los 18 años es ligeramente
mayor en hombres (1,25 veces más). Además, el abuso sexual antes de los 13 es 5 veces
mayor que entre los 13 y los 18.
Si tenemos en cuenta la edad del agresor, vemos que lo más frecuente es haber sufrido
abuso sexual antes de los 13 años por un agresor al menos cinco años mayor (7,8%), no
existiendo diferencias significativas entre varones y mujeres, aunque las mujeres
muestran un mayor riesgo de sufrir este tipo de abuso (OR=1,49).
Centrándonos en la figura del agresor, haber sufrido el abuso antes de los 13 años, en los
varones predomina el abuso por parte de un amigo o conocido (65,8%), mientras que, en
las mujeres, predomina el familiar (45,7%). A partir de los 13 años, en los varones es más
habitual la agresión por parte de un desconocido (54,45) y en las mujeres por parte de un
amigo y pareja (35%, ambas).
Además, antes de los 13 años (víctima), los agresores usan violencia que no deja heridas,
pero se detectan amenazas y fuerza hacia ambos sexos. Además, la penetración en varones
es casi el doble que en las mujeres. Por el contrario, a partir de los 13 años, se incrementa
el uso de fuerza o amenazas en el sexo femenino, y aunque la penetración se mantiene en
el sexo femenino, en el masculino disminuye notablemente.
Como conclusión, se han actualizado las cifras de prevalencia del abuso sexual infantil
obtenidas en estudios españoles, mostrándose una subida en el porcentaje de víctimas.
Este aumento en las cifras puede deberse a diferencias socioculturales (mayor facilidad
para relatar experiencias sexuales, mayor sensibilización hacia el maltrato, etc.) o
metodológicos (cuestionario anónimo, no centrado solo en el abuso infantil, etc.), pero,
de cualquier modo, estos estudios dejan de relieve que el abuso sexual infantil es un
problema mucho más extendido en la sociedad española de lo que se esperaba.