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Resumen:
Este trabajo tiene por objeto ofrecer una visión de la interpretación convencional
como técnica de diálogo interjurisdiccional que ayuda a una mejor protección de los
derechos de la persona gracias a su capacidad para perfeccionar la implementación
de los tratados de derechos humanos en el orden interno. La propuesta de estudio se
estructura en dos grandes bloques: uno inicial que presenta las características gene-
rales de los tratados de derechos humanos y las particulares del sistema interameri-
cano; y un segundo bloque en el que, tomando por guía el caso Gelman v. Uruguay,
se podrán valorar las bondades y defectos de este sistema de diálogo entre orden
interno y orden supranacional. Esa doble dimensión que lleva a los tratados a vivir
en dos planos jurídicos paralelos, doméstico e internacional, no siempre bien comu-
nicados entre sí, es la que convierte en esenciales todos los puentes de comunicación
que permitan el diálogo entre esos dos niveles. El control de convencionalidad es
uno de esos puentes, no obstante, su juventud y los problemas que presenta la apli-
cación de ese control supranacional del tratado en el contexto jurídico americano
obligan a la doctrina a seguir dedicando esfuerzos de análisis e interpretación a esta
figura. La propuesta que tienen las siguientes páginas es la de presentar al control de
convencionalidad no como mecanismo aislado o excepcional americano, sino como
herramienta jurídica que comparte las virtudes y defectos del sistema de derecho
internacional público actual.
Palabras clave:
Derechos humanos; control de convencionalidad; justicia transicional; diálogo in-
terjurisdiccional.
Abstract:
The objective of this article is to offer a vision of conventional interpretation as an
interjurisdictional dialogue that helps to build a better protection of the rights of the
individual in attention of its capacity to improve the implementation of human rights
treaties in the domestic legislation. This proposed study is structured in two large blocs:
a first one, which presents the general characteristics of human rights treaties and the
particular of the InterAmerican System; and a second one, in which —taking as a gui-
de the case Gelman v. Uruguay— we will valorate the virtues and defects of this dialo-
gue system between the domestic and the supranational order. This double dimension,
that makes treaties to live in two different legal levels (domestic and international), is
the one that converts into essential all the bridges of communication that allows the
dialogue between this two levels. The conventionality control is one of those bridges;
however, its youth and the inconvenients that shows the application of that supranatio-
nal control of the treat in the American legal context force the doctrine to keep making
efforts of analysis and interpretation about this figure. The proposal of the next pages is
to present the conventional control not as an isolated or exceptional American mecha-
nism, but as a legal tool that shares the virtues and defects of the current international
public law system.
Keywords:
Human rights; conventionality control; transitional justice; interjurisdictional
dialogue.
Sumario:
I. NUEVO MODELO DE RELACIONES INTERNACIONALES.- II. LOS TRA-
TADOS DE DERECHOS HUMANOS. 2.1. Instrumentos de orden público. 2.1.
Los tratados de derechos humanos como normas de derecho internacional.- III.
SINGULARIDADES DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE
LOS DERECHOS HUMANOS. 3.1. Comparativa entre américa y europa en materia
de derechos humanos. 3.2. Técnicas de implementación del tratado en sede nacional.
3.3. Subsidiariedad y complementariedad entre el derecho internacional y el orden
interno.- IV. DIFICULTADES DEL DIÁLOGO INTER-JURISDICCIONAL EN UN
CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL. 4.1. Contexto del caso. 4.2. Sentencia de
la corte IDH caso Gelman v. Uruguay. 4.3. Derecho internacional de los derechos
humanos y estado democrático. 4.4. Dificultades para el cumplimiento de la sentencia
Gelman en el orden interno.- V. REFLEXIONES FINALES.
I. NUEVO MODELO DE RELACIONES INTERNACIONALES
E
l derecho internacional nació como herramienta indispen-
sable de las relaciones bilaterales de los estados. Las fron-
teras territoriales y los intercambios comerciales fueron la
esencia de ese derecho durante muchos siglos. Pero la historia
es cambio y los cambios exigen adaptación, aunque no siempre
pueden obtenerse resultados inmediatos, especialmente cuando
se trata de tantas y tan radicales transformaciones como las que
ha experimentado el derecho internacional en el último siglo.
Modificaciones que han tocado todos los pilares conceptuales que
construyen esta disciplina jurídica: desde la expansión del con-
cepto de subjetividad internacional, pasando por los mecanismos
de creación de fuentes, hasta la forma de obligar al cumplimiento
de las obligaciones internacionales, todo ha sido removido en el
derecho internacional.
Los sujetos de las relaciones internacionales han cambiado
mucho y con ello han transformado la fisonomía del derecho
internacional clásico. Primero desaparecieron los imperios y las
grandes potencias tuvieron que aceptar la presencia de nuevos
jugadores en ese tablero de las relaciones internacionales. Estados
jóvenes, muchas veces antiguas colonias, con nuevos puntos de
vista, intereses e inquietudes, obligaron a establecer nuevos meca-
nismos de comunicación. Las conferencias intergubernamentales,
la participación en términos de igualdad soberana de los estados
en las deliberaciones de asuntos globales, el impulso a la creación
de organizaciones internacionales en las que poner en común esos
nuevos puntos de vista, son alguna de las nuevas reglas del juego
de la política internacional. Los estados miembros de la comuni-
dad internacional deben estar preparados para ese cambio de paradigma que
ha permitido la aparición de un importante grupo de actores y que obliga a
revisar los elementos doctrinales sobre los que el derecho internacional fue
construido1.
Los actores internacionales no estatales, como las ONG, la sociedad civil,
las grandes multinacionales y las estructuras políticas que representan interna-
cionalmente a entidades políticas internas2, son otra forma de expresión de la
actividad que se produce actualmente dentro de la comunidad internacional.
Su activa participación y el valor agregado que ofrecen para la gobernanza
internacional han obligado a la creación de nuevos sistemas de participación
que puedan dar entrada a tan variados actores, superando la dicotomía bila-
teral o multilateral de las relaciones clásicas entre los estados. El cauce natural
para su participación han sido las organizaciones internacionales, y con ello
su participación directa de igual a igual con los estados se convierte en una
posibilidad real3. Pero esa participación directa de actores no estatales desen-
cadena reacciones no siempre predecibles, y presenta la dificultad del estado
para atender las exigencias que derivan de esas demandas directas.
En DIDH4 quien reclama responsabilidad por incumplimiento no es un
estado contra otro estado5, sino la persona humana —víctima o su represen-
tante— contra el estado que asumió el cumplimiento de esa obligación interna-
cional pero no la respetó. Es David contra Goliat. En el derecho internacional
clásico, en el que los estados eran los únicos actores con subjetividad interna-
cional, esta posibilidad era inimaginable, y lo cierto es que la consideración
que el estado tiene de sí mismo como sujeto internacional parece seguir en esa
fase clásica, de ahí que le resulte chocante aceptar que uno de sus ciudadanos
pueda ponerlo en jaque con una reclamación internacional. La comunidad
internacional está evolucionando rápidamente hacia una nueva conformación
en la que el concepto de subjetividad varía y se adapta a las nuevas circuns-
1
Vid. Schreuer, Ch. “The Waning of the Sovereign State: Towards a New Paradigm for
International Law?”, en European Journal of International Law, Vol. 4, N° 1, 1993, pp.
447-471.
2
Regiones, länders, comunidades autónomas, pueblos con aspiraciones internacionales,
comunidades indígenas o similares.
3
Tal es el caso de los acuerdos interinstitucionales que empiezan a ser una práctica
constante del derecho internacionales en América Latina.
4
Derecho internacional de los derechos humanos.
5
Es importante considerar que los tratados de derechos humanos en su origen estaban
diseñados para recibir demandas de incumplimiento de estado a estado, y solo en una
segunda fase que se ha implantado de modo progresivo, se incorporan protocolos
facultativos a los tratados originales para abrir la opción de que sea el ciudadano víctima
quien directamente demande al estado miembro del tratado por incumplimiento de
las obligaciones internacionales suscritas y no cumplidas.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 53
tancias, pero no todos los jugadores están dispuestos a jugar con las nuevas
reglas. En ese nuevo escenario resulta urgente y esencial, establecer puentes
de comunicación entre el sistema jurídico interno y el sistema internacional;
vamos a tratar de demostrar que tanto el margen de apreciación nacional como
el control de convencionalidad son herramientas adecuadas para tender ese
puente y lograr el diálogo entre los dos niveles jurídicos. La hipótesis que se
propone es que las diferencias que separan el mecanismo de recepción nacional
de los fallos internacionales en estos dos sistemas no tienen su origen en sus
respectivos marcos legales de funcionamiento, sino en el contexto político que
les sirve de base. Y de ser esa la explicación, debería ser posible visualizar la
solución que ayude a una mejor sintonía entre el sistema interamericano de
protección de los derechos humanos y los estados miembros.
El control de convencionalidad es una de las más famosas aportaciones
surgidas del sistema interamericano de protección de los derechos humanos.
Desde que la Corte IDH lo insinuó por vez primera en 2006 hasta la fecha,
la doctrina no ha sido indiferente a esta figura, y varias son las aportaciones
académicas que la estudian y analizan con mayor o menor simpatía hacia sus
bondades o defectos. El control de convencionalidad se presenta usualmente
como una singularidad del sistema regional americano, y se lo diferencia de su
hermano europeo, el margen de apreciación nacional, que parece disfrutar de
mejor fama y aceptación. Pero lo cierto es que tanto el margen de apreciación
nacional como el americano control de convencionalidad no son otra cosa que
dos herramientas de interpretación judicial surgidas de la naturaleza misma
del derecho internacional de los derechos humanos y de los mecanismos que
relacionan al derecho nacido en sede estatal con el derecho que nace en sede
internacional. Ni bueno ni malo, el control de convencionalidad es lo que tiene
que ser, una consecuencia lógica de la obligación que asume el estado miembro
cuando suscribe una obligación internacional. Aceptar su naturaleza jurídica
y no política puede ser útil para que los operadores jurídicos nacionales le
tomen cariño a esta herramienta y comiencen a utilizarla para fortalecer la
aplicación del tratado en sede nacional. Para conocerla mejor resulta esencial
tener presente que se trata de una herramienta de derecho internacional que
presenta los rasgos comunes de todo tratado y las características particulares
del contexto regional en que es aplicada.
6
Sistema europeo de protección de los derechos humanos.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 55
7
El hecho histórico que marca la segunda mitad del siglo XX es el proceso descolonizador
impulsado justamente por Naciones Unidas que deja a las potencias aliadas sin sus
preciados territorios coloniales.
8
SIDH.
9
El trabajo inicial de la CIDH estaba relacionado con labores de promoción de los
derechos humanos, visitas in loco a algunos países, y a partir de 1965 se la autorizó a
estudiar las denuncias individuales referidas a violaciones de derechos humanos sobre
la base de la DADH.
10
Cuando ya había entrado en vigor la Convención Americana sobre Derechos Humanos
que habilitaba su competencia contenciosa.
11
Parte del trabajo de la CIDH se sustenta en la DADH y no en la CADH.
12
Sistema interamericano de protección de los derechos humanos.
56 SUSANA MOSQUERA MONELOS
13
Vid. Simmons, B, Movilizing for human rights. International law in domestic politics,
Cambridge University Press, 2009.
14
Cfr. Payandeh, M. “Fragmentation within international Human Rights Law”, en
Andenas, M. y E. Bjorge (Ed.) A Farewell to Fragmentation: The ICJs Role in the Reassertion
and Convergence of International Law, Cambridge University Press, 2015, pp. 297-319.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 57
directo que tiene sobre el sujeto al que alcanza la sanción establecida en esa
sentencia; el efecto directo no está en duda, y el deber de cumplimiento de
ese mandado judicial tampoco debería estarlo.Segundo rasgo: el estado como
sujeto primario del derecho internacional será el encargado de expresar direc-
tamente consentimiento que lo vincule en el cumplimento de una obligación
internacional y nada ni nadie puede sustituir ese consentimiento —salvo se
trate de normas de ius cogens que tienen rango imperativo propio—. Conse-
cuencia de ese rasgo es la dificultad de combinar la regla de autotutela que
mueve a la protección de intereses nacionales con la idea de cooperación y
coordinación que impulsa el multilateralismo en la mayor parte de organiza-
ciones internacionales, de ahí que haya tanta dificultad para que los estados
acaten los estándares internacionales en materia de derechos humanos cuando
chocan con intereses nacionales. Pero como bien nos recuerda la Corte IDH
en la sentencia de supervisión de cumplimiento del caso Gelman v. Uruguay,
cuando se evalúa la actuación del estado desde el prisma internacional no
es posible establecer diferencias entre los órganos de su estructura interna15,
porque en sede internacional el estado responde en bloque.
Tercer rasgo: la subjetividad internacional es un concepto en proceso
de revisión. El número de estados ha aumentado significativamente desde
la segunda mitad del S. XX y el cambio de número también ha modificado la
agenda de intereses de la comunidad internacional. Pero también ha cambiado
el tipo de sujetos con capacidad de obrar ante el derecho internacional. Junto
a los estados han surgido las organizaciones internacionales, los pueblos,
las estructuras de la sociedad civil, las ONG, las multinacionales, la persona
humana. Ambos han sido factores con un impacto directo en el terreno de
los derechos humanos: los estados emergentes tienen nuevas inquietudes en
materia de derechos humanos, y proponen nuevos enfoques en su protección.
La aparición de nuevos sujetos es causa y efecto del auge que ha tenido el im-
pulso codificador en materia de derechos humanos, que sería inimaginable si
no estuviese detrás la labor de las organizaciones internacionales universales
y regionales; el protagonismo de la persona humana a través del sistema de
quejas individuales que incorporan algunos tratados de derechos humanos;
o la ingente labor procesal que han realizado las ONG de defensa de los dere-
chos humanos ante los distintos sistemas de protección no se puede explicar
15
Lo impide el principio de no intervención que otorga al estado la máxima libertad a la
hora de establecer la estructura interna que mejor responda a sus necesidades. El ámbito
doméstico es competencia de las normas que el estado se otorga a sí mismo, pero en sede
internacional la responsabilidad por los actos de sujetos que componen la estructura
de poderes estatales se traslada como un bloque al ámbito internacional. De ahí que
no sea posible escudarse en argumentos esquizofrénicos de que la responsabilidad por
incumplimiento de un tratado hay que imputarla al órgano interno, legislativo, judicial
o político, que tomó la decisión de la que derivó el incumplimiento de la obligación
internacional.
58 SUSANA MOSQUERA MONELOS
16
Clapham, A. “The Role of Individual in International Law”, en European Journal of
International Law, N° 21, 2010, pp. 25-30.
17
Mosquera, S. “El Perú y la recepción de los tratados de derechos humanos”, en
Mosquera, S. (Coord.) La constitucionalización de los tratados de derechos humanos en el
Perú, Palestra, Lima, 2015, pp. 65-86.
18
Tzanakopoulos, A. “Domestic Courts in International Law: The International Judicial
Function of National Courts”, Loyola of Los Angeles International and Comparative Law
Review, N° 133, 2011, pp. 133-168.
19
Ningún estado discute la aplicación de las normas de aviación internacional,
que también están en tratados, en modo similar a cómo se cuestiona a veces
el contenido de los tratados de derechos humanos. Y es que en realidad,
pocos son los países que se saltan el cumplimento de las normas de aviación
internacional, pero muchos lo que incumplen los estándares de protección
de derechos humanos que están recogidos en tratados. Lo que nos lleva a la
necesidad de recordar cómo funciona en derecho internacional la reclamación
de responsabilidad por acto ilícito internacional.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 59
20
El derecho internacional público actual prohíbe expresamente la utilización de la
fuerza o la coacción para obligar al cumplimiento de las obligaciones internacionales
y para ayudar a cumplir ese principio, las organizaciones internacionales nacen con el
objetivo de promover medidas de cooperación entre los estados que ayuden a resolver
de modo pacífico las controversias que existan entre ellos.
21
Esta consideración sobre el contexto político resulta muy evidente en la jurisprudencia
de la Corte IDH que siempre dedica un apartado importante al estudio de ese contexto
histórico, político y jurídico en el que se han producido los hechos que desencadenan
la supervisión internacional de la actuación del estado.
60 SUSANA MOSQUERA MONELOS
períodos de sesiones que logra tener la Corte IDH son alguna de las razones
del desbalance de casos entre uno y otro sistema. A mayores debemos des-
tacar que la antigüedad del SEDH, con un tribunal que lleva más de 60 años
dedicado a trabajar en la defensa supranacional de los derechos humanos en el
continente europeo, ha permitido alcanzar un excelente nivel de conocimiento
del sistema por parte de los operadores jurídicos nacionales. Todo juez, fiscal,
abogado y víctima de un estado miembro del SEDH sabe que agotada la vía
interna se abre una opción supranacional para revisar el cumplimiento de los
estándares de protección de los derechos humanos que emanan del Convenio
Europeo de Derechos Humanos. Conclusión: si lo que deseamos es impulsar
el trabajo de la Corte IDH, debemos hacerlo desde abajo, logrando que a nivel
interno los operadores de justicia conozcan el sistema y se familiaricen con su
funcionamiento.
Órganos que componen los dos sistemas. En el caso del SEDH, desde
199822 los órganos se han reducido a dos: un órgano judicial, el TEDH, y un
órgano ejecutivo que se relaciona con el gobierno de los estados miembro,
el Consejo de Ministros del Consejo de Europa. En el SIDH los órganos son
también dos, pero ambos tienen una naturaleza judicial, la Corte IDH, o cuasi-
judicial, la CIDH. No hay un órgano encargado de facilitar la comunicación con
los gobiernos que ayude al diálogo entre sistema interno y sistema internacio-
nal. La razón de esta distinta conformación tiene su explicación en el origen de
uno y otro sistema. El modelo europeo nació con todas sus piezas engranadas
desde el primer momento: el CEDH asignó funciones a todos los órganos del
sistema, lo que ayudó a dar una mayor sistemática y lógica al trabajo de todos
ellos en conjunto. Por su parte, el modelo americano nació en fases y eso ha
dificultado el trabajo de los distintos órganos, duplicando funciones entre
Comisión y Corte en algún momento inicial; sucesivas reformas internas han
ido depurando esas dificultades, pero la geometría variable dentro del SIDH es
un problema estructural muy grave que afecta a la relación entre órganos, y al
nivel de participación que tienen los estados dentro del sistema23. Conclusión:
si deseamos evitar ese desbalance habrá que revertir esa geometría variable
logrando que todos los estados participen en igualdad de condiciones dentro
del sistema aceptando la competencia contenciosa que la Corte IDH tiene como
órgano encargado de revisar las controversias en la aplicación del tratado24.
22
En esa fecha desaparece la Comisión Europa como órgano que se encargaba de verificar
la admisibilidad de los casos y su trabajo lo asume directamente el TEDH dando así
un perfil completamente judicial al mecanismo de control del tratado.
23
González, F. “The Experience of the Inter-American Human Rights System”, en Victoria
University of Wellington Law Review, N° 103, 2009-2010, pp. 116-125.
24
Eso ayudaría también a fortalecer el trato en igualdad a todos los países dentro del
sistema y evitaría el victimismo que algunos sienten porque acumulan un largo historial
de casos ante el sistema.
62 SUSANA MOSQUERA MONELOS
25
Art. 34 del CEDH, reformado por el Protocolo 9 de 1 de noviembre de 1998. “El Tribunal
podrá conocer de una demanda presentada por cualquier persona física, ONG o grupo
de particulares que se considere víctima de una violación, por una de las Altas Partes
Contratantes, de los derechos reconocidos en el Convenio o sus Protocolos”.
26
Las sentencias de la Corte IDH se perciben como una intromisión en asuntos internos
ya que no parece posible que el juez internacional pueda conocer el sistema interno
con la misma precisión que un operador interno. Lo que sucede es que la Corte IDH no
juzga sobre la base del sistema jurídico interno (lo impide expresamente la prohibición
de cuarta instancia), sino sobre el convenio internacional de derecho humanos que es
su base competencial.
27
Con una lista de reparación tan detallada surge el problema adicional de que serán
distintos órganos internos los que deban asumir a título individual el cumplimento de
cada uno de esos criterios de reparación, lo que hace difícil el cumplimiento final de
todos ellos. Vid. Antkowiak, T. “Remedial Approaches to Human Rights Violations:
The Inter-American Court of Human Rights and Beyond”, en Columbia Journal of
Transnational Law, N° 351, 2008, pp. 351-419.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 63
caso hasta que la Corte IDH no considera efectivamente cumplidos todos los
puntos de su fallo en concepto de reparación. Mientras en el SEDH el cumpli-
miento de sentencia se resuelve en un diálogo entre órganos gubernamentales
(el ejecutivo nacional y el ejecutivo del Consejo de Europa que es el Consejo
de Ministros), en el SIDH la Corte IDH no pasa a la Asamblea General de la
OEA la labor de supervisión de manera que el diálogo se establece entre un
órgano judicial y el gobierno de turno del país que debe dar cumplimiento a
la sentencia. Esa situación complica el entendimiento, pues el lenguaje judicial
y el gubernamental son diferentes. De ahí que la recepción de sentencia en
el SIDH sea fuente de constantes tensiones y problemas entre el estado y la
Corte IDH28.
Adelantamos ahora otro elemento de nuestra hipótesis de trabajo: la Corte
IDH ha musculado hasta el máximo su capacidad de control de cumplimiento
del tratado a través del mecanismo de reparación y supervisión de sentencias,
porque de otro modo no se lograría la efectiva aplicación del tratado en sede
nacional. Pero en el supuesto de que logremos mejorar el sistema de cumpli-
miento a través de otros mecanismos, podría la Corte IDH relajar su sistema de
supervisión de cumplimiento de sentencias y de ese modo mejorar su diálogo
con el sistema jurídico interno que no sentiría la presión del ojo fiscalizador
del tribunal internacional. Es por tanto importante plantear cambios al sistema
para que mejore, y esos cambios pasan por varias alternativas29, pero todas
dependen en último término de la voluntad de los estados, pues cualquier
cambio tendrá que hacerse en el tratado y estará bajo la regla de consentimiento
expreso de los estados miembros para que entre en vigor.
28
Huneeus, A. “Courts Resisting Courts: Lessons from the Inter-American Court´s Struggle
to Enforce Human Rights”, en Cornell International Law Journal, Vol. 44, 2011, pp. 493-
533.
29
Logrando por ejemplo que todos los estados acepten la competencia contenciosa de la
Corte IDH, o ampliando el presupuesto del tribunal para que trabaje permanentemente,
o ampliando el número de magistrados del tribunal.
64 SUSANA MOSQUERA MONELOS
30
Aspecto esencial y probablemente prioritario a la hora de que el TEDH acepte
la aplicación del criterio nacional de interpretación del tratado frente al criterio
internacional que ofrecería él.
31
Bjorge, B. “Been There, Done That: The Margin of Appretiation and the International
Law”, en Cambridge Journal of International and Comparative Law, vol. 4, 2015, pp. 181-190.
32
Parte de la doctrina mantiene una visión crítica del control de convencionalidad al que
consideran una tergiversación del principio de subsidariedad. Cfr. Dulitzky, A. E., “An
Inter-American Constitutional Court? The Invention of the Conventionality Control by
the Inter-American Court of Human Rights”, en Texas International Law Journal, Vol.
50, Issue 1, 2015, pp. 45-92.
66 SUSANA MOSQUERA MONELOS
33
Corte IDH. Caso Tarazona Arrieta y otros vs. Perú. Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de octubre de 2014. Serie C. N° 286, párrs. 136-
137.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 67
34
Corte IDH. Caso Mejía Idrovo v. Ecuador. Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2011. Serie C. N° 228, párrs.
18 y 20.
35
Galain Palermo, P. “El proceso de Justicia Transicional en Uruguay”, en Verba Iuris,
N° 32, Diciembre 2014, pp. 33-44, p. 35.
68 SUSANA MOSQUERA MONELOS
36
Galin Palermo, P. “La justicia transicional en Uruguay: un conflicto sin resolución”,
en Revista de Derecho Penal y Criminología. 3 Época, n° 6. 2011, pp. 221-270, p. 222.
37
Al hacerlo, ya fuese de modo consciente o no, estaba dando cumplimiento a uno de
los más firmes criterios jurisprudenciales de la Corte IDH a la hora de interpretar los
mecanismos de protección, que frenan el conocimiento del fuero militar a las causas
de contenido civil.
38
Galin Palermo, P. “La justicia transicional en Uruguay: un conflicto sin resolución”,
Ob.. cit., p. 233.
39
Galaín Palermo, P. “La influencia de las decisiones de los órganos del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos en el derecho penal de
Uruguay”, en AAVV. Sistema interamericano de protección de los derechos humanos y derecho
penal internacional, KAS, 2013, pp. 399-443, p. 412.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 69
40
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Fondo y
reparaciones. Serie C. N° 221, párr. 83.
41
Cfr. Investigación Histórica sobre Detenidos y Desaparecidos en cumplimiento
del artículo 4 de la ley 15.488 de 2007, Tomo II, Fichas personales de Detenidos-
Desaparecidos, Uruguay, Sección 1, pág. 197.
42
Véase que Argentina no es parte en el proceso aunque como bien aprecia el Juez Vio
Grossi en su voto concurrente no hubiese sido descabellado reclamarle responsabilidad
como cooperador del hecho ilícito.
43
Cfr. artículo 2 de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas
contra las Desapariciones Forzadas, U.N. Doc. A/RES/61/177, de 20 de diciembre de
2006; artículo 7, numeral 2, inciso i) del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
U.N. Doc. A/CONF.183/9, de 17 de julio de 1998, y Grupo de Trabajo sobre la
70 SUSANA MOSQUERA MONELOS
47
Por ende puede ser calificada como un crimen de lesa humanidad. Corte IDH. Caso
Gelman v. Uruguay…, Op. cit., párr. 99.
48
En el marco de la tristemente famosa Operación Cóndor analizada por la Corte en otras
oportunidades.
49
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay…, Ob. cit., párr. 120.
50
“En razón de que se desconoce hasta el momento el paradero o destino posterior de
Ana Julia Mejía Ramírez, Carmelina Mejía Ramírez, Julia Inés Contreras, Serapio
Cristian Contreras y José Rubén Rivera Rivera, la Corte considera que los mismos aún
se encuentran sometidos a desaparición forzada”. Corte IDH. Caso Contreras y otros
v. El Salvador…, Ob. cit., párr. 92.
72 SUSANA MOSQUERA MONELOS
51
Galaín Palermo, P. “La justicia de transición en Uruguay: Un conflicto sin resolución”,
en Revista de Derecho, N° 6, 2011, pp. 109-153, p. 42.
52
Corte IDH. Caso Contreras y otros v. El Salvador…, op.cit., párr. 128.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 73
53
A las que la Corte IDH utiliza para fundamentar mejor su interpretación: Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas, Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, Relator Especial de Naciones Unidas sobre la cuestión de
impunidad, Asamblea General de la ONU, Conferencia de Viena, Grupo de Trabajo
sobre desapariciones forzosas, Comité de Derechos Humanos, Comité contra la
Tortura, Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Protocolo II Adicional a la
Convención de Ginebra, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Sistema Africano de
protección de los derechos humanos a nivel internacional; mientras que a nivel interno
han sido los tribunales de Argentina, Chile, Perú, El Salvador, Colombia y Honduras
los que han seguido la línea interpretadora de la Corte IDH.
54
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay…, Ob. cit., párr. 230.
55
Para conocer más sobre las objeciones que se formulan desde la doctrina uruguaya
véase, Pastori Fillol, A. “Reflexiones sobre los problemas vinculados a la ejecución de
la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman c/
Uruguay”, en Revista Internacional de Derechos Humanos, Año I, N° 1, 2011, pp. 181-196.
56
Galain Palermo, P. “El proceso de Justicia Transicional en Uruguay”, Ob. cit., p. 42.
74 SUSANA MOSQUERA MONELOS
57
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay…, Ob. cit., párr. 238.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 75
58
Rincón, T. “El derecho internacional de los derechos humanos: ¿límite o elemento
constitutivo de la democracia? –A propósito de la transición uruguaya a la democracia–
“,en Estudios socio-jurídicos, Vol. 14, N° 2, Diciembre 2012, pp. 71-106, p. 103.
59
A penas 8 meses después de publicada la sentencia Gelman.
60
Cfr. Galain Palermo, P. “El proceso de Justicia Transicional en Uruguay”, Ob. cit., p.
40.
61
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay…, op.cit., párr. 193.
76 SUSANA MOSQUERA MONELOS
62
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Supervisión de cumplimiento. Resolución de la
Corte IDH. 20 de marzo de 2013, párr. 59.
63
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Supervisión de cumplimiento. Resolución de la
Corte IDH. 20 de marzo de 2013, pár. 60.
64
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Supervisión de cumplimiento. Resolución de la
Corte IDH. 20 de marzo de 2013, párr. 88.
SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE LA CONVENCIONALIDAD EN UN CASO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 77
V. REFLEXIONES FINALES
El derecho internacional público decidió alejarse de la doctrina de prece-
dentes; cada sentencia es respuesta vinculante para dar solución a la concreta
controversia planteada en esa sede judicial, sin que sea posible extrapolar sus
efectos para similares casos futuros. Esa circunstancia no debe sin embargo
llevarnos a infravalorar el peso que la jurisprudencia tiene para el derecho
internacional y las ventajas que aporta el diálogo interjurisdiccional para
mejorar la relación entre el derecho interno y el derecho internacional. Los
tratados, y de modo especial los tratados de derechos humanos, son considera-
dos instrumentos vivos, sometidos a reglas de interpretación que permitan su
adaptación a las circunstancias del caso concreto, y en la medida de lo posible,
puedan dar respuesta a nuevos supuestos no previstos en origen. La regla de
interpretación de un tratado es una cuestión técnica de gran importancia para
el derecho internacional, como lo demuestra el esfuerzo que la Convención de
Viena sobre el derecho de los tratados le dedica a este tema.
65
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Supervisión de cumplimiento. Resolución de la
Corte IDH. 20 de marzo de 2013, párr. 89.
66
Corte IDH. Caso Gelman v. Uruguay. Supervisión de cumplimiento. Resolución de la
Corte IDH. 20 de marzo de 2013, párr. 90.
78 SUSANA MOSQUERA MONELOS