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1ENSAYO DEL LIBRO

EL JUGADOR
FEDOR DOSTOIEVSKI

Jessica Hurtado Carvajal


Febrero de 2019.

Universidad Tecnológica de Pereira


Licenciatura en Literatura y Legua Castellana
Introducción a la literatura
DATOS DEL AUTOR

BIOGRAFÍA

Fiódor Mijáilovich Dostoievsky, novelista ruso, nació en 1821 en Moscú y murió en


1881 en la ciudad de San Petersburgo. Ha sido, y es uno de los escritores claves
de la novela internacional, recomendándose su obra en todo el mundo. Tuvo una
infancia enfermiza a causa de la epilepsia que padeció toda su vida. En 1849, fue
detenido y condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena. Fue condenado
por haberse unido a un grupo de jóvenes intelectuales que leían y debatían teorías
socialistas, prohibidos por el entonces zar Nicolás I. En ese tiempo tuvo un cambio
de pensamiento que le llevó a rechazar las ideas socialistas, por ser demasiado
ateas. Liberado en 1854, se le envió a una guarnición militar en Mongolia, donde
pasó los siguientes cinco años hasta que recibió permiso para regresar a San
Petersburgo, en compañía de una viuda aquejada de tuberculosis, con la que se
casó y no fue feliz. En 1866 escribió El Jugador como pago a unas deudas y se
casó poco después con su mecanógrafa, con la que sí que alcanzaría felicidad.
Murió huyendo de los acreedores.

Su gran aportación a la literatura universal consistió en dar un nuevo enfoque a la


novela en la cual el narrador ya no está fuera, sino que su presencia se manifiesta
con voz propia, actuando como otro personaje.

Pobres Gentes y Noches Blancas, antes de su condena, La Casa de los


Muertos, Humillados y Ofendidos en 1861, Crimen y Castigo y El Jugador en
1866, El Idiota en 1869, El eterno marino en 1870, El Adolescente en 1872, y Los
Hermanos Karamazov en el año 1879, entre otras.

Se ha clasificado a Dostoievsky en el realismo (en gran parentesco con el


naturalismo). Esta corriente, no trata de argumentar nada, simplemente muestra
los hechos reales (siempre situaciones negativas o marginales) desde un punto de
vista subjetivo y a veces amoral. Representantes de esta literatura son Benito
Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín y Mark Twain entre otros.

Aún hoy en día los críticos y expertos intentan clasificarlo, sin conseguirlo, en los
casilleros de las tendencias políticas y religiosas, porque Dostoievsky es uno de
los autores más complejo, contradictorio y apasionante de la literatura mundial.
JUGANDO LA VIDA
Cuántas veces en la vida nos hemos sentido perdidos, desorientados, sin salida,
sin ninguna puerta abierta, sin una mano amiga que nos ayude a encontrar el
rumbo o sin un propósito claro en el camino. ¿Seré solo yo? o quizá ¿todos en
algún momento de la vida nos sentimos así? Ante la pérdida, ante el desamor,
ante los errores, ante las crisis económicas o ante una enfermedad; la vida es tan
compleja, es tan difícil mantenerse cuerdo frente a vicisitudes, mantenerse firme,
sin retroceder, sin rendirse. Habrá quien diga siempre que es cobarde quien no
enfrenta los fracasos, yo digo que existen muchas formas de enfrentarlos y es
igual de meritorio quien apuesta su última carta e intenta cambiar, como quien
decide girar un globo terráqueo, comprar un pasaje en avión o barco y volver a
empezar en otra tierra, con otras personas, sin vestigios del pasado.
Podría decirse que en este párrafo se resume el sentimiento primordial del libro El
Jugador, en el que el preceptor Alexei Ivanovich, regresa de un viaje, solo para
descubrir que la familia para la que trabaja se encuentra sumida en una gran crisis
económica y que solo espera la muerte de la abuela, para cobrar su herencia
como único recurso contra la quiebra.
Reconozco que suena cruel esperar la muerte de un familiar para solucionar los
problemas económicos, pero al pensar en el General entiendo lo desesperado que
puede estar, viendo como se acumulan las facturas sin pagar, como las deudas
aumentan, los acreedores lo acosan, como su nombre y su reputación queda
manchada como una persona indigna. Esto en aquella época, en una de las
familias nobles de la ciudad era una verdadera tragedia; hoy en día, sin embargo,
la línea de los valores es difusa, nadie puede saber a ciencia cierta si una persona
es totalmente confiable, ya no se respeta la palabra dada, ya no existen tratos
entre caballeros, sin necesidad de papeles, de contratos o de amenazas.
Recuerdo que desde la infancia he visto a mi padre hacer negocios, es agricultor,
propietario de grandes cultivos y nunca lo he visto quedar mal en un acuerdo,
nunca lo he visto incumplir una deuda; a pesar de las malas rachas, de las
cosechas bajas, de las plagas o del mal clima, siempre busca la manera de
cumplir la promesa; él me cuenta (cuando logro que hable de algo distinto al
trabajo, cuando logro que hable de sí mismo sin vergüenza y me cuente de su
niñez) que su padre era igual, de tradición cafetera, sacó adelante a once hijos, sin
llegar nunca a robarle un centavo a nadie. Así eran los hombres de antes,
seguros, confiables o como se dice por aca berracos.

Por otro lado, en esta obra es de vital importancia el amor, un sentimiento tan
primitivo, tan puro y necesario como el amor. Vemos que casi todos los personajes
sufren de este mal que aqueja a la humanidad por igual, sin distinguir entre ricos y
pobres, nobles o plebeyos, blancos, amarillos o negros. El general por ejemplo
está enamorado de la condesa Madeimoselle Blanche de Cominges, mujer
impostora y avariciosa que solo desea casarse con él, si recibe la herencia de la
abuela, para después ella poder manejarla a su antojo.

También Alexei Ivanovich siente algo por Polina Aleksándrovna, aunque en


realidad ni el mismo sabe si la ama o la odia, ni siquiera sabe a ciencia cierta si es
una mujer hermosa, la ve como una persona arrogante, que lo desprecia, que no
acepta su sumisión y sin embargo lo utiliza para satisfacer sus caprichos; él mismo
reconoce que en ocasiones quisiera morderla, comérsela, que ha llegado incluso a
pensar en matarla, para no tener que sufrir más la insoportable necesidad de
verla. Vive pensando que esa mujer es su salvación, pero es en realidad su
perdición; de hecho cuando la pierde definitivamente, pierde también el rumbo de
su vida, cayendo finalmente seducido por el juego de la ruleta, entregándose al
vicio en una ciudad donde el vicio es la norma, Ruletemburgo.

No obstante, creo que precisar en qué momento exacto, en que difusa línea el
odio se transforma en amor o el amor se convierte en odio, es más complejo de lo
que parece. ¿Cuándo deja uno de idealizar a la persona amada?, cuándo se dejan
de ignorar los defectos y se empieza a magnificarlos, cuándo un gesto, una
palabra, una mirada no son ya la invitación para perderse en las caricias, en los
besos y en el encuentro de dos almas, sino por el contrario la excusa para
terminarlo todo, la última gota con que se rebosa la copa de champagne que antes
acompañaba las noches de pasión.

En la historia, el preceptor derrotado, parte a la icónica Paris, la ciudad del amor,


con los bolsillos llenos de dinero y acompañado de la última persona que podía
esperarse, Madeimoselle Blanche, quien lo incita a perderse en los placeres de la
ciudad y lo despluma en menos de un mes, cuando los encuentra el general y
deciden por fin casarse, ya que tarde o temprano recibirá su tan anhelada
herencia. Es entonces cuando con muy poco dinero decide regresar a su ciudad y
cae en el infierno del juego, ganar mucho, solo para ver una hora después que lo
ha perdido todo; llega el momento en que es encarcelado por una deuda de juego
y sospecho que el autor habla de sí mismo en esta etapa de la historia, ya que el
mismo estuvo en prisión durante varios años, murió huyendo de los acreedores y
este libro El Jugador, lo escribió como pago a las deudas que había ido
acumulando.

Solo en este instante, este gran autor nos permite recordar que aun existe algo de
bondad en el alma humana, cuando Alexei se encuentra con su amigo el inglés
Mr. Astley, quien lo obliga a mirarse a sí mismo y verse con los ojos de la realidad,
reducido a poco más que un indigente, sin dinero casi ni para comer, preso de una
adicción peor que los barrotes de la prisión, una necesidad casi tan apremiente
como los besos de la persona que se ama.

Después de una larga conversación, en la que el inglés le confiesa al preceptor


que Polina estaba en realidad enamorada de él, pero no pudo quedarse a su lado
porque está enferma y después de un abrazo como solo dos buenos amigos
pueden abrazarse, el inglés le entrega diez florines y le dice que no le da más
porque en su caso vendría a ser lo mismo, ya que la cantidad que sea la apostaría
y la perdería.

En efecto se dirige directamente hacia el casino en donde lo pierde todo menos el


último florín y tiene que decidir si comer o apostarlo ¿a que no adivinan lo que
nuestro protagonista hace? Exacto, apuesta su último florín pero para sorpresa de
todos esta vez logra ganar una buena cantidad de dinero y toma una decisión
definitiva, al día siguiente partirá a Suiza a buscar a Polina, el amor de su vida.

Sin querer caer en un cliché, ¿no es la vida una ruleta que gira sin parar? En la
que en muchas ocasiones se pierde y la casa se lo queda todo, pero en la que
también sucede que después de muchas vueltas la bolita cae en el rojo y resulta
que tu lo has apostado todo al rojo, ¿no es ese el propósito de la vida? Arriesgar
para perder o tal vez para ganarlo todo ¿no es ese un instante mágico,
maravilloso, incluso sublime?, ¿no cambiaria cualquier persona una vida entera de
rutina y abyección por la gloria efímera?, yo lo haría, siempre.

Personalmente considero que esta historia de alguna manera nos atrapa,


retratando muchos de los rasgos de la personalidad humana; yo diría sin hacer
apología de la religión, tema del que prefiero no opinar, que casi todos los
pecados capitales se encuentran presentes, empezando por la envidia que casi
todos los personajes sienten por la abuela, dueña de una gran fortuna y que visita
la ciudad, no solo para demostrar que está más viva que nunca, sino también para
jugar en el casino, donde empieza ganando y termina diezmando en una buena
cantidad su fortuna, para desgracia de todos sus descendientes. Encontramos
también la lujuria que siente el general por la condesa y lo lleva a la locura, que
padece el preceptor ante los desprecios de Polina y lo llevan a desearla aún más.
De nuevo Alexei siente verdadera ira e incluso deseos asesinos, por el francés
que le presta dinero al general, para después dejarlo en la quiebra e intenta
comprar a Polina. Está presente en todo momento la soberbia de la misma Polina,
que le impide disfrutar del amor libremente, así como la avaricia de la señorita
Blanche y del francés, capaces de todo para casarse con los herederos.

Para concluir, me gustaría decir que esta obra es tan humana, tan íntimamente
ligada a la condición humana, que su lectura nos obliga a hacer una introspección
al alma, al interior de cada uno y reconocer en nosotros mismos la debilidad, la
vulnerabilidad, la enorme necesidad de ser aceptados y amados, e incluso la
capacidad que todos tenemos de convertirnos en aquello que odiamos, el criminal,
el presidiario, el amante, el mentiroso, el ruin, el falso, el envidioso, el Jugador.

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