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EL JUGADOR
FEDOR DOSTOIEVSKI
BIOGRAFÍA
Aún hoy en día los críticos y expertos intentan clasificarlo, sin conseguirlo, en los
casilleros de las tendencias políticas y religiosas, porque Dostoievsky es uno de
los autores más complejo, contradictorio y apasionante de la literatura mundial.
JUGANDO LA VIDA
Cuántas veces en la vida nos hemos sentido perdidos, desorientados, sin salida,
sin ninguna puerta abierta, sin una mano amiga que nos ayude a encontrar el
rumbo o sin un propósito claro en el camino. ¿Seré solo yo? o quizá ¿todos en
algún momento de la vida nos sentimos así? Ante la pérdida, ante el desamor,
ante los errores, ante las crisis económicas o ante una enfermedad; la vida es tan
compleja, es tan difícil mantenerse cuerdo frente a vicisitudes, mantenerse firme,
sin retroceder, sin rendirse. Habrá quien diga siempre que es cobarde quien no
enfrenta los fracasos, yo digo que existen muchas formas de enfrentarlos y es
igual de meritorio quien apuesta su última carta e intenta cambiar, como quien
decide girar un globo terráqueo, comprar un pasaje en avión o barco y volver a
empezar en otra tierra, con otras personas, sin vestigios del pasado.
Podría decirse que en este párrafo se resume el sentimiento primordial del libro El
Jugador, en el que el preceptor Alexei Ivanovich, regresa de un viaje, solo para
descubrir que la familia para la que trabaja se encuentra sumida en una gran crisis
económica y que solo espera la muerte de la abuela, para cobrar su herencia
como único recurso contra la quiebra.
Reconozco que suena cruel esperar la muerte de un familiar para solucionar los
problemas económicos, pero al pensar en el General entiendo lo desesperado que
puede estar, viendo como se acumulan las facturas sin pagar, como las deudas
aumentan, los acreedores lo acosan, como su nombre y su reputación queda
manchada como una persona indigna. Esto en aquella época, en una de las
familias nobles de la ciudad era una verdadera tragedia; hoy en día, sin embargo,
la línea de los valores es difusa, nadie puede saber a ciencia cierta si una persona
es totalmente confiable, ya no se respeta la palabra dada, ya no existen tratos
entre caballeros, sin necesidad de papeles, de contratos o de amenazas.
Recuerdo que desde la infancia he visto a mi padre hacer negocios, es agricultor,
propietario de grandes cultivos y nunca lo he visto quedar mal en un acuerdo,
nunca lo he visto incumplir una deuda; a pesar de las malas rachas, de las
cosechas bajas, de las plagas o del mal clima, siempre busca la manera de
cumplir la promesa; él me cuenta (cuando logro que hable de algo distinto al
trabajo, cuando logro que hable de sí mismo sin vergüenza y me cuente de su
niñez) que su padre era igual, de tradición cafetera, sacó adelante a once hijos, sin
llegar nunca a robarle un centavo a nadie. Así eran los hombres de antes,
seguros, confiables o como se dice por aca berracos.
Por otro lado, en esta obra es de vital importancia el amor, un sentimiento tan
primitivo, tan puro y necesario como el amor. Vemos que casi todos los personajes
sufren de este mal que aqueja a la humanidad por igual, sin distinguir entre ricos y
pobres, nobles o plebeyos, blancos, amarillos o negros. El general por ejemplo
está enamorado de la condesa Madeimoselle Blanche de Cominges, mujer
impostora y avariciosa que solo desea casarse con él, si recibe la herencia de la
abuela, para después ella poder manejarla a su antojo.
No obstante, creo que precisar en qué momento exacto, en que difusa línea el
odio se transforma en amor o el amor se convierte en odio, es más complejo de lo
que parece. ¿Cuándo deja uno de idealizar a la persona amada?, cuándo se dejan
de ignorar los defectos y se empieza a magnificarlos, cuándo un gesto, una
palabra, una mirada no son ya la invitación para perderse en las caricias, en los
besos y en el encuentro de dos almas, sino por el contrario la excusa para
terminarlo todo, la última gota con que se rebosa la copa de champagne que antes
acompañaba las noches de pasión.
Solo en este instante, este gran autor nos permite recordar que aun existe algo de
bondad en el alma humana, cuando Alexei se encuentra con su amigo el inglés
Mr. Astley, quien lo obliga a mirarse a sí mismo y verse con los ojos de la realidad,
reducido a poco más que un indigente, sin dinero casi ni para comer, preso de una
adicción peor que los barrotes de la prisión, una necesidad casi tan apremiente
como los besos de la persona que se ama.
Sin querer caer en un cliché, ¿no es la vida una ruleta que gira sin parar? En la
que en muchas ocasiones se pierde y la casa se lo queda todo, pero en la que
también sucede que después de muchas vueltas la bolita cae en el rojo y resulta
que tu lo has apostado todo al rojo, ¿no es ese el propósito de la vida? Arriesgar
para perder o tal vez para ganarlo todo ¿no es ese un instante mágico,
maravilloso, incluso sublime?, ¿no cambiaria cualquier persona una vida entera de
rutina y abyección por la gloria efímera?, yo lo haría, siempre.
Para concluir, me gustaría decir que esta obra es tan humana, tan íntimamente
ligada a la condición humana, que su lectura nos obliga a hacer una introspección
al alma, al interior de cada uno y reconocer en nosotros mismos la debilidad, la
vulnerabilidad, la enorme necesidad de ser aceptados y amados, e incluso la
capacidad que todos tenemos de convertirnos en aquello que odiamos, el criminal,
el presidiario, el amante, el mentiroso, el ruin, el falso, el envidioso, el Jugador.