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PATERNIDAD

Paternidad es un concepto que procede del latín paternitas y


que refiere a la condición de ser padre. Esto quiere decir que
el hombre que ha tenido un hijo accede a la paternidad.
Por ejemplo: “La paternidad es un sueño cumplido para
mí”, “Hay hombres a quienes la paternidad les queda
grande”, “Nunca pensé que la paternidad iba a cambiarme tanto
la vida”.
Por lo general, la paternidad se emplea para nombrar a la
cualidad del padre (hombre). En el caso de la mujer, la noción asociada a ser madre
es maternidad. Sin embargo, según el contexto, paternidad puede nombrar tanto al padre
como a la madre.
Es importante destacar que la paternidad trasciende lo biológico. La filiación puede darse
a través de la adopción, convirtiendo a la persona en padre de su hijo aún cuando este
último no sea su descendiente sanguíneo. En un sentido similar, el hombre que dona
semen para que una mujer se insemine no se transforma en el padre del futuro niño.
Si bien el hombre que engendra o adopta a un niño es su padre para siempre, la
paternidad juega un papel especialmente importante durante los años de crianza. Es
sabido que las experiencias más críticas y determinantes de la vida de una persona tienen
lugar hasta los cuatro o cinco años de edad; si las figuras de sus mayores no les ofrecen
el amor y los cuidados necesarios, pueden producirse heridas imposibles de borrar.
Hay quienes creen que todos estamos condicionados por nuestra infancia, incluso por
aquellas situaciones aparentemente sin importancia que quedaron enterradas en lo más
profundo de nuestra memoria. Los miedos difíciles de explicar, los bloqueos emocionales,
las dificultades para relacionarse con otras personas y la falta de confianza en nosotros
mismos vienen de nuestra más tierna infancia, de aquella época en la cual dependíamos
de nuestros padres para sobrevivir y para aprender a entender el mundo.
Lamentablemente, no todos los niños nacen en familias que estén dispuestas a quererlos
y criarlos con paciencia y atención. Independientemente de la configuración del grupo
familiar (que puede estar formado por uno o dos hombres, una o dos mujeres, o bien por
un hombre y una mujer), el rol de la paternidad parece recibir menos importancia a medida
que la humanidadavanza; la necesidad de triunfar y de ascender en las jerarquías sociales
tienden a alejar a los seres humanos de sus raíces, de sus emociones, y los llevan a
priorizar los bienes materiales por sobre los lazos afectivos.
Otro fenómeno que afecta la crianza de los niños es la paternidad prematura (también
denominada precoz), que ocurre cuando los adolescentes se convierten en padres. Esta
situación, muy común en algunas partes del mundo, resulta grave y perjudicial por
diversas razones, como ser que estas personas no suelen completar sus estudios
secundarios, lo cual, combinado con el hecho de no haber alcanzado la mayoría de edad,
les da pocas posibilidades de conseguir trabajo y hacerse cargo de sus
nuevas responsabilidades.
Maternidad
La maternidad es la vivencia que tiene una mujer por el hecho biológico de ser madre. Si
bien el sentimiento maternal se desarrolla a partir del nacimiento de un hijo, con
anterioridad al embarazo es muy frecuente que la mujer desarrolle un instinto maternal, es
decir, el anhelo de tener un hijo, cuidarlo y educarlo. En este sentido, el instinto de la
madre es un concepto biológico que va más allá de la mujer como ser humano, ya que la
mayoría de mamíferos también lo manifiestan.
Cada mujer siente la maternidad desde una perspectiva muy íntima, pues se trata de un
conjunto de emociones personales que no son uniformes, sino que presentan todo tipo de
matices relacionados con el amor y la protección.
El concepto de maternidad está generalmente asociado al vínculo entre una mujer y un
bebé. Esta idea sería como un aspecto parcial de la maternidad en conjunto, pues en
realidad se trata de una experiencia vital más amplia en el tiempo y que no depende de la
edad del hijo.
Al margen de la vivencia individual, la maternidad puede concebirse desde otros enfoques.
En el ámbito de la medicina existe una especialidad orientada a la salud de las madres
durante el embarazo (la obstetricia), así como secciones hospitalarias destinadas a la
atención y el cuidado de las mujeres embarazadas.
Desde un punto de vista social, la mayoría de países establecen leyes que protegen y
amparan la maternidad. Este tipo de regulación se realiza con permisos para la atención
de los recién nacidos, reducción de la jornada laboral o la autorización legal para la
lactancia materna durante la jornada de trabajo. La dimensión social de la maternidad es
igualmente una cuestión de cierta importancia colectiva, ya que el índice de nacimientos
es uno de los parámetros esenciales para el correcto equilibrio de la población.
En los últimos años los avances médicos relacionados con la maternidad han permitido
que las fronteras de lo que significa ser madre se alteren significativamente. Un claro
ejemplo, es el de los vientres de alquiler, denominada legalmente como maternidad
subrogada.
Por último, la maternidad tiene un sentido comercial. De hecho, hay toda una serie de
establecimientos, productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de las
madres. Incluso se podría hablar de todo un mundo literario relacionado con esta vivencia
(blogs y publicaciones con consejos, reflexiones y testimonios diversos).
Sexualidad humana
La sexualidad humana representa el conjunto de comportamientos que conciernen la
satisfacción de la necesidad y el deseo sexual. Al igual que los otros primates, los
seres humanos utilizan la excitación sexual con finesreproductivos y para el
mantenimiento de vínculos sociales, pero le agregan el goce y el placer propio y el del
otro. Elsexo también desarrolla facetas profundas de la afectividad y la conciencia de la
personalidad. En relación a esto, muchas culturas dan un sentido religioso o espiritual
al acto sexual, así como ven en ello un método para mejorar (o perder) la salud.
Egremy define a la sexualidad como la "Construcción bio-socio-psicológica que nos
permite establecer relaciones con los demás desde el eje sexo-genérico".
La OMS define como "sexualidad es un aspecto central del ser humano presente a lo largo
de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género la orientación sexual,
el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. La sexualidad se vivencia y se
expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos y creencias, actitudes, valores,
conductas prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir
estas dimensiones, no obstante no todas ellas se vivencían o se expresan siempre. La
sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales,
económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos y espirituales".
Aunque existen componentes característicos a todos los seres humanos que conforman la
sexualidad, no se puede hablar de una sexualidad única, sino que existen tantas
sexualidades como seres humanos en el mundo porque cada uno de nosotros posee una
construcción individual de su sexualidad.
La complejidad de los comportamientos sexuales de los humanos es producto de
su cultura, su inteligencia y de sus complejas sociedades, y no están gobernados
enteramente por los instintos, como ocurre en casi todos los animales. Sin embargo, el
motor base del comportamiento sexual humano siguen siendo los instintos, aunque su
forma y expresión dependen de la cultura y de elecciones personales; esto da lugar a una
gama muy compleja de comportamientos sexuales. En la especie humana, la mujer lleva
culturalmente el peso de la preservación de la especie.
En la sexualidad humana pueden distinguirse aspectos relacionados con la salud,
el placer, legales, religiosos, etc. El concepto de sexualidad comprende tanto el impulso
sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción, como los diferentes aspectos de la
relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y de
las expectativas de rol social. En la vida cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy
destacado ya que, desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las personas, va
mucho más allá de la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la
sociedad.

Sexualidad responsabilidad
Para hablar de sexualidad responsable es imprescindible referirse en primer término a una
Educación Sexual adecuada y efectiva. Una buena definición de ella es decir que la
educación sexual consiste en la enseñanza tendiente a desarrollar la comprensión de los
aspectos físico, mental, emocional, social, económico y sicológico de las relaciones
humanas en la medida en que afecten a las relaciones entre hombre y mujer.
En la actualidad, la poca y deficiente educación sexual que reciben en general los niños se
basa sólo en la cuestión anatómica (diferencias entre el varón y la mujer) y se habla de las
relaciones sexuales sólo desde el punto de vista de la posibilidad de enfermar, 
entregándose extensos temas sobre protección y anticoncepción.
No sirve brindar a los chicos clases aisladas y esporádicas. Será necesario sostener la
educación sexual como una parte más del aprendizaje para la vida. Como todo
conocimiento, los conceptos se apoyan unos sobre otros, a lo largo de los encuentros.
Por lo general, tanto los padres como los docentes y directivos de instituciones escolares,
tienen muchos y muy fuertes tabúes sobre el tema de la sexualidad. La mayoría de las
veces surge una negativa a permitir que los hijos reciban educación sexual de parte de
profesionales de la educación.
Desde la perspectiva biológica, es claro que la sexualidad cumple una misión de
supervivencia de la especie humana pretendiendo una única misión: reproducirse a sí
misma de manera que nuevos individuos sustituyan a aquellos que mueran.
La finalidad reproductiva de nuestra sexualidad determina de forma fundamental nuestra
morfología. Nuestros órganos reproductivos así como muchos de los aspectos con los que
vivimos, disfrutamos y sufrimos nuestra sexualidad están en íntima relación con ésta
función reproductiva.
La forma del pene y de la vagina tienen definida su complementariedad por esta cuestión,
la alta concentración de terminales nerviosos en el glande o el clítoris o la importante
cantidad de transpiraciones que generan olores característicos son algunos de los
ejemplos de cómo la evolución de los seres humanos, como del resto de los mamíferos,
ha rodeado de múltiples atractivos una misión que, por el bien de la especie, debía
realizarse con eficacia.
Todo esto genera una realidad que modela y en ocasiones atrapa nuestras conductas
sexuales, pero no acaba aquí el condicionamiento de nuestra sexualidad. Se ha dicho que
la naturaleza del ser humano es su sociabilidad, su cultura. Igual que determinados
depredadores precisan de la sabana para sobrevivir o algunos reptiles necesitan que su
medio posea un elevado grado de humedad, las personas garantizamos nuestra
supervivencia conviviendo con otras personas, viviendo en sociedad.
Podemos definir el término cultura como el modo en que una sociedad o grupo de
personas se organiza para sobrevivir como tal. Hemos de destacar que la forma en que se
realiza la sexualidad de los miembros de cada sociedad tiene repercusiones
fundamentales y básicas en muchos aspectos de su organización cotidiana y su
supervivencia.
La sexualidad es un elemento clave para modelar muchos aspectos de la vida social. No
sólo se trata del número de hijos «adecuado», también resulta importante el modo en el
que se permiten las relaciones sexuales, la regulación de la natalidad, la permisividad o
rechazo del aborto o el trato y el rango que se otorgan a la sexualidad de los seres que no
tienen capacidad reproductiva (básicamente viejos y niños).
La sexualidad de las personas es organizada, educada y controlada de formas distintas en
cada sociedad. No sólo se dictan normas y leyes de manera explícita, sino que también,
soterradamente, los modelos sociales configuran los usos y consecuencias de nuestra
sexualidad.

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