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EL BARRILETE

DE JUAN
POR ERICK ORELLANA
EL BARRILETE DE JUAN

Era 1 de noviembre y en el pueblo de Sum-


pango para esa temporada solía hacer mu-
cho viento, se acostumbraba para la épo-
ca hacer y volar barriletes, una tradición
que disfrutaban todas las personas desde
los más grandes hasta los más pequeños.
Juan, un niño de 10 años que vivía afuera del
pueblo esperaba todos los años con ansias
la temporada de barriletes, era su fecha fa-
vorita y le encantaba hacer barriletes gran-
des, los hacía de todas las formas y colores.
Ese día Juan se levantó contento, era no-
viembre y miro al cielo encantado y emo-
cionado, era un día ideal para volar su
barrilete, había empezado un proyecto
semanas antes de un barrilete más gigan-
te que él, tenía los colores del arcoiris y la
forma de un rombo, se pasó toda la no-
che terminando su barrilete que sin darse
cuenta de que ya era muy tarde, su mamá
le dijo que tenía que dormir, pero el conti-
nuó elaborando en lo que sería su mejor
aventura. Lo terminó y pensó en lo bonito
y colorido que se vería volando en el cielo.
¡Era tan grande que hasta podía volar con el!
Amaneció y Juan sin dormir muchas horas,
pero entusiasmado se puso su playera favo-
rita con rayas y salió con su barrilete gigante,
subió a una montaña muy alta dónde había
un campo amplio de pasto verde y flores de
todos los colores, el cielo era azul con pe-
queñas nubes que lograban formar figuras.
Juan se quedó a admirar el horizonte al
lado de un frondoso árbol de manzanas
que había en la cima, hacía un buen día,
pero juan aun temía que fuera a llover.
Mientras miraba las nubes notó que había
algo volando que parecía un niño en un ba-
rrilete color verde.
El niño del barrilete daba vueltas en el cielo
contento y sonriendo, miró a Juan y decidió
bajar para saludarlo.
Juan estaba muy asombrado de lo que
acababa de ver.
El niño del barrilete se acercó a Juan y le
dijo:
- Soy Lalo y tú ¿cómo te llamas?
- Me llamo Juan; dijo con asombro y ense-
guida tambien pregunto:
- ¿cómo lograste volar así?, se ve muy diver-
tido.
- Es muy fácil solo tienes que subirte en tu ba-
rrilete y pensar en cosas bonitas; respondió
Lalo
- Eso parece fácil; Dijo Juan
- Claro que sí; Respondió Lalo con entusias-
mo
Y monto su barrilete y empezó a volar alre-
dedor de Juan.
Este quería intentarlo también, pero tenía
miedo de caerse de su barrilete, además
aún no lo había probado antes, no sabía si
este podía volar, sin embargo, la curiosidad
le ganó y puso su barrilete en el suelo y se
subió con los ojos cerrados por el miedo.
Cuando los abrió seguía en el suelo y Lalo
estaba riendo algunos metros sobre el.
- ¡Debes pensar en cosas lindas!; dijo Lalo
Juan cerró nuevamente los ojos y pensó en
lo mucho que le encantaba la temporada
de barriletes y lo bonito que era volar uno;
de repente sintió que se movía, abrió los ojos
y ¡Juan estaba volando!
- ven conmigo; le dijo Lalo
Y volaron sobre las montañas y los ríos, Juan
no podía creer que estaba volando, nunca
pensó que podía volar junto a su barrilete,
miró su pueblo y saludó a todos los que mi-
raban con asombro, conoció otros pueblos,
bosques y montañas.
Juan y Lalo volaron por muchos campos
contentos, admirando el paisaje y los ani-
males.
Todo era risas y felicidad hasta que notaron
que se acercaba una tormenta hacia ellos,
el cielo se llenó de nubes grises y sintieron la
lluvia sobre ellos.
Lalo le dijo a Juan que tenían que bajar de
prisa porque el el agua iba a destruir los ba-
rriletes y empezaron a bajar.
Los barriletes se empezaron a destruir y cada
ves era más difícil volar, Lalo estaba cayen-
do y Juan asustado no sabía que hacer,
empezó a escuchar voces que le decían:
¡Juan! ¡dónde estás Juan! ¡Juan!
Cerró los ojos y cuando los abrió esta-
ba sentado bajo el árbol de manza-
nas, el sol iluminaba las plantas, el vien-
to era cálido y el cielo era azul sin nubes.
Las voces continuaban y eran sus papás que
lo estaban buscando.
Juan se había quedado dormido al pie
del manzano porque no durmió la no-
che anterior por construir su barrilete.
¡Todo fue un sueño!
Pero un sueño que Juan nunca olvida-
rá! a pesar del miedo a la lluvia para
su barrilete, fue una gran aventura.
Juan le contó todo a sus padres y ellos le
acompañaron a volar su barrilete de ar-
coiris, Juan desenrolló su cono de hilo
para volar su barrilete por el cielo y se
elevó muy alto, mientras lo hacía recor-
dó a Lalo con su barrilete verde y sonrió.
Fin.
EL BARRILETE
DE JUAN

Por Erick Orellana


Orellanas.erick@gmail.

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