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ENSAYO

El desarrollo histórico de la ética de la investigación ha sido variable a lo largo del tiempo; el


ser humano es un ente en constante cambio, al igual que las normas y los principios
impuestos por la sociedad para regular su conducta entre estas las que rigen las
investigaciones en pro en el campo de las Ciencias Sociales en la educación.

En las ciencias sociales existe un compuesto de cambios sociales y económicos, crédito de


la globalización, que nos lleva a recapacitar sobre la deliberación de las metodologías de
estudio. El desafío consiste en someter la grieta entre lo social, estudiado a través de las
metodologías cuantitativas, y la socialidad, marcada por las metodologías cualitativas. La
ética surge de la cultura. Ésta nos dice sobre el instintivo agrupado de un pueblo. La
investigación debe abordarlas formas apropiadas y validadas de recoger la realidad. He
aquí la certeza más estrecha del conjunto: cultura/ética/investigación. En este momento, lo
que surge desde las raíces de la vida en comunidad es una ética asociada con la socialidad
y por esto es histórico tantear las metodologías de información en las ciencias sociales.

La ética de la investigación incluye el respeto por la cultura y el reconocimiento de las


formas básicas de la organización social. Esto, agrupado ya no tanto ahora con la
organización social, con la inventiva llamada dura, sino con la mirada blanda, asociada con
la socialidad. Y, en este caso, el acatamiento ético debe centrarse mucho más en la
formulación de un dificultad de investigación con sensitivo cultural, que debiera ser decidido
con la colaboración de los actores, mucho más conscientes y vigilantes.

La ética trata de las costumbres y modos de ente, con las atenciones respectivas, del ser
humano. Se entiende que éste pone en trabajo su ética en el argumento de su cultura y en
la semejanza con otras personas. La indagación en ciencias sociales pretende alcanzar la
forma en que los hombres y los grupos humanos se relacionan y, sobre esa base, dar ideas
y propuestas concretas para mejorar la calidad relacional y material en la vida de las
personas.

En opinión de Benejam (1993: 342), “Ciencias Sociales son todas las que estudian las
actividades del ser humano en sociedad tanto en el pasado como en el presente, y las
relaciones e interacciones con el medio y el territorio donde se han desarrollado o
desarrollan en la actualidad”. Desde esta consideración, las Ciencias Sociales se presentan
como un conjunto de disciplinas que comparten, a nivel genérico, un mismo objeto de
estudio y una metodología de análisis semejante, pero que se diferencian, a nivel
específico, por el marco teórico y conceptual característico de cada una, de donde cabe
concluir que el área de Ciencias Sociales adolece de una fundamentación epistemológica
global (Asklepios Cronos, 1991).

Desde este punto de vista, las Ciencias Sociales representan un conjunto de tradiciones
intelectuales que se fueron configurando y especializando académicamente, en relación con
formas de pensamiento general o filosófico, en contacto con otros campos de conocimiento
específicos y con el propio devenir de las sociedades.

El estudio de la educación desde las distintas disciplinas sociales se ha especializado por


concordar a la educación al método hipotético, conceptual y metodológico que le es propio a
cada uno de estos dominios. No obstante el valor de institucionalización alcanzado por la
esfera cognitiva y por la institución escolar, las actuales transformaciones de la sociedad, al
mismo lugar que han abierto nuevos canales de cesión de comprensión, también han
arrancado las bases institucionales sobre las que tradicionalmente descansaba el causa de
socialización.

Ante estas circunstancias, las ciencias sociales y en especial la sociología de la educación,


se enfrentan a la ineludible tarea de posicionar a la estructura social de la educación en la
intersección tradición-modernidad, para de ahí construir los puntos de partida desde los
cuales las ciencias sociales puedan contribuir a un conocimiento innovador sobre la
educación.

En definitiva, la Didáctica de las Ciencias Sociales constituye un área de conocimiento


emergente que forma parte de la Didáctica y que se incluye en el campo más amplio de las
Ciencias de la Educación. Su ámbito de estudio está constituido por el conjunto de
contextos (sistemas) de enseñanza-aprendizaje institucionalizados, en la medida en que
manejan información relacionada con los problemas sociales. Esto quiere decir que los
temas relevantes para la Didáctica lo son también para la Didáctica de las Ciencias
Sociales, y viceversa, pero lo son, en el primero de los casos, desde una perspectiva mucho
más concreta: desde la óptica de facilitar que los alumnos describan, comprendan y
conceptualicen los sistemas sociales y sus relaciones con el medio natural, y que
desarrollen determinadas capacidades, actitudes y comportamientos en relación con lo
anterior (Porlán, 1993).

La reflexión en las ciencias sociales debe tomar en consideración esta nueva realidad y
reconocer que nuevas formas de relación humana están surgiendo y que será necesario
utilizar nuevos esquemas de interpretación y modelos para la acción, considerando las
emociones, las sensaciones y la intuición en un lugar tanto o más destacado que el
tradicional pensamiento empírico.

referencias

https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/9895/Deontologia%20del
%20abogado%20final.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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