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PROYECTO PEDAGÓGICO

Escritura de textos reflexivos a propósito de las relaciones interculturales


entre las comunidades indígenas y el resto de la sociedad

Santiago Blandón Escobar

Contenido

1. Introducción
2. Presentación
3. Objetivos
4. Contexto
5. Justificación
6. Metodología
7. Referentes

Introducción: ¿Qué me motiva a proponer este proyecto pedagógico?

En el curso Tendencias narrativas colombianas II, una asignatura electiva de las


maestrías de la Escuela de Estudios Literarios, hemos analizado algunas obras de autores
indígenas colombianos. Durante el ejercicio de discusión literaria, ha sido inevitable que
traigamos a colación situaciones coyunturales que involucran directa o indirectamente a las
comunidades indígenas y donde se evidencia la mentalidad colonial que, aún en pleno siglo
XXI, perdura en los discursos y acciones de algunos ciudadanos, independientemente de su
origen socioeconómico, su nivel de formación e, incluso, su ideología política.

Al principio de cada clase, el profesor Fabio Gómez Cardona nos habla acerca de lo que
ha ocurrido en torno a este tema en el transcurso de la semana, pero la discusión surge
también de forma natural al analizar las obras de escritores indígenas colombianos: es
imposible no relacionar lo que sucede en la actualidad con lo que autores como Quintín
Lame, Vicencio Torres y Esperanza Aguablanca denuncian en sus escritos. Como todos o
casi todos los estudiantes matriculados en esta asignatura somos docentes o trabajamos en
campos relacionados, eventualmente estas discusiones derivaron en cuestionarnos qué
papel juega la educación en la búsqueda de una sociedad que respete las diferencias, que se
enriquezca a partir de ellas en lugar de excluirlas, que comprenda la importancia de
dignificar el campo, que se solidarice con las comunidades azotadas por el conflicto
armado, que utilice las herramientas del lenguaje y la comunicación para tender puentes en
lugar de destruirlos.

En consonancia con estas reflexiones, el profesor Fabio Gómez nos dio la posibilidad de
presentar una propuesta pedagógica enfocada en los temas que hemos trabajado a lo largo
del curso, con un enfoque democrático, intercultural y crítico. Este proyecto se enmarca en
el ejercicio propuesto por el profesor, e incluye la presentación, el contexto, el estado del
arte, la justificación, los objetivos, la metodología y el marco teórico de una propuesta
pedagógica que se propone incentivar el respeto en la comunicación y una cultura
democrática a través de la escritura reflexiva.

Presentación

Mi propuesta es una secuencia didáctica para aprender a utilizar la escritura como


herramienta de reflexión y aprendizaje sobre el respeto en la comunicación y el respeto por
la diversidad cultural colombiana en aras de consolidar una sociedad democrática. Consta
de diez sesiones y está destinada a estudiantes de secundaria de la Institución Educativa Las
Américas, ubicada en la comuna 8 de Santiago de Cali, pero podría adaptarse para trabajar
en cualquier institución educativa pública o privada del país. La secuencia didáctica incluye
un aprendizaje en torno a los contenidos —respeto en la comunicación, diversidad cultural
en Colombia, democracia, etc.— y el aprendizaje de un saber hacer: la escritura como
herramienta de gestión del conocimiento.

Objetivos

a. Objetivo general

Utilizar la escritura como herramienta para aprender acerca del respeto en la


comunicación y la diversidad cultural colombiana.

b. Objetivos específicos
 Realizar conversatorios sobre el respeto en la comunicación, democracia y
diversidad cultural en Colombia.
 Establecer un debate cualificado en torno a los eventos de violencia racista que se
han vivido recientemente en Colombia.
 Escribir textos reflexivos a partir de los contenidos que se han trabajado en la clase.
 Hacer una actividad de socialización y lectura pública de los textos escritos en el
marco de la clase.

Contexto: ¿En qué coyuntura social y política se presenta este proyecto


pedagógico?

En el texto ¿De dónde viene la minga?, publicado en la Silla Vacía, Alejandra Duque
(2021) ubica los orígenes de las movilizaciones indígenas recientes en la Minga de marzo
de 2019, bautizada como “La Minga por la vida, el territorio, la democracia, la justicia y la
paz”. El Consejo Regional Indígena del Cauca, en conjunto con el Consejo Regional
Indígena de Caldas, el Consejo Regional Indígena del Huila y otras organizaciones
indígenas, campesinas y afrocolombianas, desarrollaron jornadas de movilización entre el
10 de marzo y el 6 de abril de 2019, es decir, durante casi un mes.

El objetivo de la Minga era presionar al gobierno nacional para establecer un diálogo


con el presidente de la república en torno a un pliego de peticiones inspirado en el decreto
1999 y 2027, que condensaba sus exigencias en siete puntos: 1) Territorio; 2) Derechos
económicos, sociales, culturales y ambientales; 3) Plan Nacional de Desarrollo; 4) Vida y
derechos humanos; 5) Paz y convivencia; 6) Derechos especiales y diferenciales de las
comunidades étnicas; y 7) Derechos de los campesinos (Duque, 2019).

Mientras el gobierno exigía que cesara la movilización para acceder al diálogo, las
comunidades en pie de lucha habían determinado lo contrario: que el presidente se sentara a
dialogar y solo después se suspendiera la movilización. Este fue el motivo por el que la
Minga se extendió durante casi un mes, con graves consecuencias para los derechos
humanos y el abastecimiento de ciudades como Popayán. Finalmente, después de varias
mesas de diálogo con representantes del gobierno, el presidente Duque accedió a
presentarse para negociar públicamente en Caldono (Duque, 2019).

El día pactado fue el 9 de abril y la plaza pública de Caldono se llenó de gente que
había acudido puntualmente y con muchas expectativas a la cita con el mandatario, pero
después de tres horas de espera y preparativos el presidente Iván Duque canceló su
participación, argumentando que su seguridad estaba amenazada. La silla vacía en la tarima
que se había instalado para recibirlo, quedó como un símbolo de los incumplimientos de
este y los anteriores gobiernos (Duque, 2019).

Aun así, como una muestra de voluntad política, la minga indígena retiró los bloqueos y
decidió aplazar el enfrentamiento con el Estado. La nueva fecha de movilización fue el 21
de noviembre de 2019, más conocido como 21N, pero esta vez no solo estaba la minga
indígena sino también todas las personas, grupos, colectivos, movimientos y organizaciones
que tenían motivos para sentar su voz de protesta y rebelarse contra las políticas del
gobierno. El 21N se convertiría en una de las movilizaciones más grandes en la historia
reciente del país, con enfrentamientos violentos, barricadas y toque de queda.

La minga indígena participó activamente durante la jornada en distintos lugares del país
y motivos no le faltaban: “para esa fecha, el Cric denunciaba cerca de 126 homicidios, 264
amenazas y 80 amenazas colectivas en el Cauca y, lo más grave, el asesinato de la
autoridad Ne´j Wesx Cristina Bautista el 29 de octubre” (Duque, 2021, párrafo 18). En
2020, las medidas de bioseguridad que se adoptaron para enfrentar la pandemia menguaron
la protesta social durante los primeros meses del año. Sin embargo, el 12 de octubre de
2020 regresó la minga indígena. Primero se ubicaron en Cali, en el coliseo del pueblo, para
exigir nuevamente la presencia del presidente, pero este se negó a pesar de que Cali es la
tercer ciudad más grande del país y, con la tercera brigada del ejército y la base área Marco
Fidel Suárez, ofrecía las condiciones de seguridad necesarias. Entonces la Minga se
movilizó hasta Bogotá, donde arribó el 18 de octubre “para recuperar aquello que nos
quitan: la vida, el territorio, la paz y la democracia” (Duque, 2021, párrafo 24). Se quedaron
esperando al presidente Duque en la plaza de Bolívar, nuevamente la silla vacía del
presidente se convertía en símbolo de su desprecio por las comunidades, sobre todo porque
esta vez se encontraba en condición de local y ya no le quedaban excusas de ningún tipo
para dejar plantada a la Minga.

En 2021 se repitió una movilización como la del 21N, pero mucho más grande y con un
impacto que duraría meses en disolverse. Ante un gobierno que vulnera los derechos de las
comunidades urbanas, rurales y ancestrales, negando la diversidad cultural de Colombia, se
levantó un pueblo intercultural, donde se juntaron ciudadanos de múltiples orígenes étnicos,
regionales y socioeconómicos, clamando por una misma causa: la justicia social que el este
gobierno y sus antecesores les habían negado. La primera gran movilización se citó para el
28 de abril —conocido como 28A—, pero el paro nacional se extendió durante varios
meses en los que las calles, principalmente de la ciudad de Cali, llegaron a convertirse en
un campo de batalla desigual entre jóvenes descamisados, armados con piedras, y policías
acorazados que aprovechaban las sombras de la noche para dispararles. Los atropellos
contra los derechos humanos se convirtieron en un escándalo que trascendió al escenario
internacional: los videos de camionetas blancas disparando sin miramientos contra los
activistas le dieron la vuelta al mundo.

En este contexto, el Consejo Regional Indígena del Cauca decidió hacer una minga y
dirigirse a la ciudad de Cali para proteger los derechos humanos del pueblo que estaba en
pie de lucha; ofrecer apoyo logístico para la gestión de corredores de abastecimiento de
alimentos, medicamentos y objetos de aseo; y su conocimiento en resolución de conflicto
para mediar durante los enfrentamientos entre distintos sectores de la sociedad caleña. Sin
embargo, precisamente cuando ingresaba a la ciudad de Cali el 9 de mayo, ellos mismos se
vieron involucrados en una situación de violencia: algunos habitantes de Ciudad Jardín se
organizaron, en coordinación con la policía y las mafias de ese sector, para atacar a las
chivas de la minga e impedirles su libre movilidad.

Primero, bloquearon el paso de las chivas que se dirigían a la ciudad por la vía Cali-
Jamundí e incluso retuvieron ilegalmente al consejero mayor de la ASIN Tutenas, Harold
Secue, mientras amenazaban con “picarlo” (Cuestión Pública, 2021; CRIC, 2021a).
Después, los indígenas que estaban en la Universidad del Valle desde el primero de mayo
conformaron una comisión para ir a rescatar al consejero, pero las mismas personas que se
habían organizado para bloquear el ingreso de la Minga los recibieron con disparos e
hirieron a doce comuneros —cuatro de gravedad—, según consta en múltiples grabaciones.
(Blandón, 2021)

Nuevamente aparecieron las camionetas blancas, que usaron como escudo mientras les
disparaban. En respuesta, un grupo de indígenas quemó una de las camionetas y esto fue
usado al día siguiente por El País, el principal medio impreso de la ciudad, para titular:
“Indígenas agredieron a habitantes del sur de Cali”. Esta situación sirvió para que salieran
a relucir las mentalidades reaccionarias que en pleno siglo XXI replican mensajes racistas
propios de la época de la colonización: “Mucha atención a las organizaciones indígenas que
salen de su hábitat natural a perturbar la vida ciudadana, Cali y Popayán son muestra de
ello”; “Los indios no son la autoridad. Lárguense de nuestro territorio”; “Yo quiero ser
indígena para que me den subsidios, tierras, estar por encima de la justicia y me dejen
manejar borracho”; “Dan ganas de que vengan las autodefensas y acaben literalmente con
unos mil indios”.

Finalmente, la Minga indígena pudo realizar algunas de las actividades que se había
propuesto, gracias también al apoyo que recibió de un amplio sector de la ciudad que la
recibió con honores. Con su apoyo en derechos humanos, se lograron capturar algunos de
los hombres que disparaban desde camionetas blancas, se establecieron corredores
humanitarios y hasta hubo una jornada de entrega de mercados registrada en un video que
se hizo viral.

En hechos más recientes, algunos lideres y lideresas de la comuna 22 se reunieron en


Jamundí con las comunidades para dialogar acerca de la movilización que tenían preparada
para el 9 de diciembre. En dicho encuentro, comprendieron que la minga no tenía
intenciones de destruir la ciudad ni de generar caos, como ya estaban anunciando algunos
medios y cadenas falsas en redes sociales, sino simplemente a ejercer su derecho a
manifestar una informidad, pero de manera pacífica. Esta conversación previa a su llegada
a la ciudad de Cali, evitó que sucediera un enfrentamiento similar al del 9 de mayo y la
jornada transcurrió en completa calma, demostrando que las advertencias sobre la llegada
de los indígenas eran totalmente infundadas, pero sobre todo que el diálogo debe estar por
encima de cualquier otra acción en una sociedad democrática.

A partir de este ejercicio de contextualización, que se me extendió un poco, lo que me


propongo demostrar es la necesidad de una educación que promueva el respeto en la
comunicación, la resolución democrática de los conflictos y la interculturalidad, en una
sociedad donde ciertos sectores han demostrado que todavía conservan los modos de pensar
de la colonización pero al mismo tiempo existen muestra de voluntad por dialogar, aprender
y dar un paso hacía una sociedad incluyente, democrática, solidaria. En el siguiente
capítulo, en la justificación, ahondaré más en este punto pero esta vez haciendo referencia a
autores indígenas colombianos y sus posturas en torno a la educación.

Justificación ¿Por qué es importante hacer este proyecto pedagógico?

En el capítulo sobre el contexto, vimos la pertinencia de realizar un proyecto pedagógico


con enfoque intercultural y democrático desde el punto de vista de la coyuntura social y
política que se ha vivido en el país en los últimos años. En este capítulo, me propongo
demostrar su importancia a partir de las posturas y reflexiones de autores indígenas
colombianos. En las obras de Quintín Lame, Vicencio Torres Márquez y Esperanza
Aguablanca, hay una consciencia de que la educación es vital para la transformación de sus
comunidades y para establecer una relación en igualdad de condiciones con el resto de la
sociedad. Quintín Lame, por ejemplo, dedicó su vida al aprendizaje autodidacta de la
lectura, la escritura y las leyes, y como líder de su comunidad se preocupó por construir
escuelas para garantizar la educación de niños y niñas:

El señor Alvárez Guzmán Alcalde Municipal de Ortega dio órdenes que me quemaran las
tres casas grandes del caserío de Llanogrande. Una era Escuela de varones otra era Escuela
de niñas. Esto sucedió después de un violento ataque y abaleo que hicieron contra mi
persona siendo víctimas de muerte algunos indígenas de los asaltos y atropellamientos
cometidos por los partidos politiqueros Liberales y Conservadores tradicionales, contra la
Raza de Huestes indígenas de la tierra Guananí. Esa negativa de permitir la educación de la
raza indígena, condenada a permanecer en el analfabetismo y la ignorancia, para que
tuvieran que arrodillarse los indios para saludar a un blanco. (Lame, 1987)

En la obra “Los indígenas arhuacos y la vida de la civilización”, Vicencio Torres


Márquez (1977) muestra cómo la respuesta de las comunidades ante los constantes
atropellos y estafas por parte de algunos hombres no indígenas consistió en enviar una
comisión para reunirse con el presidente de la república y solicitarle, entre otras cosas, dos
maestros para enseñarles a su pueblo la lengua, las costumbres y las convenciones
comerciales de la sociedad occidental, sin despojarlos a ellos de su identidad cultural.
Lamentablemente, esta gestión no llegó a buen fin, pues el gobierno nacional aprovechó sus
peticiones para engañarlos y enviarles no un par de maestros sino unos misiones
capuchinos que secuestraron a sus hijos, les prohibieron usar su lengua y sus costumbres,
les cortaron el pelo, les cambiaron las vestimentas y los obligaron a trabajar para ellos, so
pena de castigos muy duros. Muy poco fue lo que les enseñaron, según denuncia Vicencio
Torres, quien fuera uno de los niños secuestrados.

Lo que los indígenas tenían en mente, al realizar su solicitud al gobierno nacional, es que se
les nombrara un maestro laico, que los instruyera en el manejo de las herramientas de la
civilización, que hemos mencionado, por un periodo aproximado de cinco años, mientras
ellos mismos, según consideraban, estarían en capacidad de asumir y continuar el proceso
educativo con sus propios maestros así instruidos; la respuesta del gobierno nacional al
enviar a los misioneros capuchinos consistió sencillamente en dar vía libre para el
cumplimiento del propósito nacional de “reducir a los salvajes a la vida civilizada”.
(Gómez, pág. 43, 2015)

Esperanza Aguablanca (1992) no solo fue una líder que promovió la educación para su
comunidad, sino que además fue ella misma la maestra, la encargada de enseñarles a las
nuevas generaciones, durante muchos años, a partir de los conocimientos que había
adquirido en su estadía con los misioneros católicos. Ya desde el título de su libro, “Tengo
los pies en la cabeza”, demostró la consciencia de que una mente bien dotada, en el mundo
actual, tiene el potencial de superar grandes adversidades: ella misma se convirtió en una
líder histórica de los U’wa a pesar de que no podía caminar, gracias a los esfuerzos que
hizo por educarse.

A partir de la lectura de autores indígenas colombianos, específicamente Quintín Lame,


Vicencio Torres Márquez y Esperanza Aguablanca, he comprendido que sus comunidades
históricamente han luchado por una educación intercultural y respetuosa de las diferencias
que les permita convivir y cooperar pacíficamente con el resto de la sociedad. El problema
es que, del otro lado, no han encontrado la misma voluntad, sino todo lo contrario: engaños,
estafas, irrespeto por su cultura. Lo peor de todo es que este desprecio por las comunidades
indígenas y, en general, por la gente del campo, nos ha convertido en una sociedad injusta,
desigual y violenta, sin soberanía alimentaria (los precios exorbitantes de la papa son una
muestra de ella) y acosada por un conflicto armado que se ha convertido en uno de los más
antiguos del mundo. Por lo tanto, si queremos hallar una solución política y social a los
problemas que acabo de enumerar, tenemos que empezar por mostrar la misma voluntad
que las comunidades indígenas han tenido de cooperar y convivir pacíficamente, en
igualdad de condiciones. Aunque no es el único factor a tener en cuenta, la educación tiene
—o debe tener— un papel fundamental en este proceso: si educamos a las nuevas
generaciones a apreciar la diversidad cultural en lugar de rechazarla, a ser solidarios en
lugar de buscar siempre el beneficio propio, a comunicarse respetuosamente en lugar de
atropellar a los demás a través del discurso, necesariamente vamos a afectar las estructuras
de pensamiento que nos mantienen en las mismas dinámicas de la colonización.

Metodología

El proyecto pedagógico que propongo es una secuencia didáctica para aprender a


utilizar la escritura como herramienta de reflexión y aprendizaje sobre el respeto por la
diversidad cultural colombiana en aras de consolidar una sociedad democrática. La
secuencia didáctica es una modalidad de organización del trabajo didáctico en la que el
docente decide qué tema se va a trabajar y se encarga de planear el curso sin la cooperación
de sus estudiantes, a diferencia de otras modalidades como la pedagogía por proyectos o el
proyecto de lengua. Se aborda un proceso específico del lenguaje ligado a un tema. En este
caso, el proceso específico es la escritura y el tema, las relaciones interculturales entre las
comunidades indígenas y el resto de la sociedad. Su nivel de profundidad en cuanto a los
contenidos es alto.

En este capítulo me gustaría hablar un poco acerca del proceso del lenguaje que
propongo para la realización de esta secuencia. Se trata de la escritura de textos reflexivos.,
que Bereiter y Scardamalia (1992) identifican como el modelo “transformar” el
conocimiento y consiste en utilizar la escritura como herramienta de aprendizaje y gestión
del conocimiento. La escritura reflexiva implica necesariamente un proceso por etapas, que
incluye la planeación, estructuración, textualización, revisión y edición del texto. Quien
redacta en este modelo no solo se plantea la escritura desde el punto de vista del contenido
(¿qué escribir?) sino también desde el punto de vista retórico (¿cómo escribir?).

La secuencia didáctica se compone de site sesiones que describiré a continuación:

Sesión Objetivo Dinámica


1 Introducir el curso Se presenta el propósito y la dinámica del curso. El propósito de
esta primera clase también es explicar la estructura, las
principales características, y dar algunos ejemplos de texto
reflexivo, ya que este será el producto del curso.
2 Realizar un Se realizará un conversatorio a partir de la lectura del libro
conversatorio sobre el “Tengo los pies en la cabeza”, de Esperanza Aguablanca, con
libro “Tengo los pies preguntas movilizadoras: ¿qué similitudes y diferencias existen
en la cabeza”, de entre su cultura y la nuestra? ¿Se sienten identificados con la
Esperanza Aguablanca historia de vida de Esperanza Aguablanca? ¿Qué opina sobre la
relación que ha existido entre las comunidades indígenas y la
nuestra?
3 Establecer un debate En esta sesión, tendremos como invitados a Carely Londoño,
cualificado en torno a exgobernadora del cabildo indígena de Univalle y licenciada en
los eventos de literatura, y a Sebastián Ospina, militante del centro democrático
violencia racista que y estudiante de la Universidad Javeriana, para realizar un debate
se han vivido en torno a al conflicto que se vivió el 9 de mayo de 2021 entre la
recientemente en Cali Minga indígena y algunos habitantes del sur de Cali.
4 Explicar y poner en Con los estudiantes, se hace un ejercicio colectivo de planeación
práctica la primera del texto, retomando los principales contenidos y reflexiones que
etapa de la escritura nos han dejado el conversatorio y el debate. En esta sesión, nos
pensamos qué vamos a decir y cómo lo vamos a escribir.
5 Explicar y poner en Se le propone a los estudiantes que hagan un ejercicio de
práctica la segunda escritura en caliente para plasmar sus ideas en torno a las
etapa de la escritura relaciones interculturales entre las comunidades indígenas y la
sociedad.
6 Explicar y poner en Hacemos un ejercicio de revisión colectiva de los textos.
práctica la tercera Hablamos sobre los principales errores y aciertos que cometieron
etapa de la escritura al escribir, y sobre estrategias para editar y mejorar un texto.
Posteriormente, los estudiantes son invitados a reescribir sus
trabajos.
7 Presentar Invitamos a los familiares de los estudiantes y a la comunidad del
públicamente los entorno cercano para un evento de presentación de los textos
textos escritos por los estudiantes a modo de ponencias. Al final, se
abrirá un conversatorio para debatir en torno a las relaciones
interculturales entre las comunidades indígenas y el resto de la
sociedad.

Bibliografía

 Bereiter y Scardamalia (1992). Dos modelos explicativos de los procesos de


composición escrita en “Infancia Aprendizaje”, 58, 43-64. España.
 Bericha Aguablanca, E. (1992). Tengo los pies en la cabeza. Bogotá. Editorial Los
cuatro elementos.

 Prensa CRIC (9 de mayo de 2021). Comunicado de prensa a la opinión pública


Nacional e Internacional. CRIC Colombia.
https://www.cric-colombia.org/portal/comunicado-de-prensa-a-la-opinion-publica-
nacional-e-internacional/

 Redacción Cuestión Pública (5 de mayo del 2021). Paso a paso: así fue el tiroteo
del 9 de mayo al sur de Cali. Cuestión Pública. https://cuestionpublica.com/paso-a-
paso-asi-fue-el-tiroteo-del-9-de-mayo-al-sur-de-cali/

 Duque Duque, K. (14 de mayo del 2021). ¿De dónde viene la minga?. Silla vacía.
https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/%C2%BFde-d
%C3%B3nde-viene-la-minga-

 Gómez Cardona, F. (2015). Escritores indígenas de Colombia: cuatro textos


fundacionales. Cali. Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle.

 Lame, M. Q. (1987). Los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas
colombianas. Bogotá: ONIC.

 Torres Márquez, V. (1977). Los indígenas Arhuacos y la vida de la civilización.


Editorial América Latina.

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