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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS” ÁREA DE CIENCIAS
POLÍTICAS Y JURÍDICAS UNIDAD CURRICULAR:
OBLIGACIONES II

ACCIÓN RESOLUTORIA

PROFESOR: PARTICIPANTE:
Norberto Castro Bustamante, Francys C.I:9888297

Sección “5” 4to año

Mayo, 28 de 2021
El ordenamiento jurídico venezolano, de conformidad con el artículo 1.133 del
Código Civil (1982), señala que: “El contrato es una convención entre dos o más
personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un
vínculo jurídico.”

Por tanto y con base a lo anteriormente expuesto, el contrato se define como un


acuerdo de voluntades para crear o transmitir derechos y obligaciones, es decir, es
una especie dentro del género de los convenios. El contrato crea derechos reales o
personales, o bien los transmite, pero el contrato no puede crear derechos distintos.

El legislador respecto a los contratos y su ejecución consagra que los mismos


tienen fuerza entre las partes, se revocan por su exclusiva voluntad o por causas
autorizadas por la Ley, deben ejecutarse de buena fe y obligan al cumplimiento de
lo estipulado en su contenido así como las consecuencias que se derivan.

En tal sentido, si una de las partes no ejecuta la obligación estipulada en el


contrato, la otra puede reclamar judicialmente su ejecución o resolución, y los
daños y perjuicios a los que hubiere lugar, por lo que, las obligaciones derivadas
del contrato deben cumplirse expresamente como fueron contraídas.

Como consecuencia de lo anteriormente, expuesto surge el principio que el contrato


legalmente perfeccionando tiene fuerza de ley entre las partes, significándose con
ello la obligatoriedad de su cumplimiento para las partes, so pena de incurrir en la
correspondiente responsabilidad civil por incumplimiento.

Ahora bien, al hacer referencia a la acción resolutoria diversos autores señalan lo


siguiente:

Fernández M. (2008) definimos a la acción resolutoria como:” la que emana de la


condición resolutoria tácita en los casos que requiera sentencia judicial y en cuya
virtud, el otro contratante solicita que se deje sin efecto el contrato, por no haber
cumplido la contraparte, algunas de las obligaciones emanadas del mismo.”
Zabaleta P. (2005) es la figura producto de la voluntad de las partes o la
declaración judicial mediante el cual se deja sin efecto un contrato (cualquiera que
sea), que por lo general tiene efectos retroactivos y por supuesto cesa todo efecto
futuro del contrato por cuanto este se deshace.

Ossorio M. (2006) “es la ejercida para que se proceda a la resolución forzosa de un


contrato u obligación al que no se accede extrajudicialmente.

Maduro L., E. (1987). La define “la facultad que tiene una de las partes en un
contrato bilateral, de pedir la terminación del mismo y en consecuencia liberada de
su obligación, si la otra parte no cumple a su vez con la suya.

Como podemos apreciar, los diversos autores coinciden en señalar que la acción
resolutoria, es aquella que emana de la condición resolutoria en caso que requiera
sentencia judicial para ser declarada. En su virtud se demanda dejar sin efecto el
contrato por no haber cumplido la contraparte alguna de las obligaciones emanadas
de él.

Esta acción, encuentra su base legal en el artículo 1.167 del Código Civil
venezolano vigente, el cual dispone: “En el contrato bilateral, si una de las partes
no ejecuta su obligación, la otra puede a su elección reclamar judicialmente la
ejecución del contrato o la resolución del mismo, con los daños y perjuicios en
ambos casos, si hubiere lugar a ello”.

Basado en esta concepción y al hacer un estudio sobre la evolución de la acción


resolutoria, en el Derecho Romano, que no procedía la acción resolutoria, cada
obligación una vez contraída debía cumplirse, generando el riesgo de que una
parte cumpliera su prestación sin que pudiera obtener el cumplimiento de la
prestación recíproca, debido a eso se fueron creando ciertas disposiciones, hasta
llegar a la figura de le comisoria, o lex commisoria. El cual se refería,
principalmente, al acuerdo por el que el vendedor, para asegurar el cobro del
precio, se reserva la facultad de tener el contrato por no celebrado si el precio no se
paga en el tiempo establecido. que es lo más parecido a la acción resolutoria, pero
solo era aplicable a los contratos de venta y de ahí en el derecho moderno nació la
acción resolutoria.
Al establecer, La clase de contratos, se puede expresar que, los más frecuentes
según la doctrina, es en el que las partes crean frente a la otra un derecho de
crédito y un deber de prestación de carácter correlativo. Los deberes se encuentran
ligados entre sí por un nexo que supone la realización de las prestaciones, con la
finalidad de lograr que la otra parte realice su prestación. Contratos sinalagmáticos
imperfectos: se llaman así a aquellos que en su nacimiento son unilaterales
(cuando se establece, solo una de las partes contrae obligaciones) pero en el curso
del mismo pueden surgir obligaciones para la otra parte. Y los perfectos, que
producen obligaciones principales para ambas partes en el mismo instante de
celebrarse.

Teniendo como base este planteamiento, podríamos decir Contrato bilateral o


sinalagmático imperfecto, es aquel contrato que nace originalmente como contrato
unilateral, pero que deviene con posterioridad en bilateral, por generarse
obligaciones al acreedor. Por ejemplo, el mandato es un contrato naturalmente
unilateral, pero si el mandatario debe desembolsar dinero suyo por gastos
imprevistos en el encargo, el contrato devendrá en bilateral (imperfecto, claro está),
porque ahora el mandante tendrá la obligación de reembolsarle dichos gastos al
mandatario.

Ahora bien, se debe tener presente, que al estudiar los contratos bilaterales,
podemos decir que es cuando surgen obligaciones para ambos contratantes, y
presenta como particularidad de que cada una de las partes esté obligada frente a
la otra, por lo cual son recíprocamente deudores. Esta definición está contenida en
el artículo 1134 del Código Civil Venezolano. En el contrato bilateral cada una de
las partes es deudora y acreedora al mismo tiempo, ejemplo de ello puede ser; la
venta y el arrendamiento.

Motivado a la anterior, podemos decir a manera de ejemplo, que, en la venta, el


vendedor se obliga a trasmitir la propiedad de una cosa y el comprador se obliga a
pagar una suma de dinero. Y en el arrendamiento (segundo ejemplo) el arrendador
se compromete a poner al arrendatario en el goce y disfrute de la cosa arrendada y
el arrendatario se compromete a pagar el canon o pensión de arrendamiento,
Es decir, en el contrato bilateral o sinalagmático existe reciprocidad de las
obligaciones y se ejecutan simultáneamente deudoras y acreedoras, esto significa
que si una de las partes no cumple la obligación, tampoco puede exigirle que la otra
cumpla, entonces, la parte a quien no se le ha cumplido, pero que es demandada
por incumplimiento de su propia obligación, puede expresar que no cumple esa
obligación, mientras la otra no cumpla la suya.

El Código Civil contempla diversos casos en que, en determinados contratos


bilaterales, se confiere a la parte a quien no se le ha cumplido, el derecho de
reclamar los daños y perjuicios derivados del incumplimiento total o parcial, o del
simple retardo en el cumplimiento.

Por otro lado, la acción resolutoria tiene alguna diferenciación con otros medios de
terminación de los contratos, entre los cuales podemos nombrar la diferencia con la
nulidad de los contratos, donde se destaca que La nulidad es un modo de
terminación de los contratos que han nacido con un vicio que afecta su eficacia. La
resolución es un modo de terminación de los contratos que han nacido legalmente
perfectos y que producen los efectos normales propios de todo contrato válido. Las
causas de nulidad surgen con el contrato mismo.

Asimismo, al diferenciarla con la rescisión, se evidencia que la rescisión requiere la


realidad de un contrato, que se haya celebrado válidamente y que devenga ineficaz
a causa de una lesión injusta, tipificada legalmente, (art. 1350 C.C) que
experimenta el sujeto como consecuencia de dicho contrato, es decir, la rescisión
es un medio de impugnar contratos, en el sentido de que no produzcan sus efectos
normales en aquellos casos que establecen una desproporción excesiva entre las
prestaciones de las partes en perjuicio o detrimento de algunas de ellas. Y la
resolución no posee un carácter subsidiario, ni tampoco opera a falta de otro
recurso. (Art. 1167 C.C)

Con respecto a la diferencia con la revocación, es que ésta ópera hacia el futuro, no
afecta las prestaciones cumplidas con anterioridad a esa revocación, mientras que
en la resolución, tiene efectos retroactivos, colocando a las partes en la misma
situación que se encontraban antes de celebrar el contrato, liberando a ambas
partes de las obligaciones nacidas con anterioridad.

Y finalmente, ocurre lo propio con la disolución, establecida en nuestro Código Civil


en el Art.1159, las partes revocan de mutuo acuerdo su voluntad de contratar,
mientras que la resolución no es voluntaria sino que está motivada por el
incumplimiento culposo por una de las partes.

Por otro lado, existen algunos requisitos o condiciones para que proceda la acción
resolutoria, teniendo como primordial, que se trate de un contrato bilateral, y tiene
basamento en lo que establece la doctrina, ya que la reciprocidad de las
obligaciones es lo que caracteriza a este tipo de contrato. El artículo 1134 del
Código Civil, lo define así.” El contrato es bilateral, cuando las partes se obligan
recíprocamente.”

Es oportuno acotar, en este requisito, que en los contratos unilaterales sucede


todo lo contrario, ya que, como sólo una de las partes es deudora, el acreedor no
tiene ni puede tener interés en dar por terminado el contrato, sino que querrá que el
deudor, le cumpla su obligación, para lo cual pedirá el cumplimiento del contrato.

Otro requisito importante, es que el actor debe proceder de buena fe. Sí el actor no
ha cumplido con sus obligaciones puede el demandado oponer la excepción del
cumplimiento.

Como tercer requisito, nos conseguimos con la mora del deudor. Algunos
tratadistas sostienen esta tesis, pero alegan que no es requisito legal ni siquiera
para exigir el cumplimiento de la obligación, estando de acuerdo con el fundamento
de la acción resolutoria.

Con respecto al cuarto requisito: es necesario que el juez decrete la resolución de


ese contrato, porque de lo contrario ese contrato seguirá en curso. Está expresada
en el artículo 1167 del C.C. y aquí se expresa la intervención judicial, porque el juez
debe determinar si hay o no incumplimiento culposo. Ahora bien, debemos tener
presente que el simple retardo en el incumplimiento de la obligación, no da lugar a
la acción, tiene que ser muy significativo el retardo.

En resumen, para que pueda aplicar la acción de resolución, uno de los requisitos
es que se necesita es el incumplimiento de la obligación, sino existe el
incumplimiento, de lo que se acordó, no estamos ante la posibilidad de ejercer esta
acción. Sin embargo, existen leyes como la Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras (Gaceta Oficial N° 6.076 Extraordinario del 7 de
mayo de 2012) y la ley de regulación del arrendamiento inmobiliario para el uso
comercial (24-04-2014) (gaceta oficial nº 40.418 del 23 de mayo de 2014)
especifican causales para dar como terminado un contrato, son causales muy
taxativas, que al incumplirse automáticamente ese contrato queda sin efecto.

De igual manera, la acción resolutoria no se aplica en casos como la renta vitalicia,


(contrato aleatorio, desafían al azar por lo cual el deudor, se obliga a pagar
periódicamente a personas determinadas una pensión durante la ida de una o
varias personas) la donación con carga, por ser un contrato unilateral y gratuito, en
la partición de la comunidad por su naturaleza declarativa.

Seguidamente, nos referimos a los efectos de la acción resolutoria es el efecto


liberatorio, ya que extingue todas las obligaciones del mismo, liberándonos de toda
obligación, también los efectos restitutorios, ya que al extinguirse las obligaciones,
las partes deberán restituirse mutuamente todas las prestaciones que hubieren
cumplido. Por ejemplo, si se trata del pago de suma de dinero, debe considerarse
como una obligación o una deuda de dinero, y si se trata de una obligación de
hacer, es imposible la restitución.

Otro efecto, se refiere a daños y perjuicios, por lo que la parte cuyo incumplimiento
culposo da motivo a La resolución queda obligada a la indemnización de los daños
y perjuicios. Por lo que el afectado tiene derecho a reclamar todos los daños que le
produzca la resolución, tanto los daños emergentes como el lucro cesante.

Entendiéndose por daño emergente el perjuicio o la pérdida que proviene de no


haberse cumplido la obligación o de haberse cumplido imperfectamente, o de
haberse retardado su cumplimiento; y por lucro cesante, la ganancia o provecho
que deja de reportarse a consecuencia de no haberse cumplido la obligación,

Por otra parte, la doctrina también establece efectos respecto de terceros,


produciéndose en virtud del principio de que resuelto el derecho del enajenante
desaparece el derecho del causahabiente, pues nadie puede trasmitir un derecho
que no posee. Otra importante a destacar es, los efectos de la cosa juzgada, es el
que producen las resoluciones judiciales firmes.

En otro orden de ideas, señalando a las personas que pueden pedir la acción
resolutoria, son las partes contratantes y sus causahabientes, a título particular o
universal, el cesionario de crédito y el acreedor de una de las partes.

Efectos de la Excepción Non Adimpleti Contractus

Al respecto, Ossorio (2006), señala que: esta excepción “es aplicable al caso de
que, en los contratos bilaterales, una de las partes no cumpla con su prestación, o
no se allane a cumplirla simultáneamente; entonces, por esta exceptio, la otra parte
puede abstenerse de cumplir la suya”. (p. 390).

Para acoger o denegar la excepción de contrato no cumplido ha tenido también


incidencia, en lo resuelto por nuestros tribunales, la relación causa-efecto que
existe entre los posibles incumplimientos. Es por ello que la excepción se estima
procedente si el incumplimiento del deudor es consecuencia del incumplimiento del
acreedor; en caso contrario su ejercicio no debe prosperar. Así ha acontecido,
rechazándose la excepción de contrato no cumplido, si el no pago de los servicios
prestados por parte del acreedor se debe al incumplimiento de la obligación de la
demandada –deudor (por ejemplo: mantención y reparación de los neumáticos de
la actora, que incluso ocasionó la muerte de un trabajador).

La excepción non adimpleti contractus tiene su fundamento legal en el artículo 1168


del Código Civil, el cual establece: “En los contratos bilaterales, cada contratante
puede negarse a ejecutar su obligación si el otro no ejecuta la suya, a menos que
se hayan fijado fechas diferentes para la ejecución de las dos obligaciones”.

Por lo que, suspende los efectos del contrato y no lo extingue, lo que la diferencia
de la acción resolutoria, que está dirigida a obtener la terminación del contrato. El
contrato objeto de la excepción queda suspendido hasta que la parte que ha
motivado su oposición cumpla su obligación, con lo que se vuelve a imprimir vida al
contrato.

Sólo por excepción, existe un tipo de contratos en los cuales la excepción non
adimpleti no tiene los efectos suspensivos descritos, sino que los extingue; ello
ocurre en los contratos de tracto sucesivo, en los cuales la excepción non adimpleti
contractus deja insubsistente el contrato durante el lapso en el cual la parte que
provoca su oposición deja de cumplir con su obligación. Por ejemplo, en un
contrato de arrendamiento fijado pan comenzar el 1° de julio, si el arrendador no
cumple su obligación de poner al arrendatario en el goce y disfrute de la cosa
arrendada sino hasta el día 1 ° de septiembre, y el día 31 de julio exige el pago del
canon, la excepción non adimpleti deja insubsistente el contrato por todo el lapso
durante el cual el arrendador no cumple, de modo que sólo a partir del 1 ° de
septiembre es cuando el arrendador puede exigir dicho pago.

Finamente, al hacer mención a la resolución de pleno derecho, definimos como la


posibilidad que tienen las partes para resolver un contrato de pleno derecho
constituye un supuesto regulado y permitido por nuestra legislación será necesario
que la parte inocente, notifique a la otra parte que ha hecho uso de la facultad de
resolver el contrato por su propia voluntad, por lo que las partes libremente pueden
determinar las consecuencias del incumplimiento de una de ellas, salvo en aquellos
casos que la ley limita las causas de la resolución.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Código Civil Venezolano (Gaceta Nº 2.990 Extraordinaria del 26 de Julio de 1982)

Maduro L., E. (1987). Curso de obligaciones, Derecho Civil III. Caracas,


Venezuela: Fondo Editorial Luis Sanojo.

Ossorio, M. (2006). Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales


Buenos Aires, Argentina: Editorial Heliasta

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