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Reglas de acentuación

Las reglas de acentuación del español están formuladas de tal


manera que permiten saber siempre de manera inequívoca cuál
es la sílaba tónica de una palabra.

Para aplicarlas correctamente es necesario, en primer lugar,


tener clara la distinción entre acento prosódico y acento
ortográfico. El primero es el que se da en el plano fónico, en la
pronunciación, mientras que el segundo es el que utilizamos en
la escritura. No se da una relación biunívoca entre uno y otro: sí
se cumple que todas las sílabas que se acentúan por escrito se
pronuncian también acentuadas, pero no lo contrario.

El sistema de acentuación ortográfica presenta, por un lado, un


conjunto de reglas básicas y, por otro, una diversidad de reglas
particulares.

Las reglas básicas determinan cuándo se han de tildar las


palabras agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas. Este
subconjunto es claro y coherente y, por tanto, de fácil manejo.
Podemos considerar que queda englobada aquí la acentuación
de las palabras compuestas porque, en el fondo, se deriva
lógicamente de las reglas generales. Lo mismo ocurre con
la acentuación de los verbos con pronombres enclíticos.

La mayor dificultad del sistema reside en las reglas particulares


que rigen la acentuación de los monosílabos, la acentuación de
los hiatos, la acentuación de los diptongos, la acentuación de los
triptongos, la acentuación de los adverbios en -mente y, muy
especialmente, la tilde diacrítica. La casuística puede llegar a
ser tremendamente compleja y no siempre fácilmente
sistematizable. Además, en el caso de la acentuación diacrítica,
tenemos que ser capaces de diferenciar entre palabras tónicas y
palabras átonas y manejar un número nada desdeñable de
conceptos gramaticales. Precisamente por eso, las principales
novedades que ha introducido en la acentuación la Ortografía
de la lengua española de 2010 se localizan aquí.
Concretamente, se ha eliminado la tilde de la conjunción o, que
tradicionalmente se escribía cuando esta aparecía entre cifras;
pasa a la historia la tilde de solo; la acentuación de los
pronombres demostrativos (este, ese, aquel), que antes era
facultativa, desaparece también; y si antes se
desaconsejaba tildar guion y otros monosílabos semejantes,
ahora se prohíbe.

Conviene también recordar que las mayúsculas se


acentúan siempre que corresponda por alguna de las reglas
anteriores. Es simplemente un mito la idea, bastante extendida,
de que no es necesario hacerlo. Las reglas de acentuación rigen
para los nombres de pila y apellidos españoles exactamente
igual que para cualquier palabra, pero no así para los
extranjeros, que habrán de seguir las que, eventualmente, les
sean aplicables en su lengua de origen.

En cuanto a la acentuación de las palabras de origen extranjero,


esta puede ser vacilante, lo que tiene mucho que ver con el
grado de integración en nuestra lengua que presente el vocablo
en cuestión. Las palabras latinas se tildan cuando se las
considera integradas en el léxico del castellano y se las
mantiene con su grafía originaria (es decir, sin tilde) cuando no
son de uso corriente. Se las considera, por tanto, a efectos de
acentuación, como un caso particular dentro del caso más
general de la acentuación de las palabras de origen extranjero.

Por otra parte, cuando se abrevia una palabra que contiene una
tilde, la abreviatura debe conservar la tilde siempre que incluya
la vocal correspondiente.

Y aunque ya se haya insistido en ello, nunca está de más


recordar que ti se escribe sin tilde.
Con esta entrada se completa la descripción de las reglas de
acentuación del español. Descárgate ahora un resumen de las
reglas de acentuación que puedes imprimir o leer en tu tableta,
móvil u ordenador o, mejor todavía, mi manual de
acentuación completo.

Haz unos ejercicios de acentuación.


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