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EN LA DEMOCRACIA INTEGRAL *
Ulsa
Si sobre algo vale la pena escribir, si hay una opción cultural que
hombres.
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o
A a
a la patria, pidiendo ayuda a los espartanos, cuando vie- se encuentra en manos de la mayoría, no de la No hay
ron peligrar sus privilegios. Historia mil veces repetida y que miembros elegidos para el Parlamento: y Parlamento, Consejo Mu-
A
veces volverá a suceder. Los argentinos tenemos una rica y triste nicipal y Corte de Justicia son, en la base, una y la misma Cosa. u-
Experiencia, en ese sentido. . ná reunión de todos los ciudadanos libres. Se encuentran en un lugar
En 480 Jerjes entra en Grecia. Pero en 479 el ejército y la arma- La pobreza no es obstáculo; un hombre puede servir a su país por
da persas son aplastados por los griegos. oscuro y pobre que sea su origen. Reconocemos los méritos en cual-
En 478 se forma la Liga de Delos bajo la dirección ateniense, cu- quier parte que los encontremos. No hay exclusividades en nuestra
vida pública. Nos gusta hacer lo que nos place, y estamos contentos
yos propósitos son inicialmente defensivos, pero que enseguida se
transforma en base de sustentación del Imperio, de efímera vida. si nuestro vecino hace lo que le gusta. Un semblante huraño no es
cles, partidario de Efialtes. . nocida. En ninguna otra ciudad se han tomado semejantes providen-
De allí en adelante, período signado por la guerra con Esparta cias para el descanso de la Tenemos juegos y festivales regu-
ambos contendientes. placeres del mundo llegan hasta nosotros para convertir la vida en
Tal es el marco histórico-natural en que se desenvuelve el algo agradable y pleno. No expulsamos a los extranjeros, que pue-
movimiento sofístico, consecuencia, él mismo, del creciente desa- den venir e irse como quieran; y cuanto más aprenden, mejor, por-
rrollo democrático, de la intervención de nuevas y más amplias cla- que nuestra ciudad es igualmente admirable en la paz como en la
ses en el gobierno del Estado, en el contexto de la expansión y la guerra y, en una palabra, es la ciudad modelo. Es una enseñanza pa-
ra todos los griegos. Mirad, luego, el tipo de hombre que produci-
guerra, propias de una política de fuerza. Nada mejor que revivirlas
mos. No tratamos con brutalidad a nuestros jóvenes para hacerlos
palabras de Pericles, para obtener una imagen luminosa de la vida a-
físicamente fuertes. Esperamos que ellos sean hombres cabales.
teniense cn cl siglo V. Las pone en su boca Tucídides, el gran his-
toriador, y. al menos según Nietzsche, el discípulo dilecto de Jos so- Queremos que amen la belleza, pero sigan teniendo gustos simples;
fistas, la “expresión perfecta” de ese género de filosofía: “En primer que cultiven sus mentes sin perder por ello la hombría. Esperamos
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e
i
ramos que se interese con inteligencia en todo lo que sucede en Gre- cide libremente su propio destino, y que lo hace, además, comuni-
cia, de modo que pueda servir á su pafs con certero conocimiento de
tariamente, aunque sin eufemisnios -es decir, sin disimulos hipócri-
los hechos del mundo y recto juicio sobre su significado, Alguna
tas, exaltando la lucha por el poder como subyugante atractivo de la
gente crec que los hombres son valientes po ignorancia, y que
existencia, juego apasionante, “sal de la vida”-; en el seno de une
cuando reflexionan comienzan a vacilar. tra opinión es dife-
comunidad así ética y políticamente configurada, los “aspectos”re-
rente; consideramos valientes a esos hombtés que calculan del mo-
tóricos del lenguaje no son circunstanciales, constituyen su esen-
do más claro posible las penas y los placeres de la vida, que miden
cia. Se habla “para” persuadir-a (alguien) de (algo)-. O mejor: ha-
el peligro y luego hacen frente al riesgo. En suma Atenas es la
blares ya “querer” persuadir. El lenguaje es, originariamente, expre-
cua de s sofistas
y yo os insto a amar Atenas” !.
son los maestros de los nuevos i ú
sión de un poder, poder múltiple y polifacético que reconoce tantos
cosas. Se ve elaro: en el marco de una democracia social directa e lenguaje, en su esencia, como reflejo de la realidad, como “sujeto”
irrestricta es imposible hacerse valer por medios ajenos a la palabra;
en relación con un “objeto” dado que exige definición, O teniendo
la palabra que exhorta y disuade, que acusa y defiende, que elogia
por fin primero y último la comunicación (en el fondo, el mismo e- ¡
y vitupera; en fin, la palabra que persuade. De ahí, su apología, por
quívoco): antes de Sócr ates -con excepción, quizás, de Parménides |
parte de Gorgias: “La palabra es una gran dominadora, que con un
y su escuela- esta formulación carece de sentido asignable; los grie- |
pequefiísimo y sumamente invisible cuerpo, cumple obras divinísi-
|
gos de la gran salud jamás la habrían comprendido.
mas, pues puede hacer cesar el temor y quitar los dolores, infundir
Resumamos aquí algunos apuntes de Nietzsche, correspondien-
la alegría e inspirar la piedad. . . Pues el discurso, persuadiendo al
tes a cursos sobre retórica, dictados en la década de 1870. Nos ayu-
alma, la constriñe, convencida, a tener fe en las palabras y a consen- |
darán a tender un puente hacia lo que recién he escrito, intentando
tir cn los hechos, . . La persuasión, unida a la palabra, impresiona al
saltar por encima de siglos de calumnia y desfiguración. “El extra-
alma como ella quiere” ?.
ordinario desarrollo de la retórica constituye una de las diferencias
Claro que para persuadir hay que saber hablar ; -ya no es posi- específicas entre los antiguos y los modemos (. . .) La retórica hun-
ble imponerse (¿alguna vez lo fue?) asiendo a la gente por el pes- de sus raíces en un pueblo que todavía vive en imágenes míticas” y
cuezo-.
“que prefiere la persuación a la enseñanza”. Es “un arte esencial-
Saber hablar es un arte. El arte cuyo objeto es persuadir -o, si se- mente republicano: hay que haberse habituado a tolerar las opinio-
guimos a Aristóteles, “ver en cada caso aquello que es apto para nes y puntos de vista más extraños e incluso sentir un cierto placer
persuadir” *- es la retórica. Los sofistas son, pues, maestros de re- en la contradicción; hay que escuchar con la misma satisfacción con
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Pa
1 :
. A RA
tes en e (.
enguaje a la
No existe en absoluto una 'naturalidad' no re
que acudir: el lenguaj : e en cuanto tal es el rez,
de filosofía comparaba en una oportunidad la representación de la
el
sr . e las cosas; no preten--
las.
inspiradores de todo el movimierito: Protágoras y Gor-
modo ia
gico- ental.
corolario
aún más
inevitable
perdida
de nos
para
una experiencia ontoló relevante pero insufienciente, la cosa es mucho más compleja-; Pla-
4 : OLroSs que su corTes-
Cuanto la retórica constituye su esencia, pero también arte que po- de la teoría del conocimiento.
see a técnica, única parte del arte susceptible de trasmisión. .¿Merece Platón ser disculpado? El joven artista, autor de trage-
dias, tempranamente seducido por Sócrates. Sobre_todo por aquel
y ora
a bien, es inútil tratar de
obstáculo de primer
avanzar más interpuesto
rango mientras noennos atre-
nuestro extraño autosacrificio (muerte de Sócrates) que tenía a Su favor to-
an pl e refiero a la encamizada difamación de la sofística por candila con sus poderosas luces la imaginación de un Occidente
ce
os de
son considerados aún hoy dos de los más. grandes
Occidente. Nos topamos con Sóc Y
que, por aquella misma época, perdía para siempre las extraordina-
cialmente, con éste último,
últi ya que, como se sabe, Sócrates no escri- rias posibilidades que habían destellado apenas un momento antes.
testa la democracia vigente y que ha
Platón: el aristócrata que de
oe para Platón ya no impera un horizonte onto- así a cada uno de los dos? -Cierto.- ¿Y parecer no significa ser sen-
ticamente, de Correspondencia de los individuos manera en que cada uno siente las cosas, entonces tales arriesgan
ser para cada uno” *. Está claro. Como decíamos antes, Platón en-
yes de no toleraría ser reducida a mero objeto de cono-
pes : y las Leyes la doctrina de Platón tiende que la frase de Protágoras es la asunción de una toma de po-
coa medida de todas las cosas, de las que son en Protágoras le preocuparan nimiedades tales como el “frío” y el “ca-
lor”, lo “ácido” y lo “dulce”, etc. -no condice con la orientación ge-
ton mn hos o
neral de su pensamiento; sí perfectamente en cambio con la de S6-
pon n ) n hos éstin, tón de -
o Qe Interpreta Platón?” (Sócrates): ¿No deen crates, siempre preocupado por cosas fútiles-; hay un testimonio de
AA
Aristóteles e incluso otro del mismo Platón, en el mismísimo Teeteto,
A desocultamiento, que a su vez sigue siendo una determinación esen-
tamiento y la presencia a
lo presente se determina a base del desocul-
base de lo desoculto (. . .)
que cuestiona decisivamente la interpretación recién expuesta. Pues -
parece que el sofista habría insistido en la opinión de que “todo es Una cosa es la conservación del ámbito. limitador de cada mo-
verdadero”. Pregunto: ¿no debería haber dicho, de ser correcta la in- mento. del desocultamiento por la percepción de lo presente (del
terpretación tradicional de su pensamiento. y siendo coherente con hombre como métrov) y otra el avanzar al sector limitado de la po-
el “subjetivismo relativista” de su “teoría del conocimiento”, que sible objetización a base del cálculo de lo representable accesible a
“todo es falso"? Pero no lo ha dicho. Y, entonces: ¿cómo la tradi- todos y obligatorio para todos. * ”
ción puede considerar escéptico a un autor que cree que “todo es is Todo subjetivismo es imposible en la sofística gnega porque en
€
verdadero”? ¿No se revela aquí un auténtico acto fallido, dentro del ella el hombre no puede ser nunca sujeto: no puede llegar a serlo
A
contexto de un ensayo de obturar duraderamente una experiencia de
porque en ella el ser es presencia y la verdad desocultamiento”
la verdad para la cual ya se carece de los presupuestos básicos que - Apoyándome en parte en las palabras de Heidegger. postularé lo
permitirían vislumbrarla? Porque, ¿sobre qué intuición de la verdad siguiente: la frase de Protágoras debe leerse en el marco de una a-
«se sostiene el discurso de Protágoras? ¿Esta experiencia de la ver-
prehensión de la “verdad” que exige comprender la proposición co-
dad apunta unívocamente a la constitución de una teoría del cono- mo indicación precisa de una teoría de la acción. “El hombre es la
cimiento (y de la ciencia)? medida de todas las cosas. . .”, esto es: el hombre político es la me-
Heidegger, en su ensayo titulado La época de la imagen del dida del valor -en relación con la práctica-. ¿Por qué esta lectura?
cab
mundo. ha dado un paso importante -aunque todavía insuficiente- Porque -Heidegger nos da la pista- la postura de Protágoras es una
hacia la rectificación de la interpretación platónica de la filosofía de conservación de la de Heráclito y Parménides. Personalmente pien-
Protágoras. Lecmos allí: “Sin duda, para Protágoras lo ente sigue so que en lugar de una conservación nos hallamos ante una brillan-
referido al hombre como egó. ¿De qué índole es esta referencia al te y consecuente consumación -difiero allí con Heidegger-. Ade-
yo? El egó permanece en el ambiente de lo que en cualquier mo- más, por razones que enseguida exporidré, creo que es la filosofía de
mento se adjudica como desoculto a éste. La percepción de lo pre- Heráclito y no la de Parménides- siempre y cuando todavía se las
sente se funda en el permanecer dentro del ámbito del desoculta- distinga, una vez superada la oposición convencional establecida
miento. Gracias a la permanencia en lo presente es la pertenencia entre ellas- la que en la sofística es elevada a sus posibilidades más
da frente a lo ausente. A base de este límite recibe y guarda el hom- Veamos. En cuanto puro devenir -garante del primado de una di-
bre la medida para lo presente y lo ausente. En una limitación a lo ferencia irreductible y. en última instancia, innominable- “lo que
desoculto de cada momento, se da al hombre la medida que en cada es" se caracteriza esencialmente por la multiplicidad y la lucha. “Lo
momento limita a un mismo frente a esto y aquello. El hombre no que es” se agota en el aparecer y aún en la apariencia-parecer-
pone desde una yoidad aparte la medida a la cual tiene que amoldar- siempre múltiple, siempre en conflicto, siempre polémico (desde un
se todo lo ente en su ser (. . .) . o pensar de la diferencia no cabe distinguir rígidamente entre ser, apa-
La postura fundamental de Protágoras es solo una restricción -0 recer y tampoco entre ser y devenir o ser y pensar). Lo
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¡
propiamente lógico, entonces, en referencia a tal experiencia de la mo”, “Alón es un niño que juega y desplaza los dados; de un niño
“verdad” (según la cual, todo es, sin más, verdadero; por ser, por es el reino” Quién habla lo hace sólo como momento de esta to-
aparecer, y no por ajuste del juicio a un estado de cosas supuesto co- talidad o verdad que, sin menoscabo de su omnipresencia, se deja a-
mo modelo), es atenerse a tal verdad del ser-que-se-muestra y afir- una y otra vez, incansablemente, en sus cambiantes puntos de
marse en cada caso ahí. Concepción ontológica que así, remite di- referencia, para recuperarse únicamente a partir de allí, Lo hace in-
rectamente a la práxis ético-política, como su desenvolvimiento na- merso en ella, sin convertirla jamás en objeto, plasmando en soni-
tural, inmediato, espontáneo y necesario. Porque no sería pertinen- dos, estéticamente, una fuerza dominante que lo trascienda en la
te hacer de la diferencia irreductible un objeto de conocimiento: es misma medida en que coyunturalmente se identifica con él. Lo di-
allí donde se “equivocó” Parménides (y por eso la crítica de Gor- ce -permitasenos la cita de un mero manual- Lamanna en su Histo-
gias a éste, que luego veremos). Pues si bien el “ser” de Parménides ria de la Filosofía, aunque mal y sin saberlo. “Con estos supuestos
ta; el poner la diferencia como tal, el referirse temáticamente a ella, nido?) como el arte de expresar y de comunicar cualquier opinión
la condena a la mismidad -luego identidad-, apartándose del juego
subjetiva (“subjetíva”. . .). Cada uno tiene su verdad, provisional y
que le es propio e iniciando el camino de su pérdida irreparable. cambiante (debiera haber dicho: la “verdad”, multifacética, nos tie-
Porque, sin que esto entrañe contradicción alguna con aquello de ne a todos, sostenidos en nuestra divergencia y convergencia por la
“que “lo-que es* se agota en el aparecer”, hay que afirmar con He- potencia de su manifestación); una verdad que no se toma en serio
ráclito que “Ja naturaleza gusta ocultarse" * 0, con Nietzsche, que la
por lo que ella significa sino que importa por el modo en que
verdad es una mujer que tiene sus buenos motivos para no dejar ver se presenta (exactamente, si se atiende a estas palabras y se les da
sus Y si no es lícito relevar la diferencia como tal, es lú- todo su peso: no importa por lo que significa -recién después de
cído, en cambio, sin resistirse, jugar su juego que -en el terreno de Platón se empieza a confundir la verdad con el significado- sino por
lo humano, que se organiza por sí en comunidad- se re-produce é- el modo en que se presenta; la verdad misma en cuanto le es inhe-
temamente como práxis ético-política en el seno del pueblo. El he- rente tanto el presentarse-inseparable de su esencia- como la moda-
raclitismo -una vez desechada la vía muerta representada por Crati- lización). Es la capacidad de engendrar, con la fascinación de la pa-
lo- no tiene otro destino que su consumación ético-política. o sea: labra, no ya un constante convencimiento y una fundada creencia en
nada que ver con el escepticismo pero tampoco con el subjetivismo la verdad de ella(¿qué verdad?: la del conocimiento, ajustada a sú
su importancia. La physis como impulso perennemente diversifica- Se ve adonde lleva pensar las experiencias originarias desde el
do juega consigo misma en el empuje recíproco de sus manifesta- horizonte del platonismo: a un proceso de distorsión que inhabilita
ciones. Todo es verdadero porque nada de lo que aparece puede es- para hacerse cargo de lo mismo que uno está diciendo. Si la physis
tar fuera del todo, que se construye y se destruye sin prisa ni pausa devenir múltiple y desigual, fuerza y potencia diversificada que
reitera inagotablemente su propio desequilibrio, el ejercicio “indivi-
- algunas (“El camino hacia arriba y hacia abajo es uno solo y el mis-
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menos, con Protágoras-. Lenguaje y leyes son naturalmente arbitra-
de Protágoras- tampoco el de los restantes sofistas- Como escepti- Ahora bien; aún cuando acepamos la validez de mis afinmacio-
cismo, subjetivismo O relativismo -toma de posición en el terreno
nes, ¿cómo evitar el caos, la anarquía? Más aún, ¿cómo impedir que
¿cómo hablar aquí de escepticismo-subjetivismo-relativismo? Como mente estas cuestiones (salvo en el caso de Calicles y Trasímaco
“subjetivismo-objetivismo”, etc. SON opciones que se constituyen ticas son, en este sentido, las ambiguas respuestas de Gorgias. en el
solamente después del eclipse del horizonte ontológico diálogo homónimo.
en una primacía incondicionada de la práxis y adviene el horizonte
¿Por qué será? ¿Tal vez. sencillamente, por qué no se les había
de “ser”, de la fetichización del concepto, dentro de cuyo marco es
. ocurrido plantearse esas posibilidades? Tantas veces se ha atacado
radicalmente imposible una primacía de la práxis y una asunción de sin piedad a los sofistas que no estará de más intentar una defensa
ésta en su originariedad. Esto €s, que se constituyen. en verdad, allí donde como aquí es especialmente difcil.[Creo efectivamente
cuando “triunfa” la práxis escéptica *?. Hemos visto suficientemen-
que la perplejidad, casi evidente y no exenta de asombro. de los so-
te que la doctrina de Protágoras sólo enuncia plena corresponden- fistás ante este tipo de preguntas, reside en que para ellos -pienso
cía con una verdad peculiar. En resumen: ni escepticismo. nisubje- sobre todo en Protágoras y en Gorgias- aun cuando nunca lo expre-
tivismo, ni relativismo. ¿Cómo va a haber “escepticismo” si no hay sen con total claridad, es impensable tanto que la multiplicidad, la
un dogma. "subjetivismo” si no hay.objeto y “relativismo” sin ab- diferencia, pierden su armonía como que triunfe el malo. Lo cual e-
soluto? . o
quivale a decir: el que triunfa (si lo hace) es porque es bueno) Aten-
Es también. dentro de los lineamientos generales planteados -di-
ción: no es que sea bueno porque triunfe; la proposición es irrever-
gámoslo al pasar- que debemos entender la teoría de la arbitrariedad sible, no nos hallamos ante una moral utilitaria, ante una moral del
del signo lingúístico y de la cultura que. formula la sofística -por lo éxito. En última instancia «triunfar y “ser bueno” siquiera son co-
12, SJ, Maresca. “Sobre las raíces histórico-pulsionales del escepticismo”. Revista: 167
Argentina de Psicología 37 (1986), 65-82.
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sas distintas porque ¿qué significaría ser bueno y no ser vencedor? muchos de sus contextos homéricos, porque no se emplea para de-
¿En qué sentido se sería entonces todavía bueno? ¿En qué sentido cir que es “bueno” ser majestuoso, valiente y hábil, es decir, no se
de “bueno*? No se puede concebir un bueno que no predomine; tam- emplea para alabar estas cualidades en un hombre Más bien su-
poco un malo que lo haga. ¿Cómo llamar “bueno” a quién no pre- cede que la palabra agathós es una palabra de alabanza porque es
senta una apariencia deslumbrante (dóxa) seduciendo a los Otros - intercambiable con las palabras que caracterizan las cualidades del
también buenos, no hay estúpidos en una democracia integral- con ideal homérico. Por lo tanto, “bueno, pero no majestuoso, valiente O
sus hermosas palabras? astuto' tiene un sentido perfectamente claro en nuestro uso ordina-
e Es que “bueno” y “malo” -y aquí está la clave del asunto- no sig-
rio de bueno; pero en Homero “agathós pero no majestuoso, valien-
nifican para los sofistas lo mismo que para nosotros -herederos en
te o hábil' ni siquiera sería una forma moralmente excéntrica de jui-
esto, como en casi todo, de Sócrates y Platón-. no es para cio, sino simplemente, tal como se presenta, una contradicción inin-
los sofistas una cualidad moral abstracta que se atribuya a alguien
teligible.
en función del ajuste de su conducta a un ideal trascendente (la Ide-
¿Cómo funcionan en Homero adjetivos de estimación tales co-
a de Bien) que ha sido antes objeto de una intelección y que se
mo agathós y otros? Ante todo, atribuir a una persona las cualida-
supone, por definición, válido para todos. “Bueno” no es para los des que designan es formular un enunciado fáctico en el sentido de
sofistas una cualidad moral abstracta separada de la señalada práxis
que la verdad o falsedad de lo afirmado se decide por las acciones
que lleva a cabo el existente singular en cada caso en cada momen- del hombre, y se decide simple y únicamente por sus acciones. La
to, ni, por tanto, carácter que se pueda poseer o no con total inde-
pregunta '¿Es agathós 7 es la misma que la pregunta: ¿Es valiente,
pendencia del resultado de las acciones. En el contexto de un hori- hábil y Y se responde a esto contestando la pregunta'¿Ha
zonte ontológico que es pura potencia múltiple sin sentido ni fina-
peleado, conspirado o reinado con éxito?" '%. No nos sorprenda que
lidad, no hay lugar para un “Bien en sf” que de la pauta, sino sólo Platón haya querido expulsar a los poetas, a la progenie de Home-
un “ser bueno” en el sentido de una “virtud” (areté) definida por la
e
ro, de su república.
“bueno. Así los sofistas, maestros de retórica, lo son también, al mis- 166-7. Luego de reafirmar su teoría del homo mensura Protágoras
mo tiempo, de
tica.
3 aunque enseguida aclara: “llamo precisamente hombre sabio a quien
+ Resuena en el discurso sofístico la ética homérica, brillantemen- 2
nos haga parecer y ser cosas buenas, a alguno de nosotros, por ví-
te descrita en pocas páginas en un libro reciente (A. Macintyre, His- a de transformación, las que nos parecían y eran cosas malas” (nó-
ción afortunada. Agarhós no se asemeja a nuestra palabra bueno en 13. A. Mac Intyre, Historia de la Etica, tad, Roberto J. Walwoa, Bs.As. 1981. p.
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Vemos así que si “todo es verdadero” no sólo es imposible e:
nar cosas distintas: las que algunos, por ignorancia, llaman verdade- triunfo los peores sino que el predominio de los mejores garantiza
ras. en cambio, yo las denomino unas mejores que otras, pero de el orden, la armonía, las jerarquías. Que “todo sea verdadero” lejos
ninguna manera más verdaderas”. Para concluir: “Los sabios y bue- de eliminarlos los garantiza de un modo mucho más rico y efectivo
nos oradores harán parecer como justas a la ciudad, las cosas útiles del que ninguna verdad parcial emanada de un capricho intelectual
en lugar de las malas. Porque las cosas que le parecen justas y bue-
lo
nas a cada ciudad, lo son también para ella, mientras que las crea ta-.
Protágoras arranca de Heráclito. Gorgias. de la crítica a
les, Pero el sabio hace ser y parecer (justas) las cosas útiles, en lu- Parménides (y a su escuela). Esto no excluye que -al igual que Pro-
gar de aquellas que le son perjudiciales”.
tágoras- utilice una y otra vez, en forma paradójica, y en contra de
sí mismas, las tesis eleáticas. Con lo cual se emparenta estre-
» Está claro. Todo el mundo está en la verdad. ¿Cómo podría con-
cebirse a alguien fuera de ella sin despreciar el mundo, sin dejar al-
chamente -aunque el punto cae fuera de los límites de este ensayo-
go afuera del todo? Pero el sabio, identificado con el buen orador, su peculiar utilización de la dialéctica, al servicio de la retórica.
es-a la vez- poderoso y bueno. Tal como lo expresará Spinoza mu- dEfio
Con aún mayor irresponsabilidad que Protágoras ha sido mal
chos siglos después. son una misma cosa virtud y potencia -recordar
comprendido -escéptico, relativista, subjetivista, incluso,
Biddea
aquí una interesante (¡y más que interesante!) historia que pasa por Puesto se supone ha dicho, poco más o menos: 1) nada existe; 2) en
Maquiavelo, Hobbes, el propio Spinoza, para culminar en Nietzs- el caso de que algo existiese, sería incognoscible; 3) aun cuando al-
che-.
go fuese cognoscible, el conocimiento sería incomunicable.
No obstante, la virtud es enseñable. El malo no está fuera de la
- ¿Quién en su sano juicio osaría cuestionar que Gorgias es nihi-
verdad, sino que opina conforme a un “mal hábito de ánimo” (po- lista? Aquí todo depende de advertir que lo que no existe O, aun e-
UARA
nerá psychés héxei), opina lo peor. lo inútil. opina como impotente, xistiendo, sería, según Gorgias. incognoscible e incomunicable, no
manifiesta aquello que, erigido en punto de vista de la comunidad, es la “realidad en general” sino el ser de los eléatas -también, su 1o-
potente, es, como lo mismo, ignorante-mal orador-*y. por tanto, no cia en general (realidad) ni su posibilidad de cognoscibilidad y tras-
convence. no puede triunfar. De este modo el buen orador- misibilidad. Sólo subrayar la ineptitud de la ficción parmenídea pa-
garantizará automáticamente (con su inevitable predominio) la con- ra constituirse como horizonte ontológico y como contenido del
mente superponible a que: “hace ser. y parecer (justas) las cosas ú- O sea: lo inexistente es esa ada (el “ser”. el “no ser”) porque la
tiles en lugar de aquellas que le son perjudiciales”. La práctica po- existencia es puro devenir, puro diferir consigo, convergencia-di-
lítica, proceso eminentemente selectivo, es el triunfo de los sabios,
vergencia, danza vertiginosa que no permite recortar un objeto úni-
de los poderosos, de los buenos, y, con ello, tránsito permanente de
co, pleno e inmóvil, completo en sí, que sólo exteriormente se dife-
lo peor a lo mejor, de lo inútil a lo útil, de lo enfermo a lo sano, de renciaría de otro -aun cuando lo destacado fuere, como antes hemos
la impotencia al poder. No de lo falso a lo verdadero. Por tanto, no dicho, la diferencia en cuanto tal- . La diferencia no es diferencia
hay lugar para una parcialidad social hegemónica a la cual le sea lí- del ser con el no-ser o del ser con la apariencia y la confusión, La
cito arrogarse un derechb innato al poder, en función de la posesión
apariencia y la confusión y, con ellas, el basculante opinar de los
de una verdad unívoca, objeto del intelecto. frente a cuya luz todo mortales, pertenecen con todo derecho a la esencia de lo real. Me-
opinar aparecería de antemano como falso.
m
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A
y
habla); lo que es imposible” **. Además: “aunque la misma palabra x
y la misma expresión pudieran existir en varios sujetos, no signifi- =p
caría uno y lo misimo para aquellos, que son diferentes entre sf, pues
serían idénticos entre sf” '5. En verdad, que una cosa no puede
A
transformarse en dos -ni dos en una- quiere decir, fundamentalmente,
que no hay una cosa (la cosa como unidad). Pues si la hubiere, en- $e
5,
A
lenguaje, forma parte de su esencia, y es condición de posibilidad de E
la comunicación.
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