Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La realidad sagrada de la Penitencia no parte de la reflexión racional sobre ella, sino que tiene
su origen en el don de Dios Padre
CAPÍTULO I
1 LA ALIANZA
Creación -> primera alianza. El hombre no es solo criatura sino también está hecho a imagen
del Creador y es el sujeto de la alianza.
Idea fundamental -> Dios quiere llevar a los hombres a una vida en comunión con él
(Salvación). Dinamismo histórico salvífico de la Alianza veterotestamentaria.
2 EL PECADO
Originalidad de la Biblia: plantear una cuestión moral del bien y del mal en relación con Dios.
Dios crea al hombre capaz de la alianza.
La infidelidad, más que una valoración legalista, presenta una connotación hondamente
existencial, en cuanto brota de lo profundo del corazón del hombre. La infidelidad es
desconfianza hacia el amor de Dios, expresada en el incumplimiento de sus normas.
El pecado de uno lesiona a la totalidad de Israel, impidiendo que esa comunidad sea aquello
que está llamada a ser. El pecador descubre su propia incapacidad para relacionarse con los
demás hombres y para trascender al otro sin buscar el propio provecho egoísta, que perjudica
sus relaciones comunitarias.
a) El misterio del pecado a la luz del misterio del hombre creado «ad imaginem»
El hombre no es “imagen de Dios”, porque solo Cristo es la Imagen de Dios, sino más bien está
hecho “a imagen de Dios”. Dios, libre y gratuitamente, se ha implicado en el ser y devenir del
hombre; Dios acompaña desde dentro a quien es imagen suya.
Pecado -> sombra misteriosa que se cierne sobre esa imagen creatural de la vida trinitaria, que
es todo hombre. Es un impedimento de la realización de la imagen de Dios. No llega a
destruirla, pero sí a distorsionarla.
Esta dimensión proviene de su inserción negativa en el misterio del hombre creado a imagen
de Dios. Se escapa del dominio del hombre: el pecado daña la raíz misma de su condición
ontológica.
En cuanto realidad misteriosa y trascendente, el efecto de culpa, propio del pecado, se sitúa
más allá de las posibilidades humanas.
Una vez realizada en la historia la acción pecaminosa, su malicia corre y escapa del control del
hombre.
Pecando, el hombre se sumerge en una zona oscura donde su capacidad para realizarse como
expresión creatural de Dios permanece bloqueada. Solo Dios, hacedor del hombre a su
imagen, tiene poder sobre el efecto trascendente del pecado.
3 LA MISERICORDIA
Misericordia de Dios -> nombre que toma el amor ante la indigencia de quien tanto se ama.
Entrañas de misericordia = término veterotestamentario referido a Dios que indica la
importancia del seno materno como sede donde se forma la vida, como fuente que participa
del ser de Dios y, por eso, tanto el seno materno como el mismo Dios son simbolizados como
pozo o fuente de agua (útero materno y el pozo son fuentes de vida).
4 LA CONVERSIÓN
A.T. -> Aunque la conversión implique la participación humana, la iniciativa parte de Dios que
otorga el don de poder volver a él con la única condición de que el pueblo se arrepienta de
haberle abandonado. Este retorno a Dios es un retorno a las bendiciones y cláusulas de la
alianza.
Dios llama a Profetas para que el pueblo infiel retome la Ley de la Alianza.
5 LA PENITENCIA
a) La circuncisión
Existirá dentro de la historia de Israel y sus ritos una verdadera evolución de la reflexión
teológica de la circuncisión. Si antes del destierro a Babilonia era un rito de iniciación
precedido por un baño purificador, ahora se hablará, además, fruto de una profunda relectura
teológica, de la circuncisión del corazón que eleva al pueblo hacia una relación más íntima con
Dios.
b) El Yom Kippur
Jornada de penitencia, el día de la Expiación. Sacrificio ritual para el perdón de los pecados
cometidos en contra de Dios y la Torah; al igual que la circuncisión, contiene también un baño
purificador. Se entrega al Señor en esta ofrenda la cosa más preciosa de la creación: la vida. En
este sacrificio se expiarán los pecados voluntarios e involuntarios del pueblo. Simboliza el
alejamiento de la iniquidad de parte del pueblo.
La nueva alianza también se funda sobre la sangre del sacrificio, pero ahora con una sustancial
diferencia: ya no se trata de la sangre de toros o machos cabríos sino de la preciosa sangre de
Cristo.
Efectos de este sacrificio son muy superiores a los de la antigua alianza: la remisión de los
pecados, la comunión de vida con Dios, la inserción de todo el pueblo en la esfera escatológica
de los bienes celestes.
Los hagiógrafos del NT retoman la idea o hilo conductor que marcó todo el AT. Hay una rotura
entre Israel y el Señor que hiere su amor y sitúa al hombre bajo el dominio del maligno. El
pecado es una categoría fundamental pues es una clave interpretativa de la historia de la
Salvación.
La Biblia de los LXX traduce la realidad del pecado (singular) como Hamartía. Es una fuerza que
aparta al hombre de Dios. San Pablo retoma esta singularidad del pecado. Es una fuerza que
domina, tiene servidores, mata. Por otro lado, el apóstol Juan pone de relieve la profundidad
religiosa del pecado. Llama _al pecado anomía, es decir, realidad inicua e impía. Jesus es «el
sin pecado»
b) El pecado de «muerte»
El Levítico, como también otras páginas del AT habían declarado que el trasgresor de la Ley
debía ser «eliminado de su pueblo» cuando incurría deliberadamente en diversas formas de
impudicia, idolatría, culto a los falsos dioses, sin excluir su condena a muerte.
la tradición eclesial (San Agustín y Santo Tomás de Aquino) distinguirá los pecados en mortales
y veniales. Esta distinción entre pecado mortal y venial se ha incorporado a la tradición de la
Iglesia y la experiencia humana la corrobora (CCE 1854).
Jesús toma el relevo: «El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está a llegar. Convertíos y
creed en el Evangelio» (Mc l, 15). No proclama un simple código legal, sino el «Evangelio de
Dios»: la oferta de salvación es el contenido primordial de la «buena noticia». Este dato
adquiere un valor permanente para la Iglesia y así actuarán después los Doce y sus sucesores.
La metanoia es el único imperativo dado por Jesús en su mensaje sobre el Reino. Un mensaje
que se anuncia sin excepciones y se presenta con exigencia. Es un don de la misericordia de
Dios, cuya plenitud se realiza en su persona: Jesús es el sumo Sacerdote misericordioso y el
buen pastor que sale en busca de la oveja perdida.
Diferencia entre la llamada del Bautista y la llamada de Jesús: en el Bautista hay un temor
frente al juicio de amenaza; aunque este temor no falte en la predicación del Mesías, la
motivación fundamental se encuentra en la experiencia de la bondad de Dios, de la cual nace
la metanoia. La conversión no es correlativa al temor y a la angustia que se experimenta ante
un juez, sino respuesta al amor por parte de quien se siente bendecido por Dios y acogido
como hijo.
No hace teoría del pecado: sino terapia del pecado. Se inserta en el movimiento penitencial de
su pueblo en el bautismo en el Jordán, y toma parte en la lucha entre el bien y el mal, que
caracteriza la historia humana. Jesús está manifestando la intención fundamental que ha
guiado toda su vida: él la ha vivido como don de Dios.
Las tres parábolas que Lucas recoge en el capítulo 15 de su evangelio (la oveja perdida, la
dracma perdida y el hijo pródigo) presentan la misma estructura literaria: un entramado
sencillo en forma de díptico «perdido-encontrado».
Por otro lado, en la parábola de los empleados llamados a trabajar en la viña a diversas horas
del día, toda la enseñanza se basa en la paradójica justicia del dueño de la viña.
CAPÍTULO III
El texto del lavatorio de los pies (Jn 13, 1-15) habla implícitamente de dos purificaciones. El
lavatorio de los pies se realiza sobre quien ya ha tomado un baño completo: «el que se ha
bañado no tiene necesidad de lavarse más que los pies, pues todo él está limpio» Aquí parece
desvelarse la necesidad de una purificación postbautismal en el cristiano.
¿existe para el bautizado una acción eclesial destinada a la remisión de sus pecados, o este
perdón hay que atribuirlo únicamente a la penitencia subjetiva e individual del pecador?
Existen 3 pasajes bíblicos que veremos a continuación.
a) Mt 16, 17-19
La expresión antinómica dein (atar) y luein (desatar) resultaba familiar para los judíos, ya que
era una expresión técnica propia del uso rabínico habitual en tiempos de Jesús.
Dos sentidos del contexto cultural del texto:
o declarar autoritativamente que algo es permitido o prohibido por la ley de
Dios.
o excomulgar y posteriormente readmitir en la comunidad, lo cual presupone en
quien excluye y luego absuelve un poder judicial y disciplinar ejercido con
miras al bien espiritual del individuo y de la comunidad.
Para la promulgación del sacramento de la Penitencia interesa sobre todo el sentido judicial y
disciplinar contenido en la expresión «atar-desatar», sobre cuyo significado arroja nueva luz la
perícopa siguiente.
b) Mt 18, 15-18
Los ministros de la Iglesia tienen el poder de «atar» , es decir, de pronunciar una sentencia que
excluye de la comunión a todo el que es juzgado merecedor de esa separación; y
correlativamente tienen también el poder de «desatar», es decir, de revocar esa excomunión y
volver a admitir en la comunidad eclesial al pecador.
Los textos de Mateo y Juan coinciden en que ambos incluyen términos contrapuestos (atar y
desatar – perdonar y retener) y ambos contemplan los mismos destinatarios del poder de
perdonar: los doce.
Jn 20, 19-23
c) los Padres de los tres primeros siglos ponían el versículo 23 en relación con el perdón
bautismal de los pecados.
En la Iglesia hay un verdadero poder dado por Cristo en orden al perdón de los pecados. Atar y
desatar (excluir y readmitir) en la comunidad en razón del pecado tienen un profundo calado
teológico: la obra de salvación va de la mano con la Iglesia. Vivir en comunión con la Iglesia y
con Dios implica estar dentro o fuera del camino de la salvación.
Se percibe con claridad que Cristo otorga a sus apóstoles la misión de perdonar los pecados.
¿Cuál es el procedimiento a seguir para cumplir tal mandato? No se percibe aun en los textos
del NT una ritualidad determinada para conferir el perdón de los pecados.
CAPÍTULO IV
LA PENITENCIA «PÚBLICA»
Los primeros siglos de vida de la Iglesia son de gran importancia pues tienen una proximidad
temporal a la época apostólica y por ello tienen especial autoridad para identificar el núcleo de
la Tradición apostólica.
a) la Didaché
Segunda parte: carácter disciplinar, alude a algunos comportamientos a seguir con relación al
bautizado que ha incurrido en el pecado. Hay una dimensión ecuarística de la santidad: el
cristiano que
por su pecado pierde su condición santa y oscurece la santidad de la Iglesia, es invitado a hacer
penitencia y a excluirse temporalmente de la comunidad para custodiar la santidad del
sacrificio de la Iglesia.
d) La Didascalia Apostolorum
Composición: proveniente de ambientes sirios, escrita hacia la mitad del siglo III.
Contenido: suministra algunos detalles de los cuales se deduce la existencia de una
evolución en el desarrollo de la concepción del pecado postbautismal.
o Pone en manos del obispo el juicio sobre la gravedad de la culpa que el
penitente confiesa.
o Pecador excomulgado litúrgicamente como medida medicinal: alejamiento de
la Eucaristía, del altar del Señor hasta que cesara la contumacia y la penitencia.
continua la doctrina paulina en donde se excluye toda relación con el pecador a fin de
que la excomunión de la asamblea custodie el bien espiritual de los fieles.
Los herejes pueden reconciliarse desde que expresen su arrepentimiento.
Penitencia prolongada: toda la vida.
apologeta de la tradición siria, anterior a san Efrén, que polemiza con los gnósticos.
Dimensión medicinal de la penitencia.
Obispo como medico y confesor es sobre todo el testigo del arrepentimiento y de la
conversión del pecador que busca ser curado por la misericordia de Dios.
d) Tertuliano (220)
g) Orígenes (253)
señala siete caminos diversos, indicados en los Evangelios, para obtener el perdón de
los pecados:
o el Bautismo.
o el martirio.
o la limosna.
o el perdón de las ofensas.
o Convertir a un pecador.
o la caridad abundante.
o la penitencia laboriosa.
Distingue entre pecados que conducen a la muerte, y aquellos otros que no pueden
ser perdonados como, por ejemplo, el pecado contra el Espíritu Santo.
La eficacia de la remisión de los pecados estaría condicionada por la santidad del
sacerdote.
El perdón solo puede conferirse una sola vez después de ser bautizado.
las lágrimas son el fruto de un nuevo bautismo que trae la regeneración y la salvación.
La penitencia y la contrición llevan al luto.
Equilibrio entre pecado y misericordia.
diversas formas de penitencia:
o la confesión de los propios pecados, como hizo el rey David.
o Las lágrimas del arrepentimiento.
o La práctica de la humildad, a ejemplo del publicano del Evangelio.
o La limosna que es como el óleo de las vírgenes prudentes.
o La oración como la que hizo san Pedro tras negar a Jesús.
o El ayuno, concebido como un sendero a recorrer en la búsqueda de la libertad
perdida.
j) Inocencio I (417)
fuera de la Iglesia no existe perdón de los pecados porque falta el Espíritu Santo que
es, en última instancia, quien hace efectivo ese perdón
«reato del pecado»: son las ataduras contraídas por el pecado de las que el presbítero
libera al pecador penitente y arrepentido.
o resurrección de Lázaro. Agustín, alude a los verbos atar y desatar: el
imperativo de Jesús: «desatadle» (Jn 11, 44)
La Iglesia no debe rechazar la absolución de ningún pecado y a quien se halla en la
desesperación debe ofrecerle el oasis de la penitencia.
En el conjunto de la obra agustiniana, es posible identificar los hitos fundamentales del
proceso público de penitencia.
3. LOS CONCILIOS
Los concilios de Elvira (306), Epaon (517) y Arlés (524) legislaron sobre la penitencia de
los clérigos con en pecados graves.
o serían recluidos en un monasterio y solo podrán recibir la comunión como
laicos.
El Concilio I de Nicea (325) alude a la praxis penitencial de cara sobre todo a los
catecúmenos lapsi.
o Por haber apostatado, quizá tras la tortura, se les exige tres años de penitencia
antes de entrar en comunión con la Iglesia.
Los concilios de Tours ( 465), Vanne ( 465) y Orleans ( 511) abordaron la disciplina de
los reincidentes.
o excomulgados y no podrán participar en la vida cotidiana de la comunidad;
o admitirles a la mesa equivaldría a incurrir en excomunión.
Concilio de Agde (506) concreta las condiciones de vida del penitente:
o en el momento en que solicite la penitencia, se le entregará el cilicio y el
obispo le impondrá las manos.
o Los moribundos no serán privados del viático y, si sanan, serán contados entre
los penitentes.
o Quienes fallecen de improviso sin haber completado su tiempo de penitencia y
consta que el obispo les ha concedido la reconciliación, tendrán derecho a las
exequias cristianas.
o A ninguno se le negará el viático, ni tampoco a un clérigo que lo pida en su
lecho de muerte
Statuta Ecclesial antiqua, colección canónica del siglo v
o no parece que en Occidente haya sido praxis común despedir a los penitentes
al término de la liturgia de la palabra.
o Participan en la celebración eucarística, pero, a diferencia de los demás fieles,
deben permanecer de rodillas, incluso en las solemnidades de carácter alegre
y jubilar.
4. RECAPITULACIÓN
Resalta otra realidad cuyas raíces se hunden en los textos neotestamentarios: las
secuelas eclesiales del pecado.
Como la levadura afecta a toda la masa, así también el pecado de un miembro afecta a
todo el Cuerpo místico de Cristo.
La penitencia pública muestra el vínculo entre el perdón sacramental y la reintegración
eclesial.
La Iglesia intercede maternalmente por su hijo pecador.
o Le ayuda con sus méritos y oraciones.
o Le apremia a dar muestras ante la comunidad de los bautizados de su
conversión sincera.
Excomunión en esos tiempos no es lo que entendemos hoy en el sentido jurídico como
censura canónica.
c) El proceso de reconciliación
penitencia privada toda penitencia, sea cual fuere su forma, que no lleve consigo el
cumplimiento de una satisfacción solemne dentro del ordo pamitentium. Se trata de
una penitencia hecha por los pecados leves y por aquellos graves que no exigiera
penitencia pública.
Cuestión abierta por falta de fuentes: ¿esa penitencia privada era o no una realidad
sacramental?
NOMBRE: GABRIEL ALBURQUENQUE MEDINA
ASIGNATURA: PENITENCIA Y UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
PROFESOR: P. JUAN CARLOS ASQUI PILCO
FECHA: 24 DE SEPTIEMBRE DE 2021