ESTADO ACTUAL DE LA
HIPÓTESIS DOCUMENTARIA
ASIGNATURA : PENTATEUCO
1
ENSAYO
Introducción.
A estas alturas de la vida académica y de la formación pastoral, bíblica y sacerdotal, hablar del
Pentateuco y de su estado actual en la investigación científica siempre es apasionante, al
mismo tiempo que desafiante. Apasionante porque es un pozo inagotable de misterios por
descubrir; desafiante, porque esos misterios se encuentran profundamente entretejidos por
sombras, autores, situaciones, contextos históricos, conflictos, teorías, hipótesis,
subjetividades, intencionalidades, posturas, ideas y creencias a las que hay que salir a hacerle
frente e intentar entenderlas y aceptarlas para tener un mayor panorama y una mayor
comprensión de lo que ha sucedido para que el Pentateuco haya llegado a su estado actual.
Evidentemente, nunca va a ser bueno tener solo un mero conocimiento fragmentario. Al
contrario de lo que cualquiera pudiese decir, lejos de cansar y agobiar, la investigación del
Pentateuco es un tema que por sus propias características presenta cada cierto tiempo nuevas
vías, formas de entenderle y nuevas puertas que se abren para su comprensión acabada.
¿Qué sabemos hasta ahora del Pentateuco? Primero, que es el libro en donde se contiene la
Torah la “Ley que Dios entregó a Moisés” en el Monte Sinaí/Horeb. Este nombre (Pentateuco)
proviene del griego que podría traducirse como “estuche de los cinco rollos/libros”. Parece
claro e indiscutido en el ambiente académico que esta gran obra no fue escrita por Moisés. En
efecto, durante muchos años, según la tradición (judía y después cristiana), Moisés fue el autor
del Pentateuco. Sin embargo, tal aseveración no tiene ningún tipo de sustento. La tradición
tiene su origen en la forma en que son denominados por los hebreos, es decir, “libros de
Moisés”, aunque con ello quisiesen significar, más bien, “relativos a Moisés”. Los estudios del
Pentateuco intentarán dar luces para entregar respuestas satisfactorias a este problema: ¿Fue
Moisés el autor del Pentateuco? La misión no será para nada sencilla. Esta magna obra,
efectivamente, no fue compuesta ni por Moisés ni por la mano de un solo hombre, sería
ingenuo seguir pensando en que fue solo Moisés o algún otro autor anónimo quien escribió
todo esto. Como se decía anteriormente, se creyó por mucho tiempo, de manera unánime
durante la antigüedad, su autoría mosaica, pero ya en la edad media, el erudito rabino
Abraham Ibn Ezra (Toledo, 1092-Calahorra, 1167) 1 reconoce que existía un problema con la
tradición: el Deuteronomio relata la muerte de Moisés: ¿cómo es posible que el autor esté
narrando los sucesos de su propia muerte y sus funerales con lujo de detalles? Este será el
puntapié inicial de una gran empresa que buscará durante siglos dilucidar los orígenes del
Pentateuco, pasando por muchas hipótesis, propuestas y teorías.
1
Ska, Jean Louis (2001); “Introducción a la lectura del Pentateuco”; Editorial Verbo Divino; Pamplona,
España; P. 138
2
Ibid. p. 16 ss
2
Los intentos de explicación no se hicieron esperar, desde la antigüedad hasta el día de hoy,
todos han querido dar su aporte en la cuestión del Pentateuco. Justamente en este ensayo se
pretende recoger de manera sucinta las posturas más importantes y que han ido iluminando el
desarrollo de la exégesis bíblica en torno al Pentateuco durante los años. Se pretende en otras
palabras, sin más, dar un vistazo al estado o progreso de la investigación en torno al
Pentateuco.
Por una cuestión metodológica, se comenzará a hacer este recorrido histórico desde la
hipótesis documentaria clásica de Wellhausen, debido a que ningún otro autor ha calado tan
hondo en la historia de la exégesis del Pentateuco como su propuesta, que, por cierto, con
matices, será la carta de navegación de muchos exégetas hasta el día de hoy, inclusive para el
Magisterio de la Iglesia con los importantes aportes para la comprensión de los textos bíblicos
en la iglesia desde la Constitución Dogmática “Dei Verbum” y “La interpretación de la Biblia en
la Iglesia”.3 También, la estructura de este ensayo está basado en el artículo de Santiago Ausin
llamado “La composición del Pentateuco. Estado actual de la investigación crítica.”
El trabajo de Wellhausen fue mas o menos claro: fue capaz de describir de manera sencilla y
unitaria las fuentes del Pentateuco, así como su datación cronológica. En palabras de Ska:” la
hipótesis documentaría asumirá una forma clásica y familiar para cualquiera que lea una
introducción del Pentateuco. Hay cuatro fuentes: el Yahvista (J), escrito en el sur durante el
siglo IX; el Elohísta (E), escrito aproximadamente un siglo después, en el reino del Norte e
influido por los primeros profetas (siglo VIII); el Deuteronomio (D), que, en su estrato más
antiguo, se remonta a la reforma de Josías en el año 622 antes de Cristo, y por último, el
sacerdotal (P), una obra exílica o postexílica. El Pentateuco actual habría sido compuesto, con
toda probabilidad, en la época del segundo templo, y muchos relacionan esta redacción con la
reforma de Esdras.”
¿Cómo se explica la caída en desgracia de esta teoría clásica? En realidad, los motivos son
diversos: el primero y más evidente es el contexto histórico y sociocultural en el que se
desarrolla la investigación científica y sus ulteriores motivaciones. Las motivaciones de hoy en
día distan mucho de los deseos románticos, históricos o hegelianos que permitieron el
nacimiento del sistema de Wellhausen, solo basta recordar el profundo interés de Wellhausen
en la historia de Israel. Las tendencias, paradigmas y los elementos que dan sustento a la
realidad de cada investigador y de cada época serán determinantes a la hora de plantear cada
hipótesis, como a su vez, los adelantos de las diferentes disciplinas científicas extrabíblicas.
Otro motivo puede ser, dado el creciente escepticismo de los investigadores frente a lo clásico
o romántico, el surgimiento del método histórico crítico, en especial frente a la posibilidad real
de evidenciar fuentes o estratos diferentes en la redacción; a esto le podemos sumar el
3
Publicada por la Pontificia Comisión Bíblica el año 1993 y en donde presentará gran parte de los
diversos métodos de interpretación bíblica que veremos en este ensayo.
4
Ausín, Santiago (1991); “La composición del Pentateuco. Estado actual de la investigación crítica”;
Scripta Theologica 23 (1991/1); Pamplona, España; p. 171
3
creciente interés por los métodos sincrónicos y estructuralistas de mediados del siglo XX, en
especial a los que acentúan la unidad literaria del texto y que por lo tanto explican tensiones
presentes en los textos como un fenómeno de estilo; asimismo, los aportes hechos por la
arqueología palestinense en especial en lo referente a los orígenes de la escritura y
alfabetización en dicho contexto, lo que obligaba a una datación mucho más tardía de los
textos; como también la incapacidad de los investigadores clásicos para dar respuestas
satisfactorias a todos los elementos gravitantes dentro de la misma. Sin embargo, las nuevas
teorías o propuestas siguen observando los mismos problemas literarios del Pentateuco que
observaron los primeros exégetas, solo que se abordarán desde otros puntos de partida.
Debemos recalcar que el hecho de desechar una teoría no significa necesariamente que se
haya formado un nuevo consenso en torno a otra. Al parecer el modelo de Wellhausen está
superado, pero siempre han de permanecer elementos fundamentales de su hipótesis
documentaria como las ya nombradas “fuentes” que luego pasarán a convertirse en
“tradiciones” e incluso “teologías”. La influencia de Wellhausen no debe tomarse a la ligera,
por lo pronto debemos seguir esperando a que se logre rearmar un mapa coherente. Lo
importante es que la ciencia exegética navegue hacia nuevos métodos que nos ayuden a
reensamblar y desentrañar los enigmas de la formación del pentateuco. En los puntos
sucesivos iremos viendo cómo irá progresando el análisis de la cuestión del Pentateuco.
Uno de los autores más aclamados posteriores a Wellhausen es Hermann Gunkel, quien
tomará otro rumbo y modelo para entender el proceso de formación del Pentateuco. Este solo
será el puntapié inicial de un recorrido bastante nutrido de intentos de comprensión de esta
obra.
Una nueva orientación surgirá con la denominada “Historia de las Formas” de Gunkel, a partir
del estudio del primer capítulo del Génesis. En efecto, Gunkel se verá inmerso en un mundo
erudito que anhela conocer más acerca de los descubrimientos arqueológicos de medio
oriente y un interés más grande hacia la literatura popular 5, es decir, lo que subyace detrás de
todo escrito formal: la tradición oral detrás de los textos, su prehistoria. El método será
aparentemente sencillo: Una vez identificado el texto, el crítico debe evaluar la situación
histórica o “Sitz im Leben” (situación de vida) que dio lugar a determinadas formas. Así, Gunkel
logró, por ejemplo, agrupar los relatos del Génesis en narraciones etiológicas, es decir,
historias que en su opinión fueron creadas para explicar el origen de las características de una
tradición en particular. Por ejemplo, Gunkel concluye que Génesis 9,20-27 explica por qué los
cananeos estaban sometidos a los israelitas: “Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña.
Bebió del vino, se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda. Vio Cam, padre de
Canaán, completamente desnudo a su padre y avisó a sus dos hermanos, que estaban afuera.
Entonces Sem y Jafet tomaron el manto, se lo echaron por los hombros y, andando hacia atrás,
vueltas las caras, cubrieron el cuerpo desnudo de su padre, sin mirarlo. Cuando despertó Noé
de su embriaguez y supo lo que había hecho con él su hijo menor, dijo: «¡Maldito sea Canaán!
¡Siervo de siervos sea para sus hermanos!» Y añadió: «¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem, ¡y
sea Canaán esclavo suyo!, ¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem, ¡y sea
Canaán esclavo suyo!»”. También podemos encontrar en el Génesis historias que narran el
origen de los nombres propios propiamente tales, por ejemplo, Gn 25,24-26 describe el origen
5
Supra 1; Ska; Introducción; p. 157
4
del nombre de Jacob: “Se le cumplieron los días de dar a luz, y resultó que había dos mellizos
en su vientre. Salió el primero, rubicundo todo él, como una pelliza de zalea, y le llamaron Esaú.
Después salió su hermano, cuya mano agarraba el talón de Esaú, y se llamó Jacob. Isaac tenía
sesenta años cuando los engendró.”.
Austin nos cuenta que Gunkel deseaba “descubrir dentro de cada documento wellhausiano las
formas literarias previas, y establecer cuál había sido la historia de las mismas hasta quedar
incorporadas en cada uno de los documentos clásicos. Más importante que el estudio de los
documentos largos era la comprensión de las unidades literarias previas (relatos populares,
poemas, leyendas, etc.), procurando determinar la situación ambiental (el ya mencionado Sitz
im Leben) del Israel que dio lugar a cada una de ellas, los géneros literarios comunes a la
literatura extrabíblica y la finalidad teológica última de cada unidad menor.”6
Otro aporte muy importante de Gunkel será el de definir el género literario de los textos
bíblicos a partir de sus estudios sobre el Génesis y los Salmos. González nos dice que Gunkel
“descubrió con ello la Biblia en dimensiones nuevas. Esta no es una literatura lisa de estilo y de
forma, sino un mundo de ricas variedades. Una vez iniciado, ese estudio continúa
sistemáticamente hasta hoy.”7 Debido a esto, y analizándolo desde el modelo del “Sitz im
Leben”, González dirá que “una tradición que nace y toma forma, lo hace en una situación; es
en ella en donde puede explicarse, pues tiene allí su sentido. La vida real es la fecunda, la
inspiradora, la que motiva la traducción en las diversas formas del lenguaje. Cada género, por
tanto, es el eco de una situación. En ella interesa su contenido y en ella cuaja la forma en que
el contenido se expresa.”8 Por otro lado, para Gunkel, el Yahvista (J) era exclusivamente un
recopilador de “sagas” que se encontraba al final de un largo proceso de redacción.
Hasta el día de hoy, como podemos notar, la autoridad de Gunkel se deja sentir,
especialmente cuando se habla de géneros literarios, los cuales han influenciado un sin
número de investigaciones y, por supuesto, los comentarios bíblicos e introducciones a las
diferentes biblias de estudio actuales, se nos hace hincapié en este modelo de comprensión
bíblica. En la actualidad todos estos modelos están siendo sometidos a constante revisión y
crítica, especialmente luego del proceso de la escuela de la Historia de la Tradición, problema
que veremos en los puntos sucesivos.
Como hemos visto, la metodología del Sitz im Leben y la nueva perspectiva que aportó, hizo
que muchos aspectos del Antiguo Testamento adquirieran nueva vida. Así, nos podemos dar
cuenta de que las afirmaciones veterotestamentarias no son sólo literatura sino también
testimonios de una determinada vida, la fe de un pueblo que ha brotado de una situación muy
concreta. La Historia de la Tradición surge como consecuencia de este desarrollo, pero con una
lógica e influjo interno, de tal modo que lo que parecía ser una especie de segunda fase de la
historia de las formas vino a desembocar en la historia de la tradición. Es en el fondo una
modificación profunda a la hipótesis wellhausiana y gunkeliana, una mirada totalmente nueva,
aunque siempre enmarcada en el modelo clásico: se desea buscar el núcleo primitivo de la
religión de Israel en el pasado premonárquico.
6
Supra 4; Ausín p. 172
7
González, Ángel (1971); “Qué es la Biblia y cómo Leerla”; Editorial PPC/EDICABI; Madrid, España; P.114
8
Ibid. p. 117
5
Von Rad es quien da origen a la Historia de la tradición. De ahí que sus tesis más importantes
de se refieren al origen del Hexateuco y a la figura del Yahvista. Von Rad busca en los orígenes
los momentos más auténticos de la tradición. Este autor, según nos cuenta Ska, abandonó la
investigación de las unidades menores que darían lugar a los hilos narrativos JEDP, y se
centrará en buscar el origen de las tradiciones que subyacen. , Zimmerli, dirá que “este paso
de la historia de las formas a la historia de las tradiciones aparece, de una manera bastante
clara, en la obrita de Von Rad "Das formgeschichtliche Problem des Hexateuch".”9 Sean cuales
sean dichas motivaciones, lo claro es que Von Rad se dará cuenta que las fiestas litúrgicas, sus
formulaciones rituales y las fórmulas de fe han dado origen a las diversas tradiciones que se
fueron incorporando de manera gradual y progresiva al Pentateuco. Con lo que formulará la
teoría del “credo histórico” del Dt 26,5b-9; 6,20-23 y Jos 24,2b-13. 10
Cabe destacar que para Von Rad, el Yahvista es toda una institución, un genio literario y
teológico situado en la época salomónica. Su contribución a la composición del Hexateuco ha
sido esencial. Es así que podemos notar claramente que la monarquía davídica se nos presenta
como el culmen de toda la historia de Israel. Y así el Yahvista nos lo hace notar.
El Dios de los Padres: Siguiendo lo que dice Zimmerli, la pregunta fundamental de Alt “ se
plasma, desde el punto de vista de la historia de las tradiciones, en su investigación de la
fórmula "el Dios de los padres", detrás de la cual cree poder reconocer un ámbito de vida de
grupos humanos seminómadas.”11 El “Dios de los padres” pertenece a la religión de los
nómadas, porque la divinidad no está vinculada con ningún santuario, sino con personas. No
tiene ningún nombre propio, sino el del antepasado al que se ha revelado; por ejemplo, “el
Dios de Abrahán” (Gn 26,23; Gn 28,13; 32,10; 46,3; Ex 3,6).
El derecho apodíctico: del mismo modo, Zimmerli afirma que Alt “empieza investigando el
fenómeno del derecho. Primero, estudia las diversas formas en las que aparece y, después, va
mostrando las diversas situaciones concretas de las que surge, por una parte, en su forma
casuística y, por la otra, apodíctica.”12 En efecto, Alt opone radicalmente el mundo bíblico al
cananeo. Ska nos complementa diciendo que “En las leyes bíblicas, Alt resaltaba la presencia
del “derecho apodíctico” junto al «derecho casuístico». El primero está presente, por ejemplo,
en el decálogo. Generalmente las fórmulas son muy concisas y no prevén excepciones. El
segundo, en cambio, se reconoce por las fórmulas iniciales: «Si...» o «Cuando...». El derecho
casuístico sería de origen cananeo, mientras el apodíctico correspondería al pasado nómada de
Israel. Como en el caso de la «religión de los patriarcas», el «derecho apodíctico» sería una
característica del derecho bíblico sin analogía con las otras religiones y una prueba de la
condición única de la revelación bíblica.”.13
9
Zimmerli, Walther (1970); “La historia de las formas y de las tradiciones al servicio de la predicación”;
Form- und Traditionsgeschichte im Dienst der Verkündigung, Zeitschrift für katholische Theologie, 92
(1970) 72-81; texto traducido y adaptado por Medina-Dávila, Javier; p. 3
10
Cfr. Supra 1; Ska; Introducción; p.164
11
Supra 9
12
Ibid.
13
Supra 1; Ska; Introducción; p.163
6
En primer lugar, quitó del Pentateuco al libro del Deuteronomio, llamándolo así, Tetrateuco;
según él, las tradiciones épicas de la fuente P, que no eran sino recolección de relatos
populares, se combinaron con el complejo de las tradiciones JE, dando origen al sustrato
narrativo de la composición de los libros. Los aportes más importantes de Noth son los
siguientes:
Rudolph Smend y sus seguidores, en fidelidad a la visión original de Martin Noth, adhieren al
carácter exílico o postexílico de la Obra Deuteronómica, pero complementan la teoría con la
postulación de la existencia de, al menos, tres niveles redaccionales: un deuteronomista
histórico, un deuteronomista profético y un deuteronomista legislativo. 15
En cambio, Frank Cross aboga por una datación preexílica para la mayor parte del material y
una redacción postexílica para los materiales que no se pueden incluir en esta categoría. De
hecho, la gran diferencia entre ambas escuelas es el rol adjudicado al texto de la reforma del
rey Josías (2R, 22-23). Para Cross, no solo el libro del Deuteronomio es fruto de la reforma, sino
que también casi la totalidad de la Obra Deuteronomista. 16
c) REDACCIÓN ESTRATIFICADA.
Se denomina redacción estratificada a los textos especialmente Yahvistas que han sido escritos
y reelaborados a través de los siglos mediante oleadas redaccionales, es decir, que han sido
completados posteriormente en diferentes épocas. El texto final es el resultado de diferentes
estratos y sucesivos añadidos redaccionales. También se pueden evidenciar complementos y
elementos que serán desarrollados mediante las relecturas de los acontecimientos históricos y
religiosos. Dentro de este modelo podemos nombrar a:
- Peter Weimar (1977): se destacará por afirmar que, tras hacer un análisis sintáctico y léxico
de algunos textos importantes del Génesis, llegará a la conclusión de que el Pentateuco ha sido
redactado en doce etapas:
14
Cfr. Sicre, José Luis; Historia Deuteronomista; tomado el día 20/06/20 de la página web:
Mercaba.org/FICHAS/BIBLIA/historia_deuteronimista_2.htm
15
Ibid.
16
Ibid.
7
La sexta y séptima etapa comprenden dos redacciones deuteronomísticas, exílica y
postexílica respectivamente.
La octava, novena y décima abarcan las tres redacciones del documento P.
A la undécima, hacia el año 400 a.c., corresponde la primera redacción del Pentateuco.
Y finalmente la última redacción del Pentateuco se le asigna a la etapa duodécima
- Félix García López (1980): analizó Gen 24 en su obra: “del Yahvista al Deuteronomista.
Estudio Crítico Génesis 24”. En él apoya la tesis de los complementos. En este estudio se
reflejas las diferentes capas redaccionales con lo que forma una cronología que queda de esta
manera: 17
A pesar de todo lo visto hasta ahora, tanto la hipótesis de la redacción estratificada, como la
de las sucesivas relecturas tienen como indiscutible la intuición wellhausiana.
- Paul Volz y Wilhelm Rudolph (1924-1933): llegaron a concluir que E no puede considerarse
una fuente independiente y completa. Del mismo modo, P no sería una fuente coherente y
paralela a J, sino la revisión de un trabajo previamente existente. 19
- Max Löhr (1924): ponía en duda que elementos tan característicos de P, como las cronologías
del Génesis, pertenecieran realmente a dichas fuentes.
- Umberto Cassuto (1934): atacará el corazón de las conclusiones de Wellhausen, es decir, los
diferentes nombres divinos, los duplicados y repeticiones, las diferencias de estilo, etc. Cassuto
llegará a la conclusión de que las tradiciones más antiguas y no los documentos escritos son los
que justifican la composición de la Toráh.
17
Sicre, José Luis; El pentateuco; Mercaba.org/FICHAS/BIBLIA/tema_5_el_pentateuco.htm
18
Ibid.
19
Ibid.
8
postura, en la antigüedad, para los semitas, tenía primacía el relato oral pues, o bien no se
conocía la escritura, o no tenía importancia. Ante esto sería ridículo apoyarse en documentos
escritos que probablemente nunca existieron. Algunos de los que adoptaron esta corriente
son: Johannes. Pedersen 1931, Aage Bentzen 1948, Ivan Engnell 1947.
Desde los años 70’s Rendtorff será el ícono indiscutido y más influyente en la crítica del
Pentateuco y por tanto marcará una nueva etapa en este proceso. Siguen esta línea H. Smichd
y J. Van Seters, entre otros.
- Winnet: su aporte más importante en esta época de profundos cambios será el afirmar que
no fue el yahvista el primer narrador, sino que fue E quien primero recogió las tradiciones
antiguas sobre los patriarcas. Así, J y P serían revisiones oficiales de materiales previos. Lo más
significativo de esta hipótesis es la supuesta existencia de una antigua colección elohista de
relatos independientes.
- H.H. Schmid: también se muestra crítico con las teorías clásicas datando a J en época exílica o
post exílica. No se puede por tanto mantener la existencia de un Yahvista salomónico. Otros
análisis indicarán cierta relación entre J y la tradición deuteronomística. J sería entonces el
resultado de un proceso redaccional desde un grupo o escuela hasta la redacción
deuteronómica. Las siglas de la hipótesis clásica se mantienen, pero no significan ya fuentes,
documentos o tradiciones, sino corrientes redaccionales.
- J. Van Seters: en un estudio sobre Abrahán concluye que P no es una fuente independiente,
sino que viene a completar una tradición más antigua. La primera redacción de una historia
continuada es deuteronomista. La conexión entre D y J será una revisión de la obra
deuteronomista más antigua. Así, los textos de P serían pequeñas añadiduras al relato ya
existente.
- Martin Rose: al igual que Van Seters, defiende que la primera redacción no es yahvista sino
deuteronomista. Un historiador de la escuela deuteronomista habría unificado todas las
tradiciones antiguas con el criterio teológico de obediencia/desobediencia a Dios. Acto
seguido, otro deuteronomista (que identifica con el J clásico) habría compuesto el Pentateuco
entero, esta vez con un criterio que el autor denomina “teología de la gracia divina”. La
redacción sacerdotal, posterior, habría equilibrado la balanza impregnando el relato con la que
el autor llama “teología del culto”.
- R.N. Whybray (1987): rompe con la hipótesis de Wellhausen, y supone la gran influencia de
los historiadores griegos, por el cual el autor del Pentateuco tomando la historia de su pueblo,
utilizó múltiples recursos literarios, reflejados en la variedad de léxico, de estilo y relatos
repetidos.
20
Supra 4; Ausin; p.11
9
3.- Conclusiones
El estudio del Pentateuco está lejos de llegar a su fin, así lo demuestra la dilatada historia que
esta colección de libros ha desarrollado en cuanto a la investigación científica. Siglos de
reflexión y estudio al parecer nos dejan en un statu quo. Las seguridades que se atribuían a la
hipótesis documentaria clásica ya no lo son. La pretensión de absolutez de este paradigma ya
está casi en lo obsoleto. Y es que el Pentateuco, como palabra de Dios, tiene una riqueza
realmente inagotable. Pero al mismo tiempo van surgiendo nuevos métodos o hipótesis que
también tienen ese deseo de absolutez. La verdad que subyace detrás de la historia de la
formación del Pentateuco tal vez nunca sea descubierta dada la situación fragmentada de la
investigación exegética.
Sin embargo, es preciso reconocer que todos los métodos que hemos visto se han ido
superponiendo y contrastando unos con otros, salvo algunas excepciones. Esto me hace
pensar en que hace falta un método o modelo interpretativo de carácter integral. Ya en la
Iglesia se pueden notar algunos intentos de integrar distintos elementos para forjar ciertos
criterios interpretativos que apunten hacia una visión unitaria de la cuestión del Pentateuco.
En todo caso, como ya se ha dicho durante el ensayo, el que una hipótesis sea superada, no
quiere decir que todos sus postulados están en la categoría de error o mentira. Hay que ser
cautelosos y prudentes a la hora de tomar algunos elementos que puedan ayudar a formar una
reflexión lo más equilibrada posible.
El mejor ejemplo que puede venirse a la mente es el del uso de las siglas y la evolución que ha
tenido en su significado: JEDP. Lo que antes eran documentos, luego fueron fuentes, luego
teologías. Aun así, a pesar de los cambios, efecto del progreso en el conocimiento,
permanecen estables los escritores anónimos que han dedicado mucho tiempo, reflexionando,
desarrollando y experimentando una teología que se identifica con la experiencia de fe de un
pueblo. Una fe cimentada en la salvación al alero de un Dios que ama profundamente a su
creación. Un Dios que es fiel a su alianza y que buscará ayudar a quienes ha tomado como su
pueblo.
Los tiempos pasarán, las investigaciones tomarán sus propios cursos y la reflexión teológica
seguirá desarrollándose hasta estratos nunca vistos. Tal vez algún día se logren resolver todos
los enigmas de la redacción del Pentateuco, tal vez algún día se encuentren los medios para
entender los problemas redaccionales, lingüísticos, sintácticos y de continuidad. Puede ser.
Pero hay algo que siempre permanecerá intacto: la creencia de que hay un Dios que ha
tomado a un pueblo para volverlo crisol de naciones e instrumento de salvación para todos los
hombres de todos los tiempos.
10
Bibliografía:
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