Está en la página 1de 21

Universidad Autónoma de Santo Domingo

(UASD)

Facultad de Humanidades.

Asignatura

Historia Dominicana IV.

Sección 07

Profesor

José Ramón Ynfante Ureña.

Tema

Ensayo sobre resistencia al régimen de Balaguer (1966-1978)

Sustentante: Aventurada Hernández Heredia

Matricula 100314787.
Introducción

En este importante e interesante análisis de los que fueron los 12 años del
gobierno del Doctor Joaquín Balaguer, encontraremos un sin números de
acontecimientos, los cuales se manifestaron, en su poder. En esto cabe destacar
que tocaremos desde los inicios donde entra a la política de nuestro país, el
involucramiento de esta figura en el área de del poder, y pues entrando más en
lleno abordaremos desde, la toma posesión de la presidencia a partir del 16 de
agosto de 1966 estaremos abordando sucesos sumamente importantes, teniendo
como base algunos documentos guardados en la historia dominicana así como
también en su máxima expresión lo que fue la lucha de la población en contra el
gobierno de los 12 años de poder del Doctor Joaquín Balaguer para entender más

Teniendo en la observación de esta figura nos daremos cuenta que de manera


más dócil pues siguió en cierto sentido lo que fue los pasos de la tiranía trujillista,
en esta figura política, pero cambiando algunos aspectos de lo que fue su
gobierno. Veremos cómo manifestación de algunos opositores los cuales fueron
acribillados por la violencia que presento ese periodo de gobierno, caracterizado
por sangrientos sucesos. Y en una conclusión máxima notaremos el auge que
dejo este feroz con nuestra Republica Dominicana.
Desarrollo

El gobierno de los doce años: 1966-1978. Entre el autoritarismo y la reforma


conservadora

Wilfredo Lozano

Tras el ascenso al poder de Joaquín Balaguer en 1966, un nuevo esquema de


dominación política se impuso en la República Dominicana, con lo que se abrió
una nueva etapa política. Este nuevo modelo de dominación socio política se
caracterizaría por una intrincada articulación entre una modalidad autoritaria de
ejercicio del poder, la reforma conservadora de la economía y el fortalecimiento de
actores como el empresariado, sobre todo industrial, los militares y el poder
mediador de la burocracia de Estado. En el plano político la modalidad de
dominación que se abría paso integró en un esquema coherente y estable los
intereses de la dispersa élite económica y social (oligarcas terratenientes y
comerciantes, el débil empresariado industrial y el alto comercio importador), del
estamento militar, de la burocracia y sus representantes políticos, en un esquema
de dominio unificado en torno a una figura fuerte: la de Joaquín Balaguer.

El autor se refiere desde el inicio del gobierno del Doctor Joaquín Balaguer,
la forma de gobierno que se presentó en ese periodo, dando así las
características de su poder absoluto de seguir algunos pasos autoritaritas
en el país. Demostrándonos sus objetivos desde el inicio sobre la represión
y violencia desde el principio de su mandato.

La solución bonapartista.

Con el ascenso al poder de Joaquín Balaguer en 1966, un nuevo modelo de


dominación política se inaugura en la República Dominicana Tras este modelo
político se definía un proyecto coherente y estable para el conjunto de sectores de
las élites empresariales, políticas y militares que desde la muerte de Trujillo habían
permanecido divididas. El régimen que se inauguraba daba solución a la crisis pos
trujillista, cuya culminación fue de hecho la Revolución Constitucionalista de 1965.

A revuelta armada de 1965 condujo a la derrota militar de los sectores opuestos al


restablecimiento de Bosch en el poder. Solo la intervención militar norteamericana
impidió el restablecimiento del Gobierno Constitucional de Bosch.

En ese sentido, la novedad del bonapartismo consistió en que el nuevo equilibrio


político en el Estado a partir de 1966 venía a resolver precisamente la tensión
entre los aparatos armados y las esferas de poder civiles. La condición para dar
solución a este problema fue la presencia del poder norteamericano en los
términos mismos del acuerdo político que permitió el ascenso de Joaquín
Balaguer.

Aquí el autor expresa que con Joaquín Balaguer en el poder se manifestó


una nueva elite o mejor dicho, unas manipulaciones de estrategias para
gobernar con más agilidad, a la población en su mayor expresión carente de
algunos conocimientos fundamentales y que aun teniendo el miedo al unir
esas fuerzas pues, se mostró más fuerte este gobierno. Por otro lado a
través de la intervención norteamericana y todas las influencias, Bosch, no
pudo retornar a gobernar, por esas represiones de gran influencia nacional,
y que por consecuencia, hicieron que este hombre de buenos deseos hacia
el pueblo dominicano no ascendiera nuevamente al poder.

Rosario Espinal:

Joaquín Balaguer. El eterno retorno de la política dominicana

La corrupción pública fue otro de los fenómenos que caracterizó el gobierno de


los 12 años. Para Balaguer, la corrupción en países pobres como la República
Dominicana era un mal inevitable. Además de permitirla y justificarla, la corrupción
fue uno de esos fenómenos que le permitió a Balaguer enaltecer su propia
personalidad política: la corrupción era el mal de los demás, no el suyo propio. Es
también interesante hacer referencia al estatus dual que tenía la ley en el proyecto
balaguerista. Similar a Trujillo, Balaguer proclamó la ley y el respeto a ella como
mecanismo fundamental de convivencia política. En la práctica, sin embargo, la
voluntad cesárea del Presidente se anteponía o sobreponía al estatuto legal. Esto
se evidencia en las propias contradicciones discursivas de Balaguer, que unas
veces alababa la Constitución como mecanismo regulador de la convivencia
política y otras veces la definía como un simple pedazo de papel.

En su ambigüedad con respecto a la demarcación entre la ley y la violencia,


Balaguer retomó una vieja tradición de la política dominicana y latinoamericana. El
planteamiento de que en una política de voluntades omnipotentes (caudillos) la ley
tiene un lugar y espacio restringido, no importa cuánto se la alabe como el
mecanismo más efectivo de gobierno en la nación moderna.

Balaguer se ha caracterizado por consistencias y contradicciones. En su


concepción de la política la noción de orden ha superado siempre la de libertad.
De ahí su capacidad de usar cualquier recurso, incluso la violencia y represión,
para instaurar el orden político por él definido. Aquí radica su concepción
autoritaria de la política

Podemos notar que la autora nos manifiesta de manera eficaz, como se


fueron dando las estrategias de Balaguer, en su mandato, usaba muchas
técnicas e influencias para gobernar de manera autoritaria, convirtiendo así
el poder en sus manos, la persuasiones incidían mayormente en la
inteligencia política que poseía, y también usando modelos de poder como
lo fue en Latinoamérica, la fuerza de las tiranías que en si dominaban gran
parte de estos países, y mayormente con la ayuda extranjera, tuvo más
fuerza, para manifestar su dominio y represión política de violencia hacia
nuestro país.
Terror y violencia en los “doce años”: La muerte del estudiante Salomón
Lama en 1969

Por Alejandro Paulino Ramos.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-En noviembre de 1969, faltando


meses para las elecciones de mayo de 1970, la sombra del terror iba arropando la
República Dominicana. Las manos ensangrentadas del sector que el presidente
Balaguer bautizó como “los incontrolables” dentro de su gobierno, habían
asesinado a numerosos jóvenes, entre ellos al estudiante universitario Salomón
Nicolás Lama Beras.

Concluía el primer período de gobierno de los “doce años”, en los que el doctor
Joaquín Balaguer gobernó de manera continua amparándose en el fraude
electoral, la represión, el crimen y el poder de las Fuerzas Armadas.

El autor nos dirige ya al final del primer periodo de Balaguer marcando


algunos puntos muy específicos e importantes entre ellos, las cuantiosas
muertes que se presentaron en ese régimen y que siguieron circulando
durante los demás periodos de gobierno, así con sus fraudes electorales
para seguir en el poder que el mismo manipulaba ese sistema de votaciones
gubernamental, en nuestro país, asa como todos los sistema que
pertenecían a la nación.

También incidió en el clima de intimidación generalizada, las acciones de algunos


combatientes organizados en partidos de izquierda que, terminada la guerra y
desintegrados los Comandos, preservaron sus armas de fuego, a la espera del
inminente estallido revolucionario que coronara sus sueños libertarios, de fundar
una República Dominicana socialista, al estilo de la Cuba de Fidel Castro. Esos
militantes y sus agrupaciones políticas, se concentraron en la Universidad
Autónoma de Santo Domingo y la convirtieron en escenario para dirimir su
“colonialismo ideológico” en el supuesto entendido de que ellos eran los llamados
a dirigir la revolución esperada, similar a la de Fidel Castro entre otros opresores.
Esas organizaciones, que se autodefinían como “comunistas”, muchas veces
llevaron el desasosiego al campus universitario y se enfrentaron una contra otras
con armas de guerra, pensando que “estaban haciendo la revolución”. Por igual,
algunos partidos de izquierda procedieron a asaltar empresas privadas en busca
de recursos económicos y a desarmar y matar algunos policías y militares; pero
en sentido general, la violencia más encarnizada fue practicada por los grupos
paramilitares enraizados en la estructura del gobierno.

En este sentido la sociedad vivía en un ambiente de guerra día a día que por
la culpa del gobierno tenía represiones, asesinatos, maltratos, como el pan
de todos los día, en esta situación, se levantaron personas que defendían el
interés del pero, con la potente fuerza del poder pasaron muchos sucesos
ensangrentados que marcaron nuestra historia en todos los aspectos.

Ese era el ambiente vivido por los dominicanos en los primeros años de gobierno
del doctor Joaquín Balaguer, quien desde finales de 1968 comenzó a dar signos
de su interés en continuar gobernando por encima de la voluntad popular, que
parecía se expresaría en su contra en las elecciones del 16 de mayo de 1970. En
brazos de la reelección presidencial, el mandatario perdió todos los escrúpulos y
permitió desde su gobierno, la persecución política y el crimen generalizado. Con
el control de la Junta Central Electoral, los dirigentes del Partido Reformista
procedieron a organizar el fraude contra el Partido Revolucionario Dominicano, el
Partido Quisqueyano Demócrata y otras fuerzas que se preparaban para participar
en el certamen electoral: Reelección, fraude electoral, terrorismo y la utilización de
las Fuerzas Armadas a favor de la prolongación del mandato, sirvieron para
sustentarla plataforma del triunfo de Balaguer.

Para 1969 las cárceles comenzaban a llenarse de presos políticos, las


desapariciones y asesinatos de jóvenes en medio de las noches se hicieron
noticias cotidiana, mientras el PRD promovía la formación de un frente para
apoyar la tesis de Juan Bosch, que desde España era partidario de la implantación
de un nuevo tipo de gobierno que él llamaba “dictadura con respaldo popular”. El
auge de las movilizaciones y la relativa aceptación de la propuesta del Profesor
Bosch, sirvió para que desde el gobierno se azuzara a los militares diciéndoles
que el PRD y la oposición intentaban imponer una dictadura comunista en
República Dominicana. El ambiente se hizo desolador y las calles y barrios de las
principales ciudades se fueron convirtiendo en riachuelos alimentados con la
sangre de jóvenes que todavía no alcanzaban los 25 años de edad.

En estos sucesos de estos años de crímenes la población sufría en carne


propia los procesos de criminalidad que el gobierno ejecutaba, en la mayoría
de los casos a jóvenes luchadores por una República Dominicana libre de la
presión del mandato presidencial, y que desde muchos años atrás se veía la
tiranía en la cúspide de todos los sectores, y con este lapso de tiempo de
este régimen de los que fueron de opresión al pueblo y más a los que
estaban en desacuerdo de este gobierno.

Eran días terribles para la familia dominicana y las madres esperaban llenas de
miedo, mirando hacia lo lejos, las llegadas delos hijos que retornaban del trabajo,
de las escuelas públicas y de la Universidad. Pero en esta última, la situación
interna era también de incertidumbre y no había un solo día en que alguna
situación se convirtiera en preocupación de la comunidad.

Por ejemplo, tres días antes de la muerte del estudiante universitario Salomón
Lama un gran tumulto, acompañado de disparos y amenazas del lanzamiento de
granadas, intranquilizó la Academia.

El alarmante hecho, que fue repudiado por los universitarios, fue escenificado por
el Movimiento Popular Dominicano, el Pacoredo y el Partido Comunista
Dominicano. Esta situación hizo que se recordara el asesinato del joven José
María Fadul y Fadul el 21 de junio de 1968, en medio de la lucha armada entre
los izquierdistas; pero Lama no fue asesinado en la UASD, sino a tres esquinas de
su residencia y a manos de “los incontrolables” del gobierno de Balaguer.

El mismo día en que murió el estudiante universitario, también fue asesinado en el


Ensanche Espaillat, el médico-ginecólogo Edmundo Cuello, quien era mayor de
las Fuerzas Armadas. El oficial estaba dedicado a su profesión, alejado de la
política, tanto que durante la guerra civil de 1965 se quedó viviendo en la zona
constitucionalista de donde salía para ir a sus servicios en hospitales de la zona
controlada por los soldados de Elías Wessin y Wessin, y cuando la situación lo
requería también prestaba sus servicios en el hospital Padre Billini. Sin embargo,
“desconocidos” pusieron fin a su vida, como si se quisiera sumar una vida más al
clima de terror.

Con estas palabras el autor hace connotar de la criminalidad que poseía


Balaguer, las influencias, de mandar hacer revueltas de tiroteos tanto en la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, como a diferentes partes donde
se contradijera sus absurdas decisiones que acababan con muchas
personas, mientras que la población sufría mas perdidas de jóvenes
sumamente importantes y destacados, en este sentido solo cabe mencionar
que la población se levantaba en conjunto para que se acabara la violencia
implementada por el manejo de Balaguer a darle muerte a muchas figuras
tanto del ejercito como civiles, por tal de seguir en el poder.

La noche del 20 de noviembre de 1969, a las 10:45, las manos tenebrosas de los
incontrolables alcanzaron al joven estudiante de Ingeniera. A la hora de su muerte,
Lama Beras tenía vínculos con un sector de izquierda dentro del Partido
Revolucionario Social Cristiano y con el Movimiento Ecuménico Cristiano. Con 21
años de edad, residía en la calle Ernesto Gómez no. 2, y laboraba en el
Ayuntamiento del Distrito Nacional. Los asesinos esperaron que el estudiante
fuera a la estación de expendio de gasolina ubicada en la Avenida Duarte con
calle Pedro Libio Cedeño, donde acostumbraba a guardar su vehículo
Wolskwagen, y en una acción que todavía no tiene explicación, lo asesinaron de
varios disparos y luego huyeron del lugar.

Las ceremonias fúnebres fueron realizadas en la Protectora La Altagracia en la


Avenida Bolívar. Desde allí, acompañado de una multitud de estudiantes, amigos y
compañeros, los restos de Salomón Lama fue llevado al cementerio nacional de la
Máximo Gómez al comenzar la tarde del 21 de noviembre.
Medios de comunicación, escritos y radiales, así como sus padres y la Universidad
Autónoma, reclamaron que las autoridades dieran con los asesinos. El jefe de la
policía general Rafael Guillermo Guzmán Acosta declaró a la prensa que el crimen
se estaba investigando, expresando que los desconocidos viajaban en un vehículo
de color negro, del cual hicieron los dispararos, pero todavía no había sido
localizado, “pese a las diligencias hechas en ese sentido”. (Véase “Faltan pistas
de crímenes. El Nacional, 22 de noviembre 1969). El doctor Balaguer, por su
parte, envió a los familiares un telegrama de condolencia y calificó el crimen como
“reprochable”, añadiendo que estaba profundamente conmovido “por el hecho de
barbarie”.

Mientras el mandatorio expresaba su pesar por el crimen, la policía de la ciudad


de Santiago procedía a rodear el local del Sindicato de Choferes UNACHOSIN,
para impedir una asamblea de mujeres organizada con el fin de denunciar el
terrorismo y la represión. En la reunión hablaría Gladys Gutiérrez de Segarra, cuyo
esposo, Henry Segarra Santos, había sido misteriosamente desaparecido el 25 de
julio, mientras se encontraba detenido en la Policía.

Posiblemente la nota más expresiva de la situación que se estaba viviendo, en la


pavorosa cotidianidad de los dominicanos, la trajo la revista Ahora del 1ro.de
diciembre, acusando al doctor Balaguer de irresponsable, por no actuar contra los
“incontrolables” de su gobierno y ponerle fin a la ola de terror: “Lo que parece estar
causando mayor preocupación y consternada alarma, es la impunidad en que
permanecen los autores de la prolongada ola de atentados terroristas, así como el
hecho insólito de que el propio presidente de la República haya admitido que
existen fuerzas incontrolables dentro de su gobierno y que, además, él las conoce,
sin que, no obstante eso, sean sometidas a los tribunales de la República por una
alegada imposibilidad de conseguir las pruebas que demuestren la culpabilidad de
cada uno. El hecho de que sepa quienes perpetran los crímenes y que a pesar de
ello no haya sido posible obtener las pruebas y presentarlas a la justicia, resulta en
sí mismo se añade una prueba tremenda: la prueba de la incapacidad del
gobierno para ponerle costo al terror. Y si esa es la realidad prácticamente
confesada ¿Quién puede esperarse que les sujete la mano a las fuerzas
incontrolables cuando éstas arrecien sus desmanes antidemocráticos en plena
campaña electoral contra cualquier candidatura que no resulte de su agrado o
conveniencia? Los dos brutales asesinatos de la semana pasada que segaron las
vidas del mayor del ejército, Cuello Serra y del estudiante de la UASD, Salomón
Lama, no han hecho más que confirmar estas aprensiones, por las inquietantes
circunstancias que rodean a ambos sucesos”

Da un pesar enorme y conmueve el alma al saber que la población por culpa


de este gobierno que encabezaba Joaquín Balaguer estuviera en situaciones
que estuvieran en colapso de manera que en algunas manifestaciones, por
exigir que no se violaran los derechos humanos y en su mayor pedimento
respetar la vida de la ciudadanía, estos fueran interrumpidos por las fuerzas
de la policía se impedían tales manifestaciones, por decisión del mandatario.

La violencia y el terror apenas estaban comenzando con la muerte de Salomón


Lama y las desapariciones de Guido Gil y Henry Segarra, entre los casos más
sonados, las primeras páginas de los periódicos se convirtieron en esquelas
mortuorias permanentes. La represión y el terrorismo no terminarían sino en 1978,
cuando el pueblo cansado de tanto luto y dolor, puso fin al continuismo de
Balaguer.

El periódico El Nacional de 2002 señala:

En 1966, las muertes de Guillermo Peláez, Rolando de la Maza, Radhames


García, Vinicio Antonio Franco, el ex teniente Juan Rafael Bisonó Mera, Miguel
Reyes Santini y Ramón Emilio Mejía –Pichirilo. Pichirilo había tenido una
destacada participación en la guerra civil, donde gozaba de prestigio y popularidad
entre los combatientes constitucionalistas, su muerte provoca una ola de protestas
ante el nuevo gobierno.

1967, las muertes de Guido Gil Díaz, William Jiménez, Luis de Peña, Vidal
Peguero, Orlando Mazara, Roberto Basilio Perdomo y Roberto Nivar.
1968, las muertes de Flavio Suero, Modesto Rodríguez, Héctor Santiago, Rafael
Mota.

1969 las muertes de Henry Segarra Santos, Silvio Abud, Salomón Lama B., Rafael
Vargas y el profesor Eladio Peña de la Rosa, entre otros.

En noviembre de 1969 un grupo de mujeres anunció la formación del Comité de


madres, esposas y familiares de los muertos y desaparecidos, donde dieron a
conocer un listado de muertos y desaparecidos, y revelaron que en los tres
primeros años del gobierno, 366 personas fueron muertas o desaparecidas por
causas políticas.

1970, los principales muertos fueron: Otto Morales y Amin Abel Hasbún, ambos
dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD).

1971, entre los revolucionarios asesinados o desaparecidos están: Maximiliano


Gómez Horacio (-El Moreno-), Homero Hernández y Rafael Guillén.

1972, entre los muertos figuran: Sagrario Ercira Díaz Santiago, Amaury Germán
Aristy, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta), Virgilio Perdomo Pérez y Ulises Cerón
Polanco.

1973, los muertos de mayor renombre fueron: el coronel Francisco Caamaño


Deñó y Gregorio García Castro (Goyito).

1974, la muerte de: Florinda Soriano (Mamá Tingó).975, la muerte de: el


periodista Orlando Martínez Howley. 1976, las muertes de: José Vizcaíno y Luis
Martínez, entre otros.

1977 y 1978 las muertes de: Guillermo Rubirosa, Héctor García y otros.

Orlando Martínez Howley Brillante periodista militante revolucionario ejemplar fue


aseado el 17 de marzo de 1975 a próximamente a las 7:00pm.

Con todas estas muertes, marcó un antes y un después en nuestra historia,


demostrando así que un país viviendo en una represión constante llega el
momento, que ya la población no aguanta más de tanto abuso de poder y
llega un momento que ya no le importa dar su vida si es necesario para que
termine tal violencia, y nuestro país ha vivido tales abusos. Todas estas
muertes quedaron en la memoria dominicana las secuelas aún se sienten al
tocar estos temas de sangrientos sucesos.

Nelson Enrique Díaz y Silverio Gonzáles Camacho. Artículo de Revista


Global 41

BALAGUER, LA BANDA COLORÁ Y LA PRENSA

Los doce años de Balaguer (1966-1978) fue un período caracterizado por la


represión ejercida en todos los ámbitos de la vida pública dominicana. Para
postergarse en el poder, Joaquín Balaguer desarrollo estrategias entre las cuales
están la que le permitió reproducir modelos de clientelismo mediático. La situación
logró que los desmanes contra la población de una fuerza paramilitar, bautizada
como La Banda Colora obtuviera diferentes tipos de cobertura de acuerdo a un
estudio hemerocrítico. Como “la democracia autoritaria”, calificó Sang Ben (1999)
a este período. Espinal (1994) precisa que durante estos tres gobiernos
consecutivos se definieron nuevos modos de hacer política fundamentados en
integrar sectores de la burguesía al Estado y la exclusión política de los grupos
populares. Durante los doce años de Balaguer el periodismo dominicano registra
ataques directos al sector y a quienes ejercían este oficio. Fueron asesinados los
periodistas Gregorio García Castro, en 1973. Y Orlando Martínez, en 1975.
Aunque estas muertes fueron ejecutadas por agentes policiales, Cruz (2009) narra
que: “Balaguer también prohijó la organización de un grupo paramilitar llamado La
Banda Colora, integrada por soplones, desertores de los periodistas, como la
población. Fueron blanco de atentados.

Al referirse a La Banda Colora, Espinal (1994) deja explícito que Balaguer


presidió un gobierno represivo y “encontró siempre otros artificios un tanto
indirectos- de la violencia” La Banda Colora o La Banda, como se le llamó al
Frente de la Juventud Democrática Antiterrorista y Anticomunista, surgió con el
primer gobierno de los doce años de Balaguer. Martínez Almánzar (1996) precisa
que fue una agrupación de extrema derecha que se dedicó a “cazar a los que
habían luchado al lado del coronel Francisco Alberto (1996) precisa que fue una
agrupación de extrema derecha que se dedicó a “cazar a los que habían luchado
al lado del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño” durante la Revolución de
abril de 1965. Según Moya Pons (2008) fue dirigida por el presidente Balaguer,
quien, para desvincularse públicamente de sus acciones y para amedrentar a la
población, le colocó el mote de “Los incontrolables”. Sin embargo, en los hallazgos
de esta investigación no se logró obtener algún documento o instrumento que
confirme que el fenecido presidente Balaguer estuvo vinculado a los actos
cometidos por la agrupación.

Con este movimiento denominado la banda el autor expresa que era


manipulada por el mismo Balaguer, este se encargaba de sometimiento a los
apuesto al gobierno, de asesinatos y muchas otras cosas de violencia de
poder, aunque no decían que eran dirigida por el presidente, pero tenemos
bien claro que esta figura era capaz de eso y mucho más por la razón de
estar en el poder dirigiendo al país, como un mecanismo de utilización y
represión en la población dominicana.

En el periodo 1970-1971 la represión política alcanzó numerosas


manifestaciones, por ende, fue la máxima expresión de la organización que
“aterrorizó el país elevando el asesinato político a uno cada 28 horas”. El 9 de
octubre de 1971, explica Martínez Almanzar (1996), asesinaron a cinco jóvenes
del club Héctor J. Díaz del barrio 27 de Febrero de la capital, lo que provocó la
desaprobación de la población. Tras este incidente el gobierno desintegró La
Banda y detuvo a sus dirigentes y miembros.

Para el periodista Juan Bolívar Díaz, quien sobrevivió a un atentado de un coche


bomba durante ese periodo, el presidente Balaguer estaba detrás de las acciones
de La Banda: “¡Pero claro que estaba detrás de todo!”, dijo con tono enfático al ser
entrevistado para avalar los datos encontrados en esta investigación.

Ramón Pérez Martínez, mejor conocido como Macorís, líder de la agrupación La


Banda Colora, negó que la invitación que un día recibió para dirigir La Banda haya
sido un mandato presidencial, pero tampoco quiso atribuirla a la Embajada
Norteamericana.

Conclusión.

Al terminar este análisis de la represión que tuvo la población dominicana en el


periodo de los Doce años de Balaguer, pudimos darnos cuenta que nuestro país,
ha vivido episodios muy, trágicos con algunos gobiernos por así no mencionarlos
todos, pero este fue un gobierno salido de control a lo que nos referimos en la
violencia, tomada por eta figura el Doctor Joaquín Balaguer, quien en mayor
plenitud era apoyado por fuerzas extranjeras, y que demás practicaba mucho lo
que fue el maquiavelismo, que es que para estar en el poder si es necesario matar
se mata, que no importa el medio para obtener el poder, es estar en el para así
seguir dominando y teniendo presionada a la nación como fue el caso de muchos
asesinatos, incluso a Juan Bosch lo seguían culpando de izquierdista, donde solo
ofrecía una verdadera democracia para el pueblo dominicano. Así que la
criminalidad de este poder se ha quedado plasmada en nuestra historia como uno
de los periodos más sangrientos para la población dominicana; donde nunca se
respetaron los derechos humanos y en cualquier momento cualquiera podía ser
víctima de esta violencia de poder que presento Balaguer.

Bibliografía

“Una multitud dolida va a sepelio de Lama”. El Nacional, 21 de noviembre 1969


“Dan muerte frente a su residencia a un médico del Ejercito Nacional”. El Caribe,
21 de noviembre de 1969;
“Faltan pistas de crímenes”. El Nacional, 22 de noviembre 1969; “Alto al
terrorismo”.
Revista Ahora! Número 316, 1 de diciembre 1969)
www.almomento.net
Fundamentos de historia dominicana Nelson Enrique Díaz y Silverio Gonzáles
Camacho.
Artículo de Revista Global 41

Ayuso, Juan José: (1995). Balaguer. Notas cotidianas para un ensayo. Santo
Domingo: Taller.

Balaguer, Joaquín Balaguer (1992): Mensajes presidenciales, tomo V. Santo


Domingo: Editora Corripio.
Castro, A. d. (1984): “Prensa y Estado”. En Fórum, Prensa y Política en República
Dominicana.
Castro, F.: Homenaje al periódico Revolución el 25 de marzo de 1961. Cruz
Sánchez, Filiberto (2007): Los
Medios de comunicación en República Dominicana, Santo Domingo: Editora El
Nuevo Diario.
Díaz, Juan Bolívar (1984): “Periodismo Santo Domingo: Taller. Balaguer, Joaquín
Balaguer (1992): Mensajes presidenciales, tomo V Santo Domingo: Editora
Corripio.
Castro, A. d. (1984): “Prensa y Estado”. En Fórum, Prensa y Política en República
Dominicana.
Castro, F.: Homenaje al periódico Revolución el 25 de marzo de 1961.
Cruz Sánchez, Filiberto (2007): Los medios de comunicación en República
Dominicana, Santo Domingo: Editora El Nuevo Diario.
Santo Domingo, Letra Gráfica, 2005. La República Dominicana hoy 2001 by
Santillana, S. A. Editado por Santillana, S. A.
Anexos

También podría gustarte