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CAPlTUL02

PROHIBICIÓN, PSICOANÁLISIS Y LA
PRODUCCIÓN DE LA MATRIZ HETEROSEXUAL

La mente recta sigue sosteniendoque el incesto, y no la homosexuali-


dad, representa su mayor probibiaó». Así, cuando la mente recta la
piensa, la homosexualidadno es sino heterosexualidad.
MONIQUE WITTIG, «The Streíght Mínd»

En algunos momentos, la teoría feminista se ha intere-


sado por la idea de un origen, un tiempo anterior a lo que
algunos denominarían «patriarcado» que otorgaría una pers-
pectiva imaginaria a partir de la cual se instituiría la contin-
gencia de la historia de la opresión de las mujeres. Se ha de-
batido sobre si existieron culturas prepatriarcales, si tenían
una estructura matriarcal o matrilineal, si podría probarse
que el patriarcado tuvo un inicio y, por tanto, puede tener
un final. El impulso crítico que se esconde tras estos cues-
tionamientos pretendía probar que e] argumento antifemi-
nista en favor de la inevitabilidad del patriarcado constituía
la reificación y naturalización de un fenómeno histórico y
contingente.
Aunque d giro hacia un estado de cultura prepatriarcal
tenía como objetivo mostrar la autorreificación del patriarca-
do, el esquema prepatriarcal ha demostrado ser un tipo dife-
rente de reificación. Últimamente, algunas feministas han cri-

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tieado de manera reflexiva unas construcciones reífícadas sitúa irremediablemente dentro de los límites de una narra-
dentro del mismo feminismo. La noción misma de «patriar- ción prehistórica que permite legitimar el estado actual de la
cado» corre el peligro de convertirse en un concepto univer- ley, o bien el futuro imaginario más ~á de la ley,.en ese.caso
salizado! que suprime o restringe articulaciones claras de asi- este «antes» siempre está ya convencido de las invenciones
metría entre géneros en diferentes contextos culturales. Al autojustificadoras de intereses presentes y futuros, ya sean fe-
mismo tiempo que el feminismo ha intentado apoyar de un ministas o antifeministas. La pretensión del «antes» dentro
modo integral las luchas contra la opresión racial y colonia- de la teoría feminista se vuelve políticamente problemática
lista, cada vez cobra más importancia hacer frente a la estra- cuando exige que el futuro concrete una noción idealiza.da
tegia epistemológica colonizadora que subordinaría diversas del pasado o cuando sostiene, incluso sin percatarse, la reifi-
configuraciones de dominación bajo el epígrafe de una no- cación de un ámbito precultural de lo femenino auténtico. El
ción transcultural del patriarcado. La organización de la ley hecho de aludir a una feminidad original o auténtica es un
del patriarcado como una estructura represiva y reguladora ideal nostálgico y limitado que se opone a la necesidad actual
también exige ser replanteada desde esta perspectiva críti- de analizar el género como una construcción cultural com-
ca. El recurso feminista a un pasado imaginario debe evitar pleja. Este ideal tiende no sólo a servir para finalidades ~­
fomentar una reificación políticamente problemática de la turalmente conservadoras, sino también a ser una práctica
experiencia de las mujeres al tiempo que intenta restar valor excluyente dentro del feminismo, lo que provoca}ustamente
a las afirmaciones autorreificadoras del poder masculinista. el tipo de fragmentación que el ideal pretende evitar, .
La autojustificación de una ley represiva o subordinado- En el transcurso de la especulación de Engels, del femi-
ra casi siempre se fundamenta en un relato que narra cómo nismo socialista y de las posturas feministas fundadas en la
eran las cosas antes de la constitución de la ley, y cómo sur- antropología estructuralista, surgen varios intentos de situar
gió la ley en su forma actual y necesaria.' La invención de momentos o estructuras dentro de la historia o la cultura
esos orígenes detalla una situación previa a la ley en un rela- que determinen la jerarquía de los géneros. Es~s estruc~ras
to necesario y unilineal cuya culminación es la creación de la o épocas clave se aíslan para rechazar las teonas reacctona-
ley, y así la justifica. Así pues, el relato de los orígenes es una rias que naturalizan o universalizan la subordinación de las
estrategia dentro de una narración que, al explicar una úni- mujeres. Dado que se trata de importantes intentos de rele-
ca historia autorizada sobre un pasado que ya no se puede gar de manera crítica los ~estos universaliza~ore~ de ~p~e­
recuperar, hace surgir la constitución de la ley como una ine- sión, estas teorías se convierten en parte del amblto teonco
virabilided histórica. contemporáneo en que se combate aún más la opresión. Sin
. Algunas feministas han descubierto en el pasado prejurf- embargo, debe seguir considerándose la ~osibilida~ de que
dico las huellas de un futuro utópico, una fuente potencial de estas fuertes críticas a la jerarquía de los generos se srrvan de
sublevación o rebelión que se compromete a derrocar la ley y ficciones presupuestas que contengan ideales normativos
establecer un nuevo orden. Pero si d «antes» imaginario se problemáticos.

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Algunas teóricas feministas se han basado en la antropo- ta como masculina, activa y abstracta.! Al igual que en la dia-
logía estructuralista de Lévi-5trauss -que presenta la pro- léctica existencial de la misoginia, éste es otro ejemplo en el
blemática diferenciación entre naturaleza y cultura- para que razón y mente se relacionan con masculinidad y capaci-
tratar de respaldar y explicar la diferenciación entre sexo y dad de acción, mientras que el cuerpo y la naturaleza se aso-
género: la idea de que hay una mujer natural o biológica que cian con la facticidad muda de lo femenino que espera la sig-
más tarde se convierte en una «mujer» socialmente subordi- nificación proporcionada por un sujeto masculino opuesto.
nada, con el resultado de que el «sexo» es a la naturaleza o a Al igual que en esa dialéctica misógina, materialidad y signi-
<Jo crudo» lo que el género es a la cultura o a «10 cocido». Si ficado son términos que se excluyen el uno al otro. La polí-
el razonamiento de Lévi-Strauss fuera verdadero, se podría tica sexual que crea y sostiene esta diferenciación se esconde
seguir el rastro de la transformación del sexo en género al si- de manera eficaz detrás de la producción discursiva de una
tuar el mecanismo estable de las culturas, las normas de in- naturaleza, incluso de un sexo natural que se define como la
tercambio del parentesco, que se transforman de formas bas- base incuestionable de la cultura. Algunos críticos del es-
tante regulares. Según esta perspectiva, el «sexo» es anterior trueturalismo, como por ejemplo Clifford Geertz, sostienen
a la ley puesto que no está cultural ni políticamente especifi- que su marco universalizador no toma en consideración la
cado, con lo que otorga la «materia prima» de la cultura, por multitud de configuraciones culturales de la «naturaleza».
así decirlo, que comienza a adquirir significado sólo si se so- El análisis que presenta a la naturaleza como singular y pre-
mete a las normas del parentesco y después de hacerlo. discursiva no puede preguntar: ¿qué puede considerarse
No obstante, la consideración misma de sexo-corno-ma- «naturaleza» dentro de un contexto cultural dado, y con qué
teria, sexo-como-instrumento-de-significación_cultural, es finalidad? ¿Es necesario para algo el dualismo? ¿Cómo se
una formación discursiva que opera como una base natura- establecen los dualismos sexo/género y naturaleza!cultura y
lizada para la diferenciación entre naturaleza/cultura y las cómo se normalizan uno a través del otro? ¿A qué jerarquías
estrategias de dominación que esa distinción sostiene. La re- de género están supeditados, y qué relaciones de subordina-
lación binaria entre cultura y naturaleza fomenta una rela- ción reifican? Si la designación misma del sexo es política,
ción jerárquica en la que la primera libremente «exige» un en ese caso el «sexo», la designación supuestamente más
significado a la segunda y, por ese motivo, la conviene en un «cruda», resulta estar siempre ya «cocida», y las principales
«Otro» que se adecua a sus propios usos ilimitados, prote- diferenciaciones de la antropología estructuralista parecen
giendo la idealidad del significante y la estructura de signifi- desmoronarse.'
cación sobre el modelo de dominación. El empeño por encontrar una naturaleza sexuada ante-
Las antropólogas Marilyn Strarhern y Carol MacCor- rior a la ley parece provenir comprensiblemente del proyec-
mack han alegado que el discurso sobre naturaleza y cultura to más fundamental de creer que la ley patriarcal no es una
suele representar a la naturaleza como femenina, que debe verdad universal ni lo define todo. En realidad, si lo único
subordinarse a una cultura que constantemente se represen- que hay es género construido, entonces parece no existir un

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«fu~ra», m:'- :md a epistémica en un «antes» precultural que EL INTERCAMBIO ClÚTICO DEL ESlRUCTURALISMO
pudiera utilizarse como otro punto de partida epistémico
para elaborar una valoración crítica de las relaciones exis- El discurso estructuralista normalmente hace referencia a
tentes entre los géneros. Encontrar el mecanismo mediante la Ley en singular, de acuerdo con el planteamiento de Lévi-
el cual el sexo se convierte en género supone precisar no Strauss de que hay una estructura universal para regular el
sólo el carácter construido del género, su calidad innatural e intercambio que es propio de todos los sistemas de parentes-
innecesaria, sino la universalidad cultural de la opresión en co. Según Las estructuras elementales del parentesco, el obje-
términos no biológicos. ¿Cómo se pone en marcha este me- to de intercambio que refuerza y distingue las relaciones de
canismo? ¿Puede encontrarse o sólo imaginarse? ¿Es la de- parentesco son las mujeres, que un clan patrilineal ofrece
signación de su supuesta universalidad una reificación me- como regalo a otro a través de la institución del matrimonio:'
nor respecto a la postura que fundamenta la opresión La novia, el regalo, el objeto de intercambio, es «un signo y
universal en la biología? un valor» que inicia un canal de intercambio que no sólo per-
Únicamente cuando el mecanismo de construcción de mite lograr el objetivo funcional de simplificar el comercio,
género implica la contingencia de esa construcción el «ca- sino que posibilita el objetivo simbólico o ritual de reforzar
rácter de construido» per se es útil para el proyecto 'político los vínculos internos y la identidad colectiva de cada clan,
de aumentar la gama de configuraciones posibles del géne- que se distingue de otro mediante ese acto.' Dicho de otro
ro. Pero si lo que aparece como el fin normativo de la teoría modo, la novia es como un término de relación entre grupos
feminista es la vida del cuerpo más allá de la ley o la recupe- de hombres; no posee una identidad, ni tampoco intercambia
ración del cuerpo antes de la ley, tal norma realmente aleja el una identidad por otra: refleja la identidad masculina preci-
centro de atención de la teoría feminista de los términos es- samente al ocupar ellugar de su ausencia. Los integrantes del
pecíficos de la batalla cultural contemporánea. En efecto, clan, invariablemente hombres, utilizan la prerrogativa de la
los fragmentos siguientes sobre psicoanálisis, estructuralis- identidad a través del matrimonio, un acto repetido de dife-
mo y la extensión y poder de las prohibiciones que fundan renciación simbólica. La exogamia diferencia y relaciona pa-
el género se focalizan justamente en esta noción de la ley: tronímicamente a tipos específicos de hombres. La patriline-
¿cuál es su posición ontológica: es jurídica, opresiva y re- alidad se afianza mediante la expulsión y, de manera
ductiva en su forma de funcionar, o crea involuntariamente recíproca, la importación ritual de las mujeres. Como espo-
la posibilidad de su propio desplazamiento cultural? ¿En sas, las mujeres no sólo permiten la reproducción del nombre
qué grado la definición de un cuerpo previo a esa definición (el objetivo funcional), sino que llevan a cabo un intercambio
entra en contradicción performativamente consigo misma y simbólico entre clanes de hombres. Como lugar del inter-
crea otras alternativas en su lugar? cambio patronímico, las mujeres son y no son el signo patro-
nímico, desprovisto del significante, el patronímico mismo
que portan. En el matrimonio, la mujer no se considera una

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identidad, sino un térmíno de relación que diferencia y a la una relación innombrada, excluida, pero presupuesta, que
vez establece vínculos entre los diversos clanes con una iden- inmediatamente queda tapada por la misma lógica? Ahora
tidad patrilineal común pero internamente diferenciada. se entiende el empeño de lrigaray por suprimir la economía
La sistematicidad estructural de la explicación de las re- falogocéntrica, al igual que el importante impulso poetes
laciones de parentesco que expone Lévi-Strauss alude a una tructuralista dentro del feminismo que pone en tela de juicio
lógica universal que parece estructurar las relaciones huma- si una crítica efectiva del falogocentrismo exige un desplaza-
nas. Aunque Lévi-Strauss explica en Tristes trópicos*que miento de lo Simbólico, como lo denomina Lévi-Strauss.
abandonó la filosofía porque la antropología proporcionaba El carácter total y cerrado del lenguaje se presume y tam-
una textura cultural más precisa al análisis de la vida huma- bién se refuta dentro del estructuralismo. A pesar de que
na, de todas formas asocia esa textura cultural a una estruc- Saussure entiende que la relación entre significante y signifi-
tura lógica totalizadora que en efecto devuelve sus análisis a cado es arbitraria, sitúa esta relación arbitraria dentro de un
las estructuras filosóficas descontextualizadas a las que pre- sistema lingüístico obligatoriamente completo. Todos los
tendía renunciar. Aunque pueden formularse numerosas términos lingüísticos dan por sentada una totalidad lingüís-
preguntas acerca de las suposiciones de universalidad en la tica de estructuras, totalidad que se presupone y se reanuda
obra de Lévi-Strauss (como ocurre en Conocimiento local,** de manera implícita para que cualquier término por separa-
del antropólogo Clifford Geertz), las preguntas están rela- do tenga un significado. Esta visión. casi l~ib~i~a, e? l.a
cionadas aquí con el lugar que ocupan las suposiciones acer- que el lenguaje se considera una totalidad sIstemat,Ica~ ~lirIl1­
ca de la identidad en esta lógica universal y la vinculación de na el momento de diferencia entre significante y significado
esa lógica identitaria con la situación subordinada de las mu- al vincular y unificar ese momento de arbitrariedad den,tro
jeres dentro de la realidad cultural que esta lógica revela. Si de un campo totalizador. El alejamiento postestructuralis~a
la naturaleza simbólica del intercambio es también su carác- de Saussure y de las estructuras identitarias de intercambio
ter universalmente humano, y si esa estructura universal por parte de Lévi-Strauss rebate tanto las aspiracione~ ~e to-
otorga la «identidad» a los hombres y una «carencia» o «ne- talidad y universalidad como la hipótesis de opOSICIOnes
gación» subordinada o de relación a las mujeres, entonces es estructurales binarias que suavizan de manera implícita la
posible refutar esta lógica por una posición o un conjunto ambigüedad y la apertura persistentes de la s~ifica~ón lin-
de posiciones apartadas de sus propios términos. ¿Cómo se- güística y cultural." Como consecuencia, la diferencia entre
ria una lógica alternativa de parentesco? ¿En qué medida los significante y significado se transforma en la di/férance ope-
sistemas lógicos identitarios necesitan siempre elaborar rativa y sin límites del lenguaje, que conduce a tod~ .re~eren­
identidades socialmente imposibles para que mantengan cialidad hacia un desplazamiento potencialmente ilimitado.
Lévi-Strauss sostiene que la identidad cultural masculina
* Barcelona, Paidós, 1997. se determina mediante una acción abierta de diferenciadón
** Barcelona. Paidós, 1994. entre clanes patrilineales, y la «diferencia» en esta relación

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