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HISTORIA Y DEFINICIÓN DEL TEMPERAMENTO

1.1 Historia del Temperamento

Para hablar de las primeras teorías del temperamento, podemos mencionar al filósofo y político

griego Empédocles (495-425 a. C), el cual enseña los cuatro elementos del universo; aire, fuego,

tierra y agua, son las materias primas de todo lo que existe en el universo.

Hipócrates (400 a. C.), el padre de la medicina, toma lo señalado por Empédocles unos años antes y

amplia la teoría. Describiendo las siguientes categorías: el tipo sanguíneo o alegre, que reflejaba

un exceso de sangre; el melancólico, que tenía un exceso de bilis negra; el colérico y violento

caracterizado por un aumento de bilis amarilla, y el flemático, pasivo o calmado, al que se le

atribuyó un exceso de flema.

Para la Antigua Grecia, creían que el balance entre los cuatro humores bilis amarilla, bilis negra,

sangre y flema creaban una oposición a dos cualidades complementarias universales: calor vs.

frialdad, y sequedad vs. humedad (Siegel, 1968). Estas cualidades se relacionaban con los cuatro

elementos fundamentales presentes en

Luego, fue el filósofo, médico y cirujano Galeno de Pérgamo, quien propuso que la

predominancia de uno de los humores daba por resultado un tipo emocional o temperamental que

formaba el núcleo de los cuatro tipos de personalidad. Asimismo, retomó estas ideas, a las que

añadió el humoralismo de Hipócrates.

Los niveles de humores corporales y las inclinaciones emocionales de la persona (su

temperamento) se encontraban íntimamente relacionados, Así definió sus cuatro temperamentos

básicos: Melancólico, flemático, colérico y sanguíneo. Lo anterior, en función del equilibrio de


humores en el cuerpo; es decir, si uno de los humores abunda en el cuerpo, predomina algún tipo

de personalidad. Según Galeno, dichas relaciones se darían de la siguiente forma:

 Una persona sanguínea

Tendría demasiada sangre. Lo anterior, la haría una persona alegre, optimista, segura de sí

misma y cordial; sin embargo, también podría tornarse algo egoísta,

 Una persona flemática

Tendría demasiada flema. Lo cual, la haría una persona amable, fría, apacible, racional y

constante; aunque también algo lenta y tímida.

 Una persona colérica

Tendría un exceso de bilis amarilla. Lo anterior, la haría una persona fogosa, energética y

apasionada.

 Una persona melancólica

Tendría un exceso de bilis negra. Lo cual, la haría una persona con inclinaciones poéticas y

artísticas, algo triste, temerosa y deprimida.

Para “curar” los desequilibrios humorales, Galeno postulaba la dieta y el ejercicio. Sin embargo,

en casos extremos, también eran indicadas purgas y sangrías. Por ejemplo, una persona con un

comportamiento egoísta (por exceso de sangre) podría necesitar reducir el consumo de carne o

practicar una sangría para liberar un poco de la misma.


5 Genética y temperamento
Las diferencias individuales entre los niños, ya perceptibles desde el nacimiento, vienen siendo
reconocidas desde tiempos remotos; pero su importancia en el desarrollo infantil, durante el que
actúan sutilmente entrelazadas con el ambiente, s6lo ha empezado a ser reconocida a partir
de los estudios prospectivos sobre el temperamento que Chess y Thomas comenzaron en los años
cincuenta. Una de las diversas definiciones del Temperamento lo describe como las "diferencias
individuales en reactividad y autorregulaci6n, de origen biol6gico, que son relativamente estables"
El concepto de temperamento lleva implícitos tanto un alto grado de fundamento constitucional como
una fuerte tendencia a la estabilidad, pero estos dos requisitos pueden inducir a confusiones. Ni
constitucional es equivalente a heredado ni la estabilidad es siempre compatible con el desarrollo,
cuya esencia es el cambio. Además rasgos constitucionales pueden ser inducidos por el ambiente y
una estabilidad en determinadas conductas puede significar un fracaso en el desarrollo. El
componente biológico en la formación y mantenimiento del temperamento puede concretarse en
cuatro etapas aditivas, de las que s6lo las dos primeras son exclusivamente genéticas:
• Hereditaria

Que es la dotaci6n genética original de los padres.


 Innata

Que alcanza desde la redistribuci6n del genotipo de cada uno de los padres por la segregaci6n de los
cromosomas hasta la formaci6n del huevo que acaba proporcionando un genotipo nuevo y único para
el individuo.
 Congénita

Referida a los cambios posteriores a la concepci6n que tienen lugar hasta el momento del nacimiento.
 Constitucional

Dada por las alteraciones postnatales del organismo que lo modifican biológica o somáticamente de
modo permanente. Aunque unos y otros conceptos se utilizan indistintamente
para señalar las tendencias permanentes del temperamento, conviene tener en cuenta sus diferencias.
Para que un rasgo temperamental sea estable no es necesario que su origen sea genético, así como
evolutivamente no se puede pretender que una característica genuinamente hereditaria o innata se
mantenga estable a lo largo del desarrollo. Ni el mantenimiento de una conducta debe atribuirse a una
causa innata, ni se puede despreciar la posibilidad de un fundamento genético de las conductas que se
modifican durante el desarrollo.

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